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“ee eee ew Coxeccién Mario Sambarino. ENnIque Bernarvo NUNEZ ‘ PEE sek Identidad, tradicién, autenticidad. Tres problemas de América Latina Centro de Lstudior Latinoamesicatios Rérvale Gallegos SEJO NACIONAL DE LA CULTURA TRO DE Estupios LATINOAMERICANOS foROMULO GALLEGOS wy Discfio de Ja portada Micura, Axcuinzones © Cewrxo pe Esruvi0s Latinoam: Rémuro Garncus 3980, Canacas Vennzura Impreso por VYALGRAViCA, SRA. Indice Prélogo Primera parte: El problema de Ja identidad de America Latina I. Identidad ¢ historicidad social II. El fundamento cultural de Jas identidades nacionales y macro-regionales II. Los cories identificacionales miltiples y el fenémeno de) reconocimiento IV.- La identidad por éreas, niveles y procesos de transculturacién V. América Latina como nombre propio y identidad VI. Los gentilicios abstractos, Jas nacionali- dades y Améri¢n “letina” VII. Discusidn de algunos planos en los que se ha planteado e) problema de In idemtidad VIII, Determinaciones finales sobre el tema de Ja identidad Segunda parte: El problema de la tradicién de América Latina © I. “Sobre Ia iden de tradicién 0. 1 y evaluacién de tiempos Mt. ny sistema de tradiciones 38 49 65 80 28 107 47 119 127 136 Iv. ve Vi Tercera parte: HI problema de Ja antentici Tradiciones y desplazamientos en Améri- ca Latina Examen de un tradicionalismo. latino- americano Examen de otras tesis sobre la -tradicién Jatinoamericana = sobreel tems de Determinaciones fin: la tradicién ad de Amc vica Latina qt ne WI IVs VA vi Vu. Conclusién Problemas en torno a Ia idea de autentici- dad y_su relacidn con América Latina Autenticidad, naturaleza y verdad rico y races Avtenticidad, curso hi Autenticidad y muliplicidad de funda mentos Autenticidad y “Nuevo Mundo” Autenticidad y_situacisn Determinaciones finales sobre ¢l tema de Jn outenticidad 149 158 180 204 & 8 223 239 247 269 284 297 312, 319 Prélogo El presente libra tiene su origen en un proyecto de investi- gacién cuyo titulo original era: “Critcrios evaluatives sobre la situacién cultural Jainoamericana”. EP sentido, del proyecto cra deterptinar esas criterias, ¥ pro a wr exanten critico acerca de su vatides, Esos criterias se nanificstan en catego- iidas, expresés 0 bu plicttas, cuye presencia purede detec tarse ex discuryus ¥ progaances politicas, cn planes de desrvutlo, ex intercambion internacianales, en jerarquizaianes de prioridules, eu maddos suciales. que ¥e proponcd como objetivos. En relacién con esos criterias. se. juzga sobre lo gue se deseu que exista,u sobre lv que es prefer rible 0 requerible que: Megue a existir. En la presencia de esos criterios, cuyo-examen pucde permitir enjaiciar una situacién histérico-cultural nacional o regional, se excucutra la diferen cia entre lo que es y lo gue vale, tanto en el sentido sustanti- va de “ser” y “ralor” como en ef sentido verbal de “ser y “valer"; 0 sea, la diferencia entre el “orden ontoldgico” y el “orden axialigiqn”. La vigencia we En Ja existencia concreta de una formacién cultural hay realidades humanas y cxtrahumanas que no son redex nomo- Jégicas,? aungué la relacisn con ellag se haga scpin éstas. Hay actividades bumanas que pertenecen a otro orden de set que el de Jas redes nomoligicas aumgue se encaucen por ellas; se cocinan alimentos, no sc cocinan recetas; en in campconato juegan personas, no jucpan los reglamentos; se practica una danza, pero no! bailan las reglas de Ja danza; se apresa a un delincvente, np se apresa al cédigo penal. Ademds, las activi- dades humani vidades humanas. Se favega cn pleno huracan, y el huracsu no es una actividad humana; se padece una oln de frio, se vuclve muro insalvable Ja‘ montana escarpada, se hace imposible vadear al torrente, no se sabe gué hacer para impedir Ja propagacié de'una epidemia, se hacen procesiones para que Theva, se eventa con las diferencins reales de fuerza, de sexo, de edad. ponen condiciones que no son a ino, vénse Jo que xe dice en ef prilogo de 3A, pronselto ae este tr erta obi 32 Accidentes geogrificos, circunstancias climéticas, determina- ciones biolégicas, no son acciones humanas. En el caso de limites prohibidos, de lugares “tabi”, de animales vedados, se est en presencia de identificaciones que resultan de redes nomolégicas; pero aqucllo a lo que éstas se refieren no es una red nomolégica: cl lugar prohibido se inunda, y no se inunda Ja red que Jo define; el animal sagtado perece, y no perece la red cultural dlel caso. Hay un entornn fisico y biolé- ico con el cual tiene que habérsclas Ja actividad humana que 8 veces puede modificarlo; pero ese entorne no es una red nomolégica. Ademats Jas actividhules hamanas se conereti en objetivas ciones que no pertenecen al modo de s Wgieas, aungue son resuliulo de sus aplicaciones, Productos le actividades encazads son cestos, cerémicas, canoas, bu- ques, ferrocarriles, monopolios, haciendas, Tales. objetivacio- nes abarcan también a objctos que poscen siznificuciin para tun comportamiento calective aungue su uso sea personalizado: un cetro, un emblema, un simbolo, una bandera, un hastén de mando. El objeto es perecedero; su funcivin es persistente, mnicntras subsista In forma cultural que le da sentido, 0 Jo es para el estudioso de esa forma cultural: wna mitra puede ser alizacién exquisita de un oMfebre insustituible, pero en tanto mitra responde_a_un sistema cultural conducente a objetivacio- nes simbilicas, y én este aspecto es sustituible, inchise cuando, por ef material utilizado y por e} talento del artesano, no haya comnparacién posible entre tal objeto y ef que puede sustituizlo. y de Jas redes nomo- Por Ia interconexién y diferen in de redex nomoldgicas distintas se comprende que objetiv semejantes, y gue caen bajo un comin denon posean aleances diferentes, y orienten conductax diferentes: la bandera de un repimiento, Ja de un movimiento ideolbpico, la gue sitve para scfiales marftinoas, Jn que indica quiénes He- 33 garon primero a un lugar dificilmente accesible, Por otra'parte, Ja misma objetivacién puede servir para objetivaciones de orientacién diferenciada en Jos comportamientos a gue puede dar lugar: Ja misma bandera en cuanto identidad definida, o Ja misma bandera en tanto sea Ia misma en su identidad mate- al, puede servir para una copmemorackin, para una demar- cacién de Imites, para cubrir un cuerpo, La bandera es “la misma” como forma definida; hay muchas realizaciones de su definicién y todas son banderas de tal clase: © puede ser la snisna”, pero ys con sepercusiones diferentes, por To cuusl a veces interesa fal, y mo otra dd misian tipo, Hay amu. chas pistolas de tal marea, de tal calihre, pero ne es ma igual sino zal la gue en un peritaje balistico interes para mostrar gue foe usada par ar una vietiina; Ja dificulad que pueda presentar u tificacién de mismidad material no cs igual ala de Ja mismidad tipoligica, y da origen a formas diferentes de preba. 7 puede ser “el mismo” gue otvo en tanto tipo de cultura, y ser “é mismo” cuando se diferencia de todo otto sistem ional con- ultin ia ile bal: cl sistema 10 se proyecta sobre el caso del sistema ph mo tipo— por sv wnidad opera ay pertenceen a un mismo tipo cul “si mismo” —~sea 0 no del mis cereta, Argentina y Usug tural, pero cada une de esos pafses constittye on colective diferente, que opera come totalidad en relacién con Jas. subs anes, Cualy se hable de tipo cultural se usard ef término “fi éoncrecién de un tipo se hablaré de “Jormacién eniural. temas de sen rama”; cutnda se hable de tal repuala de red Horas de las relaciones la existenc Slo pyr humanas’—parentesco, due: divisién del trabajo, jerarquias, festividades, ritualidades— puestas ast vex en'relacién con objetividules fisicas —cun- pos, rfos, montanes, zonas rocos: con objetivaciones realizadas —armas, uensilios, construccio- én, produccidn, “distribucién, s, condiciones climéticas— 34 nes, mercados, templos, caminos; con objetivaciones crefdas en torno a poderes extrahumanos— interpretaciones cosmo- gonicas, deificaciones, comunicacién con realidades de otro orden que el de Ja experiencia comin—, y con objetivaciones que seiakin In diferenciacién con otros grupos humanos —lugar, simbolo, costumbres; institnciones—; sdlo por esa existencia se puede hablar de comunidades humanas organi- zadas y persistentes. Sélo por redes nomoldgicas que permiten — qué especies frente a Jo dado una orientaciGn iaterpretaties animales 6 veretales se han de distinguir y eémo y pera que qué diferencias por edad, por sexo, por actividades 0 por Tens pen jesargufas imsportan, qué depende de bos dioses y qudé « humanos; una orientacién esfinsiird, en tanto se distiv Jo laudable y Jo censurible, lo deseable y to rechazable, bo aconsejable y Jo imprudente, le qne correspond que sea y Jo gue ha de cvitarse gue sea; y nna orientacién sovmativa, en tanto indican cdmo se ha de proceder para lors 10, lo deseable, qué hacer y__cémo hacer part usar lo lopradd fo necesaria, Top sdlo si esa red dec ntiene una continuidad temporal suficiente a pesar de cambios circunstanciales —adguisicién de nuevas téenicas, cambios de fa estructura del poder sacerdotal 0 del poder politico, inten vos instrumentos qu de acciin, como Jo fue el caballo para eb indi sambie vomercial con otras puchlos, nue- 1 las: posibilidades amplian o transform: — silo entonces se puede hablar de una comunidad humana orpanizada dotada de unidad plobal de referencia respecte. desi misma alld de Tas coes nen as, mits y de fas otras comunidades. hua fentales, como Tas que sobrev tencias ace de néul cualgutier relate dev de un puchlo, se encontrarin todos esos aspects, 1 un grape nos, Si se toma cuakquicr descripedsn antropol eros que informen del modo de vida cada mo. mento de Jos mismos, —cdmo se pesca, emo y qué se cultiva, gné y cémose consiruye, yué armas se fabsican y cémo y con 35 qué materiales— representa un sinnimeto de relaciones inter- pretativo-estimativo-normativas. Las sociedades actuales son cn todos estos aspectos idénticas a Jas mas antiguas, aunque se diferencian cuantitativamente de cllas, y aunque acentéan de una manera JJamativa el lugar de aquellas redes tendiemtes a operar sobre Jo existente; que tal es el sentido del desarrollo de Ja tecnologia y de Jn planificacién racional en gran escala. Supdngase una moncda; tiene sa identicad, es un objeto de cgulaciones culturales, tales caructeristicas. U's un producto de + lid material de le pero ticne, en tanto objeto inerte, ky ident sta identidad se mantione aun. fisicamente igual a si mismo, 1 que sufta modificaciones por ciscunstancias fisicas 0 humeaas ha estado expnesta a Ia accidn de wdornn, Tso cam que ke han deteriors fcidos, ha sido perforada para usarla como hios son detectables sin perjudicar su identidad, aumque seiia- Jen cambios de valor © cambios de uso: i moneda qne sirve _ a que vale en reba relaciones comunes de compravent para, cin con una coleccién numismética, Supsnyase ahora Ia presencia de dos monedas; cada wna se define seein su siste- ma de origen, que determina su hygar histérico y sv ugar en el mercado, Is posible identificarlas como de acuiaciéin feni- sn de pertenenci cia, romana, espaiiala; esa misma ident uum sistema permite determinar si segyin este tenian ef misine 10, 0 si poscian valores distintos. Estos. valores valor econdmi no tienen ef mismo monte para tm coleccionista actual, porgue air nis hoy por six aia Ta de menos valor entoness puede intere , seqiin ef sistema apreciative de un interesado, Sien- en estilo y valor en ait tiempo, pueden valer die: yor rarer: do idéntica peria coy encontrar una moneda fenicia cn exeayaciones: un valor ciens texto histdriec arqueolipicas en Amdt tifico que no tice precio ccondmico, salyo relaciones. pura mente convencionales de interés. Decir que dos monedas son idénticas le dat a exe ejemph fie que respon: 36 den a la misma definicién legal dentro de su sistema de origen, © denixo del sistema de interés en razn del cual son abora comparadas, También puede querer decir que su identidad en tanto objetivacién no es discernible de Ia igual identidad de Ia otza, de modo que no sdlo son intercambiables, sino que son sustituibles la de una por Ja otra sin que pueda apreciatse Ja diferencia. Sin embargo, puede intcrferir otro sistema histéri- co, que introduce un valor de afeecién: el viejo doblén espaiiol conservado de peneracién cn peneracién cn la familia pucde ilar on bay ser road @ perdido, y puede adquirirse ane s casas especializadas; sin embargo, oh ahqutrida, ange iden tice, 20 “el misma” SupSngase ahora una momia, que lo sca come producto cultural y no como resultado te process naturales de momifi- terial que In bce esta y no cacién. ‘iene sw identidad 1 aquélla; de esa identidad podemos extract datos sobre edad, sexo, taza, enfermedades, rgimen alimenticio, tipo de cnliara y tiempo ‘al gue pertenecis Ja persona eyo enerpo ha side momificado; y todos estos datos pueden ser cientificamente importantes. Sin embargo, a menox de saber otros «datos. por ida sabemos de la persona ctiyo era el cuer- tanto otras referencia sa i que esa persona nos sea conacida ¢ po. Puede act identidad histérica, pero sin «que sepamos que es su cuerpo cl que ahora conocemos momificado; se tata de dos identidades, v enya relcidn no ‘pademos establecer, Por otra parte, no I relacidin de continaickd entre una persona y sas estos, en canto al orden de sealidad al que pertenceen. HD sistema cul- 31 identidad por comtinuidad y tural vigente puede valorar e ocurre ast emando se vencran restos de seres qnetides; pero sa continnidad puede interesar en tanto selacién a identificar :s, por ejemplo n los efectos de I sepsin otros sistemas parcial investipacién de un crimen Ein los casos vistos se trata de idemifies den de sistemas culiurales o de seetores de jones que depen- X8 mismos, 37 tendientes a reconocer una identidad que interesa a los efectos del mismo sistema o de sus subsistemas, La identidad de una entidad, de una entificacién, de una unidad coyuntural de seferencia, ticne lugar en un sistema cultural, se trate 0 no de realidades que poscen capacidad de autogestin a través de sus miembros; pero para el caso de identificaciones de tipo global © totalizador se presentan posibilidades variadas que requieren ym nuevo paso. UI. Los cortes identificacionales: nniltiples y el fendmeno del reeonocintienta La identidad de una cultura no es lo mismo que la identidad de sociedades; éta no es Jo mismo. que Ia identidad de una nacionalidad; y ésta no es igual a ta identidad de un Estado. Un Estado puede comprender a més de una nacionalidad, en tanto esta nocién, aunque en cl mundo aétual sea principal. mente juridica, es mas bien politico-culiural. La nacionalidad polaca no desaparecié cada vex que desaparccié cl polaco, y Suiza comprende cantones diferentes; en el primer caso habia ima nacionalidad, aun en tiempos en que ne hitbia Estado; en el segundo, por el Estado se define una nacionalidad cntre uniddades diferenciadas, con tma amplia base histériea y cultural comin. Un Estado puede coniprender alentro de su nacionalidad a sociedades diferentes, lo que muchas veces ha ocurride on tos grandes Imperios, y puede ocurrir en Estados de menor mapnisnd, Un Estado y una sociedad pueden com, prender a nuis de una form evliusal; Bolivia sirve de ejemplo. Una forma cultural puede comprender a varios Fstados y ex asf cuando se habla de “la cultura europea”; tuna sociedad puede comprender n més de un Estado, a fo menos usando In sdad en sentido tipolépico (sociedad capitalista, idea de soc 38 sociedad socialista), sin perjvicio de los nexos internacionales dentro de una misma tipologia (Jas compaiifas transnacionales, por ejemplo). Se da cl caso de culturas basta cierto punto autnomas © perfectamente diferenciables dentro de una so- ciedad y dentro de un Estado; tal es el caso de Surinam. Las nociones de “cultura”, “soci in”, “Estado”, son crios diferentes para efectuar cortes clasificatorios en las rclaciones humanas, y por Io mismo representan criterios dife- rentes para establecer identidades. Mulitud de relaciones posibles. de composibilidd o de compatibilidad, son imagina- Iles entre estos términes. Cuonde se habla del “mundo drabe” rendidos cultaras diferentes, socicdades difer quedlan comy n des diferentes, Fstados diferentes. En lo “nes: tro": ade qué se bab “America Latina”? ho seré multivoca esa expresién?; ¢a qué tipo de identidad 6 de unidad referencial nos scmitimos, si cs que hay alguna?s eho se entrceruzan sistemas posibles de referencias, que en sv entrecrivamienta delimitan un nticlea que permita una unidad de referencia global, y no sélo sepiin criterios de refe- rencias posibles parciales, juridicos, éinicos, histéricos? ¢Cémo hay que entender ese “nuestro”? Pues si no hay en sentido cottie unidad histériea, ni politica, ni. social, ni peoprifica, jaral, epodria haber dual un comin denominador? tes, nacionalic cuando se habla dk ni ca Una sociedsil puede one ser una unidad politica; es muy diferente hablar de ln sociedad Tntinoamericanay de Ia socie- dad angleamericana, Sea o no una unidad politica, wna sociedad: puede inch Jos comanches, a Jos makiritares, 0 comprender regiones con co, Intifundios rurales y_ costa moderna o prados diversos de desarrollo, t@enicas aprarias primitivas y a pocos: kilémetros, tractores; © instituciones © costumbres locales no fusionadas: culo a Marfa Lionza © Iglesias cristinnas, amuletos y supers: joncs junto con un sistema educacional racionalista, a sociedades diferentes: a into nivel histéri- 39 Por todo esto tiene sentido no separar a veces Jos términos de sociedad y cultura y hablar de sistema sociocultural; el medio urbano y cl rural son social y culturalmente diferentes, pero ambos son partes de un sistema sociocultural de relacio- nes vnificantes, aunque sus diferencias se traduzean en hechos muy concretos del sistema total: es sabido que Jas éstadisticas sobre orientacién politica de Jos votantes, en un ségimen de elecciones, muestran diferencias considershles y_gencralizadas campesinas y las citidinas, por lo menos donde entre Tas zon cl campo no esis altamemte teenifiende y no poza de un clevade nivel cducucion:l Se puede prepuntar por Tas relaciones entre sociedad y nacién, Toda nacidn, aunque hava surgide por cortes det minados por relaciones de poder, es expresién de una cultura © de nn complexo de culturas interconcetadas. La idea misma de “naciéin”, os un producto cultural, como to es fa relacién entre “nacisn” y “Estado”. Asi como una nacidn puede com- prender culturas y- subculturas diferentes, también puede comprender diversos agrupamicntos humanos que merezcan ser considerados sociedades diferentes. Sin peculiaridades Jocales socioculturales no parece posible pensar en wna nacivin, por cuanto el corte que ésta establece en sistemas de relaciones nomoldgicas ha de servir para establecer diferencias con otras. naciones y por Jo tanto con otras onalidades, Hay cortes producidos por In realidad juridiea dean Esta do macional; hay aymatay bolivianes y- peruanos, peajiros venevalanos y colombianos, Lat idea de nacién introduce cortes que pueden ser de tal indole que oblipaten a reformukar yn sistema, ya que te queda limitalo aun Smbito, y sus lini tes pueden reobrar sobre el contenido, pero ed corte no impide que tina nacién forme parte de tn avea cultural real mas vasta Hay contenidos de sistemas culturiles que aunque ada ables considerables en sus orfgenes histéricos, st herencia an var 40 cultural, sus costumbres, su sistema social, sus instituciones, sus técnicas y modos de produccién, su tipo de organizacién jusidico-politica, sus reacciones estimativas primarias, sus sentimientos, sus ideas y sus crvencias, pueden sin embargo manifesta vn conjunto suficientemente extenso de coinciden- cias bisicas para admitir una clasificacién similar, en una sis- temética de formaciones culturales. Raddiffe Brown pensaba que un antropdlogo, aunque se hubiesen perdido datos fun- damentales para un historiador y para la continuidad de una unos minimos conciencia nacional existente, podi con aly nasyos considerar a Ii Inghitcne medieval ya hy Inglaterra de comienzos del-sighy veinte come faces hisniriess de ona sociedad. Aguf se tienen en cneata tina scrie de esineidencins smo, monarquia, sistema de parentesco, continuadas: monot jerarquizacién social, pero esto es i ciales, de color local, de historias coneretas que se enlazan en cl tiempo, pnes de otro mado se podrfa Hegar a Ja idea de que Inglates nacivn. v decreto, por ley, por desaparicidn del Estado; una nacionali- dad, en sentido sociocultural, no se pierde por esas cirenns- tancias, puesto que s¢ Heva consiga, intermalizadanente, No es Jo mismo Ja Tealtad a ke macién que Ia Vealtad al Pstado; si en 1789 se sabia distingnir, en un punto nodal de fs histo entre Jos significados de exclamar “Viva el Rey” y “Viva Ta Nacién”, lo mismo corresponde decir hoy respecte del jucro dos © Ta Teatiad a Ja He de datos. espe pat y Espafia son una mising 4 nacionalidad en sentide jusidien pede perderse por de Hineas que determinan La Tealtad al Esta Nacidn. $i, entonces, hay un doble concepto, eultinal eb ano y juridico ol otro, de “nacionalidad”, © un doble camino 0, se complica el problema de mericana. @Se trata de una Ind entre Fstados, para determinar su sipnifi una supuesta identidad Jatinoa identidad cultural?; gse trata de una identi fireas culturales, niveles histéricos, potenc sociables? La palabra “pats” tiene el doble sentido de nacio idles, repimenes 4t nalidad y de estaticidad; “nuestros paises”, ¢tiene por réfeten- te a “nuestras nacionalidades” 0 a “nuestros Estados”? .Esa expresién, que puede compararse con el uso de “nuestra Aimé- rica”, se xefiere, por el pronombre, a alguna forma de un “nos- otros”; pero gcémo determinarlo? Si nos referimos al nos- otros caemos en un circulo: “nuestros paises” se determinan en relacién a un “nosotros”, pero el “nosotros” se determina cn relacién con “nuesires paises”. Y esto dejando de lado Jas referencias més o menos coyunturales que pucde adoptar el *, septin ef contexte, puede nosotros": “nuestros paises nificar “Tas naciones que son superdesarnullachis” nes que integran Ja OPEP”, “Jas naciones que integran Ja OEA”, “Jos paises del Tercer Mundo”. Todo sistema global crea y supone un si-mismo colectivo. El corte identificacional puede por esa rain hacer manifiesta una separacién cn lo idéntico: dos pafses pucden adoptar el mismo Cédigo Civil, tal como ocurtié en forma aproximada con Ja difusién del Cédipo de Napoledn, pero se tratard de dos Cédigos distintos, que seguirén una suerte distinta; porque pertenecen a sociedades distintas. Estas originan sistemas dif rentes, por més que se trata de sociedades semejantes en cuanto a sv tipo. Un sistema nomolipico global se identifica a si mismo por su propio sistema de interconexiones, gue lo delimitan espacio: temporalmente. A los efectos de su identidadl no hay necesidad de que Jos subsistemas que Jo intepran sean originatios, ane réctonos, 0 Tocales; y a Jos efectos de su especificidad, basta con que se distinga de otros sistesn ntes por un corte, como el represemtirlo por Ja existencia de mntoridades politi diferentes, EI sistema se prolonga mis alld de sf en tanto supo- ne relaciones con otros sistemas nomokigicas con Jos cuales esté, ha estado, o sc espera estar en rclnciones. concretas sometidas a repulaciones interpretativo-cstimative-normat seni 42 vas; se sabe por tribus alejadas que en la costa Hegaron hom- bres blancos, se espera que tarde o temprano se tendré que resolver qué hacer respecto de ellos, segiin se interprete si son dioscs 0 forajidos, sepiin sc estime si viencn para bien © para mal, y se decida qué normas de cortesia o de violencia ¢s preciso adoptar ante el caso. Y Jos que Megan elaboran a su vez sus normas a partir de lo que cn ellos es ya sistema vipente Por cl sistema cultural se ¢stablecen formas. de accidn, deicrmina cémo defender Jas propias ciudades @ los propios enclaves: habitacionales © Jas propias fnentes: de subsistencias gné hacer con Jos prisoners que pucdan tomate, con las construcciones que Jos extraios hayan realizade y con las naves que Jos han trvido; sobre las ob- jetivaciones: maicriales de Jos otros, como sus eruces. y- sus decir, se toman decisiones templos, tal como estos otros picnsan qué se ha de hacer con las objetivaciones materiales de los indigenas, sus. productos desconocidas, sus alos y sus pitsinides. J culturas cs asi el encuentro de dos sistemas: interpretative: estimativo-normativos, 0 6 némoliens con el entomo existente y ol aporte de sus objetivaciones respect vas, en un Ambito espaciogemporal determinado. EI resul- sistema, © por encuentra de dos de dos. sistem: tado. se mide por lis: modific para regular sus rclaciones mutuas. mes en ¢: sistema que ve-¢r Jan identidad de cada sistema global en cl sentido de una idad operacional sc manifiesta cn relacidn con un micleo Injear a acciones que. se ach iy antoridad, ne persistente, que « can por su fundamento y de él e sin perjnicia de eventuales reheldias que de cualquier moda remiten al nvcleo del caso, Este smicleo es también objeto posible de acciones © reacciones fundamentadns en un niicleo operacional extrafio, que tiene objetives determinados proyec- tnclos hacia una situacién frnura; el dominio polftice, econdm 43 co, religioso. Puede ser centro aglutinante de operaciones posibles activas o pasivas un grupo deportivo, un grupo delin- cuente, un grupo guerrillero, un grupo ideolégico, un Estado, una regién dividida cnise Estados pero gue posee un margen importante de elementos geo-culturales unitarios y caracte- ristico (Ja Guajira), 0 de unidades histérico-politicas con marcadas diferencias internas (Surinam). Lo que abora im- porta ¢s el problema de Ja conciencia totalizadora a los efectos yanesas, por visiones yu de fa accién global, 1a como las subd rataas, Jenguas y costymbres, no impiden guy sean todas guays nesas; y cantones idiomsticamente diferentes, cual es cb casey de los cantones suizos, integren seculirmente y sin mayores problemas una solv nacionalidad, con plena autoconciencia A os efectos de esa toralizacién operacions! importa sefialar gue se saben y reconocen participes quienes estén vitalmente incorpotados a sus redes nomolgicas fundamentales, y ala conciencia de esa participacién contribuye todo el sistema, por Ja educacién, Jas festividades y los actos comunitarios, los sim- holos y Jos emblemas, por Jo que se dice © por Jo que se hace por Ia totalidad 0 en su nombre. De ésia sdlo es parte cl orde- namicnto juridico, que pucde qucbrantarse sin afectar la identificacién bésica, por cuanto ésia_ no es meramente juridi- ca: Jos golpes de Estado que han padccide los pueblos de Latinoamérica no han afectado sustancialmente su identidad, aungue su frecuencia, su prolonpacién o st gravedad, pneden servir para caracterizar tendencias, constantes, accidentes, 0 Gricas de wna identidad, HI sistema identifieador de. Jos nuestros” y a “los ottos”” en un sentido global, J de subsistemas interconcetados, y ex parcialmente modificable segiin cl curso de lo histérico. E] sistema nomoldgico es pues un sistema de recog! y esto tanto en cl sentido de permitir el auto-reconocimiente de un grupo como totalidad operacional, como cl hetero-rec jones 44 nocimiento que permite actvar en relacién con él y aun en contra suya. Esto se aplica ya en cl caso de Ja simple nocién de “grupo”, en sus mis sencillos niveles; pero es fundamental para definir toda identidad colectiva que sea el nicleo de un universo cultural concreto, es decir de una formacién cultural, y se prolonga por Jo tanto en colectividades de méxima ampli- tud que participan de sistemas suficientemente pessistentes y consistentes como para permitir una identidad que vaya més all de una coyuntura, o de alianzas € institucionalizaciones ocasionales entre diversas identidudes Vis posiMe que: subsistemas, come conseeneneia de contac: pen sin tos culturales a de kt evoluci’in cultural, se tramforu afectar In identidad colectiva totalizadara y operacional que permite al conjunto reconacerse, ser reconocide, ¥ ser sujet mbios pueden ser pro: u objeto de acciones globales, Jos « fondos: la introducciéin del caballo por los espanoles componts una transformacin importantisima en distintas colcctividades de indigenas ewadores en las Hanuras, por los cambios en sus iGenicas de caza, sus posibilidades de sustento, sus posibilid: des guerreras, sus ténicas de transporic; y todo esto desde Tas planicies norteamericanas hasta los indigenas sureios. De némada caminante ¢} indigena se convicrte en jinete. A sn ver, n Ja revolucién jones. humana, en fas. qu os pueblos curopeos que alcan: stema de rel sxperimentan cambios en st idos de ecrisisen sus instituciones politi entir ef reckimn de‘sectores antes excludes. 1 nin: se hace nino de los casos hay cambio de identidad porque fo subsis- tente en el sistema ex suficientemente considerable y mantiene ante continuidad histérien como para absorber los nuevos subsistemas que en él se interran, Por su parte Jos espafioles conguistadores experimentaron cambios importantes: incor: on a su dicta plétanos, papas, casabe, mafz, eaca, infini- mevos fratos; aprendicron a trata eon gentes con de vida y con otra concepcién del mando, a Jas sufi ‘ Vi 5 gue quisieron imponer Jas suyas, sin ser inmunes a supersti- ciones y creencias locales; organizaron en otra forma su vida familiar, que en algunos casos entronca con Ia indfgena; y mil cambios més. Sin embargo no perdieron su identidad por un tiempo, hasta gue se gestaron identidades nuevas. O sea que la idemtidad de Jos pafses que surgen de la conquista no debe buscarse cn mestizajes biolégicos, © en Jos culturales que en muchos Iados son muy limitados por el exterminio de Ta poblacién indigena, fa escasez de aporte negra 0 los alaviow © sustantiva nes inmigratorios, sine en ty continuidad mech y Jos préstamos cult : desist as nomoligicos. Las merch pects, pero no transimiven identidade: silo podremos hablar de cntificaciones © identidades nuevas candy el cambio es tal que enpendra un sistema nuevo en cl cual adguieren otro semido clementos anteriores, que ahora s¢ integran en sedes interpretativo-estimativo-normativas dife- rentes y adguieren posibilidades creadoras diferentes. De otro modo, slo hay incorporacién de clementos ajenos, sin cambio de identidad. A nadic se Je ocurre pensar que Europa es me: tiza cultural por haber adaptado a su diets productos oriundos de Amé por haberse capitalizado por Ja explotacién de América: ni que los ingleses scan mestizos porque toman é oriental a Jas cinco de Ja tarde. En Jos procesos de cntifieaciones y de identificaciones his tirieas. colecti lor totalizador o penérico, tiene un Iaygar el fendmena del reconocimiento, propio o ajeno. Se usar emblemas o alguna clase de simbolos, a tal efectos pero do perienceiente a un prapo puede bastar utr de vestir, rales cambian as de para la mir pesto, una formula de cortesfa, una palabra, ta forn Ja forma de aciuar. No todo el que pertencce a un prapo se” ientifiea con el, en el sentido de que se reconoce en él, con alegtia 0 con dolor; pero se sabe coincidente con el grmpo como caricter © come unidad operacional, estatutaria 0 no, Quien habla de “mis desdichados prejuicios de clase media” 46 se tefiete a una forma de auto-reconocimiento, tanto como el gue se sabe participante en unidades de accién, acordes con tuna nacionalidad definida ‘o con una estructura estatal 0 50- cial. No han de ocuparnos Jas identidades recognoscitivas subordinadas, sino Jas atinentes a las unidades totalizadoras globales que constituyen una Nacisn, una Sociedad, un Esta- do, vn sistema xcgional, al margen de los problemas que se plantean a propésito de Jas rclaciones entre estos términos Tisas unidades cn dos modos: uno es la referencia que se have 3 gue a Ta yen son anificaciones se desdablan Jos tcrminos gue Jas mencionan 0 a sus modalidades Go cspresaise ya tar; otra, fa que se traduce en Ja intevnalizacion per que compromete en-un sentido plobal. Una cosa es institucionalizadamente, aunque no se este de acuerdo en ba con yen una gucre coyantora, como quien acepta partici: Ja que discrepa pero en Ii que esti comprometida si y otza, Ia de quien dice que absa asi porque asi es el modo de ser de su nacionalidad 0 regionalidad, aunque no ocalte, tal vez, su valoracién negativa de Jo gue “lleva dentro des Quien dice: “Soy demasiado brasilefio para na gustar de la que Jamas “intemabizacion 0 modalidades de identi- rape puede no ye nacional samba”, opera sepin fo que habri gentilicia”. Mas tambi¢n hay forma ficacién, en Tas que eb mi reconocerse, pero ata cual tanto cl come ef gs von gecesitados de padecer, y gue es ba identifie cs vista por pe del bro partic © regional sn determina otros puchlos, otras cult ciones genéricas y estercotips vex ninguino de Jos que pacden Jamarse latinoamericanos esti Jispuesto a reconocerse, avngne a veers pie que hay comtenidos histéricos pasados 0 actuales de verdad parcial en Io que se dice, Esto es comin a enalquiey siti por los,otros. Amériea 1. 8, Ol us reyiones, seprin considera ales no todos, 0 tal las on Tas eu dn politicn- jones ests Unidos cohtural de una regién, coincida © no con delimita esa mirada njena recac también sobre Estados 47 de América, sobre Europa o sobre India; y es un fenémeno ésico en Ja tan difundida contraposicién, basada tanto sobre caracteres reales como equivocados, entre Ja América latina y Ja América sajona: ¢ incluso entre América como Nuevo Mundo y Europa como Viejo Mundo. En esto se repite pero amplificadamente y axiosignadamente el fenémeno del seconocimiento, tan clésicamente seBalado por Hegel, pero al cval éste no Te dio toda su amplitud, y no vio Ja dimensisn estimativa que ¢s so supuesto condicionan- tcf El fenémens se multiplica por evanie cn eb mundo actual sitive identi jeaclor se produce un cntrecrumamiento, seen y estimacional, entre Estados, puchlos y culiaras, Cada une identifica a Jos ous s ke uno picnse del otro y piensa de sf, y seziin lo qne cree que el otro piensa de sf y de al entrar con of en relacién, sin Jo que ea Ja manera en Ja que Jo exjuic jones ¢ identificaciones por Jos. objetivos concretos de Ja accién de Jos otros, Conforine a Jo antes expre- sado, restrinjimos esta férmula a “los otros Estados”, “Jas otras naciones", “Jas otras culturas”; Jo que no es diferente, aun en un dominio cultural, o en una repién cultural, de “qnellos puchlos gue nos proporcionan materias primas”; 0 “los gue nos imitan”; @ “que quieren epar a ser como nos: otros”; aunque este haber Jepado a ser se deba a lo que se extrajo de América i May entific y de otras También aqui hay entrecruzamiento de sistemas repulado- res. Empresas particulares pueden orientarse sepdn_precisas objetivos por To que se pucde hacer en América Latina segin s primas, cl sistema politico imperante, ef grado de desarrollo parcial, el nivel de capacidad de Ja mane de obra calificada y ef costo de Ia mano de obra simple: seein pues el tipo de trabajo que Ja empresa econdmica en cuestion sus mate olggiens, Op. cit., (B), WV, A. También Hegel ontalogiza selaciones 48 necesite. Hay pafses extrafios a Ia repién que pueden fijarse objetivos de relaciones politicas en un cauce determinado y gue identifican a Ja regién cultural, 0 a sus sectores, segiin sus posibilidades de accién interna, de integracién en alianzas, de penetracién de sus sistemas de ideas y creencias; esas posibili- dades de accién externa evaléan las posibilidades de respoes- tas internas, y éstas responden a aquéllas. En el mundo actual no es pensable que Estados, naciones, éreas culturales, regio- nes cultuales, pueden ser y valer Jo gue son, y ser y valer como To ensueian o reqnicren, sin considerar Jo ajeno que se hace © puede hacerse presente mmientos scfialados coinciden con fa determi: las entrecrus nacidn de dreas culturales, con un nivel histérico yencralizado, mente determinable de definidos procesos de transculturacidn, con tuna sitstaciénr peneral on el -2, cuando el tema de Ja identidad se plintea en relacién con Latina? Es una pregunta que corresponde examinar, con un dmbito aprosimad situ América * IV. La fdentidad por reas, niveles y procesos de transculturacién Se entiende antropoléy: inca cult zcoprificn en Ta gue se encuentran raspos y comple) ales comunes en un grado que permite establecer tna identidad clasificatoria, EL tratamiento de esa identidad comprende tanto a lo gue tal vez tenpa conesiones estracturales y también a Jo contingente y a lo Jocal, Esto tiltime importa para Ja identidad de una aprupacién humana concreta y sw capacidad operativa global activa y pasiva: en el drea cultural amaz6ni- ca hay tribus diferentes, suficientemente semejantes en alge nos aspectos para que se pueda hablar de'un tipo cultural co- main; pero el tipo no opera ni se opera contra él, pues Jo sca mente por 49 cs In existencia de tales y cuales comunidades de tipo similar pero diferentes en su identidad, decisiva para In delimitacién de sus campos territoriales de accién. ; : La identidad clasificatoria puede comprender a més de una identidad cultural operante, aunque no se trate de formacio- nes de tipo similar, si es un arca geogrifica de constantes y segulares formas de interconexién cultural, de suerte que pueden determinarse coordenadas de coexistencia 0 de com: plementaricdad. Pero también puede existir identidad dasifi- que pyneda hablarse de area eulrural, no silo por ks repeticitin del mismo tipo en Tugares distintos, sino cuando catoria sir existié en un tiempo unidad en un area pero ess unidad se perdido 9 se ha diversificado, Puede formularse la pregunta por si la nociin de area idad 0 ¢s de valor mera- Isa oposicisn: cultural designa alguna forma de rea mente clas . La altcrnativa parece una cs clasificatoria para organizar un material de_musco, para transmisiin de conocimientos, para comparar estratos cult: de su Iejania, como ficatori rales que presentan semejanzas a pe: Jos caracteres del neolitico en América y en una realidad si se estd en presencia de wna identifieahle for- ma de vida que produce efectos histéricos reales, ave pueden traduci © en ef exterminio de culumas vecinas 0 en Ja ineay cidad dle + snropa; se vefiere este senunde sentido existe una unidad al real concretada en uno © on vatios ayrupamientos humanos, por ef cual un sistema cultural puede expa rest , modifiearse, extinguitse. La cidn importa pata la pregunta sobre América Latina, pues en tin caso se tratarfa de una unidad clasifieatoria, y en el otro de una unidad operacional, ae irse, distin. ngirse, desarvodlars © pasiva. Es posible poner en relacién Ja idea de area cultural con difusidn cultural, Esta shtinm se gests con Ia tesis de ln exi tencia de centres de ereacion cultural, cuya difusicn especial 50 explicaria Ja presencia de rasgos y complejos culturales en otros lugares y en tiempos posteriores, permitiendo medir una edad cultural segin Ja amplitud y lejania de su adopcién. Esta hipétesis estuvo ligada al difusionismo cultural, en Ja versién del mismo dada por Jos tedricos de Ia escuela histérico-cul- tural, que tendia a explicar Ja totalidad © al menos la mayor parte de Jos aspectos valiosos de distintas formaciones culturales a partir de uno 0 de unos pocos focos de cultura creadora, de Jos cwales otros pucblos scrfan adaptadores ¢ imi adores, No es dh ya juvgpadas en Ja Antropoloy fendineno inncpable de fa difusidn colriral, consecucneia ines esas tosis, cn buena medida rar de aiser 1 ach pero puede seinlarse el vitable del comacte enlivral, Jo que ecnrre desde que existide comunidades humanas. Ls América una difu Toda Srea cultural es de cars tacién del acontec spamientes humanos sep minaciones espaciales. ytemporales axiosignadas. América Latina no tiene en foco comin de cr . No tiene rasgos calturales idénticos en sus paises, asf se consideren ns ones culturales. Ni éinica ni histériea mente: ofrece uniformidad, Que se puedan sefialar procesos paralclos en algunos casos —Ja etapa colonial, Ia independ ycel caudillismo, la inestabilidad polities, In a, e1 romanticisma, ef modernismo, el posit vismo, la reaccidn antipositivista, la dependencia cconémica, el crecimiento sepulado por Ja demands extranjera, Ia depen- dencia tecnolégica, ob pusto por las Jetras, eb poco gusto por ciencias, Ja poca voeacién colectiva por Tas tenieas y la nas, Ja desadapstacidn al mundo discusién imporia por si ada wn drca geogrsfica sometida a Latina es consides jin coltural aproximademente semejante. ler histérieo: es una delimi- de ay deter. cidn cuter ciones juridicas 0 n: posibilitacién de Tas mis contemporineo y sus exigencias competitives «nivel interna cional— representa un conjunto bastante mie de nalogfas que sin embargo no se traducen en rasgos y comple] mpresiona 51 culturales comunes en grado tal que sea posible hablar de érea cultural. Ya se verd Ia importancia de esas analogias; pero no son las necesarias para hablar de un érea cultural, a lo menos en sentido estricto, sin olvidar constantes situaciones de ex- cepcién. Junto a esas semejanzas considerablemente difundidas hay diferencias insalvables para poder hablar de érea cultural: hay extrema diversidad étnica que habla de antecedentes cul- turales muy diversos (pafses de mayarfa blanca, Uruguay 90%, Argentina 89¢i; con mayoria indipena, Guatemala 67%; con stiza, Nicaragua 7605, Vencarcls 68%, Chile 660%, con mayorfa neproide, Naif 100%, Rep. Der con poblacién parejamente repartida, Bra: cos, 20% de mestizas, 3% de indios, 37% en el tipo de produccidn, en 88, en mayorfa 1 México 61% minicana SIC sil 39% de bh 7 hay diferen en el desarrollo de fas eases med el nivel cducacional, en Ja capacitacién tecnolégica, cn) ingreso per capita, en recursos naturales, en tradicién cult. ral. Las diferencias son tales como para que no exista unidad estilfstica alguna. Por Jo demis, el dren geopréficn de lo qu hoy se Hama América Latina ofrecta éreas culturales. profun- dameme diferenciadas antes de la conquista. De todo esto se extrae esta otra conclusién: por sus diferencias, América Lat na no pucde ser un rea jgualmente sensible a formas de dif sidn cultural, In gue se encuentra con medias extremadamente de negroide Ta estructura soc diversos: Ehnan R. Service distingue tres reas fondamentales: a) América indigena, en las tierras altas de Bolivia, Pert, México, Guatemala, dande hay poblaciones con claros saspos cultura. les indinenas; b) América mestiza, gue comprende a 1 Brasil interior, Argentina occidental, Chile central, Atnérica Central, Colombia y Venezuela; ¢) Améries que comprende a Uragnay, la mayor parte de Argentina, y europea, TWéave ef cundro adjunto, 52 Pais Blancos Mestizos Indios Negroides Argentina : 89 9 2 ~ Bolivia 12 31 37 _ Brasil 39 20 3 37 Chile 25 66 9 = Colombia 20 59 12 9 Costa Rica 48 47 2 3 Cuba 30 20 49 Feuador 7 32 3 1 Salvador s 52 - Guatemala 3 30 o7 _ Maiti = = = 100 Honduras 10 50 40 _ México 9 6 29 1 Nicaragua 10 76 14 - Panam 8 50 10 31 Paraguay 5 30 65 _ Pert 13 37 49 _ Repi 5 4 _ 81 Uruguay 90 8 _ 2 Venezu» 12 68 10 10 FUENTE: Racial Composition of Latin Anrerican Nations (University of Texas at Austin, Population Research Center, Mimeor graph, 1968) *Apud, Guillermo Morn, Egninoccio, 1975, ps. IB]. Historia contemporinea de Amfrica Latina, 2 Chile meridional, donde la ocupacién de Jos blancos se acom- pafia del exterminio de los indigenas? Una clasificacién bastan- te semejante surge de Darcy Ribeiro, y su distincién entre pucblos testimonio (México), pucblos nuevos (mestizos), y pucblos trasplantados (Uruguay y Argentina, aunque comen- zaron como pucblos nuevos); el mismo Ribeiro agrega Ia categoria de pueblos emergentes, que se aplicaria a Africa y Asia. Fsto se refiere mis bien a tipos culturales; pero en into a areas culturales, algunos distingucn no menos de siete: cu Lay distancias, Jos obsticulos fisicws, as © cas, hs compasiciones Ginieasy Ja historia han creado, pues, pankuinamente, reas colturates. Con may larga perspectiva pueden separarse zonas, que de norte a sur setfans 2, México Centro Amiricas 2, EY Caribe 0 Jos Antillas, y 3, Sudamérica Reuniendo las dos primeras, tendremos once pafses Jatinoameri- canas en Norte y Centroaméries, y diez al sur de Panam’, en Sudamérica, Si acercamos y afinamos un paco més la perspectiva, de manera de atender ms a las afinidades o unidades culturales que a las condiciones geogriicas, 1a divisin resulta Ja siguiente: 1, México; 2, Centroamérica; 3, Las Antillas; 4, Colombis' y Ve- nezucla; 5, los pafses andines 0 de ascendencia cultural incaica Beuador, Peri y Bolivia; 6, Brasil y 7, el conc sur: Arpenti Unirway, Chile y Paraguay. Y¥ si prestamos atencién a Jos ele mentos tinicos dominantes, amanda extensivamente mestizos Jos pueblos en que se ha mezclado Ta sangre indfgena o nepra y criollas a Jos descendientes de enropcos, los mnestizos serfan México, Centroamyriea, Jas Antillas, Jos: patses os ings Venertela, on parte Colombia, y Paraguay. Brasil, andi ypean Relations. in. Colonial Latin América’; American Anthropalogit, Y9S5, pp. AV1-A25, George Murdork distinne vo eniatro sheas, cultutales indigenas en ‘los indigenas sudame; ‘Arméiean VSonthwesters Journal of Anthropology, 7, PP, 415-436, iOVénse: Let Américas y la Civilizaribn, Buenos Aires, Centro Editor fina, 1972, Del mismo autor, EL proceso ciilizatorio, Garaene, Universidad, Centgh de Venezuela, 1974: Fl dilema de: Ame rica Laiina, cos Aires, Siglo XX1, 1974; Fronteras indigenas de Ta civilicacidn, México, Siglo NX1, 1975. 54 mestizo y mulato Iusoindigenaafricano, queda aparte. Y los criollos serian Argentina, Uruguay, Chile y, parcialmente, Co- Jombia.11 Es {4cil pensar cn subdivisiones de importancia considera- ble. Con esto se vuelve imposible Ja hipétesis de un “cthos” comtin en Ja macro-frea, sin perjuicio de algunas semejanzas, que quedan reducidas cuando se toman en cuenta Jas diferen- cias en Ia estructura social, y en particular el diferente grado de desarrollo de Jas clases medias.” identidad de una resin coracte 2Viene América Latina nivel histérion semejanie? Te chwiticaciém sdht_ por ordenacisn de Jos aniveles histéricos es tema que compete a woss en este: (ral jo sdlo pueden one ones en relacién con cl Jos histoviadores: y antropsl ser pertinentes algunas consideraci tema de In identidad colectiva macro-regional. Desde que se habla de “niveles”, se suponcn medidas comparativas; desde que se habla de “histéricos”, se supone que se trata de delim taciones temporales sein evahiaciones. “Nivel histérico” no es igual a “época histérica”, lo que a sn vez es distinto de referirse a tiempos que “ ” por representar hitos en el curso del acontecer humano, “Hace época" el desembar- co del 12 de Octubre de 1492, que sefialy un corte en cl ; no hacen goca desembarcos micen ¢poca” erso cult tiempo de wnt Hes de otros que Ney iden ton antes al Nuevo Continente, “Hace epoca” fi Revohucién Francesa, que representa tin cor te con el Antiguo Répimen; es menor el aleance de Ja Revol ictiva con 1, que es na secesién no con una situaci’n politica, « pesar del cambio de las instituciones. Ja brdjula, te pélyora, ka imprenta ivin espacio-temporal que compren- cin Nortcameri “Hacen époc histérica” es ana delimitac Woe L Unidad y diversidud de ta literatura latino anicricana, México, J. Mortiz, 1972, pp. 23 5. VUE John Gillin, “Ethos components in Modern Latin Americnn Colture’s American Anthropolyist, V955, pp. 488 ws. 55 de un tiempo més o menos largo, ‘determinable sdlo en cada caso, en cl que se manifiestan contenidos culturales persisten- tes dotados de unidad estilistica y que sefalan etapas en Ja realizacién de una forma cultural.) Se habla del nivel del mar, del nivel alto 0 bajo de una represa, del nivel educacional, del nivel sanitatio. Se supone gue existen criterios de medicién; y estos en dl orden de lo histérico-cultural silo son posibles si esté admitido un sistema de evaluaciones, 0 sea un sistema de valores. Cando se trat taciones culturales. se de Ia comparacign entre diferentes: for puede proceder sepiin Jos criterios intornus de eada una, 6 Jos pero. que por las buenas ra forma cultural ajen valores de ot © por Jas pialas yale como modelo del desarrollo esti dada por las esca dades desarrolladas, aunque esa medida pueda ser cuestionada por otras formaciones cultural por otros sistemas de valores. En el grado en que Ja cultura enropea y alguna de sus derivaciones cjercen un papel preponderante en Jas rclacio- nes culturales de poder en el mundo actual, el nivel histérico resulta ligado a Ia capacitacién tecnoligica, y a Ja estructura social que 1a acompafia. Moy por hoy, una formacién cultural esté en desnivel histérico cuando sns posibilidades de accién sespecto de su entorno no estén en el prado de competir con eficacia técnica en rclacién con otros. sistemas culturales con Jos cuales se encuentra en relacin. niin prado de unidad Una identidad cultural tiene siempi estilistica en sus manifestuciones; en cambio, una identidad estntal pede incluir expresiones culturalesextremadamente diferentes, reunidas por Ins yeluciones entre formas y sistemas productives y la comin subordinacién a un mismo Yistado, Vénwe Germsin Carrera Damas, “Sobre ef problema de Jn contem- orancidudl en hisiorin de Ins ideas", Metodulogia y estudio de la historia, Laracan, Monte Avila, pp. 199-208, 56 concebido como organizacién juridica de una nacionalidad. Por Jo mismo, un Estado pucde comprender juntamente a niveles histéricos. muy desiguales: zonas altamente tecnifica- das, y zonas primitivas 0 rudimentarias. Una macro-érea antro- pogeogréfica como Jo que se designa con cl nombre de Amé rica Latina puede comprendes, y de hecho comprende, a muy distantes niveles histéricos. En la medida en que éstos estén en relacién sein un sistema de conexiones, esa diversidad no afecta a In identidad global. Pero cl avea geografica y polit (erizada por un daterininade camente delimitada no queda ears salvo que se enticnd por éste ef estar por debsjo de an nive coeficiente general de capacidad de creacién 1eenobigiea, ode consumir mi cit segtin lo que tcenicamente es posi tos cocténeos. La posible consideracién de toda el ai Jatinoamericana puesta cn un cstado que csié sitmado por dchajo de una Tinea de nivel, no es criterio suficiente para est Blecer una identidad global, como no Jo es para establecer una identidad cultural con un supnesto “Tercer Mundo” que comprenderia a India y Argentina, Kuwait y Brasil, Urapuay y Uganda. La pregunta por Jos niveles culturales. latinoameri viene al caso por cuanto ciscula con evidente importancia Ja tesis de que Ja situacién cultural peneral manifiesta una mex cla de niveles histéricos, y que en su conjunte las naciones gue Ia integran son comemporancas eronokipicamente con cl Joricame que crear en relaci’n eon Jo que se puede produ: le para Jos agrepamien at nes mundo desarrollado del presente, pero no To son te; justo por Jos problemas de nivel, que pueden plant en términos de adccnacién a la problemiitica de une cultura actual, Que en un Tupar nacional © macro regional se den pro- fondas diferencias de niveles histévieos; que junto, a téeni modernfsinias se sen otras antiquisimas, es co tece con frecnencin en muchos Indes; que fo mismo suceda en América Latina no tiene en principio nada de particular; pero arse aque acon- 7 segiin Ia tesis no se trata s6lo de coexistencia de niveles, sino de sus formas de relacién, En esa rclacién habria complementa- riedad —lo que ocurre normalmente cuando un nivel superior usufrucitia Jo producido segin niveles inferiores aungue estos tiltimos sean también fos perjudicados—, pero también babria interferencias. Las relaciones humanas que se establecen en niveles del mundo indigena no son aptas para el funcionamien- to de socicdades democréticas liberales como segin sus prin- cipios dlechasadlos. son Ia mayoria de los. paises de Americ Latina: y° taimpoco Jo son part una sociedad supuestameme capitalista, llegada sin haber madurado la forma social prece- dente. Lats relaciones: semi-feindales agrarias propias del gran Iatifundio explotado a modo de seiiorfo personal, tampaco son adecuadas. También seria interfiriente In formacién de una clase media Tigada al sector de servicios, cuando no existe un grado de abundancia 0 de acrecimiento econémico que los jus: tifique, In cual funciona como improductiva manera de redis- tribucién de ingresos y de mantenimiento de una clientela social y politica. La asociacién en calidad moral de dependiente habilitado, que se establece entre los sectores econdmica o politicamente. més poderosos. y algunas empresas Tigadas. al desarvollo industrial extranjero, del que se vuelven gerentes, tambi¢n producisfa deformaciones sepin esta tesis del desnivel histovieo, pues da Jugar a una estructura estamental extralegal consecuencia de que los sectores privile- de Ia sociedad, con relaciones y sus posesiones gobiernen oliysirqui- una apasiencia democritica; en 2s mhs pencrales de mayor cenajenada a lo exe indos por sus camente In vida social hj sta extarian enajenads los interes importancin de cada nacién, pues estar Hranjete su capa social més influyente, de costumbres imitativas y sin capacidad de creacién econdmicn independiente y come petitiva. Esto darfa Inger, por razones estructuriles, 2 un dificil o tal vex imposible acceso a Ia modernidad, sin gue se hayan resuelto en cade 5B o, por maduracién interna, Jos + problemas —Ikimeseles contradicciones o antagonismos— de Ja etapa anterior. La tesis expuesta —que en el mejor de los casos sefiala una caracteristica generalizeda, pero no fundamenta ni expresa tuna selacién de identidad— tiene evidente parentesco con la tesis del aluvionismo cultural, 1al vez iniciada por José Vas- concclos.® Segin esta orientacién interpretativa, seria carac- teristico de América Latina haber padecido una sucesién de aambios ake la cultura eu jes delida alos e haya producide una evobicidn interna latino- influencias cult topo, sin que suyericana que digna fundamento a fo que en cada instancia se psesenta no ya como novedad sino como verdad cultural un cambio bist6rico determinada exdge false o inamtémtico. mente, secuencial ¢ imitativo, y en definiti Pery, de mievo, una caracteristica generalizada en ung resién no es razén suficiente para fundamentar identidades, ni para presumir una identidad bisica de la que esa caracter cro Nar amchos autores, han sald qe en sical fing pa conviven grapos sociales. correspondicntes. a todos los exolucisn humana”... dificitmente puede sefiaiarse con pre gue etapa, de Ja eivilizacién occidental se encuentra 1a sociedad americana" “En Latinoameica fo gue se acum coutvadiceiones. intesolutas, cotraticciones, anaes: ‘01 un tiempe que no es el save" — “EL espiritn capitalist bor su_volantad de -ereaciin cconmica, ae nmultipticsciin inc dle Ta tigi IPA: por ningin Lacks ew Jas acciones de nuestros seuoburrs Nov se tats de tip scetor Fevoluciomario el de. estos sculobtraueses, come fe fiero efectivamente fas. bury ¥ ale Hos Estados Unidos, Por ser ellos mists abjetts de bes ule. supetad as super thy tipicn_voluntad de cieacigin,econdmien eke fa hutguest sen Antica Latina hy penetracién de Ya burguesta y sus eapitales no produ: og sine sino que se apoya en ella” Abelard Villegas, Reformivna y revolucién on el pensamicnto latino amernana, México, 8 XXIV 1972, pp. 14, 16 3 1A proptsita del aluvionisme cultural, véase: Carlos Real de Ay “Lox males de América Latina y su clave, Etnpas ale wna reflexiér Historia visible ¢ historia esetérica, Presupuestos 9. claves del debate datinvantericana, Montevideo, Arca, 1975, 39 tica fuera expresién. Esto, como Jo anterior, darfa lugar al absurdo de pensar erf Ja identidad de pueblos extremadamente diversos situados muy alejadamente en cualquier parte del mundo, sobre Ja base de encontrarse en una condicién histé- rica més o menos similar en alguna de sus caracterfstica La superposicién de niveles histéricos es de toda Ja macro- rea cultural que se denomina América Latina; su insuficiente adaptacién a la modernidad, también. Pero, por Ia ya vista diferenciacién entre ss zmas culturales, ne tiene ain igual desnivel. EI tema del desnivel, incluidos sus orfgenes y su proceso histérice, puede ser un aspect carseteristica, impor. tante a Tos efectos de ta especificidad, pero en menar grado respecto de la identidad, dada a ostensible diferencia entre Jas desnivelaciones. Un cardcter comin de la macro-drea, aun: que sca una nota de especificidad, no es suficiente para deter: minar wna identidad; Ja nocién chasificatoria de “paises desnivelados” no hace presente ninguna forma de identidad con efectos operacionales. éTendrié América Latina Ja identidad de un area geoprifica en Ja gue ocurren similares procesos. de transculturizacién? Es necesario precisar el uso de este término, Se emplea como indnimo de aculiuracién (acculturation), con el inconvenicnte de apartarse de una terminologia internacional, Ja que_sin en expanol Ia disonancia de snpesir pésdidn . por el significado ‘a", Cientificamente To embargo presents o disminucién de contenides cultural neystive que suele tener In particul tinico que cortesponde es aclarar e} sentido en el cual se usan Jos términos. Transculturaci6n © aculturacién es cl término adecuudo para designar Jos fendmenos que tienen lugar ev dos sistemas culiurales entran en contacto con una fica que produce cambios en uno de esos sistemas o en ambos; comprende a Ja difusién cultural, al préstamo cultural, a Ja ado, 60 rectificacién cultural, o a Ja pérdida cultural, llamada “decul- turacién” o “desculeuracién” 6 En Europa el término que se considera —aculturacién— tiene una connotacién positiva; en América Latina tiene una connotacién negativa/? El europeo piensa gue un pueblo transculturado, o un individuo gue esié en ese caso, comienza ian”; A.J. Kroeber (ed), Authropo- Jay, University of Chicago, Press, 1953, pp. 621-641. ‘Tambien Wachtel, “LPacculturacion”; J. Le Golf et P. Nora, Faire de Thioire, Paris, Gallimard, pp. 124146, Para el curso de esos, process ov Amériva Patina et. hina Service, art cif. ¥ N. Wachtel, of «tf Leopoldo Zee distingte dos grants tips de procesos, fandathos en Tas imas condiciones en qe se slesenvaedee ba Conquista, sepvmy se hase elas ode Thisatast “Tas foraas ole colonizacion en Atnctign wan a Usrivarse, en una nena parie, de His feunas abe eantacie enite Bos con: quistadores y los puchlos conquistades. En este aspecto cahe hoeer wna Aistineidn entre lis formas de dominacién realizidas por el corape gute conquists el Noste de América y una parte del Sue y el que cove ovis La parte qne forma el altiphno americano, Tanta el earapeo que eonguistd Noite Ansériea como ef que eonquists Jas Hanuras de Ja Anuérien del Sur, tropezaron_ con puchlos indfgenas.ndmades yy por Jo mismo, con nna ‘cultura radimentaria, Jin cambio eb que conquisté ta aliplanicie americana, formada en la” aewnalidad por naciones come México, Peni, Colombia, Eeador y Bolivia, se encontss con prupos indigenas selentarios con un alto prado dle cultura. Los pmcblos eon Jos cules se encontts el curopeo en Las alturas americanas eran duciios de tuna cultura muy avanzada, Sw ospanizaciin social aleamzaba wn prado tan elevado que cansé no poca sorpresa a sus conguistadores. La diversa neake Tos puchloy indigenas con Jos cuales se tropens el europe umbién una diversa forma de dominio sobre estos wnclos. EL ator de Jas Hanuras, ale Jos terrfuizies que abora forma” Jos c Nuteayeticn y parte le ta Anventina y ef Unupuay © ir desalojandde a sis nGmsaehis pobladones indigenas. palo 2s Gas completo exterminie, Mivntias los congquistade: pine no hicieron ati east que adaptar sw doo has forms culimuales y sociales con fs cuales. se encontraron, Estas formas She ficnon destinidas como fy fueron ats expresinnes. de Ta altura jnatigens, todo Jo contain, se akaptaran a ellay-ponigndol al servicio de si Tin fh anina ne sncedis bo anisinn, at el europea. se vin oblipada’@ yulere de sus. pra a explotar sit medi, Vin eb all iopie de sictwos; ko realizw ef indl ena, Bi Ia Tamura no, ep ella sti conguistador se yi0 obligade, sl fal tarle bras ajenos. a servitse de los propios”. Auéricd canto concicnd México, UNAM, 1972, pp. 724 Nef. Nathom Wachtel, art, ct 36VEace Ralph Beals, “Accultura Oh a civilizarse, a ser segin el modelo europeo; én América Latina se piensa gue un proceso de transculturacién impone defor- maciones © Jimitacipnes a un impulso endégeno originario. La comparacién es interesante a los efectos de mostrar dos Gpticas desde Jas cuales se considera un. problema; con el agrezado de que las dos estén equivocadas. El mero hecho de Jn transculturacién existe desde que_existen_comunidades 8, ¥ no posce de por sf un determinado on todo de valor, no tiene una axiosignacién necesaria tiempo han existide process de ese tipo gue han side favo: ables para ano a para los dos prupos en contacio, y en las inismaty condiciones procesos desfavorables, siendo tal favor o disfavor a considerar desde diversos puntos de vista histérice En la que hoy se Jama América Latina hubo process como Jos caracterizadys antes de la Conguista entre distintas culturas indigenas; Jos hubo con Ja Conquista y con Ia Independencia; y en Ja actualidad, al tiempo en gue se importan aviones y com- putadoras y se exportan hierbas y brujerias, se importan “Gu- rds" de la India y se exportan bananas y ganado. El juicio de valor es con toda evidencia diferente de Ja mera comproha cién de hechos. La transformacién, cultural es distinta de la transcoltura- cing asi, si cl cambio obedece a factores endépenos. Por scnus que se clisifiean con fos rétulos de deca: doncia_o de sctrucesa cultural, pueden produeitse procesos. de descyluuzacion, Por otta parte, no todo contacto cultural tiene efectos def mismo tipo; por Jo menos ex necesarie distinguir dos: fos cambios por contacto cultural que se incorporan asimilindalos, y Jos que sepercuten internamente en el sistema adoptante en tal forma que modifican ef cnrso de su identidad. La introduccién en Enrapa del tabaco americano © del opio asidtico no transforma la identidad del medio; tampoco To hacen las noticias que egaban del Nuevo Mundo sobre los salvajes, y que influinin en la gestacién de utopfas y en ob process en 62 mito del buen salvaje; tampoco afectan la identidad de Europa In difusin de Las mil y una noches 0 de los relatos de Marco Polo. Todo Jo mencionado producia cambios en la imaginacién y en los sentimientos, en Jas instituciones y en Jas creencias, pero no afectaban a Ja cultura curopea en tanto tal, sino que ampliaban sus posibilidades de operacién en escala y en cali dad, de sueste que esa cultura asimilaba y absorbia, pero no vefa alterada so continuidad cultural endégenamente orienta- Zutopa cambiaha para ser amis y mejor Jo gue ya era, No sucedia asf en fas tierras descubiertas en este lade del Atkin. da. piog tampeco succdia. asi Nucve Mon n ia eahtara, ge tenian que tied, gue ven eoartadda su cvis0 con fos blancos: que Ih jo, gtte pet contacto con Jas fuentes de su pre ncias muy distintas de Jas de su ori Japtarse a circuns n gue se yelan precisados a usar, 0 considerabanaceptable adoptar productos y téenieas de su nucve emormo, y elaborar direeti ET contacto entre el mundo curopco y el mundo americano no produce desculturacién_y nueva enculwracién en Europa, pero sf los produce en el Nuevo Mundo, en blincos y en indios yen negros, El derecho de acatar pero no cumplir concedide a los las circunstancias lo mandado no cra apli- $ para su trato con las gentes del lugs calonos, por si par cable, nor se concihe en Castilla, “Los confines del reino”, en distancias tales como Jas separadas por cl Atkinticn y en un medio tan radicthignte nuevo, son algo mis que una feliz expresion; apuntan hacia un concepto antropoldpico todavia 1 serfa importante poner atencién. no elahorado pero en ef ena América Latina no es wn frea cultural; no es un area de inal 0 no es tin dfea de ignales process de transcul politica someti cembaryo, estan itea influencias culumales, politica, y econdmicas, y tecnalbic mente subordinada, gPoded caracterizarse por una semejanza de sitmcidn cultural? ‘Todo ser humano esti espacial y tem. poralmente situados también lo est toda comunidad humana, 63 toda formacién cultural, toda ‘entidad y toda entificacién ptopiamente histérica. Esto es algo més que el mero sefiala- miento de un tiempo y de un lugar; ya ha quededo establecido que el tiempo histérico no es mero tiempo, que es un tiempo segdn axiosignaciones, que el pasado y el presente y el futuro no son meramente tales sino scgén relevancias, y que Jo mismo ocurre con el espacio, que importa por su configuracién, por Jo que hay en él y por Jo gue sucede en 1. El tiempo y ol espacio axinsijaidas son Jas coosdenadas que delimitan un entorno vital. Por fo tanto, tambicn a “situacidn” se. deter- Vidkt que se esti on nto mina asivligicamente, Es porque vale l una sitnacisn de puligro; es porgue imposta cl snantenimi de un todo social gue se esté en In situacién de tener que 3 es porque importa Ja. subsis organizar su defensa colectiv tencia que se esté en Ia necesidad de atender a tales 1enicas prodvctivas. Jin una situacién colectiva importa el origen del que se proviene, el rca cultural en que se esté, el nivel hists- rico que se posee, el proceso de transculturacién que tiene ugar, los recursos naturales y humanos, de que se dispone; todo ello tiene que ver con las fucrzas con Tas que se cuenta para un proyecto colectivo, sin las que queda comprometida fa viabilidad del mismo. Los paises de América Latina no tienen an oxigen comin; cuando se dice Jo contrario, sepiin es Frecuente, se eae en una expresién retsrica, sin apoyo en los hechos, pues no es igual cl origen de pueblos con grandes masas indigenas que Jos que 1 poblacién blanca eaucasoide © tos que son pucblos de osigen alricano neproide @ los que son mayoritariamente mestizos; ni cubusal ni racialmente, ni por Io tanto épica mente, pnede hablarse de origen comin, aungue se detecten masgos comanes, como Ja Toealizacidn en el continente Hamade América y In presencia de conguistadores, Tampoco forman tun drea culiutal comin, aungue se encuentren algunos cnracte- res bastante comunes. Tampoco hin segnido un curso histérico 64 comén, segiin otra expresién ret6rica frecuente; no hay com- paracién posible entre el curso histérico de Chile y de Gua- temala, de Cuba y de Colombia, de Brasil y de México, de Venezucla y de Santo Domingo; sin perjuicio de que en muchos Jados se puedan sefialar semejanzas en Ja evolucién cultural. Tampoco poseen un nivel histérico comin, pues sus sistemas productivos y su capacitacién para la modernidad es profun- damente diferente, aungue se schalen rasgos comuncs, como Jn dependencia econémica y tvenolipica. Tampoco ofiecen el Jar proceso de transculturaci‘n, pues no de en el panorama de un simi se esti en relacién con Jos mismes centres ni se dey in perjuicin de da generalizada mayor ¢ » culiural, mismo prado, cidn para ef consumo cultural que para fa creaci ‘Tampoco ticnen Jos mismos recursos, Jas raismas disponibili- dades, los mismos proyectos de future politico. Luego, no estén en situacidn cultural comin, Sin embargo, hay siempre analogfas, que en su conjunto importan tal yer. mas de to apa- rente, Es posible que el camino de Jo real a Jo némimal, que parece frustrado, pucda complementarse con el camino de Jo nominal a Jo real. V. América Latina coma nombre propio, su identidad Se pregunta por Ja identidad de Amériea Lativ qué consiste el modo propio dle. set de Jo que por esa expresién es designado, qué razén existe para que constituya un_solo objeto de.referencia, ya que Ins palabras del caso parecen men- tar una objetividad o una objetivacién que excluye que cual- quier otra objetividad u otra objetivacién sea designada con e] mismo nombre, Esto iihimo hace manifiesto que cl tema de In identidad no es separable del tema de In unicidad 0 especi 65 ficidad de América Latina. Pero ado nmin‘ unidad; puede ser tinico un congfomerado, de componentes muy diversos, identificado a Ia vez como tnico y miltiple, une cn tanto Gnico pero que no es uno en tanto hay diversos in- tegrantes de su constitucisn. Es preciso precaverse de algunos peligros verbales;(ano)es un organismo que tiene distintas partes y pasa por distintas ctapas de sv vida, sin perjuicio de Jo cual mantiene su identidad, constituye una unidad opera- civnul y se diferencia de otros organismos, que pueden serle esituordinariamente sc uno es un motor, compuesto de distintas piezas sustituibles, pero que se intessan funcio- nalniente en resultados cvlectivos; una es una coleccisn, que puciy o no ser nica, que se integra con distintas piczas, pero no posee unidad operaciona) ni funcional, aunyue determine acciones referidas a su unidad, pues en relacién con ésta proce: \\den el vendedor ye] comprador, Identidad, unicidsd, unidad, pertenecen a planos diversos, aungue en Ja prepunta por Ja identidad de América Latina vaya envuelta Ja pregunta por su | unicidad, ya que es un solo objeto de referencia, y no hay otra {América Latina distinta de ésta- pero semejanie a ésta éSeré América Latina ipwal a Ja clase Iégica “los pafses Iatinoamericanos”? Pero “los. pafses Jatinoamericanos”” son tales por formar parte de América Latina, a menos que se que América Latina es ta) por estar inteyracla por patses hatinoamerieanos, To gue hace caer en wn cfreulo, y ademas cxclaye posibilidades. politicas y culturales de la repién, tal cual se har manifiesto al examinar el sentido nominal de Ja designacin que se refiere a América Latina : clase Iégicn no se altera por hechos gue afecten a sus miem- hros; América Latina si, pues puede padecer invasiones 0 epi- demias o presiones desestabilizadores gue en nak importan a Jos efectos del contenido de una clase Jégicn. América Latina ha sufrido restrieciones cn sus fronteras, y e¢ ust cntre otros el 0 del retroceso de Ja frontera mexicana, pero una clase re dis 66 légica no sufre similares restricciones. Los miembros de una clase Iégica pueden perecer, y Ia clase Iégica subsiste en tanto tal, y asf ocurre con Ja clase J6gica que clasifica a especies bio- logicas extinguidas; pero América Latina pucde desaparecer realmente, por cambios ycolégicos, por cambios culturales, por cambios politicos. América Latina no es por ahora un Estado, ni una Federa- cién ni una Confederacisn de Estados; no es un pais, ni una nacionalidad, jusidicanssate: y es por le menor discmible 0 dudose que pueda pensirse cn ana sacionalided moral caméin, desu de Ja gue sdlo tendria conciencia una fatima mine poblacién; no posce unidad territorial; comprende varias fireas culturales mny diversas, que a st ver admiten diferens ciaciones internas considerables; a veces hay amis de una nacionalidad cultural dentro de una misma nacionalidad jurf dica, y a veces nacionalidad cnlusral se presenta en tertitorios que corresponden a nacionalidades juridica diferentes; asf Jos guajires cn Colombia y Venezuch, Jos gru- pos aymaras y quechuas cn Bolivia y Peri, it mi ”* es el nombre admitido pars tm ntivo compuesto, equi- “América Latina crovirea antropogeopnifica. Jes un susta valente Wigico de un sustantive analizable en su constitucidn, “Latinoamérica”. Si z cn un sustantive simple adj tivado, “América fatina”. Fil caso es similar al de otros térmi- nos: “Hispanoamériea™ se gesta a partir de “América hispSni- ca”; “Lusoamérica” a partir de “América lusitana; “Iberoam sica” a partir de “América ibérica”; “Indoamérica” a partir de “Amérien india (0 indizena)”. Del uso adjetivo ala snstant vacién va una gr sustantivo presupone un nombre califienday cl uso sustantive integra In calificacién ev cl nombre complejo. Una adjetivacién puede ser verdadera o falsa, acertada o desacertada, completa © incompleta; Ja sustantivacién hace abandonar esas. posibili- distancia. EL uso adjetivo califiea; cf uso: 67 dades, sitve 0 no para orientar comportamientos de manera reconocida o util. Si una adjetivacién es errénea o parcial, eso en nada impoita cuando es sustantivada, y los nombres “Santa Marfa del Buen Aire”, y “Bnenos Aires”, siguen tan campan- tes aunque Jos aires slo fueran buenos en un diay por casva- Jidad, 0 hayan sido malos, 0 sean malos, o se yuelvan pésimos. De donde resulta que discutir si América Latina es mas 0 menos latina, yrmucho 0, poco © pequito o nada; si seria mejor Tomarla “Ensindia” 0 “América Indolatina” 0 “Tierra del el sentido de un nombre geohis- irrele one una descripcivin adccuada de aguello a to Chocolate”, AGrieo no presuy cual se aplica, Del nombre propie impanta swficaciaconven- cional, no su valor indicial o descriptive. De esto es necesario conduir que podsian ser identificados como latinoamericanos as, paises que no tienen rafees. por razones jco-histGrico- polit histéricas propiamente fatinas, 0 no las tienen en un grado suficiente para ser Tlamados latinos; y que los paises habitual- mente consideradas latinoamericanos no tienen porgué poseer todos y cada uno de Jos caracteres que se atribuyan a una supuesta “Jatinidad”. : EL uso de Ja expresign “América Latina” no es uniforme: la UNESCO securre 1 Ja expresién “América Latina y el Ca- ribe”, como s se paises Jatinoamericanos que ademas de sero no fues vs del Mar Caribe, como sino hubiese pases caribeiios yne sean Intinoamericanos, como sino faese posible inteyrar a los paises del Caribe en el Svea Jotinoameri- de todo esto se hablar, pero primero es preciso estable. cer los principios interpretativos adecuados. “América Latina” ¢s una expresién que se forja en el siplo pasado, y que boy dia parece contar con un apoyo suficientemente extenso pala imponer su uso." Es una designacién antroporeograien ge AKCE, Arturo Ardao, mentos, N° 3, CELAR Géuesis deta idea y el nombre de A (CELARG),| mera iden de unn América Latina”, Frag , Caracas, 1978, pp, 3-23, Hist en ‘prensh ica Latina, det mismo anor, 6B tada histéricamente, y que se refiere a una realidad histérico. geogratica. Nada mejor que comenzar con algunas reflexiones gue no pueden ser independientes de lo que en Ia Iégica se conoce como teoria de los nombres, y en particular de los nom- bres propios. La teoria es conflictiva, y no existe una suficiente unidad terminol6gica; por otra parte no ha desarrollado Jo mds propiamente caracteristico de los nombres histéricos, En Jo que sigue se procuraré claridad expositiva, sin ninguna ata- dura terminoldgica a escuelas deierminadas. La teor mbres propios, en fo gue imports: para tuna discusisn contemporsnea, comicnza con Ja Ligiea de John Stuart Mill (1843). Para Mill es. preciso distingutir ene Ja denoracién y Ja connotacién de un nombre; kt denotacién de Tos ni connotacién informa de Jas notas. caraciesisticas, fos son connotativos: seviala, Ja Todos Jos nombres generales con “hombre” se aplica a Juan ya Marfa y a todos aquellos de los cuales es cl nombre de su clase, por cuanto poscen Jos atri- butos de Ja especie, En cambio los nombres propios. propi mente dichos denotan pero no connotan, de manera que en rigor no tienen significacién, Se pone-el nombre de “I Toracio” 0 de “York”, y ello no informa de nada, a menos de contar con Ta informaci6n previa que posea el interlocutor. “Dormont” es el nombre puesto a una poblasién situada en la desembocadara del Dorth; por un fendmeno peolbgico o por trabajos de cana hi “Ueayiarse el curso del rio de suerte que la cindad ya no guedarfa situada en fa boca de Gste, pero sexuisia Hamiindose igualmente mientras no haya un ncional. Ja doctrina de Mill fue sgperamente eviti logica siguiente, que sin embargo no dejé de in poi ambio con- ¥ ta apoyarse en é por Ih teorfa 1 MA System of Logic Rationative and Inductive (1843). J. M. Rob. son Cod); University of Toronto Press, 1978, 1, ID 2Para tuna_visiGn peneral defy evalucidn’ del problema, véwe G. Ryle, “the Theory of Meaning": Buithb Philosophy in re: Mid Cen tury, London, Unwin, 1957, pp. 239.264, 69 ‘Ua punto fundamental de discordia fue la teofia del significado. co. Lo mismo acontece con los nombres geohistéricos: Monte- camino en él proceso ‘de: criticas :se ‘orien video. significé en un tiempo una ciudad amurallada, centro {de intetpretar Ja ‘significacién “de ilos nombres”propios jsobre de interés militar; hoy es la capital de un pats independiente, “una -base “denotacionista, Bertrand Russell. interpreté los y un puerto comercial de’ importancia; dos determinaciones nombres propios como descripciones encubiertds, consideran- que se refieren a una misma entificacién, pero no de la misma do que sin una base descriptiva la aplicacién del nombre se manera ni en el mismo sentido. vuelve imposible. Con Wittgenstein se abandona ese campo, Considérese el caso de los nombres puestos por Jos Con- para convertir a las reglas del uso en los critetios efectivos de quistadores. A veces, repiticron nombres propios de sv legar significaci6n. No corresponde en este trabajo entrar en Jos de origen 0 de su devocisn, pero nadie tiene por qué saber, por detalles de esos debates; en lo que sigue se procede por cuenta Jo menos después de un tiempo, que existe un nomtre similar propia, manteniéndose en el Jenguaje del discurso comin. cn Espafia o en Portugal o donde sea; o le apregaron un calif Se ha vuelto clésico discutir ¢] caso en que dos expresiones, cativo, como “Nuéva Toledo”, que puede hacer pensar que en el sentido de nombres de varias palabras, se refieren a un cn otro lugar existe una Toledo mas antigua, de lo cual no ‘mismo objeto de manera diferente, o pueden ser dos referencias se tiene por qué tener mis noticia. La cleccién de} nombre es ‘ que:se identifican como pertenecientes a un mismo objeto, asi considerablemente arbitraria, y las razones de Ja cleccién dejan “Je estrella matutina” y “a estrella vespertina”, que se refieren de tener importancia al poco ticmpo, o al instante, a todos Jos ~ al planeta Venus, en distintos momentos de su trayectoria, Tam- efectos précticos, Que “Venezuela” sea un diminutivo de “ bién es elésico estudiar otro ejemplo parecido pero no igual: es “Venecia” no es cosa nec de saber para cl comporta- “ posible referirse a Napoleén Bonaparte diciendo “el vencedor de micmto respect de tal pafs, y el que sepa cl oripen de Ja pala- Jena”, o “el vencido de Waterloo”, que no significan lo mismo. bra designativa no esperari encontrar palafitos a lo largo y En las discusiones sobre este ejemplo se dIvida, por Jo que sabe- ancho de su territorié."Se discute sobre cl origen de Ja palabra * mos, un elemento diferencial fundamental: esas dos designa- “Montevideo”; pudo scr una-transeripcién del prito del vigia ciones no obedecen @ una secuencia de Jegalidad natural. Este portngués,“Monte vidi cn", significar una anotaciin carto- elemento comporta otro: hay un momento histérico en el que arsfica, “Monte, grado VI, Direccién Este Ovste”, 0 tener Napoleén no ¢s todavfa ninguna de Ins dos cosas; otto momen- cualquier otra génésis; cl problema no interesa para saber qué to en'el que es el vencedor de Jena, pero todavia no es el es lo que esa palabra desipna actualmente, y oricntar en con. vencido de Waterloo; otro momento en el cual es ambas cosas, secuencia Jas acciones. 1.1 informacién que da cl tiombre © sea: por tratarse de una identificacién de tipo histérico, depende de Ja informacidn que se suministra, y de lox intereses Jos contenidos que sc identifican son histéricamente varinbles, contextuales: saber que Montevideo fue por sus santos patro- @ veces acumulativos, a veces sustitutivos, a veces intercam-_ nos Ia Ciudad de San pe y Santiago de Montevideo Je biables, veces rectificables; y esto ultimo, que es evidente, teresa al historindor o al interesado en Historia; no Te inte- en el caso en el que nuevos documentos aporian nuevos cle-t a al navicro o al comeriante, Todavia se discute civil fue el mentos de juicio, ocurre también cunndo eambian Jos criterios motivo de Ia designacisn de “América” dida al nuevo conti- de interpretacién © de valoracién respect de} pasado histsri- nente descubierto al concluir cl siglo xv, sin que ese tenga gue 70 71 importar para el uso habitual de ‘esa palabra, Ottas di ciones recurrieron a Ja toponimia indigena; pero el olvidg ‘sentido originario del_nombre, supuesto que: se pueda i car un sentido real o més 0 menos metafdrico, en nada impide su uso posterior y su consolidacién por el paso de los tiempos. EI sentido originario de “Bolivia” no tiene nada que ver.con Jos contenidos culturales concretos de !a Bolivia actual. Si “América Letina” es un nombre propio geo-histérico, su sentido esté ligedo al estatuto Iégico de los nombres de esa dase. Un nombre de éstos pudo haber sido totalmente arbi- trario; pudo gestarse por ironia, y asi puede Iamarse “Rio de los peces comilones” a un rfo en el cual no hay peces; pudo gestarse por hipérbole, y asf puede Uamarse “Tierra de. los ratones elefantes” a un lugar en el cual se encuentran mut- ciélagos de tamafio algo mayor que el ordinario; puede recoger Ja toponimia indfgena (“Uruguay”) o ser rememorativo de algin lugar de Jos conquistadores (“Nueva Granada”), 0 invocar patronos (“San Gabriel”), o mezclar varias de ‘esas cosas (“Santiago de Le6n de Caracas”, que se apoya en “el valle de los caracas”); pudo tener un sentido de descripcién parcial (“Santa Marfa del Buen Aire”), 0 tener un valor indicial (“Banda Orientel”, “Provincia Cisplatina”); puede respon- der a un héroe epénimo (‘‘Sucte”, “Gusicaipuro”). El senti- do original puede -haberse perdido; la desctipcién parcial, ser insuficiente 0 discutible, o volverse inadecuada por el curso de Jos tiempos; ef valor indicial, volverse nulo,;por desecamiento de un rfo o por cambio de su curso; y cl nombre soguird y podré seguir aplicfindose, pues su uso es independien- te de sus razones, Supéngase que América Latina hubiese:sida denominada “Jaguarlandia”, o “Tierra de Jos jaguares?; habitat de Ja especie “jaguar” abarca —o abarcubn. tersitorios de Jo que se identifica como América Latina,.de manera que In designacién no seria descriptivamente adecun- da; ademas, hay territorios en Ios que no hubo jaguares; 72 ademés; bay territorios en Jos cuales los jaguares se han ex: tinguido;“ademés, puede sobrevenir Ja completa desaparicién ic! y, sin embargo, serfa perfectamente posible que Ja regién :mantuviesc su nombre. En definitiva, el uso es convencional.- “América Latina” cs una designacién histética, geo-politi- co-cultural, Se refiere a una entificacién, identificable segin coordenadas * interprctativo-estimativo-normativas diferentes desde el punto de vista de agrupamientos humanos diferentes, asi sean de pafses que la integran o de pafses ajenos. Es el nom- bre particular de una macro-drea geogrifica y del peculiar entrelazamiento de los contenidos culturale: stentes. De esto puede extracrse una conclusién que también cs valida para cada pals constituido en una unidad individualizable: no es aplicable ni al conjunto nia cada pats la nocidn de “esencia”. Los individuos no ticnen esencia, como no sea Ii de su espe- cie; no eabe hablar de Ja “petricidad” de Pedro. Pedro tiene hébitos y costumbres, posibilidades fisicas definidas, automa- tismos y constantes de conducta, todo lo cual permite algunas previsiones que solamente son probables; pero Pedro puede cambiar de costumbre, puede cambiar de caricter, puede con- vertirse a otro sistema de creencias que aguel que parecfa tan fntimamente ligado a su persohalidad, En su historia Pedro no es Ja secuencia Joicn de una Jey individual ke manifesta ciones esenciales. Nivo que se juzga cohcrente 0 incohcrente en su conducta obedece a una Jey de esencins: el que sostenga Jo contrario tiene I de la prucba, Pedro ¢s un ser huma- no que parte de caracierfsticas y est sometido a condiciones, pero que ha de forjarse hist6ricamente y ¢ histéricamen- te; es un ente histérico con su historicidad a cucstas, esti Tibrado 1 sf mismo y a contingencias. Sen shora cl caso de una objetivacién material histérica; ast tal barco, digase el “Ti- fica y Aijohn Stuart Mill, Op. city, 1, VI, 3. 73 tanic”. No tiene esencia; a Jo més podria Iamarse asi el con- junto de caracteres que permitan usar el término “barco”, al igual que tantos otros; pero en tanto éste barco y no mera- mente barco, sigue una historia entegada a contingenci: Sea ahora el caso de una entidad cultural histériea: la Compa- fifa Naviera del Este, el Tercer Batallén de Infanterfa, el Mu- nicipio de Agoasdulces, el Ministerio de Educasién, tal Estado. Sélo cabe hablar de esencia en cl sentido ficto de coherencia con funciones 0 finalidades y en tal encauzamiento juridico, pero en ningem easy se tratard de esencias individuales: Is Compaiifa sipue las reglas de lo que se define juridicamente como tal, y lo mismo ef Batallin, y el Municipio y & Minis terio y el I'stado, pero en ninguno de esos casos se_pucde hablar de que su historia sigue un curso regulado por escncias propias, que determinasen més que lo que emerge de la sim: ple condicién de ser una entidad de tal tipo y no de tal oto. Que el Titanic se hunda, que Ja Compaiia Naviera del Este tenga negocios florecientes, que cl Tercer Batallén se pase al enemigo, quc en cl Municipio de Aguasdulees se produzca un desfalco, que cl Ministerio de Educacin se reestructure, que el Estado se fusione con otro, son contingencias histéricas gue nada tienen que ver con Ja idea de esencia, Lo mismo se aplica a una nacionalidad definida juridicamente; pero tam- ina una nacionalidad definida culinralmente, que es un producto histirico y estd entregadia a lo his ‘5 una idemtidad mévil que se hace y se transforma y se des st curso contingente, Lo mismo veurre can una entific como es América Latina, Jen ninguno de estos casos pueden bus- carse atribiios definitorios de una csencia, La pretensién de Dusear Jn esencin de América Latina es un sin sentido, desidicha- damente frecucnte en Ja ensayfstica kiinoamericana; y lo mismo Ache repetirse en relncién con las preguntas por miticas esen- cias nacionales, De toda biisqueda de esta clase, de toda pre= gunta por ef modo esencial de ser de América Latina 0 de cual isn, 74 quiera de Jas nacionalidades que se consideran Jatinoamerica- nas, puede decirse que empieza por querer encontrar lo inexistente, que de tales esencias corresponde repetir 16 que Gorpias decia respecto de lo ente cn sentido metaempirico: no existe, si existe no puede ser conocida, si es conocido no puede ser comunicado. Ein los entes, Jas entidades y las entificaciones histéricas no puede hablarse de escncias en relacién a con- creciones individuales 22 La palabra “esgueia’” tiene fundamentalmente dos. sipnifi. difeaentes. Vin eades que representan dos interpretacione plainico aristorctica, primer Ingar est da acepeidin clisica, Jidad_metacmpirica que_es sepin fa eval Ja esencia es una realidad metac mento esplicative de lo. quc_aparece_on_Tn_experiencia. ar esti Ja acepeidp empizisia, segin Ta eval csencia significa un conjunto de-regularidades-cumpitiens, sits Jescripcién, que delimitgn_cLsimbito denise del cual se aplica wn tGmino, Yin eb primer caso Ja exeneia, por cjemple del hombre, es cognuscible por Ja razén, intiuitiv fund 22Que fos inulividuos. no ten, re decir que no ten culiaridads 1a tienen ¥ por eso son individuos, lo ane importa Ho individu”. Bor eso es un tanto equivece hablar de ddl”: si esto ne reficre ata especie, no indivicualizn 2) Fd cho en tante individu: si se reficre a 16 que es propio de é, esto es sienna Ta esencia definihle, Det esto jacele pensarse ety fn ch: ct discusidn en torn a Ia individuaci6y por ta materia oa Ja indivienaridn por fy forma, de tanto peso eh ch pensamients medieval; sum asf fu wy indivi son, yon a be hi coleetiva, Para Arisicles se puede hablar de sustancin primera y de nivia scpemla; Ja primera es e) individuo, 1a segunda e by esencia que’ To manifieste ‘en si condiciin genética, yen ese sentide es esench de Juan yale Pedro el ser-de forma humana, sin que pueda definitse ny otta de Peds, Todo esto, nutatis mutandis, fdadl v cada mactadren que se hagan presents ic. Jncluso si xe piensa en algunas. mani amniento mclieval sobre In individaseidin por Ja forma y en en Duns Seoto y Ja teorin de In bucrceitas, debe tencrsc en cuenta que ron, de interés teokjgicn, y esti igadas af problema de ln inmor talictae! det atina individual; pera eutecerfa de sentide querer aplicarlas 21 una formacidn histétien colretiva 15 © discursiva, y explica Jas manifestaciones concretas del hom- bre que aparece: porque es propio de Ia esencia del hombre el ser racional, este hombre razona. En el seguindo caso Ja misma esencia cs cl conjunto descriptivamente obtenido de los caracteres por Jos cuales se aplica Ja palabra “hombre”, y se hace previsién de acciones; agui, por cuanto se observa como constante aprosimada que los hombres razonan, se dice gue el hombre es racional, sin perjuicio de casos Iimies dados en Ja experiencia y gue plantcan perplejidades. Fste xplicaciones, pero Ja expli- plano descripcionista no excluye : cacién queda convertida en una descripcién mis profunda: In Jey de Ja pravedad explica Jas marcas, el péndulo y Ia caida de Jos proyectiles, pero ella misma ex descriptiva; en con- secuencia, Jas proposiciones Hamadas escnciales son explicita- ciones de Jo entendido en una denominacidn, 0 sea que son jnicios puramente analiticos, coya validez se fundamenta en Ja validez, cn dcfinitiva pragmética, de los enuncindos des- criptivos que constituyen su supuesiv. Elpensamiento metafi- sico elésico que fue expresién de Ja primera Iinea se referin al orden del cosmos, a Ins jerarquias de Ia naturaleza y al hombre como parte del mundo creado, pero no esencializé a Jas contingencias de los procesos histéricos; una Icy metaem- pfrica esenciat que segule Jas manifestaciones y los aquicta- mientos de_un pueblo o de una cultura, tal como intents hacerlo M. Garcia Morante con Ia idea de hispanidad ? hubiese sido ténicamente inconcehible, Todavia mas claro ex exo en des. de tipo histés incias un sentido empirista; Ia esencin de reali no podré ser sino un conjunto de rexn ms 6 menos coracteristicas, gue viencn al ease respecto de una identidad nominal, Fin ningia de las dos direcciones tiene sentido cavilur sobre In esencia de América Latina, ni de sus nacionalidades. Por otra parte, las repularidades y constancias Hes, de cons Bide de la Mispanidad (1938), Mahid, Espasa-Calpe, 1961, 76 gue puedan describirse no dan lugar a ninguna forma de deber ser, ni para su mantenimiento ni para su revocacién; dan lugar a apreciaciones, que son otra cosa que Ja mera comprobacién de lo que es. A veces se dice: “el Estado por su esencia es...” Se trata de una esencia gestada, histéricamenie inventada, sin que haya razén de esencia para que el Estado exista. La palabra “esen- cia” ¢s aqui una convencién nominal mis 0 nienos coherente, Hamar “esencial” a Jo que desiva analitiea- de suerte gue mente de la definicién que se dé, sin que exista forma alguna sustancial o subsistente; solo se pasa de kt definiciin a ho que ve que os de fa esencia de fa medi- esta implieado en dla$i ir enfermedades y procurar cararhis, se hace expli cito el sentido conforme al eval se onjsinizan alyanas actividades y conocimientos, se hace ver cies son Jos fines persegnidos a los efectos de detcrminar Jo coherente con ellos; pero no hay una esencin de Ja medi i na a su sentido pragmético, como no la hay sespecto de Ja ahopacta, de la carpinterfa, de In zapaterfa, de Ja trata de blan- cas 0 del trifico de drogas. Si este sentido claramente conven- ional que no admite sustancializaciones. plausibles. se apliea a Tas nacionalidades se tienen dos momentos posibles: uno, Ios requisites adecuados para usar el témino Jo mismo para cualquier nacionali cina prev ina como realidad subsistente gue se cump “nacién”, lo que impor dad; otro, ghe se éumplan Jos requisitos adecuados pa cl nombre de tal nacionalidad, lo que tiene que yer con Jo sulative © pertencciente a tal Naciéin, sex ono un Nacicin, HI primer caso ex de aplicacidn pencrica, y ne sirve para lo propiv de una nacién; © std ante una deseripeiin de hechos, ante comportamientos. miso menos gencralizados: y manifestaciones mis 0 menos. caracteristicas de na comunidad, Jo gue no constitnye nnn esencia ni deriva de una esencin’ individual. Histo se hace evidente cuando se comparan Ins descripciones istado- cl seyundo s rl de dos etapas histéricas sefialadas por un cambio cultural profundo; si se dice que se cambié la esencia, esto muestra que Ja esencia no era esencial, o sca que no babia esencia; si se dice que Ja esencia subsiste como lo permanente a través de los cambios, aunque se detecten permanencias no es viable convertir a éstas ni en Ja savin ni en el soporte de Jos cambios. Lo que permanece no posce un modo de ser distimo del de Jos dems fonsmenos ales, no persisie por causa de luna subsistencis emftadiva culan En el cans de un proceso ade cambios se eyen at veces invectivas: “jaescastads!”, lo que pucde traducirse por ‘no invectivas: mnestr gan exe camino!" “johedezean!”. Le prefereneias, pero no muestran exencias; que sean @ no proce: ravones que por causa de Las preferencias. manifiestan vn desph od uso de Ta palabra “esencia”; se va de Jo que es a Jo que debe ser, La esencia se ynelve meta, causa final de una comunidad humana individuada, proyecto peopiamente suyo y por Jo tanto diverso de lo que se pucda eonside: nidad © de una phuralidad de’ céiiunidg En & pepsamigne fig formial, cansii cTicieme y. Gust B cién al hombre ‘en general y at 0 a tal comunidad en tanta éta y no ora del mismo tipo. Silo pudo des idea dle fina- lidades. propias de una comunidl en relacién con ta ercencia cn ta Razin universal y én e) providencialismo, Jo que ace alandonar el terreno de Ta especulacién sobre esencins. De otro modo, de todo individuo y de te d humana individuada cabe repetir que ne poscen esencia; ka individua- cién cs inefable © indefinible. Con mucha mayor razin se wes sien lugar del escncialismo eht- isino, En cualguicra de los dos casos deates es cus a resolver por otra esenci aneraly cn ningsin 6 comunid 78 no hay un deber ser individual o de tal comunidad al margen de lo genético. Ni América Latina ni cada una de Jas naciones que Ja inte- gran poscen esencia, ni se explican por esencias, ni se orientan © han de orientarse por esencias. Para excluir todo equivoco posible cabe considerar el uso metaférico y el uso analégico de Ia idea de esencia, con c} sentido de “Jo mis sustancial”, “el niicleo del asunto”, “el meollo de fa cuestién”, “lo mis inti- mo de nosotras”, “Jo més nuestro de nosotros mismos”. Acep. ciones de ese tenor se pueden apticar a lo ants caracteristico tle ui inedio, © a Jo que de es mis queride por parte de aquellos que lo intérnilizan, oa lo que se consider sobre mancia importante, ‘odis esas expresiones estén inspiradis ancialismo clisico, pero son uses en las doctrinas del sus m: propios, y no pueden imterpretarse en el sentido propio que sat del use apanta hacia sustancias reales; no es admisible y impropio a Jo significado por el uso propio. E: jnsto por su significado impropio, son de uso admisible sin necesidad de sostener ¢] sustancialismo clisico; pero enionces est todavia mais claro que no pueden interpretarse en el senti- expresione do de apuntar hacia esencias reales, En su uso comin las férmulas expuestas discridiinan entre Jos fendmenos histérico- culturales, y en cada caso se pbdré prepuntar por los eriterios seprin Jos cuales se hace Ja scleceidn, y sum por el fundamento fin de saber si eculian preju de eses mismos criterios, a © intenciones deformantes. ET punto parece concluide; sin embargo tal yer se relacio- nen eon supnes fractos refererzes a formaciones cultura as esencias algunos 1rmines. singulares: abs. les, tipos de cultura, is Jo que ahora co nacionalidades: y_conjuntos de naciones. rresponde examinar, ao VI. Los gentilicios abstractos, las nacionalidades y América “latina” Los términos singulares abstractos ofrecen casos considera- blemente diversos. Algunos de cllos son designaciones de atti butos que se aplican a objetos cn circunstancias mensvrables: stihilidad”, “visibilidad”, “radioactividad”. Otros ca- Jifican comportamientos, actitudes 0 reacciones, pefo. dentro nes variables de imprecisivin: “perplejidad”, “frivoli dad”, “relipiosidad’”. Otros son ono mensutables sepsin en sustancia”” qué contexto se apfiquen: “a peligrosidad de e y “la peligrosidad del reo”, “la actividad de es y “le actividad que hay en este Juger de trabajo”. Ln todos estos casos se designa un atributo presente en una cosa, 0 rele cién, © situacién. Lo que posse un atributo es apto para producir efectos determinados, y asf ocurre que en el plano del discusso comin se pasa ficilmente del plano descriptive al plano explicativo: “el incendio se produjo por Ja alta com- bustibilidad de este material”, “este delito no habria ocurrido si se huhiese sonido en cuenta la alta peligrosidad de este delinevente” FI idioma espanol permite fosmar singulares abstraéios en relacién con sustantivos: de “humano”, “humanidad”, de “felino”, “felinidad”; y Ia derivacién verbal es correct, se trate 0 no de términos sepistrados académicamente. A esto hay que el posible desphuzamiento hacia wsos metafdricas: se pucde hablar de “Ja felinidad de Marlene Dietrich”, ejem- plo nostilgico para supervivientes, En esos usos se procede por analogtas que pueden ser considerablemente vayas, con Gl peligro de tomar por seal Ja propicdad atribuida metaféri- is bacterias” 24n eb curso de este trabajo se tata de mantener fn terminoloin para facilitar be comunicaci6n en ef plano del diseurss coming quedan de lade complicaciones terminodgieas, ye pueden plantenrse por Ja via de Ia Gilosolia analiven y de In xemintien formul. 80 camente. En estas posibilidades adquiere una importancia especial Ja confusién entre Jos planos descriptivo y explicativo. Si se Jama “felinidad”’ al atributo o conjunto de attibutos que caracterizan a Ja clase de los felinos, parece algo abusivo Ja denominacién a Ja manera de una entidad explicativa: Mici- fuz araiia porque en tanto gato puede arafiar, y no arafia por su {clinidad, que incluye la capacidad de arafiar mientras no Te saquen las uiias al individuo del caso, como se hace con Jas jentes de los leones admitides como actores; pero sélo es Ia condicién garras y los cso no esplica tal arafiwe conereto, pu condigna”, no parece plausible decir que “Marlene ld". A lo iis, ol hecho de gue araite ratifiea I pertinencia de ba meti ive, aunque permit consecuenci: de su posibilidad. Supnesta una aceidn arabia por su fli m pli fora, pero ésta no tiene valor r previsiones para quien se preocupe por “Gentil un término que se aplica al hecho de perte- necer a grapos humanos, pentes, naciones, familias, linajes; hace manifiesio el origen, Ja patria, el Estado, Ja repisn, Ja raza, el demos 0 el etnos de Jas personas. Los gentilicios son a ‘an a varias personas veces términos gencrales concretos, se api © cosas determinadas; pero en Ja retérica politica se han difun- dido gentilicios singulares_abstrpctos, que designan a un atric buto, sin perjuleio de que éste se haga presente en varios individuos: “chilanidad”, “peruanidad”, “nepritud”. “Espa- ol es un término "peneral concreto: “hispanidad” es un término singular abstracto; ambos son gentilicios. Los singult- tos que se reficren a lo caracteristicn de ciertas usin desde antipuo: “romanidad”, que han adquirido en ef inonmericana se hace res abst formaciones culiurales: “eristiandad”. Por Ia impor discurso politico y en la ensayistica se en ef examen de algunos de ellos. se reficre al copjuntode los sexes, cvalquiern clerfsticas propias_de Ja anc necesario det “Humanidad”, sen st niimero, que poscen Tas enra 81 especie “Home Sapiens”, a la que por Jo comin se atribuye forma orgénica y racionalidad, sin que quede claro el margen de anomalia fisica 0 mental que no excluyen de Ja especie. Decimos que queda indeterminado su ntimero porque la exten- sién del término queda definida por su cardcter de conjunto, el cual pucde aumentar @ disminuir en cuanto a la cantidad de sus miembros, 0 no haber comenzado a existir, o dejar de cxistir, sin que para otra forma imaginable de seres racionales Ja designacién deje de tener sentido. Cuando se dice: “toda Ja humanidad est amenazada por Ja contaminacién ambiental”, 6 cuando Jos conquistadores se preguntaban silos indios, y en particular Jos canibales, formaban parte de Ja humanidad, se estén este plano de significacién; por Jo menos hasta Ja bula de Paulo II, que dictaminé que eran seres humanos, como el Concilio de Nicea habja dictaminado que Ja mujer tenfa alma. Ante tales o cuales restos arqucolégicos nos pregun- tamos por si se manifiesta ya la existencia de “humanidad”, 0 sea de scres humanos, en el sentido de seres que poscen un atri- buto 0 un conjunto dado de caracterfsticas definitorias. “Aqui hubo humanidad”, y “‘aguf hubo seres bumanos”, resultan en- tonces expresiones equivalentes. Tambicn significa o designa formas _de_comportamiente que se consideran propiamente humanas, y valiosamente humanas; el término se desplaza hacia una significacién integrada estimativamente, y adem: positivamente: “ha mostrado humanidad”, quiere decir gue se ha comportado con benevolencia o bondad, por més que cn Ja especie sean frecuentes el salvajismo y Ja bmtalidad; pero se trata de conductas que no son conseenencias neces sins de la organizacién de Ja especie en tanto clase biol’ pero cuya sealidad se tiene por una caracterfsticn valiosa, Se ofrecen asi acepciones seprin Jas cuales el uso puede designar un modo de ser, “naturaleza humana”; 0 el conjunto de los seres que poseen ese modo de ser, en el sentido de estructura psicoffsicn que condiciona posibilidades de conducta; 0 formas 82 de comportamiento selectivamente determinadas dentro de esas posibilidades. “Cristiandad”, se refiere al conjunto de los seres humanos que practican alguna de Jas formas de Ia religién cristiana, 0 Jos sistemas de valores detivados o inspirados.cn.cl cristianis- mg. En esta acepcién es un conjunto o clase de gentes que se distinguen de otras por ciertas creencias y ciertas précticas, aungue vivan en paises donde otras ereencias son dominantes. También pucde refesirse al sistema de ereencias, de ritos y de © por comunidad de origen, pa ntes a una nocidn de clase simbolas que, sea por analog mmados cristianas: comparien Jos que se Daw nos amos de una nocién de chase de de objetivaciones culturales. ‘También puede referirse al con- junto de Jos pueblos en Jos que pralomina el cristianismo para caracterizar como expresién seligiosa fundamental, sea su realidad presente © para earactesizar un origen con el cual no se haya producido una ruptura radical; asi no podrian cons derarse parte-de Ia cristiandad a Ja Hispania musulmana, Ja Ru- sia actual o In Cuba sovietizada. También puede referirse al con- junto de Jas Iplesins Cristianas, por dispersas y diversas que sean Jns diferencias entze Jas acepciones genéricas y Jas de con- juntos estructurados de caracteristicas, que no son ficiles de distinguir. Entre expresiones dé esta fndole: “el mal que nos hicieron los cristignos” y “el mal que nos hizo Ja cristiandad”, “el mal gue nos hicitron los moros” y “el mal que nos hizo Ja moridad” no hay demas jancia, Fsto muestra Ja facilidad de crear entidades fietas, amnque sea real In ercencia en ells y ncia procduvea efectos reales. Estas crecncias y exos efectos desplizan Ja acepeién hacia criterios selectivos cre de valor, El cristianismo se autointerpreta en cl sentido de un valor ceuménico; Jo “cristiandad” es de jure ccuménica, aunque no Jo sea de facto. Por lo tanto, no coincide con una formacién 83 cultural determinada ni se puede identificar con ella, aunque sea en ella donde haya conseguido sus mayores éxitos; y no se puede excluir que sea en otras formaciones culturales donde obtenga mejores frutos, 0 se realice més plenamente su men- saje fundamental. Por lo tanto, asi como es claro que “europei- dad” no es igual a “cristiandad”, y que “cristiandad” no es igual a “curopeidad”, no es posible ligar el cristianismo con el destino de una formacién cultural; menos, sostener que una forma particular de cristianismo se ligue con expresiones concretas y parciales, transitorias por principio en tanto h t6rieas, de esa misma formacisn calwural, aunque en una ins- taneia histiriea formen parte de sw estructuracién fancional. Que Ia cultura curopea haya tenido su Edad Media, que de ese tiempo fucse parte integrante y caracterfstica Ja presencia de} cristianisme, que los pafses de esa cultura europea se hayan considerado depositarios de Ja cristiandad, no es premisa de Ja que se sigue que siempre ha sido asf, pues hubo una Euso- pa precristiana; 0 que siempre seri asi, pues puede aber una cultura europea posteristiana. Por Jo tanto, no tiene ningdn sentido integrar con el cristianismo, y menos con Ia catolici- dad, términos de otto orden, como el de “Iatinidad”, aungue eh coyunturas polfticas concretas esa afirmacién pucda tener sentido circunstancial. Esto no excluye que Ja forma de relic gidn que por largo tiempo ha dominado en un dmbito cultural, con todas sus consecuens cn actitudes vitales, sentimicntos y reieciones afectivas reiteradas, forme parte de su herencia cultural, 0 de Ja gue represente su parcial continuidad histé- rien, No fue fieil ni inmediata In transformacién de ta Europa pagana en Europa cristiana, Las fiestas de San Juan tienen muy poco de eristianas en muchos lugares. La ética pagana, centrada en Jos asuntos temporiles en Jas ideas de valenth honor, venganza, es poco compatible con In Gica cristiana, y sin cmbargo mantuvo influcncias milenarins. La nceptucién del cristianismo por In América conguistada conserva en mu: 84 chisimos lugares ataduras notorias con cultos de origen ind{- gena. Por Jo tanto, “Jatinidad” no tiene conexién necesaria con “cristiandad”, ni tampoco con “‘catolicidad”, aunque en lo presente y en lo futuro lo designado por estos términos integre su herencia cultural, o su legado cultural. “Catolicidad”, lo que viene al caso por Jo antes dicho, es a Ja vez una paste y una vasiante de Ja eristiandad; es wna de Jas Iglesias cristianas, sin que importe shora su rango, que pucde ser dl mas fundamental, Significa el conjunto de Jos creyemtes en_esa Iglesia; o las caracieristicns de Ta Uoiinsitica y de las formas del culto que ln distinguen de Jas demits ighe- sias cristianas; 0 el conjunto de Jos pucblos cn Jos que esa religién cjerce influencia preponderante, a lo menos en el imbito de ciertas costumbres sociales, En ninguno de los casos tiene que ver con Ia pertencncia a un puchlo, una nacién © un Estado, salvo que éstos se definan en funcién de una onpanizacién estrictamente teoerética, y durante el tiempo que dure ese régimen, que no se debe confundir con el tiempo histérico de una nacionalidad y sus transformaciones. “Hispanidad” ¢s selective dentro de Ja espafolidad. Ese tdrmino hace resaltar Jo que se_considera mais sclevante_cnire Jo que posce.caricter espaial: pero, ademis, cs expynsivo, en cl sentido de que permite con mayor capidad referirse_a_Ja ‘sos Hyismos caractercs, .o semejantes .o-lerivados, F retencr Jo presencia de en otros Iygares. que en Espaiia; parece inten! esencial de-un cardcter colectivo, con prescindencia de lo Lipico local, que puede ser espafolisimo pero inesencial. Ese cardcter selective que Je da al término un valor paradigmftico resulta notorio en Jn proliferacién de términos de igual tipo plicable que alcanzé amplia difusién a partir del impulse que le dio Ricardo Rojas a In “argentinidad”, dando origen a mil- tiples imitaciones. Queda por hablar de In “Hatinidad”, durante mucho tiempo 85 llamada “romanidad”. En un primer sentido este término desig- na un atributo 0 un conjunto de atributos que se encuentran de manera catacteristica ert los pueblos Iamados latinos. En este sentido Ia Iatinidad no cambia porque existan més 0 menos latinos; tampoco es un agsegado de Estados o de nacionalida- des 0 de pafses latinos, sujetos a las contingencias del curso histérico. La latinidad no pierde sus supucstos caracteres porque disminuya el niimero de sus manifestaciones concretas, ni crece porque éstas se acrecienten. La anglosajonizacién de territories de América que antes pertenccicron a Ja érbita de paises Jatinos, no quita ni agrega nada a los contenidos defini torios posibles de la latinidad, lad se dice para designar el vos 0 cocsis- En un segundo sentido, Jati conjunto de Jos pucblas_naciones o Estados suc tchtes gue pueden Hamarse Jatinos con mayor o menor propie- dad, En el primer sentido se estaba ante unaided; en el segundo sentido se esté ante una bealidad_culturaligcohistérica que comprende a Europa Jatina, América Jatina, Africa latina, Asia latina. Este sentido supone Ja clasificacién y calificacién de la sealidad segiin la idea de Jo Jatino. Conforme a Ja tesis que desde piginas anteriores se ha ido claborando, ninguna comprensién de In Jatinidad es posible en el plano de Jas scalidadés, ni en el plano de esencias meja- TAT en el plino de ontologtas zepionales. in Ja medida tenpa sipnificado, Ja Jatinidad hobri_de expresarun itnd vital y de realidades, culturales, un conjunto caracteristico de redes culturales, que se comprenden culta- ralmente. Por lo tanto, toda comprensién aproximada y de valor operacional depende de Jas neas de un sistema inter- pretativo-estimative-normativo, o sea de un universo cultural; sicndo estos sistemas histéricamente variables, Ja_compren- si6n_de Ja Ininidad es histéricomente yarinble; una definicién eventual puede no set posible puesto que Ja comprensién 86 puede’ ser de un orden intuitivo 0 versar sobre cualidades no definibles, como no se puede definir ni transmitir conceptual- mente Ja comprensién cuslitativa de Ia rojez, que es algo distin- to de la mencién de longitudes de onda; toda comprensién puede variar segin sea a cultura desde Ja cual se aprecia, y Ia latinidad puede scr algo diferente vista desde culturas germé- nicas 0 anglosajonas o eslavas o hindiies o desde una cultura propiamente Jatina; en cualquier caso Ia identificacién puede variar por cambios histéricos y por procesos de transcultura- tir un fondo aproximadamente comein én, anngue paede de coincidencias. Cabe preguntarse por cuiles podrian scr los ‘earactenes gues PTenerse-rn cueuta? Ua identidad idioudtica —cl Jatin y sus derivados— constituye un factor muy importante, pero no es cl Unico ni puede ser decisivo. Se detectan infln ‘calfurales Jatinas en sieas. donde se hablan otras Jenguas. Se detectan en Jas regiones_latinas—influencias Jing culturales de otras formaciones histéricas. Jos procesos de interconexién cultural, o de transculturacién, que tienen lu- far en freas o regiones culturales diferentes y con diferente curso histérico, pueden ser bilaterales 0 unilaterales, pero de cualguicr manera sobrepasan Jas relaciones idiomiticas. Roma, una vez Jatinizada, latinizé a Ja peninsula itélica, a Galia y a Hispahia,y aun a Jo que hoy es Rumania; pero Ja latinidad sufrié un proceso de helenizacién, y después de orientalizacién, sin perder su epicentro en sf misma, Sin em- argo, aungue «ej huellas no Jatinizs a Grecia, nial Asia Menor, ni al Norte de Africa, En el curso posterior de Ja historia surgicron Jas Jenguas neolatinas, Los pucblos que ablan estas Jenpuns son Jos gue normalmente reciben el nom- bre de Jutinos, Asi, wn rasgo de la Intinidad serfa el haber constitnido formaciones hist6rico-culturales de habla Iatina 0 acolatina, como Iengus nacional o materna, Pero idiomAtica- 87 mente hay una Suiza latina y una Suiza germénica, sin’ que Suiza pierda su identidad nacional. Pueblos trasplantados han perdido su idioma original, sin perder su identidad. Si Unamu- no tuviese razén al creer que Ja Jengua es el espiritu de un pueblo, tal afirmacién sélo podria fundamentarse, y por lo demés insuficientemente, en el hecho-de que por tener el sistema lingiifstico una importancia bésica para Ja comunica- cién entre Jos miembros de una comunidad, transmite més que lo que escrita 0 verbalmente se entiende. La parcial sus- titucién de una lengua por otros sistemas de comnnicacidn, mide cn certo moda la amplitud y Ia importancia de la Jen- gua como factor de identidad. Por otra paric, no_hasta con adquirir_una_Jengua_para_inteoducirse—en—Ia—caracterizacion dural correspondiente. Es cierto que, en cl sentido idioms- fa lengua da un clemento de identificacién facil, obser- vable, accesible; pero considerarla factor tnico, o includible, repsesenta un empobrecimicnto conceptual. Si Ia. Iatinidad existe, es algo m&s que un conjunto de parentescos lingiifsti= cos; no parece que de su Grbita puedan excluirse los vascos, a pesar de que cl vascucnce no es una Jenga neolaina, y seria imposible separar a Jos vascos de Ja hispanidad, gue es paric y variante de In Jatinidad, Si pensamos cn una identificacién institucional, es impos ble encontrar semejanzas que constituyan formas aproximada- mente persistentes en cl espacio y el tiempo. “Latina”? es Ja Reptiblica de a Roma antigua, y Jo es Ja Imperial; en Ia his- toria de Ja Iatinidad se encuentran reptiblicas, y monarquias, y principados y ducados y comunas, y cuantas formas se ima- ginen, incluyendo constrlados ¢ imperios. La naciones Jatinas de América toman en sv mayor parte In forma republicana de gobierno, con excepciones parciales temporales, como México y Brasil; algunas Jo hacen después de grandes dudas, en Jns que cuentan inclinaciones mondrquicns. Mientras tanto hay monargufa cn Espafia, en Francia, en Portugal; Italia 88 lograré’ su unificacién nacional bajo la forma monérquica, aproximadamente cuando en Francia cesa ésta. No hay ni puede haber uniformidad_de- institucis iticas en una atinidad que anda por los dos mil quinientos afios de historia. Tan imposible es esto, gue Jo dicho puede juzgarse desdefia- ble; sin embargo, son muchos los movimientos tradicionalistas gue han invocado a una forma politica teniéndola por consus- tancial con Ja nacionalidad. “Dios, Patria y Rey”, ha sido un Jema politico, no sdlo en Espaiia, donde puede aducir antece- dentes histéricos de imporiancia, sino tambicn en Francia, gne fac mondrguica hasta la guerra de 1870, salvo efimeros aos, y en Halia, donde Ia monarguia cesé después de In gunda guerra mundial. Lo_mismo_cabe.-decirde—Jas_instituciones_telisiosas insito del paganismo al cris EI mo se opera en Ia Jatinidads pero el cristianismo schasa Jos limites de Gta, no sélo en Ia forma de movimiento religioso hacia otras repiones, sino en Ja fundamental separacién de Ia Iplesia Romana y In Iplesia Grie- El amplio dominio que el catolicismo tuvo cn las naciones nis tipicas de Ja Jatinidad, no se hizo sin excepciones, sin movimientos heréticos y supervivencias paganas, Al producirse divisién de Jas iglesias cristianas curopeas, en las regiones inas manticne su dominio*el catolicismo, a veces por las buenas y a veces por Jas malas, 1! movimiento ilustrado, en sus formas contrarias a Jas religiones positivas, y aun en sus formas negadoras de toda religién, se da fandamentalmente cn Francia; Jos movimicntos anticlericales y ateos influyen con algunas dreas de Ja Jatinidad con una fuerza que jams tu- vicron en los pafses de gran influencia protestante, En Amési- ca Latina Jas controversias entre conservadores y liberales, que Henan su historin conflictiva, son inseparables de tomas de posicién en torno a Jn recligién y su Jugar social, annque no se trate de temas cuyas coordenadus sean similares, de manera gue Ia relacién entre Jos problemas. politicos, econdmicos y 89 religiosos, obliga @ introducir infinitas matizaciones en Jas dic secciones divergentes bésicas. Lo mismo puede decirse con relacién al desarrollo de los ‘movimientos revolucionarios de nuestro tiempo. ¥ todo ello acontecé en regiones culturalmente “latinas” sin que tenga sentido buscar siquiera una linea de- marcatoria que conduciria al absurdo de pretender distinguir entre los “buenos” Jatinos y los “malos” latinos; lo que, sin embargo, se ha dado, por Jo menos en Io atinente a Ja concep- cidn de las nacionalidades «ne inteprarfan Ja Jatinidad, aunque no sea Ja Jatinidad, sino otras cosas, lo que se entiende cuando se habla de “defender muestra civilizacién occidental y crise tiana”, Valga como ejemplo Espaiia, donde tan insistentemente se hn identificado Ja hispanidad contando como ingrediente fondamental Ja catolicidad, de donde parecerfa resultar que el pafial que no es catélico no es espaiiol, y silo falta agregar que tampoco serfa Jatino; aunque podsfa considerarse afran- cesado, como se hizo cn otro tiempo, Jo que para In perspecti va de cierta hispanidad equivaldrfa de decir: “spatial dege- nerado, pero sin embargo latino”. En las institucioncs socioeconémicas parece gue no serfa necesatio insistir, Es imposible gue a Jo Jargo de mits de dos milenios pueda hablarse de una misma estrucinra socioccond- mica; méxime teniendo en cuenta Ia diferencia yeogréficn de niveles histéricos que quedarian comprendidos en Ia Yamada Jatinidad, Si Tlevamos esta situacién a Ja América latina, cabe decir que en ella no ha existide en sentide propio el Seudalis- mo, ast como ni Ja mita y ni Ja encomienda han existido en los pafses curopeos que pueden Hamarse Jatinos, Por otra par. te, cambios muy praves en Ja estructura socincconémica, se incluyan 0 no sus cxpresiones politicns, parcccn no comprome- tet Ja idea de Ja Jatinidad, si ex que éstn tiene significado, lo que por el momento hay gue pensar s6lo como hipétesis. Cuba y Rumania, idiométicamente neolatinas, ¢picrden sus’ carac: teres Iatinos por haber transformado muy radicalmente sos 90 estructutas socioecondmicas? Esto dicho sin perjuicio de las in- tcrferencias histérico-culturales, ademés de Ja influencia politica o de Ja érbita geopolitica a Ia que en Ja actualidad se adscriben; pues, ademés, en Cuba encontramos una influencia africana gue no existe en Rumania, y en esta nacién encontramos in- Sluencias no s6lo eslavas sino de casi incontables coyunturas histéricas, culturales y étnicas. En las instituciones juridicas es detectable un clemento Iisico, de influencia persistemte ¢ importante, sin perjuicio de cambios y readaptaciones: el derecha romana. Ha sido cssi una constante de ki romanidad, idea gue silo muy tardia- idad; pero no ha sido mente fue sustinuida por fa de Ia inmune a Jas innumerables variaciones de Ins circunstanci histéricas, y en buena medida se extiende mis all’ de la Iatini- dad. Por su parte, cn las instituciones sociales hay ciertas constantes menores: se da una organizacién familiar y una filincién patrilineal; pero se han producide cambios importan- tes en Ja organizacién de Ja vida familiar, y cambios semejantes han tenido lugar fuera de Ja Jatinidad. ‘Todo Jo anterior pone de manifiesto que no ¢s posible bus- r Ja identificacion de Ia Taninidad en una forma de entidad, ni en una suma de entificacidnes 0 de identificaciones de as- pectos parciales, asf scan jnstituciones, leyes, costumbres, mores, actitudes, comportamientos, 0 senderos populares de eulinra, Cada ftem culnral ticne sns variantes histéricas, tanto como Ins tienen cl sistema y Ia jerargafa de Jos distintos rubros y sus diferencinciones; el conjunto posce una estmemracién y una dindmica variables, que no impiden una identidad opera: ional, qne se reconoce a sf misma y es reconockla por otros. Se trata de un modo de ser por entrecrazamiento de identida des, gue manticne su identificncién histérica a pesar de Jos cambios de éstns, Como si se dijese: o1 ha sido sustituido por: (1) “El sistema ABCDEFG. (2) ‘El sistema A,B,CDXZ,G. sustituido por: (3) ‘El sistema ABCRSZ,G...’, que a su vez ba sido sustituide por: (4) ‘EI sistema YBGRSZE...’, que su vez ha sido sus- rituido por: (5) ‘Bl sistema YEBGRXZE.. gue a su vez ha sido s elementos comu- En cada paso se encuentran suficien nes para que exista un nicleo de semejanzas que permite una identificacién a pesar de los cambios. Asi tambign, una mesa puede ser parte del mobiliario de una habitacién, puede ser Ie- vada a otra casa, pertenecer a otro propietario, y es la misma mesa; y a Ja misma mesa, con pintura de un color, sc Je da otro, y es la misma mesa; 0 se Je agregan ruedccillas y es Ja misma mesa; pero ya no lo es si Ja convertimos en trfpode, aungue és- te provenga de aquella mesa, Cuando el cambio es tal, 0 tan fuertemente discontinuo, gue a los efectos précticos es preciso cambiar de nombre, 0 éste se manticne pero a conciencia de gue In cosa ha cambiado, 0 e} nuevo nombre recoge Jo incor- porado por Ja historia: el valle de “Jos carneas” no es Jo mismo que Caracas; Ja Quisqueya indigena no es igual a Ia Repriblien Dominicana, que algunos quieren hoy Tkimar_nuevamente Quisqneya. Los resultados obtenidos sobre Ja idemtidad a través de los cambios en una continuidad histérica referida al tiempo, prede cextenderse a Ins semejanzas en lo coexistente y parccide en el espacio, Entre Jas naciones curopens de lenguns ncolainns existe un cierto grado de semejanzas, en su presente y ch acon- tecimientos importantes del pasndo que para este presente im- porta como pasado con el cual hay que contar. Hay un paren: 92 tesco visible entre Espafia, Francia e Italia, que es patente aunque no se encuentren precisos rasgos comunes; Jo parecido no es igual a Jo igual. Ese parecido, algo as{ como una especie de aire de familia, es més amplio que el parentesco lingiistico, y puede ser ajeno a éste. Asi se explica que Jos vascos espatio- Jes —y con mayor razén Jos vascos franceses—, integran Ja érbita de Ja Jatinidad, Es un hecho que entre las personas se detecta un aire de familia sin necesidad o al margen de que pucdan scfialarse rasgos que scan expresa y visiblemente igua- les. Lo mismo pasa entre Jas naciones; en éstas, como en ef caso de fas personas, se dan parecides que no se apoyan en definidos. rasgos. comune. n_con conjuntas de letras: Volvamos a Ja comparaci (i) ALB... Poo eee ee. G) ABE.G. “(4) ARGH. 6) FGHTI (6) ABC. DEP. (7) DEF. GH. (8) GHI.JKL.* (1) y (2) se pirésen en tres caracteres; (2) y (3) tam- bién, pero (1) y (3) tienen seilo das caracteres comunes; (3) y (4) ticnen tres caracteres comunes, pero (4) tiene sélo dos caracteres comunes con (2), y un solo cargeter comin con (1)5 (4) y (5) tienen tres caractercs comunes, pero (5) tiene sélo- dos con (3), s6lo uno con (2), y ninguno con (1); no obstan- te se ha pasado de (1) a (5) por eslabones intermedios que manticnen tres caracteres de transicién, Ass también (6) y (7) se parccen en un grupo de tres letras, (7) y (8) también, pero (6) y (8) no tienen Jetras comunes; no obstante hay 93 transicién, se pasa de (6) a (7) y de (7) a (8) por parecidos, Jo que pone en contacto a (8) con (6), a pesar de no tener ningén parccido directo. Como si se dijese: dos cosas parecidas a una tercera se parecen entre sf, aunque més no sea por Ja razén de que se parecen a Ja tercera. Lo dicho ha venido al caso para identificar a Ja latinidad a pesar de Jos cambios histéricos de sus contenidos culturales; pero Ta misma iéenica es aplicable a Ia identidad histérica de nacionallidades. y alidades. sas identidades presentan un niicico organizade. y orpanizadar dentro de un universe. cultural; pero tanto éste camo el mismo nvicleo son de conte nidos variables, que mantienen coincidencias con Jo acinal y el nico anterior, La identidad colectiva es siempre, en los entes hist6rieos, un tejido muhtigeneracional de relaciones. human in condiciones de un cntorno fisico y posibilidades de un medio técnico, siendo ambos aspectos transformables; tal identidad no sequiere forma alguna de sustancialidad entitativa © de esencias constituyentes, Las fuentes de toda identidad de tipo hisidrico global son sistemas concatenados de redes culurales de Jas que nacen continuidades por rele- vancias que sélo por un Japso son invariantes. a8 S¢ “Latinoamericano” es un nombre gencral concreto; de este pais, de este objeto, de este producto, de este individuo, se dice tal nombre, “Latinoamericanidad’” es un singular abstracto, en tanto nombre de un atributo o de un conjunto determinado de attibutos: relacionados, Asi como “humeanidad” comporta forma orginica y sacionalidad, a lo menos en forma aproxi- mach o supucsta por cuanto no cxisten criterios suficientes en cuanto al margen de anomalfa 0 de deficiencin fisiea © mental que harfa cambiar Ja designacién, In Jatinoamericanidad com porta, nominalmente, americanidad y Intinidnd. Serf proce- dente decir que alguicn es Jatinoamericano aungue no se hubicse forjado Ja sustantivacién “América Latina”, si reunicse 94 los caracteres nominales de americano y de latino, quedando por establecer respecto del primero si por origen o por adop- cién, y respecto del segundo por relacién a los rasgos de su formacién cultural. Pero “Jatinoamericanidad” no desig- na otra cosa que Ja sitvacién © cualidad de lo pertencciente ‘Trelativo a América Latina; es un atributo consecuendial 0 derivado, que presupone la idea de América Latina, sin que este nombre sea resultado de la presencia efectiva del atributo del caso, que no significa otra cosa que Ja condicién de Tatino- americano tradueida en un geotilicio singular abstracto, No ¢s por Ja hitinoamerieanidad de su publacisn ode sus produce tos que importa) nonibre de Amétiea Latit tiene valor indicial, si indica americanidad atsibutos no tienen igual valor; “americanidad” tiene que ver con un Tugar geoprifico segtin una visién histérica del mismo, y “latinidad” tiene que ver con un tipo cultural consistente pero mutable y temporal y espacialmente repartide, Podria existir Jatinoamericanidad fuera de América si este Jupar quedase como lugar de referencia definitoria 0 fundamental, segin Ja mancra gue ha ocurrido con “Ja Tierra Prometida”, No podria existir Jatinidad en avsencia de Jos cavacteres de Ja Jatinidad segiin Jas coordenadas de sus comtenidos espacio- y si este nombre latinidad, estos temporales de semejanza y de cobtinuidad. Pero si el nombre propio puede ser un indicio falso, si puede ser una desesipeién incompleta o equivicada, si su valor es convencional y relative una situacién histésico-culiural, entonces Ja Jatinoameries nidad importa anngue cn el caso interesen contenidos ajenos a su sentido nomin, jemplo, contenidos estsicta- mente indiyenas. Y Surinam y las Antillas Holandesas y Gra- nada y ‘Trinidad-Tolapo podrin participar de Ja Jatinoameric nidad, que no se define linpiifsticamente. Con Jo expuesto se da un paso en un problema dificil, y tal vex en dos: en e} de Jn “Jatinidad” en ef espacio y en el tiempo, yen el de Ja “Jatinoamericanidad”, En cuanto a Jo primero, hay ; ast, por 95 suficientes analogias, y suficientes eslabones intermedios cuando éstas no son directas, para detectar un “aire de familia” en Jo que abarca bastante més de dos mil afios de historia, comprende a decenas de naciones, y posee una extensién geo- gréfica que afecta a varios continentes. En cuanto a lo segundo, permite superar diferencias histéricas, étnicas, cconémicas, politicas, entre naciones que se diferencian notoriamente si o. Argentina difiere de Bolivia; jar de ser argentino, se parece a Bolivia, y ésta a Perti, y Peri a Colombia, donde hay enc ves humanos que hacen pensar en Santo Domingo y en Wath, Urugnay es muy diferente del Norte de Brasil, pero se par al Estado de Kio Grande del Sur, gue se parece a Jos demis Estados situados algo mas al Norte, que se parecen al centro del Brasil, que se parece al Norte costero del misma pais. Ash se salvan diferencias que a primera vista parccen extremas, que van desde Jos caracteres de los pafses platenses « los cari- beiios, a primera vista dos regiones dificiles de comparar. » En. cua ingular absiracjo “Jatinoamericanidad”’, pue- de entenderse cn dos. sentidas(Gni} derivado de Ja adjctivacién correspondiente, que apunta hacia Jo propio o caracte! dele Jatina cn América, asf se trate de} mero hecho de su Ingar_geognifica; otro derivado de lo consiguiente sustantiva- cién, que significa Ia cualidad de Jo pertencciente 0 relative a Ios pafses de América Latina. En cl primer caso importa gue Ia adjctivacién sea adccuada, asf se refiera n pafses que sélo tienen de latinos Jo que algunas minorias tienen de hispinico, © si se quiere de ibérico, o se seficre a los que silo tienen de hispSnico —o de ibética— por lo que tienen de Intinos, pues aun idiomAticamente son ncolatinos, lo mismo que Jo peninsu- Jar, En el segundo caso In ndjetivacién no importa, pues el genti- Jicio singular abstracto no es sino Ia derivacién gramatical de un nombre propio que, aunque tuviese alin valor indicial en su origen a Jos efectos de desipnar lo no-sajén en América, tiene un se comparan rasgo por 7 pero cl norte argentino, nd 96 sentido convencional geo-politico-cultural, y se refiere a una identidad gestada por entrecruzamiento de redes culturales 0 nomolégicas, apoyada en analogfas aproximadas que pueden ser de situacién y no scr lingiifsticas, que pueden fundamen- tarse a través de eslabones intermedios que sitven de instru- mentos de transicién, y que Je dan un tono suficientemente caracteristico a una entificacién macro-regional Ademis cabe introducin Ja idea politica de proyecto. Un proyecto de conciencia Jntinoamericana puede orientarse en cnalguicra de los dos sentidos sefalades: en une, paede bus. car el fomenio de Jo latino en América y de sus hizos comanes; cn otro, puede buscar eb desarrollo de lo valioso ques pertencciente 0 relative a América Latina, scan contenidos: Jatinos © no, asf sean indigenas 0 de otro origen, cvalesquie an Jos idiomas —quechna, papiamento, ingl’s— supuesto que existen suficientes analogias de situacién y de interés, Ninguno de Jos dos proyectos es incompatible con el cultivo de los Jazos culturales iheroamericanos, o mis restringida- mente hispanoamericanos, sin necesidad de miticas esencias. Queda por destacar una conchisisn de interés: no hay Jazos Ispicos de tipo analitico entre Jos gentilicios, sean concretos © abstractos, y contenidos culturalés correspondientes: a instan- cias histéricas que no obedvcen a las formas de Ia necesidad Kigica, No se puede atity a To histérico. No se dcben esenciali: yar partidismos mix @ menos coyanturales. El panto es de suficiente pravedad para requerir otra etapa mis en estas fan- al sino que guarda damentaciones, pues el problema no es ve cestrecha relacién con problemas filossificos de fondo 97 VII. Discusién de algunos planos en los que se ba planteado el problema de la identidad Cuando se hace referencia en un solo término a Ja estruc- turacién y a la dindmica de entes en Jos que se repite un modo de ser, 0 al género 0 a Ja clase de tales entes, se encuentran ejemplos asf: “humanidad” y “naturaleza humana”; “huma- nidad” y “péncro humano”; “hiimanidad y “Ja clase de Jos humans”. Se dice: “la humanidad no existia en aquellos tiempos”; “tadavia no existian seses humanos”; “en cl 2 10,000 de nuestra era dejard de esistir Ja humanidad”, Aqui surge la prepunta sobre endl es el modo de set de le que deli- mita una definicién gue se expresa cn un singular abstracto. Cuando se habla de “humanidad” on el sentido de conjunto de Jos seres bumanos, y por Jo tanto en el sentido de género © de clase, no hay tal problema, por cuanto se trata de nocio- nes clasificatorias; euando se hace referencia a Ja “humanidad” como identificncién compleja y comin, se esté en pleno debate milenario sobre el sentido de Jas “naturalezas concretadas”: por un Jado, el esencialismo metaempfrico, cuya expresién mas tipica y mis radical ha sido el platonismo, expresado en Ia tesis de ideas y de formas no perceptibles sensorialmente, que son condiciones de conocimiento y condiciones de exis. tencia de sus cjemplificaciones; en el otro extremo un nomis nalismo que considera a esos términos meramente descriptivos de experienc ales por razones prfeticas se sefieren solamente los rasgos que se reiteran sin Hegar a permitir ndividwalizaciones diferenciadoras. Jin un caso. xe est en presencia de una explicacién metaempfriea; en cl otro se esté inte descripciones empfricas reducidas n leyes de coexistencia de sucesién, s cn las e1 in ef supnesto de gue por razones metacmpfricas, ajenns & un proceso de lepalidad biolgien pero fundamentante de ella, se quisiere explicar las carnctcrfsticas de una naturaleza buma- 98 na —lo que a esta aftura de los tiempos es dificil de admitir, e irrelevante en Ia investigacién empirica— parece todavia més dificil que se quiera explicar por alguna presunta “neoli- ticidad”” Jas caracteristicas de las culturales neolititas; 0 se piense en una no menos mistica y mitica esencia, Ja “aztequi- dad”, por Ja cual Jos aztecas fueron tales como fueron, 0 se recurra a una “patagonidad” para dar rarén de Jos patagones. Ningiin historiador de arte tomaria en serio a quien dijese que cl expresionismo es tak por razén de gue cn gJ se hace presente nd”, y ningtin antropdloga cstaria dispnesto Jo de la cerimica EI preeepto de Guillermo de Ia “espresioni sceplar 8 quien quisieve explicar el seni ibchided” que no hay ue multiplicar los entes sin necesidad, viene al caso, y es un Gail para evitar desyarios y entusiasmos por palabras gue tal vez no tengan © sentido que ef de despertar curiosidad © cntusiasmo. Tanto en Ia tesis esencialista como en Ja nominalista, se jencn o no se tienen las caracteristicas de la especie “hombre”, “gorila”, “Je6n” 0 “sardina”, aunque nadie haya hablado de Jn sardinidad de Ja sardina, y muchos hayan hablado de Ja argentinidad de Jos argentinos y de Ja mexicanidad de los mexicanas; en un caso estamos en un orden meramente natu- ral, y cn cf tre can orden hMt6rico-cultural, € importa en Decir que se pertencce a na especie quiere decir que s¢’poseen toxkas y cada tins de las propiedades cuales se define la especie en cnestidin; se poseen 0 no, sin que pueda hablarse de prados. © dlistinguen n Jas variantes individuales de cach nota, que no a chibeha por ti" Occam, gue ensefi mucho Ja diferene por in embaryo, 5 y se clasifi stir, aunque se presenten en diversos prados de excelencia. Fin In crianza de caballos de raza se tiene en cuenta Ja calidad de las propiedades presentes para clegir a un semen- al, scgtin Jo que se espera de sus descendientes y de Jas activi- dads was que se les destina: pero uno no es mis eqnino que otro, Se dice: “es un espléndido ejemplar de jaguar”, sin que dejan de & 99 eso suponga que un jaguar es més o-menos jaguar que otro; © sea que se introducen consideraciones selectivas, es decir estimativas. Cuando Aristételes relaciona al hombre con’ Ja racionalidad sabe que hay grados, tal como los hay en la fortaleza corporal o en Ia velocidad en Ja carrera; y en su idea de esclavo natural, no del legal, introduce el importante matiz de racionalidad dependiente, de racionalidad apta para com- prendes In racionalidad del amo. Sabido es qué importancia aulguitié este tema en las discasiones juridicas acerca del trata ines gne debi darse at k Si se pasa del caso de la pertenencia a nn géncro natural a Ja pertenencia © entificaciones por: naciones 0 regioncs que hagan posible la formacién de gent Jares abstractos, en lugar de propicdades: naturales se tiene caracteres histérico-culturales adquiridos que son variantes coneretas de Ja condicién humana, Las propiedades que se predican importan para determinar grados de asimilacién 0 ién de los rasgos de un estereotipo que se con- ivo de los caracteres atribuidos a una etnia, septin entidades ios singu- de internaliz sidera expre Jo que se manifiesia a través de su modo de vida. Se trata de comportamientos gue resultan de un sistema totalizador int pretativo-cstimativo-normative vigente pero transformable, y pasible de ser condenado por otras vigencias que discutan su EI “modo de ser” de eada uno y de todos en general de fos incluidos en ef estercotipo es cl de modos de compor- tare —o sea, de pensar, sentir, desear, acinar, seaecio. es de un sistema entrelazadi de conexiones cul turales © nomol6picas; sistema establecido y mis 0 menos reneral, cuya aceptacién prictica se tiene por tfpica, La falta de cumplimiento de lax previsiones y expectativas que ese orden origina a veces descalifiea —"ese no es de los. nix tros"— pero eabe In excepcisn laudable, que supera defectos generalizados, como ef que ¢s puntual en un entorno cultural donde ¢s habitual la impuntualidad. xpresiones de este tenor: validez, w— equity fos ca 100 “nuestro estilo de vida”, “el modo nacional de ser”, “Ja volun- tad de ser nosotros mismos” son de interpretacién contextua- Iistica; asf, en el tltimo ejemplo se manifiesta Ia aspiracién a proyectarse hacia un futuro segiin posibilidades propias, sin deformacién por presiones o influencias extranjeras, lo que comporta como supuesto el valor de lo propio y de las posibi lidades propias, con exclusidn de In hipétesis de que sea mejor cambiar © inspirarse en modelos mejores, segtin Jo posible en una situacién histérica colectiva. Usas expresiones no tienen ningtin significado ontolégice porque se refiereh a mudahles concreciones histéric-culturales, respect de las cuales: no hay por In ninguna imposibilidad “Iépica que impidapregant validez de es orden establecide y por la posible desealifien- de ese orden mismo. Esas © cién tos. —"latinoamericanidad”, “mexicanidad”, “peruanidad”— que se tradueen en cl imperative de reiterar tal modo histsri- co-cultural de ser, Sin embargo, ya que no se trata de atributes que se tengan a Ja manera de propicdades: naturales @ segGn catcgorias de lo que es, no sdlo no tienen un fandamento Entico ni ontoldgico, sino que tampoco tienen los requisitos necesarios para servir de fundamento legitimo en un orden deontoligico. En el discurso retsrica esas expresiones, que no poscen atro valor que el de sw fuerza Hlocutoria —tal como “jarre!’— suclen usarse dindoles un sentido con- a veces ontoldgic, con la consceuencia de si se dijese fusamente éntico y que surge ef falso problema de Ja prepunta por “el ser de tal nacionalidad” © por “el scr Tatinoamericano”, cuando se trata de rea histérica y- culturalmente, gue no poseen ni pueden poscer una Jepalidud de tipo éntico ni pu den detivar de una diferenciacién eategorial ontolégica, sino gine a Jo mis son conjuntos de caracteres nacionales © region: Jey histéricamente méviles; pero ademvis. esas mismas expre- siones se usan con un sentido exhortative y a veces imperative, jades prestada 101 como si lo que existe histérica y culturalmente valiese de pot s{ ¥ no estuviese sujeto a cambios ni a enjuiciamientos, como si ahora se taviese que lorar por Ia perdida borgofi'dad del Gran Ducado de Borgojia, como si del orden de Jo que es se * saltase sin ale, como si dl ser fuese sin més deber-ser, como si Ja existencia féctica de un carécter nacional o regional fuese sin mas un deberser modelo y no enjuiciable. Cuandle, se desconoce Ja historicidad as nable «le toda concrecidn totalizadura y global de un univers cultural, s¢ cae en un inmovilismo respecto del sistema de vae Jores vigente, y se tiene abiertw ¢} camino para dl crsor de considerar a toda critica como contraria al modo nacional o regional de ser, como antinatural por negadora de Jo que es, gue se supone que es tal como debiera ser. El modo de ser gue se tiene en vista es sin embargo un modo de ser sepin valores; pero see toma como fundamento de Jos valores que Jo fundamentan. Asf, es segiin valores que por su vigencia en una comunidad totalizadora y global se constituye en ef curso histérico con sus caracteres peculiares una nacionalidad, pero Juego se toma a ésta como entidad dotada de exencia pos razén de Ja cual existe el sistema de valores que Ja origina. josignada y «weiosige Se admita © no gue Jo humano es una instancia ontoldgica especial, nada autoriza a efectuar discriminaciones. ontaligicas sespecto de concretas formas histéricas de humanidad. No bay un ser ontolégico que posibilite, 0 explique, o delimite, un modo de ser de Jo mexicano; ne_hay ontologtas segionales en Jos_entes histéricos, sencillamente porgue los entes histéricos son segtin conexiones colturales en funcién de fas cuales im- porta lo gue cuturalmente es, Jo gue ha sido, lo que seri, y Jo que importe Ja situacién en que se estt, Si algo caracteriza el mode de ser de los hombres en tanto se humanizan por sus relaciones de historicidad y de historialidad, ex su vivir sein 102 sistemas de evaluaciones, evaluados y evaluables, en un dm- bito espacio-temporal evaluado y evaluable, y segin conjuntos por los cuales, sea cuantitativa o cualitativamente, la evolucién histérico-cultural de lo humano introduce una variante funda- mental respecto de la evolucién biolégica, cualesquicra sean Jas etapas de transicién que sc introduzcan; no es igual el cam- bio cultural gue Ja mutacién biolégica. Es ontol6gico el modo de ser que hace posible Ja esrructura- ie de una personalidad, individual 0 colectiva; no cs onto- ligico cl modo de ser de Ja personalidad estructurada, Lo primero es condicién_de_posibilidad gue puede coneretarse en contenidos’ diferentes: Jo segundo. es conerceién de una posibilidad entre miiltiples yy cli ibilidades. Pacde interpreiarse ido ontolépico Ia condicién de posibilidad de que en ¢ individual junta con un universo cultural; no pueden interpretarse en tin sentido ontolégico los contenidos concreios de esa historicidad 6 de ese universo cultural, Ninguna formacidn histérico-cul- tural deriva de un fandamento ontoligico, salvo en el sentido genérico que ¢s aplicable x cualquier otra formacién, porque ese fundamento no es sino Ja condicién de posibilidad de Ja existencia de formaciones culturales. En consecuencia, el “ser Jatinoamericano” no existe, si se interpreta “ser” en el sentido de estructura ontoldgica; tampoco existen en el mismo sentido “sores” por nacidnaiiddades; y no es pensable que exista una estructura ontolépica gencral Jntinoamericana por adicién de inesistentes ontolopias parciales de nacionalidades. Puede ha- Blarse de un “modo de ser” como variable estracturacién histérien; y, por abteviacidn, se podré decir “ser” en un sentido nomolégico © culturoligico, 9 modo de fiecién promedial aproximada y de rclativa continuidad multigenesacional, his- ricamente cambiante, No existe ontoligicamente un “homo existié una formacién cultural en una regién gcoprificn designada con cl nombre “Pampa”, y esa forma- cn Ia especie humana exista una historicidad soci 103 cin fue una respuesta contingente, creada o inventada, para afrontar desde ciertas preferencias vitales a ciertas condiciones y antecedentes, dando lugar a una forma generalizada de vida. Quien habita hoy ese mismo ugar esté en un entoro diferen- te y cuenta con posibilidades diferentes, sin perjuicio de las limitaciones que derivan de una continuidad histérica a través de modificaciones parciales, dentro de cuyo curso se pucden impulsar cambios expresos, ademas de Jos que sobrevienen por el paso de los tiempos y sus contingencias. Es asf que es posible producir cambios tendientes a transformaciones. Sera efecto de} quietismo criollo y del gusto por el duclo a cuchillo gue en Ja repién se instale wn centto de eneriia mudlear? Seri cosa de no instalarlo por contzario a un “made pampeano de ser”? Es preciso no confundir un modo estmcturado de vivir caracteristico Je una comunidad, lo que tiene lugar segin los tiempos y las posibilidades del grupo cn cuestién —se tiene petrdleo y no se sabe explotarlo 0 todavia no se sabe qué hacer con &— con una categoria dentro de lo que es, 0 con una Iegalidad inmévil que define una forma dentro de una categoria, No es por diferencias categoriales ni por esencias misteriosas que se distinguen a cultura espafiola y In francesa, In italiana y Ia alemana, Ia argentina y Ja victnamita, la hinds y ln mexicana, la colombiana y Ja guatemalteca 0 cualesguiera . Lo dicho vale para nacionatidades y para macro y micro regionalidades. Por lo mismo, un “ser”? Jatinoamesicano no existe, como no existe un sey curopeo, © africano, © asiticd, Toque ccit, si se encuentran analogias suficientes, es que existe unin modalidad Jatinoamericana de vivir, rela tivamente comin, histéricamente mudable y sin autoridad deontolégica, sin perjuicio del grado variable de internaliza- cidn que logra en miltiples individuos; y lo mismo podré decirse de Ins distintns nacionalidades. 2) \ His quadads exit] gue pueda hablurse 104 tido ontolé- siso.de un ser [atinoamericann o.de-cualquice pals; ha quedado excluido que la ide ntidad de entidades y entificaciones hists- rico-culturales como serfa el caso de supuestas esencias histéricas subyacentes extranaturales y extraculturales; ha quedado cxcluido que Jas comunidades _humanas. sc_tijan en cuanto_a_sus_contenidos calturales por una legalidad natural de tipo bialdgico, de mera adaptacién al medio o que scan mera consccvencia de condi- ciones geograficas o de supnestos influjos tchiricos; finalmente hay que excluir la reificacién que se produce por un uso sim- *, “onto- plemente metafdrico de 1érminos tales como “escn Ligico”, ete, Los usos metaféricos, sin perjuicio de Ja utilidad que a veces pueden prestar para buscar caminos para el pen- sar, comportan siempre el riesgo de tomar por realidad Jo que es ficcién, de manera que todo razonamiento subsiguiente carece de solidez por apoyarse en sentidos translaticios. Sobre esa frigil base no pucden hacerse interpretaciones firmes sobre ‘reas culturales 0 sobre nacionalidades2 Ja tesis elaborats, se, comprenderé y-en sus concepios fondamentales joamericanos, y en tal grado que 20 2S} se_ha_comprendide bi también que afecta c avuna extensa serie dle ensayistas fat es necesatio hacer sa confrontacisn caso por caso; asf, para citar solae mente algunos nombres de fos mis gifundidos, Ricarlo, Rojas, Eduardo Carlos Astrada, En "Gorman. Este iil ‘ontrapone extraimmente la América ibera como “enteleq, vex en el sentido de Yorma conel Ja América sajana como “utopia”, y quiere indapar por Ja péadieh del “eguilibri omoligico” del hombre colonial, (Va yyan aivotomia americana: Anyloanssica © Theroaméti ca”, Vuelta, N¢10, Sept. 1977, pp. 4 s5,). 351 plinteamiento de proble- mas cultures en (érin c enepentra en este autor desde si Ho La invencidin de América, Mexico, VCE, 1958, En ef Sinposin orraniznky por ky Universidad Simin Bolfvary con’ cb mérica Tatina: eonciencin y_nacién’” "(Cataces, ‘Tequinoccio, 1977), se ehcuentian expresiones de este, tenor: "el destino original x eterno de nuestro ser Tatinoamericnno” (p17; "11 ser intemporal ile América Latina..." (p. 52); "...tevelacidny def ser hispanoameri- o0.", ( 126)5 Jn imagen def hombre Intinoamerieano, imagen ale miestto ner." Cp. 142), Expresiones diel mismo tipo se formnlaron en cl IX Congreso Intcmmerieano Je Filosofin, reslizado en Carncns en 1977 (Actas en curso de publicacién),-Importante excepcién a 105 En la medida en que algunas de las expresiones consideradas —“nuestro_modo de tido, se reficri: a tealidades verificables, como seria el caso de refe- rirse a formas caracteristicas de redes culturales y a su sistema de jerasquizaciones estimativas, que permitan hablar de con- tinuidad histériea por razén de Ja relativa mayor permanencia de algunos de sus.elementos por una suficiente semejanza sos- tenida a través de Jos cambios. Esto explica que pueden cam- hiar las modas, pero no cambie Ja identidad global, ya que porsisten otras identificaciones; que sc interrumpa Ja continui- dad juridiea, pero se mantenga Ja identidad de una naciona dad, por Ja persistencia de otras coordenadas, identificade que puccla cumbiar In religidn, o st importancia, y se mantenga Ja identidad global. Asf también en el cambio histérico de una Jengua se mantiene su identidad, a pesar del influjo de Jenguas extranjeras, y de que pucdan distinguirse en su curso Gpocas y periodos. Digamos de paso que Ia Jengua, aunque sea criterio muy impostante de clasificacién cultural, no es un critetio tinico, porque existen otras coordenadas de identifica. cién. Lo dicho explien también que rafces histérieas diferentes Pucden confluir en una misma nacionalidad, si se gesta una identificable forma de entrecruzamiento en relacién con clas, y se da Ia confluencia de otras sedles posibles de reconacimiento. Faster conduce hacia el tema de Jos “caracteres nacionales”, de “a psicologia de los pueblos”, y de Jos estercotipos nacio- este estilo ex Jorge Luis Borges: “'... no podemos concretamnos a Jo aentno pare ser anpentinos; pon isl yen ese enso fe seremas de cunkjnicr ined, 0 ser argentina es mera afee- inciin, una mascara”, “El escritor argentina y In trndiciGn'™; Obras Campictar. Yuen ies, Fimecé, 1974, 374. Gran. atk hablar eorrectninente de tina “ontologla’ del ker social", que xe, yefiere egorialmente a éste en tanto tal, y a Jo seal y caracteristico de fipos de formacidn; pero esto no puede uplicnrse a individuaciones calectivas histériens como. una nacionalided, mévilen_sus contenidos yon su estructura tipoldgic, a menos de” entender por “ontolégico™ Io. mers sanente real, 106 nales 0 regionales.* En todos estos casos se trata de genera- lizaciones fundadas en recurrencias dentro de un espacio- tiempo cultural, que comprende una ‘herencia cultural. La relativa persistencia de instituciones politicas, de estructuracio- nes socioecondmicas, de costumbres, de creencias, de relaciones de endoculturaciéa y de transculturacién, de rcacciones afecti- voemotivo-volitivas ligadas a un entorno, permité definitlas y valorarlas, y da lugar a tomas de posicisn respecto del si misma colectivo: “nuestro pasado es lamentable”, “son in- ”. Esas penerslizaciones pueden 1 con un determinade mensas nnestras posibilidades’ estar acertadameni¢ realizadas on rela onte histérice, en cl cual los rasyos tenis manticnen su vigencia; pero no Jo extn mis alld de ese émbi- to, fuera del cual queda comprometids su walidez, que admite cambios sustanciales. Los comportamientos generalizados y Jas expectativas consiguientes, son promediales; admiten excep: ciones, pero ademas admiten cambios histdricos importantes, suficientes para revclar un cambio en cl “ethos”, s en cuentit horis VIN. Determinaciones finales sobre . el tensa de la identidad Bl “modo de ser""sdeuna formacién culmxal, y por Jo tanto dl inado de ser de las emidades y de Jos entificaciones y de domis anidades de referencia que se dan en ella, es el.de Jo_que_cxistc segiin_redes interpretative estimative-norma prativas inforcancedadas, sin_Jis_cules_ne tienen scotido Tas acciones y Jax_objctivaciones. Toda identidad que resulta de un sistema social, joridico, cconémico, tecnoligico, de mores y de cos 26A propicito de este aspecto, ef. Margaret Mead, “National Charac- ter") A. L, Krocher (ed.), op. cit, pp. 642-677; v A. Arving Iollowell, ‘Culture, Personality, and Society", sbid., pp. 597-619, 107 tumbres, es de fandamento cultural; por Jo tanto es de esa misma indole Ia identidad del grupo humano que se sindica en calidad de referente. Elysistema cultural |:s mediador entre Jos seres humanos que integran Ia comunidad y su entorno fisico material, la peeiénrtsamang cs mediadora entre el sistema y el medio, “ified mediador entre Ja accién y el sistema” Esto significa que 1o natural como tal, asf sea en un plano empirico 0 metaempltico, no ejerce otra funcién que Ja de establecer condiciones, con respecto a las cuales toma decisiones Ja accién humana segiin sistemas de cvaluaciones evaluables; pues el sisscma es primaria y fundamenialmente un sistema axiolgico mévil, un sistema de revelar y relevar relevancias sometido a cambios en el curso historico. Todo sistema cultu- ral es multigeneracional y general, en, relacién con un espacio y wn tiempo aviosignados: “ahora que hay tormenta alld en montaiia”, “cuando Megue el tiempo de Ia cosecha en el valle”, “es hora de reforzar Jas defensas que hay en Ia frontera”” El medio natural es objeto de_Ja acciéa-humana sepsin jeray- quizaciones. Toda cultura modifies en alguna medida su entor- no_fisico, y lo que define a una cultura, se encuentra en st sistema de relevancias, y po en el entorno natural; el amor 0 el odio por eT entorno, Ia voluntad de conservarlo 0 de trans. Sosmarlo, de arvaigar en él o de mudar de Jugar, son fendmenos culturales que hacen patente Ja posibilidad de ‘actitudes dif rentes. Es por esto que se explican Jas miraciones de puchlos, en enlazamiento con un Jugar preciso como la Tierra Prome da, Jos distintos: niveles histéricos que se suceden. en -tuna misma firea geogrifica, Jas transformaciones ecoldgicas por obra humana. Flentosn nic tabaco entre lox indios de Sure ica Andrés Bello, af, muextra un nl: farinacoldgicamente el taba- lucindgenos cuando es 2ZJohannes Wilbert, Metuffsica de anérica, trud, esp., Universidad Cats interesante cjemplo de mediacién cul co no ex un alucindgeno, pero tiene efectos sade en forma ritual entre los warng. 108 imponc_condiciones, no_comunica_ identidades. En un valle donde hubo némadas, puede haber abora un desarrollo agropecuatio netamente tecnificado. Esto es suficiente para dejar de lado todo tclurismo irracionalista. Pero un lugar pued mantenetse como wnidad de referencia, y en ese caso con el alejamiento no se picrde Ja identidad histéricamente rclacidnada con tal un lugar; aun asf el Jugar importa por Ja referencia, a por cl Jugar, de suerte que Jo tipico del lugar tiene relevancia si Ja tiene por el sistema cultural que importa. Ni algas ni champifiones, ni cuevas ni escorpiones, ni selvas ni volcanes, ni sticlos ni fésiles, ni érbo- les ni rocas, ni orquideas ni ruiseiores, son ni pucden ser el fundamento de Ja identidad de una entidad o de una entific cacién coleetivas de cardeter histériew cultural, totalizador y cnglobante. Una identidad de esta indole se refiere a un modo de ser que ex un modo colectivamente estructurado de vivtt, con todas Jas diferenciaciones que sc quicran por edades, sexo, divisién del wabajo, diferenciaciones escalonadas por roles y status, pero que intcgran un conjunto de interconexiones que es expresivo de un sistema global. Desde que se trata de un modo de vivir, necesariamente tiene que contar con circuns- tancias del medio, pero no coincide con éste, y un mismo medio o un medio similar admite diferentes respuestas colecti- as humanas, como difieren Jas de Jos esquimales y Jos Iapones, y sin perjuicio de que el grupo mantenga su identidad en e} caso de emigrar. La identidad de una forma colectiva de vida iene que yer consigo misma, aungue tenga que tomar decisio- nes respecio de su espacio y de su tiempo, y atenerse a cir- cunstancias incvitables, asf sean éstas inclemencins climéticas © propiamente hist6ricas, asf sc trate de habitar en un desierio ode padecer nna invasién. Ademiis, por tratarse de una iden- tidad global que tiene que estar en contacto con identidades globales diferentes, admite In interprevacién de sf misma coexistentemente con Jas interpretaciones y estimaciones y normatividades de Jos otros, que no constituyen una unidad, 109 América Latina tiene grados y formas de conciencia de sf misma; pero tiene que contar con Ia visién que de ella tienen Estados Unidos, Espafia, Francia, Italia, Alemania, Gran Bre- tafia, que dificren todas de Ja visién sueca y de Ja visién sovié- tica y de Ja visién china. Tal vez ningvin norteamericano se reconocerfa en Ia versién que de su pais se sucle dar en Latinoamérica, 1al vez ningin Jatinoamericano se reconoceria en lo gue de su sexién se sucle pensar en Estados Unidos; y un problema internacional dificil y poco considerado esté en Ja necesidad gue cada parte tiene de contar con Ja visién del otro. Agni el Senémeno del reconocimiento, planteado por Hegel, se complica, no se tata ya de que chame sepa del otro como exclave, y el esclavo sepa del_amo como otro, sino de, que_cada_uno_ticne_una_versién distinia del ote, y con esa versién del otro ha de contar, y ha de contar con que el otro cuente con In suya. Todo lo cual es un modo de decir que una identidad global de referencia puede ser considerada desde sistemas intcrpretativocestimativo-normativos diferentes; ¢s decir, de sistemas culturales © nomolixicos diferentes. Amé tica Latina es una identidad de referencia peo-politico-cultural, gue se presenta con detcrminaciones diferemes sobre sf mis- ma segin sn curso hist6rico y sus Srcas culturales, y de mane- ras distintas s sma de las otras formaciones culturales que Ia picnsan; pero en todo caso existe una delimitacién cysin el pr aproximada suficiente, jones histérico-culturales, asi se trate de énti- dades © de entificaciones, de unidades conyunturales © de en- tes supmestamente naturales presentades a través del prisma de una formacién cultural, son consecucnciales, cunlgniera sea hh ctapa histérica, el tipo de sociedad © Ja forma cultural de que se trate, Pertenecen al “nomos”, no a In “physis”, La existencia de una formacién cultural no es otra cosa gue Ja existencia de un ordenamiento por el cual una comunidad humana orpaniza su vida y jeraryniza o cxcalona su entorno Las identific 110 de objetos naturales y de objetivaciones propias, a més de encararse con los objetos y las objetivaciones de culturas aje- nas con Jas cuales las citcunstancias histéricas Ja ponen en contacto. La concrecién de una realidad cultural autoconsciente de si y de sus limites y de Ja relacién con reales © posibles realida- des culturales ajenas pertenece al orden de Jo que es en tanto es existente; pero en su caso Jo que eS, es Ja vigencia de un universo cultural, fundamental y primariamente axioldgico, con sus acciones y ehjetivaciones, por cl cual siempre es posi- ble preguntar por su valides, sin perjuicio de sus transforma: ciones histéricas. Lo interpretative, Jo normative y Jo estimative se intepran en un sistema de relevancias; un sistema cultural 0 nomolégico ¢s fundamental y primariamente un sistema de valores, 0 de criterios de valor, y de valencias y valias concrctadas en obje- tos y en objetivaciones; 0 sea que cs un sistema axiolépico, pues el orden de Jo gue es en tanto adviene por y para una-cul- tura humana, se, presenta investido del orden de Jo que vale, por causa de un ordenamiento cultural. Lo axiolépico no deriv de Jo ontolégico, aunque tenga que contr con este orden, Aun cuando se discuta esta tesis poy razén de una idea intensiva del ser, que entonces se jerarquizaria a si mismo segiin sus grados, y a cada gradusle corresponderia un pride de valor por s0 modo de ser (Ii piedra, Ja planta, el broto, ef hombre, el éngel, Dios, segiin In escala elisica), aun ast qucdan entrepadas a} historia In infinidad de Jas determinaciones axiolégieas concre- tas gue se dan en cada formacién cultural, © igual siguen dependiendo de ésta Jas entidades y entificaciones culturales Va quedado excluido gue Ja identidad de nacionalidades 0 de reas 0 segiones antropogcognificas se fundamente en Jega- Jidades de Ja mera naturaleza, o en concreciones de Jo natural gue pucden considerarse de tipo datico u ontolégico. Tod —

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