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DRL DR AL HACER CURSO SOBRE VINCULARIDAD ps i 4 aaa, . | ; : ee ‘ 7 a 4 4 (oVecs ISIDORO BERENSTEIN Cubierta: Gustavo Macri 150.195 Berenstein, Isidoro cop Del ser al hacer. - 1* ed. 1® reimp. - Buenos Aires : Paidés, 2008. 184 p. ; 22x13 cm. - (Psicologia profunda) ISBN 978-950-12-4259-1 1. Psicoanalisis |. Titulo T° edicién, 2007 I° reimpresion, 2008 Reservados todos lon derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacién eserita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién parcial 0 total de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, incluidos la reprografia y el tratamiento informético. © 2007 de todas las ediciones, Editorial Paidés SAICF, Defensa 599, Buenos Aires e-mail: difusion@areapaidos.com.ar www.paidosargentina.com.ar Queda hecho el depésito que previene la Ley 11.723 Impreso en Argentina ~ Printed in Argentina Impreso en Primera Clase, California 1231, Ciudad de Buenos Aires, en octubre de 2008 Tirada: 1000 ejemplares ISBN 978-950-12-4259-1 Indice 1. Advertencias aun futuro analista de familia y pare 2._Decires vinculares «1... . esse 22 3._Distintas épocas, distintos conceptos E = Clase 2. P: linica de famili 1, ¢Dénde ocurren los hechos clinicos? 39 2. ¢Cuél es ahora el paciente? 42 3. Una observacién de época 47 4. «Una relacién por donde no pasa ni una «gillette: 48 5. Una marca en el marco. 56 Clase 3. Palabras y conceptos vinculares usados en nuestros distintos periodos 65 1. El uso de las palabras 65 2. La €poca de la identificaci6n proyectiva (las décadas de 1950 y 1960)..... 68 3. La época de la Estructura Familiar Inconsciente (las décadas de 1970 y 1980) 71 4. La época del «acontecimiento» (la década de 1990) 74 5._La época de la ajenidad (alrededor del afio 2000 hasta ahora) 79 Clase 4. Consideracién de la famili Los dos tipos de vinculo que retine toda familia _ 9 4. Los lugares de parentesco..... 5._Nuevas situaciones de parentesco 8 DEL SERAL HACER L_Recorrido..... 105 2. La pauta que conecta 110 3._Vida biolégica y vinculo Ms 4, La relacién madre-bebé ttre 118 L._LLa relaciGn amorosa ...ccsssccsssesssssssssssssssssssssssssssssessssnsssssssssssss 122 Clase 6. Estados de irritacién .. 125 L._Separatividad y descentramiento 125 2. Acerca de la dificultad de aceptar la existencia del otro 128 3._«No es asi»... 131 4, Irritacién de uno o de los dos....s::sssssssssssumssssesssusssssessesss 135 Clase 7. Desvincularse..... 1. Vincularse y no vincularse .... 2. Direccionalidad adentro-afuera. Relaciones intimas y piiblicas .. 149 3._Estar consigo y estar con otros 151 4. Estar con otro y violencia .... 155 Clase 8. Teoria vincular y psicoanilisis 159 1. Nocién de borde ..... 159 ._ Mundo interno y mundo externo 164 2. 3. Objeto y otro... 4. Ausencia y presencia .. 5. 6. ._Identificacién ¢ imposicion Dos y und a. A nuestros alumnos, que con sus intervenciones y su didlogo vivo nos hacen ser otros. Prélogo Necesito transmitir lo que voy pensando a otro(s). Necesito pensar con otro(s) que me haga(n) pensar. Los recursos son varios y dar clases es uno de etios. Una clase puede basarse en lo que el docente expone o puede ser a propésito de algun texto pertinente. Un conjunto de sujetos se propone desentrafiar lo que éste dice en las Iineas y deducir lo que dice entrelfneas. El conjunto a veces sabe, y otras veces no, que se disponen a pensar unos con otros, precisamente entre todos. El conjunto hace pensar y produce un pensar: a veces parecemos mis inteligentes cuando estamos en él que cuando estamos solos. Pero ocurre que no se podria estar confortablemente solo si no se est4 con los otros y que es imposible estar con otros si no se puede estar solo. Suerte de movimiento que sostiene 1a ilusién de salir de un interior cuando ya se esta afuera o de querer ingresar a un adentro en el que ya se esta. La literatura describe estupendamente estos pasajes y Kafka es uno de quienes mejor los relatan en sus cuentos, Los mecanismos de funcionamiento del vinculo entre las personas son varios, entre ellos la identificacién, de la que se ha 12 DEL SERAL HACER dicho mucho y bien. Otro es la imposicién,' esa suerte de actividad que supone la ajenidad de cada cual y que resulta fundamental a la hora de producir pensamiento en conjunto. En la experiencia docente se dan ambos, identificacién con alguien pensante presente 0 ausente como un autor, e imposicién de los que estando alli no tienen inicialmente lugar. Las clases son uno de los dispositivos de transmisién del conocimiento y éste a su vez lo es de esa actividad que constituye el pensar con otros, quienes pueden estar presentes, como muy bien lo da a conocer lo que en pedagogia se Ilaman «clases presenciales». Pero también pueden estar no presentes sin estar ausentes, nueva categoria donde se incluyen las clases on line, virtuales, o mejor dicho, que tienen lugar en una realidad virtual, y que segiin Julio Moreno (1998) pueden funcionar por conectivi- dad o por asociacién. El primer funcionamiento estd ligado a una actividad del instante, que produce conocimiento inesperadamente. El segundo lo esté a lo que se espera, se sepa o no, donde hay una ordenaci6n en un antes y un después, un pasado que determina un presente. No por conocidos dejan de Ilamarme la atencién algunos efectos de nuestra educacién. Quiz4 el més notorio 0 el mas impactante es el esfuerzo por ocultar las inconsistencias y mostrar un universo terso y sin fallas. Con sélo mencionarlas surgen actitudes violentas, como si se atacara un firme sostén de la subjetividad. Es que se recurre a la violencia para hacer aceptar un mundo sin inconsistencia. Es bien sabido que se puede creer en proposiciones verdade- ras y también en las falsas. Lo que le importa al sujeto principal- mente es creer y una de las crencias es que el mundo es sélido, que las verdades son redondas y por lo tanto universales. La falla o la inconsistencia, que es una puerta de acceso a lo nuevo, en la educacién oficial trata de ocultarse y algo asf ocurre también con el mundo de lo vincular, sujeto a una suerte de encubrimiento. Lo que vincula a uno con otro declara la inconsistencia de lo individual, de lo identitario, y da a conocer otro panorama del mundo humano. Pero una vez entrevisto este mundo surcado de 1. Véanse mas adelante los apartados en los capitulos correspondientes 3.5 y 8.5. PROLOGO 3 inconsistencias que abren a lo novedoso, no hay vuelta atrés. Las operaciones de conocer y de pensar se tornan mds atractivas, més divertidas y tentadoras ante la eventualidad de descubrir otras posibilidades subjetivas. Estas hacen retroceder la seduccién de la repeticién de conceptos, y hacen menos deseable el no pensar. Este libro se basa en clases dadas en distintos foros y en ellos el trabajo de pensar lo vincular fue complejizéndose. No obstan- te, estar y hacer vinculo en una clase es diferente de escribir un libro. Traté de pensar estos dos marcos en un libro anterior —Devenir otro con otro(s)- al trabajar la diferencia entre las experiencias de hablar con otro y de escribir una carta. Dos actividades que no se oponen, pero no debieran considerar- se homogéneas. En el contraste entre hablar con otro o escribir- le una carta se verifica la oposicién entre la presentacién de una presencia y la representacién de una ausencia. Ambas situaciones tienen un borde, se limitan, pues se puede considerar ausente a alguien presente y a su vez creer que est4 presente alguien ausente. Dar clase y recibir de ella es una actividad vincular, los involucrados tienen presencia y no deberfan quedar come antes, pero deben estar dispuestos a una modificacién, no sdlo enun- ciarla, sino sostenerla cuando se presenta. Lo vincular lleva a detectar lo que producimos juntos, en el entre-dos, como se da en una sesi6n individual, una sesién familiar o lo que ocurre en el dispositivo llamado «clase». Una primera situacién que se plantea en una relacién de presencia, como es una clase, es poder hacer un lugar a lo que hasta entonces no lo tenia. Los textos son tersos y frecuentemente hiperclaros pero en Ja discusién entre los presentes se crean nuevas variantes de sentido. La actividad del conjunto da un nuevo sentido a lo que se ley6 o se creyé que el autor decia. Otra situacién es distinguir el mundo de las relaciones de objeto del de los vinculos entre sujetos. En las primeras tiene lugar la identificacién y la proyeccién y en los segundos la presencia y la imposicién. Hablar con otros es un trabajo perma- nente por el cual se pone en evidencia que el objeto proyectado e identificado en ese otro no coincide con éste y ello se da frecuente y conflictivamente tanto en la vida cotidiana, en la pareja y en !a familia como en el dispositivo de la clase. PROLOGO Is que cada cual caracteriza como «obvia» surcada por «las convic- ciones». Su crisis lleva a los estados de irritacién. Ocupados como estuvimos con las precisiones sobre vinculos descuidamos lo que trato de abordar en la clase 7: el movimiento de desvincularse. No debiera entenderse como el reverso de vincularse, sino como otro proceso con sus propias determinaciones. Es la mente dualista la que los opone, uniéndolos como puede hacerse con el anverso y reverso de una misma medalla. La clase 8 trata el borde entre la teorfa vincular y el psicoanilisis. Nocién compleja la de borde, tan propia de la subjetividad de nuestra época, plena de migraciones, nacionalidades y extranjeridades que viven juntas y separadas, que se necesitan y rechazan en el mismo movimiento. Y aqui este curso se interrumpe; no termina, espera continuar. A la hora de agradecer quiero expresar mi reconocimiento hacia todos aquellos que con sus preguntas, comentarios, criticas en las clases colaboraron a que pudiéramos pensar estas ideas. Hay algo de injusticia al no nombrarlos, pero son muchos, aunque eso no los hace una masa sino un conjunto de sujetos que se asemejan en que cada cual es diferente al otro. Se me ha hecho un habito expresar el agradecimiento que siento por el licenciado Claudio Spivak, quien no sdlo me facilité la tarea de emprolijar los originales sino también me planted inteligentes cuestiones y comentarios de detalle de este libro. IsIDORO BERENSTEIN Buenos Aires, marzo de 2007 Clase 1 Comienzo de un recorrido |. ADVERTENCIAS A UN FUTURO ANALISTA DE FAMILIAY PAREJA Siendo éste un comienzc de curso pensé en advertirlos o prevenirlos ante algunas dificultades posibles. Supongo que ustedes recorrerin cuestiones similares a las que yo recorri en los afios de practica psicoanalftica familiar. Pero el intento de transmitir experiencia siempre es dificil. :Es posible transmitirle al otro la manera singular de resolver un problema, de transitar una situaci6n? Agamben (2001) habla de la destruccién de la experiencia como rasgo distintivo de la modernidad. Entre la transmisién y la destruccién es posible andar por ese estrecho camino que es contar las experiencias propias a sabiendas de que cada cual deberé pasar por las suyas, pues algo de ellas es intransferible. El sentido de la herencia es apropidrsela. «Advertencias» entonces, se refiere a ponerlos sobre aviso, anticipar- les algunos obstéculos con los que pueden toparse. Ciertamente una situacién vincular tiene algo de imprevisible y cada uno deberd enfrentar sus vicisitudes, pero deseo hablarles 18 DEL SER AL HACER desde mi experiencia, que seguramente no coincidird con la de ustedes. Cada autor crea a sus lectores. Me imagino a ustedes como personas con mucha, poca o alguna experiencia personal en tratamientos individuales, y poca en psicoanilisis de familia o pareja. Quizd pasaron ocasionalmente por algunas entrevistas vinculares, por lo general como padres de un hijo en tratamiento analitico, 0 quizd por las circunstancias de la vida pasaron por la cada vez mas frecuente terapia de pareja o familia. Pues bien, una primera advertencia es que escucharan dos modalidades de discur- so psicoanalitico referido a la familia: uno que resulta de la aplicacién de conceptos obtenidos desde las sesiones individuales, donde el paciente toma mucho tiempo hablando de las dificulta- des con los que llama «sus familiares»: los padres, la esposa o el marido, los hijos, los hermanos. También puede hablar de sus personajes infantiles: la madre infantil que afioraba una nena cuando el paciente nacié varén, o el padre de la rivalidad adolescente, o la madre que maltraté a la hermanita, etc. Como dije es el nombre de los que llamaremos «parientes», aunque como analistas decimos que son representaciones, 0 sea construc- ciones emocionales de la relacién del sujeto con ellos. Desde otra perspectiva consideramos a esos parientes relaciones de objeto parciales o totales. Alli, en la sesién, no hay tales familiares sino un discurso acerca de ellos, quienes «viven» en el texto del paciente o en las interpretaciones del analista. Alli, en la sesién hay dos sujetos puestos a vincularse a propésito del habla de uno de ellos acerca de sf mismo o de lo que le ocurre allf. Para ejemplificar la construccién representacional tomemos un ejemplo sencillo, el del superyé. Resulta del naufragio del complejo de Edipo (Freud, 1924) y se produce como una estruc- tura psfquica a partir de la introyeccién de los padres investidos con el narcisismo del infante, que evocado por el narcisismo de los padres inviste al nifio en un movimiento identificante. Es lo que desde ellos se llama «Su majestad el bebé». Se agrega a ese movimiento la identificacién con el superyé de los padres, que a su vez resulté de la introyeccién narcisista infantil por los padres de esos padres. Ahora bien, gqué queda en el superyé de la relacién con los padres? Quedan las marcas de un conjunto de COMIENZO DE UN RECORRIDO 9 experiencias, es decir, el registro de unos hechos realizados con los padres e impregnados con el superyé de esos padres, ya no evocable salvo por la deduccién de la modalidad de funcionamien- to de una estructura psiquica que porta los mandatos y los ideales familiares y también de la tradicidn, junto con la ausencia de lo que fue en su momento una presencia significativa. La diferencia entre ausencia y presencia nos permite el paso a otro discurso psicoanalitico, bastante diferente, que es lo que se ird desarrollan- do a lo largo de este curso. E] tratamiento individual, el de la familia y la pareja, como se verd, es con la presencia de un sujeto o un conjunto de ellos, a cuya interrelacién llamamos «vinculo». Como se iré viendo, «vinculo» es una expresién compleja y, hasta ahora, sujeta a una casi permanente revisién. Otra de las advertencias preliminares que quisiera manifestar es que al hablar de las familias por lo general nos estamos refiriendo —aunque no lo digamos explicitamente- a las familias que conocemos, las de nuestro tiempo, y aun asf, no a todas. Acaso algo podamos decir de aquellas que tienen un integrante con patologia severa, o en las cuales se presentan problemas vinculares relacionados con alguna enfermedad corporal, sea de uno de los hijos o de los padres. Pero es menos lo que podemos decir de las alteraciones que produce el orden social -mejor seria Ilamarlo el desorden social y econémico- como ocurre en las familias de pocos recursos o en aquellas con prdcticamente ningin nivel de ingresos. Es probable que no sepamos de los modos de organiza- cién de estas familias hacia las que deberiamos ir al encuentro, dada la imposibilidad de que ellas se aproximan a los lugares terapéuticos. Pero no llegan a éstos como no llegan a los lugares de consumo, ni siquiera a los productos Ilamados de «primera necesidad», La que sigue es otra advertencia, pero ésta de tipo diferente. Cada uno de nosotros produjo su subjetividad en el marco de una pertenencia a una familia de origen, alli donde nacimos y creci- mos. Para varios de nosotros la familia de origen est4 en los recuerdos, fenémeno de la memoria ligado a la ausencia y existente en el orden de la representacién. Alli nos hicimos sujetos de esa familia. En su momento pertenecimos a ella y lo producido COMIENZO DE UN RECORRIDO 23 fue. Lo «hecho» no es el «hacer», es su producto, asi como el «acontecimiento» no es el «acontecer» y lo «sucedido» no es el «suceso», sino las acciones que le dieron forma. Ciertamente no es facil transmitir estos conceptos porque para ello debemos usar palabras y éstas son subsidiarias de la representacién; lo que estoy tratando de decir, con dificultades, es que se trata de presentaciones, esto es de novedades que se dan a partir de ese «entre nosotros» en tanto presencias y después dejan de darse, que sdlo surgen en la experiencia vincular y no fuera de ella. Decir 2. Los llamados «lugares», como espacios supuestos del parentesco (el «lugar del padre», el «lugar de la madre», el «lugar del hijo»), estan relacionados, y tienen una base inconsciente, donde hay un movimiento emocional complejo no del todo conocido ni por los familiares ni del todo conceptualizado por nosotros al dia de hoy. Es una modalidad, frecuente en nuestra terminologia, del orden juridico la que impregna nuestras concepciones. Recuérdese que Freud tomé6 del derecho el término y la concepcién de «repre- sentante» de la pulsién. Como se sabe, empled dos términos: «Vorstellung», mas usado en la filosofia alemana de su época, para darle un nuevo sentido al acto de pensamiento, a lo psfquico inconsciente, y también us6 «Reprisentanz» o «Repriisentant», térmi- no directamente ligado al derecho, y que denomina al letrado, en palabras actuales el abogado, aquel que representa con el cddigo propio de lo juridico ante los tribunales a un cliente, quien no podria manejarse con esos usos y costumbres. El abogado representa al cliente en la medida en que, a partir de conocerlo, defiende sus intereses. Este ultimo sentido es el que se usé y ligé al de pulsién, alo somatico que se hace representar en el psiquismo, apto para el reconocimiento de la cualidad, en tanto el primero de los términos se usé6 més para la huella mnémica, es decir para formular la teoria de la memoria inconsciente. «Vorstellung», que Freud usa en «representacién de cosa» («Sachvorstellung» 0 «Dingvorstellung») 0 «representacién de palabra» («Wortvorstellung»), es un término compuesto por «vor», equivalente a «anticipar», «ubicar antes», «preliminar», y «stellung», «posicién» o «situacién». En cambio, para represen- tante de la pulsi6n emple6 «Triebreprasentanz» o «Triebreprésentant» 28 DELSER ALHACER de las personas, ya que las obliga a un hacer ahora para resolver la repeticién. El conocimiento de la historia cumple su papel de saber, de incrementar lo conocido, pero debiera completarse con el «hacer», es decir con esas acciones que generan efectos de acuerdo con lo que producen y no sélo de acuerdo con lo que se interpreta y comprende. En el andlisis que hacfamos en la década de 1970 desde la estructura familiar inconsciente decfamos que los lugares de parentesco estén relacionados y sus vinculos tenfan nombres: el que une al padre y la madre se Ilamaba, en nuestra cultura, matrimonial o de pareja; el de los padres con el o los hijos se llamaba filiacion; el de los hermanos entre si, vinculo fraterno, y el de los hijos con el representante de la familia materna podia llamarse? vinculo avuncular. Este iiltimo actualmente no tiene denominacién social como ocurre con los otros, lo cual remite al caracter de supresién del nombre, aunque no de sus efectos. Recuérdese que estas denominaciones no son psicoanalfticas sino juridicas y sociales, y las usamos en forma clasificatoria. Lo que llamé en otro tiempo relaciones con «el cuarto lugar» era determinante de efectos inconscientes que regulaban el sentido de las relaciones familiares mas allé de las posibilidades de sus integrantes de acceder a dicho sentido. Hasta cierto momento el anilisis de la familia reunfa esos dos puntos de vista: uno era el saber sobre la determinacién histérica y el origen que suponfamos explicaba algunas de las particularida- des de la familia (la alteracién psicopatolégica de uno de los miembros, por qué era ése y no otro quien la sufria, la determina- cién de la separacién o divorcio de los padres, la coincidencia e identificacién entre la sintomatologia del sujeto y el nombre propio del hijo tomado del avinculo, etc.). Pero otro punto de vista era producir efectos de acuerdo con el trabajo realizado y con las acciones que pudiéramos hacer los miembros de la familia y el terapeuta en conjunto, y las modificaciones posibles que esas acciones traerian sobre los lugares y los vinculos. Sin embargo, crefamos que este segundo efecto derivaba del primero como su 2. Esta denominacién ha sido tomada del minucioso anilisis de la estructura elemental de parentesco de Lévi-Strauss, quien jerarquiz6 el papel del hermano de la madre, cuyo nombre en latin era avunculus. COMIENZO DE UN RECORRIDO 33 compuesto de problemas atin no resueltos. Las preguntas fre- cuentes de los alumnos marcan los puntos inconsistentes en nuestras formulaciones, aquellos que esperan ser aclarados: ;De qué inconsciente se trata al hablar de «vinculo»? ;Es un incons- ciente de huellas mnémicas inaccesibles y s6lo evidentes a través de sus formaciones de superficie? ;Es un inconsciente que se produce en el encuentro con el otro? :Qué relacién tienen vinculo y pulsién? ;Cuél es la relacién entre el vinculo y la singularidad de cada otro? Por otra parte falta esclarecer de qué modo el vinculo da lugar a lo ajeno, a lo nuevo, a lo no registrado anteriormente. Tengo la impresién de estar asistiendo actualmente a un tiempo que parece ser un comienzo, como ocurre en todo nuevo encuentro, como se dio en su momento con las anteriores formulaciones tedéricas. A la vez surge la idea de si la nueva formulacién ser4 una complejizacién o una ampliacién de lo existente, o quizd sea «lo que lo instituido desearfa» que fuera eso, una continuidad, una «articulacién», algo que no desaloje lo anterior de su posicién segura, por lo cual surge una neutraliza- ci6n de términos como «ajenidad», que plantea un nuevo juicio, el de presencia, el cual pone a trabajar el psiquismo a partir de lo que se presenta y no sélo de lo que se representa. Se percibe un particular recrudecimiento de las atractivas trampas de la seduc- cién a volver atrés, a lo ya conocido. El nuevo problema, no previsto en la concepcién de la EFI y surgido desde la observacién clinica, fue: gdénde se establece, en qué lugar se ubica lo que sin tener lugar sin embargo se presenta? Encontramos al menos tres cuestiones relacionadas con este interrogante. Una primera acerca de la novedad, que para acen- tuarla mds podriamos Ilamarla novedad radical: asi nos referimos a aquello que aparece sin estar prefigurado, lo que no tiene o no tuvo lugar hasta ahora, lo incierto y lo que sorprende a la subjetividad. Una revolucién puede ser pensada como una vuelta a un origen o como un intento de volver a un punto de partida aparentemente perdido. Parece posible de prever y de prepararla, pero su emergencia ,’ sus efectos no pueden ser calculados. La segunda cues*i6n atafie al surgimiento de lo imprevisto, lo que no est en la serie de lo previsible. Se lo suele comparar con Clase 2 Para una clinica de familia |. (DONDE OCURREN LOS HECHOS CLINICOS? La clinica parece llevarnos a pensar que lo concerniente al sufrimiento emocional de una persona transcurre en ella y, también, aunque en forma distinta, en la familia. Si una persona tiene un sintoma, por ejemplo un nifio con un trastorno de aprendizaje en el colegio o un trastorno de conducta, o un joven con un delirio, o un intento de suicidio en un adulto, segura- mente pensaremos que en su psiquismo hubo una modificacién y se observard que los familiares se angustian, estardn asustados, © enormemente preocupados o enojados por la presencia de ese sintoma en uno de ellos, pero al mismo tiempo sostendr4n una s6lida conviccién de que ellos no lo padecen. Desde el psicoan4- lisis, el sintoma se hizo inteligible al ponerlo en el contexto de la estructura mental de la persona sufriente; si se lo observa desde la estructura familiar adquirird un grado mayor de inteligibilidad y més aiin si se lo incluye en el plano social, aunque esta ultima dimensién sea dificil de abarcar por nosotros. Toda manifesta- 44 DEL SER AL HACER (0 sea regulado por la ley) lo que eran fenémenos de hecho: que personas del mismo sexo pudieran ocupar esos lugares de paren- tesco o intentar hacerlo con modificaciones respecto de lo tradi- cional. Un ejemplo: una pareja de mujeres concurre a un centro de fertilizacién asistida ya que acordaron entre ellas «tener un hijo» luego de decidir que la madre, o sea el vientre que va a alojar el embarazo, sea el de una de ellas. La otra mujer funcionard de padre, aunque el semen pertenezca a un donante. Aqui observa- mos un cambio en el lenguaje, ya que se separa el donante del término padre, el cual no esté aqui connotado con caracterfsticas de género. Similar a aquellos dos términos separados que en la Edad Media caracterizaban al pater y al genitor. Este y otros ejemplos andlogos nos permiten darnos cuenta de que la tarea vincular consiste en construir desde la otredad y advertir que la diferencia de sexos no es la tinica que la define. Las parejas del mismo sexo deberén pasar también por las vicisitudes de produccién del vinculo, y sus dificultades no necesariamente tendrén que ver con la pertenencia de género sino con el trabajo arduo que propone la ajenidad. Las parejas heterosexuales tanto como las homosexuales deberén dirimir la cuestién del vinculo antes que o aparte de la cuestidn de la diferencia sexual. En el modelo habitual de parentesco, se configuran lugares interrelacionados por ciertas reglas que hacen al funciona- miento de una estructura que, en tanto tal, se pretende estable. Cuando mencionamos al «paciente vincular» aludi- mos al conjunto de sujetos en sus lugares o posiciones y al vinculo entre ellos —que se expresa en la manera de relacio- narse uno con el otro-, instalados en un encuadre que también se pretende estable, como lo es el psicoanalitico, salvo que en este modelo se agrega ademés una posicién: la del analista. Este «paciente», la pareja o la familia en trata- miento, estara confrontado con las tareas de analizar las dificultades derivadas de pertenecer a una estructura de parentesco por la cual sus integrantes se definen como parien- tes, asf como las particularidades de producir y ser producidos por el vinculo. Se trata de un conjunto interpersonal llamado «familia» 0 «pareja», diferente de otros conjuntos que pode- mos llamar sociales, enmarcados en, y atravesados por, un PARA UNA CLINICA DE FAMILIA 49 habia sido internado primero y recluido luego en su casa, donde tenfa una relacién atormentada y atormentadora con la madre. Estaba medicado porque tenfa accesos de furia contra ella y se temfa que pudiera matarla. En la entrevista inicial contaron como motivo de la consulta que el muchacho, retrafdo, no salfa de la casa por temor a que entrasen ladrones y atacaran a la madre, a la que también ccntrolaba permanentemente. Mientras estaban contando esto, la madre me pregunté inquisitivamente, diria que intempesti- vamente, si ademés de la terapia de familia estarfa dispuesto a hacer también la terapia vincular de ella con el hijo, tal como les habia sugerido un terapeuta anterior, al que habian dejado. Recuerdo dos impresiones: una de sorpresa por lo que me parecié un corte en el relato de un aspecto bastante interesante de sus relaciones familiares, para dar lugar a una demanda directa. Lo tomé como expresién de un deseo de tener una relacién tinica con el hijo y de que, como analista, fuera testigo y garante de ese ligamen exclusivo con él. A esto reaccioné no diciendo nada atin. La otra sensacién, entrelazada con la anterior, fue de cierto malestar, porque me daba cuenta de que dijera lo que dijese, desempefiaria un papel que desconocia cual era. Cuando después de dos entrevistas me hice cargo del tratamiento de la familia, les dije que no harfa la terapia madre-hijo en forma simulténea. Pero, como ver4n enseguida, las determinaciones familiares inconscien- tes son mucho mis fuertes, inagotables y ms sutiles, y sus actores pueden no saber que estén movidos por ellas. Cuando comenzaron eran cuatro personas, la madre y los tres hijos. En esa época, la década de 1970, ya acostumbraba a decir que el nimero minimo para comenzar la sesién era de tres personas, ambos o alguno de los padres y uno o mis de los hijos. En ese tiempo caracterizaba a la familia como un conjunto al menos bigeneracional, por lo tanto indicaba que estuvieran pre- sentes representantes de dos generaciones, que fueran al menos uno mas que una pareja. Como se verd en la clase siguiente, en distintos perfodos fuimos teniendo diferentes maneras de concep- tualizar los vinculos familiares, diferentes modelos, y cada uno de ellos implicaba una modalidad de la practica con un encuadre pertinente a esa clinica. Una excepcién a esta normativa forzada por las circunstancias era el tratamiento de hermanos. 54 DEL SER AL HACER aparece una idea propia de la época: la irrupcién violenta en las casas a la btisqueda de sospechosos politicos. La hija hace comen- tarios comprensivos, le dice al hermano que la madre es asi y a la madre que ella siempre tuvo miedos, le recuerda su fobia a los aviones. Precisamente debido a esa fobia, cuando se fue a Israel a visitar a la abuela, lo hizo en barco y tard6 tanto que cuando se enfermé el padre, ella no pudo volver a tiempo. Luego vuelven a hablar de la relacién de los hijos con la madre y ésta dice que el hijo (aquel que esti ausente) pasa largo tiempo sin hablarle. Explica que tiene con su mujer una relacién por donde no pasa «ni una gillette». He aqui una frase que da a conocer una produccién interfantasmitica. Una relacién tan estrecha y pegada de pareja matrimonial, sexual, que sélo puede ser separada mediante un corte, es decir, una accién donde la agresién ha de estar presente. Les dije que, con esa expresién, estaban describiendo en realidad la relacién entre la madre y el hijo como la de una pareja indisolublemente unida; por su parte, la hija parecfa aceptar esta modalidad, tanto para no verse incluida en la relacién con la madre como también para lograr que cada uno tuviera lo suyo: la madre, quien la protegiera de los miedos a la exterioridad, y el joven, la posibilidad de ser cuidado y controlado. La interpretacién ofrece un modelo para pensar lo inconscien- te intersubjetivo, para hacerlo representable, pensable y expre- sable; por lo tanto agrupa un conjunto de impresiones que resultan de la observacién, la deduccién y el conocimiento reunidos por el analista en un acto comunicativo que explica de la manera mas simple algunas singularidades de este conjunto en la sesién familiar. Lo sentido, lo visto, lo ofdo, lo observado ofrece una evidencia y la interpretacién habla de ella. Ahora bien, cémo respondié la familia a mi interpretacién? La madre me miré con cordial desconfianza para decirme suave- mente que no, que en realidad lo que habia dicho se referfa al otro hijo y la esposa. Ello —me aclaraba— por si yo no habja entendido, © quiz4 apuntaba a hacerme dudar de mis propias percepciones acerca de si habia escuchado bien. Para ella, y no sé si para el resto, yo frecuentemente hablaba de temas sin sentido. El joven por su lado hizo silencio, pero percibi, de esa manera impondera- PARA UNA CLINICA DE FAMILIA 59 casos surgird en el vinculo, como un producto de éste. Muchas interrupciones vinculares son explicadas defensivamente como consecuencia de la situacién traumitica. Pero algunas lo son y otras no. Si el terapeuta tiene una concepcién del trauma basada en un origen tnico, su emocionalidad podré sumar una dificultad ya que, seguramente, su idea de la ayuda consistiré en elaborar la pérdida, parte de lo cual dependerd de su puesta en palabras. Y dado que ésta no es una parte menor de la tarea analitica, sin quererlo ni saberlo, puede Ilevarlo a perpetuar el episodio, o el perfodo traumitico, si fue largo, en el aqui y ahora. En el caso de la pareja que estamos presentando, el accidente le ocurrié a uno de ellos. Una persona no puede separarse de su propio cuerpo aunque éste haya cambiado; puede disociarlo, alucinar un cuerpo sin cambios, fantasear un cuerpo deseado. Dos personas vinculadas pueden decidir que el cambio corporal de uno de ellos lo transformé como persona; como consecuencia, el vinculo pasa a ser vivido como si en realidad se tratara de un otro. Entonces se presenta una larga traraitacién psiquica por el surgimiento de esta terrible novedad, que ha de llevar a otra situacién y a otros acuerdos y pactos que los surgidos en el momento originario. Ocurre que cuanto mis antigua es la estipu- lacién inconsciente, ésta se instala en mayor medida como inma- nente, como una tradicién y como si hubiera existido en forma previa a los sujetos (Lewkowicz, 1996). Opera una represién del acto constitutivo, y del hecho de que dos o ms sujetos crearon un vinculo que los generé como tales ademas de, y més all de, las identificaciones originarias infantiles. Es como si se retirase de la conciencia que la formacién del vinculo fue un acto entre dos y no menos de dos, y retornara como algo que viene desde afuera de los sujetos vinculados. Lo que se suprime es que las estipulaciones son histéricas, epocales, mutables y no absolutas. Dicho en otros términos, parece suspenderse el hecho de que son renovables. El, en varios momentos, bastante irritado, le reprocha que ella cambié y ahora no puede entenderla. Antes ella era celosa y ahora no. De acuerdo con lo que cuenta en cierto momento, cuando él estaba por cumplir treinta afios, ella comenzé a tener celos, segin ella por la crisis de los treinta y porque él era muy seductor. Hoy, Clase 3 Palabras y conceptos vinculares usados en nuestros distintos periodos 1, EL USO DE LAS PALABRAS Las palabras denotan el pensamiento y a su vez le marcan un camino. Las relaciones entre hablar y pensar son complejas, y una de ellas es la reciprocidad: pensar hace hablar y hablar hace pensar. Y también se da la posibilidad de que hablando surjan novedades por afiadidura; puede aparecer algo no previsto, no pensado inicialmente. Las palabras pertenecen al acervo de la comunidad; a través de su uso 0 adhiriendo a él se pertenece o se cree pertenecer a ella. Los nifios toman contacto con la lengua mucho antes de saber exactamente el significado de las palabras que usan. Por las respuestas del medio que los rodea van sabiendo que las mismas palabras se usan con sentidos diferentes. A veces el sujeto elige uno de los sentidos y deja caer los otros. Por eso es que aunque las palabras tienen distintos sentidos, a los hablantes no les parece que necesariamente deban explicitarlas y especificar su sentido para otro hablante. Sin embargo, los recortes subjetivos varfan en 70 DEL SER AL HACER de las experiencias clinicas en el andlisis de pacientes individuales. Identificacién proyectiva fue para su época un concepto revoluciona- rio: introducfa la idea de que partes de una mente pueden ser alojadas y sus efectos vividos como proviniendo de otra. Por eso era comprensible que vinculo fuera un término princeps en ese momento. Aunque lo empleabamos desde Pichon-Riviére, que lo habia establecido como un fundamento para su psicologia social, vinculo también fue usado y desarrollado por Bion y quedé como término adscripto a su nombre. De esa época es el trabajo clisico entre nosotros de Liberman «Identificacién proyectiva y conflicto matrimonial». En él se ocupaba de pacientes cuyo tema principal en la sesién eran las quejas, peleas y reproches hacia el cényuge, con quien desplegaban un conflicto intrapsfquico a través del uso privilegiado de la identificacién proyectiva. Véase el siguiente texto extraido de un trabajo sobre pareja matrimonial de esas décadas (Teruel, en Berenstein y otros, 1970): En este caso diria que ambos acordaron llevar internamente, lo que en este caso significa dentro del matrimonio, la fantasia inconsciente de una «madre muy vieja y gastada» que sentian que uno de ellos debfa «contener» para el otro. En mi experiencia, tal fantasia interna inconsciente domina al matrimonio. Este matri- monio se caracteriza por la depresi6n, la futilidad y la desespera- cién. Tienen esta imagen interna de alguien viejo y gastado, pero no pueden hacer nada para reparar tal figura. La constitucién de la pareja es un evento cuyo significado depende de la manera en que cada integrante recorta la significa- cién del vinculo. En algunos casos tiende a resolver en la relacién aquellas antinomias dificilmente conciliables antes a nivel indivi- dual. Las nociones de objeto interno dominante, que utiliza Teruel (1965), y objeto tinico, que usamos Puget y Berenstein (1988), estén pensados desde esta perspectiva. En ella el pasado se encuentra representado por las vicisitudes tempranas e infantiles con el objeto materno. Hasta aqui permanecia vigente una causalidad Jineal: el pasado como causa de un efecto presente, lo interno y su constelacién de objetos y emociones como explicacién eficiente de lo externo y de la relacién con el otro. Este otro era PALABRAS Y CONCEPTOS VINCULARES. 735 pensarlo era como trauma, como accidente o como catdstrofe, términos que en su momento tratamos de diferenciar. Si aquello que se presenta es considerado como trauma, se dird que desestructura lo que est4 vigente y que no puede dar cuenta de la cantidad de excitacién producida (ya sea por su imposibilidad de remitir a una experiencia traumdtica anterior o de constituirse ella misma en alteradora de lo existente). Un accidente muestra lo imprevisto, lo que aun siendo imaginable se supone que no habr4 de ocurrir. Una catdstrofe implica un movimiento alterador de un orden. Estos términos conciernen a la idea suprema de continui- dad, la cual se mantendr4 como tal en tanto no sufra una ruptura, una ausencia, un exceso. Un exceso para la mente infantil, como puede ser un episodio de seduccidn sexual por parte de un adulto, se produce en la medida en que el aparato psiquico del nifio no est4 sostenido por un cuerpo acorde a la excitacién sexual del adulto. Cuando ese cuerpo infantil se desarrolla, el episodio es resignificado y adquiere retroactivamente el caracter de trauma. También ocu- rre cuando el sujeto es «tomado» por un evento imprevisto. En tal caso, tendrian lugar tres cuestiones: la de la novedad, la de lo imprevisto y la de la disparidad entre el evento y el recuerdo. Referido a la novedad, que acentudndola mas podriamos llamar novedad radical, para nombrar aquello que no est prefigurado, lo que no tuvo lugar hasta el momento en que ocurre, y que sorprende a la subjetividad. Como hemos dicho en clases ante- riores, una revolucién intenta darse un punto de partida; muchas veces es pensada como una vuelta a un momento fundante, cuando en realidad, si es verdadera, funda un tiempo y un espacio. Parece posible de prever, pero su emergencia retiene algo del orden de lo imprevisto. La palabra violencia frecuente- mente se agrega a novedad y a imprevisible, aunque se diga que lo imprevisible son las consecuencias. Pero eso lo dice quien o quienes estén en los lugares de la estructura y desde alli establecen que si tales consecuencias escapan a las leyes estable- cidas seran disruptivas y deberd intentarse circunscribirlas para que no se expandan o para que ocupen un lugar determinado. Esto puede observarse en las instituciones con aquellos sujetos creativos a quienes, a partir de lo que crearon, se les ofrece un 80 DEL SER AL HACER lograrlo, me esfuerzo por hacerlo coincidir con un registro previo proponiéndole al psiquismo ese doble trabajo descrito por la actividad de los juicios, el de existencia y el de atribucién (Freud, 1925), para la actividad de representacién. A ellos he agregado el juicio de presencia (Berenstein, 2001a), precisamente para aquello del otro de lo cual no tengo registro previo. Diferencia funda- mental entre lo que produzco y lo que reproduzco, entre aquello a lo que deberé hacerle lugar y que desde ese hacer se modifica y me modifica, y aquello que resulta de la diferencia entre lo previo y lo actual. Podriamos decir que la presencia genera algo distinto de la diferencia, en la medida en que se refiere a lo que est4 destinado a no ser incorporado, incluido o identificado. Ante la diferencia de sexos y la diferencia corporal que la sostiene, en la relacién sexual se ha de recurrir a la identificacién de la parte femenina (en el caso del varén) o masculina (en la mujer) para ponerse en el lugar del otro y asi lograr unirse, al menos provisoriamente. Lo ajeno es aquello que la diferencia no modifica y lo que no es pasible de identificaci6n. Pareciera que esta destinado a permanecer ajeno y sin embargo me modifica porque me obliga. El otro se me impone. Con el otro, que es otro de mf, pero de quien recibo noticia de que soy otro para él, definitivamente somos ajenos, y es con ello y a partir de ello que deberemos producir un encuentro, diferente de la identificacién y también de la identificacién proyectiva. O sea que son dos otros, y en tanto tales inauguran un Dos aunque defensivamente se consideren como Uno y Uno. Ocurre que las producciones psfquicas de ese Dos son distintas de las del Uno, Una de ellas deriva del efecto de presencia. Presencia seria el talle o la figura. Se halla uno delante del otro como un sujeto lo hace con un talle o una figura distinta, acorde al vinculo. Y por afiadidura, el vinculo los modifica. Desde luego, estamos en otro tiempo-espacio del de la ausencia, allf donde prima la «presencia» del objeto (el otro ausente) para el mundo interno, que buscara encontrar un sujeto presente en quien identificarlo. Si denomina- mos presencia a la eficacia del accionar sobre el yo, podemos conservar este término pero sefialando una contradiccién al decir la presencia del ausente. Esta expresién le cabe al objeto en el Clase 4 Consideracién de la familia |, DEFINICION Cuando hablamos de la familia, nos estamos refiriendo a un conjunto de sujetos donde todos y cada uno de ellos son diferentes entre si, dentro de esa semejanza que marca el pertenecer a un parentesco, es decir a una relacién que los hace parientes. Aplicando una idea de Hannah Arendt (1958), diria que los familiares son semejantes en que cada uno es diferente de otro. Esta particularidad se contrapo- ne con el sentimiento de homogeneidad que supone lo familiar. A veces se usa este término como opuesto a ajeno, lo cual definiria a aquellos que pertenecen a las otras familias. La idea de familia se asocia al vinculo de sangre, y éste a lo que es natural y a lo que esta ahi desde siempre. Aun aquellos hombres y mujeres que forman parte de las parejas matrimonia- les son considerados ajenos, porque si bien constituyen un vinculo nuevo que creé una familia, no se piensa que forman parte de la familia anterior del cényuge. Multiples situaciones juridicas y no pocas discusiones patrimoniales se basan en la 90 DEL SER AL HACER hermano disfrazado de estudiante que los persigue a ella y a su prometido y el sino aparece en boca de Preciosilla, una gitana que le predice un futuro trégico. Luego la escena transcurre en el atrio del monasterio de Hornachuelos. Luce la luna y pronto amanece- ra. Vemos de nuevo a Leonora, atin vestida con las ropas de hombre con las que huyé y por las cuales pretendfa no ser reconocida, que ha llegado alli exhausta. Pide perdén a la Virgen: canta «Madre, Madre, pietosa Vergine». Cada mujer prometida no sédlo se siente responsable por la muerte simbélica del padre, como vimos més arriba, sino que con la constitucién de la pareja da un giro copernicano en el hecho de asumir su feminidad y encuentra que también debe abandonar simbélicamente a la madre. Es que la nueva relacién los determina como sujetos otros, pero no a la madre y es eso lo que se registra, se reprocha o autorreprocha como un abandono. Hay una hija que, siendo conocida por la madre, es a la vez nueva y no con relaci6n a ella, sino al vinculo con su pareja. No es facil la tarea de la mujer en su laborioso camino hacia la pareja, tampoco lo es para el varén, pero sus vicisitudes son diferentes. En la 6pera, dofia Leonor y don Alvaro estan fracasando en su encuentro y posibilidad de establecer la pareja, las eventualidades del sino se estén cumpliendo y ellos ven impedida su realizacién. Ocurre que no pueden perder su cardcter de unicidad. Como pasa con algunas parejas, la amenaza es constituirse desde el Dos, donde tendria origen la diferencia y no antes. El Dos no resulta de la suma de dos diferentes, que pareciera ser la operacién anhelada por la pareja de Alvaro y Leonor. Una posibilidad transitoria parece ser la sugerida por el Padre Guardian: el encierro de Leonor en un convento, pero ella se niega (Un chiostro, un chiostro? No. Un claustro, un claustro, no). Pero finalmente se aloja en un sustituto del claustro, una gruta cercana al monasterio. EI tercer acto se desarrolla en el marco de la guerra de los espafioles contra los austriacos. Alli don Alvaro y don Carlos se relacionan bajo la idea de que son otros ya que usan falsas identidades. El azar parece acercarlos, pero el sino, el signo, est4 alli presente. Al no estar sujetos a una relacién no pueden dejar de CONSIDERACION DE LA FAMILIA 95 La pareja del enamoramiento se continia con un proyecto que imagina juntos a sus integrantes durante o al menos un largo tiempo y que se realiza con los hijos. Los sujetos del vinculo tienen una denominacién social y juridica por la cual se los llama esposo 0 marido y esposa 0 mujer, superponiendo en esta ultima el nombre social con el de género. Luego de tener un hijo se Ilaman madre y padre. Si el vinculo se diera fuera del parentesco, se Ilamarfan amantes u otras denominaciones, pero con las restricciones en la caracterizacién que acabo de sefialar: por ejemplo no se incluye proyecto de hijos, salvo que, comenzando como amantes, haya un corrimiento hacia el encuadre de pareja de tipo matrimonial. Pero en realidad la mejor denominacién para aquéllos, como queda dicho, es pareja, y en realidad es un muy buen nombre porque describe, en un tnico término, distinto y singular, la estructura que envuelve e incluye a los yoes. En realidad a ambas estructuraciones deberiamos Ilamarlas vinculo y luego caracterizarlo: de pareja, de padres, de amantes, etc. Esta ultima se caracteriza por un compartir que, centrado en los encuentros sexuales, establece una temporalidad que podemos llamar frecuentacién, distinta de la cotidianeidad mencionada anteriormente. EI otro tipo de experiencia emocional y vincular que recorre la familia es el que resulta de la combinacién de ambos sujetos mencionados, incluidos ahora en la pareja, colaborando fuerte- mente en la construccién del aparato psiquico o del mundo interno del recién nacido, cuya subjetividad se constituye de la conjuncién entre sus propias disposiciones y la oferta identifica- toria que recorre este vinculo. Una descripcién cercana al punto de vista etolégico sitia fuertemente a los padres en Ia posicién de sujetos amparadores y al recién nacido en la de desamparado. Se dice que los primeros se ofrecen incondicionalmente al segundo durante un largo periodo de tiempo. Desde el punto de vista vincular decimos que ambos producen lo que resulta del vinculo y se deberd considerar éste desde la perspectiva de la sexualidad asi como de las relaciones de poder, donde ambos, padres y recién nacido, imponen al otro su presencia, lo cual obliga a un hacer diferente cada vez. Entre padres e hijos las relaciones sexuales quedan bajo el tabu del incesto, y la expectativa en el tiempo CONSIDERACION DE LA FAMILIA 101 a rever esta funcién a partir de las nuevas condiciones de actividad en el mercado laboral, con un distinto posiciona- miento en un campo previamente monopolizado por los hombres.) 4. Marcar al hijo como objeto de su deseo (tanto como objeto de su odio). 5. En el futuro, dar la hija a otro hombre a fin de que constituya una pareja, y aceptar no figurar como parte del mundo de la nueva pareja. Esto significa aceptar esta modalidad de exclusién que es diferente de la anterior, la del vinculo entre la madre y el hijo. Un plus de dificultad se agrega sobre esta dificil tarea si debe dar la hija a otra mujer en una futura pareja homosexual. El lugar del Hijo: 1. El hijo ha de aceptar ser un objeto deseado de la madre y del padre, dentro de ellos como objetos internos y fuera de ellos como sujetos en relacién de exterioridad, como fue . dicho anteriormente. Aceptard la prohibicién del padre en relacién con el acceso a la madre. 2. Ocuparé el lugar asignado en la familia por sus padres, asi como por el medio socio-cultural al cual la familia pertene- ce. Podra hacer suyo el lugar asignado dandole especifici- dad a la manera de cumplir sus funciones. 3. Aceptard que su cuerpo sea narcisizado por su madre y por su padre y a la vez su acceso a ellos serd restringido. El acceso a su madre serd cercano a lo irrestricto al comienzo de su vida, seguir4 irrestricto en su fantasfa, como objeto, en tanto es restringido y limitado en el vinculo con la madre como presencia. 4. Estard incluido en la escena primaria, modo de representa- cién sexual de la pareja parental, asf como excluido de ella y de la pareja de los padres, lo cual se dar4 a conocer porque hacen gala de una vida en la que el hijo no participa. 5. Serd el portavoz de los ideales familiares y de la cultura a los que él y la familia pertenecen. 106 DEL SER AL HACER conservacién van de la mano del cuidado de la relacién con los otros. Se puede hablar de una historia y de una prehistoria de la nocién de vinculo, pero no se trata sélo de un concepto pertene- ciente a un tiempo anterior, sino de algo que continua vigente como una forma de practica v pensamiento. Vinculo era y, en parte sigue siendo, un término poco especifico en tanto la relacién analjtica irdividual consista en el anilisis del deseo inconsciente y del mundo representacional o del objeto de la pulsidn, del mundo interno y las relaciones de objeto puestas en juego en la relacién con el analista, alli donde éste se ofrece a su paciente para su despliegue en la transferencia. Vinculo adquirié mayor especificidad de la mano del tratamiento psicoanalitico de familias y parejas asi como de grupos, para nombrar aquello que ligaba a varias personas, fuera del orden dei parentesco o de otros sistemas de pertenencia. Desde las familias: y parejas como campo clinico inicial se expandié hacia la relacién entre un yo y otro yo -como dije anteriormente, los llamabamos /os yoes en la década de 1970-, lo que luego fue la relacién entre yo y el otro, o entre el yo y los otros (diferenciando lo familiar de lo social), o como prefiero decirlo hoy en dia /a relacién entre otros, uno de los cuales es lo que anteriormente denominabamos yo. Considerar al yo como otro entre otros tuvo consecuencias técnicas, metapsico- logicas y, casi sin darnos cuenta, abrié el camino para otra ética. Este corrimiento llevé también a pensar de otra manera la relacién analftica con el paciente individual. La prehistoria se refiere a esa época en que se hablaba de vinculo como sindénimo de relacién, tanto con el objeto interno como con los objetos externos. Asi, se hablo y se habla de vinculo analitico y de relacién analftica, de vinculo o de relacién con el analista, vinculo o relacién transferencial, vinculo o relacién familiar y, alternadamente, vinculo con el padre interno, vinculo con el objeto parcial. Hasta aqui vinculo significaba relacién estable y mantenida en el tiempo, persistente. Esta primera caracterizaci6n resulté ser excesivamente amplia y poco precisa. El término vinculo en castellano tiene su origen en el latin vinculum, de vincire: atar (Casares, 1979). Se referia a la atadura con nudos de un haz de ramas para mantenerlas juntas. Luego se

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