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EL DESCONOCIDO DE Sf MISMO (FERNANDO PESSOA) Los povtas no tienen biografia. Su obra es su biografia. Pessoa, que duds siempre de la realidad de este mundo, aprobaria sin vacilar que fulese directamente a sus poe” tas, olvidando los iacislentes y los accidentes de su exis: teneta terrestre, Nada en su vida es sorprendente ~nada, excepto sus poemas. No ¢reo que su «caso», hay que resis hharse 2 cmplear esta antipatiea palabra, los explique: creo Gio, ala lus de mm poctiae, su season deja de serlo Sua ae- Crelo, porlo demas, esta escrito en su nombre: Pessoa quies re dete persona en portugues y viene de persona, mascara Uclos actores ramanos. Mascara, personaje de ficci6n, nin- ‘gun: Pessoa, Su historia podria reduciese al trénsito entre Iv itvealidad de su vida cotidiana v la realidad de sus fie- Cones, Estas Fieciones soa los poctas Alberto Cavito, Alva- ro de Campos, Ricarda Reis ¥, sobre todo, el mismo Fer- rnardo Pessoa, Asi, no es inti recordar los hechos ends sa- lignes de su vida, a condicidn de saber que se trata de tas hhacllas de una somnbra, Bl verdadero Pessoa cs otto, Nace en Lisboa, en 1888. Nifio, queda huértano de pa dire, Su madre vuelve a casarse; en 1896 so Lraslada, con Sus hijos, a Durban, Africa del Sur, adonde su seyundo es pose habla sido enviade como consul de Portugal. Educa Clon ingless, Poeta bilingte, Ja inlluencia sajona sera coms- tante en st pensamniento yen sx obra. En 1905, cuando {std punto de ingresar er la Universidau! de B] Cato, debe feyresar a Portugal. En 1907 abandona la Facultad de Le tras de Lishoa ¢ insiala una tipogratia. Fracaso, palabra {gue se repetira con frecuencia en su vida. Trabaja después Come scurespindenie estrangetron, es decir, como redac tor ambulante de cartes comerciales en inglés y francés, empleo madiesto que le dard de comer Jurante casi toda su vida. Clerto, en alguna ocasion se Ie enireabren, con dis- crecian, Tas puertas de la carrera universitaria; con el or- ey guille de los timidos, rehtisa In olerta. Eseribr discrecion y dvgullo; quira debia haber dicho desgano y ralismo: en 1932 aspira al puesto de archivista en una biblioteca ¥ lo rechazan, Pero no hay rebelign en su vida: apenas una mo- destia parecida al desdén. Desde su regreso de Africa no vuelve a salir de Lisboa. Primero vive en una vieja casa, con una tia solterona y una. tubuela loca; después con ofr tia; una temporada con st. madre, vinida de nuevo; cl resto, en domicibios inciertos. Ve aa Jos amigos en la calle y en el café, Bebedor solitario en tubernas ¥ fondas del Barrio viejo. ¢Otros detalles? En 1916 proyecta establecerse como astrélogo. El acultismo ‘iene Sus riesgas yen una ocasion Pessoa se ve envuelto en. un lio, urdide por la policia comtra el mago y «satanista» ingles E. A. Crowley-Aleister, de paso por Listoa en busca de adeptos para su orden mistico-erotica. En 1920 se ena: ‘mora, 0 cree que se enamora, de una crupleada de comer tho; Ja relacion no dura mucho: «mi destinos, dice en la carta de mapiura, =pertencee a otra Ley, euya existencia 00) sospecha usted siquiera...». No se sabe de otros amores. Hay una corsigatc de homosexualismo doloroso en la Ode maritima y en la Salutacion @ Whitman, grandes composi clones que hacen pensaren las quc, quince afies més tarde, cescribia el Garcia Lorca de Povia en Nueva York, Pero Aivac ro de Campos, profesional de la provocacién, no ex todo Pessoa, Hay oros poctas en Pessoa, Casto, todas suis pusiv= res son imaginarias; mejor dicho, su gran vie‘ es ka ima ginacion, Por eso no se mmueve de'su silla, ¥ hay otro Pes ‘80a, que ng perienece ni a Ia vida de todos tos dias ni a literatura: cl diseipulo, el iniciado. Sobre este Pessoa nada puede ni debe decirse. ¢Revelacion, engano, autoengano? ‘Todo junto, tal vez. Como el maestro de uno de sus sone hermiéticos, Pessoa conhece ¢ cata. ‘Anglomano, miope, cortes, huidizo, vestido de oscuro, reticente y familiar, cosmopolita que predica el nacionalis: mo, itvestigador solemme de cosas juailes, humorista que nunca sonric y nos hiela la sangre, inventor deotros poctas ¥ destructor de si mismo, autor de paradojas claras como El agua y, come ella, vertiginosas: fengir es conocerse, mise terioso que no cultiva el misterio, misteriaso como la luna. del mediodia, taciturno fantasma del mediodia partugués, {2quicn es Pessoa? Pierre Hourcade, que Io conocid al final de su vida, escribe: «Nunca, al despedirme, me atrevt a volver le cara: tenia miedo de verlo desvanecerse, disuclio 4 on ¢l aire.» :Olvido algo? Murio en 1935, en Lisboa, de un célico hepativo, Dejé dos plaquettes de pocmas en inglés, tun delgado libro de versos portugueses ¥ un bau llena de manuseritos. Todavia no se publican todas sus obras. Su vida pablica, de alguna manera hay que lamarla, transcutre en la penumbra, Literatura de las afueras, zona mal alumbruda en la que se mucven —gconspiradores 0 Tundticos?— Jas sombras indecisas de Alvaro de Campos, Ricardo Reis y Fernando Pessoa. Durante un instante, los bbnuscos reflectores del escandalo y la polémica los ilumi- nan. Después, la oscuridad de nuevo. E] casi-anonimato v a casi-celebridad, Nadie ignora el nombre de Fernando Pessoa, pero paces saben quicn es y qué hace. Reputaci nes portuguesas, espafolas © hispanoamericanas: «Su ombre ine suena, ces usted periodista o director de cine?» ‘Me imagino que a Pessoa no le desagrada el equivoco. Mas ice krcultivata, Temporadas de agitucion litera nes dos por periodas de abulia. Si sus aparici Vespasmédicas, golpes de mano para aterrorizar alos cua tro gatos de la literatura oficial, su trabajo solitaria es Constante. Como todos los grandes perezosos, sc pasa la vida haciendo catalogos de obras que nunca eseribira: y Segtin les ocurre también a los abuilices, cuandy son apa- sionados ¢ imaginativos, para no estallar, para no volverse loco, casi x hurtadillas, al margen de sus grandes proyee~ tos, todos los dias escribe un poema, un articulo, una vefle- xién. Dispersion y tension. Todo marcado por una misma Scfial: esos textos fueron eserites por necestdad. V esto, la fatalidad, es lo que distingue a un escritor auténtico de uno que simplemente tiene talento. Escribe en inglés sus primers poernas, entre 1905 y 1908, En aguella cpoca leia a Milton, Shelley. Keats, Poe. Mas tarde descubre a Baudelaire y frecuenta a varios «sub: poctas prtuguesesa, Insensiblemente vuelve a sui lengua ‘materna, nea dejaré de vscribir en inglés. Has tas 1912 Ta influencia de la poesia simbolista y del «saudo- sismo» es preponderante. En ese allo publica sus primeras cosas, en 1a revista 4 Aguia, organo del «renacimiento por- Tugués». Su colaboracion consistid en una serie de artieu- Jos sobre la pesfa portuguesa. Ex muy de Pessoa esio de Iniciar su vida de escritor como exitico Titerario. No menos: significativo es el titulo de uno de sus textos: «Na Floresta 95 do Alheamento». El tems de la enajenacién y de la bisque dda de si, er ef bosque encantado o en la chudad abstracts, es algo mas que un tema: es la sustancia de su obra En #808 aos se busca no tardara en inventarse En 1913 conoce a dos joveries que seran sis compate fos ids seguros en In breve aventura futurista: el pinion Almada Nezreira y el pocta Mario de Si-Carnciro. Otras “amistades: Armanilo Cortes-Rudrigues, Luis de Montalvan, José Pacheco, Presos aun en el encanto de la poesta le: tadentes, aquellos muchachos intentan Vanaente reno- var la corriente simbolista, Pessoa inventa el «paulismoe ¥ de pronto, a través de Sé-Carmetto, que vive en Parts con ef que sostiene tina cortespondencla febrl, ka revela cién de Ta gran insurreccion moderna: Marinett. La fecun- dlidad del futurismo es innegable, annque su resplandor se haya oscurecido después por las abdicaciones de su funda: dor. La repereusién del movimicnte fue instar tniea acaso Borge ms qu una revoir Up mut Fuca ‘mera chispa, la chispa que hace volar Ja pélvora, El fucuo Corrio de Un extreme a utfo, de Moved a Lisbou Teck pratr des poeias: Apollinaire, Mayakuvsks y Pessoa, El alio si- guiente, 1914, seria para el portuyués et aio del descubri- lento 0, mas exactamente, del acimiento: amas de las revistas inglesas (medio infalible, crcia Pessoa, para salir de pobre), Alexander Search y otros, Todo esto como su soledad, 5u aleoholismo disereto y tantas otras ‘cosas nos da luces sobre su caracter pero mio nos explica ss poemas, qe ¢s1o nico que en verdad nos importa. {Los mismo sucede con la hipdtesis Queda todo lmpio ya de lus fantasmasytelofanas dela cians, El siundo existe porque te lo dicen ois servion; yal de: ism, me dicen que yo tambien existe Si-morire) mi tid el munds, pero motives ives La alirmacidn de Cacivo Aanula la muerte al suprigir ala coneicncia, suprime Is tala, No afirma que toda = pcs eso serfa aftr tna 100 08 idea: dice que todo existe. ¥ atin mas: dice cue sélo es Jo que,existe, El resto son ilusiones. Campos se encarga de poner el punto sobre la t: «Mi maestro Caciro no era paga- fot eae pagnnismo,» Yo dita: uae idea Gel pagantatno Caciro apenas si recuemté las escuelas.’ Alenterarse de que to lamaban «poeta materialistas quiso saber en qué comsistfa esa doctrina. Al ofr la explicacién de Campos, no fouls su asombro: «Es una idea de curas sin teligion! Dice usted que dicen que el espacio es infinito? ¢En qué espacio han visto eso?» Ante la estupefaceion de su diset ppulo, Caciro sustuvo que el espacio es finite: «Lo que no tiene limites no existe...» Bl otro replied: «<¥ los numeros? Después del 34 viene el 35 y luego ¢l 36 y asi sucesivarmen- te..+ Caciro se le queds viendo con piedad: «;Pero esos son. sdio némerost» y continu6, cont wma formidése inféncia: ‘xAcaso hay un otimero 34 en la realidad?» Otra ancedota: Je preguntaron: «¢Esta contemto consigo mismo?» Y ces pondig: No, estoy contentow Caciro noes fsol tin subie. Lor pensadores tienen ideas: par elsabio vivir'y pensar no sont actos separados, Por esa es imposible expo- ner las fdeas de Socrates 0 Laatsé. No dejaran doctriaas, sino un putiado de anéedotas, enigmas y poemas. Chuat {sé, mas iel que Platdn, no pretende comunicarnos una flo- sofia sino contarnes unas historietas: la filosoffa es in rable del cuento, es el cuento, La doctrina del tilésofo inci ta.a la refutacion; la vida del sabio es irrefutable. Ningiia, sabio ha proclamado que la verdad se aprende; lo que han dicho todos, o casi tudes, es que to unico que vale la pena. de vivirse es la experiencia de la verdad. La debilidad de Cacito no reside en sus ideas (mas bien ésa es su fuerza): consiste en la irrealidad dle Ia experiencia que’ dice en- ‘Adan en una quinta de la provineia portuguesa, sin mu- Jet, sin hijos y sin creador: sin concieneia, sin trabajo y sin religidn. Una sensacién entre las sensaciones, ua existir entre las existencias, La piedra es piedra y Cacico cs Caei- to, en este instante. Despucs, cadla uno serd otra cosa O 1a ‘misma cosa. Fs igual o es distinto: todo es igual por ser todo diferente, Nombrar es scr. La palabra eon que nom- bra a la picdra no es la piedra pore tiene la mista reali |. Nacio.cn Lisbon, en 1885; rsor6cn la sma eda, en 1913, Vnis csi uaa vida en Tn gusta de Ribatse Obras O Guardior do Rebavhes 1911191210 Raptr Amora: ova ncn WOLIT3) 102 dad de a eda. Cay no spp nombar los tox ¥poreso nunca gos dice sila phedvaes in ayataoun vues 179, scl arbol es un pina o dina enna, Tampota pretend sstsblecer relaciones entre lis cosas lapolatenconroce gura en su vocabulario; cada cosa esta sumergida cn su Propia realidad, Si Caciro habla es porque el hombres a animal de palabras, come el pajsro cs un animal lado, El homhte habla como ol 1i9 come o la ilsta cae, El poeta ‘nocente ne necesita nombrar las covas ss paladbeae eon aetoles, ues. aratas lngatias, No eats ara qe vee sino estas que digo, Cacico se aroma ante la ides de qe Ia eatidad es inasible: ahi esa frente a nosotros, bastate carla. Basta hablar, No sera dificil demostrarle a Caeiro que Ia realidad nuns esta ala maao § ute debernos conustaria (aut Fesgo de que en el acto de la conguisa genom evapone ose nos converta tn otra cosa” idea utensiio) El eta es ente es un milo pero es an mito que fan a Ia poe El prsta real sabe que fas palabra las coane wa Io ie Ine ¥ por eso, par restablece ina procaria doilad enine el hombre el mundo, nomi las canas con imagenes, mos, simbolos y comparaciones. Las palabras fo-aon Ios esas son los puentes quc tenders ent els ¥ hanerhce, El poeta es la conciencia de las pistabras, es deve laos talgin de la realidad real de fax cosas, Cleo, las faans tambien fueron cosas antes de ser nombres de covey, Lo fueron en el mito del pocts ingen, eato es antes de ig Guale. Las opacas palabras del pocta real evocan el habla fe antes del Temguaje, ef nice aradisaco, Habla mocemte silencio ene que naa se dice puree ele esta dicho, todo esa dicsendose. El lenguafe del hoc se alimenta de'ese silencio que es habla inseent. Pesene bo taal y hone epic, necestaba inventar un poeta Jnocente pars justilicer su propia pocsia, Rely, Caripe Pesson cen palabras mottaley lechadit, palabige de perdicion y dispersin: son el presenimienio’s lnenatsh fa ee la unidad. Las osmos contra el Fondo desfenclorde a unidad, No es un azar que Cacity masta vers ates dle gue sus disput inicion su obra, Bs su fidamentor el silenefo que fos sustenta, Elms natural y simple de los hetoronimos es el menos real, Lo-es por ewcevo de teal. El hombre, wbne tole hombre maderno, no es del todo real No ts un ete comme acto como la naturale 6 lav conas la conciencia deatey 103 su realidad insustancial, Caciro es una afirnacién absolu- ta del cxistir y de ahi que sus palabras nos parezean verda- des de otro tiempo, ese tiempo en el que texlo era uno v lo mismo. ;Presente sensible ¢ intocable: apenas lo nombra- mos se evapora! La mascara de inocencia q.te nos muestra Caeiro no es la sabidurfa: ser sabio es resignarse a saber ue no somos inocentes. Pessoa, que lo sabia, estaba mas cerca de la sabiduria, El orto exten ox Alvaro de Campos? Cavir vive en el wresenic intemporal de los niius ¥ los animales; el fututis- ECampes en eb instante. Para el primero, su aldea ex el ceniro del mundo; el otro, cosmopolita, no tiene centro, desterrado en este ningun lado que es todas partes. Sin ‘embargo, se pareven: los dos cultivan el verso libre; los dos atropellan el portugues; los dos no eluden los prosaismos. No creen sino en lo que tocan, son pesimistes, aman la rea~ dad conereta, no anaus a sus seuejautes, despreclan a 13S ideas y viven fucra de la historia, uno en la plenitid del ser, otro en su mas extrema privacién. Caeiro, el poeta ino cente. es lo que no pudia ser Pessoa; Campos, el dandy va- abundo, eso que hubiera podiosery no ac Solas posibles posibilidades vitales de Pessoa. El primer puema de Campos posee una originalidad cenganosa. La Oda irirfal es en apariencia un eco brillante de Whitman y de Tos futurstas, Apenas se compara este emma con Ios que, por lox mismos anos, se excribian en Francia, Rusia 3 oifoe paises, ve adviere la dierencis? Whitman crefa realmente en el hombre y en las maquinas; mejor dicho, ce‘a que el hombre natural no era incompati- ble con las maquinas. Su pantefsmo abarcaha tambien a la industria. La mayor parte de sus descendientes no incu- ‘ren en estas ilusiones, Algunos ven en las maquinus jugue- 2. Nace on Tania, € 18 cele tle 1890. La fc eid co 3 1rincopn, dice Pesos Este de itn: despas vn Ganges de ing. cia does Viajes Oriente Pyrsisoearibiciaey ots ‘estece no avistalica, que ve realir cares pets Whintan, Cacioy Csuisms Usaha monicido, laucble napasible ® pra del gran Raion Gmc dee Serna, Ln Mes ios un tee conencn, solo un comic abla, Hr TSH surge falmcrie a poe nvr ou taua eapatola, Per a icine, cee Fido, es tn pte denon may Sino tes maravillasos, Pienso en Valéry Larbaud y en sti Barna- booth, que tiene mas de un parecido con Alvaro de Cam- pos.* La actitud de Larbaud ante la maquina es epiciirea: fa de los futuristas, visionaria. La ven como el agente des- tructor del falso husmanismo y, por supucsto, del hombre natural, No se proponen humanizar a ta maquina sino construsr una nueva especie humana semejante a ella. Una excepcion seria Mayakovski y aun cl... La Oda friwrfal oo ¢ ni epiciirea ni romdntica ai trivafal: es un canto de ra- bia y derrota. ¥ en esto radica su originalidad. na fabvrica es sun paisaje tropicals poblado de bestias, gigantoscas v lascivas, Fornicacién infinita de ruedas, em. bolos y poleas. A medida que el ritmo mecanico se redobla, el paraiso de hicrro y clectricidad se transtorma en sala de tortura. Las maquinas son érganos sexuales de destruc- ion: Campos quisiera ser triturado por esas helices furio- ‘sas, Esta extraiia visién cs menos fantastica de lo que pire ec y no sélu es una obsesion de Campos, Las migulings son Feproduccidn, simplilicacign y muluplicacion de los pro- esos vitales. ‘Nos seducen y horripilan porque nos dan la sensacion simulldnea de la inteligencia ¥ la inconseiencia. todo Jo que hacen lo haven bien pero no saben lo que ha- gen, No es ésia una imagen dct hombre moderno? Pe fas maquinas son una cara de la civilizacia conten por ca La otra x Is promisculdad social. La Od mf er ning pun alarido, wanaformado en bulto caf, pate, rucda, Alvaro de Campos pierde e} uso de la palabra: silba, china, repiquetca, martillea, tcaquetea, estalla. La pala hora de Cacive evoca la unidad del hombre, ta piedra y insocto; la de Carupos, el ruido incohercate de la histor Panteismo y panmaguinisme, dos modos de abolir la con Tabagueria es cl poema de la coneiencia recabrada. Cacho se pregunta ¢qué soy?; Campos, cquicn soy? Desile su cuarto contempla Ia calle; automdviles, transedntes, p 7vs, toda real y todo hueco, todo cerea y todo lejos. Es spasible gue Pasion lays cond ch lino de fs de anno exe 1913, ait ee tena er Ivspondeneia con SiCornsco Delle rane: Larbeid slot Loa eh 1826; Gonz dete Serr ga sie po eatonreo ea ena itd, bs preets ent excites vemos, due eer was bangle Ft I urdnea gue ‘gms 2 este epics (atte de Listens, fie i ae) toe ted bla eon elo se Almada Newrsivn pera uaa Pena Se ome 105 frente, seguro de si mismo como un dios, evigmtico y sone Fiente camo un dios, roténdose las Tmanos como Dios Pa- dre después de su horrible ereacion, aparcee y desaparece el Dueho de Ia Tabaqueria. Liega a su eavernatemplo-ten- dejo Esteve el depreocupad, som mafia, que haba ‘ycome, tiene emociones y opiniones politicas y guard las fiestas de guardar, Desc su ventana, desde si conctencin, Campos mira a los dos monigotes y, al verlis, se ve a si mismo. ¢Dénde esta la realidad: en at o en Esteva? Bl Dueho dé la Tabaqueria sonrie v no responds. Poeta uta. rista, Campos conticaza por afirmar gue la nica realidad ela sensacidn; unos anos mas tarde se pregunta si el mise ‘mo tiene alguna realidad. ALabolir la concieneia de sf, Caeivo suprime la historia; ahora es la historia La que suprime a Campos. Vida margi- nal: sus hermanos, i algunos tiene, son las prostitutas, 40s vyagos, el dandy, el mendigo, la gentura de arriba y de aba. jv. Su rebelidn no tiene nada que ver con las ideas de re denen 0 de jsticla” Nav nud mena tv races Tedo re thas importar-mie com a htumanidade’ Tudo mms ceder a0 Iuonanitarismo! Campos se rebela tambico vontra la idea dela rebelion. No es una virtud moral, un estado de eon iencia es la conciencia de una sensacién: «Ricardo Reis 5 pagano por convieeién: Antonio Mora por inteligencia, yu losoy por rebelign, esto cs, por temperamento.» Su sir atia por los malvivientes esta tenida de desprecio, pero se desprecio Jo siente ante todo par sf mismo: Siento simpatia por tod es gente Sobre tocando no merece impala Si. yo tambien sy eago Dedigieho. Ser vagav menlgo noes srvagey menigo Es esta cra de ln jersrgata soa Bs no ser Juce de In Corte Suprema, expleado ij, prostta, Pobre dewlemnidad. bre explotad Enferm de uns cnlermedad incurable, Slicnto de sila weap de eater, sno ser, enfin, von personajes sncales Ges novelists (Que ae hartan de letras porgue.Uenen taeda pare Hovar sus Tire romque tes sobra emai para Thaceto Su vagancia y mendicidad no dependen deninguna ci ‘cunstancia; son irremediables y sin redencion. Ser vago Y se rebelan contra la vida soci 108. asi es ser isolado ne alma. Y mas adelante, con esa brutali dad que escandalizaba a Pessoa: Nes tencho a defensa de poder ter opices sociais... Sou licido. Nada de esteticas com Coragio: sou hicido. Merda! Sox hicido. ‘La conciencia del destierro es una nota constante de la poesia moderna, desde hace siglo y medio, Gérard de Ner- val se finge principe de Aquitania; Alvaro de Campos esco- ze la mascara del vago. E! transito es revelador. Trovador ‘© mendigo, ¢qué oculta esa mascara? Nada, quiz. Fl poc- aes la conciencia de su irvealidad historica, Solo que si tesa conciencia se retira de la historia, la sociedad se abis- mma en su propia opacidad, se vuelve Esteva o el Duefo de la Tabaqueria. No faltard quien dig que la actitud de ‘Campos no es spositiva. Ante criticas sermejantes, Casais Monteiro respondia: «La obra de Pessoa realmente es una obra negativa, No sirve de modelo, no ensena nia gober- nar ni a ser gobernado. Sirve exactamente para lo contra- ro: para indisciplinar los espiritus.« ‘Campos no ov lanies, cooio Caciro, a ser todo sino a ser todos y estar en todas partes. La catda en la pluratidad se ‘aga con la perdida dela identidad. Ricardo Reis escoge In ira pesibibidad latente en la poesta de su maestro. Reis es ‘un crmitaiio conte Campos ¢s un vagabundo. Su ermita ex tuna filosolfa y una forma. La tilosofia es una mezela de es. twieismo y epicurefsmo, La forma, el epigrama, la oda y la tlegia de Jos poctas neoclasicos. Sélo que el neaclasicismo tes unia nostaigia, es decir, es un romanticismo que se igno- Fa 0 que se distrava, Mientras Campus serie, sus largo mmondlogos, cada vez mas cerea de la intraspeceién que del hhimno, su amigo Reis puile pequeias odas sobre cl placer, Aa fuga del tiempo, las rosas de Lidia, la libertad ilusoria del hombre, la vanicad de los dioses. Educado en un cole- io de joss: medico de profesion, monarguic, desterrr ja en él Brasil desde 1919, pagano y escéptico por convie- Cidn, latinista por educacidn, Reis vive fuera del tiempo. Parece, pero no es, un hombre dl pasado: ha cseopide vie vir en una sugesse infemporal. Cioran sefialaba ceciente- 5,_Nacis on Oporta, 1 187 Ea el ands edensnso de los hetero uo: Caetr ery ble de for wvules Carpe, wentre Blanco 9 ren io ay can ise ieractonal Ret, cure ates ‘spanol» portuguos meridionules. Las Gls no om uecurnbidun Delusion ste Ricard Res y Aber de Canpos, Sus 00° tes ete sobre Cavity arpa sua un case de peeesion verbal de Inccmpronsiincxética, 107 mente que nuestro siglo, que ha inventado tantas cosas no hha creado la gue més falta nos hace. No es extrafio asi que algunos fa busguen en la tradicion oriental: taoismo, bu dismo zen; en realidad esas doctrinas cumplen la misma funcion que las filosofias morales del fin del mundo anti uo, El estoicismy de Reis es una manera de no estar en el mundo —sin dejar «ie estar en él. Sus ideas poltticas tienen un sentido semejante: no son un programa sino una neg cidn del estado de cosas contempordneo. No odta a Cristo. ni lo quiere; aborrece al cristianismo aunque, esteta al hn, cuando piensa en Jestis admite que «su sombria forma do. lorasa nos (rajo algo que faltabas. El verdadero dios de Reis es el Hado y tados, hombres y mites, estamos someti dos a su imperio. La forma de Reis es admirable v monotona, come todo lo que es perfeccisn artificiosa. En esos pequcios poemas ve percibe, mis que Ia famitiaridad con los originales lati- nos y griegos, una sabia y destifada mixtura del neoclasi ciemo husitane v de la Antologta grieza Uraducida al ingles, La correccion de su lengua inquietaba a Pessoa: de Vasconce- los). El libro es una galeria de personajes historicas y le gendarios, desplazados de su realidad tradicional y trans- formados en aleyorfas de otra tradicion y de ctra realidad, ‘Quizi sin plena conciencia de lo que hacfa, Pessoa volatili- 7a a historia de Portugal y, en su lugar, presenta otra, pu- rameate espiritual, que es su negacién. El carécter esoteri- co de Mensagem aus prohibe lecelo come un simple poema patristico, segiin desearfan algunes criticas eficiales. Hay sto que agregar que su simbolismo no lo redime. Para que los Simbolos lo sean efectivamente es necesario que dejen de simbolizar, que se vuelvan sensibles, criaturas vivas y no emblemas de museo. Como en toda vbra en que interviene ‘ms la voluntad que la inspiracién, pocas son los poeenas de Mensagem que aleanzan ese estado de gracia que distin- {gue a lu poesta de la bella literatura. Pero esos pocos viven en ef mismo espacio magico de los mejores poemas deb Cancionero, al lado de algunos de los sonetos herméticos, Es imposible definir en qué consiste ese espacio; para mi ts el de Ia poesia propiamente dicha, territorio real, tangi- ble y que otra luz ilumina. No importa que sean’ pocos, Benn decia: Nadie, mi fos mais grandes poetas de nuestro Hiempo, ha dejado mis de ocho a diez poestas perfectas.. iFara seis poemas, teinta v cincuenta atios de asceftsme, de sufrimienco, de combate! El Cancionera: mundo de pocos seres y muchas som- bras, Falta In mujer, cl sol central. Sin mujer, el universe sensible xe deavanece, na hay ni tierra firme, ni nga ni ene Carnacidn de le impalpable. Faltan lox placeres terribles, Falta la pasion, ese amor que es deseo de un ser unico, cualquiera que sea. Hay un vago sentimiento de fraterni- dad con Ia naturaleza: arboles, nubes, piedras, todo fupiti- vo, tade suspendide ea un vacfo temporal, Irrealidad de las cosas, rellejo de nuestra irrealidad. Hay negacién, can sancio y desconsuclo, En el Fivra de Desassossego. di cual sélo se conocen fragmentos, Pessoa describe su paisaje mo- erienezco wu generac gu mci sin fe exe xe anismo y que dejé de tenerla en todas las otras creenciss; no fuimos entusiastas de la igualdad social, de la belleza o del progreso; no buscamos en orientes y oecidentes otras formas religiosas («cada eivilizacién tiene una filkacién con la religion que la representa: al perder la nuestra, per- ‘dimos todas entre nosotros, sc dedicaron a la conguista de lo cotidiano; otros, de mejor estirpe, nos abs- tuvimos de la cosa piibliea, nada queriendo y nada desean- do; otros se entregaron al culto de la confusicn y el ruido: erefan vivir evando se ofan, creian amar cuando chocaban contra las exterioridades del amor; y otros Raza del Fir, le nite espiritual de ia Flora Muerta, vivimos en negacién, des- Contento y desconsuclo, Este retrato no es el de Pessoa pero sf es el Fondo sobre el que se destaca su figura y con el que a veces se confunde. Limite spiritual de la Hora ‘Muerta: el poeta es un hombre vacio que, en su desampa- mn fo, crea un mundo para descubrir su verdadera identi- dad, Toda la obra de Pessoa es brisqueda ds Ia identidad perdida. Bw dc us pas mts tao dice qu el porta es un fingidor que finge tan completamente que llega a fingir que es dotor el dolor que de veras siente. Al decir la verdad, mente al mente fa dey, No estams ante una esatca sino ante un aclu de te. La poesia es Ia revelacicn de su invealidad: Eure o haar 2 folly, Eure a sosedgo eu arvorido, Eure 6 sor note shaver avagem Passa 1m seer, Sogeuco minha abva na passage. Ese que pasa, ces Pessoa 0 es atro? La pregunta se repi- te a lo largo de los aftos y de los pocmas. Ni siquiera sabe si lo que eseribe es suyo. Mejor dicho, sabe gue, aunque lo sea, no foes: «por que, enganado, juzgo quees mio lo que es mio», La busqueda del yo — perdido y encontrado vuelto a perder— termina en el asco: «Nausea, voluntad de nada: existie por ne mori.» Solo desde esta perspectiva puede pereibirse la signifi cacién cabal dc los heternimos. Son una imencién litera Fa y una necesidad psicolégica pero son algomas. En viet to modo son lu que bubiera podido © querico ser Pessoa: en otro, més profindo, lo que no quiso ser: una personalic dad. En el primer movimiento, hacen tabla casa del idea. lismo y de las convicciones intclectuates de su austor; en el segundo, muestran que la segesse inocente, la plaza publ ca y Ta ermita filosofiea son ilusiones, El insvante es inha- Dditable come e! futuro; y el estoicismo es un remedio que mata. ¥ sin embargo, la destruceién del yo, pues eso es lo ‘que son los heleronimos, provoca una fertilidad secreta, El verdadero desicrta es el yo ¥ no s6lo porque nos encierta en hosotres mismos, ¥ asi nos condena a vivir con un fans tasma, sino porque marchita todo lo que tees. La experien cia de'Pessoa, quiz sin que él misma se lo propusiera, se inserta en ia tradicién de los grandes poctas de la cra to- derma, desde Nerval y los roménticos alemunes. El yo es. um obstaculo, ¢s ef obsticula. Por eso es insuficiente cual quier juicio meramente estetico sobre su obra. Si es vel dad gue no todo lo que escribié tiene la misina calidad, me todo, cas oo, enté marcado por as uel de su bis queda, Su obra es un paso hacia lo desconocide. Una pa- TE amino de Peston noel ete mand nil otro, La palahia auscneia possi dir i por aust see Trade unestade Ouida, en el quel pravoncinoedesvonete y ta ausencia es amuncio de Zqué? —momento en que lo presente ya no estd y apenas despunta aquelle que, tal vez, na ser Bl desieriourbano se cure de signos. ax pied {ice algo, cl steno dice fa ventana trad) el tol solo de fa caguoa dice, todo ext diclondo igen exto Aue digo ine otra coo, sempre otra cos, tien corn he munca se fice La nsentn noes Ole prvacion sine resentment de una presencia qu lms 6 tesa on Kcrament, Poems herticas y canciones colneens ch Inausenea, ia ial que somo ago ext preacne Brito ete goes cos, el povta cama pr ona call dntbanso io tcaciam pugs hoe ce nase Es a punto de decir... No, no han dicho nada, Irrealidad setutidore ali fn dea inde nl tn espera tl poeta abu ys que ene Alenia Como Fendi ola hora el tambien spa de tse ¥ no Sparece ol tr, edb, el verdadero Pesow, Nunca apa ‘esr no hay otro, aparece. se sin, To oo, To qu no tiene mombve To gui edie y que stax pobre pal bras invocan. ¢Es la poesia? No: la poesia es lo que queda 3 Consul a eocicei a neercla Ya mc {ant imperepbl, un ur de ago: Pessoa Ta ons sla de lo deseonocido Paris, 1961

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