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Jueves, septiembre 04, 2014

I Corintios 3: 18 - 23
18Nadie se engae! Si alguno entre vosotros se cree sabio
segn este mundo, hgase necio, para llegar a ser sabio;
19pues la sabidura de este mundo es necedad a los ojos de Dios.
En efecto, dice la Escritura: El que prende a los sabios en su
propia astucia.
20Y tambin: El Seor conoce cun vanos son los pensamientos
de los sabios.
21As que, no se glore nadie en los hombres, pues todo es
vuestro:
22ya sea Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el
presente, el futuro, todo es vuestro;
23y vosotros, de Cristo y Cristo de Dios.

Salmo 24: 1 - 6
1Salmo. De David. De Yahveh es la tierra y cuanto hay en ella,
el orbe y los que en l habitan;
2que l lo fund sobre los mares, l lo asent sobre los ros.
3Quin subir al monte de Yahveh?, quin podr estar en su
recinto santo?
4El de manos limpias y puro corazn, el que a la vanidad no
lleva su alma, ni con engao jura.
5El lograr la bendicin de Yahveh, la justicia del Dios de su
salvacin.
6Tal es la raza de los que le buscan, los que van tras tu rostro, oh
Dios de Jacob.

Lucas 5: 1 - 11
1Estaba l a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba
sobre l para or la Palabra de Dios,
2cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los
pescadores haban bajado de ellas, y lavaban las redes.
3Subiendo a una de las barcas, que era de Simn, le rog que se
alejara un poco de tierra; y, sentndose, enseaba desde la
barca a la muchedumbre.
4Cuando acab de hablar, dijo a Simn: Boga mar adentro, y
echad vuestras redes para pescar.
5Simn le respondi: Maestro, hemos estado bregando toda la
noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echar las
redes.

6Y, hacindolo as, pescaron gran cantidad de peces, de modo


que las redes amenazaban romperse.
7Hicieron seas a los compaeros de la otra barca para que
vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos
barcas que casi se hundan.
8Al verlo Simn Pedro, cay a las rodillas de Jess, diciendo:
Aljate de m, Seor, que soy un hombre pecador.
9Pues el asombro se haba apoderado de l y de cuantos con l
estaban, a causa de los peces que haban pescado.
10Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran
compaeros de Simn. Jess dijo a Simn: No temas. Desde
ahora sers pescador de hombres.
11Llevaron a tierra las barcas y, dejndolo todo, le siguieron.

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