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DICCIONARIO de RETORICA, CRITICAy | TERMINOLOGIA LITERARIA ANGELO MARCHESE JOAQUIN FORRADELLAS Ariel ~\ LETRAS PTE eA ERE Ee TE ee eee ee Net eT ee ee wwwespacioculturalyacademi PR eyelet me Me cel cielm Vel cu (teem a y(t) sis y resultado visible de un numero muy considerable fe [Melt Colle eM lem ledge eet eile RUN gaciones personales. Los tradicionales estudios de ret6rica, métrica 0 preceptiva y la Caste R Re Me Our ee ote meee atc BES aac COE a AMER RC Rca ALE ROs aie tae aR oeec! DAcO aco E aoe ECU PET ALi Bese LES CRTs be Gar MEU Couto cnscR EM pete s Cc Bee tes CCC Meee Tol am PEC ene iae nee enc bt Sort CUE auc OLie ilustradas con ejemplos espatioles e hispanoamericanos contem- Ore ROBB cue Eten CREM ame ge OICCRCn CE arate lacién permite pasar agilmente de unos campos a otros y obte- ner no solo amplia informacion sobre cada punto, sino también las indicaciones necesarias para situarlo en la perspectiva mas Ieee Asi, las definiciones, extensas y legibles, van unidas a copiosas referencias cruzadas y explicaciones complementarias, y se ilustran siempre con ejemplos espaniles e hispanoamericanos, en especial contemporaneos. La apertura de miras y la abundancia COR OSE koa ee OEMs ae Re ECR erie en recientes y variadas convierten este Diccionario en una obra de OEMS tL ts 40 ul 34! 6 25,90 I) 9 | aS = ae ee ANGELO MARCHESE Fue un reconocido critico literario, TER ACEO SIC ECMO de una extensa obra académica y Cheetah JOAQUIN FORRADELLAS FIGUERAS Es doctor en Literatura y Catedra- tico de Literatura Espanola OTROS TITULOS ine eee Race Cen) MARIA JOSEP CUENCA JOSEPH HILFERTY Las cosas del decir Trae Wer eT CCIE aA meESoL\) Introduccién a la Lingitistica MILAGROS FERNANDEZ PEREZ EE Perrone tent ANTHONY WESTON Las épocas de la literatura espanola 74m ee MILAGROS RODRIGUEZ CACERES Pevan net On rte) JOSE ANTONIO MARAVALL Serer ha Ree Ron eed VV.AA Pree OCs CBR tCc tary DAVID VINAS PIQUER Manual practico de escritura académica | MAR GARACHANA, ESTRELLA MONTOLIO. MARISA SANTIAGO Manual prictico de escritura académica Il fer ee Lea eee Lew Le [304m ol Ree OIE REL Ce} Norte ee eto ey Ee eke DICCIONARIO de RETORICA, CRITICA y TERMINOLOGIA LITERARIA ANGELO MARCHESE y JOAQUIN FORRADELLAS DICCIONARIO de RETORICA, CRITICA y TERMINOLOGIA LITERARIA ANGELO MARCHESE y JOAQUIN FORRADELLAS Arid LETRAS ener lc crt re real Titulo original: Dizionario di retorica e di stilistica Versién castellana de Joaquin FORRADELLAS 1. edicién en esta presentacién: febrero de 2013 Edicion anterior: 1986 © 1978: Arnoldo Mondadori Editore S.p.A., Milan Derechos exclusivos de edicién en espafiol reservados para todo el mundo y propiedad de la traduccién: © 1986 y 2013: Editorial Planeta, S. A. Avda. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona Editorial Ariel es un sello editorial de Planeta, S. A. wwwariel.es wwwespacioculturalyacademico.com ISBN 978-84-344.0632-2 Depésito legal: B. 618 - 2013 Impreso en Espafia en Book Print Digital El papel utilizadopara la impresién de este libro es cien por cien libre de cloro y esta calificado como papel ecolégico. No se permite la reproduccién total o parcial de este libro, ni su incorporacién a un sistema informético, ni su transmisiGn en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrd- nico, mecénico, por fotocopia, por grabacién u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infraccién de los derechos mencionados puede ser constitutiva de de- lito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Codigo Penal). Dirfjase a CEDRO (Centro Espaiiol de Derechos Reprogrdficos) si necesita fotocopiar 0 esca- near algiin fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de !a web www.conlicencia.com 0 por teléfono en el 91 702 19 70/ 93 272 04 47 « él PROLOGO A LA EDICION ESPANOLA La profunda renovacién que se ha producido y se esta produciendo en el terreno de los métodos de la investigaci6n literaria en el curso de los ultimos tiempos, los muy distintos caminos que ésta ha seguido, se han acompaiiado de una modificacién muy amplia del vocabulario usado por los estudiosos, de una aparicién de términos nuevos —en algun caso procedentes de un concepto interdisciplinar, muy descuidado en nuestro pais— y de una distinta delimitacién de los territorios que abarcan los provenientes de la antigua ret6rica o preceptiva literaria, a veces por la necesidad de redefinirlos desde perspectivas cientificamente mejor tra- zadas. Esta situacién provoca entre los estudiantes (y entre los que pas acercamos con curiosidad al fenémeno literario) una cierta ansiedad, nacida de la conciencia de un aprendizaje obligatoriamente limitado y de la imposibilidad de acudir a los innameros trabajos —en muchos ca- 50s aparecidos en fuentes bibliograficas inaccesibles— que ahora se es- t4n realizando en muy distintas direcciones. Por ello, si se quiere por la conciencia de mis propias limitaciones (y no es esto una excusatio pro infirmitatem, sino constatacién de una realidad en que me reconozco) y porque la leccién de este libro me ha servido para enriquecer mi visién de aficionado a la lectura y me ha obligado a volverme hacia alguna de sus fuentes manifestadas, cuando se me propuso adecuar para la lengua espafiola el Diccionario del pro- fesor Marchese, sintesis y visible resultado de un muy considerable nu- mero de cuidadosas lecturas teéricas contrastadas en investigaciones personales, efectuadas en un pafs hoy puntero en la teoria y pragmatica semiolégica y hermenéutica, me parecié que podria cumplir con ello una tarea, si no necesaria —como lo habia sido para mi—, por lo menos ati! para alguno. Y, acaso con osadia, la emprendi. Mi oficio de adaptador ha consistido, en primer lugar, en tratar de adecuarme. en la medida de mis fuerzas. a los presupuestos metodo- ldgicos en que se apoya el profesor Marchese; después, en la busqueda de ejemplos de autores hispénicos que pudieran sustituir a los italianos propuestos por el autor: el lector vera que hemos mantenido los pro- cedentes de Dante, Petrarca, Boccaccio y Ariosto, porque pensamos que forman o deberian formar parte de nuestra cultura —salvo, acaso y hoy, por el idioma— tanto como de la italiana; pero hemos procurado 8 PROLOGO. siempre ofrecer a su lado algun equivalente en castellano, He retocado con suma levedad, cuando lo he hecho, los articulos que se refieren a lingistica, semiologia y narratologia, afiadiendo s6lo algunas precisio- nes tomadas de ensayos posteriores a la edicién del original italiano (por ejemplo, Semidtica de Greimas y Courtés, 0 los Principios de Andlisis del texto literario de Segre) 0 de estudiosos, sobre todo hispanicos 0 portugueses que Marchese no aduce en su bibliografia porque pudo no conocerlos. La reforma, como es natural, ha sido mucho més amplia en lo que se refiere a la retérica y estilistica seria injusto olvidar a los dos maes- tros Alonso y a los hombres que han aprendido oon ellos—, a la métrica, a las formas posticas y a los subgéneros literarios, que responden a leyes estructurales y diacrénicas diferentes en cada una de las dos culturas Sefialemos, como caso extremo, el caso del soneto, forma procedente de la literatura italiana, pero muerta en ella, mientras que esta vivisima en castellano, catalan o portugués. He suprimido términos que no exis- ten en nuestra tradicion —allotrio, término croceano no admitido por la critica estilistica de nuestros paises, frottola o metrica barbara, inten- tada muy parcamente s6lo por Villegas, Jaimes Freyre 0, con otro fin y fundamento, por Unamuno. Y hemos afiadido, por el contrario, otros nuevos —cortelaciOn, arte mayor, arte real, romance, antologia, etc.— que no tienen existencia en la literatura italiana. Otra parte de nuestras adiciones corresponde a voces aducidas por escuelas que Marchese omite, pero que, por no demasiado conocidas en Espafia, he creido que podrian tener interés para el] estudiante de nuestro pais. Me refiero, ante todo, a la obra de Roman Ingarden (Das literarische Kunstwerk), al New Criticism angloamericano (Wimsatt y Brooks, Literary Criticism: A Short History; Frye, Anatomy of Criti- cism) y al grupo francocanadiense D.I.R.E., sobre todo a los intentos de Dupriez, Angenot y Pavis, a cuyo Diccionario del teatro, reciente- mente traducido al castellano, remito para todo lo referente a la dra- maturgia que no tenga cabida en este libro y para la aplicacion especifica al teatro de algunos términos que aqui aparecen referidos a contextos literarios mds extensos. Joaquin FORRADELLAS he. INTRODUCCION Un diccionario moderno que intente abarcar, aunque sea con la obli- gatoria concisién informativa, el amplio y accidentado territorio de la «poética» —es decir, el andlisis de las formas y estructuras literarias— no puede olvidar la radical renovacién que las nuevas metodologias de la lingiiistica y la semiologia han aportado sobre los tradicionales estu- dios de retérica, de estilistica y de métrica. En aquellas disciplinas nos hemos apoyado para ofrecer una nueva sistematizacién, en lo posible unitaria y satisfactoria desde el punto de vista teérico, del ciimulo de datos, definiciones y clasificaciones que constituyen el sobradamente conocido y ciertamente no univoco patri- monio del pasado. Frente al cual, digémoslo lo antes posible, de ningan modo hemos tomado una actitud de rechazo a priori, como si fuese pre- ciso liberarse, por mania de novedad, de una elaboracién doctrinal pres- tigiosa: seria, como se dice, quemar el cuévano viejo con la uva dentro. As{, nuestra intencion primera ha sido la de presentar en un cuadro —obviamente sintético— los resultados més estimables de la retérica y de la estilistica tradicionales, para confrontarlos con los principios epis- temol6gicos de la lingiifstica y de la semiologia, y con las investigaciones in progress de una «teoria de la literatura» que, aunque exceda de los Imites de este diccionario, subyace a cada una de las voces, en las que se quiere dar cuenta de las contribuciones cientificas mas significativas de los ultimos anos. El diccionario no pretende ser exhaustivo. Se ha preferido dar un viso fundamentalmente metodoldgico en las voces, que pueden leerse en sus definiciones como aut6nomas, pero que estén correlacionadas en un discurso unitario, verificable también de un modo sistematico. Por esta raz6n, se ha dado una amplitud mayor a una cincuentena de en- tradas, a las que podriamos llamar voces de soporte, entendiendo por esto que a ellas se confia la tarea de presentar, con una cierta siste- matizaci6n, los problemas axiales que son recurrentes en las demas vo- ces del diccionario, constituyendo asi la base imprescindible de una vasta serie de referencias y de envios. Entre estas voces recordamos: eje del lenguaje, cancion, cédigo, comunicaci6n, destinatario, endecasilabo, es- tilo, estilistica, estructuralismo, figura, forma, formalismo, géneros li- terarios, lenguaje, lingiifstica, metafora, métrica, narrativa, punto de vista, retorica, rima, signo, semiologia, texto, transcodificacion, etc. 10 INTRODUCCION Retorica. estilistica y métrica, por tanto, en la articulacién esencial de sus problemas especificos y en la finalidad interdisciplinaria dirigida hacia una perspectiva lingiifstica y semistica. Sin que el diccionario tenga de ningin modo la pretensién de suplir totalmente a estas dos ciencias piloto; y también sin la pretension de invadir los terrenos que corresponden a la teoria de la literatura, pero ofreciendo a cambio una informacién detallada sobre cada uno de los géneros literarios, estudia- dos aqui sobre todo en su estructura codificada, en sus caracteristicas formales y funcionales, con breves bosquejos de sus contenidos y su diacronia. No se nos oculta la dificultad de un proyecto que es tangente a tan distintas esferas de competencia, en la tentativa de ofrecer un cuadro lo suficientemente completo de las investigaciones siempre en devenir. Creemos, sin embargo, que el lector podré aprehender el hilo que he- mos intentado que recorra las diferentes voces y querr4, en alguna oca- sién, completarlo y verificarlo por medio de los envios que hacemos y por los textos fundamentales que, en el cuerpo del texto, aducimos. ail ACENTO. El acento, procedimiento articulatorio mediante el cual una silaba se destaca de las que le rodean, pertenece al grupo de los fené- menos prosédicos o suprasegmentales, como la melodia, la intensidad, el tono, la cantidad o las pausas. es decir, todo aquello que se retine bajo el nombre de prosodema. La entonacién de un enunciado, por ejemplo zya ha Hlegado el tren?, traza una linea mel6dica dibujada por la diferente altura tonal de los fonemas; por medio de ella la frase ad- quiere el cardcter interrogativo deseado (y subrayado por una sefial gra- fica especifica, el signo de interrogacién). Comparese con la entonacién diferente de la aseverativa ya ha llegado el tren, en el que la curva me- Iddica es descendente (cfr. Navarro Tomas, Manual de entonacidn es- pariola). Como elemento de la entonacién, el acento puede desempenar una funci6n expresiva importante. Entre todas las posibles clases de acento, el espafol es intensivo o culminativo: una silaba, la tonica, se pronuncia con mayor intensidad que las otras, las atonas. En castellano, como en las lenguas que tienen acento mévil (el inglés, el ruso, todas las lenguas romanicas, excepto el francés), el acento, ademas de tener una funcién de contraste, tiene otra primordial distintiva; su posicién en la palabra diferencia unas formas de otras compuestas por los mismos fonemas (cantolcant6), y puede recaer en Ia altima silaba (version), en la peniltima (libro) o en la antependltima (cdntaro); en verbos con pro- nombres en énclisis podemos encontrar acento en la silaba anterior a la antepeniltima (cuéntaselo), pero en este caso se desarrolla un acento secundario en el pronombre final (cuéntaseld); este fenémeno se pro- duce también en los esdrajulos formados por verbo + pronombre, bien en zonas dialectales —Aragon, por ejemplo—, bien porque le sucede una pausa: en este caso, sobre todo cuando se quiere enfatizar el pro- nombre, el acento secundario desarrollado puede Iegar a ser tan fuerte como el primario: ;Francisca Sénchez, acompdramé! (Rubén Dario). El acento secundario aparece también con regularidad en palabras com- puestas (sobre todo en los adverbios acabados en -mente) o cuando, en una frase, entre dos acentos tonicos hay una distancia mayor de tres silabas sin pausa entre ellas (pajaro carmesi). El acento no delimita s6lo a la palabra, sino también a sus determinantes dtonos. ‘Unidos a la entonacién, los acentos que corresponden a la palabra 12 ACOTACION se contrastan entre si, dando mayor intensidad —y, por lo tanto— des- tacando a una palabra o grupo t6nico frente a los demés; asi, en una frase como ;Has sido ti! el hablante puede colocar el acento dominante sobre sido o sobre tt, segiin le interese subrayar lo que se ha hecho o quién lo ha hecho. La presencia del acento ténico (ictus) sobre determinadas sflabas de un verso es elemento esencial para la fijacién o reconocimiento del me- tro (V.), ademés de ser el factor fundamental de la creacién del ritmo (V.), junto con las pausas y la melodia. En la poesia espariola existe y ha existido una métrica fundamentalmente acentual (véase, por ejem- plo, ARTE MAYoR) junto a otra basada en el cuento silabico. En otros momentos del devenir poético se ha intentado, desde Vi- legas al modernismo, utilizar una métrica acentual que remede a la clé- sica grecolatina, haciendo corresponder a la t6nica con una larga, a la 4tona con una breve: Suéiio con ritmos domddos al ytigo de rigido acénto, | libres del riido carcén de la rima (Manuel Gonzalez Prada). Algunos tratadistas han llamado con nombres latinos (yambo, espon- deo, etc.) a los ritmos acentuales que aparecen en algunos metros. ACOTACION. Es una anotacién que da el autor de un texto teatral para indicar la forma que ha de adoptar el escenario, o los movimientos, gestos, tonos u otras particularidades interpretativas que, a su entender, debe realizar el actor. La forma de la acotacién puede variar desde la simple indicacién de entradas y salidas, como en la comedia del Siglo de Oro o en la Isabelina, hasta el planteamiento de instrucciones muy detalladas (Ibsen); 0, incluso, describir fisicamente al personaje 0 co- mentar el didlogo, sobre todo si el autor piensa en ser leido: es el caso del teatro de Galdés. Esta tendencia llega a sus tiltimas consecuencias en Valle-Inclan, que cuida tanto el estilo de la acotacién (en algunos casos escritas en verso) como el propio texto. Valle-Inclan puede em- plear la acotaci6n hasta para indicar la estética 0 posicién ideolégica escogida para la escritura de la obra: véase la acotacién inicial de La Marquesa Rosalinda o de la Farsa y licencia de la reina castiza. ACRONIMIA. Sustitucién de un grupo de palabras por una abrevia- tura formada por sus iniciale$ —letras o silabas—, de tal forma que la nueva formaci6n se lexicalice: Ejem.: Red Nacional de Ferrocarriles Es- panoles = RENFE, USA, URSS, | USA, URSS, OAS, UNESCO: | ONU, ONU, ONU. | TWA, BEA, K.L.M., BOAC/ ;RENFE, RENFE, RENFE! | FULASA, CARASA, RULASA, | CAMPSA, CUMPSA, KIMPSA; | FETASA, FITUSA, CARUSA, | jRENFE, RENFE, RENFE! | ;S.0.S., 8.0.5., S.0.5., | S.0.S., 8.0.8., $.0.5.! (Damaso Alonso).

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