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CRISTINA COREA - IGNACIO LEWKOWICZ éSe acahé la infancia? Ensayo sobre la destitucién e la nifiez Cotes Minor y ama en ee ey 28 {NICE ws Presentacién, de Matilde Luna fi Ensayo sobre la destitucién de la ez. Cristina Corea .3 Introduccion oe n Capitulo 1: Nacimiento de una hipstesis 17 Capitulo 2 £1 discurso massmediatico y su critica 23 Capitulo 3: Las operaciones del discurso medlitico 51 Capitulo 4: Estatuto actual dela infanelarnoronnnn 89 Capitulo 5: 1 nifo como sujeto de derechos in Capitulo 6: Los Simpson o la caida el receptor infantil : sone 8 Glosas marginales a! Zesayo sobre ta desttucién de la nie. Ignacio Lewkowiez 143 Una abservacin sobre el género observaciin 145 Una observacin sobre el género Intervenctdn vs... 148 Una observacion sobre la estrategia general 'y la linamica de Is interpretacion ase Una observacion sobre las ciencias sociales Y las modas tedricas 156 ‘Una abservacién sobre la destitucion metadiscursiva de la infancia 159 “Tres observaciones sobre el concepto de Infancia... 164 “Tres observaciones acerca de la critica. 174 “Tees observaciones Sobre el concepts ide subjetividad soe 3 Una observacion sobre la definicion de subjetividad 209 Una observacion sobre el estatuto de lo publica ¥ To privado. 213 Epllogo. 217 PRESENTACION En este texto se desarrolla Ia idea de que la situacién historica decermins la concepeién y el modo en que se es Infonce-adolescente, En Ia época que nos ha tocado transitar, tal modo esté muy ligado a la aparicién de los medios masivos de co- municacién como lugar privilegiads de exposicion del sujeto; a su vez, desde all se dictan los modelos de como Ser para ser aceptado. La pradueciin de modelos en los medios persigue el incremento de la practica social priv legiada en estos tlempas’ el consumo, En este ensayo se enfrents el analisis de las evidencias. Por un lado, las noticias en lox medios, que reflejan temas tales como el aumento de las estadistieas sobre maltrato infantil, la venta de nos, la rrupcion de una ninez ase sina o suleldla, Por oto, la flgura del nifio como consumn or que, a causa del marketing, barra las diferencias tra dicionalmente establecidas por las edades: ninez, adoles cencia,juventud, veje2. Por ello se parte de uno pregunta: 28e acabé ta infan. ca? La atraccion que ejerce la propuesta de fos medios ma: sivas es de tal magnitud que borra la posibilidad de cons: trulr un pensamiente alternative al que ellos proponen. Sus cddigos nos presentan Ia realidad tal como es conce bida desde ellos. Aun en las oportunidades en las que en las programaciones participan personas que sostienen bpensamientos independientes, pareciera que de todos mo: Gos terminarin envueltos en los objetivos del mercado imedidtico. He aqui la importancia de contar con un texto ‘que nos permita conocer algo acerca del armado de esas Imagenes que nos atrapan, offeciende un modelo de in fancia que subvierte la natucal asimeteia niho-adutt. Esto, en tanto que parecietan promover dos actitudes el nifo como consumidor que posiciona al adulto en situa cidn de comprador 9 vendedor que satisface su voracidad. © bien e! nifto excluido, que genera impotencia y frustra cis a qnostrar ef fracato de fas generaciones que fo pre cceden en su funcion de proteger la ninez El ensayo fe inscribe en una nueva masa critica fe co: racimiento spbre la Infancia, en un wuevo paradigms al due estén achicienda y en et que estin produciende avar- es Jos mas importantes cientificos soclaes, En este concexto es fundamental ef desarroito fageade or Ignacio Lewcowitz al aportar, como historiador, la Derspectiva origina) en su anslisis de la constitacian de Ja subletivided Y Cristina Corea, portiendo de Ja semiologia, nsiiuye la tesis principal de este libro con la osadia de formulae tuna hipotesis tal como el final de Ia infanela, hipotesis, ue Sestiene con una Figurosa fundamentacion. {En esta obra encontramos un imprescindible marco de comprensién a aquellos que, como profesianales o simple mente como “adultos responsables",intentan hacerse CaP go de la crianza de nifas y adolescentes, atiide Luna Suenos Altes, agosto de 1993, ENSAYO sosBrRE LA DESTITUCION DE LA Nifiez Cristina Corea INTRODUCCION Un nino suscita hoy sensaciones extranas. Sentimos con mas frecuencia la incomodidad de quien esta descolocado © excedido por una situacion, que la tranquilidad del que sabe a ciencia cletts cémo ubicarse en ella. La curlosidad Infanti, ese sentimienta tan prepio del nino con el qu T nalmente los adultos logramos familiariearnos, hoy pare ce haberse desplazado: somos los adultos quienes obser vamos, perplejos, el devenir de una Infancia que resulta ‘cada vez mas diffell continuar suponiendo como tal Este libra parte de una cofroboracién historica: el ago: tamlento de fa potencia instituyente de las instituciones ue forjaron la infancia moderna. Ante esa constatactén, © propone reflexionar alrededor de la hipotesis de que debide a las mutaciones socioculturales, la produceign institucional de la infancia en los términos tradicionales 5 hoy practicamente imposible. Si orientamos la mirada hacia nuestro entorno cultural lo dicho puede cabrar alguna evidencia. Por un lado, lo ue se escucha en los medios: crecimiento de las estadis: tleas sobre maltrato infantil; aumenta alarmante de la ven: de ninos. Estos casos ponen en cuestién la nacién te2 dicional de la fragllidad de la infancia, los postulados de proteccion y cuidado de Ia nifiez empiezan a girar er el vacio. En el campo de Ia delincuencia irrumpe una nave dad: la ninez asesina y el suicidio infantil. Tal irrupei6n, tan dificilmente astmilable, cuestiona la institucién mo: derma de la infancia Inacente, poraue hace vacilar uno de Jos supuestos del discurso jurldico, el de la inimputabil: dad del nip, Por otra parte, el consumo generalizado produce un t po de subjetividad que hace dificil el establecimiento de Ta diferencia simbélica entre adultos y nifos, La infancia concebida como etapa de latencla forj fa imagen del nino como hombre © mujer def mafana. Pero, como consum dor, el mips es sujeto en actualidad: no en funcién de un futuro. La loplea de segmentacién del marketing instaura tunas diferencias que barren las que se hubieran establect ddo con Ia concepcion de las edades de la vida en etapas Sucesivas, En esa serie se habian inscripto la infancia y sus fdades sucesivas la adolescencla, Ia juventud, la adultez, la vejez. Aliora las diferencias se marcan segiin otro pri cipio: consumidores o excluidos del sistema de consumo, ‘segin la Logica de las diferencias que Impone el mercado. La relacién con el receptor que propane el discurso de los medios masivos es ors se [as condiciones de la caida dle Ia infancia: «f acceso indiferenciado a la informacion y {I consumo mecistico distingue cada vez menos las clases de edad, Asimisma, la velocidad de la informacién y elt po de Identidades propuestas por la imagen impiden el arraigo de diferencias fuertes. Aquellas diferencias, basa das en el principio de separacidn, como las etepas de la v- dda, la espera o-€l progreso, que son caracteristicas de la identidad de los nidos madernos, se disuelven con el vance de las Identidades movies del mercado, impuestas por el dispositive de la moda, ] opuesta dela figura ded mio como consumidor es el nino de la calle, Fgura que tarabién tlende a abolir la ima: [ger moderna dela nfancia, Sie nino trabala para un adul to, esta situacién borra la diferencia simbolica entre am bos, una diferencia que precisarnente la Institucién mo- deena del trabajo, al exclulr de su campo ala infancia, con tribuia a instaurar, Pero también, con ello, queda abolida Ta dea de fragilidad de la tafancia: si en el universo de os fexcluidos del consumo los mifjos estén en mejores condi clones que los adultos para "generar recursos", entonces ‘se revela que la idea de Fragilidad del niflo, aue aperaba Como una razén moderna de exelusidn de la infancia del ro mundo del trabajo, es una produclén histrica ya eat nuada. 7 La nines 65 un iwvento modern ese resultado hist rico de un conjunt de pricticas promovidas desde el Ex- tado burpuss que, asu ven, lo sustemaron. Las prices te conservacion de los hijos, el higiensro,f lanropia Yel contol de ls pobiacion Gieron lugar «ia fama bur buses, espacio privileging, durante la modernigad, de Contencin de niftos. La escuela y e juegado de menores Tambien s¢ ocuparon de os vistagos: Ia primers. eGucan do la concencia del hombre futuro: el segundo, Promo Sendo la figura del padre en e lar de la fey, como tor {en simbolico dea fami Ninguna de estas operaciones practicas se lev8 a cabo sin compulsion sobce fos individuos; todas ella termine fian finalmente por consolidar Toe lugares diferenciados Sue nines y adults ocuparian como hijos y padres en la {Textucton familiar alente. De mado que no hay infen Cin si noes por la intervention practica de un numeroso Eonjunto de iaitcones modrnas de respuardo, tela y “sitenci dela ides. En consecuencia, cuanéo #85 ins Uituciones tambalea, Ta prodicron dela Infancia se ve smenazad. Obviamente,cuanda hablamos de ls Infancia bablamos deun conjunte de slneaciones que las practices estate Tes burguesasinscitayeron sobre el cuerpo del niNo, pro dicido como dbcl, durante casi tes sigios. Tales pract Cts prosujeron undssignficciones én fs que la moder nidad tra, educe,y produ altos: a iden we inocenco Ta ides de dociidad ta idea de hatenclao eapera Las pricticas pedagégicis de mediados del siglo XK hasta mediados del Xk exhiben con clridad como func: nan esos predicado. £1 manval escola, que fue enero entra en ia eduescion infontil hasta aprosimadamente Tos aos cincuenta trata al no comoel Hombre del por -Be venir’, De este predicada se inflere que en la mstitueién ‘escolar el iho no existe como sujeto en el presente sino como promesa en el futuro, Tendré que pasar por una se Tle de etapas de formacion hasta hacerse hombre, Coma se lo supone décil, a escuela es una inseitucion efieaz. En ella se cumple la misién social de educac al futuro cluda- ano; la escuela es el Ambito en que la niRex espera el fu ‘Todas esas précticas y sus representaciones carrespor: lentes garantigaron Ia creacian de un lugar simbolica particular para la infancia, que en Ia sociedad medieval, por ejeraplo, no existia: la separacion simbélica del mur @o adulto y del mundo infantil es tipicamente moderna En ese sentido, la escuela es una de las instituctones cla ves de separacion de adultos y nines. la produccién simbélica ¢ imaginaria de la modernidad sobre la infancia dio lugar a practicas y discursos espec': ficos: ia pediatria, la psieopedagogia, la psicologia infan til fa literatura infantil, ete Estos discursos producen sus fobjetos de saber, sus dominios de conocimienta: en fin Sus sujetos, el nino y los padres de est nif recién inst tide, coma resultado de la intervencién institucional Asi, atraves de la madernidad, el nifio es una figura clave del recorrido de Ia sociedad hacia el Progreso. Sospechamos que nuestra época asiste a una variscion practica del estatuto de la niiez. Como cualquier instite ®16n social, Ja infancia también puede alterarse, e incluso desaparecer. La variacion practica que percibimos esta Asociada a las alteraciones que, a su vez, sufeieron las dos instituciones burguesas que fueron las plezas claves dela modernidad: Ia escuela y la familia. Pero también dicha va Facion hunde sus raices en las mutaciones practicas que produjo en la cultura el vertiginoso desarrollo del consu: tho ¥ la teenologla Este lora se propone recorrer las variaciones historicas He ‘que presenta en ia actualidad la infancia, asociadss ala al: teracién de la escuela y la familia modernas, en el domi: nlo de Ta cultura institutdo hoy por el discurso de los me {os masivos. Indieareraos brevemente cémo se organizan Js seis capitulos que tntegran la primera parte. El primer capitulo expone como surge la hipétests que guid nuestro trabajo sobre la infancia. El segundo expone la estrategia critica en que se mueve el Ensayo para anali2ar el discur so massmediatico, En el capitulo tercero se analizan los procedimientos enunclativas del discurso massmedistico, uesto que es alli donde la hipStesis conjetura el agota rmlento de la infancla, Las capitalos Cuarto, quinto y sexto presentan el reco. rrido de la hipatests sobre distintos géneras de los medios masivos, Las herramientas, el procedimienta y el esplritu de esos analisis son ae neto carte semiglogico. E308 andl sis querian producir la cansistencia de la hipdtesis inical para llegar a ia tesis central éal agotariento de la infancia moderna. Los géneros del discinso massmediatico en los aque se vie trabajar la hipétesis fueron: el periodismo, la Publicidad y la sere televisiva Lor Simpson. ali se intenta ver de qué modo las figuras del nino que tonstruyen esos géneros ~el sujeto de derechos, el consumider y el recep” tor infansl de las series destitayen practicamente la f- ‘ura del nifio moderna, En Ia segunda parte se presenta una serie de observa clones que surgen de la lertura del Ensayo sobre la dest tuicién de (a nifez. Esas observaciones glosan el margen del texto: sefialan puntos de vacilacion, radicalizan pun tos de intervencion, aclaran estrategias implicitas, explo ran [as consecuenclas de la hipotesis: en sintesi, intentan Continuar e! movimiento suscltado por la Lectura del Ensa ya Capituto | Nacimiento de una hipotesis ste trabajo se Inspira en un episodio cruel: el famoso case de los nifis asesinas de Liverpool. Sucedio el 12 de febrera de 1993. Los wes protaganistas eran ingle ses "menores": los asesinas, diez afios cada wn. la vic: tma atin no habla cumplido los tres. Se yecordara que el hhamicidio fue precedido por el secuestro de la vietima en Un shopping, y que fue registrado por el circuta interne Se selevisién la crueldad de los hechos nos llegé a través de iene hes: su sentido, através de opiniones, No estébamos ante Jos hechos, éramos espectadores mediaticos, consumido: +05 del caso de los nifios asesinos y de Ie serie de casas Se rmelantes que sobrevendra después en los medios. ca So era inquietante. Algo pasaba, Pero no en ¢! plano 8 los hechos, sino en el plano del discurso que nos hacia llegar 80s eruentos hechos. Lo notable era el mecanismo con fue esto Vegaba a nosotros; o la posicién en que quiedabs- ‘mos ante tamanas hechos. Pere ea conviccidn vino bas ante después. Al comienzo no era tan sencilla discern st huestra interés eran los hechos o el discurso que en esta ‘ocasidn [os frataba. Si era lo primero, nada podiamos ha cer, estabapias en Buenes Aires, mirando la tele, leyenda los paliciales de las diarios, Pers xt podiamas avenzar si decidiamos Io segundo, SI admitiamos de moda rasical la existencia lel discursomassmedidtica; st admitiamos fue lo que nos atrapabsa, Finalmente, eran los medios. 7 vinsos sue decidir, entances, que nuestra hipstesis no era tuna hipdtesis sobre lor hecho, sino sobre el mado en que Se construye el sentido del caso en el funcionamienta de los medias. Nuestra problema no eva del orden de los he thos sino del orden del discurso, La cuestian eta compl cada, puesto que el discurso no era una dimension por fuera de los hechos, sina que teola su propia dimension =19. prictica que habia que analizar. Esa dimension préctica era un conjunto de operaciones enunciativas que era nec: sario describ, analizar interpretar semisticamente Nuestro interés se desplazé paulatinarsente del caso de los ninas asesinos hacia el discurso que lo haba product do come tal, El analisis del discurso massmediatico nos depararia una sorpresa: el problema no residia en el moda fen que el discurso (rataba el caso de la infancia asesina, sino que el funcionamlento de los medios en este caso era tun simtoma de otra cosa. Los medios masivos eran al discurso en que hacia sin toma un problema de envergadura historica: algo en lai fancia habia cambiado, Tanto, que quizas habia dejado de ‘existe, {Esteriamos llamande infancla a otra cosa, euya Na turalezs ipnorsbamos? Lo que a duras penas se segula enuneiando como infancia, gconstitula el encubrinilento sintomatico de unaalteracion histérica? Las preguntas a fuirieron forma de hipétesis; Ia intulcion bused wn méto do de andlisis pertinente y, transcurrido cierto tlempo, la Investigacion produjo su tests. El recorrido se puede leer ‘en as paginas que siguen LA INFANCIA ASESINA COMO CASO MEDIATICO caso de los nifios asesinos de Liverpool despierta ‘cuanto menos, estupor. Hay algo de siniestro en el caso, Porque, si siniestro es Ia Ireupei6n de un vacio en Ia cal ma cotidiana, el asesinato Infantil, tanto por la calidad de Ja victima como por la de sus vietimarios, nos pone ante tun vaca: el sentido comiin sobre la infancia no puede, de ningun modo, recubrir un hecho de tal aaturaleza. Si lain fancia es —0 deberia ser, segin nuestros habitos cultura Jes la imagen misma de la inacencla, no hay nada mas nlestro que lo angélico de la Infancia mutando hacia to tiabélico. Ya que, si hay un lugar donde resulta inespera —~— da la eivergencia de una estrategia asesina, c= en el reino dorado de la infancia inocente El asesinato perpetrado por Jon Venables y Robert ‘Thompson Inicla una serie bien conocida: la serie mediati ca de los casos de ninos asesines, cuyo iltimo término, al momento de escribir este libro, lo constituye la "masacre ide Arkansas". La serie, tratada bajo el titulo perlodistico ide violencia infantil” integra, a su ver —segin los proce dimlentas sintacticos del dlscurso meditico—, una serie sayor: lade la violencia social La poesta en serie meditica organiza la ley de la repe ticidn Idéntica de sus eérminos: los casos, con el intento dde encontrar una explicacion de los hechos. La explicaclon, te simple: la repeticin &e casos corrobora ia existencia de Ta ey, que enuncia: crece el indice de violencia infantil La repeticién no es solo el principio que organiza la Logica de Ja serie, sino también un eriterio de explicarion causal "En ‘tenera, Ios chicos que actian asi han padecide algun tipo de maltrato en Sus casas, no sélo fisico, también emecio nal. Com la violencia, epiten lo que recibieron:tratan a los demas con el mismo desprecio que a ellos los trataron’ (Los chicos repiten lo que reciben”, Pagina/12, 26/03/98). La esteategla massmediatica tiene dos dimensiones: la dl hacer y lade una teorla sobre ese hacer. Produce el ca oy Su serle, yal mismo tiempo proporciona una clave de lectuts de eso que hace: una teoria sobre la violencia que dice: hay violencia por repeticin. Pero el principio de re peticlon que explicala violencia esta producido Bor el pro: pio discurso: la puesta en serie del caso. ta operacion feaunciativa de puesta en serie produce una teoria que ex: plica los fenémenas segin el principio de la repeticion se Fil. a2 EI misino principio de la repeticién kléntica prefigura un fururo: aumento de la violencia infantil, Dada lo serie, nada mas sencillo que inclulr en ella un nuevo termine: £6 guramiente, algo tendré el “nuevo caso" de coman con el ‘que le precede Aparentemente, los casos que integran la serie Ia com: pponen porque tienen un rasgo en comin: la misma causa Sin embargo, si nos ponemos atentos a esta operacién me dlatica tan peculiar io que vemos es que, €» tor, cada ca so es la causa del caso siguiente: es la causa de la inci sidn de un nuevo término en la serie, que da lugar a ‘ora caso". Pero el nuevo caso, a su ve2, es cause del anterior por cuanto lo legitima a su vez eetmo su antecesor alin luis en a serie Miguel Calvano? sostiene que entre el episodio de Liver pool y el de Arkansas hay una diferencia notable, Lo sor prendente en el primer aso era que se presentaba como lun hecho inexplicable pare sus actores: siempre que fue ron interrogados por los motives del crimen, los chicos contestaban que ignoraban por qué lo habian hecho, A los hifos les resultaba impasible asignarle al seta un sentido fen relacién con el prapio deseo. El episodio de Arkansas, ‘par el contrario, es un crimen con moviles bien precisos Jos nifios fartasearon el crimen, Io anunciaron por medio ile amenazas, lo tramaron y lo consumaron. Es deci, des de la posicign subjetiva asumida frente al crimen, ss ac tores Se comportan como adultos, verdaderas suletos im: putables de delito. Sin embargo, en nuestea linea, todavia fs necesario advertir que la inaucibilidad de las amenszas riminales de estos chicos por parte de los adultos revela fue aun esta vigente la suposicion adulta de la inocencia Infantil. Revela, en consecuencia, que tal supuesto cont nia functonanda came modalidad de percepcidn de las ni jios, capaz de constituir en la situacton un obstacula que Impide actuar. Ep ese sentido, la masacre de Arkansas Vie ne a aclarar nuestra tesis del fin de Ia Infancia: no poraue Ja demuestre, sino porque manifiesta de manera sintoma tica el desacople entre el acto infantil (20 de hombres pe ues? y 105 sentidos disponibles en esa situacién para Teglstrarlo. La imposicin meditica de la serie construida a la que pertenece al caso impide pensar lo real de la transformacion que esta en juego. Por consiguiente, la operacién de puesta en serie del igcurso medistico no explica nada, mis bien se autoex plica: en la operatoria sintdetica,? Io que tenemos, senct Tlamente, es que un caso es la causa de otro. ¥ as, [a se rie puede sucederse sin fin. Por este camino, s6lo encon: traremos respuestas numéricas al problema, pues aca ca s0 confirma la ley: crecen los indices; crecen los casos trecen las estadisticas... No cabe duda: vivimos en un mundo cada vez mas violent, Es necesario construir otro punto de vista para leer el problema, si queremos abanclonar el terreno de la repet cién idéntica de la serie, el paraiso tranguillzador de las confirmaciones mediéicas, £1 cambio de perspectiva, en tonces, tlene que ser radical, El caso de la Infancia asesina no serd un indice mis de la violencia infantil, que a su vez es un indice dela violencia Social, sino un sintama del dls: ‘curso de los medias, Pero resulta entonces qui, la repe Ticidn es sintamatie y no la confirmacién de algo que ya se sabe, debe interpretarse, La repeticién es indice ya no dle una repaticion ni de un aumento: es el sintoma de una mutacign mas deastica La repeticidn de casos, entonces, es sintoma en et dis: ‘curso medidtico de una varlaci6n historica, la mutacién Practica de lo que estaba en posicion de real para las ins lutuciones de fa infancia: el cachorro humano. Silo que de nnominamos institucién infancia es el producto de las ope: raciones précticas de unos discursos sobre la familia y sus hifos, si esas operaciones discursivas le dieron a su vez > Eaunelada >> Texta >> 29>>>>>> Nifios Peal) >> Enunclacion >> Imagen >>>>>>5>>> >> cancepta ptictica instituids (2) >>> exceso prictico sobre el concepto >> nlf consum- or o nine modelo: nif aun “infante’? Donde mii": nombre de un real imposible de nombrar por fuera de las significactones tmaginarias insttuldas (ica cchorra humano?; gmamitero? —a felacin de apoyo: nl determinacién nt expre sion >> b>: desplazamiente metonimico; ni determinactin i implicacion: Sintoma: exceso de la imagen sobre el concepto practi co instieuide, (1) sttuacion histérica de vigencia de la infancia inst tuclény, (2) situacién de agotamiento de Ia infancia (aestitu ci6ny desajuste de la correlacin, Hemos llamado excrecencias a las representaciones sin presentacién en un universo de discurso: es el caso del funcionamiento actual de la imagen publicitaria. Ese ea: ricter que atribulmos @ la imagen publicitaria en relacion con Ia representacion de la Infancia"? debe considerar se sintomaticamente. En Ia representacion publieitaria ac tual del nifio, el real de la Infancia no esta presentado, Ahora bien, Esta aseveracién sélo puede aceptarse si se Interpreta el avance metonimica de fa imagen publicitaria fen la estrategia de representacién actual del nite como Sintoma de usa variacion historica: el desplazamiento de un real que habia sido exhaustivamente cubierto por las significaciones de la infancia moderna, Cuando se nos revela el cardcter historica de un Real como produccién de sintoma, ya que nunta hemos de vérnosla con lo Real en persona eso indies que asistimos al horizonte historico de su destitucidin imaginaria, Fs evidente que, en el conjunte de significaciones att buibles al nina modelo o al nino eonsumidor, los predice 7 {dos tradicionales de la infancia estan ausentes, La persistencia del habito podria hacernos suponer que este analisis de la imagen es s6lo valido para la nine? aco: modada, “E! consumo no es cosa de la infancia pobre —se dird—, la figura del nifio consumidor no puede haber de salojado a la del nino pobre’, que segulria, en todo caso, epresentando flelmente a la infancia, Pero las cosas no Son asi en él universe mediatica, O s6lo son ast cuando se persiste en la eistincion tradicional entre contenidos y formas. £1 programa de Unicef sobre los derechos de los hifios que mencionamos tiene como tema privilegiado la Infancia en la pobreza, La estrategia del programa es la de huncia de la falta de reconocimiente de los derechos de Tos nifios, a la sazén, las vietimas. La retériea visual del programa para tratar a los pobres no difiere er. nada de la Fetdrica de las clases pudientes: infancia victimizada e In fancla consumidora comparten la misma Imagen. Lo euah hos revela que la imagen mediatica no refleja una realidad exterior. testimoniable, sino que la produce. La imagen es lun procedimiento del discurso, no un espelo de Ia reall act En definitiva, entonces, el avance de la imagen public laria en la representacion de la lnez sefala sintomatica mente un vacio y an exces: «1 ausentamiento del Real de Tas instituciones madernas de la Infancia, por un lado; la resuncion de que ese Real esta en otra parte, indiscerni bbe para una mirada organizada todavia sobre los parame tros que instituyeros las instituciones moderna. Segunda paradoja: al desacople antre In interpelacién medlatlea a ia familia y la teanaferencis de Ia fami Nuestra cultura medittica posee un dispositive de: ‘enunclacidn privilegiada: la mesa redonda, Vivimos la era 1s de Ia mesa redonda, Estamos tan familiarizados con ella, que su funclonamiento como dispesitiva suele permane ccernos oculto. Enunciativamente, la mesa redonda es un oderoso filtro del discurso mediatico: transforma cual Guier heterogeneidad de las voces en enunciados. a figura de la mesa redonda es una estructura recu. rrente en las notas.o en Yos programas que abordan la cr: tis de la Infancia, lox cambios en los nits, los cambios en a familia, En ella se rednen los portavoces de los vielos discursos que instituyeron la infancia a través de la edu: cacién de 12 familia: Nablan el médico, a psicoterapeuta, el pedagogo, el sacerdote, la madre, oel padre, con menos frecuencia. La funcion pedagogica de las insttuciones so. ‘bre la familia es una pieza clave de la configuracién de la infancia moderna, El éxito que ha adquirido un género meditice relatwva mente novedoso en nuesiras costas, el talkshow. as co mo la proliferacion de programas y canales destinados a la mujer actual, hacen pensar gue hoy la funcién edueat! va de la familia, sin los medios, ex invlable. Es mis: uno estaria seguro de que la pedagogia de asistencia ala fam lia es altamsense eflcaz graciasa la colaboracion de los me- dios. No es acaso el lugar comtin dela Weologia lumii ta de Ta tele la suposicion de que su verdadera misién, lt aque Ia salva y eleva, es la de educar a las masas? Estamos ante una disyuntiva: considerar la transparen: cia de los medios 0 consideratios como un dispositive de fenunciacion. Del camino que se elliaresultaran dos con: cepciones radicalmente diferentes de la problematica de la infancia: una socistagica y otra histérica. La concepcién socloldgica explica el endmeno tratandole coma varlacio: hes estadisticas de una esencia que permanece Inmutable: la segunda postula el agotamiento de una institucion. Des: de luego, estamos obligados a optar: solo a idea de que a los medios constituyen un dispositive de enunciacion es ‘Companibie ca la tesis del agotamiento de la infancta, Se werd e5t0 en 1 lineas que sigwen. Desde la perspectiva discursiva, los personajes convo- cados para opinar sabre lainfancia son estrictamente eso: portavores del discurse mediatico. En clave enunctativa, files no cuentan como personas, ni como individuos, ni Como divulgadores de un saber legitimado en algun cam Gade ia clencia, Sus opiniones, tal como se vio, son enun: Eihdos del dispositive mmedidtico; han perdido su estatuto de voz al ingresar al dispositive, La mesa cedonda es la Conaicién de enanciacién de los enunciados de la opinion: pero ¢s justamente la que los produce come tale. cEsas voces plerden su estatuto singular 9 cualquier in dependencia subjetiva en cuanto ingresan al DMN. En ese pazaje son constituides como enunciados referidos® por Bhre caunciselon, que “bresta® su fuerza, hace hablar y se fuga (aparentemente), 20s ba pasado? Ys no es el médico fi la asistente social quienes ingresan al noaas familiar si fo los medios. Son les medios la institucion que interpela Foy realmente a fa familia, y no sus Inswituciones tradicio nales de asistencia, Pero también hay aue advertir otro desplazamiento: el cambio de la naturaleza de la lnterpelacion misma. Ya que In interpelaelan mediitica no esta dirigida alos sujetos co smo miembros de sna familia sine a oto tipo de subjetivt Gad, Baste con observar los programas televisives que Sentan Ta participacton de la gente, come los talk shows, Tos programas de concursos, Ios milsmos programas de fpinion y sus respectivas practicas: testimonios de vida, paneles, televor®, etc, Los Sujetos interpelados por et dis Curso son producidas en esas misnias practicas en las que Fesultan ioiecpelados. No son convocados a titulo de =n miembros de una familia, sino como portadores de una novedosa identidad social producida precisamente 6 per Ur ela deniieacion contin rasgo que ef med prope € lmpone: mujeres golpeacas, sicohdlicos rcuperaaoe Adletos, tavests, los que Conguistaron la gran cladaa, Se ve entonces de gué modo laconsideracin de los me dios como dispositivo.nos conduce a le tesls del saves Imlento det nfancn ta fara traiconnles deeges Li de a ifancia como el médico, el pegagoge el pate, la madre, el nifto, en el discurso mediatico culentan come ‘agen y no como personas, estamos, en primer hagas oe {© una variacion sustancal dela intitacion ue Ingerpea 2a familia. Por oro lado la subjetividadl que Tesla dee Interpelacién ya no es una subjetividad inetuida por ae pricticas familiares, sino. mediétieas: nl pads oy mse tes, ninos, sno sujetos de opinion, consumidores te levotantes, concursantes, ee. Que se Coninden denon nando con los apelotivos familiares poco importa loge Cuenta et In produccion prictic de fos Upoe subjeine Enresumen, si cambla la nstitucon interpetante ¥ eaten la subjetividad interpelada, estamos en tte covuctura hstrle, precisamente aqueila en que la Infancia, prc camente,no se produce Un indicador fuerte de la eficacia de la interpelacion ‘mediatica a los individuos es Ia proliferacion de un nuevo Bénero de programas: el talk show. En esos espacios ve roducen los rasgos de las patologias del sufrimiento con emporineo: la identificacion de los sujetos ton el tasgo prueba la eficacie de la interpelacion. La efieacia se carro. bora senciliamente com la asistencia de la gente a la tele & ‘itulo det rasgo que funda la interpelacion: abandanados Por los padres, violados, sin techo, ete 1H dispositive, con ligeras variantes, consta de un gru: 0 de especialisias con opinién autorizaca y tin panel de a Individuos que van a dat testimanio personal 0 a tnterro: far Y opinar sobre aquel testimonto. El testimonio hace ‘mas verosimil la opinion y,a su vez, la opinion legitima el testimonio como tal Integra también el dispositive una I nea telefénica de acceso al programa: la participacién pue- fe ser por medio del testimonio o por medio de la opi nien, Es blen elocuente la ya vieja consigna con que se infor maka al piblico el telefono del programa La maana, con duido por Mauva Viale (ATC): para denunclar, quejarse, opinor, 0 pedir ayuda especializada. En esas précticas se produce Ia subjetividad instituida por el DMM. Asi, un ejéreito de fObIcos, adietos, anoréxicas, sldot cos y maltratados, reconocidas por el discurso mediatico, parecen haber encontrado el sentide de la vida en el acce 50a Ia escena medistica, £1 caso paradigmatico es el del Feeuberado. No hay recuperactén Sin testimanio, y no hay testimonio legitimo si no se enuncia ante un auditorio, 2¥ qué auditorio mas legitimo que el que proveen Jos me dios? Ast, el recuperado va a dar testimanio de su saga y de su pasado turbio a los medios; alli puede consagrar Su artepentimienta » se amplia el circulo de sv identidad ahora ere entidad como "ex"; ahora tlene entidad en el Gniverso de la imagen.” Se podria suponer que los portavoces det DMM —en la lengua periodisties: “especialisias consultados sobre un tema’, son en realidad verdaderos representantes de un saber sobre los nino y la familia que llegan a travéede los Imedios. Nuestra tesis no podria Jamas sostenerse sobre tun supuesto de tal naturaleza. El supuesto, com todo, es de Jos mas comunes: se lo ve en accidn cada vez que aiguien cemite algin argumento de opinion sobre la tele, Nuestra tesis reposa en la nocion de que los medios son un diseur s0, 0 bien un conjunto de operaciones de enunciacin, tal como se Vienen describiendo, En el marco de los cambios mediaticos descriptos, se podria también suponer que la tradicional funciOn peda géagica de las insttuciones de asistencia familiar, tales ¢2 ‘io el higienismo, la puericultura, el discurso pst la Iele Sia, hoy se cumple de modo eficaz a través de los medios Asi pensado el asunto, estariamas ante un simple reem: plazo de funciones, Creemos que la cuestign es mucho ‘mis radical. Creemos que la funcién pedagogica de los ‘medios en nuestros dias se da en otras condiciones y con efectos bien distintos en la subjetividad de los aue prod Jeton las instituciones que educaron ala familia burguesa En el desplazamiento mencionado hay que ver la fuer 2a de ta enunciacion mediatica asociada a los cambios en la subjetividad ya descriptos. Estos cambivs, por otra par te, estan Indicando la desaparicion practica de la familia, nuclear burguesa y. en consecuencia, de la Infancia, Hay due tener en cuenta, en ese sentido, que la actual interpe lacién medidtica no se diige a los individuos como termi fos del parentesco de la farnlia burfivesa sino como por tadores de los rasgos de la subjetividad deseripta como Subjetividad mediatica, Hay otra Identidad de chicos por fuera de los lugares tradicionaies: otra forma de interpele ion, representacién, reconociniento, Lt famniiano es. co ‘mo en otros tiempos, la célula basica de la sociedad Por otro lado, también hay que tener en cuenta que la relacién pedagégica se instala si existe un dispositive al ‘cual se le transfiere el saber supuesto que esti en jusgo en la relacion pedagdgica, Las instituciones de asistencia fa ‘niliar pudieron eumptir su misin pedagégica poraue fue ron capaces de praducit una interpelacion eficaz, a la que |a familia respondia con obediencia en virtud de la rela a ion de transferencia instalada. La familia supone un sa ber a sus instituciones de tutela y éstas responder devol vigndole un saber que se vehiculizé en uns gran variedad de instituciones: la escuela, los sindicatos, Ios clubes, las asociaciones de fomento, etc En ese trafico de saber y obediencla, tanto la familia co 'mo Sus instituciones educativas se volvieron consistentes. a familia se reproduce, educada, gracias a que pudo sur poner la existencia de un saber en Sus Insttuciones guar Glanas: éstas se reproducen a su vez legittmadas en su mi sion de preservar y educar a la infancia ala familia. ero hoy ese circulto transferencial estd agotado. La in dicacién sintomatica de esa situacién es Ia intervencion del discurso mediatico en el vinculo: familia <> institu Clones de asisiencia, El enuinciado meditico de ayuda a la familia eneubre una variacién en la enunciacion. Y es que la transferencia de saber se desplaz6 de hecho hacia el dispositivo medistico, De modo tal que se presenta escin: ddida: por un lado, de fa familia hacia sus instituciones de asistencia y hacia los medios; por otro, de las instituci- hes de asistencia hacia los medios y Wacia la familia, ‘Veamos un eemplo Cémo ponsrles limites “Con frecuencia los padres no saben cémo manejat las desobediencias de sus hijos y tienen problemas a la hora de imponer Su autoridad. La culpa, al no querer pecar de aatoritavios, la poca olerancia & las pataletas yel miedo a ser injustos los lleva a contradectrse. lo Para evitar Ios tira y aflola y conseguir que los chicos hhagan caso, los especiallstas sugieren Recupersr la confianza en las proplas intulciones y el sentido comm. Los padres tiene que confiar en su sexto sentida, Paeden crear nuevas soluciones a los problemas ‘que se les presentan” (frag. de [a nota “Quin entiende a las chicos", revista Clarin, 27/08/94), Este fragmento encierra algunas paradojas. En primer lugar, se pretende ensefar a usar algo que por propia de- finicion no puede serlo, pues su pedagogia le hace perdes su naturaleza. Si el sentido comiin es materia pedagagica, deja de Ser comin. Las propias intviciones dejan de ser propias cuando caen en tn lugar comin, Pera ademis —y Aqui el enunciado hace otro bucle~ lo que se quiere rest Twit hoy por medio de la ensefanaa se perdio por efecto ide una ensenianza: la de las sucesivas intervenciones de las instituciones de asistencia familiar sabre la familia. EI sentido comdin —que se propone como valor pot te cuperar~ fue desalojade por el sentido ensefado: ¥ hoy fs necesario reparar los efectos de esa ensenanza. A JU2 sar por los ideales enunciados —ser justos, no ser auteri tarias, ser comprensivos, idear soluciones creativas—, el modelo educativo aludido por el texto es la pedagogia pa: ra padres de ios sesenta y setenta Para recuperar el sentido comin perdido, para reparar los efectos de la educacion de las instituciones para pa: fires, interviene el discurso mediatiea con una funcion restauradora, Se aconseja una vuelta al sentido comin; se autoriza a desautorizar la autoridad pedagogica (las pi fires pueden idear soluciones por si mismas). Nvevo bucle lina paradoja entre el enunciado ¥ la enuinciacion. el enun ciado que aconseja desaconsejar és en si mismo un conse Jo. El enunciado que autoriza @ desautorizar es autorizan: Entonces, el problema clave de la Infancia actual, la cuestion de los limites, 05 pone en el limite. Limite de ‘qué? De las Instituetones de la Infancia. Ensefar a desa prender la que se ensefio. Pero sin la intervencién medis tica esta curiosa ensehanza basada en paradojas no es po: oo sible. Es la mediitiea la que construye hoy el vinculo pa raddjico entre la familia y las supuestas instituciones de asistencia familiar. Porque, si ya no hay nada que decir a la familia, parece que si hay algo que decir a los medics, aunque se suponga que lo que se dice tiene como destina tata a la famiba ste funcionamiento discursive nos muestra una rela ign de transferencia compleja Familia >> DMM Instituciones de asistencia a la familia >> DMM EI cardcter hegeménico de la transferencia de sentido social al DMM permive que se restablezea —por asi decit— el vinculo entre fa familia y sus instituciones de asisten ‘ia, Pero este funcionamiento restaurador del DMM encu: bre el agotansiento de la tradicional relaclén de transfe rencia: familia >> instituciones de asistencia, La enuncia ign hegeménica del DMM, al intervenit sobre este vincu: lo, impide ver el agotamiento de esa transferencia; Inde ver, por lo tanto, 1a disolucién de la infancia, Vamos a ex: plicati, Psicoanaliticamente, la culminacién de la relacion de transferencia implica cl fin del andlisis. Llevado a nuestro campo, el agocamiento de la relacion de transferencia fa inilia >> inattuciones de asistencia bien puede indicar el fin de Ia ecticacién de la familia El agotamiento de la transferencia familia <<>> institu clones de asistencia desencadena la secuencia siguiente fin de las practicas de educacion dela familia; fin de la fa mils: fin de Ta infoncia La TOPICA DEL CAMBIO “En su esencia misma, lo cultural esté solamente telido con nlimero. Un “hecho cultural’ es un hecho numérico, Re clprocamente, lo que hace numero es asignable cultura: mente: Io que'no hace mimero tampaco hace nombre” (Ba diou, Alain, Le nombre et le nombres, Pats, De Seull 1990), Discursivamente, la tpica es el lugar de recurrencia de Jos argumentos, En su dimension idedlogica, [a topica es fel supuesto de las maximas que predican algo sobre algo © alguien. Dijimos que el sintagma mediatica crisis de la infancia ‘es una version particular de la crisis general constatada por ese discurso, A su ver, la crisis esté vinculada con les ‘cambios sociales tal comd aparecen en la construccién de Ja realidad mediatica, Ahora bien, zcual es el eriterio de deteccién de los cam bios que permiten insist en la crisis? ‘En los limos ahs, [la nifez, 1a escuela, fa familia) han variada [conductas, rendimlentos, etc] segun los si uientes porcentajes. testa clausula introduce la mayoria de los enunclados aque integran 21 corpus sobre la infancia que consultamos, Constituye un criterio de lectura de los cambios sociales: ‘un mode, también, de vivir con la ctiss, Pero veamos un poco mas. En tigor lo aue esta cladsula nos dice es que la ‘que cambid es wna variable, El cambio es una cuestion de Otea caracteristica de esa cliusula es que funciona siempre asociada a enunciados de pérdida o fracaso. No hay otras paraisos que los paraisos perdidos, dice Borges: con To cual a idea de una época dorada es en si misma una a falacia. No obstante, ia relaciGn estrecha Gu existe entre Ia Infancia y el recuerdo desde el mundo adulto hace que sea la Infancia uno de los t6picos més frecuentes de per: ida, Lo que resulta significativo como operacién de enuncia ign es que, cuando la topica del cambio se asocia a pre Aticados de pérdida 0 fracaso, el sujeto del cambio es pre sentado como vietima de ellos. La victimieacién de los st Jetos de la crisis constituye una de los operaciones claves del DMM, Ante la crisis, somos tados impotentes “£1 matrimonie €s un vinculo menos firme, En los dit: mos afios. en la Capital Federal y algunas zonas urbanas, or cada tres casamientos se concreta un divorcio, La p orcién es similar la europea y la tendencia puede ir tras Ge los EE. UL, donde tres az cada cinco se separan Crecen los hogares unipersorales, a forma mas clenti- fica que se conoce para hablar de seledad. Son cas! 1.200.000 personas en todo el pals. Se calcula que el 30 % de los matrimonis fracasan. Pe ro reimcidan: el 30 % de los casamientos acuales son en segundas nupeias. Hay cada vez més parejas que conviven sin exsarse. (Wo hay datos especificos... Lo due si se sabe es que los na cimientos extramatriononisles crecieron casi un 30% en los altimos ator) (Claris. segunda seccion, “ZA donde va Ia familla?, Buenos Aices, 27/03/1994), ‘La generaci6n de! 80 tiene que enfrentar unos niveles de violencia en las calles, de desempleo de los adultos, cr: Sis econdmics que afecta alos hogares, como no le ha to ado enfrentae a otras" (Clarin, segunda seccin, “La gene racion del 80", Buenos Aires, 4/12/1994), ‘radres, educadores y expertos coinciden en que los tiempos dela infancia se acortan’ ¥ que se ingresa —con a5 — el ritmo esttesado de los adultos~ a un manda de incert dumbres, temores y valores cambiades Los chicos de su edad parecen camo enanos. Por abi es miede a que plerdan clerta ingenuidad, ‘Tienen menos destrezas manuales, antes se entrete: nian recortando, pintando, amasando, juganda al alma én. Ahora hasta el ta-tett viene hecho... (Testimonios) (Pégina/30, "Adiés a la Infancia’, Ano 4, N° 45, Buenos Al: res, abril de 1994), Segiin la ideologia posmoderna ce! numero, la ides me siatica del cambio se construye con referencia a variables ‘uméricas. Lo que esta en juego en este imperio del niime ro ts una determinada ideologia de la realidad." Nuestro pragmatismo actual arraiga en esa suerte de omnipatencia fécnica capaz de medirle todo, Elargumente aumérico, en lun mundo ecenomicista, es conelusivo. De modo que, aunque parezca paradajice, sobre la idea del cambio —topica prnvleginda de Ia posmodernidad— se asienta una vision inamovible de la realidad que ha suce dido al tiempo de las utopias. La cowstatacién de la crisis fs €] ejercicio predilecto de los sspiritus inerédulos, de mmaduree desilusionada en estos tempos de extremo rea lisma. ‘Se entiende ahora lo que se presentaba como una con. nradiccién aparente en los articulos que integraban el cor pus: la caexistencia det ideologema los lempos cambiaron on su aparente contradictorio siempre fue ast. Tales som Tas fSrmilas ideologieas con que representa la crisis ac tual el DMM, ‘Woy, como slempre, las preocupaciones de los chicos {incluyen interrogantes, dudas y desafios" "Quien entien ea los chicos", revista Clarin, 27/08/94), La familia sigue siendo entranable, pero ya es otra Para comprender este cambio, asta investigacion” (ZA donde va la familia", supl. Clarin, 27/03/94, Las pautas de educacién no son tan rigidas como lo eran hace dos décadas, cuando no habia dudas respecto a To que estaba malo bien, y el mundo infantil estaba clara mente diferenciado del mundo adulto”libidem). “La infancia casi ne existe, apuntan los psicélogos" (ib em) ‘Gurima OPERACION: LA SUTURA, FUNCION RESTAURADORA DEL DMM Estamos ahora en condictones de entender en qué con: siste ef funcionamiento Ideoldgico de los medios cuando son coneebidos coma discurso, EI DMM tlene un funeiana ‘iento paradojico’ exhibe con recurrencia el sintagma cr sis de la infancio, seRala un problema, pero oculta fa natu raleza del problema. Ese problema, interpretado discus vVamente, tiene estatuto historico: nombra el azotemiento de una instltucion moderna. Ese problema, sanamente fcultado por el enunciado mediatice sobre la infencia, te re funcsn restauvadora en la crisis. Ahora bien. La restauracién es imposible; en cuanto se produce, se a formula a otro discurso que el que la habia inetaurado; lo restaurado ya es otra, Motivo par el cual la restauracion no restaura sino que instaura otra cosa, ne {andola: un sintoma ar Como es propio del sintoma, las operaciones de la enunciacién mediatica impiden ver; pero dan a ver algo a la vez, acondicion de que se lo interprete. El conjunto de las operaciones que se analizaron en este apartado preten: de construr el dispositive que requiere la consistencia de esa interpretacion, a Capituto 4 Estatuto actual de la infancia [Las INSTITUCIONES DE LA INFANCIA como DisposrTivo ESTATAL IstOricamente, Is infancla puede considerarse camo Jel conjunto cansistente de las intervenciones inst tucionales sobre los efios ¥ la familia, Estas intervencio nes, como se vio a propésito de la deseripcién de los ge heros periodisticas, rra2an a su vez la distinci6n interior/ ‘exterior del universo de la infancia. En efecto, imaginaria mente, el borcle exterior dela Infancia se constituye como Ja Figura negativa de ona supuesta normalided. Se tendra entonces una infancia a-normal, rvtegular o In-adaptada, como los predicadas en negativo de la nines, su reverso specifica, ya su vez el negative necesario para producie Ja consistencia de los predlcacios "pasitivos" de la infan: cia, La institucton se organiza entonces seqin dos térmt ros complementarios: una Infancia protegida, que Se sule 23 la norma ya las Feglas, y una infancia vigllada, que se presenta como peligrosa. ¥ aul hay un dable juego. Por tn lado, las insaituciones trazan esas diferencias de modo prictico: pera, asu vez, wexistencia de esos limites es in dispensable para legitimar la intervencion practica sobre la niftez: educar, controlar, asistir, prevenir, totelar.. cEn nombre de qué ideales se interviene practicamente sabre el cuerpo y el alma de los ninos? Par otra parte, el vinculo infancia-famitia,vincuta sin el cual ninguna de los dos instituciones adquiere consisten ‘a, se sostuve histdricamente durante la modernidad a lraves de ies practicas Dlantropicas, famibaristas, medi cas, escolares. psi, jutdicas, ejercdas bajo el amparo del Aparato estatal En nuestros dite, exe vinculo histdrico en tre instituctones de la infancia y aparato estatal asiste a su disolucién practica one Esto es asi, debido a la transformacion del Estado: nacign en Estado tenico-administrativo, ya descripra en clapartado anterior, ue deja en el aire alas insttuciones Ge asistencia. Tales Instituciones, que tiadicionaimente funcionaron corso un dispositivo mas de la loglea estatal Se vuelven.pricticamente ineficaces cuando et Estado abandona sus funciones politicas para desplazarse hacia tI mercado con el objeto de cumplir funciones gerencia Test pierden a justifiactén politica y el amparo institucio- fal que el Estado les otorgo waalcionalmente, Esta situacién de estar en el ale, sin arvaigo prictico cs pereibida por las instituciones de asistencia a la nivez, pero més bien de un modo sintomatico, Hay un movimien fo que convoca a pensar nuevas politics de y para la ni Thea: Hay mesas, congresos, encuentros, jornadas, eventos, tte. Mas. cuando se recorren los trabajos publicados, 10, (recuente es que el penisamiento de fas nuevas politicas no vaya mide alla de la concepcion estatal de la politica, Sin Gilda, el destino de la nifiez depende del destino de sus instituciones, pero la pregunts es: el destino de sus ins tituriones esta fatalmente determinado por st origen €5 fatal? Si es asi, la Gnica salida del problema es ana post {dn politica que, lejos de eesultar novedosa, se maniftes: ta restauradors: continda reclamando al Estado que ejerza fas Tunciones de las que parece haber claudicado detinit: En consecuencia, segiin nuestra linea de lectura del pro blema dela infancia, son dos los obstaculos mas delicados Con los que se enfrentan hoy sus instituciones. El primero tiene que ver con las condiciones de su emergencla histo flea, yes que el haberse encontrado en sus origenes cobt: jadas por el Estado es Impicle pensar un funcionamiento politico por fuera del dispasitivo estatal. Esto es lo que da, Tugar a las posiciones palticas restauradoras: €s deci, al Teclamo de fa restitucion de los lazos estatales que duran te siglos sostuvieren de modo eficaz Ia allanza de la infan- 92 cia con la escuela, Ia familia y demas instituciones. EI segundo obstaculo tiene que ver con ia dificultad pa ta percibir su propia naturaleza instituyente. Hay un prin: Cipto estructural que Impide que la institucton acepte la variacin historiea de su objeto: histéricamente, a institu clon causa la infancia, Ia inventa, pero después se ve a si misma como protectora o guardiana de ese objeto que considera preexistente; no pueden verse a si risinas co- mo maquinas productoras de infancia sino s6lo como agentes de asistencia, proteccién, prevencién y ayuda. St Tas instituciones no se perciben en una posicion activa roduciendo infancia, entonces si quedan relegadas a ser imeramente agentes estatales de resguardo y asistencia ‘Esta perspectiva, tal como se vislumbra, las condena hoy ‘la misma azonia historica en que se encuenta el Estado de bienestar, y las coloca politicamente en posicion de vic timas de las politicas estatales. alguna ve? existimos grav las al Estado: si ahora agonizames, es por culpa dat Esta 4, AA pattir de la Iocalizacion de estos dos obstaculos, se pueden esquematizar en un cuadro de tres posiciones las Actitudes actuales que astimen hoy las instituciones de Ia infancia Frente a su crisis, Denominaremos a estas tres po siciones: Fenegacion, asimilacion y produccion, Vea mos la estvategia de cada una de ellas. La nocién de esta tela, en este esquema, alude al modo en que la insti clon percibe el problema, al tips de solucion que elabora para solucionarlo, ya la indole de fa relacion antee el pro blema y su solucion. Con el objeto de formalizar la situa cidn, nos serviremos de las nociones de enunciado y enun. Ciacién: el problema queda situado como término del enunciad, y la solucion, en la medida en que se sata de lun conjunto de decisiones practices, en la enunciacin, El enunciado det problema es entonces fa infancla esta cn crisis, la enunciacin, el conjunto de intervenciones pricticas sobre el protlema 93 1, Renegacién. La pasicin renegadora se caraccetiza por ne admitir la existencia del problema, El enunciaco fa Infancia estd en criss no posee realidad alguna para esta posteidn. Por lo tanto, no le cabe la posibilidad de pensar algiin procedimiento de intervencion. El resultado de esta posicion es politicamente nulo, 2. Asimilacién. fsta posicion reconoce ¢l problema plameada en el enunciado, pero lo desconoce en la enun Ciacion. Esto significa que, si bien se agmite la realidad del problema, los procedimientos destinados a intervenir so bre él son ineficaces. Hay una toms de conciencia pero ne hay hallazgo de un procedimiento eficaz de intervencién Esta posicion es capaz de recielar culquier pensamiento nuevo —fioséfica, politica, tedrico— pero can los proce dimientos ya ensayados. Esta posicin subetiva carece de consecuencias pricticas renovadoras. Se deciamaré que vivimos “tiempos de camblo"; se advertirs sobre Ia neces dad de ‘abrise a Jo nuevo", pero siempre montadas en un rocedimiento inerte:restituir la vieja alianza entre el Es ado y las instituelones de asistencia. Surgen entonces la denuncia, la demanda de Intervencion al Estado y la ereen cia en que se hace algo reclamando la restitucian del vie Je dispositivo 3, Produccién. fsta es la posicion activa, Admite el enunciade problematico como novedad y es capaz de ins ‘rumentar procedimientos nuevos para tomar el real cuyo estatuta historico ha cambiado, La PUBLICIDAD, ZCAUSA DE wilos? la transformacién estatal que se ha sefahedo tiene su correlato en la transformacién de la subjetividad y esto luene, a st vez, incidencia en la prablemtica de la inten cia. En consonancia con Ia variacion del Estado moderno, varia su soporte subjetivo la figura del cludadano, disuel tan la nueva subjetividad del consumidor, producida por Jas practicas del consumo. Esto, a su vez, trae una conse cuencia que Mos Interesa: In caida de las significaclones Instituidas de la infancia, disueltas en la figura del nino coma consumidor. sa transformacion se hace visible ‘banda se analiza el funcionamienta del cansuma a traves fe Ia publicidad. Semioticamente, la publicidad orlentada ala Figura dl nifo-consumidor se dlstingue del resto de Tos mensajes publictarios, eegan dos rasgos ~ el destinataria del aviso, = €l tipo de soporte La publicidad de productos de consumo infantil puede tener como destinatario a los padres (adultos) o directa mente a los nifos. Una tendencia creciente ene) rubra de los productos infantles es el privilegio del destinatario ni No sobre el destinatario adulto. Cuando el soporte es tele visivo, Ia tendencla es todavia mayor. Pero, si la public dad le habla al nino, exe aspecto enunciativo es de impor tancia decisiva: ya que, s el nie esta postulada alocuta: tlamente como consumidor, esa interpelacion produce cfectos culturales que interesan a nuestra hipétesis de la varicién de la Infancia. Desde luego, los efectos de esa in terpelacian tienen incidencia tanto en los adultos como en los nihos. Pero jes nif el sujeto interpelado par la pu bileidad? ¥, si no, ccémo decirlo? gconsumidorite? Un ejemplo: la publicidad det flan Sancorite de Sancor El eslogan publicitario exhorts la nina “iEncaprichate! Flan Sancorito o nada, La imagen presenta une nif enajada (acadada, el men ton entze las manos y la mirada hacia abajo), Al nfo: iImponéte! Flan Sancorito o nada La Imagen muestra al varén con un ajo en compota. La ‘edad de los ninos no supera los seis ahos. 95 Si se Tee el mensaje en el interior det Yenguaje public tarlo, el nivel persuasivo sostiene: sé canchero; demostrs (a personalidad, demostra tu gusto: no dejes que la que elija sea tu mams Lo primero que se advierte es que la exhortacion publi: citarla sobre la concucta del nino hace caer uno de los mo- ddelos pedagogicos de la infancla el del nino obediente, La fobediencia, ene! imaginario moderno de la infancia, rem tea los predicados de nino frdgily décil. Precisamente, la nocién de docilidad sostiene el modelo educativo de la Aiseiplina: porque es dacit, el nino es edueable, maneja bie, maleable. También queda claro que, como consurmi dor, el iio puede —y debe disputar un lugar de igual a igual con los padves: al menos, tse es el ideal que perst ‘gue la publicidad, el de un nifio que no deja que resuelvan Tas cosas por él. En el univers de gustos del consumo, 105 justos de los nifios cuentan tanto como los de los adultos, ‘Cuentan tanto como” aqut significa que no Instituyen di ferencias, o bien que las diferencias instituidas discern bles como variables de la segmentacion del mercado de consumidores- 0 requieren ni producen la separacién del mundo adulto y det mundo Infantil. Sobre todo, nada de diferencias de saber sobre el nif. En el universo del markezing, existe Ia creencla —0 qui ‘2s la percepeion— de que en relacion con el consumo el nifio se sale sempre con la suya. Segin esa creenca, can ddo un nig se encapricha con un producto no para hasta ‘gue logra obtenerlo. Esa caracteristica de te conducta in Fantil, asociada a Ja supuesta infidelidad cel nifiot a las marcas, barian de él el consumidor ideal. Lo cual es asi Porque el nifo se encuentra despojado o desprovisto de dos limites que funcionan como frenos imaginarios del eonsumo, al menos en el universo adulto: elpoder adqui sitiva ¥ la fidelidad a las marcas, 6 — Digo limites imaginarios poraue, se sabe, el consumo no es un tipo de relacion con los abjetos propiamente si 1a con los signos.+ En ese sentido, lo que los publicitarios (© marketineros Slaman “relacion de fidelidad con las mar cas’ es en rigor un movimiem eh la subjetividad consu mmidera que sortea un obleto para encaminarse & otto, Se trata de una eleccién en el interior del universo de consu: mo y no, en rigor, de la inscripcidn de Un limite capaz de interrumpir la relacion de consumo. Otro aspecto interesante de Ia figura del nifio como consumidor se deja ver en una variacion de la estratebia ‘comunicativa de la publicidad para ninos. Ene) trinsito de los ochenta a los noventa, se pasa de una publicidad re presentativa a una publicidad marketinera, Veamyos en qué Sentido. La publicidad de juguetes de los achenta, por ejemplo, muestra al nifo en situacién de juego con el peo Glucto. Se reproduce el ritual del juegor e! juguete se Ins cribe en uns situacion Kidiea y se represents en ella la Imagen del nifio. Hay una apelacién a iss cansaciones del juego producidas en la relacion con el juguete. En la publ Edad de 108 noventa, en cambio, el producto se ha auto- hnomizado: aparece despojado del nifio y dela situacién de juego, el objeto se mueve solo, 0 como efecto de la ima fen; no lo mueve el nino, Cuando algin elemento del discurso puede permanecer Implicto sin alterar la coherencia del mensaje, porque tse signo ha alcanzado un grado de convencionalizacian muy fuerte. La competencia semistica de la ecepeién pue de Feponer sin dificultad el elemento ausente, Lievado es te fendmeno al terreno del consumo, la hipatesis es elo uente:e/ nino, elemento ahora ausente del enunciado pu biictario, ha devenido consumigee. E50 significa que eo: mio destinatario maneja a la perfeccion los codigos publ citarios; ninguna funcién pedagégica de Ia publicidad es recesaris: nl siquiera argumento de venta Por su parte, en los noventa, la publicidad denaminada, ‘marketinera sélo busca vender, su estrategia consiste simplemente en exhibir el producto sin apelar, podriamos decir, a ningin imaginario. Lo que se produce con este pa: sale de la publicidad representativa a la publicidad rar ketinera es una integracién de los objetos propios del nt fo —los juguetes~ al universa general del consumo Los juguetes —st es que funcionan como metonimia de Ia infancia— son un abjete de consume més desde el pur to de vista de sus signifleaciones, Esta rmaduracién de la ssemi6tica publicitaria Indica la consagracion detintiva del nifio como consumidor. En este pasaje desaparecen las significaciones de la Infancia instituidas en contrapost cidn con el mundo del adulto y se invisten otras: las signi ficaciones del consumo, comunes tanto a los adultos co- mmo a los nifos. Na se trata de un juguete, metoniinia del universe infantil, sino de un abjeto de consumo, un pro: dcta del mercado, El paraiso de la nfancia cae Subsum do en el paraiso del consumo, PADRES E HIJOS EN FL PARAISO DEL CONSUMO La consagrada serie de Los Simpson muestra de modo locuente [a transformacién de la relacign tradicional en tre pare € hijo como efecto de las préctieas del consume, En primer liga, el sitio tradicional del padre aparece pric ticamente cuestionado como el lugar tradicional de saber yy poder asignada por la modernidad, Lo comin es que Ho: mero aparezca asistido discursivamente par Marge, su es posa, que funciona coma una especie de intérprete, encar zgada de construirle una representacién del mundo que le Fesulte medianamente inteligible; con los recursos menta Jes de los que dispone Homero, se entiende. A su vez, Ho 2” mero resulta con frecuencia burlade por Bart su hijo. Con Bart lo une una relacién cuyo rasgo més saliente es Ia valida; compiten por obtener premios que son. ef apa: Fiencia, objetos infantiles pero que, bien mirados, son los ‘bjetos clasicos de consumo: gaseosas, comida chatarea, horas TV, ete Los objetos que causan la disputa entre Bart y Homero rho son ni juguetes;e tampoco son atributos de! padre, brohibidos ahora y prometidos al hija en un futuro cuye Iegada el peaueno espera ansioso paca poseerlos. Estos son, lisay lanamente, objetas de consumo, no vedados ¢ nadie sino al aleance’ de todos, sometidos por igual al bombardeo de estimulos que promueve su feliz detroche Ese universo de significaciones de! objeto destituye la dis tincién moderna mundo adulte/munde niho que generaba su vez abjetos distintos para nifios y adultos, En ese unl verso no existen cosas de grandes (y. por ende, tampaco cosas de chicos} Un indicio de la transformacion que esa rivalidad por consumir mis produce en la relacign entre padre @ hija es fel hecho de que Sart llame cominmente 4 su padre por ©) nombre. Resulta todavia mas significativo si se tiene en cuenta la extraccion sociecultutal de los Simpson: No obstante, subsiste una oscilacin en el uso familiar de los apelativos: Bart llama papd a su padre siempre que le va a manifesiar su carin: Bart llama papd a Hemera cuando Ie dice: “Te quiero, papa. Esa ambigiedad en el trato ostentada en fa variacién el apelativo estarla indicando una vatiaclon peictica en la indole de lor lazos familiares. En la serie el vinculo pa: {etn se manifiesta de miado explicito en el plano del atec- to, y no donde se ponen en juego relaciones de saber o de ppader, que son los campos en que Bart y Homero se miden fe igual a igual La escena inicial de la serie también ilustra una varia cién de la familia, Todos los miembros de la familia corren 1 mirar la tele: luego, los vemos apretujados en un sofé {desvencijado por el abuso del uso: en Lor Simpson, toda la familia mira la tele en las mismas condiciones. ‘Queda claro que la responsabilidad historica de separar el mundo de los adultos del de los ninos que recayé his: toricamente en las instituciones educativas y asistencia les Tuncioné como garantia simblica de Ia Infancia. ES mds: fue esa sepatacion la que, como vimos, a cred, Pero) lo propio de la situacién que estamos analizando es que esa separaci6n, ese limite fundante, asiste a una especie de bortamiento que se presenta de manera sintomatiea en el discurso mediatico {a institucién se agota porque las précticas posmoder. nas no instituyen las distinciones historlcas que gestaron la Infancia, Las précticas del mercado tocan al nlfio como consumidor. Coma tal, el nifio ng se sostiene sobre las sig. nificaciones que histéricamente lo distinguleron dela edad adulta: nocencia, carencla de saber, carencla de res- ponsabilidad, fragilidad, Pero desde el punto de vista del consumo el nifo es tina variable de Ia segmentacion del mercado, la edad. El consumo no instituye practicamente la division entre adultos y niftos porque no las necesita Instituye otras, pero esas otras no producen infancia. En esa linea se inscribe el acceso de 10s nifos a los medios: como actores, como opinadores, como modelos, incluso 100 como productores.$# en los niRos no se registra un pateon de comparramientos que se distinga simbélicamente de las pricticas mediaticas adulta. De este modo se produce un desacople entre las dife enclas Imaginarias instituidas historicamente —y que pueden estar representadas en el discurso mediatico— y la indiferencia real con que los nifos —y los adultos— responden, en el universo de las practicas mediaticas y el consumo, a esas significaciones historicas EL DISCURSO PSI COLARORA EN LA DESTITUCION Recordamos nuestra hipotesis: las insttuciones moder. nas no producen a los nifos actuales como Infancia. Esto Jo vimos a proposito de las practicas de consumo y de las pricticas miediaticas, Veremos ahora otro de los aspecios de la “incausalidad” actual de a infancla: se trata dela se nie de efectos précticos que las distintas variantes de los discursos ps! produjeron en la doxa.t” como efecto de la divulgacion del psicoandlisis a partir de la década del ein ‘cuenta, Aqul es necesaria una aclaracién. Tanto para la perspectiva historiadora como para la perspectiva semio. = 101 \Sgica, el sentidos social es el conjunto de efectos practi 0s producido par la circulacion de los discursos en la cul fura, En nuestra perspectiva No cuenta lo que Ios discur- 808 esencialmente son, en st pureza epistemol6gica, o lo gue eilos mismas dicen que son. Lo que cuenta para nose: {tos son sus efecies précticas. Tales efectos, en la medida fen que son marcas significentes, requieren una interpreta ion Por otra parte, los efectos de un discurso puesto & t0: ddar en la cultura son multiples: séto pueden ser tomados: deste un sesgo particular para un punto singular en una Investigacion. De lo contratio, estariamos suponiendo la unidad de efectos, lo cual significa Ta negacion misma del ‘efecto; estariamios ante una determinacion, En consecuen ‘la, vamos a considerar, en algunas intervenciones, unos feleetos que estan en cortelacién con nuesteatesls, vamos 4 Considerar et efecto de la Intervencion psi que afecla, sn nuestra incerpretacién, ala infancia. Vamos @ tomar en cuenta tres momentos del dlscurso. psi euyos efectos estan en correlacién com Ia tesis 3 agu, famiento actual de la Infancia: la Escuela para Padres de los anos cineventa, la teoria psicoanalitica infantil de los ahos sesenta, la recepcion pedagogica de las teorias de Piaget y su cleculaciOn institucional a partir de los seten- ta, Mas que precisar histéricamente esos momentos, que femos hacer un registeo del modo en que las efectos de t3as intervenciones del discurso pst colaboran en la dest tucién de fa tnfancla Hay dos electos fuentes de estas Intervenciones sobre Ia Infancia. Por un lado, colaboran en (a produccion del ago tamiento de la nifez:acentian el desgaste de a capacidad institucional de causar 0 producir Ia infancia. Por otra le 0, colaboran en el praceso de varlacién de la transferen: 12 cia de saber y poder de la familia, La cransferencia de sa ber que Ia familia depositaba en las instituciones guardia nas hay Se Feorlenta a los mesos, 1. El primer momento es el de In Escuela para Padres. Se trata de la experiencia de divulgacién del psicoandliss int clada en los medios masivos par Eva Giberti, en Buenos Ai res, en 1956, Tal experiencia se encuadra dentro de lo que esta investigaclon considera funcian institucional de asis: tencia y educacin de la familia, La educacién dela familia dio consistencia ala Infancia mientvas los dispositives ins titucionales estuvieron actives. Nuestra hipotesis es que la situacién actual sciste al agotamiento de la capacidad en: gendradora de infancia de aquellos dispositivos. Con lo ual la divulgacion mediitica del psiewandlisis ha perdide su eficacia pedagogica para tvansformarse en un tema de opinion; segtin se vio, un enunciado mas de la enunclacion medidtica, sin autonomla especifica. Esta situacién es con comitante y colabora con la reorientacion de la transferen cia de saber que presta hoy Ia familia a los medios, En tiempos de gloria de la Escuela para Padres, los me los eran un medio del diseurs0 psical6gico: la transferen: ‘ia de saber de la familia se orlentaba al psicétogo, la fa milla se eduesbo y se producia infancia. En tlempos actus les, los medias son un discus: la transferencia de saber de la familia se orienta a Moria, Matia Laura o Luisa Delf no, que son las interpeladoras actuales del psicilogo me ‘idtico; Ia familia no se educa, opina en los medios 0 4 lestimonio de sus desgeacias’ padres, madres hijos © han metamorfoseado en golpeadores, maltratadas y adic: tos. La capacidad pedagopica de la Escuela parece haberse agotado, Pero la institucibn no lee en estos terminos su propio recorrido.«' Ello se debe, por un lado, a razones es tructurales: asf como el paciente de un analista no puede, sin el dispositive analitico del cual el analista es un térmi no, interpretar su propio sintoma; asi también, si las ins Uituclones de la Infancia asisten 2 su agotamlento de mo- do sintomatico, no podran interpretar su sintoma despre: vistas del dispositive pertinente. Ese dispositive, si se Aulere, habré que inventario, Pero hay ademas otro orden de razones que impiden la produccion de tal dispositivo: se trata de las claves y los recursos de lectura y de arllsis de la situacién que la pro pla institucién posee. Vail las instituciones de la infancia, ‘camo todas las institucones modernas, se encuentran en luna situacion dilematica: no pueden hacer el balance de Su propio recorrida con las herramientas que ellas mismas forjaron durante e) trabajo realizado en ese recorrido, Puesto que, si hay agotamiento, ese herramental tambien festé agotado. Eso que sucede con el dispositivo pedago: Bico y el dispostivo de la comunicacién armados con el parato teérico y préctico de las disciplinas que fueron Criticas entre ios cincuenta y los setenta, y que fueron los ‘operadores ciaves de la labor educativa de la Escuela so: bre ia familia La experiencia, segiin se dice en la nota mencionada, “constrané un movimiento social alrededor de la Escuela, entre 1856 y 1970" Este impacto social amerita un elogio Y un balance. Del primero se han ocupado otros lo sufi lente. Queremos decir algo de la estrategia tilzada en el balance. En el balance se leen algunos efectos de la expe- riencla de la fscuela en relacion con el individuo psicale fico, y en clave comunicativo-pedagoglca. Esto significa {ue se tienen en cuenta las intencianes de los profesiona: les que llevaron a cabo la experiencia, por un lado. y a in fluencia del mensaje masivo medida en términos de reco a4 nocimiento del receptor, por el otro. Es decir, mas que los efectos de la experiencia, se analiza el aleance de los ob: jetivos propuestos: Ia correlacién entte las intenciones tos logros Indicaria la consumacién del proyecto. El méto do de evaluacion es pedagdgico del lado del emisor: “Lo ‘ue me propuse (mis intenciones) antes de saber como era el campo en que habria de moverme, lo hice.” Del lado de los receptores, el balance utiliea el criteria masive de la comunicaci6n: qué opinan los recepeores det mensaje! co ‘mo evaliian ellos la experiencia. Silas declaraciones se rman literalmente, como es el caso de este articulo. esta ‘mos ante las representaciones que los destinatatios del proyecto tienen del proyecto, Eso es opinar. De nuevo. s! {nico modo de salir dl campo de la opinion es montar un dispositive de lectura de esas impresiones: eso seria leer su enunciacién. Pero no es el caso de los datos que mane: jel balance, puesto que estd tomado en la estrategia de De mode que lo que cuenta para la posicién adoptada fen la realizacton del balance es la constimacion de las in tenciones de los protagonistas del proyecto; y el grado de saber consciente sobre la tematica ps! adquirido por los receptores, verificable en téeminos de opinion o informa ign Nuestealectura difiere de la que propone el articule que mencionamos, precisamente en el :riterio de captura y Analisis de los efectos de la experiencia, Ya que, en térm! nos discursivos, los efectos deben leerse, precisamente, ten exceso respecto de las intenciones de los protagonistas {no son anticipables) tanto como respecto del reconoci miento consciente de los receptores de los mensajes (no son opinables) Nuestra posicién tambiée dista de la concepcién de ta divulgacién como técnica que supone el articulo mencio. nado. Dicha concepcion es solidaria con Ia idea comunica- tiva del fenémeno pedadéaico, Pero la perspectiva de la comunicacién na parece productiva para el estuate de la Subjetividad que a la semiologia o al psicoanslisis le inte: Fesan. Es mas: [a nocin comunicativa del sujeto entra en franca contradicei6n con la Idea de una subjetividad pro: ducida par los diseursos, porque considera como efectos de la comunicacién sdlo aquellas representaciones cons lentes que los individuos se formulan de las situaciones, Para terminar, la actitud del balance frente a la crisis se encuadra dentro de la posicién que denominamos de asim lacién, al comienza de este capitulo: reconoce et problema tm el enunciado, ped renovarse acumulando nuevas teo Flas: pero tal transformacion no opera mas alla del ent lado: los dispositivos que forjarop el proyecto permane: em idénticos ¢ inmdviles. ¥ la tesis del agotamiento habla Justamente de eso: del desgaste de los dispasitivos de fenunciacién que forjaron las instituctones de la infancla 2, El segundo momento corresponde al auge de Ia clin: ca del psicoanalisis de nifios emparentada con las teorias de Frangoige Dolto y Maud Mannont; més precisamente, hnos referimos 2 sus textos de la década del ochenta: La causa de los nines! y La educacién imposible? raspectiva ‘mente, fn ell0s se enlaza la teora lacaniana con la Coren te ideoldgica antinstiuctonalista®® —en su versi@n ant manicomial ¥ anti-pedagégica—, y con el discurse ut6pico de los sesentay setenta, Recordemas que ambas psicoana: listas hicieron sus primeras armas en la Escuela Francesa para Padres de la década del cincuenta = 106 H texto de Dot, atravesado por el dispositive utopico de ia politica, se propone coma un manifiesto por una so. Cledad! al servicio de los niftos. Esa utopia se vislumbra co. ‘mo la altemnativa revolucionaria ante los fracasos colect vyos del cambio social acaecidos hacia fines de los setenta. Alo largo del texto, reaparece la topica de la liberacian sivavesada por los Ideales de verdad, igualdad y respeto El texto se pronuncia contra la pediatria, contra el cienti ficismo, conta cierta pedagogia. La propuesta es poner el psicoanalisis a favor de la causa de los nifios. Esta tarea ha de hacerse por dos caminns: el de la pedagogia y el de la comunicacion. Tales son los vehiculos privilegiadas due concibe el proyecto de Dolta para su teoria del deseo de Dolto confia en la buena pedagogla como una prictica capaz de transformar el espacio social de modo tal que t= sulte activamente habitable por los mifios. Sin embargo, persiste une paradoja. Pues, como se dija, en e! enuncia do la ciencia pedagogica recibe severas criticas por sus concepciones y sus procedimientos represivos, pero ef la enunclacién textual el supuesto pedagogico eantinia vs lente en cuanto se continia pensando el cambio politica fen términos de educacién de la canciencia. Se cuestionan Jos modelos pedagbgicos, pero de ninguna manera el dis: positive pedagogica misma. Asi resulta que €! propio fenunciador textual se insala en la posicion del pedagogo, para drigitsea los padres —el yniverso de los adultos uot cados en el lugar del educando— pars advert, aconselar, reganar, ensefar...Los actos de habla cararteristicas del funcionamiento pedagégico del discurso ubican al peda: {ogo era posicion del que sabe y al receptos/lector en la posicign del que aprende y se transforma luminado por el saber del texto, 1a causa de fos nifios es asi, en su representactén expli = 007 lta, un conjunto de practicas y discursos que se manifies tan @ favor del respeto entre semejantes, del amor fami liar, de Ta igualdlad entre los hombres, del ideal de Justicia social 5. El tercer momento corresponde a la adopcton peda ‘oplea “critica” de Ia epistemologia de jean Piaget. Tal re ‘cepcidn, que liga la utopia de la revolucion pedagogies, la idea de un sujeto activo del aprendizaje, ya idea llumt hista de ta educacion coma motor del cambio social, dio lugar a la psicopedagogia de los sesenta y setenta, La adopcién de las teorias del desarrollo dele inteligencia de Jean Piaget en la institucion pedagogiea producen una sh tuacién de borde. La searia de Piaget viene a ser una espe cie de explcacion epistemologica del contexto “itiea ‘ue fa adopta: la revolucién pedagdgica pretende tna ex plicacién cientifica. La psicologia de la inteligencla le otor fa tal estatuto a la pedagogia. Practicas pedagogicas mis Ideales revolucionarios con fundamento clentifico en la psicologia. Ls emancipacién y la autonomia del indivichio se lograrian estimulando el desarrolio de la inteligenci, fen un aparato escolar gestado sobre la ideologia dela dis ‘iplina. Emancipacién individual y disciplinamiento, dos términos en apariencia antagonicos, podran coexist practicamente durante largo tiempo, dinamizando la vida de la institucion pedagogica, Hasta que la misma dinémi 3 productiva la agoté eDe qué modo estas tres Intervenciones pricticas del dliscurso psi en la cultura incidieron en el agotamisnto de Ta infancta? En primer lugar, la préctica de divulgacicn del slcoanilisis, montada en el dispositive comunicativo y Pedagégico, inicia—o es concomitante con— un proceso ‘que va a consumarse en la cultura posmadema, que Is transferencla social de saber hacia los medias masivos. Como se dij, para analizar el proceso de divulgacion = 108 aque se inicia en la década del cincuenta, hay gue tener en ‘cuenta que los medios no son un roporte inerte, una sim ple mediacién por la que clrculan unos cantenidos prose Sistas o crticos. Los medios son un dispositive instituci2 nal potentisimo que logré capturar la transferenca social que anteriormente producian otras instituciones, como la escuela Entonees, fa educacion actual de la familia a través de Jos medios no ¢s simplemente la misma practica tradicio nal con un camblo de envase; no indica informacion de mocratizada para mas, sino que es un fenémeno esencial rrente distinto del funcionamiento moderno de educacion fe la familia, En segundo lugar, los discursos antiinstitucionalistas y Uutépicos en el interior del psicoanalisis. Su funcién en el agotamiento de la Infancia tiene que ver con su funciona milento crtico en la cultura burguesa. Dichas intervencio: nes revelan el cardeter historico ¢ Ideologico de la familia burguesa, del aparato escolar, de la concepcidn discipling nla de la educacion, €! efecto de disolucion de la infancia es obvio, ya que el cuestionamiento de las instituciones ‘aue la producen cuestionan la propia naturaleza de la mi fez. La intervencion de un dispositivo eritico, si es eficaz termina por liquidar el objeto criticado. i la Infancia es luna produccion moderna, lo es en tanto producto de fas Instituelones burguesas, Porto tanto Ia liquidacion critica de las instituciones que te dierem vida acarrea tambien co mo consecuencia su desuparicin, Las practicas de recep ion meditica difleren de las practicas de recepcion esco: les. Las operaciones subjetivas necesarias para el acto de recepcién difieren. La subjetividadl en un caso y otro no es compartida En tercer lugar, la intervencién de las teorias de Piaget cen el campo de la psicopedagogia. Habiamos hablado de lun punto de maxima tension entre €1 aparato escolar mo- Te erno, organizado sobre una idealogia disciplinaria, y la concepcién de la educacién que se fundamentaban en las teorias del desarrollo dela inteligencia infantil. £1 desarro lio de este proceso posee caracteristicas seinejantes a las {que sehalamos para los dispositives eriticos. ¥ es que el efecto de Piaget en la idealagia pedagogiea tiene un pode- roso efecto cuestionador. Pero ese efecto cuestionador es tan fuerte, que termina criticando de hecho la propia exis: tencia éel aparato escolar, Termina euestionando radical: mente su sentido y sh efieaciaen la formactén de la infan cia. La pregunta, de nuevo, retorna: es posible concebir tuna infancia por fuera de la mstituciGn escolar? Quizé sea posible sofarla. Pero desde el punto de vista de las pric: teas, que es nuestro principio de andlisis, no es posible roduciria Sin nicleo familier burgués y sin aparato esco- Tar, la produceién de Ia infancia es précucamente impost ble, Desde luego, eso ex a5isi se acepta que la ealstencla dle una institucion no depende ée [a mera existenca de in dividuos, ni de edificios, nt de reglamentos, ni de funcio: nnarios. Depende de st capacidad de produccién de reali ad. Capituto 5 El nifio como sujeto de derechos nel capitulo anterior vimos que la figura del nino co- mo consumidor produce la destitucién practica de la Infancia. Existeotta figura actual del nifo que produce las mismas consecuencias: Ia figita del nifio como suleto de derechos. En este capitulo varnos a analizar come la emer. gencia de esa t6pica en configuraciones discursivas preci Sas acarrea como efecto la desaparicion de la infancla La existencia de la palabra “infancia® en el yocabulario dle nuestra época no da cuenta por si sola de la vigencia de Ia insttucton. El lenguaje es, en clerto modo, idealista las palabras subsisten aunque su feferente material Pract co haya cambiado, Investigar la hipdtesis de un agotamiento es entonces entrar en relacién con un po de representaciones sin sus: ema prictico: una suerte de exerecencias discursivas. Tal fe el estatuto actual de la Infancia si las practicas en que arraigé histéricamente efectivamente cambiaron SrTUACION La desaparicign de la infancia indica un cambio en la concepeién moderna de las etapas de la ida y ese cambio, {Su ver, estaria indicanda una variacion practica del con cepto de hombre instituide socialmente EL IDEAL MEDIATICO DE JUVENTUD HACE CAER ALA INFANCIA Una de las consecuencias de a crisis de los grandes re ates que sostivieron el imaginario moderno 5 la caida del paradigma del progreso, Sélo 34 existe la historia, se aus puede hablar de progreso: la condicién pata concebitla co: ‘mo realizacién progresiva de la humanidad es que pueda ser vista como praceso unttario. Entonces puede verse como proceso cancomitante con Ja caida del paradigma del progreso el camblo de la con ccepeién de la vida en etapas ascendentes hacla un ideal La'infancia tiene sentido cuando la vida del hombre es un devenir reglado hacia etapas més complejas: adolescen: ‘la, Juventud, madurez, vejez. Pero cusndo la Juventud se presenta como Gnico ideal el sentido de las etapas dela vi dda desaparece. “La cultura juveniltiende a ser universal y, dde hecho, atraviesa las barreras entre clases y naciones"* dice Beatriz Sarlo Lo que no distingue el andlisis de Sarlo €s que una cosa 4 la Juventud como sujeto de las practitas politicas mo: ddernas —la Juventud como protagonista de su tiemoo— y ‘otra muy distinta el funcionamiento de la juventud como ideal en la cultura pasmoderna de la imagen. 5 ef ideal ju ven tiende a globalizaree, desaparece en su especifictdad como edad vital; ya no se deja pensar en correlacién con otras etapas de la vida. “Hoy los Jévenes son, antes que protagonistas, temas de conversaciin y observaclon” (Mario Wainfeld, “Chicos de posguerra’, Pagina/12, 19/03/95), Ser joven es el ideal dominante de wna cultura global ada, ser joven 5 uno de los significantes privilegiados del éxito. No se puede estar en la cultura de la imagen si no se tiene imagen joven. Hay que permanecer Joven para ser parte estar joven es otro sindnimo actual del reccla je no sblo del cuerpo sino también de las ideas—: el Ideal dela eterna juventud se presenta como una negacion bractica del trabajo temporal sobre los cuerpos sobre fos que se puede intervenir técnicamente—; eomo una ne ‘gacion préctica también del sentido de la experiencia: Ia actualidad es el criterio de valide2 dominante, tl ideal de Juventud que circula en los significantes del consumo se fila la desaparicion de las etapas vitales y con ella sefala también ta desaparicion de la infancia. Hay que permane cer siempre joven; joven se es, no se llega @ ser joven ni se puede dejar de serio, DEL CIUDADANO AL SUJETO DE LA IMAGEN Se dijo que la variacion practica del concepto de hom: bre estaria indicando una variacion en la indole del sopor. te subjetivo que Instituye practicamente el Estado: el pa: saje de la subjetividad-ciudacano a la subjetividad-consu: ‘midor, asociada al pasaje del Estado de bienestar a) tsta 60 wenico-administrativo. | historiografia ha registrado —al menos bajo a pluma ide Ariés— que la famiia nace como dispositivo privilegia do de recepcion, educacion y contencion de la infancia, Cuando las practicas sociales dominames exigieran Ia vt dda en interioridad, el espacio familiar se torno la sede pri wilegiada de la vida cotidiana, Surge entonces la vida fam liar come practica cast exclusiva de la vida privada, De ‘manera que no hay infancia hasta que no se constituye la Vida familiar en interioridad El acontecimiento infancia se sits bajo esas condicio nes con la consolidacion de la familia nuclear burguesa en el transito del sigho XVI al XVI. La familia resulta, asimis: ‘mo, uno de los pllares sobre los que se astenta Ia distin cid Juridica entre sociedad politica y sociedad civil —pu: blico” y "privaco’— instituida con la emergencia del Esta ddo burgués. E5 necesario admiur que ésta es una distin- cidn ideologica trazada por el funcionamiento Juridlco burgués: sélo asi podra entenderse el cardcter historico de Ja mutacién que estamos analizando.* Porque lo que nuestra época registra es justamente una variacin ~ go agotamiento?— de la distincion entre lo pt blico y lo privado: el funcionamiento de la cultura de la Imagen puede prescindi ya de esa dicotomis porque se ha instaurado otra a distincion entre el munda de Ia imagen Yel mundo por fuera de la Imagen, famosos ¢ ignotos. La politica mediatica no se explica entonces como "transfor macién de lo pablico” mi como “expansion de lo privado Sobre lo publico” # explicacion que, como se ve, mantiene ltacta la distincign ideol6gica burguesa, sino por un cam: blo de la naturaieza misma de lo estatal. La subjetividad dominante descansa entonces en la di cotomia: sujetos con Imagen/sujetos privados de ella. Los primeros estén asociados al éxito y ala tascendencia so Cial: los segundos son los excluldos, 0 ignorados. De manera que la aparicion de los sujetos de la imagen puede darse tanto en el Ambito de lo que tradicionalmen fe se llamé lo privado como lo publico: poco importa. Los espacios tradicionales de la intimidad son hoy meras inv genes que predican los rasgos de estos individuos, nuevos arquetipos subjetivos. Pero la desaparicion de la antigua delimitacion publico/ =16— privado obvlamente impacta a la familia y en consecuen: faa la propia infancia, Ya no tenemos a la familia nuclear burguesa; tampoco, la intimidad del hogar como espacio privilegiado de retencion de los nifos. En este desplazamiento, cabe preguntarse sila familia, sigue siendo capaz de cumplir su funcién de contencion de ninos; funcién en la que fue asistida por sus institucie nes de tutela. Nuestro andllsis sastiene que el funciona: ‘miento familiar actuat —-aun cuando se encuentee asistido por otras insttuciones— ya no produce infantes. Un ind fio sintomatico de esta improductividad se pane de mani flesto en el funcionamiento asistencia! de los medios ma sivos, Ese nuevo asistencalismo, come se vio en el capitw To anterior, na interpela a los indivicuos como miembros de familia Por otro lado, si el principio de exclusion sobre el que se monta la existencia socal es la distincién entre presen cia de imagen y ausenca de Imagen, se entiende que sean los medios los que praduzcan ios dispositives mas efiea ces de contencion. ¥ es de esperar también que lo que se produzca en estas operaciones sean subjetividades distin: tas de las que se instituyeron con las practicas burguesas, Si cambian los dispositives de produccion discursiva, es revisible que los objetos y los suletos de discurso tam bien cambien, La miiez EN sus TOPICAS La aparicin de la topica del nifio como sujeto de dere chos debe analizarse en relacién con la caida del ideal de hombre futuro que en su versién escolar circulé bajo el Ideologema “los nifis son los hombres del mafans”. La vi sgencia de este ideologema, con ligeras variantes, recorre @l lapso que va desde la fundacién del Estado nacion has ta el agotamlento del Estado de bienestar. De manera que aur hay que establecer una correlacién entre la sustitucién de Ta tdpiea nito = hombre futuro/aino = sujeto de derechos. ¥ a susthucidn Estado nacién/sstado técnico-administra £sta aparicin/desaparicin discursiva produce un sf toma: el agotamiento de la infancia. El cambio discursive que analizamos presenta ademas otras vinculaciones sis nifcativas Por un lado, se asocia a la desaparicién prictica de las cedades de la vida. Al caer el paradigma moderno del pro: reso, cae con élla coneepeidn genética de las edades, na fla Cial In infancia constituye la etapa de espera dle la Adyltez. Concebir de este mov @ ia infancia es suponer la fexistencia de una edad en la que se es y una en la que 0 se 25. En la adultez se es hombre, se es responsable, se es ciudadano, es decir, sujeto de derecho en terminos jurid ‘os. Durante Ie Infancia, no se es Pero si el nifio es concebido come sujeto de derechos la Idea de latencla propia de la etapa infantil eae: el nino ya es, y ia infancia se disuelve como edad de Ia espera, Recuerdo que una de las significaciones claves que le otorgé la medernidad a Ia infancia fue precisamente la de Serun Impasse hacia la edad adulta —haela la mayoria de edad dicho impasse, por otra parte, es el que autoriza y explica la intervencién institucional sobre el nino de Ia es ucla, dela familia, o del juzgada de menores, Pero no hay tunela postle sobre un suyeto que ya es en acto y no pura potencia Futura Por otro lado, coma ya se dijo, el cambio discursive que apuntamas debe ponerse en correlacion con el cambio de Ideaies. La juventud hoy no es mas una etapa de la vida dol hombre. En ab mnperativo social de ser joven, la edad el individue como signe de su rango civil no esenta. be nie Jor dicho, no cuenta del mismo modo que en la modern dad. Recordemos, a titulo lustrativo, Jos distintos ctvales fe la adquisicién de la mayoria de edad: los pantalones Targos, la cesién de las Haves, el ingreso del novio ala ca sa, et, Por consiguiente, al desatticular el paradigms de Jas etapas vitales, el mito actual de la eterna Juventud di uelve el sentido moderno de la infancia, CAIDA ¥ RECUPERACION EDIATICA ‘DEL IDEAL DE HOMBRE FUTURO “Encuesta: caracteristicas del buen cludadano A. Se buena persona 27% 2, Obedecer la ley 20% 3. Estar informado 18 % 4, Monrar al pats 17 % 5, Pantiigar en la comunidad 10 % 6. Trabayar mucho 6 % 7, No contesta 2 ° (Pagina/12, 19/03/95). 1 fragmento

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