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Juprrn Butter Variaciones sobre sexo y género: Beauvoir, Wittig y Foucault O SE NACE mujer, se llega a serlo! -la ya famosa formu- lacién de Beauvoir afirma la no coincidencia de la identi- dad natural y la de género. Y porque lo que llegamos a ser no es lo que somos ya, el género se halla desalojado del sexo; la inter- pretacién cultural de los atributos sexuales es distinguida de la facticidad o simple existencia de estos atributos. El verbo “llegar a ser” contiene, no obstante, una ambigiiedad consecuencial. No s6lo estamos construidos culturalmente, sino que en cierto senti- do nos construimos a nosotros mismos. Para Beauvoir llegar a Ser mujer es un conjunto de actos intencionales y apropiativos, la adquisicion gradual de ciertas destrezas, un “proyecto” en térmi- nos sartreanos, para asumir un estilo y una significacién corpora- les culturalmente establecidos. Si se considera que “llegar a ser” significa “asumir o encarnar? intencionalmente”, la declaracién * Este articulo fue originalmente publicado como “Variations on Sex and Gender: Beauvoir, Wittig and Foucault”, en Seyla Benhabib y Drucilla Comell, Feminism as Cri- sique, University of Minnesota Press, 1982. Reproducimos la traduccién de Ana Sénchez, que aparecié en castellano en Teorta feminista y teorfa critica. Ensayos sobre la politica de género en las sociedades de capitalismo tardfo, Ediciones Alfons el Magndnim, Valen- cia, 1990.- 'Simone de Beauvoir, The Second Sex, Nueva York, Vintage Press, 1973, 301. Algunos fragmentos en los que se discute The Second Sex de Simone de Beauvoir estén tomados del artfculo de la autora “Sex and Gender in Beauvoit's Second Sex”, Yale French Studies. 2La traduccién de los términos embodied 0 disembodied que se utiliza en esta ver- si6n es la de incardinada o desincardinada. La he sustituido por encarnada y desencarna- da, corporeizada y descorporeizada. Asimismo, he sustituido algunos anglicismos por las palabras en castellano, como rol por papel. contestar por debatir, nocién por idea, (Nota de Ja compiladora.) ; {303} 304 JUDITH BUTLER de Beauvoir parece ser portadora de la carga de la eleccién sar- treana. Si los géneros son elegidos en cierto sentido, {qué le ocurre entonces a la definicién de género como una interpretacién cul- tural del sexo, es decir, qué le ocurre a los diversos modos por los que, como si dijéramos, ya estamos culturalmente interpretados? _Cémo puede ser el género a la vez una cuestién de eleccion y una construcci6n cultural? Beauvoir no pretende describir en El segundo sexo una teoria de ld identidad de género ni de la adquisici6n de género, y con todo su formulacién del género como un proyecto parece invitar a una especulacién sobre semejante teoria. Monique Wittig, feminista francesa que escribié un articulo de gran influencia, “No se nace mujer” (1978), amplia la teorfa de Beauvoir sobre la ambigua na- turaleza de la identidad de género, i.e. ese yo cultural que llega- mos a Ser pero que parece que siempre lo hayamos sido. Aun sien- do distintas en aspectos cruciales, las posturas de Beauvoir y Wittig sugieren en comtin una teoria del género que intenta darle sentido cultural a la doctrina existencial de la eleccién. Género se convierte en el Jocus corpéreo de significados culturales tanto re- cibidos como innovados. Y en este contexto la “eleccién” pasa a significar un proceso corpéreo de interpretacion dentro de una red de normas culturales profundamente establecida. Cuando se concibe el cuerpo como un locus cultural de signi- ficados de género, deja de estar claro qué aspectos de este cuerpo son naturales 0 cudles carecen de impronta cultural. Desde luego, gcémo vamos a encontrar el cuerpo que preexiste a su interpre- tacién cultural? Si el género es la corporeizacién de la eleccién, y la aculturacién de lo corpéreo, ,qué le queda entonces a la natura- leza, y en qué se ha convertido el sexo? Si el género es determi- nado en la dialéctica entre cultura y elecci6n, ga qué papel sirve entonces el “sexo”? y, ,deberfamios concluir que la distinci6n mis- ma entre sexo y género es anacrénica? {Ha refutado Beauvoir el significado original de su famosa formulacién, o bien aquella de- claracién tenfa mds matices de lo que originalmente suponiamos? Para responder, tenemos que reconstruir la distincién que hace VARIACIONES SOBRE SEXO Y GENERO 305 Beauvoir entre sexo y género, y considerar la vida que tiene su teorfa en la obra de Monique Wittig quien, de hecho, considera que la distinci6n es anacrénica. Pasaremos después al rechazo de la categorfa de “sexo natural” por parte de Michel Foucault, lo compararemos con la postura de Wittig e intentaremos reformular el género como proyecto cultural. ~CUERPOS SARTREANOS Y FANTASMAS CARTESIANOS La IDEA de que de algtin modo nosotros elegimos nuestro género plantea un rompecabezas ontolégico. En principio podria parecer imposible que podamos ocupar una posici6n fuera del género con el fin de quedarnos atrds y elegir nuestro género. Si siempre esta- mos generizados de antemano, inmersos en el género, ,qué sentido tiene decir que elegimos lo que ya somos? La tesis no sélo parece tautoldgica, sino que, en la medida que postula un yoélegido ante- tior al género que elige, parece adoptar una visién cartesiana del yo, una estructura egoldgica que vive y medra con anterioridad al lenguaje y a la vida cultural. Esta visién del yo va contra los des- cubrimientos contemporéneos de la construccién lingiiistica de la accién personal y, siendo éste el problema que siempre tienen los egos cartesianos aqui y alld, su distancia ontolégica del lenguaje y la vida cultural excluye la posibilidad de su eventual verificacién. Si la afirmacién de Beauvoir quiere tener fuerza, si es verdad que “llegamos a ser” el género que tenemos a través de algtin conjunto volitivo y apropiativo de actos, entonces ella debe querer decir algo distinto al no situado acto cartesiano. Que la accién personal sea un prerrequisito légico para adoptar un género no presupone que esta accion en sf misma sea desencarnada, es decir, que no tenga cuerpo; desde luego, lo que llegamos a ser es nuestro género y no nuestro cuerpo. Para enter :r que la teorta de Beauvoir estd libe- rada del fantasma cartesiano, primero debemos establecer su con- cepcién de la identidad encarnada, y considerar sus meditaciones sobre las posibilidades de las almas desencarnadas. 306 JUDITH BUTLER Si la conciencia tiene un estatus ontolégico discreto aparte del cuerpo-es una cuestion a la que Sartre responde inconsistente- mente a lo largo de El ser y la nada: Esta ambivalencia respecto del dualismo mente/cuerpo cartesiano vuelve a emerger, aunque menos seriamente, en El segundo sexo de Beauvoir. De hecho, en El segundo sexo podemos ver el esfuerzo por radicalizar la impli- cacién de la teoria de Sartre relativa al establecimiento de una no- ci6n encarnada de libertad. El capitulo sobre el cuerpo de El ser y la nada contiene los ecos del cartesianismo que vagan por su pen- samiento, aunque también evidencia sus esfuerzos por expulsar al fantasma cartesiano. Aunque Sartre argumenta que el cuerpo es coextensivo a la identidad personal (es una “perspectiva” de que uno vive), también sugiere que la conciencia de algtin modo estd més allé del cuerpo (“Mi cuerpo es un punto de partida que yo soy y que al mismo tiempo sobrepaso”). En lugar de refutar el car- tesianismo, la teorfa de Sartre asimila el momento cartesiano como un rasgo inmanente y parcial de la conciencia; la teorfa de Sartre intenta conceptualizar el rasgo desencarnado o trascendente de la identidad personal como algo paraddjico aunque esencialmente relacionado con la conciencia en tanto que encarnada. La duali- dad de la conciencia como algo a la vez encarnado y trascendente es intrinseca a la identidad personal, y el esfuerzo por localizar la identidad personal exclusivamente en uno-u otro ¢s, segtin Sartre, un proyecto con mala fe. Aunque pueda leerse que las referencias de Sartre acerca de “sobrepasar” el cuerpo presuponen un dualismo mente/cuerpo, te- nemos que entender esta autotrascendencia como un movimiento corpéreo en sf mismo, y volver a pensar de este modo tanto nues- tras ideas usuales sobre la “trascendencia” cuanto jas del mismo duatismo mente/cuerpo. Para Sartre, uno puede sobrepasar el cuer- po, lo que no quiere decir que uno quede definitivamente mas alla del cuerpo; la paradoja subversiva consiste en el hecho de que el mimo cuerpo, es sobrepasamiento. El cuerpo no es un fenémeno ‘Monique Wittig, “One is Not Born a Woman", en Feminist Issues, 1,2. ‘Véase tam- a Category of Sex”, en Feminist Issues, 2, 2. VARIACIONES SOBRE SEXO Y GENERO. 307 estatico ni autoidéntico, sino un modo de intencionalidad, una fuerza direccional y un modo de deseo. En cuanto que condicién del acceso al mundo, el cuerpo es un ser Ilevado més alld de si mis- mo, que se refiere al mundo y que con ello revela su estatus ontolé- gico en tanto que realidad referencial. Para Sartre el cuerpo es vi- vido y experimentado como el contexto y el medio de todos los esfuerzos humanos.* Porque para Sartre todos los seres humanos se esfuerzan por las posibilidades atin no realizadas, los seres hu- manos estén en esa medida “més alla” de si mismos. Esta condi- cidn ek-stdtica es en s{ misma una experiencia corpérea; de este modo el cuerpo es experimentado como un modo del llegar a ser. Para Sartre, desde luego, el cu natural sélo exi: soe eee erpo ‘lo existe en el modo Nunca podemos aprehender esta contingencia como tal en la medida, en que nuestro cuerpo es para nosotros; pues somos una eleccién y para nosotros ser es elegirnos..€ste cuerpo inaprehensible es precisamente la necesidad de que exista una eleccidn, de que yo no existo todo en el mismo momento 5 Beauvoir no refuta a Sartre sino que toma de él su mejor aspec- to anticartesiano. Sartre escribe en El ser y la nada que “seria mejor decir, usando ‘existe’ como un verbo transitivo, que la con- ciencia existe a su cuerpo”.” La forma transitiva de “existe” no queda muy lejos del uso conciliador que hace Beauvoir de “Hegar a ser”, y el concepto de Beauvoir de llegar a ser género parece a la vez una radicalizacién y una concretizacién de la formulacién soainiioota Al trasponer la identificacién de la existencia corpérea y el “llegar a ser” al escenario del sexo y el género, Beauvoir se *Véase Thomas W. Busch, “Beyond the Cogito: The Questi nui Sarae's Though”, en The Modern Schoolnan LK manned 380 fean-Paul Sartre, Being and Nothingness: An Essay in Phenomenological mduccién de Hazel E. Bares, Philesopical Library, Nueva York, ior seine ene alia po Beauvoir acrea de carver nocaresiano de avalon er aan ict : en Les Temps Modernes, 10,2, 1955. treet sete 7 Sartre, Being and Nothingness, 329. 308 JUDITH BUTLER apropia de la necesidad ontolégica de la paradoja, pero la tensién de su teorfa no reside entre estar “en” y “mas alla” del cuerpo, sino en la traslacién del cuerpo natural al cuerpo aculturado. Que no se nazca mujer, sino que se llegue a serlo no implica que este “llegar a ser” atraviese un sendero de libertad desencarnada hasta la encarnacion cultural. Uno es, desde luego, su cuerpo desde el principio, y sélo posteriormente llega a ser su género. El movimien- to que lleva del sexo al género es interno a la vida corporeizada, como esculpir el cuerpo original déndole forma cultural. De mez- clar Ja fraseologia sartrena con la de Beauvoir, podriamos decir que “existir” el propio cuerpo en términos culturalmente concre- tos significa, al menos parcialmente, llegar a ser el Propio género. Aunque en opinién de Beauvoir “Ilegamos a ser’ nuestro género, el movimiento temporal de este llegar a ser no sigue una progresién lineal. El origen del género no es temporalmente dis- creto precisamente porque el género no se origina stibitamente en algiin punto del tiempo después del cual su forma quedaria fijada. Er

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