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D> = AQUIETUD que reinaba en el cuar- lay I I obil, to de los nifios era preocupan- te. Cuando juegan tres diabli- llos de ocho afios de edad, para una 3 nN mundo madre el silencio es sefial segura de que se esta maquinando una travesu- 5 Md ra. De puntillas, fui a investigar, y Ae juguetes enconté a mi hijo Christoph y a sus amigos, Felix y Daniel, acostados sobre sus barrigas, acomodando a un ratese de astronautas en una ‘CY, 2 una feina, y a docenas de ca- acion espacial, de caballeros balleros, guardias y corceles en prepa- Ate un castillo medieval, o tacién pata un tofneo medieval. Los Pierce de eraniers : ig estaban totalmente embebidos, Bel Seeds Pak ® estrenando los nuevos juguetes Play- rillas y decorados mobil de Christoph. an conquistado los lorazones infantiles todo el mundo. Un elefante en plena actuacién en el circo El toque de una trompeta, emitido por Felix ahuecando las manos sobre la boca, rompié el silencio de pronto. En seguida, habilmente los nifios co- menzaron a mover las figurillas con las manos, haciendo alternativamen- te los papeles de rey o de reina, de ca- balleros victoriosos o caidos. Al ter- minat el combate, desmontaron el escenario medieval y crearon un mer- cado bullicioso. Al efecto, cambiaron las ropas de los caballeros para tras- formarlos en comerciantés y artesa- nos; las figuras femeninas, por su parte, representaban ahora el papel de esposas de los granjeros. Esto sucedié hace ya diez afios. Re- cientemente, cuando Christoph y Fe- lix, hoy de 18 afios de edad, me acompafiaron a salir de compras, se detuvieron frente a un escaparate que mostraba sus juguetes favoritos de antafio. ‘‘jMira todas esas nuevas cu- riosidades!’’, exclam6 Christoph, muy emocionado, “No es una lasti- ma que ya seamos demasiado viejos para jugar con ellas?”’ 122 ‘Mar En realidad, desde sus humildc comienzos en 1974, cuando tres difc rentes series de sus juguetes circula ton en el mercado en paquetes qu: contenfan cinco trabajadores de | construcci6n, cinco caballeros andan tes o cinco indios piel roja, mas los a: cesorios pertinentes, la organizaciéi Playmobil ha crecido hasta convertir se en todo un mundo de juguetes. él, pueden encontrarse escenarios c« tidianos, como el de un emplaza miento de construcci6n con sus gria y mezcladoras de cemento. Los nifio tienen la posibilidad de construir una estaci6n espacial o de viajar en la hi toria a bordo de un barco pirata. Todos estos escenarios ‘‘se puc blan’’ con figurillas de hasta sict« centimetros y medio de altura. Hoy ‘unos 700 millones de estas hacen |. delicias de los nifios en todo el mun do. Concebidas para atraer principal mente a nifios de cinco a nueve afio de edad, las mintisculas estatuillas s« fabrican con plastico. Tan sdlo el afiv pasado se emplearon unas 6000 ton: ladas de esta materia prima. Nittos paseando en trineo il enorme éxito resultante dio asu dora, la compafifa geobra Brands- et de Alemania Occidental, un si entre los principales fabricantes tes del mundo. ‘‘Al paso de , se me ha dicho una y otra que los productos Playmobil m una apariencia demasiado esta’’, observa el director gene- ) propietario, Horst Brandstitter. o esto es intencional , pues los ju- deben de permitir a los niftos fienda suelta a sus propias fanta- 'y emociones. Es la gran variedad juegos que e//os pueden inventar ue ha hecho que nuestros jugue- an tan populares’’. go ha sido el camino que geo- Brandstatter ha recorrido desde 6, cuando Andreas Brandstitter, oy certajeto de oficio, fundé su en Firth. Durante unos 40 , Andreas se dedicé a forjar fajes decorativos, hasta que su hi- eorg comenzé6 a fabricar y a ven- diversos productos y juguetes licos. En 1921 la compafiia se d6 a Zirndorf, en las afueras de emberg, en donde hasta la fecha entran sus oficinas centrales. s la Segunda Guerra Mundial, ipresa empez6 a utilizar el plasti- A vez del metal, y se dedicé a la ficacion y venta exclusiva de telé- y accesorios de juguete. Cuan- fines de 1950, la moda del Au/a- se propagé de Estados Unidos al del mundo, geobra Brandstat- anot6 un logro a su favor al render la fabricacién del famoso in Alemania Occidental. €xito animé a la compaiiia a in- PLAYMOVIL, UN MUNDO DE JUGUETES cursionar en nuevos giros: equipos electrénicos, botes deportivos a base de materiales sintéticos, esquis acua- ticos y depésitos de petréleo. Pronto se abrieron sucursales en las cercanas Dietenhofen y Unternbibert, asi co- mo en la isla de Malta, ‘‘Pero los ju- guetes siguieron siendo nuestra prin- cipal linea de productos’, agrega Horst Brandstatter, quien ha dirigido ja empresa desde 1954. A finales de los afios sesentas, la si- tuaci6n comenz6 a cambiar. Con productos individuales, como alcan- cias y tractores de juguete, cuya cre- aci6n era costosa, la compafifa ya no podia satisfacer la demanda de los compradores, quienes cada afio cla- maban por algo nuevo en Ia Feria del Juguete de Nuremberg. Ademiés, Ja- pon y Hong Kong estaban inundan- do el mercado europeo con juguetes baratos. Por esto, geobra Brandstit- ter se concentré en sus otras lineas de produccién, y en la fabricaci6n de sis- temas de anaqueles y escritorios para Nifios. Pero su duefio no desistié en mate- ria de juguetes. Lo que la empresa ne- cesitaba, pens6, era un juego que permitiese adiciones periddicas, a fin de satisfacer la demanda del mercado por la novedad, y proporcionara una base sélida que no pasara de moda. En 1971 pidié a su gerente de de- sarrollo de nuevos productos, Hans Beck, que se encargara del asunto. Beck, ebanista de oficio, de 42 afios de edad, estaba familiarizado con los deseos infantiles. ‘‘Tuve ocho hermanos y hermanas, todos meno- res que yo’’, relata, ‘'y solia hacerles 123 SELECCIONES DEL READER'S DIGEST Mars con mis propias manos mufiecas y animales; una vez les fabriqué, inclu- so, una casa para mufiecas’’. Asiem- pezo de nuevo a crear figurillas. Dos factores eran importantes: la movili- dad de brazos, piernas y cabeza, y una expresion facial neutral. ‘“Yo de- seaba crear un juguete que estimula- ra al nifio a jugar con imaginaci6n’’, explica. Al cabo de cuatto semanas, Beck presenté a su jefe la primera figurilla Playmobil que habia hecho de plastico y luego pintado. No obstante cierto esceptisismo de su parte, Brandstat- ter dio el visto bueno y se fabricaron los moldes para ver si el plastico que Beck tenfa en mente era el adecuado. La producci6n en serie, sin embargo, no se inicié hasta que la companiia afrostr6 una crisis de mercado. Al sobrevenir la primera escasez mundial de petréleo, en 1973, los ptecios del plastico en bruto se dispa- raron. La produccién de articulos re- lativamente gtandes, como los escri- torios, resultaba ya incosteable. Por tanto, Playmobil se presenté al mer- cado en Ja Feria del Juguete de Nu- remberg, en 1974. El producto no suscité gran interés en el piblico. Brandstatter rememo- ra: ‘“Uno de los clientes, en la feria, me llev6 aparte y me dijo: ustedes han hecho muchas cosas buenas y otras no tanto. Pero jamas produje- ron algo tan desafortunado como es- tas figurillas"’. Solo después de que un comprador holandés hizo un pe- dido, lo imitaron otros de Alemania Occidental. A fines del verano de 1974, en los anaqueles de Jas tiendas, Playmobi| demostr6 ser un éxito inmediato Cuando terminé ese afio ya se habian vendido juegos por un total de tre: millones de marcos, En 1981, las ven tas brutas habian alcanzado los 100) millones de marcos; actualment« ascienden a unos 200 millones dc marcos anuales. La organizacion Playmobil ha abierto sucursales 1) Espafia, Francia, Holanda, Gran Bre tafia, Estados Unidos y Canada; se ex porta aproximadamente la mitad <\ Ja produccién. En conjunto, la com pafiia emplea a 1740 personas, 40 «c ellas tan sélo en el area de desarrollo de nuevos productos que dirige Beck *‘Siempre estuve conyencido de que Playmobil era un buen juguete, por que noté cuaén espontaneamente |) aceptaban los nifios’’, cuenta Beck *‘Sin embargo, jams soné que logi ra el éxito que ha obtenido’’. Hoy dia, la empresa oftece uni gran variedad de conjuntos, dese una sencilla figurilla con accesorioy aun costo promedio de 4.50 marco hasta el sistema de trenes, tasado ci unos 250 marcos. Cada nueva picit se disefia primero sobre papel; lu go, se elabora un modelo de plastivv y se hacen los planos respectivos. [a= figurillas curvilineas requieren de Wij modelo a escala dos a tres yeces mayiif que el tamafio del original previsty “‘Luego’’, explica Hans-Joachim Fil tich, gerente de operaciones en [ir tenhofen, “‘una m4quina recorre | traza de su forma y trasfiere esta in{oi maci6n a electrodos de cobre, los «(i les desgastan el prototipo requerii|i en matrices de acero’’. Ja producci6n industrial, los ides se conectan a mAquinas que, tavés de rubos especiales, embuten plastico en bruto dentro de ellas. ego, en cuestién de segundos, los ides se abren y expulsan las piezas deladas que, después de enfriarse, a depositarse en grandes reci- ates. La mayoria de los juguetes aymobil se fabrican en partes para ulterior ensamblaje. Y en tanto Jas figurillas se concentran en la ata de la isla de Malta, otros sulos se envian para su termina- n a subcontratistas, artesanos y de minusvalidos. De cuando en cuando, nuevos mo- los se distribuyen entre parvulos de dines de nifios, a fin de prever la ora, el plastico ha demostrado set | material sumamente durable. il peor enemigo de estos miniiscu- juguetes sigue siendo la aspirado- que suele tragarse las piezas mas uefias, como el casco del moto- ta o la pala del arenero. Por eso bra Brandstatter ofrece un amplio do de piezas de repuesto. Particularmente satisfactorio para mpresa es que los articulos Play- se utilicen en los jardines de ni- y en los primeros afios de la es- la elemental. ‘‘La mayoria de los s mas pequefios tienen dificul- $ para expresar verbalmente sus blemas’’, observa la psic6loga pe- a Anne Kreitner. Y afiade: ymobil permite la. representa- PLAYMOVIL, UN MUNDO DE JUGUETES cién de papeles. Con ello, un nifio con problemas en la escuela acaso op- te por representar el papel del maes- tro que reprende a sus alumnos. Esto a mi me revela cmo se siente en re- alidad el nifio’’. De igual manera, Playmobil constituye una eficaz herramienta para trabajar con nifios rettasados mentales. Ademis, con las figurillas el padre o el maestro pueden ilustrar una conducta desea- ble mejor de lo que es posible ha- blando simplemente de ella. Los maestros emplean los juguetes para atenuar los problemas de moti- vacién. ‘‘Cuando mis alumnos de tercer afio estaban trabajando con Williwitt und Fischermann, un libro “ que trata acetca del océano, algunos de ellos tuyieron dificultades con el texto y perdieron interés’’, sefiala Bernhard Fischer. ‘Un dia llevé a cla- se el barco de pesca de Playmobil. Ra- pidamente, los nifios lo armaron, al tiempo que aptendieron a seguir ins- trucciones’’. En subsecuentes jorna- das, Fischer ‘pidio asus alumnos que Ieyeran en voz alta fragmentos del texto, y que luego representaran la escena del bote. En breve, domina- ban ya el contenido del libro. Al preguntarsele si acaso Ilegaré el dia en que no conciba ya ningin nuevo juguete, Hans Beck responde: “Antes de crear un personaje, un animal o una escena de Playmobil, por lo general observo la naturaleza y la vida cotidiana. Con la vatiedad que hay alli, no puedo imaginar si- quiera que llegue l dia en que se me acaben las ideas’’. FOTOS: © PLAYMOBIL. 125

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