Está en la página 1de 8
Gloria y ocaso de la Exposicién Francesa de 1888. Marfa Isabel Baldasarre «La nueva exposicién que hoy se abre, puede decirse que es la primera que se ve en Buenos Aires con todo el poder de un conjunto que impone en I» pintura».! Con estas auspiciosas palabras, el diario La Nacidncelebra la apertura de la Exposicién Francesa de Bellas Artes en el Jardin Florida. Inaugurada el 29 de junio de 1888 en asistencia del presidente Juarez Celman, la exposicién cuenta con ¢,extraordinario ntimero de 850 obras, scleccionadas y enviadas por el «Comité de artistas pintores y escultores para la introduccién y la difusién del arte francés en América del Sud». Bl optimismo con que el diario de Mitre describe la exposicién, serd compartido por la mayor parte de los periddicos portefios , los cuales no ahorran elogios a la hora de felatar aquello que puede ser visto en el Jardin Florida: «Los que han estado en Europa se creerfan transportados 4 uno de esos centros antisticos de las capitales de Europa donde los amantes 4 lo bello pueden pasar horas y horas sumamente gratas.» «La exposicion que nos ocupa va 4 servir admirablemente para dar a la personas que no se han movido de Buenos Aires una idea de lo que son el Sulon y esas exposiciones de cendculos particulares que [...] tienen lugar en las grandes tapitales europeas».‘ «(...] nunca ha tenido en su seno Buenos Aires, una coleccién mas selecta y numerosa ile telas de primer orden, arregladas en cuatro pabellones con un gusto verdaderamente purisiense».* La referencia obligada al Saldn de Paris, no parece deberse solamente a los parametros suales de los criticos. Desde todo punto de vista la Exposicién Francesa emulaba el japecto del Salén de mayo: el Jardin Florida, totalmente transformado, mareaba a los visitantes y criticos portefios con su increfble cantidad de cuadros distribuidos en sus cuatro pabellones. Todas las tematicas usuales del Salén se daban cita en la calle Florida: pintura de historia, marinas, paisajes, retratos, composiciones de género y sagradas, Junto a los infaltables desnudos legitimados por sus referencias alegéricas u orientalistas. 31 Sin embargo, los artistas de mayor peso del Salén Francés se encuentran ausentes en su «versién portefia, exceptuando a Cormon, representado por dos obras menores: un cartén preparatorio para Los vencedores de Salamina y un retrato de mujer que es definido por el critico de La Nacién con las siguientes palabras: « De todas maneras es un sobrante de taller, el pintor no podia poner en venta un retrato de Mme. A 6 B. 6 no queria venderlo en Paris, 6 alli no habia interesados en adquirir el retrato de la tal Mme. A jPero en América! ; 4 2000 leguas! ; qué diablo! alld va Mme. A. embalada y que se venda ya que tiempo y trabajo ocupé al artista con su persona.» © La ausencia de los principales artistas de renombre académico es explicada por la critica sosteniendo que: los grandes maestros tienen vendidos sus cuadros no antes de salir estos del Salbn, sino muchas veces antes de salir del taller. M. Henner, por ejemplo, y al citar a Henner es como si citaramos 4 Bouguereau, Dupré, Bonnat, Boulanger, Gerome, Deualle, etc.- Mr, Henner (y otro tanto sucede con los colegas que acabamos de nombrar) no enviaria sus cuadros a Buenos Aires por la sencillisima razn de que él no puede dar abasto a la demanda del consumidor [...] que solo en Europa tiene. Por consiguiente no es extrafio que ninguno de ellos figure en la exposicion del Jardin Floriday.? Estas omisiones, justificadas por las distancias y el grado incipiente de la comitencia artistica portefia’, no parecen opacar el esplendor de lo expuesto en el Jardin Florida, claramente diferenciable, segtin la critica periddica, de la «pacotilla pintada» y los «mamarrachos» que inundan las vidrieras de bazares y tiendas portefias. En este punto, también parecen coincidir la mayorfa de los periédicos, al legitimar las pinturas del Jardin Florida mediante la comparacién con el sinntimero de expo que se suceden, sin precedente alguno, durante 1888. «Habituados 4 las galerias «pour l'exportation» que nos tienen asediados con sus pretensiones absurdas de bombo é la crodite, aqui donde solo han venido cuadros aislados de mérito 4 algunas tiendas [...] fuera de esas excepciones contadas , todo era fastidio lg P y ‘iones y remates esas mismas escepciones eran limitadas en su muestrarios pero una exposicion asf, es en la impresion al que entra, algo como un respiro de satisfaccion por encontrar, no solo una grandiosidad de importancia artistica desconocida,...] sind tambien algo de orgullo por el pais mismo que con su gran fuerza vital ha llamado a los artistas de Francia...». Pero ;Cuales eran las obras que despertaban semejantes clogios? Los mismos nombres 32 parecen repetidos en los distintos periédicos: Pescadores de otras de Feeyen Perrin, La Asistencia publica de Girard, el Retrato de Alejandro Dumas hijo de Roll, las ya mencionadas obras de Cormon, el «impresionante» Matadero de Jean Jacques Rousseau, los tapices de Mazerolle, La venta de caballos de Leon Hermann, al parecer demasiado similara un conocido cuadro de Rosa Bonheur, el pequefio Caballero galo de Luminais y los tapices y dleos de Meynier y Olivier de Penne. Todo el énfasis de la critica parece eatar puesto en Ia obra de estos dos tiltimos artistas, subrayando fundamentalmente el dibujo y la «forma purav de los tapices pintados de Meynier: La huida a Egipto, La Visitacién y La Anunciacién, asf como los «poderosos efectos de color» de los perros de ca que pueblan los tres tapices de Olivier de Penne. La presencia de estos pintores, pero fundamentalmente la cantidad de cuadros exhibidos implican, a los ojos de los cronistas portefios, otro sintoma de progreso de la capital argentina . Notablemente superior que la Exposicién de la Bolsa de comercio tealizada el afio anterior, la muestra francesa de 1888 parece adccuarse a la idea de «fiesta del progreso». Desde las paginas de Sud-América, el critico celebra «el contecimiento que implica un real y notable progreso para el pafs y que da la cuota del grado de cultivo intelectual que ha alcanzado la ciudad de Buenos Aires», para continuar fefialando que al fin ser4 posible « parangonarnos con los pueblos mas amigos de las Artes tanto antiguos como modernos»."" Estas mismas ideas resuenan en las apreciaciones del crftico de La Nacién, quien destaca la necesidad y utilidad didctica de esta exposicién «ya que nuestros gobiernos jamés se han preocupado de dar al_ pueblo esta enseftanza que tanta falta le hace: ni el museo, ni el estado en cualquiera de sus ramas, ni la iglesia, inguno tiene un salon, un punto cualquiera que despierte el sentimiento 6 que lo pperfeccione en aquellos & quienes [...] les acuerda la fuerza para llegar al ideal en el disefio o en la plastica»."* Hasta aquf hemos reconstruido parte de la recepcidn critica de la primera gran exposicién de arte francés exhibida en Buenos Aires. Surge entonces la inquietud de \dentificar al piblico fruidor e incluso comprador de tan promocionados cuadros, sin olvidarnos que el principal mévil de la exposicién era la «ubicacién» de las obras francesas en el mercado local. E119 de agosto de 1888 aparece en el periédico E/ Mosquito un gracioso dibujo que muestra al Sefior Delpech corriendo una cortina como dando paso al piblico a la Exposicién Francesa de Bellas Artes. En el interior de la sala adivinamos la silueta de un we a elegante monsieur que no ha olvidado lucir su jacket y su galera para la ocasién . En el epigrafe, el satfrico periddico sefiala: «Entre nosotros dénde tantos se pintan y tantas se tiznan, es de mucho provecho ir a visitar la Exposicién de Bellas Artes del Jardin Florida, bajo la direccién del inteligente Sr. Delpech». Esta referencia, posiblemente dirigida a la importante cantidad de sefioritas y jovenes aficionados o dedicados a la pintura y al dibujo en aquel Buenos Aires finisecular, resalta claramente el «provecho», el bien, que reportaré la visita ala Exposicidn. Esta misma alusién, aunque no ya de manera irénica, aparecerd en otros diarios portefios en donde se recomienda al priblico en general, y a los amateurs en particular concurrir repetidas veces a la Exposicién Francesa. Ahora bien Quiénes constituian el piiblico real de la exposicién del Jardin Florida? Si nos remitimos a los adjetivos utilizados por los periédicos para caracterizar a los visitantes de la muestra, todos coinciden en una variedad de sinénimos que remiten a un mismo grupo socio-cultural: «lo mas distinguido de nuestra sociedad» (Figaro) »la sociedad elegante de Buenos Aires» (Le Courrier de Ja Plata), «la jente [sic] de buen tono» (E/ Censor) «centro de la sociedad culta de Buenos Aires» (Sud-América). El entusiasmo inicial, compartido por los periédicos ante la afluencia numerosa de esta élite local durante los primeros dias de apertura, Ileva a los criticos a vaticinar excelentes resultados. Se habla incluso de que el presidente aumentard su galeria personal (Sud- América ) y que «todos los aiios se reabriré la exposicién en la que se presentarin las novedades artisticas que se han producido».”? Sin embargo, este fervor inaugural va decreciendo a medida que pasan los dias, para transformarse en quejas y criticas ante la indiferencia con que el ptiblico portefio responde a la exhibicién. «Una frialdad incomprensible ha manifestado el ptiblico de Buenos hacia la exposicién de bellas artes del Jardin Florida. Nunca hasta ahora se ha tenido oportunidad de admirar reunidas un mayor ntimero de obras notables, y sin embargo el hermoso local [...] estaba anoche casi desierto»." El mismo tono de enojo frente a la poca afluencia de piiblico que encontramos en E/ Censors, aparece reflejado en las paginas del Sud-America. Pocos dias después de inaugurada la exhibicién, el critico expresa su decepcidn al encontrar la «fiesta» practicamente «abandonada» y se pregunta dénde est esa «tan decantada aficion 4 las artes». La tinica respuesta que considera viable ante tal apatia es la posibilidad de que los amateurs hayan confundido la exposicién francesa con un «engafia-pichanga» del estilo de los bazares comerciales que parecen abundar en esos dias. Semanas més tarde, la atin escasa concurrencia de puiblico lleva a este critico a afirmar que «el arte est4 34 todavia en la infancia entre nosotros», mientras, por un lado, acusa al poco apoyo estatal en materia artistica, y por otto contintia arremetiendo contra «los productos bastardos» de los mercados exportadores europeos que distraen a los coleccionistas del verdadero rte de la pintura.” La pobre concurrencia de ptiblico no fue el tinico fracaso que presencié la Exposicién Francesa. Sin duda, el fracaso que més lamentaron tanto el organizador como los artistas fue la escasfsima venta de obras. A través de un interesante articulo de La Revue illustrée du Rio de la Plata de 1890, que analiza retrospectivamente la frustrada Exposicién firancesa, podemos darnos una idea de los problemas que esta acarreé a su organizador. Incapaz de reintegrar los fondos que Otto Bemberg, banquero y cénsul de la Argentina on Parfs, le habfa financiado para realizar la muestra, Delpech tampoco puede devolver las obras a sus autores ya que debe dejarlas como garantia en la casa Bemberg. Las consecuencias de las fallidas ventas de la exposicién culminan en los tribunales parisinos que deciden, frente a las demandas de los artistas y de Monsieur Bemberg, beneficiar a ste tiltimo. Los artistas, que habfan cedido sus trabajos guiados por un claro afin comercial, terminan siendo los més perjudicados al no contar siquiera con la devolucién de sus propias obras. Bsa través de las criticas periodisticas y de las palabras de Schiaffino que podemos reconstruir las pocas transacciones realizadas: compras de varios amateurs, como Mansilla, Del Valle y el paraguayo Silvano Godoi. Gracias a dos cartas de éste tiltimo enviadas a Schiaffino, fechadas entre 1898 y 1899, en las que relata haber adquirido «tres de los cuadros més caros de la Exposicin Francesa, i ademés cuatro de precios algo subidos»"’, confirmamos que Godoi adquiere entre estas siete obras dos pinturas de Brissot de Warville, Psiquis en Ia fuente de Mazerolle y el ponderado cartén preparatorio de Los vencedores de Salamina de Cormon, siendo estas dos tiltimas adquiridas por el MNBA en el término de aquellos afios. Resulta mas complejo identificar qué y cudndo compré Aristébulo Del Valle en la Exposicién Francesa. Por un lado Sud-América (25.07.1888, p. 1, c. 6) menciona a Del Valle como uno de los amateurs que ha adquirido cuadros en la exhibicién. Por otra parte, contamos en el MNBA con trece obras del legado de Aristébulo Del Valle que formaron parte de la Exposicién de 1888. Estas obras, si nos basamos en el testimonio de Schiaffino, no fueron adquiridas durante la exposicién, sino varios afios después, en 1891, cuando Del Valle, acompafiado por el mismo Schiaffino compra una «veintena 35 de los cuadros més interesantes»!” expuestos en un almacén portefio. Mas alla de la fecha en que fueron adquiridas, estas obras nos ofrecen un interesante panorama de los artistas mas aplaudidos de la exposicién. Entre ellas encontramos cuatro éleos del «rafaelescor Meynier'’, todos de tematica religiosa, el ya mencionado pastel Retrato de Alejandro Dumas hijo, de Roll y Halali de Jabali de O. de Penne descripto cémo: «Espléndido fondo para un gran salon, su paisaje es de efecto, teniendo el gran grupo de animales un relieve fuerte».” ‘Tres meses después de inaugurada la exposicién, ante la insuficiencia de las ventas, Delpech resuelve la liquidacién completa de toda la coleccién, ofteciendo las obras en un «gran remate artistico» realizado por Adolfo Bullrich y Ca. De mas esté decir que las expectativas del organizador se vieron frustradas por segunda vez . :Cudles fueron los motives de este fracaso? Por un lado, creemos que el publico comprador al que apuntaban los organizadores de esta copiosa muestra, aquel grupo que crecfa al ritmo de las exhibiciones y ventas realizadas en los bazares y tiendas portefias, no se interesa por lo expuesto en el Jardin Florida. Posiblemente estas obras no satisfacfan el gusto de los adquisidores de la pintura de bazar que se dirigfa mas hacia las telas de autores italianos y espafioles o, en su defecto, «al falso bronce y la burda terre cuiter.® Por otro lado, suponemos que los precios de la exposicién francesa, tratandose de obras originales de artistas que, en su mayor parte figuraban en el Salén de Paris, se hallaban muy por encima de las posibilidades de estos «coleccionistas» ”! acostumbrados a los valores de los cuadros al dleo, acuarelas y estatuillas ofrecidas en las pinturerfas, sastrerias ¢ incluso peluquerias portefias. Por otra parte, no podemos pasar por alto la constante idea de progreso que parece justificar la apertura de este tipo de exhibiciones. En otras palabras, si bien es el interés comercial el que da origen a la exposicién, vislumbramos otro tipo de intereses que postulan la necesidad de «salones» artisticos que permitan reflejar en el campo plastico el tan mentado progreso alcanzado por la Argentina. No olvidemos que en esta carrera hacia el progreso, que abre las puertas a la inmigraci6n, al capital y a la cultura univer- sal, y que gesta importantes reformas educativas, las artes plasticas parecen ocupar siempre el tiltimo lugar, incluso muy por debajo de otras expresiones artisticas como el teatro y la miisica. Las criticas de la exposicién francesa se hacen eco de este «retraso» de la plastica, afirmando que en Buenos Aires hay dinero suficiente para comprar pinturas «como lo 36 uy para costear dos compafifas liricas que envidiar‘an las primeras escenas europeas» * \y del Politeama y la del Colén, que a pesar de los elevados precios agotan prontamente jus abonos. Buenos Aires también descuella en lo referente a la lirica internacional. Recordemos que, meses antes de la apertura de la exposicién francesa, la prestigiosa cantante italiana Adelina Patti, obtiene notable éxito entre el ptiblico portefio desde el escenario del Politeama. La épera, los conciertos, incluso la comedia ocupan un \mportante lugar en este Buenos Aires del ochenta, contando con dos locales especificos: Jos ya mencionados teatros Colén y Politeama. Por el contrario, la pintura y la escultura ye deben conformar con las tiendas y bazares 0 con la adaptacién de salas destinadas a ore funciones, entretenimientos y conciertos en el caso que nos ocupa. Debemos mencionar que el fracaso de ventas de la exposicién francesa no constituye un hecho aislado en estas tiltimas décadas del siglo. Afios mds tarde, los criticos portefios jegistraran episodios similares en las exposiciones del Ateneo. Estos datos nos indican la gusencia de un mercado artistico, plausible de acoger el sinntimero de obras originales que hacia el fin de siglo «invade» Buenos Aires. Mi punto consiste en entender la auspiciosa recepcién critica y la fastuosa organizacién de la Exposicién Francesa, desde la perspectiva de la idea de progreso sleanzado por la Argentina. Tal grado de desarrollo requerfa de estas exposiciones, que posibilitarfan tanto a los amateurs como al estado comprar obras que ayudasen a la construccién y consolidacién del gusto artistico, de fuertes connotaciones parisinas en este caso. in embargo, el fracaso de piblico y de ventas de la exposicién niega ese status de necesaria que la critica periodistica pretende otorgar a la muestra. La indiferencia de los portefios nos lleva a contemplar la enorme exposicién francesa mas como una «expresi6n de deseo» de trasplantar el progreso al campo de las artes plasticas que cémo un crecimiento real del puiblico y el mercado artistico nacional. NOTAS |, La Nacidn, 29.06.1888, p. 2, c. 4. 2, liste comité es consttuido especialmente para la organizacién de la exposicién portefa. Para la conformacién del Jurado que seleccioné las obras remitirse a: Eduardo Schiaffino: (1933) « La Exposicién Francesa de Bellas Artes en el Jardin Florida.» en La pincura y la escultura en la Argentina (1783-1894), Edicién del autor, Buenos Aires, p. 28. J, Hemos encontrado articulos 0 referencias a la exposicién en los siguientes diarios y periédicos: Buenos Aires 37 Herald, El Censor, El Diario, E! Globo, El Mosquito, ElNacional, Figaro, La Nacién, La Prensa, La Teibuna Nacional, Le Courrice de la Plata y Sud- América. 4, Sud- América, 30.06.1888, p. 1,6 y p. 16.4. 5. El Censor, 29.06.1888, p. 2, . 3. 6. La Nacién, 4.07.1888, p. 1, c. 2. 7. Sud- América, 3.07.1888, p. 1, ¢. 3. 8, ¢Mas tarde cuando la aficion 4 las bellas artes este bien radicada entre nosotros, cuando nuestros Vanderbild sepan hacer un noble uso de sus capitales dedicando parte de las rentas que producen 4 proteger a los artistas, entonces es muy posible que vengan aqui cuadros de Henner, Bouguereau y Cav. Ibidem. 9. Acerca de la exposicién en bazates y su relacién el mercado artistico decimonénico, resulta fundante el. trabajo de Roberto Amigo «Bl resplandor de la cultura del bazar» en II Jornadas “ Estudios de Artes Visuales y Miisica ”, Instituto de ‘Teoria e Historia del Arte “Julio E, Payré”, en prensa, 10. La Nacién, 30.06.1888, p. 1, c. 2. Por otto lado, contamos con articulos en Sud- América («Pour I exportation» 26.06.1888. p. 1, ¢.5) y E/ Diario («Buenos Aires artistico» 3/4.07.1888, p. 1, c. 5.) donde se sefiala la afluencia de «mala pinturas, que bajo la promocién de ciertos periédicos portefios ¢s adquirida por «nuestros hombres de fortuna» en tiendas y bazares. 11. Sud- América , 30.06.1888, p. 1, ¢. 4. 12. La Nacién, 30.06.1888, p. 1, ¢. 2. 13. La Prensa, 30.06.1888, p. 5, ¢. 5. 14. EI Censor, 5.07.1888, p. 2, ¢. 2. 15, Sud-América 25.07.1888, p. 1, ¢. 6 y 27.07.1888, p. 1, c. 4. Debemos mencionar aquf que en su acérrima erftica contra la pintura exhibida en bazares y tiendas, el critico exceptiia algunas «casas de confianza como Boss 16. Cartas de Don Silvano Godoi a Don Eduardo Schiaffino fechadas el 29 de Junio de 1898 y el 21 de Septiembre de 1899 en Archivos del Museo Nacional de Bellas Artes. 17. Schiaffino, Eduardo: op.cit., p. 285 18, Tanto E/ Censor como La Nacién relacionan el dibujo de Meyniet, saturado de pureza ¢ idealismo con los «maestros del Renacimiento» y particularmente con Rafael. 19. La Nacién, 30.06.1888, p. 1, c. 3. 20. Sud-América, 16.07.1888. 21. Excluimos de esta referencia a ese selecto grupo de amateurs, entre los que contamos a del Valle, Guerrico, Leén Gallardo, etc., que encargaban pintura a Europa y estaban, sin duda, habituados a los precios del arte internacional, Aludimos aqui al ampliado grupo de compradores de pintura de bazar, al que probablemente se dirigfan parte de las ‘ochocientas cincuenta obras expuestas. En este punto remito nuevamente al trabajo de R. Amigo: « El resplandor de Ja cultura del bazan. 22, Esta misma frase aparece en dos periédicos: EI Censor, 30.06.1888, p. 2, ¢.2 y Ef Globo 30.06.1888, p. 2, c. 2. 38

También podría gustarte