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Hice algo de frio, dijo el viejo hombre que permaneca junto a fuego, su herida

haba sangrado lentamente toda la noche, ponerlo al fuego solo haba sido la
manera de hacer que dejara de quejarse por el fro y poder dormir.
Recuerdo que cuando pequeo y mi abuelo cayo enfermos los curanderos de la
aldea lo haban tratado de una manera diferente, la abuela no se separ de su
lado, mis padres no durmieron en toda la noche, en este saln, el curandero
apenas haba cuidado las heridas del viejo, apenas haban detenido el sangrado
y despus de mucho haban llevado al viejo desde un rincn alejado al lugar
donde pas la noche.
Las quejas del hombre despertaron a todos, pero nadie se quej, ni molest por
los ruidos, solo le dieron de comer, arroparon y salieron al patio. El sol apenas
se asomaba por entre los montes y con esa luz prepararon un pequeo campo
arenoso que era limitado por unos postes. En su interior, un escudo maltrecho y
un longsaex.
Algunos muchachos, de mi edad fue lo primero que pens, salieron del saln
acompaando al viejo herido, ste apenas se mantena en pie solo pero no dudo
en tomar el escudo, equilibrarse y tomar el cuchillo. Esto hizo que una multitud
armada con escudos rodeara el campo, los dems se agolparon detrs de ellos.
Un hombre, Lord segn supe despus, se coloc frente al moribundo, lo saludo y
pidi una lanza, luego de colgarse un escudo en la espalda.
Entre la curiosidad, el pnico y algo de morbosidad vi como el anciano intentaba
luchar y acertar un golpe, mientras que su rival se mova mientras esperaba dar
el golpe certero.
Los muchachos tomaron la lanza rota y el cadver que dej de quejarse.

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