MARIA ROSA ALONSO
. Las canciones populares canarias
A PROPOSITO DE UN TRABAJO DEL
DR. ALVAREZ DELGADO
PUBLICACIONES DE «EL MUSEO’ CANARIO»
INCORPORADO AL CONSEJO SUPERIOR
DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
HOA)Las canciones populares canarias
A propésito de un trabajo del Dr. Alvarez Delgado
Por Marta Rosa Atonso
le Sociedad «El Museo Canario», publicé en 1942 un cua-
- & derno del profesor don Joaquin Aryles—hoy catedratico
Gel Instituto de Ensefianza Media de Las Palmas—titulado
«Tres lecciones de literatura canaria>. Hube de hacer la re-
sefla por encargo del Sr. Director de «Revista de Historia»
y con ella reanudé desde los dias de 1931 mi colaboracion
en dicha revista.
El Sr. Artiles—mi admirado y hoy distinguido amigo-
habia dicho al referirse al poema de Guillén Peraza, esa
gran elegia del gético florido en nuestras islas, lo siguien-
te: «Una cuestién suscita este delicado poema. Este roman-
ce de cinco silabas, por todas las pruebas es de 1447, con-
temporaneo al hecho que canta. El tipo de romance vie:
(anterior al siglo XVI) es predominante de ocho silabas y
a veces de seis. Yo no recuerdo ningtin romance viejo de
cinco silabas/Y a continuacion cita las principales colec-
ciones de romances espafoles conocidos. Al llegar a esta
afirmacién yo anoté de pasada («Revista de Historia», n
mero 60 (1942), pags. 259:61) que’el autor planteaba un pro-
blema inexistente y aftadia: «No debe extrafarse de que
este de cinco silabas no tuviera similar en el ro-
mancero de Amberes, ni en la Silva de romances, ni en
Timoneda, ni en Wol, Hoffmann, Duran. M. Pelayo, M. Pi
dal... La busqueda naturalmente era intitil. No se trata de
i56 Maria Rosa Alonso
un romance. Es una endecha, una composicién de género
lirico que asonantaba como el romance». En el ntim. 61 de
«Revista de Historia> al’comentar una «Comunicacién» que
el Sr. Artiles hizo a esta afirmacién mia, escribi refirién-
dome a las ya famosas endechas: «Acaso ellas sean el inico
resto de esas y de las «; las lama Henriquez Urena en
las paginas 140-141 de su obra «La Versificacion irregular».
Mas expresamente dice Damaso Alonso en su Antologia de
la poesia espafiola medieval, pagina 544: . H. Ureia en la pagina 85 de su libro dice: . Y Don
Marcelino refiriéndose al mismo cantar dice en la pag. 449
del tomo IX de su «Antologia> (cito la la verdad es que dan a veces un especté-
culo bien poco edificante y en ocasiones, carentes de toda
elegancia espiritual, discuten con 1a desmesurada pasion
de enajenados. Yo pienso, pues, que ¢l hacer algunas ob-
servaciones al hermoso trabajo del admirable investigador
tinerfeho no es mas que una minima aportacisn de afin,
de claridad y precision por parte mia y no otra cosa. Creo
que todos los que en estas cuestiones nos ocupamos tene-Las canciones populares canarias 59
mos 1a obligacién de contribuir a 1a medida de nuestras
fuerzas a que los problemas se esclarezcan
Tres ejemplos del siglo XV (mas o menos aproxima-
damente) nos brinda el Sr. Alvarez como muestra de en-
dechas canarias, como combinacién métrica, esto es, en
tristrofos monorrimos: 1a de Guillén Peraza, las que inser-
ta Pisador y que Torriani traduce al italiano y las recogi-
das por P. L. Villalba. Atiadamos que ya las insertaba el
libro , de Miguel de Fuenllana en 1557]
Damaso Alonso en su citada «Antologia» las éscribe ast:
Si los delfines
mueren de amores,
itriste de mi!
équé hardn los hombres
que tienen tiernos
los corazones?
iTriste de mi!
2Qué haran lo:
Resultan, pues, como las de Pisador, aunque transcri-
tas en pentasilabos.
2Se tratan en todas ellas de versos decasitabos? {Son
tristrofos monorrimos? éNo existen estas estrofas en métri-
cas romanicas? ‘
Insertemos, para mayor claridad, en forma de tristrofos
los ejemplos aducidos por el Dr. Alvarez:
¢Para qué es, dama, tanto querero:
para perderme y a voz perderos
mas valiera nunca vers.
hombre:
Omitamos el estribillo y
tosilabo. '
Si los delfines mueren de amores
triste de mi gque harn los hombres
que tienen tiernos los corazones?
que el tltimo verso es un oc-
Admitamos que la cesura puede permitir que ambos
tristrofos se separen en hémistiquios, como muy bien hace
notar el Sr. Alvarez que ocurre en composiciones destina-
das al canto. También en los romances y las seguidillas an-
tiguas se escribian dos versos en un renglén.
Las dos estrofas, llamadas por los miusicos antiguos «en-
dechas de Canaria» llevan decasilabos con acento en 4.° y
|
|oS
60 Maria Rosa Alonso
9.* silabas acentuacién normal del decasilabo cuando ‘la
cesura los divide en hemistiquios iguales. Esa es la acen-
tuacién y la estructura del decasilabo de gaita gallega que
abandona el ritmo anapéstico, tipo «Meu maridifio — foise
por probe». Es la misma forma que adopta la otra estrofa
que en italiano inserta Torriani y de la que de momento no
conocemos versién espafiola, como la conocia el ingeniero
italiano:
Ditte vuoi madre a Melléra verde
che miri I'abor doue ‘ella serpe
s‘ei casca in terra ella si perde.
Lo que nos hace dudar.que p& las endechas de Guillén
Peraza sean tristrofos es justamente la arquitectura acen-
tual de sus versos:
Liorad las damas—si Dios os vala
Guillén Peraza~ quedé en 1a Palma
la flor marchita de la su cara.
Cuatro acentos Ilevan estos decasilabos: en 2.*, 4.", 7.*
y 9." silabas. Al paso que Io citados antes pueden ser per-
fectos decasilabos, en las endechas de Guillén el acento en
7.8 sobre todo, desazona un poco. En cambio, sentidos co-
mo pentasilabos y teniendo en cuenta las palabras de Ribe-
ra citadas por el Dr. Alvarez: «la rima es esencial al ver-
so», estos pentasilabos aparecen con rima y acento en 2.*
y 4." y en los versos numero 9, 11, 17 y 23 resultan acen-
tuados en 1.*, esto es, pentasilabos ado) cos. Es mas, con-
tando como decasilabo el verso . No creo tampoco en que la panacea de lo portugués
lo explique todo, pero estas endechas poseen un clima tan
saudadoso y femenino—se incita a Morar a las damas—;
estén compuestas con tal fina elegancia que evocan el aire
lamentoso de los poetas lusitanos. Después de invitar a las
damas~en la linea de las antiguas plafideras—al lanto, se
notifica el suceso de manera rapida para matizar en los
versos mas bellos de la composicidn 1a cara del mozo: «la
flor marchita de la su cara», Desarrolla el poeta Iuego una
imprecacion a la isla de La Palma, convertida en ciprés
funerario, en retama, flora por ciertv de La Palma, pero
no de Lanzarote. La Palma es vista como isla fértil desde
el intento de Guillén Peraza. El poeta también sabia de su
vulcanismo; de aqui la feroz maldicién: «Tus campos rom-
pan—tristes volcanes... Cubran tus flores—los arenales».
Termina con una invocacién al muerto y luego con el colo-
fon que es un epitafio sentencioso, Ileno de Ia filosofia del
azar a la que es tan dado el siglo XV: «Todo lo acaba—
la mala andanza».
Pero el testimonio de Torriani mostrado por el Dr. Al-
varez es de gran fuerza. Torriani ante las endechas gome-
ras asegura que los naturales cantaban versos lastimeros.
Que su tono—su misica sin duda—era imitado o usado,
como é1 dice, por los miisicos de su tiempo y en la poesia
de los espaftoles y cita dos ejemplos de endechas , pig. 113.
e/
CYAKe/
62 Maria Rosa Alouso
cuando pregunta si es posible que en Canarias no se con-
serve algo indigena, pero nos sorprende que estos «teree-
tos espafioles» asi sentidos por Torriani, al parecer como
frecuentes en su tiempo, sean una derivacién de las ende-
chas de Canaria o del Hierro (tinicas islas que traen do-
cumentacién) 0 de La Gomera, que répidamente se hispa-
nizaron. Que casi desde 1443 se cantaran las endechas de
Guillén cuando al parecer ni aun las islas menores estaban
totalmente conquistadas resulta sorprendente, sobre todo si
se tiene en cuenta el alto valor poético de la elegia de
Guillén. Su autor es un experto poeta del siglo XV enquis-
tado en el aire cortesano y filosdfico de su tiempo y tengo
para mi que el buen exacto.
Un «posible» tristico de dodecasilabos seria este otro
conocido estribillo:
Que dice Marchal—que dice Marchal
que las niflas guapas—son las del Toscal
y las de Los Llanos—son para bailar.
En todo caso, como se trata de estrofas populares, irre-
gulares, el primer verso seria endecasilabo y los otros dos
dodecasflabos, contando en todos Ja final agu
Tales inseguridades métricas se multiplican en estrofas
destinadas al canto. He oido usar en estribillo de las folias
estrofas de cuatro versos de penta y exasilabos que el can-
tador alargaba con una entonacién que suplia los versos
finales; tales son los estribillos:
Maria Belen novell
que si te cojo Zoe
con mi machete
te rompo un ojo.Y
64 Maria Rosa Alonso
y este otro mas moderno, una verdadera endecha métrica,
pero que el cantador alargaba repitiendo los dos primeros
versos a modo de estribillo, a su vez:
iVivan las folias!
iViva este cantar!
Que este cantar triste
expresa un pesar.
iVivan las folias!
iViva este cantar!
Creo que es mas bien 1a mtsica Ia que da la norma a
estas variadas estrofas. Aunque modernamente se cantan
pocos estribillos en las folias, cada vez que se han impro- {
visado han sido en penta o exasilabos en arte mayor con
césura que dan estos versos, w que permiten una le-
tra al estribillo de las folfas, a menos que yo recuerde. Tat
el moderno estribillo de «Dice Ramén Matias» y su receta
sobre el bicarbonato y otro que comienza: de Cervantes, escribe H. Urefia en su libro
(pagina 147): «Tres parecen endechas por el uso de haxasi-
labos agudos en lugar de pentasilabos graves; no sabria-
mos que son seguidillas si Cervantes no lo dijese, y no lo
confirmara la segunda».
La segunda es la que acabo de insertar; una de las tres
seria ésta:
Por un sevillano rufo a lo valon
tengo socarrado todo el corazén.
Idéntico caso a los de sirinoque insertados por el sefior
Alvarez como pareados y aun tetrastrofos.
Y nada mas. En pie queda la enorme sugestién que el
buen trabajo del Dr. Alvarez suscita todavia. Mis dudas ni
desean, ni intentan rebatir su brillante tesis sino poner unos
reparos, que no «machacan> nada, ni avivan disparidades
de ninguna clase. Creo que el primero en agradecerme que
con tanto interés me haya detenido en su estudio es el pro-
pio erudito tinerfefio. Unas palabras de alabanza o de vi-
tuperio sin avalar con un trabajo critico, de nada le servi-
rian al autor. Como el Dr. Alvarez es una persona noble
mente cordial y yo también, pienso que él con mayor su-6 Maria Rosa Alonso
ficiencia y prestigio, y yo con minimo valor y nombre,
hemos trabajado un poco en este intrincado problema, para
mi no resuelto del todo atin, de nuestros cantos populares.
Y que los miisicos le pongan «mtisica», que de letra ya
esta bien.
bee
NOTA.—Las publicaciones citadas en el texto son:
Joaous Arties: Tres lecctones de literatura canaria.
Primer curso de ensefianzz. canarias. (1940-41).
Cuaderno segundo. Publicacfones de Ex Muszo
} Canario. Tip. «Diario». Las’ Palmas. 1942
Juan Atvarez DriGapo: Las canctones populares
canarias. Diseno de su estudio filolégico.—Ta-
goro, I, 1944; pags. 113-126.
MENENDEZ PeLavo: Edicién completa de las obras
de... Antologta de poetas Hricos castellanos, 1X.
Consejo Superior de Investigacioneo Cientifieas.
Madrid. 1945.
P. Henriovez Uresa: La versificactén espanola irre-
gular. Publicaciones de la «Revista de Filologia
Espaftola>. Madrid. 1933.
DA4maso Atonso: Poesta Espaftola. Antologia. Poe-
sia de la Edad Media y poesta de tipo tradicio-
nal. 1. Seleccién, prélogo, notas y vocabilario
por... Signo. Madrid. 1935.
Aprev Gatinpo: Historia de la Conquista de las siete
islas de Gran Canaria. Imp., Lit. y Lib. Islefia.
Santa Cruz de Tenerife. 1848. Pag. 63.
Juan Atvarez Decano: Misceldnea guanche. 1. Be-
nahoare. Instituto de Estudios, Canarios en la Uni-
versidad de La Laguna. 1942.
Pspro Lemvs vy Runio: Manual de Preceptiva Lite-
varia. Tip. José Antonio Jiménez. Murcia. 1924.
Francisco Ropricurz Manin: La Copla, Madrid. 1910.