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: 2 sinaiqareeeanemnens we | SR Noremcee | | LA TORREINCLINADA Y OTROS ENSAYOS Traduccién de Andrés Bosch EDITORIAL LUMEN lstoy fija en nosotros. {Serd en este sentido, que en la lol podria disgustarnos, que Ja felicidad descrita por n resulta tan intensa que no puede durat, que nos sen 1 bords del desasire? £0 aeaso serd que la intensidad ntro placer es un tanto dudosa y nos obliga a pregun- Jgual que Pozdnyshev en Sonara a Kreutzer: «Pero, / vivimoss? La vida domina en Tolstoy de la misma pque el alma domina en Dostoevsky. Siempre hay, en ‘@ de Ios brillantes y esplendentes pétalos de la flor, rarpiin: «Por qué vivir? Siempre hay en el centro ira un Olenin o un Pierre © un Levin, que atesora rmero de experiencas, que hace girat al mundo entte ros, y que nunea deja de preguntar, incluso mientras Tmaundo, cull es su sigrtieado, o euiles debian ser finalidades. No es el sacerdote quien destrye con eacis muestos destos: es el hombre que Tos ha expe >to y que ha gozado de ellos. Cuando este hombre se + tales deseos, el mundo queds reduckdo a un montén oy cenizas 2 nuestros pies. De esta manera el temor aaa con el placer, y de los tres grandes escrtores 10808, oes el que més nos fascina y mis nos repele bargo, 12 mente queda ofientada graciss al lugar resto, y, sin la menor duda, cuando se centra en und tan ajend como Ia de Tos rusos, sigue un tayecto a, lejos de Ja verdad EL SEROR BENNETT Y LA SEXORA BROWN! ‘Me parece posible, y quizd deseable, Gue yo sea la nica [persona en esta sala ue haya cometido la locura de escibit. > intentar escribir, © no lograr esribic, una novela. Y, cuando ime pregunté, cial vuesra invitacion a bablaros de iteratura rmodema me oblig6 a preguniarme, qué demonio me habl6 al ofdo y me impulss a seguir el camino de mi perdicién, luna menuda figura aparecié ante mis ojos, la figura de ua hombre, o de una mujer, que dijo: «Me llamo Brown. At ‘ame, si puedes.» ‘Ala mayoria de los novelistas les pasa lo mimo. Algin Brown o Smith o Jones aparece ante ellos, y con los mis seductores.y amables acentos les dice: «Anda, atrépame, si puedes.» Y asl, persiguiendo a este fuego fatuo, avanzan VO lumen tras volumen, empleando en ello lor mejores aftos de Ja vida, en esta persecucién, y recibiendo, casi siempre, muy poco dinero a cambio. Pocos strapan al fantasma, La mayo a tiene que contentarse con una porcién de tela arrancada de su vestido, 0 con un mechén de eabello, Mi creencia de que los hombres y las mujeres excriben novelas porque les incita a ello cierio personaje que se ha 1, Coofeencia eda 2 Los Hevéicos» de Cambri, el 18 de smayo de 124 a impuesto a su voluatad, cuenta con ef asenso det sefor Ar- ‘old Bennett. En un aciculo, que cto a continuacién, dice: TEL fandamento de toda buena literatura de creacién esté fen la plasmecién de personajes y en nada mis... El estilo cuenta; la trama cventa; Ia originaidad de) punto de vista cuenta. Pero nada cuenta tanto como los personajes convin- entes Silos personajes son reales, la novela puede see buena: Sino lo son, el olvido seré su destino...» Y ef sefor Bennett Concluye que en el presente momento no tenemos jévenes no- ‘elstas realmente importantes, debido 2 que no saben crear personajes reales, verdaderos y convincentes Esta es la temitica de la que, con mas osadia que dis- cxeci6n, 05 quiero hablar esta noche. Quiero explicar lo que (queremos decir cuando hablamos de «personajes» en la lite: fatura de ereacién; quiero deci algo sobre el tema de Ta fealidad que el sefor Bennett aborda; y quiero apuntar al unas de las razones por las que los jévenes novelas 20 fonsiguen exear personajes, en el €aso de que, cual el stor Bemett arma, sea verdad que no lo consguen. Me doy Perfecta cuenta de-que esto me llevaré a hacer algunas alirma- ones muy generales y vagas. Si, porque se trata de un tema fxtremadamente difiil. Pensemés en lo poco que sabemos Ge las personas. Peasemos en lo poco que sabemos éel arte Pero, para poner un poco de orden, antes dé comenzar, quieso proponer que situemos a Jos escrtores eduardianos y_ge0r- Banos en dos campos, Al sefior Wells, al sefior Benrett y al Seiior Galsworthy, los lamaré eduardianos. Al sefor Forster, fal seGior Lawrence, al sefior Strachey, al sefior Joyce y al Seflor Fliot, Jos lamaré georgianos. Y si hablo en primera fettona, eon intolerable egotism, os pido excusas por elo To hago porque n0 quiero atrbuir al mundo entero fas op riones de-un individuo tolitario, mal informado y desovien- lado, Creo que estaréis de acuerdo con mi primera afirmacin. a saber, que todos Tos que estamos en esta sala juzgamos el 2 carlcter de las personas. Realmente, seria imposible vivit ‘is de un afo, si n0 se practicara la actividad de averieuar SL cardcter del préjimo y si no se uviera cierta bablidad en faig are, Nuesiro matrimonio, nuestras amistads, dependen Gevclloy nuestros negocios en gran parte dependen de ello: todos los dias surgen problemas que sélo puedso solucionarse (Mesiante la ayuda del arte de juzgar al préfimo. Y, ahora, Tiga aventurer una segunda afimacign que quizé sea més Urceuitiey que es Ta siguiente: hacia el mes de diciembre de 1910, ef carécter humano cambis. Con esto no quiero decir que toto pasé igual que si uno salicra un buen dia al jada, y vie que uo rosal habla fore, Sido.0 que una gallina habia puesto ua buevo, El cambio no fue tan brusco y repentino, Sin embargo, fubo cambio. Ys fei sea que tenemos Ta obligacién de aventurar opiniones, ‘games que el cambio ocurrié hacia 1910. Los primeros oe se advierten en los ibros de Samuel Butler, en especial ‘EL camino de toda carne, En las obras teatrales de Bemard ‘Shaw se sigue percibiendo el cambio. En la vida ordinatia, Gl cambio se. nota, si me permitis dar un ejemplo ‘hogarefo, fn el cardeter de Ia cocinera. La cocinera victoiana vi SBmo tin Teviatin, en las més hoodas profundidades, form Gable, silencio, oseura, inescrtable. Contrariamente, fa co- Ghrta georgiana es un set que vive al sol y al aire libre: Sattando y salendo de la sala de estar, ya para coger él Daily Herald, ya para pedir consejo acerca de un sombrero. ‘Overs mis solemnes ejemplos de Ia,capackiad de cambio Cin raza humana? Leed Agamendn, y veréis cmo, al Paso ‘del tiempo, concedéis casi por entero wuestras simpatias & Glitemaesira. 0. s1 pensamos en la vide matrimonial de los Gariyle, lamentaremos amargarente Ia intl esterilidad, pare Gy para lla, de aquella hocrorosa tradicién doméstca que Gblarbe cn nombre del decoro a una, mujer de (aleato s ‘dedicat el tiempo a perseguir escarabajos y fregar sariene, settee de escribir ibros. Todas las relaciones umanas han B variado, sea entre amos y criados, entre marido y mujer, entre padies e hijos. Y, cuando las relaciones humanas cam- bian, se produce, a! mismo tiempo, un cambio en la relisién, en el,comportamiento, en la politica y en la literatura. Acep- temos que uno de estos cambios ocurrié hacia 1910. He dicho que todos debemos adquitit notable hablidad fenel arte de juzgar el cardctr, si queremos vivir slo un af 4e vida, sin que se produzcan los mayores desatres. Y este arte es arte de gente joven, En la media edad o en ia vejez, ste arte sélo se pracica rtinariamente, y rara ver se taba, Anvstades 0 se emprenden olras aventuras y experimentos en cl arte de juzgar alas personas, Peto Jos novelstas son gente Giferente al resto del mundo, por cuanto no dejan de estar interesados en el caricier de las personas, después de haber aprendido fo sufciente para servir a sus finalidades précticas. ‘Avanzan un peso mis, por cuanlo consideran que hay algo petinanentemeate interesante en el cardcter en sf mismo, Cuan- o han solucionado todos los problemas pricticos de la vida, a Jos novelistas sigue pareciéndoles que en ef modo de ser de Ja gente hay algo de avasalladora importancia, a pesar de ‘que ninguna influencia ejerce en su comodidad, felicidad 0 en la cuantis de sus ingresos. El estudio del canScter humano Se convient, para el novelisa, en un absorbente empedo. Imprimic earicer a los personajes pasa a ser ura obseséa. Y csto es algo que me et muy diffell explicar. ,Oué quieren ecir los novelistas cuando hablan del earscter de los perso- ‘ajes, cusl «8 el impulso que con tanta fuerea les impele en todo momento a expresar por escrito sus opiniones acerea del caricter? ‘Si_ms lo permits, en vez de entregarme los anilisis y a las abstracciones, os contaré una sencilla historia que, a {alta de otros méritos, tiene al menos el de ser verdadera,rele- renle a un viaje desde Richmond a Waterloo, con la espe- ranaa de expresaros To que quiero decir cuando me refi al concepto de personae, en s{ mismo, a fin de que vedis las x iferentes facetas que en Al se dan, y también los tremendos peligros que acechan a quien quicie plasmar un personaje mediante palabras. Hace pocas semanas, una noche, legué con el tiempo muy justo ata estacién, y subf al primer vagén a mi alcance. Al Senlarme, tuve la vaga e ineSmoda impresiOn de que inte- srumpfa una conversacién entre dos personas que ys estaban instaladas alli Y¥ conste que no eran jovenes y felices. No. ri mucho menos, Eran ambos entrados en afos, la mujer tena mis de sesenta, y el hombre pasaba de los cuarenta. Estaban sentados el uno frente al ott, y el hombre, que $= hallaba inclinado al frente, hablando con énfasis, a juzzar por st postura y por Ia rojer de la cara, se eché strés y 3© ‘all, Le habla interrumpido y estaba enojado. Sin embargo, Ja vieja sefiora, a Ia que lamaré la sefora Brown, parecia aliviada, Era una de esas yiejecitas limpias, ataviadas con ropas viejs, cuyo puniloso aldamiento:—‘odo abrochado. cerrado, abotonado, remendado y cepillado— indica una po- breza mis extrema que la de Jos harapos y la suciedsd. Habla cen ella certa rigider, una expresin de sutrimiento, de apren sia, y, ademés, era pequetisima. Sus pies, calzados con lim pias bottas, apenas rozaban el suelo. Me caus6 la impresién. de que no contara con apoyo alguno, de que tuviera que tomar ella sola todas las decisiones, de que, después de ser sbandonada por sa marido, 0 de quedasse vinda, afos atc. levé una vida angustiada y dificil, para sacar adelante a un hijo Unico, quied, quien, con casi toda seguridad, ahora co- rmenzaba a seguir muy malos caminos. Todo esto peasé, mien- tras me sentaba, sintiéndome ineémoda, uel se sente la ma- yorta de Ia gente, al tener unos compaferos de viaje con Tos ue, por una razin u otra, no habia coatado. Entonces micé al hombre. Tuve Ia certeza de que no le unia vinculo de ‘parentesco alguno con la sefiora Brown. Era mis alto, mis Corpalento, menos refinado, Le imaging hombre de negocios. probablemente norte comercianle en granos, veslido con 25 tun trae de buena sarga azul, con cortaplumas y pafuelo de soda, y una abulada cartera de cuero. Sin embargo, era evi- Gente que tenfa que solventar un desagradable asunio con la sera Brown, un asunto secre, quies siiesto, del que ‘no queria hablar en mi presencia Silos Croft ban tenido muy mala suerte con su servi- dambres, éijo el sefor Smith (asi le lamaré), con consid ado acento, Yolviendo a un anterior tema de conversac ‘con la idea de mantener las apariencias. "—Pobrecitos —dijo la sefora Browa, no sin cirta condes- ‘endencia—. Mi abuela tuvo una criada que enlré en la case fos quines aflos y se quedé hasta los ochenta —afiadis, y tivada e ingusitiva, EI sefor Smith se sobcesaltd, aunque qued6 aliviado por 1 hecho de que la seGora Brown le hubiera dado un tema ‘de conversicidn que no ofrecia peligros. Habl6 mucho y muy fpvisa sobre las plagas de insectos. Le dijo a la sefiora Brown dhe tenfa un hermano que culivaba una huerta en Kent. ¥ le Explied lo que hacen los caltivadores de huertas de, Kent {odos los alos. Mientras el sefor Smith hablaba, ocurrié una cosa muy extraia. La seBora Brown sac6 un pavelito blanco {y coments a secarse los ojos. Lloraba. Pero siguid escuchan ‘bo muy compuesta Jas palabras del sefor’ Smith, y él siguiS hablando, en voz un poco mis recia, un poco itritada, como Si en anteriores ocasiones, Ia hubiera visto lorar a menudo, ‘como si llorar fuera una lamestable costumbre de la seBora Brown, Por fin el lanto de Ia sefora Brown, alteré Jos met- = — ‘ior del sefior Smith, Se calé bruseamente, miré por la vet Tanila, después se inclind hacia ella, adéptano 1a, posturar== cen que se hallaba cuando yo entré,y en tono de bruto domi= =" Sante, amenazador, como si no estuviera dispuesto a tolerar = mds tonterias, dijo ee “GY de lo que hablabamos, qué? {De acuerdo? cEstard George, el martes? —Liegaremos puntualmente ominindoss con suptema digrida TEI sefior Smith no’ dijo nada. Se levants, se abroché Ia chaguets, aleanz6 la cartera, y salt6 del tren, antes d¢ que fe detuviera en Clepham Junction. Habia conseguido To que Geseaba, pero estaba avergonzado d= si mismo, Se alegraba de poder apartase de Ia vista de la vija sefora, Ta sefora Brown y yo quedamos solas. Estaba sentada cenel rincén ante mi, muy pulida, muy menuda, un tanto zara y suffendo intsnsamente, La impresién que causaba era 2 puso la sefiora Brown, spabullinte. Emanabs de ella como una'cortente de aire, como olor a quemado. {De qué estaba compuesta, aquella svasalladora y peculiar impresién? En semejantes ocasiones, a la mente acuden infinidad de ideas irelevantes © incoo- iruentes. Se ve a la persona, se ve a la sefora Brown, en el entto de todo ginero de escenas diferentes. La vi en una Gaea justo al mar, ene extrafos objetos decoraivos: erizos ‘de mar, modelos de bugues en vttnas. Las medallas de sa tmarido estabaa sobre la repisa del hoger. Entraba y stlia de fn estaocia, se entaba en los bordes de las sillas, se servi alimentos en bandejas, y lanzaba largas y silenciosas mira das. Las orugas y ls robles parecian spuntar hacia tofo e30. Y cntonces, en aguella vida fantistica y enclaustrada, entr6 iolentamente el sefior. Smith. Le vi entrae, en un dia de Yendaval empujado por el. viento. Cerr6 esirucndosimente J puerta, después de haberla golpeado con fuerza. Su para- fas ford un cherco en el vesibulo. Se season para hablar 2 solas, "Y entonces Ia sedora Brown se enfrent6 con la temible revelacién. La sefora Brown tomé la heroica decisién. Muy- femprano, antes del alba, hizo In malea, y fue a Ia estacién con ta aleta a cuestasNo estaba dispiesta aque el stBr Smith tocara siquiera la maleta, La habia herido en su frgullo, la habian dess:acado de su seguro pusrto, Era mujer Ge farniia hidalga y con servidumbre... ero, en fin, estos detalies podian esperar un poco. Lo importante era averiguar ‘s personalidad, su carcter, peneirar en su ambiente. No tave tiempo para determinar por qué razén estimaba que la perso- alidid de la sefora Brown era un tanto tcigie, hercice, aungve. al mismo tiempo, con matices fantésics ® inconse- entes, antes de que el ren se deiuviera, y de que Ja viera ‘desapearecer, con It malta, en la vasta y deslumbrante esta- ‘Gdn, Se la vela muy menuda y muy tesaz; muy frig y muy feroiee al mismo tiempo. Y jams la he vuelto a ver, y jams sabré qué ha sido de ella 8 ‘La bistoria termina sin moraleja, Pero no os be contado cesta anéedota para demosttaros mi ingenio o informaros de fos placeres ancjos viajar desde Richmond a Waterloo. Lo he hecho para que vedis lo siguiente. He aqui a un perso- je fia persona. Abf est 18 naj imponiendo su personalidad a o efor Brown obligando a alguien a comenzar, casi automé- “ficamente, a eseribie una novela centrada en ella. Creo que ‘das las novelas comienzan con una vieja seBora sentada eo el incdn de enfrente. Creo que todas ias novelas tienen por fbjeto los personajes, y que Ia forma de 1a novela, tan Yet~ brea, tan torpe, tam poco dramstica, tan rica, tan eéstica, tan viva, se a ido forjando asf con la Ginalidad de expresat personajes, y no para predicar docrinas, cantar canciones 0 Eclebrar las glrias dl Tmperio Britéico. He dicho que para ‘expresar personajes, pero inmediatamente pensaéis que estas palabras permiten una interpretacién muy amplia. Por efem lo, el personae de ln sefora Brown causard una impresion fy diferente segin sea el lugar y el tiempo ea que uno har 4a nacido. Serta muy fei escebie res versiones diferentes de 4g andcdita del tren, una de ella inglesa, otra francesa y 18 ‘kms rusa. El esertor inglés data ecardcters a la vieja seB0- a, sacaia a eluci sus rarezas y sus habitos, su botones ¥ ‘us arrugas, sos cintas y-Sus granitos. La. personalidad de 1a Sefora Brown domineria el libro. Un escritor francés pres- Ginuiia de todo lo anterior y sacrifiearfa a In individual sefo~ ra Brown, afin de dar una visign més general de Ia matora- Ieza humana, afin ée conseguir un todo mas condensado, mAs proporcionado, més armonioso. El escritorruso hurgarfa eal fazne, nos revearia el alma, el alma sola, vagindo por Wa- ferloo Road, formulzado 2 la vida una tcemenda pregunta, fue sonara y sonefa en avesios oidos, después de terminat Gr ibeo. ¥ ademés del tiempo y del pais, también debemos fener en eonsderacion el temperamento del eseritor. TW ves tina cosa en un personae, ¥ yo veo otra. Ti dices que esto significa tal cose, y yo digo que significa tal olra. Y, cuanéo 2 llega el momento de escribir, cada cual impone uss sk cin diferente de propios criteios. De esta manera vem « ue la sefora Brown puede ser tratada de iofnias mac) iia en mfr dl emp, dl palsy del teen el este. Pero ahora debo recorder Io que dice ef sefor Ana Bennett Die que Unicamente cuando los personajes sa les In novela tiene posibldades de perducar. De ly cx fo, pererd, Pero, yo me preguao, cqué es la reid! iQuign puede juzgar acerca de a ral 0 ircealdt? Us esonaje puede ser real para el Sor Bennet, y muy ical fara mi. Por eemplo, en su antealo afrma que el dct Watin, de Sherlock Holmes, es real, ast juice. Pan €! dost Watson es un sico reno ds pa, un mule, ua fara able, Y as cue con todos os peta Ih bro. Nada hay en que disrepemos tanto como eo sr Iaad dels p iment Tore loess teapones. Pero si adopiamos un punto de visa denis ampli aleance, creo que el safor Benet lea toda Es dec si pensamos en las novelas que nos parecen grads has “Guerra y paz, La feria de tas Yanidades, Travan Sandy, Madame: Bovar, Orgullo y preluico, El ae de Castervide, Villette, si pensaros eo estos libros, iomeie laments pensamos,tambitn, en cero personae que no Be ee lan ral (y con esto no quero decit vivo) que exe facltad, ao silo de hacer que uno piease en sno tana de que vamos todo nero de realdades través de su readades tales como Ia religién, el amor, la guerra, I pe ‘i family, tos bales de pueblo, lot ocass, fs lt leporaliad del ale. Ami entender, es dif! exoaint uo mei Ge experiencia humana que 20 quede ergobida ‘as pigs de Guerra y paz Y en todas esas nove, cot snes soles nos han levado aver 1 gue ellos gen aur veamor através de algin personae. Sino lo habeas » tech a 0 hain sito ori, Sno pos, storie fox dmiatre "pero fijémonos ahora en las palabras que el sefior 8 ae ncn - tre los escritores ger cseribié 2 contituaciéa, Dice que ent ‘nvelista, debido a que dichos esct aes = fan wy pal i oo mena oe ae fai 9 ee ie eg et ce a na a Pera avert eo es a a los novelisas d€ mpl mis, gor eh tam die, para os noel et tetnar sls toad ich the we ae rs hse eee ees er a ei oe oe es esters a Upaan e e es pernas moe a a sii sa tao st Sec te SRN tome pn Sane Ac re IB ce ae ce ne ‘lieborGalwodh, Alora bin yo eo que Feu a & Sucre ar pec que een wm exit ‘pe a como ira Ye vel a crear personae eales— ve | iin taoteroy palit que le esse a una la manera de fe Siar uo teloh, No quisera eausat la imprsion de que i mus oes ode que n me dl con elas Me parece imuy valioses y grandemence necesarias. No faltan las razonet ‘que abonan que es més importante tenet zapatos que tent a relojes. Metiforas apare, opino que, después de Ia actividad treadora de los tiempos victorianos, era muy necesario, PO folo a la literatura sino wmbiéa ala vida, que algun eter. biera fos libros que el sor Wells, el seBor Bennett y el seBr Galsworthy hen escrito, Sin embargo, qué extaos son es tos libros! A veces pieato si es correcto iamarlos Sibros: SY ‘debido a la cxtraéa sensacin de insatstacion y de cose 20 ferminada que producen. Al dar terminacién a estos bros parece imprescindible hacer algo, como afiliarse & uns $2: Giedad o, con eardeter més imperiso, librar un cheque. Hecho fo anterior, Ia inguietud desapazece, el libro queda termina do, con To que puede ‘ponerse en ia estanteria, para jams volverlo a leer. Sin embargo, n0 ocurre To mismo con le ‘bra de otros noveistas. Tristram Shandy y Oraullo y Pre- Juicio son obras terminadas,fategramente contenidas dentzo de si mismas, y no dejan al Testor con el deseo de hacet igo, como no fea volver a Teer el libro, para comprendetio mejor. La diferencia radiea, quizis, en que tanto Stems ¢om0 Jane Ausien estaban inteesados en Jas cosas por si mismss, fen los personajes por sf isms, en el libro por sf mismo, En consecuencia, todo estaba dentro del libro, nada quedabe fuera, Pero los eduardianos jamés estuvieron interesados et tl pertonaje en st mismo, ni en el libro en af mismo. Les inte~ resaba algo que se hallaba fuera. Por Jo que sus libros, 20 uanto a libros, eran incompletos, y necesitaban que el lector fos terminara, activa y pedeticamente, por propia iniciativa, Quizd lo anterior quede mds claro si nos tomamos la liber- tad de imaginar una pequefia reuniéa en un vagéa de ferro- ‘attl El sefor Wells el sefior ‘Bennett y el seGor Galsworthy ‘Yan a Weterloo, en compatia de Ia sefora Brows. Tal como he dicho, la sefora Brown viste muy modestamente y &8 Pe- (uefita, Tiene una expresién de angusia, de mujer acosada. Dodo que fuera lo que vosotros lamariais wna mojer cult Caplando todos estos sintomas del poco satistactorio rendi- rmiento de nuestas escuelas primarias, con una rapidez digna 2 de los mayores encom, el seBor Wells pinari. en meres 4c Jscaum gallo, sobre ois de Ja ventana ln visio Ie card mejor, mis airendo, mis alegre, mals {els mis de af fevy mis valent, en el que 80 existrian vagones an saciid como ése,ni mujeres via y wistes como ln sefore senesced que milagrosas barcazas descargarian frutas ecicies eo Camberwel als ocho de la abana: enol dus ora aderas,faenes, biliotecas, comedores,sslones ¥ maori Enos, tod publica; en el que todos Tos eindadanos tia generosos y since, vcs y estupendos, y Dastanle akon al propio sefor Well. Pero nadie se paretrit Bt ress Ta sehora Brown. Las seforas Brown so exiuen 9 Bjopia, En realidad, me parece que el sefor Wells, Uevado porta pasién en wansformar ala sefora Brows a 10 que Ber cna er, no malgastaria ni un solo pensamiento en ella fa cera Fy qué veri el sefior Galsworthy? {Cabs dudar Getjee su fantasia quedariacentrada en Jos muros de la tbri- ee aoe estion? En esta fibria hay mujeres qué hacen vel Sksnco docenas de eacharros de barro todos los das, Madres pete Mile End Road, cuyo vivir depende de los penigues Biz sgunmojeres ganan- Pero bay empresarios, Suey, SRE Creston, precios insantes fuman aromélios cigeros 2s fis canta el rusefor. Llameando de indignacién, rebo- aaesetatos e informacién 0° todo género, acorralando & 18 Seitizacidn, el sefor Galsworthy s6lo veria ea 1a seSora Brown un cacharro cascado y arrojado a un rincéa. ‘Tice tos eduagdianos, Gnicamente el sefor Bennett man- tendra Ta vista en el interior del vagén. Y, verdaderamente, ct nia todos los detalles con inmensa atencin. Se fetta eerie anuncios; en las fotcgrafias de Swanage y de Ports jos resaltes de los almohadones entre los botones: fa sefora Brown Vevaba prendido un sda res libras, diez chelines y tees peat en la manera en que Ia ‘ambos guantes, observando, mouth fn Ja manera. en que broche que habia costa ‘ques en los almacenes Whitvor fefiora Brown habia remendado 3 * ciertamente, que et dedo pulgar del guanteiaquietdo abi Sido subsituigo por una pieza de repuesto. Y también ex plicaria, eon la debida extensidn, que este ten era un dite fb, salido de Windsor, con destino & Richmond, asi organi ado para. mayor comodidad de los resdentes de ta clase media, que pueden permittse el Iujo de ir al teatro, per. qe no han Tegado a ta altura social que permite la poses 4 vebicelos, aun cuando también hay ocasones (08 di ales) en que esa gente algula el automévil una empresa 4, comercial (nos dia cua). Y ast, tramquila y gradualmene, Se iia seeeando a la sffor Brown, y observatia que habia heredado wna pequeda propiedad, con cens, y no sin e=ns0, fn Datcht, la cual, sia embargo, estaba hipotecada, en ga- Fanta de un pesto prestado por el sefoc Bungay, el abo fado.- Bueno, {a sano. de qué voy a inventarme Ia lite- fatura del sefor Bennet? Acaso dl no esribe novelas? ‘Abramos un libro suyo, evalquicra, el primero que el azar <= pomga al aleance de mi mano, Hilda Lessways. Veamos emo vs Solas arcegla para hagemos creer. que Hilda es real, verdade- Stay comincnte, tal como debe hacet un novelsta, Hilde era Ta puerta con suavidad ymesura Jo cual indica Ta itantez de sus telaciones con si made. A Hilda le gustaba mucho lee’ Maud: tefa el don de experimenter inlensos fatimieios Por el momento, no hay nada que objear: a st neta lent y segura el efor Bennett procur, en ests pri mmeras piginas en las Que cada paso es importantsimo, reve- Taros el tipo de chien con quien nos as vamos a haber. Cuando el sefor Benett comienza a desciir, oa Hild, sino el panorama que se dvisa desde Ja ventana del dorm tovio ge Hilda, con el pretexio de que por este lado sé acerca el sefor Skellom,eobredor de Jos alee, el sefor Bente prosigue as: ‘La mayorcomin de Turnbill quedaba a espaldas de Hil da; y e embarrao drto de Five Towns, en su integridad el que ‘Toro es la punta nortefa, se extendia al sur. Al u avanzaba sinuoso, trazando 5 Hanuras de Cheshire y et pie de Chatterley Wood, el can Smplias curvas, hacia las timpia sev ta vera del canal, exactamente enfrente de Ia ventana de Hilda, s2 alzaba el molino de hating que a veces pro~ Gucia eas! tanto humo como los hornos y las chimeneas que Tangueaban el panorama a uno y otto lado, Pastiendo d=} nofino de harina, un sendero formado con ladrillos separaba {a en modo alguno desprciable hilera de casitas nuevas de os huerlos a ellas anejes, y conducia diectamente & Less sways Street, ante la cusa de Ia seiora Lessways. Por este sen Gere legaria el sefior Skellor, puesto que moraba en Ia mi lejada de las exsitas» ‘Una sola linea de visién profunda hubiera dicho mucho nds que todas'esas lineas descriptvas. Pero excusémosas, €n Tncepto de gues dl ofcio de novelista, Y ahora. vyertido en realidad. Y. realmente, no dejaba de ser un logo ‘Sin embargo, et iracional desprecio de Hilda no le permitia Teconocer lo anterior.» En este memento, gritamos: ;Por el amor de Dios, ple- dad! De todas manetas, parece que estamos acercindonos Hilda, Peto, allo ahi, no tan aprisa. No, porque Hilda quizd fasta esto, 10 otto y to de mids alld, pero Hilda no s6lo con- iemplaba eases, y n0 sélo interpretaba casas, sino que ade Team vinta en una exsa. zEn que clase de casa vivia Hilda? Er sefor Beet prosigue: ‘Bra. una de los dos casas situadas en medio de un con junto de cuatro cosas, eifcadas todas por sa abuelo Less: ays, el fabricante de teteras: era la principal de las cuatro. peidentemente Is riorada del propitario del conjunto. En yee las caras situadas en Jos extremos habla una abaceriy Jresta casa habia sido privada de su justa propoteiOn de jar Jha anejo, a fin de que el huerto de Ia casa de los sefores fuera un poco més extenso que Tos vecinos. El eoajunto no era tin barrio de modesias casita, sino una Zona Con cases uy Mguiler stabs ent las veinisisy Tas tris y seis ibriS Snuales, fuera el eleance de Jos actesanos, peauehos ageates ‘de seguros y cobradores de alquilzes. ¥, ademis, Tas catas fstaban bie consiruidas, generosamente construdas. En su rqutectura, si bien mal corservads, se adverian débiles Siiros de seorgiane belles. Se estimaba undnimemente que fra el mejor conjunto de casas de este bartio reientemente banizado de la ciudad, Al Uezar a él, procedente de Villas Redimigas, el efor Skelior penetraba, sin la menor duds, trun terrtorio superior, mis amplio, mas liberal. De repen- fe, Hilda oyé la vou de su madre...» Pero 10 podemos oir In vor de la madre de Hilda, ni la de Hilda S8lo podemos of Ja vor del sefor Bennett con Hindonos detalles sobre alquileres, terrenos con censo y sia Genso, 9 redenciones de censos. ;Qué protende el sefior Ben ett?’ Me he formado una opinién al respecto, El sefior 36 eet eines amd Bea Sern ee Senin ae ton Be ony le ce Ja muerte ¢ Tacit nda os quejardis de to vagindad de mi enue Qua propintels que es una conveneén, yea, Marie Pile prtendo decir cuando afiemo ave las omneenore Fae rer dl aefioe Wells ¥ del sefor Galsworthy 1 joker pr nuceitan tos escriofes georpanos. EL Provera as ae eee ecg ciajo: Une covencin on CR il rnerara ae diferencia poco d= una eonvencion «88 do de Te Mereipiles, Tanto en In ida socal COMO on fe ous cetjeertagiaiepace doin wed pa i Thermus sve el abizmo. ave mea ent ie sora de hb ” casa y su desconocido invitado, entre l esritor y su descon- Sie feotor. La sefora de la casa recurre al tiempo, ya que fargus gencraciones de seforas han dejado bien seatado Que wi Reropo un teroa de universal interés, en el que todoe fnemos fe. Conicnza diciendo que esti haciendo un mes ide mayo infemal, después de haber establecido contacto J ce manera con el desconocido invitado, pasa a temas de mayor interés. Lo mismo ocurre en [teratura. El esriter Jy establecer contacto con el lector por el medio de ponerle > Galante algo que el lector reconozca, con lo qve estimula #u ssnacidn, ¥ le predispone a colaborar en el empefio. mo thatinds difcl, de Wegar a la intimidad. Y ¢ de sama ime fortancia que se llegue a este tersitoio comin ficilmen'e port astiavamente, en la oscuridad y con los ojos cerados Fant tenemos al sefor Bennett sivigndose de este terito: fio comiin, en fos pirrafos que he citado. El problema con fue el sefor Bennet se eafrentaba era el de hacerios creer eye realidad de Hilda Lessways. En consecueaciay por Sduardiano, comenz6 describiendo con fielidad y.detale 1a Egan en que’ Hilda vivia,y la casa que veia desde Ta ventana fas casas eran el terreno comin a partir del cual alos eduar- ‘dianos les resullaba (cl pasar a la intimidad. Pese 9 que ‘hos pacece un medio un tio indreeo, esta convencién tenia aes Ditcacia maravillosa, , por este medio, millaes de Hildas Lussways fueron lanzedas al mundo, Para aquellos tiempos-y aguella generacidn, Ja convencién era buena. ‘Pero ahora, si me permitis que haga trzas Ia anéedota an tevigrmente presentada, veréis con cvénta fuerza senti Ia 7 earensia de convenciones, y cusn grave ef gue las era ()) ientas de ung generacGn scan initiles pera i sigur. Jrsidente en el'ten me produjo gran impresia. Ahora bien. ingimo comunicaros esta anécdota? Lo nico que podis hacer derConsignar con la mayor fidelidad posible 1o que s= dijo, ileribir detallademente las prendas de vestir, decir, con de~ SSiperacion, que a mi mente acudieron todo género de Ct 8 ras, proceder a volcarlas todas mezcladas ante vosolros, y ex: presar esa vivida y avasalladora impresin por el medio de Pmpanrla con una corrente de aire y el olor a quemado. {h dest verdad, experimenté también Ja fuerte tentacién de fabricar una novela de tres volimenes acerca del hijo de 1a sefora de sus aventuras al otto lado del Atlintico, de ta hija de la sefora, que tiene una sombrereria en Westminster, Gel pasido del sefor Smith, y de la casa de este sefior, en Sheffield, pese aque (ales historias me parecen sumamente sondids,itelevantes y verbéreas. ‘Per, silo hubiera hecho, me hubiera evitado el horro- oso eslerzo de decir lo que realnente queria decir. Y, para Hegara decie lo que queria decir, ubiera debido remontarme indy yomis atts, hacer experientos con esto, 1o otro y fo de mis alld, probar esa frase y a otra, poner en relacia cada palabra con mi visidn, adspar la una a Ta otra con la mayor exactitud posible, y"tener conciencia de que, de una manera ota, debia hallar un teitorio comin a todos no- otros, una convencién que no futra tan extrafa tan irra Y tan rebuscada que 0s fuera imposible creef“en ella. Reco- Hozeo que he rehuido tan arduo empefe. He dejado que lay fefore Brown se me‘escapara de les manos. Nada o¥ he Gicho de ella. Pero de esto tienen Ta culpa, en. gran part fos edesrdianos. Les he prezuniado, ya gue por algo soa mis mayores; «{Cémo debo comenzar, para deseribit el persone?» Y me han coniesiado: «Comienza diciendo que El padee de la seBora Brown tenia una tienda en Harrogate Diet alquler que pagaba. Di los sueldos de los dependieates. fen 1878 Averigua de qué mysri la madre dela sefora Brown Explia lo que es un cincer. Descibe el pereal. Describe... Pero yo he grado: «;Basta! ;Basal» ¥ lamento tener que decie que serojé por Ta ventana esa fea, redimentaria © in- congruenie herramienta, por cuani sabia que si comenzaba ‘expliar el cincer y a desriir el pereal. mi sera Brown. sa vlna la que me afereo, pese a que no sé comuniirosla, » } wedaria mortecina y desapareceria para siempre. Testo et Io que quiero decir cuando afirmo que tas herrar rientas de los eduardianos no nos sicven. Dieron una impor- fancia enorme a la superficie de las cosis. Nos ofrecen una asa, animados por Ia esperanza de que podamos éeducir ‘Como son los seres humanos que en ella moran. Para no Tega fearles méhtes, resonozco que mejoraron mucho esta €2ste para que en ella se viviera mejor. Pero, si sostenemes que lat Povelas talan, ante todo, de personas, y sélo con caricter {absidiario de las easas en que las personas viven, tendce- ‘os que conclu que el método eduardiano es malo. En con- eeuenela, como podéis ver, el escritor georgiano tuo ave ‘Comenzar preseindiendo del méiodo que se estaba utlizando. se quedé sole, micando a la sefiora Brown, y sin método con el que presentarla al lecior. Pero lo que acabo de decir Sr inexacto. El esetitor nunca estd solo. Sizmpre tiene al pblico consigo, si no en el mismo asento, sien el compar Timento contiguo, detris de la puerta. Pero el publica es un Exirado compadero de viaje, En Inglaterra, el publico es un Ser muy influenciable ¥ d6cil que, tan pronto se sdnsigue reste atenién. cree implicitamente en lo que se le dice, Borante cierto nimero de afios. Si, con la debida convicéin, Se dice al piblco: «Todas las mujeres tienen cola y todos os hombres tienen jorobas, Tegard a ver a las mujeres con ‘cola y a los hombres ca joroba, y considerard muy fevo~ ucionaco y. prebablemente,fantasioso, a quien diga: eToa- terla, Son Tos monos quienes tienen cola y los eamellos quie~ tes tienen joroba, Los hombres y las mujeres tienen S650 ¥ tienen corazén, piensan y sienten...» Y quis el publico est tne que estas dias palabras no sean ms que un chiste malo y ademés mendaz. Pero po nos desviemos. Ahi esti el pablico inelés, senta- do junto al escitor, diciendo a éste, con su undnime y recia Joc, Las viejs tienen casas, Tienen padres. Tienen rentas ‘Tienen servdumbre. Tienen botellas de agua caliente, Y gra “0 cias x esto sabemos que son vcs. El sor Wel s880r nee y el sctor Calsworthy sempre nos han dicho que peared manera ea que se cednoce a us vit. Peo abora 3 ded cons sefor Brown. ,Cbmo vamos acer en ela? ifguerssabemon sin east en que vive se ama Albert MiJainoca, nie precio de los guates que eva, a i su Sure murd de clncero de ts {Cémo va a set real 82 ‘jee? No, co puro fete de su imagincon» ‘Bede nego oda ja bu de se rut de fina con censo o vaimidas de ces, m0 dla ima oro tnt, el novels georgiana se encoalrd en una sivactén uy lncémods. AI! estaba la sfora Brown di Eo“ entono de protei, que ela era diferent, talent Sirens de squeliogue la gente cri queer, y Tamando SAS pono al novela, ueando al leo Ta ms asian fo bungue evanescent, eaibiciga de ss encase. Al et Sacibicn, fs novelitas efarians eauegindonos ss ewramients preisas pare i conirucin —y el alam reeefemoradae Y al exaba ol plc ines diiendo que ‘Bae touo tenia qu vet la botella de ague cliente. Ente ta oval ten az aceaba velozmont ala esac en Ia que todsstenamos qe apeas0s ua eh 2 uo, siuaign en que se encontraron toe fvenes georianos hacia el a80 1910. Macho de ells, y Faso prnelpalmente en el sefor Foner yep el sefor Lave ese: caharon a peter ss primera obras deido a que, eX ere arojr por ta ventana agullaybecramenas, nin taro lzras Tneataron gata uma sour transacsio: al otentaron combina su Gecapercepcdn dela raza 1 signlteado de dceeminado persona coals coocimienlos Jacl efor Galsortytene dens Leyes Labo, y con i cuit dl er Bt sere lit Fire Towns. Lo istentaron,cevtamenis, pro su pecepion de la sefiora Brown y de sus peculiaridades era a ceeiinn ‘Sailors, que oles penis seguir tcatindlo durante 41 nucho tiempo, Fuera cual fuel resg0 de mits, mate Reon y dats a biznes mucles iamueles, ea peso warts 2 ia aefora Brown, expresalay revelar su tase ‘tages lanes con el mundo, antes de que el tens de GEIS is schora Brown desepareclea ara sempre, Y ast sei i ata de hacer cisco, Esta es fx razéa por aie SaNRG eos a nuestro alrededor —en poesia, norelay bo- Shin, iniseen ensyos y articles perodsion— ee aldo de acura, caidas, goles y desruccie, Ete el ‘ido ominanic en el perfodo georgian, un sonido wn ‘AS te i powsamos cn lor melodiosos das del paste Neasames ew Shakespeare y Milos, en Kea © nce S.Mameausen, Thackeray y Dicken, si pensimos en el ‘Gionany en lasalturas que poede alanzar cuando es ibe, rere, aad To vemos como um pila cau, cla, y ransando - ‘Habida cuenta de lo anterior —con ese sonido en mis cin, y eng Tantasig en mene, D0 YOY DeBAEHE qr sade Beane leva porte dz razén cuando se quia de “que los escritores georpianos no saben obligarnos a crer que ‘kis personajes son reales. Me veo en el caso de tener que Teconocer qu: los escrlorss georpianos no nos ofrecen, ‘con Vistoriana ségulorided, tes, inmorcales obras maestras fodos fos otofos. Pero. en vez de reaccionar con melanoli, reac- Gono agrsivamente, Creo que esta situacién es inevitable fempre gus, a eausa de la ematgura de la arcianidad o 1a insensibildad joven, las converciones dejan de ser un medio de comunitacion ene el esritor y el ecor, y e transforman fa un obsticulo, un impedimerto, En los’ preseates dias, a tai juielo no nos hallamot en estado de decadeaci, sino que fuesizo mal estriba en carecer de un cédigo de compori- Iniento y modales, ve tanto el esrtor como el lector acepts, Como prsludio de Ja relaciGn, eis interesante, de amistad. Las actales convenciones Iterarias son tan artifciales —hay ‘que hablar de liempo, y sélo del tiempo, durante toda la 2 visita— que, como es natural, los débiles sienten Ia. ten- tacién de provocar indignaciones, y los fuertes se ven indu- cidos a destrui todas las normas y los cimientos de nuestra sociedad literari. Los ejemplos se ven en todas partes. La sramitica esté siendo destrozada y 1a sintanis desintegrada, Al igual que un muchacho que pasa el fin de semana en casa Ge su fia destroza el partetre de geranios revoleéndose en Gh, impulsado por Ia desesperaciéa que el desarrollo de as solemnidades dominicales le causa. Los eseritores mis madu- 105 no se entregan, desde luego, a estas brutaes exhibiciones| ‘de mal humor, Su sinceridad es absoluta y su valentin tre- rmenda, pero les ocurre que no saben si deben utilizar la ‘guadatia © un dedo. Asi vemos gue, si leemos al sefor Joyce ¥ al sefor Eliot, quedaremos impresionados por Ia indecen- {ia del primero y por la oscuridad del segundo. La indecencia ‘del sefor Joyce en su Uliser me parece la consciente y cal culada indeconcis del hombre desesperado, que considers que, fin de poder respirar, debe romper las ventanas. Hay mo- menios en que, después de haber roto la ventana, es magni fico, Peto qué desperdicio de energias.. Ya fin de cuenta ‘qué aburrida es:la indecencia, si no se tata del desborda- ~mienlo de las energias excesivas o del salvajismo, sino que es ol acto conscicntemente decidido de un hombre con com iencia social que necesita ire fresco. Y algo: parecido pasa con Ia oscuridad del s280r Eliot. Creo que el sefior Eliot ha cscrto algunas de Jas mis bsllas lineas, alsladas, que cabe encontrar en la poesia mademna, Pero cuin intolerante,es con respecto a los antiguos usos y maneras sociales. Hay que respetar a los débiles y hay qze tratar con consideracién a los aburris, Cuando me deleito con la intensa y arrebatado- 1a belleza de una de sus lines, y pienso que debo dar un mareante y peligroso salto a la siguiemt, y asi ir saltando de sen Hines, como un acrsbata volando de tapecio en tra- pecio, confieso que pido a gritos el retorn0 del antiguo deco- to, y envidio la indolencia de mis antepasados que, en vez a ‘de dar locos saltos en el aie, sofaban spaciblemente, com oe oro en las manos, a la sombra, Y también en las obras Ua sehor Steachey. Vicroianas iustres y La reina Vitoria oe Seowe el exucrao de ir contra la corsente de ls tempos. Deode luego, en el sefor Strachey este rasgo es menos vis- Bieya que 0 s6lo trata de hechos, que son materia poco Gackt, sino que también ha elaborado, principalmente, con ‘rattles det siglo xv, un muy discreto y personal eSdigo ide comportamiento, que Te permite sentarse a la mesa de Jos ees poderoses de ia tera, y decic muchas cosas, encubie- me bo aquelas exquisite apariencias, qu, si ss dijera mon- Gey iirondas, motivarian qu los criados Je expulsaran de a De todas maneras, si comparames Victorianos ilasres Sex unos ehsayos de Lord Macaulay, si bien tendremos 1s Smpresign de que Lord Macaulay va siempre errado y ot ra Strachey tiene siempre Ia razGa, tampoco cabe NeEat oe en los ensayos de Lord Macaulay advertiemos una sl Fre Gn aliento, una riqueza que demuesiran que cootaba com SL apoyo de su épeca, Todas las fuerzas de Lord Macaulay Se aohtan en ta obja, Nada de ellas empleaba en ld tarea de Sinatiar u orultat. Pero el sor Strachey se ha visto oblisxdo amrprienos fos ojos, antes de obligernos a ver. Ha tenido que oscar una muy sutil manera de hablar y ha tenido que dar tunidad. Y este esfuereo, pese a estar elegantemente disimu {ado, ka peivado 2 su obra de parte de la fuerza que, de 10 ontario, hsbiera tenido, y ha Himitado su alcanee. Por Igs razones que acabo de decir, debemos aceptar este periodo de Irustraciones y logros fragmentarios. Debemos Peter en eonskderacién que, cuando s= emplean {antes verstias en hallar un camino para decir 1a verdad, Yo, mis Grobable es que fa verdad er si misma ros legue ua tent0 Prdgada y en eadtico estado. La seiora Brown — bajo los nom Hee de Uc ia trina Victoria el sefor Prufrock, que som Pistaos de Tor que ha hecho famosos en os ltimos tiempos alstneontraba un poco palida y alterada, en el momento ¢” a ‘que, por fin, sus salvadores consigueronrescalarla. ¥ lo ave sie Pts el sonido de las hachas de estos sitios, un sonilo Giporso y esimolane, a mi pares, aun cuando quienes ‘Weteran dormir verdn que Ja providencia, siempre geeros, Pipuesio a su disposicion una lepiin de escritors pln panne capactados para satisfaer sus necesidades y ansosos de haceclo. Ponta es Ia manera tediosamente prolija me temo, en que he Tntentado contesir Tas preguntas que he formulado al Principio. He expuesto algunas de fas dificltades que, en Pippinign, atormentan al estitor georgiano en todas sus wi nistaciones, Y he. procurado jusificario, Quisira et Minar recorddndoos los deberes y tesponsabilidades que s0- TaeMosotros recacn en vuesia calidad de asociados en et Pigorio de escribir libros, y en vuedra calidad de usvarios rei trocarril y compaieros dc viajt de I sefora Brown, Sasi ce por cuanto la. sefora Brown es tan visible para Josotros, que guards silencio, como para nosotros, Jos que wostpmes historias ed ella centradas. En el curso é¢ vuesto SSiagano vivie, durante la semana pasada habis tenido expe- couian mucho mis races y més interesantes que esa que be mtentado.relataros. Sin gue lo quisierais, habréa tigado a Mnssttos offs fragmentos de conversiciones que os han pas wreio: Por la noche, os habéis acostado desconceiades ane In complejidad de vuest¢os seatimientos. Ea un solo dit mi: sje ideas ban cruzado vuestra mente, millares de emo anes an chocado entre si, y han desaparecido en el mis GGotico desorden. Sin embatgo, permits que los esritores ee cndiiguen una versién de tod eso, una imagen dela sora Brown. que eu nada se parece a esta sorprendente aparicén. Tevados por vuestra modesia, parece que penstis que los Titeres tienen una earne y unos huesos diferentes alos vucs- thos, y que saben més que vosoros, en lo referente ala sefo- WOfidoem Jamis se ha comstido més nefasto error, Es extn Givisiéa entre lector y escrtor, esta humildad por vaesra 6 ta ret, que i | saludable entre son sie y ent pen iiss ge aren corer tech la, en was ald fet dee ioc ccs <6 HANES ona En Sein pets 9 eas Bus 2 lai ropa eis cn mois poems SHE ascent es ms s con, gH CON ran onan pr era ems C35 a at ecg ovis ee A Sern ne fara Bow nb ase ey ey toc, con wera, Debt Mea 8 POU gp hom dda de oa ceca seaene ae gana atl a, cpa de SB C8 i i terse an. de cae cer onset sca OE ule comn 7 Me hp 1s mi 9 Te, #8 dig 9 Some rade sot or ean ses ne eae hoy Ge gue NOH is pop vide : roping qu ene pens tengo 8 ePrints me nator, Toad Pace to agmeicn, expen, ae fa In oscar ie apne nnn cna. S70 90 sion iin eden een ee Noy dre decom sas sats cst Se a ce Peo ooo Tonraenos i etamoe In egos jis, abandon a sora Brown. parte, forrompe y ese {COMO HAY QUE LEER UN LIBRO? [Ane too, quero poner de relieve que el titulo de este easy ett exo entre signos de interrogacién. Y asf es ‘bdo a qve aun si pudeca contestar la pregunta, esta con- testa slo sea vilida pars mi y no para vosotros. En reali, l Unie consejo que una persona puede dar a our, no teen a er, e8 que no siga consejoalguno, que sélo ‘gas propos iasintos, que s6lo use"su propia razén, que Tegue 205 propiss conclusones, Sentado 10 aaterior, me consi en ead para expresar unas cuantas ideas y ‘preci, por cunto me consia que no permits que estat ‘leas sapencislimiten una independencia que es Ia més importante anid qu el lector puede posezr. A fin de cue tas, {gurls cbe aplicar a los libros? No cabe dda de (gor ls bala de Waterloo se libré cierto dia determinado, peo iss Hone! na obra, mejor que El rey Lear? Nadie puede eco, Cd cual debe decir por si mismo, Dar en- ttada a auras, por muy togadas que sean, en muestras Iiblawessy der gue nos digan como debemos leer, qué debemos let, gut valores debemos dar a lo que leemos, es esti el esp d bertad que es Ia vida de eos sintsa- ris, En oa is dems esferas del vive, nos pueden atar me- Giante les ycomentones, pero en éta, no, 1, Eno nuns eeul a

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