Está en la página 1de 22
El resurgimiento del andlisis funcional en el tratamiento conductual: Procedimientos vs. resultados The re-emergence of functional analysis in behavioral treatment: Procedures vs outcomes Téctor Ayala Velazquez Universidad Nacional Autonoma de México RESUMEN El andlisis funcional de 1a conducta fue sefialado como parte de las estrategias, centrales de evaluacién y diggndstico en el andlisis conductual aplicado y en la terapia del comportamiento desde sus inicios en la década de los sesenta. El éxi- to temprano sin precedentes en la historia dc la psicologta, sobre las aplicaciones del Analisis Experimental de la Conducta a problemas sociales, trae consigo una predileccién casi ciega por el andlisis topogratico de la conducta, y un diagndsti- co conductual que categoriza el comportamiento anémato en excesos y déticits conductuales, Preocupados por alcanzar el desarrollo tecnoldgieo, 10s analistas, conductuales aplicados, y sus contraparte profesional-modificadores de conducta y torapeutas de la conducta, se centran en el desarrollo y diseminacion de pague- tes y programas de aplicacién basados cast exclusivamente en un examen exhaus- tivo de s6lo una parte de fa triple contingencia los estimulos consecuentes. Ante la creciente evidencia sobre la verdadera magnitud de las aplicaciones analitico conductual en abatir problemética social, resultados breves y pasajeros, carentes de generalizacin y afectos a procesos maduracionales y restringidos a ciertas po- biaciones especificas, se ha vuclto a plantear la necesidad de reconsiderar el pa- pel que jucga lo analitico, una de las siete dimensiones bisicas de lo que Caracteriza ¢} Andlisis Conductual Aplicado como fue propuesto inicialmente por Baer, Wolf y Risiey en 1968. EI presente trabajo revisa la evolucién del Andlisis Conductual Aplicado @ nivel internacional en las ultimas dos décadas, asi como sus contribuciones al campo de la medicién y al tratamiento de desordenes conductuales y sus limita- iones en lograr mantenimiento y generalizacién de sus resultados. En la bisque- da de soluciones a los obstéculos por lograr finalmente desarrollar la esperada tecnologia de la conducta, se discute el trabajo reciente en la utilizaciOn del diag- néstico conductual basado en cl andlisis funcional de la condueta los conceptos de comportamiento pivote, equivalencia funcional y control de estimutes, ‘Tomando como antecedente estos hechos, se proponen una serie de ideas para fortalecer el éxito de 12s aplicaciones del Andlisis Experimental de ta Con- 120 AYALA VELAZQUEZ: Vol. 17, Nam. 1 2 ducta a problemas de relevancia social, y avanzar en el desarrollo temprano de ‘nuevos campos de ejercicio profesional de la psicologia, campo aplicativo de las, Ciencias del Comportamiento, Palabras clave: Andlisis conductual aplicado, generalizaci6n, efectividad, equiva Iencia funcional, contexto. ABSTRACT Functional analysis of behavior was earmarked as a central festwe of evaluation and diagnos: tic strategies in behavior therapy and Applied Behaviour Analysis since their beginnings in dhe 1960s. The early success, unprecedented in the history of psychology, of the applications of the Experimental Analysis of Behavior 19 social problems, brings about an almost blind adherence ‘0.4 ropographical analysis of behaviour and asa result behavioral diagnesis which categorizes ‘problem behaviour in terms of deficits and excesses, Concerned with the development of a te ‘chnology of behaviour, applied behaviour anelyxis and their professional counterparts - beha viour modifiers and behaviour terapisis - base the development and dissemination of ‘application programs and packages almost exclusively on only one part of the thret-ierm cone finger), stimulus consequences. As a result ofthe growing evidence on the real magnitude of behavioral analyic applications vo solving social problems, fleeing and brief outcomes, lack of ‘generalization, subject 10 maturational processes and resrcied 10 certain specific poplations, thas become evident that analytical dimension, one of the seven dimensions thai were propo ted a fundamental characteristic of applied behaviow analysis by Baer, Wolf and Risley in 1968, needs 10 be reviewed. The following article reviews the evolution of Applied Behaviour Analysis at am interna tional level during the last two decades, as wel its contribution 10 the field of measurement and trearment of behavioral disorders and i's limitations in achieving maintenance and gene- ‘alization of results. In the search for solutions Yo the Obsiactes in development the long awa. ted lechnology of behaviour, recent work wilizing behavioral diagnoses based on a functions ‘analysis of behaviour, and the concepts, related to pivotal behaviours, futetional equivalence ‘and conditional stimudvs control are discussed. (On the basis of this review, a series of ideas are proposed to strengthen the success of ap- blications of the Experimental Anabsis of Behaviour 10 problems of social importance and 10 advance he cry developmen of ow fel of professional poehlog an api elo he science of behavior. ‘Key words: Applied behavior analysis, generalization, effectiveness, functional equivalen ee, context. He decidido intentar narrar en este trabajo et estatus patticular que guarda una disciplina aplicada que surge a partir de una cultura psicol6gica Ifamada “El Apdlisis Experimental de la Conducta” (Skinner, 1953). Esta disciplina conocida desde 1968 como Andlisis Conducrual Aplicade, camparte con él Anélisis Experi- mental de Ja Conducta entre otras caracteristicas, un énfasis en procedimiemos de reforzamiento, castigo y control de estimulos, asi como también un apego in- flexible a la experimemacion coma estrategia formal de estudio, especialmente a los disefios de investigacién de un solo sujeto como formatos de anssisis y com- probaciGn, Su reticencia al uso excesivo de la estadistica y su énfasis en la repeti clon de medidas contraladas y en series histOricas de datos como fundamento Juniosiclembre 1981 EL RESURGIMIENTO DEL ANALISIS FUNCIONAL wa I6gico de inferencia, lo han colocado como un marco alternativo real, al quena- ‘cer fundamental de 1a academia psicoldgica en nuestro pais, que consiste funda- mentalmente en medir ex post facto y hacer correlaciones. Baer, Wolf y Risley (1968), son quienes definen las etiquetas de los eventos de control de estimulo que regulan el comportamiento, de aquellos que intentan usar el enfoque analitico conévctual en Ia soluci6n de problemas de relevancia social, sugiriendo las siguientes siete dimensiones: aplicado, conductual, anallti- 0, conceptual, tecnoldgico, efectivo y capacidad de generalizar sus resultados, En otro artfculo 20 afios més tarde, Baer, Wolf y Risley (1987), declaran que estas siete dimensiones siguen siendo apropiadas para describir la actividad en el cam- po y pata comprender su evolucion. ‘Tomando como estcuctura estas dimensiones, se descfibiré el estado actual que guarda la disciplina, sus limitaciones y finalmente algunos desarrollos re cientes que indican un renovado énfasis en el andlisis funcional de la conducta, las que fundamentan el optimismo de este autor sobre el futuro del Analisis Con- ductual Aplicado. Aplicado. Inicialmente el significado de concepto aplicado den\co de la disciplina, des- ccansaba en conceptos vagos tales como: problemas sociales, interés o reievancia 1, Ia importancia inmediata de la conducta, o su funcién como estimulo dis- criminativo. Con base en una evaluacién de los trabajos analftico-conductuales en las Gl- timas dos décadas, se ha comenzado a definir a los problemas sociales como aquellas conductas de un sujeto o un cliente que le causan problemas y que pro- vocan una contra-reacci6n de la audiencia de suficiente magnitud que, en la ma- yoria de las ocasiones, se generan esfuerzos consistentes por solucionatla (v.g. proyecto o programa). Bajo esta perspectiva, los problemas sociales son esencial- ‘mente conductas de mostrar 0 explicar problemas de uno mismo u de otros que provocan esfuerzos ue !a audiencia para solucionarlos. En su articulo de 1987, Baer y cols. secomiendan que un andlisis mas detallado {de 10 que se puede considerar aplicado debe examinar los siguientes aspectos: a) Las conductas, de mostrar y explicar un problema, para asf incrementar la posibilidad de un acceso efectivo a los medios masivos de comunicacién ‘con el propésito de movilizar recursos para su solucin. ) La éemastracién del control necesario sobre la conducta de esos indivi- ‘duos que tienen ingerencia e influencia sobre personas con posibilidad de tomar decisiones, ©) Contar con las habilidades necesarias para ser capaces de obtener apoyo para las campatias politicas de aquellos candidatos comprometidos con la solucién de problemas sociales. ve AYALA VELAZQUEZ Vol. 17, Nam. 1 y2 4) Poder reconer Ios eventos llamadds crisis, como os eventos de estimulo para los cuales estos repertorios seran mas dtiles. Conductual En las Gtimas dos décadas, muchos psicblogos, investigadores y te6ricos del comportamiento han sido invitadas insistentemente a ampliar su aproximacién mds alld de lo estrictamente conductual. Sus joteracciones con la educacidn, la psicologia del desarrollo, 1a psicolingéfstica, la terapia cognitivo-conductual y la socio-biologia, les ha dado la oportunidad de considerar constructos tales como: ansiedad, atenci6n, inteligencia, minusvalias, espontaneidad, perfodos eriticos, beradores innatos, mecanismos de almacenaje, esquemas, etc. Es importante reconocer que estas etiquetas y constructos representan reali- dades condyetwales que todavia no han sido reconocidas como tales. Estas realida- des, en la mayoria de los casos, no serdn analizadas bajo esta perspectiva dentro de sus propias disciplinas y por lo tanto no setén dimensiones susceptibles de aplica Ci6n. Sin embargo dentro del Andlisis de la Conducta, su andlisis redituaria en ma- vores beneficios a esta disciplina y aquellas disciplinas donde inicialmente surgen. Por otro lado el llevar a cabo un andlisis conductual de estas realidades, no impest 4 el que se pueda discriminar una disciplina conductuat de una no conductual. Es de reconocerse sin embargo, que el lenguaje conductwal provoca respues- tas muy negativas en ciertas audiencias, sobre todo las explicaciones sisteméticas de sus programas y suposiciones subyacentes, pero es curioso que las reacciones sean muy positivas a la imagen global de nuestros programas, esto es, a sus resul- tados y procedimientos, siempre y cuando no inventemos su explicacion. Es por lo tanto recomendable, que dentro del andlisis conductual aplicado se ‘deba poner més cuidado sobre las opciones de lenguaje que podrfan empleasse pa- ra maximizar su efectividad, entre las cuales podrian caber: a) encontrar maneras, para ensefiar a la audiencia @ hablar conductualmente o por lo menos a valorar este ‘ipo de lenguaje, b) desarrollar un lenguaje no conductual para situaciones pabli- ccas, a la vex que este tipo de lenguaje sea itil para la investigaci6n y el anslisis co ‘mo Io es el lenguaje conductual, c) dejar las posturas como estan y reconocer ‘nuestro estatus de minorfa dentro de la psicologia De igual manera, se debe reconocer que a medida que el andlisis conductual aplicado se utiliza en el consultorio clinico, la observaci6n directa de la conducta se ha vuelto impractica y a menudo se ha recurrido a otro tipo de observaciones (v.g. auto reportes, calificaciones de observadores participantes de respucstas a cuestionarios, inventarios, listas de chequeo y entrevistas). En est0s casos se ha Fecomentado el empleo de una variedad de estas formas de observacion y no s6lo ‘el empleo de un tipo exclusivo. La suposicién es de que se puede considerar co- mo conductual, el medir una conducts a través de la mediciOn de otra conducta Existe sin embargo, un gran riesgo en esta suposicién, ya que fa veracidad de esta unio-dciembre 1991 EL RESUAGIMIENTO DEL ANALISIS FUNCIONAL 123 depende cn gran medida ex. lo que cl obscrvador considera como 1a “otra” con- ducta. Por otro lado, durante las ditimas dos décadas, se ha desarrollado un méto- do casi esténdar de medida, el de observaci6n y registro dizecto de la conducta de un individuo, por un observador independiente bajo el control de es\imulo de un c6digo escrito de conducta, La fortaleza de este método descansa en Ia posibiti- dad de modificar la conducta del observador a través de un entrenamiento direc- to y cuidadoso, y en su accesibilidad a la conducta del observador a través de ‘determinaciones directas y frecuentes de la confiabilidad de su registro en com- pparaciOn af registro de un segundo observador independiente. Con base en esto también serfa riesgose suponer que el auto-reporte de un individuo o las ealifica- ciones de un observador participante pucdan tener un nivel de confiabilidad si- milar a la que se reporta en Ia observacisn dirccta por un observador bajo el control de un eéuigo de observacién conductual Los auto-reportes de un individuo y las calificaciones de un observador par- ticipante pueden, sin embargo, ser estuJiados como una conducta y ser apropia- dos para el andlisis, en lugar de como sustitutos de la observacién directa de la conducta. Este anilisis, sin duda aportaria hallazgos importantes sobre el amplio campo de la conducta verbal y el pequefio mundo del ritual profesional. Desgra- ciadamente, esta informacion tendria poco valor aplicado, de no ser que se cons- tate la invalides que a menudo se ha detectado de la observacién de conducias que fungen como sustituses de conductas meta. Es dentro del pequefio mundo del ritual profesional, donde el uso de estas medidas tiene cierta validez social, especialmente en la confeccidn de propuestas solicitudes de subsidios de inves- ligaci6n. En estos casos, el asignar un rol a la psicomewsfa convencional en las Propuestas 0 solicitudes de subsidios de investigacion. En estos casos, el asignar un Fol a la psicometsia convencional en las propuestas de investigacién. En estos casos, el asignar un rol 4 [a psicometrfa convencional en las propuestas de inves- tigacién incrementa la posibilidad de que estas seam aprobadas y financiadas, si 1os revisores, como casi Siempre es el caso, no tienen una orientaciGn conductual. Bajo estas circunstaneia si se les puede considerar de importancia aplicada, En términos gencrales, el andlisis conductual aplicado es y deberia seguir siendo, el estudio de Is conducta del observador que ha sido puesto bajo et con- tol estrecho de la conducta del individuo. Esto debe ser lo que se debe entender por Evaluacién Conductual. Sin embargo, el términs Evaluacion Conducwal, de ‘uso mds frecuente en las ultimas décadas, en ocasiones descripe el uso de téeticas de observacion muy pragméticas y de dudosa validez que han sido desarrolladas por las viejas disciplinas pseudo-conductuales, contra las cuales se revel6 en su Inicio el Anslisis Experimental de la Conducta, 124 AYALA VELAZQUEZ Vol. 17, Nim. 42 Analitico y Concepnial En sus inicios, Is dimensidn anaitica sigificaba et uso de vn diseRo experi- ‘mental convincente, mientras que la dimensiGn conceptual se refera a la relevan- cia de los hallazgos del trabajo de investigaciOn para apoyar una Teorfa General de la Conducta, Hoy en dia, el Andlisis Conductual Aplicado se considera una 4isciplina analitica slo cuando muestra claramente cambios en la conducta que previamente han sido espesificados como conducias meta de iniervencion, ¥ cuando sus métodos de lograr el cambio encajan dentro de su esquema concep tual. En las itimas dos décadss, se ha demostrado convincentemente que se han podido provocar cambios conductuales de acuerdo con lo especificado, pero Tos Iétodos no siempre han tenido vn sentido sistemdticamente conceptval, ya que no es siempre clara la razén por la cual estos métodos funcionan ‘Una de las éreas en donde las intervenciones de tratamiento conductual han ceacontrago sevias fimitaciones tamo en lograr cambios perdurables, asf como en In generalizacion fuera de los eseenarios donde iniciaimente se aplica el trata- miento, han sido las conducts de auto-destrucciGn que presentan algunos indivi- duos con retardo en cl desarrollo y/o con autismo. En 10s Gitimos 15 afios, Ia mayoria de la investigacion se ha centrado en deseubrir procedimientos que sean efectivos en lograr su eliminacién. El éxito més grande se ha reportado con el empleo de métodos basados en los principios del condicionamiento operante (Bachman, 1972; Baumeister y Rollings, 1976, Frankel y Simmons, 1976; Sohason y Baumeister, 1978; Romanczyk y Goren, 1975; Schroeder, Schroeder, Rojahn y Molick, 1981; Smotey, 1971) Sin embargo, los resultados de utilizar casi todas las formas de intervencién conductval han sido mixtos y controversiales, Por ejemplo, aun cuando un nime- zo de estudios han mostrado que el reforeamiento de conductas incompatibles o de otras conductas (RDO/RD!) reduce la conducta de autodestruccién (Allen y Harris, 1966; Frankel, Mass, Schatield,y Simmons, 1976; Laovas, Freitag, Gold, y Kassorla, 1965; Tarpley y Schoroeder, 1979), otros autores han reportado resul- tados muy pobres con el uso del RDO/RDI (Corte, Wolf, y Locke, 1971; Messe y Alfieri, 1976; Young y Wincze, 1974). El uso de la extinci6n ha mostrado scr efectiva en algunos casos (Jones, Simmons y Frankel, 1974; Loovas y Simmons, 1968), pero no asf en otros estudios (Corte, et. al, 1971; Meyers, 3973). Los mis- mos resultados controversiales Se han encontrado con el uso tanto del tiempo fuera (Adams, Klinge, y Keiser, 1973; Corte, etal, 1974; Duker, 1975; Solaick, Rincover y Peterson, 1977) como de la sobrecorreccién (Azrin, Gottlieb, Hug- hart, Wesolowski, y Rahn, 1975; Foxx y Martin, 1975; Harris y Romanczyk, 1976; Measel y Altieri, 1976) ‘Los Gnicos tratamientos que han mostrado ser consistentemente efectivos en el tratamiento de las conductas de auto-destruccién, han sido aquellos que cemplean el castigo en forma de estimulaciin aversiva (Birnbaver, 1968; Cort, et aL, 1971; Dorsey, Iwata, Ong, y McSween, 198, Sajual, Lider, y Agras, 1974, Juniosclembre 1961 EL RESURGIMIENTO DEL ANALISIS FUNCIONAL 125 ‘Tanner y Zeiler, 1975). Sin embargo, debido a un creciente nimero de objecio- nes éticas y médicas sobre la propiedad y seguridad del empleo de tratamientos “imtrusivos” y “aversivos”, se han hecho recomendaciones de que el uso del cast {0 se limite S610 a aquellas situaciones donde otros tipos de procedimientos han fracasado (May, Risley, Twardosz, Freidman, Bijou, Wexler et al 1975). ‘Al inicio de la déeada de los ochenta, Carr (1977), entre otros autores, su- gicre que algunas de '3 fallas e inconsistencias en los resultados de tratamiento que se reportan a través de la literatura, podria seflear una falta de comprension de las variables que producen o mantienen Ia conducta de auto-destruccién, Se sefiald que esta conducta puede ser reforzada por fuentes extrinsecas (vbgr.; a luavés de reforzamiento positivo, como atencién o a través de reforzamiento ne~ Bativo, como la terminacion de demandas), o que la conducta en si, podria produ- cir alguna forma de reforzamiento intrinseco (vogs., estimulacion sensorial, reducei6n de dolor). Esta concepcidn de la conducta de auto-destruction como, tuna operante controlada de manera maitiple, indicaria que no es factible que una forma tnica de uatamiento produzca resultados positives consistentemente, y sugiere que para seleccionar c} tratamiento potenciaimente més efectivo seria nevesario primero determinar cudles son los eventos que al presente estin man- teniendo ta conducta Dentro de las razones que se han aducido para explicar la limitada cantidad de investigacion ditigita a fa indagacidn de los determivantes ambientales de la condueta de auto-destruccign, destaca que tos datos provenientes de diferentes fuentes sugieren que la conducra de auto-destrucciGn es un fendmeno aprendido. Los analistas conductuales y los terapeutas de la conducta han dejado a un lado ‘a impoctancia de fa etiologta, ya que las condiciones que son necesarias para de- sarrollar y mantener una respuesta pueden estar totalmente no relacionadas a las condiciones que son suficientes para alterarla o eliminatla. Una segunda razon del desarrollo limitado de ta investigaciOn sobre conductas de autodestruction es que el andlisis funcional se ha timitado casi exclusivamente a estudios con anima- les (Hiokzy Azsin, 1961; Schaeffer, 1970), ya que los intentos experimentales para inducir conducta de auto-destrucci6n en humanos, cuando ésta no existe previa mente, se consideraria inaceprable desde el punto de vista G00 pos los posibles riesgos de los sujetos. La tercera raz6n serfa, de que la aparente severidad de la condueta a menudo sugiere la necesidad de una intervencién inmediata, desalen- tando esfuerzos por identificar factores del ambiente fsico y social que puedan servir para mantener la auto-destruccion En 1982, Iwata, Dorsey, Slifer, Bauman y Richman, reportan el desarrollo ¥ refinamiento de una metodologia operante, cuyas aplicaciones son itiles para iden ‘ifiar las propiedades funcionales de la conducta de auto-destrucci6n en la fase pre-tratamiento de diagnéstico y en la selecci6n de las téenicas mds apropiadas pi- ra su tratamiento. Se han utilizado metodologias similates para examinar los efec- 19s de Los aspectos fisicos del medio-ambiente sobre conductas tales como la auto-estimulacién (Adams, Tallon y Stangl, 1980; Repp, Flece y Barton; 1988) y 18 AYALA VELAZQUEZ Vol. 17, Nam. 1 y2 cca-ingestién de objetos no comestibles (Madden, Russo, y Cataldo, 1980; Mace y Knight, 1986). En el estudio de Iwata y cols., se emplearon disehos cuasi-experimentales ‘multi-elementos para comparar cuaiso condiciones ambientales: Aprobacin So- cial, Demanda Académica, Juego Libre y Aislamiento Social. La condicion de Aprobacién Social consistia en que un adulto emitia afirmaciones de preocupa- cin y desaprobaci6n, contingentemente sobre cada episodio de auto-destruc- in. Las allas tasas de auto-destrucci6n que se observaron en esta condicién podrfan sugerir que la conducta meta se mantenta par atencién. Durante la con- dicién de Demanda académica, e1 adulto Hevaba a cabo una serie de tareas acadé- micas seleccionadas del programa cducativo de cada individuo; al ocurrir cualquier episodio de auto-destrucci6n se terminaba la sesi6n de ensenanza. La elevada rasa de auto-destrucci6n que se observa en especitico en esta situacién, también sugeriria que la conducta era reforzada negativamente a través de la evi tacion de demandas aversivas, En la condicidn de Juego Libte, el adulto periédi- camente presentaba juguctes al sujeto, manteniéndose prdximo, pero no hacia ninguna demanda. Se emplearon clogios sociales y contacto fisico breves que se ‘hacian contingentes sobre perfodos de 30 segs. de ausencia de auto-destruccion, Esta condicién servfa como control para la presencia de juguctes e imveraecion social con un adulto en ausencia de demandas. En la condiciOn de Aislamiento Social, el sujeto era observado sin la presencia de juguetes y adultos. La alta tasa de ocurrencia de auto-destruccidn especificamente asociada a esta condiciOn, su- gerirfa que la conducta era mantenida por reforzamiento intrinseco (Rincover, 1978), ya que este ambiente se supone esi “empobrecido” y que es “austero” en ‘cuanto a hacer accesible reforzamicnto. Un estudio subsecuente (Parrish, et. al, 1985), deriva el programa de trata: ‘miento del andlisis funcional que lievaron a cabo, Las tasas promedio de auto-des- truccion durante 1as cuaito condiciones fueron 24 por minuto para condicién de Aislamiento Social, 4.1 por minuto durante Demanda Académica, 5.7 por minuto durante la condicién de Desaprobacién Social y 4.4 por minuto durante Juego Li- bre, Con base en estos hallazgos los autores hipotetizaron que la conducta cra ‘mantenida tanto por reforzamiento sensorial intrinseco como por el retiro de re- forzamiento social. En un anélisis posterior, se compard la aplicacién continua de equipo protector, el reforzamiento diferencial de juego con juguctes y el reforza- miento diferencial combinado de juego con juguetes y cl uso contingente del equi- po protector. Estas tres condiciones levaron a la reducci6n de la auto-destruccion de um 78%, 89.2% y un 98.8% respectivamente en comparacidn a la condicion de ‘Aislamiento Social. Con base en el anslisis de las variables que controlaban ta asi to-destrucciOn, e1 tratamiento més efectivo fue introducido con base en un disefio dg Iinea base maltiple a través del tiempo del dfa y diversas éreas, tanto en un hos- pital como en escenarios residenciales. En cl escenario hospitatario, el tratamiento fogr6 una reduccién cercana a cero, mientras que en los escenarios residenciales ‘menos controlados, la redueci6n fue de un $0% a un 70%. Junlosdiclembre 1991 EL RESURGIMIENTO DEL ANALISIS FUNCIONAL wer Existen dos limitaciones centrales en el uso de esta metodologta. Primero, ésta no controla aspectos muy sutiles de contingencias que puedan afectar Ia con- ducta. Conociendo que una operante puede ocurrir a més altas tasas durante las fases iniciales de extincidn que durante una condicién de reforzamiento conti rnuo, el alto nivel de conducta auto-destructiva que se observa durante la condi- ci6n de Aislamiento Social, podria no estar mantenida por reforzamiemo de naturaleza aut0-estimulatoria, sino por el rotiro del reforzamiento social. Por lo tanto, esta metodologia no aisla de manera conclusiva, la naturaleza exacta de la auto-destrucsiGn, y se prevé la necesidad de construir una serie extendida de con- diciones que analice progresivamente variables tales como el programa de refor- zamiento. ‘Una segunda limitacién de la metodologia, se centra ex to incompleto del andlisis. Por ejemplo, si un sujeto exhibe conducia de auto-destrucci6n principale mente en situaciones de demanda, el lograr una reduecién de esta conducta al in- vertir Ia contingeneia que apareniemente esté operando en ese ambiente (vbgr, 1a eliminaci6n del escape como una consecuencia Ue la emision de la conducta de auto-destrucci6n), proveerta evidencia mds robusta de que la conducta de hecho std siendo mantenida por reforzamiento negativo. Mas ain, la comparaciOn de esta técnica con una que no esté relacionada con el concepta de reforzamiento negataivo de la auto-destrucci6n (vbgr., tiempo fuera, RDO) harfa posible la exa- uacign definitiva de la utilidad clinica del procedimiento de medicidn en la se- leccidn de tratamiento efectivos. Por 0160 lado, existen clertas ventajas que se desprenden del uso de esta me- odologia de evaluacién y Siagndstico. En el empleo de ambientes andlogos bien definidos, es posible limitar el tiempo de invalucramiento de 10s sujetos a perfo- 4s de tiempo no mayores de los que usuaimente se requieren en un periodo tipi- co de linea base, y a Ia ver obtener datos sobre un nimero de variables que puedan afectar una conducta meta. ambas facctas, la definiciOn operacional del ambiente y la duracion limitada, incrementan la probabilidad de que esta meto~ dologia o wna similar a ésta, puedan incorporarse al diséfo y condueci6n futura de Ja investigacion sobre tratamiento. Un desarrollo reciente que proviene también del campo del tratamiento de individuos con retardo en el desarrollo y/o autismo, son los conceptos de respon- sividad generalizada y conductas pivote. En contraste a los nifos normales que se caracterizan por una prevalencia a responder a cualquier cosa en su ambiente, el nifio autista ipicamente no es responsivo a la mayoria de los estimulos ambien- tales, Mas an, los nis autstas no cambian de un estimulo a otro cuando res- ponden sino persisten en respander a un solo estimuto, Sf mismo, no responden 4 estimulos complejos de miltiples componentes, ni combinan un estimuto con otro o intentan relacionar un estimulo con otro (vbgr., constsuic objetas con da- os 0 poner un objeto dentro de otro). Finalmente, ellos aparentememte na rmuestrean todos los estimulos a que tienen acceso antes de seleccionar un estf- mulo preferido, 128 AYALA VELAZQUEZ Vor. 17, Nam. 1 2 Koegel y cols. (1989) han realizado varios estudios en tos que destrrollan y evaldan una aproximaci6n al tratamiento, que centra su atencién en la responsivi- dad como una conducta meta pivote y que tiene el potencial de producir una mejo- la amplia en la conducta del nifio. La responsividad se define que ocurte cuando tun individuo 1) emite respuestas frecuentes a estimulos ambientales, 2) cambia res- puestas relativamente frecuentes de un estimulo a otro, 3) emite relativamente mas respuestas a estimulos complejos de multiples componcntes que estimulos sen Hos, 4) emite cespuestas frecuentes que combinan o relacionan un estfmulo con otro. Por otra parte, han sido desarrolladas dos estrategias para incrmentar la res- ponsividad de los nifios, con un minimo de esfuerzo por parte del terapeuta; 1) el centrarse en incrementar la motivaci6n del nifio para responder a su ambiente y 2) el ensefiar a los nifos a automonitorear sus interacciones ambientales para asi po- der responder apropiadamente a través de maltiples ambientes. En cuanto a intervenciones dirigidas a incrementar a motivaci6n a respon- der, existe en la literatura, un parajelo a la carencia motivacional del nino autista, 4 contestar, Estos son los sujetos que han pasticipado en experimentos de “de- samparo aprensigo” (Koegel y Egel, 1979; Seligman, 1972; Seligman, Klein, y Miller, 1976, Seligman, Maier, y Geer, 1968), Los sujetos en estos experimentos, cuando fueron expuestos a reforzamiento no contingente (que a menudo asemeja el tipo de contingencias naturales que un nifo autista recibe cuando muestran su caracteristica falta de responsividad), se volvieron cada vez menos motivados a responder para solucionar sus problemas. Este problema ocurre cuando se apli- can tanto con consecuencias positivas no contingentes como también con conse- cuencias sversivas no contingentes. Aparentemente el hecho de que las consecuencias por responder son no contingentes, el individuo aprende que el responder y el reforzamiento no estén relacionados y su responder subsecuente se vuelve letdrgico, Si esta situaciOn ocurre de una manera continua y frecuente, 1 individyo se vuelve cada vez menos responsivo a la estimulacién ambiental En el caso de los nifios autistas sugicre Kocgel, que debido a sus minusva- Ifas, regularmente estén expuestos a una muy alta tasa de fracasos en sus esfuer~ os por aprender tarcas nuevas, y al ser 6stas circunstancias muy frecuentes en Ia vida de estos nifios, se genera una condicién de “desamparo aprendigo”, con un decremento concomitante en su responsividad general al medio-ambiente, Como esirategia de intervenciGn en estos nifios, se intenta incrementar sistemdticamen- te su experiencia con contingencies tespuesta-reforzador (V.g. entre responder & una tarea y tener éxito en la tarea), lo que muy probablemente cesultaré en mejo- rar la motivaci6n del nifio autista a responder como resupuesta pivote y por 10 tanto mejorar de una manera amplia su funcionamiento. En estos casos espectfi- camente, se Jes instiga & las nifios a continuar respondiendo a una tarea, avin cuando 1as respuestas sean incorrectas, y a menudo se emplea una gran variedad de instigaciones fisicas y verbales, sobre todo en las etapas iniciales, ya que estos nifios con frecuencia y de una manera agresiva intentan dejar de responder a la area. Por owe lado, el terapeuta programa la tarea que debe aprenderse de tal Juniecdiclembre 1991 EL RESURGIMIENTO DEL ANALISIS FUNCIONAL 129 manera que Incrementé la probabilidad de éxito. Una vez logrado el incrememto en la responsividad del nifo, se desvanece gradualmente la instigaci6n, y se utili- za la técnica de introducir entre las tareas nuevas, tareas previamente adquiridas. El empleo de este procedimiento trae consigo muy altos grados de reforzamiento contingente por responder, durante 1o que finalmente Se convierten en sesiones de aprendizaje para estos nifios, de alto grado de dificultad y sofistificacion. Otro método para promover la responsividad gencralizada de estos nifios a través de escenarios multiples, ¢s €1 uso de procedimientos de auto-control y auto- monitoreo, Diversos investigadores han sugerido que 1a ausencia de habiidades de auto-monitorco es un déficit pivote en el proceso de desarrollo normal, por 10 que el ensefiar a estos nifios la “habilidad” de auto-monitorco y auto-reforzamiento co- ‘mo conducta pivote, haré posible que un ndimero indefinido de conductas, puedan seleccionarse para su ensefianza virtualmente en cualquier escenaflo con que €) ni- fo tenga contacto. Los procedimientos de auto-control pueden ser instrumentados cen una variedad de formas, enfatizando algunos o todos los componentes (vbgr., auto-monitoreo, auto-reforzamiento) del paradigma general, En los estudios de Kocgel, se enfatiza en la ensenanza de los nios, el automonitoreo de sus conduc fas apropiadas, proporcionéndoles reforzadores inicialmente extsinsecos, hasta el ‘momento cn el cual los reforzadores naturales pueden asumir ese papel. Las etapas que se siguen se dividen en cuatro etapas: 1) preparacién para e] entrenamiento de ‘auto-monitoreo, 2) entrenamiento en auto-monitoreo, 3) evaluacion y reforza- miento de la conducta de auto-monitoreo que ocurre en el ambiente natural y 4) desvanecimicnto del auto-monitoreo formal. El éxito que han logrado las programas de auto-monitoreo, puede atribuirse a diferentes variables. Por ejemplo, en lo que se refiere al reforzamiento, factores, tales como la administracién de reforzamiento demorado (Dunlap, Kocgel, John- son y O Neill, 1987) y de recompensas no predecibles (Dunlap y Johnson, 1985 Koeget y Rincover, 1977) han mostrado que promueven niveles estables y dura: deros de respuesta y se incarporan en muchos de los programas de auto-monito- reo. Ast mismo, la visibilidad del auto-monitoreo y/o la mejorfa en la conducta, alienta a otros individuos en el ambiente natural a proporcionar reforzamiento (Baer, ct. al., 1984), iniciando un ciclo favorable y estable de mejoras en las inte- acciones con el medio ambiente. Por ltimo, existe otro factor que se relaciona al control de estimulos que ejerce el aparato de registro. Dado que el aparato de registro ha sido apareado con reforzamiento, es muy factible que éste adquiera control de estimulos para la ocurrencia o la mejoria en la conducta deseada (Li- berty, 1983; Nelson y Hayes, 1981). EI empleo de procedimientos de entrena- miento flexible, uso de ejemplos maltiples y entrenamiento en una varicdad de scenarios, unidos al auto-monitoreo pueden también favorecer su generaliza- in (Stokes y Baer, 1977). La bisqueda de un proceso. psicolégico capaz de producir mejoras de am- plio espectro en el tratamiento, ha sido una preocupaciOn constante en el Andli- sis Conductual Aplicado y en la Terapia del Comportamiento. La meta de 190 AYALA VELAZQUEZ Vol. 17,Nom. ty 2 tratamiento en intervenciones conductuales es rara vez la modificacion de una sola conducta, sino que se espera que al intervenir con una clase de conductas, otras clases de conductas que no han sido objeto directo de Ia intervenci6n, tam- bién cambien en la direccién deseada, A este fenémeno se le denomina generali- zaci6n de respuestas (Bandura, 1969). En 1988, Edward Carr propone el empleo de Ia equivalencia funcional como ‘un mecanismo para producir Ja generalizacién de respuestas en el tratamiento conductual. La equivalencia funcional se dice que ocurre cuando dos més clases de respuesta se mantienen por una misma clase de reforzadores. En éste caso, ‘aun cuando las dos clases de respuesta son distintas topogréficamente, se les con- sidera idénticas desde una perspectiva funcional, ya que ambos conjuntos de con- ductas se mantienen por una misma clase de reforzador: ‘Aqut la tarea del analista conductual es deverminar qué funcién sirven cada una de la clases de respuesta objeto de intervencisn, © sea, qué clases de reforza- dores est4n involucrados, Con base en esta afirmaciOn, Ia tarea entonces se con- vierte en una: establecer empiricamente Ia equivalencia entre 1s clases de respuesta para facilitar la generalizaciOn de respuestas. Se podria predecir que el ensefiar a nifios alternativas de comunicacién que tienen la misma funcidn social que los problemas de conducta, produciria un decremento en el nivel de esos problemas. En un estudio realizado por Carr y Durand en 1985, se pone a prucba a suposicién anterior. Las investigadores llevan a cabo un andlisis funcional de Ja conducta problema de un grupo de ninos con retardo en el desarrollo y descu- bren que la mayorfa de los problemas de conducta tienen una funci6n de escape ante tareas dificiles y frustrantes. Con base en esta informacidn, se Ileva a cabo la busqueda de alternativas de comunicaciOn que tengan a misma funci6n social que la conducta problematica. Se les ensefia a 10s nifios a solicitar ayuda senalan- do un simbolo pict6rico cuando se enfrentan a una tarea dificil, y de esa manera ‘se decide a la vez intervenif sobre las conductas problema que tienen una funcién de escape. Esta solicitud de ayuda, atrae la atenciOn de ta marstra, esta Ve ayuda y por lo tanto reduce la dificultad de la tarea y evitando el fracaso, En un sentido, se puede decir que los ninos aprenden a escapar de una tarea aversiva, sin embar- {g0 de una manera apropiada, sefialando un simbolo. En esta intervenci6n, nunca se aplicé directamente una contingencia sobre las conductas problema, y sin em- bargo, los problemas decrementaron a medida que las respuestas de comunica- cin fueron fortalecidss. Estos resultados constituyen un ejemplo de gencralizaciOn de respuestas. Es de resaltarse que cuando se ensefta una conduc- ta de comunicaci6n (senalar un sfmbolo), que ¢s funcionalmente equivatente a la conducta problema (respucstas relevantes), se observa generalizaciOn de respues- tas (vbgr., los problemas decrementaron).. En el tratamiento conductual tradicional, la conducta anémala, especial- mente la auto-estimulaci6n y otros problemas de conducta severos, se tratan me- diante una variedad de intervenciones “intrusivas” o “aversivas". Estas intervenciones se instrumentan bajo la suposicién de que antes de llevar a cabo

También podría gustarte