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ENCARNA NICOLAS LA LIBERTAD ENCADENADA ESPANA EN LA DICTADURA FRANQUISTA 193: CAPITULO 13 MAQUILLAJE INSTITUCIONAL, PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICA» En los tiltimos afios de la dictadura, el sistema autoritario mostré ape- nas fisuras que permitieran una autonomia de la sociedad civil, a pesar de que, alo largo de la década de 1960, las condiciones se habian modificado y las nuevas generaciones exigian mejora de sus condicio- nes de vida y trabajo. Sus reivindicaciones, sin embargo, fueron con- testadas por el régimen con mayor dureza, un rigor que se vio Favore- cido por los estados de excepcién y por la creacién del ‘Tribunal de Orden Publico, que canalizé la represin entre 1963 y 1977. La répli- ca desde d exterior se produjo con la reunién en Mtinich de persona- lidades politicas de la oposicién moderada, calificado por el régimen de «contubernion. Este es el contexto en el que se revisa la estructura juridica y se promulga la LOE, un suceddneo de constitucién espa- fiola. En 1969, Franco designé al principe Juan Carlos como sucesor cn la Jefatura del Estado a titulo de rey. Das acontecimientos funda- mentales afectan, durante el primer quinquenio de la década de 1970, a la perduracién de la dictadura: la muerte de Carrero Blanco en 1973, victima de un atentado preparado por ETA, que acabé con la tinica 298 UN DESARROLLO MARCADO POR 108 CONTRASTES (1962-1975) esperanza de que el régimen se sucediese asf mismo, y, dos aos des- pués, el 20 de noviembre de 1975, el fallecimiento de Franco tras tuna prolongada enfermedad. Retoques en el gobierno para la nueva coyuntura Durante la década de 1960 se produjo una renovacién del gabinete, que se hacia necesaria tras el movimiento huelguistico iniciado en As- tutias y la reunién de Mvinich. El nuevo equipo de ministros, que tomé posesién cl 10 de julio de 1962, mostraba una aparente imagen de apercura a la opinidn piiblica y se mantendsia en el poder durante siete afios, con algunos cambios parciales. La innovacién institucional que afectd al Consejo de Ministros fue el nombramiento de un vice- presidente del Gobierno, que recayé en la persona de Musioz. Gran- des, el hombre que suplirfa al Caudillo en caso de que éste se viese impedido para seguir dominando el destino de Espafia. Carrero Blan- co permanecta en un puesto que le permitia controlar los resortes del poder como ministro subsecretario de la Presidencia, aunque més adelante accederia al nuevo cargo. Gregorio Lépez Bravo, un joven ingeniero industrial perteneciente al grupo de los tecnécratas del Opus Dei, ocups el Ministerio de Industria. Para el Ministerio de Educacién se conté con Manuel Lora Tamayo, de la tendencia con- servadora de la Accién Cardlica, que, a pesar de su condicién de cate- dratico de Quimica, mostré escasa pericia para aftontar el conflicto uuniversitaio como tal, ya que se dejé llevar por la interpretacién do- minante que lo asociaba a un problema de orden publico si bien, se- g1in su testimonio, dimitié por oponerse a que se regulara Ja presencia de las fuerzas de orden paiblico en la universidad ". B! Ministerio de Trabajo, que requeria una persona fiel y contundente para reprimir las abundantes huelgas, fue desempefiado por Jestis Romeo Gorria, tun camisa vieja que habia sido jefe del SEU de Navarra en 1936. Pero el cambio mas destacable fue el nombramiento de Manuel Fraga Lri- bare, tras el cese de Arias-Salgado en Informacién y Turismo. Fraga, «Javier Tusell y Genoveva G. Queipo de Llano, Tiempo de incersidumbre. Carle Arias Navarro enire el franquisme y la Transicion (1973-1976), Barcelona, Critica, 2003, p. 26. MAQUILLAIE INSITFUCIONAL PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICA® 299 catedrético de universidad y director del Instituto de Estudios Poltti- os, supo compaginar en coyunturas cruciales actitudes aparentemen- te contradictorias: por un lado, no acepté las denuncias de torturas a imineros ascurianos contenidas en la carta firmada por prestigiosos es- “ritores en 1963, abriendo una investigacién contra ellos en la linea dde su predecesor Arias-Salgado, y, por otro, auspicié la campafa difa- matoria contra Julidn Grimau, condenado a muerte en ese afio por supuestos deliros cometidos durante la guerra civil. Paraddjicamemte, permitié a Ruiz-Giméner la publicacién de la revista que 4 diriga, Cuadernos para el Didlogo, que coments a editarse en 1964. Gracias al despliegue propagandistico de los «25 afios de paz», consiguié Sgradar al Caudillo y subvenciond Franco, exe hombre, la pelicula de José Luis Saenz de Heredia estrenada con gran promocién en 1964. ‘Sus continuas apariciones ance la opinién publica le convertian en portavoz del Estado. El economista Juan Velarde, en el perfil hagio- frifico que traza de Fraga, califica de «hercileay? su labor en funcién ie las tareas realizadas, omitiendo que una de las més importantes fue la de vigilancia y control. En efecto, Fraga, 2 los pocos meses de tomar posesién de su cargo, promovié la creacién del Gabinete de Enlace, vipa oficina de investigacidn de las actividades subversivas en la que participaban representantes de los distintos ministerios, que quedé adscrita ai Ministerio de Informacién y Turismo. ‘Las tenues discrepancias en el nuevo gobierno, segsin el testimonio dle Fraga‘, hacian referencia a los proyectos reformistas presentados Sobre la redefinicién institucional del Estado. Desde su cargo minis- terial al frente de la Secretaria del Movimiento y de la Organizacién Sindical, José Solis procuraba iniciar un proceso asociativo que fuese expresién de las diversas corrientes dentro del Movimiento, ademds de reestructurar en profundidad el sindicalismo vertical, denomina- ‘cin que, por otra parte, nunca utilizé ef ministro, a quien se designaba 2 Juan Velde Foertes Fraga oof intelectual y lt polica. Una visiin desde le economia, faneta, 2001, pp. 168-169. ia Torre Merino, Rocia Muftor Gonzalo y Maria Josefa Villanueva Toledo, A Gabinee de Enlace: una oficina de informaciSn y control al servicio det Estado, en TT Basen de Invesigadares del Franguiome, Alicante, mayo de 1995, tomo I, pp. 7-13: El Gabinete fue ceade por orden ministerial de 26 de noviembre de 1962. P Manuel Fraga, Memoria breve de una vida priblic, Barcelona, Planeta, 1980. 300 UN DESARROLLO MARCADO POR 10 CONTRASTES (1962-1975) cientes 0 simpatizantes del Opus Dei. De iz fa pertene re More V Garcta-Baxter, Bravo, Tomas Garicano Go cde Mena y Alfed los, Silva Munir, 2 Bella, Tapad [MAQUILLAJE INSTITUCIONAL PARA UNA #DEMOCRACIA ORGANICAy 307 ‘como «la sonrisa del régimen» en los ambientes discrepantes. Fernando Marfa Castella present a Franco, en septiembre de 1964, un borra- dor sobre una nueva ley de Tolerancia Religiosa. En cse mismo afo, Laureano Lépez Rods y su grupo, con el aval de Carrero Blanco, re- dactaron un nuevo anteproyecto de la Ley Orgdnica General. Por tanto, el dictador, en calidad de jefe del Fstado, acepraria la conve- niencia de una nueva Ley Orginica del Estado y otra de libertad reli- giosa, aunque sin premura alguna en su promulgacidn. De hecho, tuna remodelacién parcial del gobierno en 1965 vendria a retrasar atin més estas leves. En este cambio, seis ministros fueron sustituidos por nuevos res- ponsables ca Hacienda (Juan José Espinosa San Marcin), Comercio (Faustino Garcia-Moncé), Obras Puiblicas (Federico Silva Muitoz), Agricultura (Adolfo Diaz-Ambrona Moreno) y Justicia (Antonio Ma- ta Oriol). El cambio més importante fue el nombramiento de Lau- reano Léper Rodé como miniscro sin cartera responsable del Plan de Desarrollo, con el visto bueno de Carrero Blanco. Las circunstancias que rodearon el escéndalo Matesa aconsejaron, tras su estallido en agosto de 1969, la formacién de un nuevo gobier- no en el mes de octubre. Como ministro de Informacién, Fraga pro- curd salvaguardar la transparencia informativa en una ocasién que, indudablemente, le permitia hacer responsable del asunto al grupo del Opus Dei en el gobierno, ya que eran conocidas las buenas rela- ciones entre el empresario Juan Vili Reyes y los ministros tecnécra- tas. Entte los altos cargos del gobierno fueron objeto de proceso los ex ministros de Hacienda, Espinosa San Martin; de Comercio, Gar- ‘a-Moncé, y Navarro Rubio, ex ministro de Hacienda y gobernador en ese momento del Banco de Espaiia, En la primavera de 1971, Vild Reyes, que conté para su defensa con el prestigioso abogado y politi- co José Marfa Gil Robles, amenazé al Gobierno, en caso de que no se Te absolviese del delito por el que se le habia juzgado, con hacer pui- blicos los documentos que probaban la complicidad de numerosas personas cercanas al ejecutivo en el contrabando de divisas entre 1964 y 1969. El éxito del chantaje se manifesté pronto, pues en oc- tubre de 1971, con ocasién del 35 aniversario de su subida al poder, Franco concedié el perdén a los principales responsables del asunto Matesa, aunque habilmence camuflado en el indulto global otorgado 302 _ UN DESARROLLO MARCADO POR LOS CONTRASTES (1962-1975) 23.000 presos politicos. Por otra parte, unos meses antes de esta de- cisién habia estallado otro escéndalo, el de REACE, cuando se descu- bri la desaparicién de buena parte de las reservas nacionales de acei- te de oliva almacenadas por el ministro de Comercio para mantener la fluidez del mercado. La noticia de que ciertos particulares se esta- ban enriqueciendo gracias a la venta de parte de esta reserva record6 a los espaftoles la época del vestraperlo», en la que se habtan forjado grandes fortunas con métodos ilicitos. Fue el cambio de gobierno més sorprendente de la dictadura de Franco, pues a pesar del asunto Matesa, quedaba reforzado el grupo tecnécrata, por lo que fue denominado como «gobierno monocolor Fueron cesados Fraga, Solis, Castiella, Nieto Anttinez y los ministros de Hacienda y Comercio, desacreditados por el escindalo. Reforza- ban su posicién Carrero Blanco, Lépez Rodé, Silva Mufioz, Oriol y Villar Palasi. En realidad, como se confirmaria después, fue una pug- nna entre bambalinas entre sectores procedentes del falangismo y los ‘nuevos tecnécratas catélicos. ‘Torcuato Fernindez-Miranda, tutor de los estudios del principe Juan Carlos, fue nombrado ministro secretario general del Movi- miento, cargo ahora separado de la Organizacién Sindical. Léper- Bravo pas6 de Industria a dirigir los Asuncos Exteriores, en sustitu- cidn de Castiella, quien, animado por los éxivos en Naciones Unidas sobre el tema de Gibraltar, habja chocado con Estados Uni- dos al hacer una propuesta dura en la renegociacién de los acuerdos en marzo de 1968. Como era habitual, las conversaciones las culmi- narfan los militares, bajo la presidencia de Franco, para evitar la ruptura del acuerdo bilateral. Léper-Bravo suaviz6 la posicién exi- gente de su predecesor y logré algunos éxitos diplométicos, entre los que destacaron la apertura de negociaciones con los paises del este de Europa —para ello, se desplazé a Moscti a principios de 1970— y la firma de un tratado con la CEE, en junio de 1970, mediante el que se obtenia un trato preferencial en las relaciones comerciales con la Europa comunitaria. Al frente del Ministerio del Interior (Gobernacién) fae nombrado Tomds Garicano Gofii, que habia sido gobernador civil de Barcelona durante trece afios y que resulté ser mds reformista de lo que avalaba su curriculum. Alfredo Sanchez Bella, un integrista catélico del que se tendria que desembarazar [MAQUILLAJE INSTITUCIONAL PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICAY 303 Carrero cuando fuese presidente, sustituyé a Fraga en Informacién y Turismo. Villar Palast, uno de los ministros més cultos’, promovié la mo- dernizaciGn del viejo sistema educativo espanol, practicamente vigen- te desde la Ley Moyano de 1857. Fruto de ello fue la Ley General de Educacién (BOE, 6 de agosto de 1970), cuya finalidad estribaba en preparar y expecializar el capital humano para un mayor desarrollo econémico. El proceso de deliberacién, a partir de un Libro Blanco, no estuvo exento de tensidn entre las distintas tendencias del Mo miento, y recibié numerosos informes que rechazaban las propues- «as, especialmente de la ensefianza privada y de la Iglesia, pero tam- bién del Servicio Espafiol del Magisterio *, La ley establecta la ensefianza elemental obligatoria a través de un ciclo de ocho afios de escuela, la Ensefianza General Bisica. La ensefanza secundaria que- dé enmarcada en tres cursos, impartidos en los insticucos de ense- fianza media, a los que sucedia un curso de estudios preparatorios para la universidad. Esta ofreceria docencia en tres ciclos: el primero, de tes aftos, para el titulo de graduado; el segundo, de dos cursos, para la licenciatura, y el tercero, de doctorado. Ademis, se incluian planes para la formacién profesional y la ensefianza de adultos. Aunque las erlticas no se hicieron esperar desde los colectivos afectados, la refor- ‘ma educativa conté con una fuerte inversién, probablemente la mas alta de la historia del régimen franquista, poco inclinado a gastar mis del 2 por ciento de su PNB en Educacién. Asi, se incrementaron Jas partidas en este area en los presupuestos anuales, hasta el punto de que en el de 1973, el porcentaje desviado a Educacién (17,7) su- perd al de Defensa (13,2), por primera vez durante la dictadura. * José M, Cucaca Toribio y Soledad) Miranda Garcia, «La élite ministerial fanguista, Revista de Estulis Politics, 37, 1987, p. 128. Los autores destacan que los ministros no se prodigaron an sla galaxia de Gutenberg, salvo excepciones como la de Villa, el “Lope de Vega de los administratsisas espanoles» pot los numezosos libros que esrb, "Servicio Expaiiol del Magister, Crttice y propueita de soluciones al «Libro Blancon, Ma did, Jefatura del SEM, 1969, 304 UN DESARROLLO MARCADO POR LOS CONTRASTES (1962-1975) EL Tribunal de Orden Piiblico: :una represién «civilizada»? E] TOP era un tribunal civil del orden penal que reprimfa el ejercicio de derechos fundamentales, por lo que signific6, segin cl tinico tra- bajo existente, de Juan José del Aguila, «la represién de la libertad en- tte 1963 y 1977s”. Formaba parte del recurrente engranaje de las ju- risdicciones especiales, a las que frecuentemente recurrid el régimen franquista desde el momento de su implantacién, Tanco el Tribunal de Responsabilidades Politicas como el de Masonerfa, la jurisdiccién cclesidstica y la militar fueron instrumentos juridicos institucionales, creados 0 utilizados por el poder politico como herramienta de casti- go asus adversatios politicos y sociales, mediante técnicas coercitivas, procesales y penales. La nueva jurisdiccién especial estd asociada a los acontecimientos de 1962, afio de dos estados de excepcién: uno por las huelgas de Asturias, Vizcaya y Guipiizcoa, y otro para todo el te- rritorio espafiol ¥. Fueron imporcantes los despidos, los destiertos, las detenciones y el aumento de las causas sometidas a la jurisdiccién mi- liras, mediante procedimientos sumarisimos, a través de los consejos de guerra, La Jurisdiccién de Orden Piblico se aprobé por ley en di- ciembre de 1963. Su entrada en vigor en marzo coincidié paradéjica- mente con la campafia de los «XXV Afios de Paz». Su extincién se acordé por Real Decreto Ley el 5 de enero de 1977, fecha que encajé con la publicacién de Ja Ley de Reforma Politica y Ia creacidn de la Audiencia Nacional, a la que se traspasarfa la competencia jurisdic- cional en materia de terrorismo. Para la discusién del anteproyecto de la ley de creacién del TOP se nombré una comisién especial en las Cortes, ante la que se podian tramitar enmicndas. Cabe resefiar que la tinica enmienda 2 Ia toralidad fue presentada y defendida por Joa- quin Ruiz-Giménez, en sesién extraordinaria de 8 de noviembre de 1963. El dictamen de la comisién especial fue defendido por Fernan- do Herrero Tejedor. * Juan José del Aguila, £1 TOP, La represiin de la libertad (1963-1977), Barcelona, Pl ‘nec, 2001. Los datos han sido extraidos de es libro. * Seguin los Boletines Informatives de la Dircecidn General de la Policia corespondien- tes alos afios 1961 y 1965, la Brigada Poli a cabo us total de 4.624 de- seniones caidas sein fils plc, por jmp, 488 comunias, 32 por cento del roel MAQUILLAJE INSTITUCIONAL PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICA» 305 Gregorio Peces-Barba, que actué por primera yer en el primer su- mario 1/63 contra la Comisién Obrera de Vizcaya, hace la siguiente valoracién del TOP: E] TOP desarrollé numerosos procesos por asociacién ilicita, propaganda ilegal, reunién ilegal, desérdenes ptiblicos o manifestacién ilegal. Estos ceran los delitos mas frecuentes que se reiteraban en aquella sede varios dias a la semana, durante casi todas las semanas del afio, y durante més de catorce afios. Es verdad que el TOP supuso una mejora respecto a la situaciér. anterior de sometimiento de muchas de esas conductas ala ju- risdiccién militar. Era una vrepresién civilizadas, pero al fin y al cabo re- presidn, donde lo que se juzgaba como delito era, en los paises libres, simple ejercicio de los derechos fundamentales?, El proyecto de creacidn del Juzgado y Tribunal de Orden Publico sig- nificé que a dererminadas conductas de actuacién politica no se les aplicase la jurisdiccién militar para quedar sometidas a la jurisdiceidn especial. Para esta nueva jurisdiecién fueron nombrados jueces, ma- gistrados, fiscales y secretarios civiles, procedentes de sus respectivos escalafones, con lo que se le imprimia una apariencia de legalidad y de justicia formal frente al carcter marcial y jerérquico que tenfan los componentes de la justicia militar, ya que eran nombrados por los capitanes generales o gobernadores milicares. El proceso a Julidn Gri- mau se llevé a cabo por la jurisdiecién militar, a través del Juzgado Especial Nacional de Actividades Extremistas, que Jo condené a muerte por un delito no susceptible de tan dura sentencia, Dicho juzgado estaba vigente desde su constitucién en enero de 1958 hasta marzo de 1964, fecha en que entré en vigor el TOP. Se hizo cargo de la causa de Grimau el coronel Enrique Eymar Fernandez, por el pro- cedimiento sumarisimo 1,610/62, por delito de rebelién militar con- tinuada, ‘ a Jurisdiccién de Orden Publico desarrollé una intensa actividad, si se atiende el volumen de procedimientos incoados en el Juzgado de Orden Pablico, hasta tal extremo que, en 1972, se creé un segundo JOP y se cuplicé la plancilla de magiscrados del TOP. El otal de pro- cedimientos incoados fue de 22.660, y se dictaron 3.798 sentencias, * Padlogo de! libro de Juan Jost del Aguila, p. 10. 306 UN DESARROLLO MARCADO POR LOS CONTRASTES (1962-1975) de las que sélo un 25 por ciento fueron absolutorias. En los tres aos finales de la vigencia de esta jurisdiccién especial se tramitaron 13.010 procedimientos, el 60 por ciento del toral de los doce afios de su funcionamiento. Los procedimientos incoados por la Jurisdiccién de Orden Publico afectaron directa o indirectamente a més de 50.600 personas, aunque no todos estuvieron imputados ni todos los que fueron procesados terminaron sentenciados, ya que muchas de las causas acabaron sobresefdas y archivadas por falta de pruebas. De hecho, las personas procesadas fucton cerca de nueve mil, de las cua- les el 10 por ciento eran mujeres. Los procesados eran jévenes: el 75 por ciento del toral de los encausados venfa entre 18 y 35 afios y, por tanto, la mayorfa eran personas solteras, incluso hay que resaltar que algo mis de la mitad de los procesados por el TOP no participé en la guerra civil, ya que nacieron después de finalizado el conflicto. El 85 por ciento de los procesados carecia de antecedentes penales. Casi la mitad de los procesados eran naturales de las provincias de Madrid, Barcelona, Vizcaya, Guiptizcoa, Asturias y Sevilla. Los dos colectivos que mis insistieron en sus acciones disidentes contra la dictadura fue- ron los obreros y los estudiantes, como demuestra el hecho de que practicamente la mitad de los procesados fueron obreros, seguidos por un 22 por ciento de estudiantes. En los juicios del TOP intervinieron 1.407 abogados defensores, que no se limitaron a la defensa individual de sus representados, sino a la denuncia de la naturaleza politica del TOP, al tiempo que promo- vieron el debate en pro de la consecucién de la unidad jurisdiccional, premisa para lz independencia judicial. A partir de 1970 se produjo tun hecho llamativo: como contestacién de algunos abogados a la trans- gresién sistematica de la norma procedimental, se negaron a compa- recer en los sefialamientos y vistas de juicios, lo que suponia suspen- der el juicio y fijar nueva fecha para su celebracién. Otra estrategia convenida entre abogado y procesados fue la de los denominados sjuicios de silencio», en los que el procesado se negaba a responder a las preguntas del presidente y del ministerio fiscal, un silencio clamoro- s0 cuando se trataba de juicios con muchos procesados en el banquillo. Debido a esta actitud, algunos abogados también fueron victimas de Ia represion del TOP. [MAQUILLAJE INSTITUCIONAL PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICA» 307 La transformacién de la Organizacién Sindical La Ley de Convenios Colectivos de 24 de abril de 1958 sefiala un an- tes y un después en la evolucién de la Organizacién Sindical, pues otorgaba al sindicalismo vertical la labor fundamental de representar a las partes negociadoras: obreros y empresarios. La comisién delibe- tadora del Convenio Colectivo estaba integrada por los siguientes cargos: presidente, nombrado por la OSE con toda clase de poderes; un secretasio; vocales representantes de la empresa y de los trabajado- res a partir del jurado de empresa existente en la misma, y asesores de Jos trabajadores, nombrados también por la Organizacién Sindical en general. Su forma de actuar era propia de funcionarios al servicio de su causa, y oscilaba entre una demagégica y tibia actitud de resolu- cidn de conflictos ante pequefias reivindicaciones y el apoyo més 0 ‘menos manifiesto a la empresa, Sin embargo, como el arbitraje sindi- cal estaba subordinado a las decisiones del Ministerio de Trabajo, las elecciones sindicales abririan las puertas a otros proyectos alternativos representados por organizaciones de clase, que utilizarfan esta plata- forma oficial para favorecer las reivindicaciones obreras. En 1966, la ocupacién de centenares de cargos representativos por parte de mili- tantes obreros puso al aparato estatal en una situacién muy compro- ‘metida por la paradoja que comportaba tener al wenemigo» dentro de casa. En esta década se pretendié una politica sindical de adaptacién a los nuevas tiempos, cuya idoneidad tedrica correspondié al intelec- tual orginico del sindicalismo vertical, Carlos Iglesias Selgas, en obras como Los sindicatos en Espafia, de 1966. Cabe destacar alguna de es- tas medidas legales, que intentaban una apariencia de dindmica par- ticular de las organizaciones representativas sindicales, como la Ley de Cogestin y la creacién de los Consejos de Trabajadores y Conse~ jos de Empresarios. La primera, aprobada el 21 de julio de 1962, es- tablecia la «participacién del personal en la administracién de las em- jones contra esta norma retrasaron la publicacién del decreto para su aplicacién hasta el 15 de julio de 1965. En cualquier caso, la representacién obrera en los consejos de administracién five exigua, y el control patronal sobre ella, absoluto. Un afio después, en julio de 1966, apenas 321 empresas hablan celebrado las elecciones 308 UN DESARROLLO MARCADO POR 10 INTRASTES (1962-1975) para sconsejero representance del personal», lo que suponia la reduci- da cifra de 525 representantes para 680.614 representados, Los Consejos de Empresarios y los Consejos de Trabajadores, de mbito provincial y nacional, se constituyeron en noviembre de 1964. La creacién de ambos por separado pretendia forjar la ilusién de una ral autonomia de las partes obrera y patronal, No obstante, [a tatea de estos consejos pronto puso de manifiesto su verdadero fundamen- (0: su actividad estuvo subordinada en codo momento a los dictados de Ia linea de mando, y los consejos no pasaron, en el mejor de los casos, de las grandes declaraciones progeamiticas que solian presen- tarse muy especialmente con ocasién del 1,° de Mayo ! Se trataba, ademas, de ganar terreno a las pujantes organizaciones del movimien- to obrero, como CCOO y USO, entre otras, si bien la conflictividad obrera no cesé de crecer, ast como las quejas acumuladas sobre Espa- fa en la Organizacién Internacional de! Trabajo ". Con frecuencia se constaté la debilidad de las garantias dictadas por el Ministerio de ‘Trabajo a los representantes sindicales, en. par- ticular por las resoluciones provenientes del Ministerio de la Gober- nacién, que a menudo invalidaban tales garantias, El Ministerio de ‘Trabajo, con la asiscencia de la Organizacién Sindical, redacté un proyecto de decreto que fue aprobado el 29 de mayo de 1966, Dicho decreto pretendia instituir un régimen de garantias que permitia, te6- ricamente, el ejercicio de las funciones sindicales en defensa de los derechos ¢ intereses de los vepresentados, y a través del cual se certifi- caba una cuidadosa revisidn de cualquier expediente impuesto a un representante obrero. Una vez se hubo atenuado la dura represién a los obreros, el sindicaco oficial traté de desembarazarse de los proce- dimientos anacrénicos que habfan puesto en su contra no ya sélo a los propios trabajadores, sino ademés a muchos empresarios, puesto que dichos viejos esquemas habfan conducido, desde 1970, a la poli- tizacién de las lucha. "8 Abd6n Mateos, La demuncia de! indicate Vertical... pp- 123-129. El autor eva el 10 del Consejo Nacional de Trabsjadores y su acttud reivindicaiva en a OSE en Tarragona en 1968, © Un grupo de dela OFT se desplaed a Espana para claborar un Informe, di- fundido en 1969, cuyos resultados produjeron wn fuerte impacto en et régimen; biden, cen capfeulo V1, el autor hace un minucioso andisis del Informe y desu repercusion, ICIONAL PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICA» 309 La nueva ley sindical de 1971, instrumento de una mera opera- cidn cosmética de la Organizacién Sindical, se ubica en esta coyuntu- ra. En efecto, el temor a emprender cualquier renovacién supuso que Ia nueva normativa sindical quedase constrefiida ala sola recopilacién de las disposiciones reglamentarias dictadas desde la década de 1940, si bien, a fin de justificar la promulgacién de la ley, se les aplicaron los pertinemtes retoques. Oras normativas se promulgaron al amparo de un ademén apertu~ rista similar, y entre ellas hay que sefialar en particular las siguientes: decreto de 30 de abril de 1971, que regularia el «derecho de reunion sindical», Segiin cl rexto legal, bastaba con presentar veinte firmas de trabajadores ante el Sindicato para que se iniciara la autorizacién de la reuniGn, pero se permitia ademds al presidente de la Unién de Técni- cos y Trabajadores (UTT) correspondiente pedir informes a la direc- cién y al jurado de la empresa en los que expusieran su parecer sobre la conveniencia de la reunién. Si a esto se suma la lentitud en fa tra- mitacién de la autorizacién, se comprende la reducida eficacia de esta normativa y el escaso niimero de reuniones reales que se celebraron a su amparo, Por su parte, la Ley de Convenios Colectivos de 1973 qui- so exponerse como un gran paso adelante frente al texto de 1958. Sin embargo, el objetivo de reforzar el papel de la OSE en la negociacién colectiva pronto fracas, No podia ser de otra manera, puesto que persistia una contradiccién insuperable: la misma institucién se con- figuraba a un tiempo como «juez y parte», en tanto que pretendia ofi- ciar de drbitco imparcial a la vex que representaba a los dos colectivos enfrentados en la negociacién. La regulacién de la libertad de reunién, la admisién de la deno- minada shuslga procedente» y las nuevas normas electorales, apro- badas en 1975, ademis de resultar insuficientes, llegaban tarde. EL espacio sindical habia sido ocupado précticamente por las organiza- ciones entonces atin ilegales, cuyo protagonismo en este sentido es indudable. A efectos legales, los sindicatos verticales lograron sobre- a la muerte de Franco, hasta que finalmente desaparecieron en abril de 1977 310 _ UN DESARROLLO MARCADO POR LOS CONTRASTES (1962-1975) Una constirucién atipica: la Ley Orgdnica del Estado En un discurso pronunciado al inaugurar la octava legislacura de las Cortes, en septiembre de 1964, Franco aludié una vex més al fracaso de la democracia liberal en Espafia, pero planted una cautelosa pro- puesta de una nueva democracia: En los tiempos en que vivimos sélo los pueblos que sepan organizar sus sistemas de gobierno en forma tal, que haga compatible la democracia con la eficacia, y l progreso econémico con las realizaciones sociales, tie- nen posibilidades de triunfo. Por eso sélo una democracia de nucva plan- ta, més perfecta y adlecuada a la hora en que vivimos constituye solucién para nuestros problemas. Los pueblos han adquiride conciencia de lo que quieren y ya no es posible suplantar su voluntad: exigen otras esteuc- turas politicas més eficaces y sinceras. Lo importante y trascendente es que sea real el que el pueblo participe en la elaboracién de las Ieycs, y ‘que éstas, en cuanto sea posible satisfagan sus anhelos(...) La democracia de nueva planta a la que se reerfa el jefe del Estado se es- taba forjando en esos afios y se concreté juridicamente en un conjunto de leyes dictadas entre 1966 y 1969, en las que a pesar de la retsrica de- magégica se suplantaba la voluntad popular, pucs no habia posibilidad alguna de que el pueblo participase en la elaboracién de sus leyes. Lo {que si establecfa la nueva legislacién eran normas que la sociedad espa- ftola debia seguir en lo referente a la comunicacién, a las creencias reli giosas, a la representacién familiar en las Cortes, y a la modalidad y fu- turo del Estado. Aunque supusieron una sistematizacién en la estructura politica, no se consiguié, ni podia conseguirse, el objetivo tan aircado por Franco en su discurso de hacer compatible la democracia con la efi cacia, y el progreso econémico con las realizaciones sociales. Es signifi cativo que Paul Preston haya denominado el periodo de 1964-1969 con el irénico epigrafe «Preparindose para la inmortalidad» °, En esa circunstancia, Manuel Fraga consiguié cl visto bueno de Franeo para una nueva ley de prensa, ratificada en las Cortes el 15 % Ricardo de La Cierva (coord), Francisco Franco, Vos y pensemiento, ob. ct, disco 1, cara B, Paul Preston, France. Caudile de Espana, Barcelona, Grijabo, 1994, p. 87 MAQUILLAJE INSITTUCIONAL PARA UNA « **. Que la nueva etapa presidida por Arias poco tenfa de aperturista se evidencié pronto, con el agravamiento de la represién, que hizo posi- ble que Salvador Puig Antich, un joven anarquista catalén, fuera eje- cutado el 2 de marzo de 1974. Desde el asesinato de Carrero por ETA, era mas imperiosa la imagen férrea de un gobierno cuyo objeti- vo esencial segufa siendo el orden piblico. La segunda prueba de su intolerancia hacia cualquier critica la de- mosteé en su enfrentamiento con la jerarquia eclesidstica, a pesar de la cordial felicitacién por su discurso que le habia transmitido Taran- én, presidente de la Conferencia Episcopal. La causa de este males- tar lo provocé la lectura de la homilia del obispo de Bilbao, monse- jior Afoveros. La primera medida fuc la detencién domiciliaria de! obispo y, posteriormente, Arias intent6 alejarlo del pais, pretensién que fracas6 ance la resistencia de Afioveros, que amenaz6 de excomu- nién a quien utilizara la fuerza contra él. Todos los analistas coinci- den en que el tratamiento dado por el gobierno Arias al caso Aftove- ros fuc un paso en falso, pues recibié una inesperada contestacién de diversos dmbitos de la sociedad, y en concreto de la Iglesia, tanto va- % Javice Tusdl y Genoveva G. Queipo de Llano, Tiempo de incetidumbre.. ob. cit Los autores asumen el testimonio de Gabriel Cisneros, que ocupaba una subdireccién general de extadios nla Presidencia del Gobierno, el cual se declaa autor del boreador del diseurso de Arias, p. 71 324 _ UN DESARROLLO MARCADO POR LOS CONTRASTES (1962-1975) ticana como espaitola, lo que hacla més complicada la revisién del concordato que ambos poderes descaban, La sicuacién exterior provocada por el éxito de la «revolucién de los claveles» en Portugal, el 25 de abril, inquicté al gobierno y tuvo sectelas en la ya frégil unidad del Consejo de Ministros. Fue palpa- ble la incompatibilidad entre Arias y Utrera Molina, ministro secre- tario del Movimiento, muy unido a Girén y a la vieja guardia, a la que habia inyectado savia nueva un combativo Blas Pifiar, que apro- veché un homenaje a Carrero, con ocasién de la presentacidn de sus Obras completas, para lanzar amenazas al que consideraba un gobier- no titubeante, que podia poner en peligeo las conquistas del 18 de julio. Sin embargo, las criticas del periédico Fuerza Nueva, érgano de expresién del grupo ultra, pronto denominado «biinker», se diri- gieron a las actuaciones tolerantes del ministro de Informacidn y Tu- rismo, Pio Cabanillas, al que encontraban incapaz de aplicar la cen- sura para «extitpar el mal de rafzs. Indudablemente esto influyé en Franco, que ces6 al ministro en el mes de octubre, lo que provocs una ctisis en el gabinete. También habia dependido exclusivamente del jefe del Estado la destitucién del general Manuel Diez-Alegrta, jefe del Alto Estado Mayor, unos meses antes, el 13 de junio, Fue un acontecimiento muy grave, pues se trataba del responsable de la pula del Ejército, al que se le habia atribuido la redaccién de un do- cumento que, aunque era politicamente ambiguo, no fue recibido de buen grado por los generales «azules», los més. proximos a Franco”. Un afio después, en julio de 1975, otra crisis golpearta de nuevo al Ejército cuando se formé la organizacién Unién Militar Democratica, analizada en otto capitulo. La salud de Franco se debilité en el verano de 1974, a causa de un ataque de tromboflebitis que lo obligé a ingresar en un hospital. Como ya se ha descrito, ésta fue la primera vez que el principe Juan Carlos asumié interinamente los poderes de jefe de Estado, hasta que el Caudillo volvié a recuperarlos a finales de agosto. Su declive fisico Ibiders, pp. 109-112. En al epigrae «Octubre golpea la apertura, Jos autores narran cexhaustivamente el cese de Plo Cabanillas y la reestructuracién del gobierno, pp. 126- 138. En la crisis de octubre destaca la dimisin del vicepresidente econmico, Barrera de Irimo. MAQUILLAJE INSTITUCIONAL PARA UNA «DEMOCRACIA ORGANICA» 325 pudo verse con ocasién del que iba a ser cl tiltimo de sus discursos de fin de afo, retransmitido por televisién, Los meses siguientes al cese de Pfo Cabanillas estuvieron marcados por las vacilaciones de la politica de Arias. Con mucha dificultad, el Consejo de Ministeos aprobé el Proyecto de Asociaciones el 22 de noviembre de 1974, en el que no tenéa protagonismo alguno el Con- sejo Nacional, cuestién que no agradé a Franco, por lo que exigié un debate del Estacuto en el seno de dicho consejo. Tras su aceptacién, ‘obcuvo via legal mediante decreto promulgado el 21 de diciembre, si bien las asociaciones que comenzaron a constituirse a partir de marzo de 1975 estuvieron abocadas al fracaso. En febrero de 1975 se abrié una nueva crisis en el gobiemo tras la dimisiGn del vicepresidente tercero, Licinio de la Fuente, al ver tecor- tada y totalmente transformada la Ley Bésica de ‘Trabajo, que habia impulsado como responsable del Ministerio de Trabajo. Sin embargo, en marzo, Arias reestruccuré el gobierno a su gusto, prescindicndo de los mas conservadores (Utrera Molina y Ruiz-Jarabo), y nombré a Fernando Herrero Tejedor para el Ministerio del Movimiento. El nuevo ministto se rode6 de colaboradores jévenes, como Adolfo Sua- rez, que ocupé el cargo de vicesecretario. Los proyectos ambiciosos del nuevo ministro se truncaron el 12 de junio de 1975, con su falle- cimiento causa de un accidente. Franco impuso como sustituto a Solis, aunque Arias habia pensado en Martin Villa. Adolfo Suarez fue desplazado del poder ministerial, pero supo esperar pacientemente durante un afio hasta su fulgurante ascensidn a la Presidencia del Go- bierno cuando el rey Juan Carlos cesé a Arias. Volviendo al verano de 1975, la situacién del orden piblico requi- 1i6 una nueva ley antiterrorista, que, para mayor eficacia represiva re- cuperé los consejos de guerra sumarisimos y la pena de muerte sin apelacién para los responsables de las muertes de miembros de las Fuerzas de Orden Pablico. La implacable normativa se aplicé a once militantes de ETA y del FRAP acusados de la muerce de tres policias: el 27 de septiembre fueron ejecutados cinco de ellos, y a los seis res- tantes se kes conmut6 la condena. 326 UN DESARROLLO MARCADO POR 108 CONTRASTES (1962-1975) El abandono del Sahara Desde 1967 funcionaba en la colonia espaiiols una Asamblea Gene- ral del Sahara, conocida como Yeméa, un cuerpo consultivo integra- do por 82 saharauis. El gobernador general mantenfa una relacién de respeto a esta asamblea, a la que se reconocia como portavor de la vor luntad del pueblo saharaui. La aparicién del Frente Polisario en la primavera de 1973 supuso la ruptura del llamado colaboracionismo de los beduinos, acusacién que vertian los guerrilleros sobre la Yemda. La reftiega més sangrienta entre el grupo guerrillero y las tropas espa- fiolas se originé con el ataque a Tifariti, el 17 de diciembre de 1974. Murié un sargento legionario y cinco agentes nativos de la policia. La operacién fue un desastre para las fuerzas espafiolas a pesar de los efectivos empleados. En Madrid, e impacto del suceso Ulevé al minis- tro del Kjército a pregonar que «todo el Sahara no vale una gota de sangre espafiolax. Con antelacién, el 20 de octubre, cinco jévenes de El Aaitin habian dinamitado la cinta que transportaba el fosfato des- de Bu Créa hasta el mar ocasionando pérdidas millonarias. En Espa- fia estaba claro que la salida del Sahara era cuestién de meses", Ape- nas habian transcurrido dos afios de la fundacién de la organizacién guerrillera, la Misin Visitadora de Naciones Unidas pudo compro- bar en El Aaitin un apoyo total al Frente Polisario. Esto influyé en el gobierno espaol, ya que entre junio y julio de 1975 se reunieron por primera vez. en Argel miembros del Frente con el diplomstico Emilio Cassinello. En septiembre, el ministro de Exte- riores, Cortina Maui, reiteré en Argel la disposicién de Espafia a la refrendaria, y el 2 de octubre el Frente modificé su programa an- tiespafiol. El 12 de octubre pasé a la historia como el Dia de la Uni: dad Nacional entre la Asamblea y el Frente. La euforia en El Aaitin fue exultante cuando el 16 de octubre de 1975 el Tribunal Interna- cional de La Haya hizo piiblico el dictamen favorable a la autodeter- minacién del Sahara. La reaccién de Hassin fue la movilizacién de una inmensa muchedumbre para atravesar andando las fronteras del Sahara, La denominé Marcha Verde, el camino de la esperanza. Mien- Algjancro Garcia, Historias del Sahara, EL mejor y el peor dels mundos, Madtid, Cata- rata, 2001, pp. 130, 148, 151 MAQUILLAJE INSTITUCIONAL PARA UNA #DEMOCRACIA ORGANICA» 327 tras en esos dias de octubre se producian varios encuentros en EL ‘Aaitin entre los dirigentes saharauis y el gobernador general, el gene~ tal G6mez de Salazar, en Madrid se estaban ultimando cn secreto fas condiciones de entrega a Marruccos. Los ministros Solis (de nuevo en el gobierno tras la muerte de Herrero Tejedor) y Carro viajaron a Marruecos para concretar con el rey Hassén los detalles de la entrega. Y los de Marruecos y Mauritania viajaron a Madrid para redactar los protocolos durante una semana. En ka crisis del Sahara intercedié el gobierno de Estados Unidos, prodlve a Marruceos, tal vez para solicitar al monarca alaus una act- tud mas positiva hacia Espa, si bien las fuentes de informacién al respecto no son todo lo objetivas o precisas que se desea. Por su parte, Juan Carlos, como jefe del Estado en funciones, en la visita a Fl Aaitin el 2 de noviembre mostr6 su apoyo a las tropas espafiolas, prometiéndoles una retirada honrosa, lo que significaba negociada, como efectivamente se estaba haciendo. Sin embargo, Hassan TI acti- v6 la Marcha Verde el 6 de noviembre, la cual permanecié tres das en tertitorio saharaui, sin hallar oposicién militar espafiola. La estra~ tegia del monarca alaui fue un éxito para sus planes expansionistas, avalados por la negociacién entre bambalinas. E! 14 de noviembre se hizo piblico cl resultado: el Acuerdo de Madrid (0 Tripartite, por la reunidn entre Espafia, Marruecos y Mauritania), a partir del cual se redactarfa la Ley de Descolonizacién. ‘Tras este acontecimiento le corresponderia el protagonismo al ejército marroqui, que entré en El Aaitin el 25 de noviembre. Tres dias después, el 82 por ciento de los miembros de la Yeméa firmaron su disolucién y se incorporaron al Frente Polisario. A finales de enero de 1976, Espana se retiré definiti- vamente de st antigua provincia, dejando el Sahara occidental en manos de las autoridades marroquies y mauritanas. En ningdn mo- mento del proceso las autoridades franquistas tuvieron en cuenta ka opinién de los saharauis ni les informé de ninguna de las resolucio- » {as informaciones mangjadas por Paul Preston, Javier Tusell y otros investigadores ‘que han teabyjado sobre cl tema, como Alejandro Garcla, ham sido extrafdas de memo- is de los protagonistas en loe acontecimientos, ya que las Fuentes diplomiticas ain no Jon scceible. Tors Barbulo inclaye en su libro La historia prohibida del Sahara expa- iol (Barcelora, Destino, 2002) el testimonio de Jaime de Piniés, entonces embajador en [LON y califca el abandono del Sahara como una etracién y una wventan. 328 UN DESARROLLO MARCADO POR LOS CONTRASTES (1962-1975) nes adoptadas. La descolonizacién, cal ver el ilkimo gesto de la dicta- dura, darfa pie & un conflicto duradero y de compleja solucién La muerte de Franco y el final de la dictadura Franco fallecié el 20 de noviembre de 1975, tras una larga enferme- dad que, en la fase final, derivé en infartos y hemorragias que dieron lugar a varias intervenciones quirirgicas y al mantenimiento de su vida conectado a todo tipo de méquinas. Sus tiltimas decisiones no fueron sino una sintesis de su labor durante cuarenta afios al frente del Estado: firmé las sencencias de muerte de septiembre y se refirié uuna ver mds a la conspiracién masénica y a la agitacién comunista en 1 tikimo discurso a los concentrados en la plaza de Oriente el 1 de octubre de 1975. Cuando supo que su muerte era inminente, tuvo la arrogancia, frecuente en su préctica politica, de dejar a los espanoles tun mensaje a titulo de testamento politico, para seguir marcando el compas de la historia que él ya no podfa dirigir. Fue leido en la televi sién por Arias Navarro en la mafiana siguiente al fallecimiento del diccador. En él declaraba no haber tenido «otros enemigos que aque- Ilos que lo fueron de Espaiia», y advertia a los espafioles que «los ene- migos de Espafia y de la civilizaci6n cristiana estan alertar ® El primer gobierno de la monarqufa de Juan Carlos se forjé duran- te los primeros dias de diciembre. El nuevo jefe del Estado mancuvo a [Arias en la Presidencia del Gobierno, y aconse(é la presencia de Fra- ga, Garrigues y Arcilza, junto a nuevas caras. Segtin el propio Arcilza, en a primera conversacién mantenida con Arias Navarro, cuando &xe le propuso un ministetio, le respondié que slo participaria si el cargo suponfa una «evolucién hacia un sistema democratico por el camino de la legalidad>. La contestacién de Arias no pudo ser més camaleénica: el programa del 12 de febrero, aunque deformado y dis- minuido en varias ocasiones por la presién del sector de extrema de- recha, el lamado «btinker>, no se proponia, en realidad, otra cosa, es decir, la democracia; «Dio a entender que sin la presencia de Franco en la Jefarura del Estado el proceso de democratizacién era absoluta- % Paul Preston, Franca... 0b cit, p- 966 MAQUILLATE INSTITUCIONAL PARA UNA

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