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A manera de presentacién Hace poco mas de un afio me encontré unos papeles que llevaban celosamente «guardados» unos treinta afios. Se trataba de un origi- nal mecanografiado de la traduccién que de este libro hiciera Angel Diaz Crespo en su dia (écudi?), Me siento incapaz de recordar el camino por el que llegaron a mi Poder. Posiblemente me lo daria Manolo Tena, ya que por aquel en- tonces é! era, practicamente, mi inico enlace con la comunidad ma. gica. Pero también me di cuenta de que no estaba completa. Es posible que Angel la completara mas tarde Asi que le pedi el libro original a Manolo, y traduje los dos o tres capitulos que faltaban, ‘Aunque he conservado, basicamente, la parte traducida por An- gel, me he permitido la licencia de hacer que el autor tutee a lector en lugar de «ustearlo» como, fiel al inglés original, hacia Angel. Si lo he hecho asi es porque creo que en un tipo de libro como éste, e! tuteo suena como mas intimo, es un tono en el que se hace mas natural «compartir secretos» Pues aqui est mi segunda versidn para disfrute de los magos de habla hispana, Un fuerte abrazo y que lo disfrutes tanto como he disfrutado yo preparandola, Antonio Ferragut Prélogo De vez en cuando, aparece en el horizonte de la magia, un talen- to individual y poco corriente. Soy de la opinion de que Bro. John Hamman es uno de estos talentos. Durante los uitimos afios, en St. Louis hemos observado a este inteligente caballlero desarrollar un efecto nuevo tras otro. Cada vez que lo veiamos, tenia un efecto nuevo que presentarnos y con el que nos dejaba boquiabiertos. Todos sus efectos, como una historia de O'Henry tienen un climax tan absolutamente inesperado, que siem- pre te cogen por sorpresa. Su manera de hacer es tan encantadora, tan natural, y su magia tan demoledora... En sentido figurado, el te va guiando por el sendero del jardin hasta que te sittia en el lugar en el que exactamente quiere que estés, y entonces pone el riego auto- matico. Su fuerte consiste, mas que en inventar nuevos métodos, aunque ha encontrado algunos francamente buenos, sino en la habilidad de inventar nuevos efectos, asi como el uso de sutiles estratagemas para ocultar el «modus operandi», deforma que incluso para el mas agudo observador, sus maniobras pasan inadvertidas. Considero que, lograr que el Hermano John, como se le conoce afectuosamente entre los amigos, me autorizara a publicar algunos de sus mas destacados efectos hasta la fecha, ha sido un enorme privilegio. Sin embargo estoy seguro que cuando este libro llegue a las manos de sus lectores, El Hermano John ya habré inventado un montén de nuevos y apabullantes efectos. Su capacidad de producir parece no tener limites. Paul LePaul indice Presentacién Prélogo indice Un millén de probabilidades contro una Pensamientos sobre la tiansposicién de dos cartas: La mano es mas répida que la vista La novia vergonzosa Transposicién clésica EI indulto del mago Reyes a través de la mesa La perfecta mano de brigde El ladrén esquivo Cara arriba, cara abajo y isorpresal Los colores camaleén El nueve mistico Carta pensada bajo el tapete 7 24 26 7 29 37 4. 49 57 63 na Capitulo Primero UN MILLON DE PROBABILIDADES CONTRA UNA En este inteligente efecto el actuante aparentemente controla las leyes de las probabilidades. Aunque el secreto es sorprendentemen- te simple, sin necesidad de ningun tipo de manipulacién, el efecto es de los que dejan completamente apabullado al espectador. EI mago mezcla un grupo de diez cartas, mientras que un especta- dor hace fo mismo con otro. A continuacién el mago da sus cartas, cara abajo formando una fila sobre la mesa. Hecho esto, se ruega al espectador que dé sus cartas boca arriba, une sobre cada una de las del mago y en el orden que quiera. Se le pide al espectador que co- loque su mano sobre una de las parejas de cartas. El mago recoge el resto de las parejas, colocéndolas una sobre la otra, corta una vez les da la vuelta y las coloca de nuevo por parejas sobre la mesa. Cuando se examinan cada una de las parejas que ha colocado sus cartas sobre las del mago que coinciden en color y valor. Y cada va- lor es diferente. iUn milién de probabilidades contra una! Como final la pareja que guarda el espectador y que el mago nunca tocé, se comprueba que también esta compuesta por cartas homénimas Este efecto funciona siempre, aunque no siempre de la misma manera. Ahora bien, una vez que se ha entendido claramente el principio en el que se basa, la ejecucion es de lo mas sencilla. No se emplea ningin tipo de manipulacién. Para empezar saca diez cartas sobre la mesa, boca abajo, en una fila en orden numérico del As al Diez, y alternando los colores, por iL ejemplo As Negro, Dos Rojo, Tres Negro, etc. Haz exactamente Io mismo con otro paquete de cartas también boca abajo. Esta es toda la preparacion que necesaria. Esto puede hacerse antes o directa- mente delante de los espectadores. Solicita a un espectador que elija uno de los dos paquetes y que lo mezcle a conciencia. Coge el otro y con él efectia una false mez- la. Mi método para hacer esto es enormemente simple. Usando una mezcla en las manos, simplemente corta la mitad inferior, y a conti- nuaciOn voy pelando estas cartas sobre el paquete superior a la vez que las cuento. Seguicamente, sin hacer ningun corte preliminar co- mienzo una segunda mezcla pelando el mismo numero de cartas que en la primera y termino lanzando sobre ellas el resto de las car- tas. Las cartas se encuentran exactamente en el mismo orden aun- que la mezcla parezca genuina. A continuacién da tus cartas cara abajo sobre la mesa, de quierda a derecha, en una fila horizontal. El espectador no lo sabe pero sus cartas estén en orden numérico, del As al Diez Una vez que el espectador haya mezclado sus cartas, pidele que coloque sus cartas de una en una, y cara arriba sobre cualquiera de la que acaba de dejar, en el orden que quiera de manera que se for- men diez parejas de cartas. Para hacer esto tiene absoluta libertad Lo Unico que tienes que hacer para producir el efecto es recoger cada una de las parejas en el orden conveniente. La recogida se debe de hacer suavemente y sin ningiin tipo de vacilacién. Suponga- mos que las cartas se encuentran como se ve en fa figura 1 20 4c 5ST 6D 8C 10D HGRA HEE Figura 1 12 Contando las parejas de izquierda a derecha te daras cuenta de que el espectador no ha formado ninguna pareja natural, colocando por ejemplo el siete sobre el otro siete, 0 su cinco sobre tu cinco, por lo tanto procede como sigue sin hacer que el espectador coloque su mano sobre ninguna pareja En la figura 1 la cara de la carta que se muestra en la pareja de la izquierda es un 10. Coloca la décima pareja (tu Diez cara abajo con el Nueve del espectador cara arriba) sobre el 10 de Corazones. Lo que acaba de hacer sin que nadie se de cuenta es colocar los dos Dieces cara contra cara. Ahora la carta cara arriba del paquete de la izquierda es el Nueve de Trdboles, coloca pues la novena pareja so- bre elle, de forma, siempre segun la figura 1, que el paquete de la izquierda tenga un Seis en su cara. Asi que debes colocar la sexta Pareja sobre ella para dejar un Tres mostrando su cara en el paquete que se va formando a la izquierda. Continda asi hasta terminar las cartas. El paquete que habras formado a la izquierda sera el que muestra la figura 2. Desconocido por el piiblico todas las cartas estan ordenadas por parejas que se encuentran cara contra cara, Lo Ginico que resta por hacer es cortar el paquete de forma que quede una carta boca abajo como carta superior. Como excusa para manejar las cartas da la vuelta al paquete diciendo que quieres mostrar las cartas que habias, colocado boca abajo al principio sobre la mesa. A continuacién da las, diez parejas de cartas, una cara arriba con la superior cara abajo tal y como van apareciendo. Recapitula lo que se ha hecho y muestra 13 que todas las cartas se han emparejado, iSe ha conseguido vencer a un millén de probabilidades contra unal (Figura 3) EDEER ERT Figura Este es el principio, y deja a los profanos con los ojos completa mente fuera de las drbitas. En ocasiones no podras reunir todos los pares en un solo paque- te. Consideremos el ejemplo que muestra la figura 4. Figura 4 Notards que la séptima pareja esté ya emparejada. Adeléntala y haz que el espectador coloque su mano sobre ella. A continuacion empieza a recoger parejas sobre el primer par. Lo que sucede se ve en la figura 5. iT 6 14 No puedes colocar el As de Tréboles sobre el As de Picas porque el As de Tréboles esté debajo del mismo paquete. Asi que, te, empieza un segundo paquete (Figura 6) implemen Poquete n® 2 Figura 6 A continuacién, corta simplemente los dos paquetes de forma que guede una carta boca abajo en la parte superior de ambos y coloca uno Sobre el otro, da la vuelta al conjunto y reparte las cartas por Parejas. Descubre primero las nueve parejas coincidentes, luego, como un ‘encore’ haz que el espectador descubra la pareja que esta guardando. De esta manera se pueden resolver todas las combina- clones posibles. 15 PENSAMIENTOS SOBRE LA TRANSPOSICION DEDOS CARTAS He aqui varios métodos diferentes, nuevos y modernizados para Presentar este antiquisimo y familiar efecto. En cada una de las ver- siones siguientes, el espectador se queda totalmente «in albis» cuan- do el efecto ha finalizado, dejéndolo con la sensacién de quien descu- bre demasiado tarde que ha sido irremediablemente engafiado. La MANO Es MAs RAPIDA QUE LA VISTA E| mago llama la atencién sobre el Ocho de Diamantes y el As de Picas que retira de la cara de la baraja. Ruega al espectador que escoja cualquiera de ambas cartas y que ponga su mano sobre ella La otra carta supongamos el Ocho de Diamantes, se vuelve cara arriba sobre la mesa. El mago retira de la baraja el otro Ocho rojo (Ocho de Corazones) y después de ensefiar ambos ochos rojos en sus manos, claramente introduce el Ocho de Diamantes en la bara ja. Se pregunta al espectador qué carta esté sosteniendo ahora el Mago. Naturalmente cree que es el Ocho de Corazones; sin embargo el mago ensefia que es el As de Picas, mientras la carta que el es- pectador esta tapando desde el principio resulta ser el Ocho de Co- Fazones. No se utilizan cartas duplicadas y el mago jamés toca la carta bajo a mano del espectador. Antes de comenzar el efecto, sitta asi las cuatro cartas siguien- tes: el Ocho de Diamantes en la cara del mazo, el As de Picas la segunda y el Ocho de Corazones la tercera. El Siete de Corazones se deja sobre la baraja con el corazén central hacia el extremo externo del mazo, lejos del mago. Figura 1. 17 bY g a Figura 1 Las tres cartas de la cara de la baraja se retiran y se ensefian de fa siguiente manera: Obtén una separacién con el mefiique bajo la tercera carta. El pulgar izquierdo empuja el Ocho de Diamantes aproximadamente unos 2,5 cm a la derecha. La mano derecha se aproxima a la baraja y retira las tres cartas sobre la separacion como si fueran dos cartas. El indice derecho se introduce en la sepa~ racion mientras e! pulgar se deja sobre la cara. Le figura 2 ilustra como las tres cartas se mantienen en la mano derecha como si fue- ran dos cartas. El Oche de Corazones permanece oculta tras el As de Picas. Figura 2 La baraja que esté en la mano izquierda se vuelve caras abajo. El coraz6n central del Siete de Corazones (carta de arriba) debe que- dar hacia el extremo exterior de la baraja. 18 Manteniendo las cartas y la baraja asi, dice el mago: «Me gusta- ‘fa hacer una pequeha demostracién para demostrar el antiguo di- cho de que la mano es mas répida que fa vista. He aqui dos cartas. FI As de Picas y el Ocho de Diamantes. Colocaré el As aqui y el Ocho de Diamantes alld». Usando el Ocho de Diamantes como una pala, el As de Picas (carta doble) se voltea cara abajo sobre el mazo (fi- gura 3) El pulgar izquierdo da la carta de arriba (Ocho de Corazones) cara abajo sobre la mesa mientras dices: «EAs de Picas». A continuacién se voltea el Ocho de Diamantes quedando cara abajo sobre la baraja y se da (usando la mano izquierda solamente) sobre la mesa, un poco a la derecha de la primera carta, diciendo: «E! Ocho de Dia- mantes aqui. «Ahora puedo utilizar una cualquiera de estas cartas. éCudl pre- feriria usted, ef As de Picas de aqui, 0 el Ocho de Diamantes de alld?> (apunta a las cartas respectivas). De esta forma, se recalcan Auevamente las posiciones de las cartas. Por supuesto que no im- porta la carta que se elija. Si escoge el As de Picas, di: «Muy bien, coloque su mano sobre el As de Picas, y manténgalo fuertemente» Vuelve el Ocho de Diamantes cara arriba y continua con el efecto. Si escogiera el Ocho de Diamantes, dices: «Muy bien, utilizaremos los dos Ochos Rojos. Por favor, coloque su mano sobre el As de Picas y maniéngalo fuertemente». Vuelve el Ocho de Diamantes cara arriba ¥ continua de la manera siguiente Cuando el Ocho de Diamantes esta cara arriba, cuirvalo de forma 19 ligeramente convexo hacia arriba. Esto es importante Fel siguiente movimiento. Figura 4, a La baraja cara abajo en la mano izquierda con el As de Picas se- cretamente encima del Siete de Corazones, se corta diciendo: «Bus- caré el otro Ocho rojo, el Ocho de Corazones». Recorre las cartas caras hacia ti, y lleva el As de Picas sobre la baraja. Vuelve el mazo caras abajo de nuevo reteniendo un separacién bajo las dos cartas de arriba, mantén esta separacién con la parte carnosa del pulgar izquierdo como indica en la figura 5. Figura § 20 Con el pulgar izquierdo, levanta las dos cartas de arriba (como si abriera un libro) juntas, como una carta. El pulgar derecho se inser- ta profundamente en la abertura formada por la parte superior de la baraja y las dos cartas al ser levantadas por el pulgar izquierdo. Fi- guras 6 y 7. La yema del pulgar derecho cubre el lugar donde debe- ria estar el punto de corazén si fuera el Ocho real y, a base de! pul- gar tapa el indice situado en la esquina cercana al operador. Figure 7 Figura 6 Levanta las dos cartas, juntas como una, manteniéndola cara ‘abajo, mientras la mano derecha se dirige hacia el Ocho de Diaman- tes sobre la mesa, El dedo indice de la mano izquierda que sostiene la baraja se coloca sobre la esquina del Ocho de Diamantes, mien- tras la carta en la mano derecha se pone cara arriba en el Ultimo momento, y se introduce suavemente por el costado derecho debajo de la carta que estd sobre la mesa: el Ocho de Diamantes. Figura 8 Advierte como ambos indices del Siete de Corazones estan ocultos, dando la apariencia de ser el Ocho de Corazones. Detente un momento para que los espectadores vean las cartas. Ad- vierte cuan inteligentemente esté todo cubierto. Hay una excusa para cada movimiento. Sin embargo se debe proceder suave y deliberada- mente, intentando ostensiblemente no ocultar nada, Déjales que vean las caras de las cartas como si no tuvieras nada que ocultar. 21 Continda la accién levantando el Ocho de Diamantes junto con las cartas de la mano derecha. Deja la baraja cara abajo, delante de ti Coloca lo dos Ochos (?) cara abajo en Ia posicién de dar en la mano izquierda. Di: «Ahora nesotros tenemos aqui los Ochos Rojos». Yen: do de abajo arriba las cartas estén en este orden: El Ocho de Dia- mantes, el Siete de Corazones (con su corazén central lejos del mago), y, secretamente, el As de Picas encima. Figura 9 Cuadra las cartas en la mano izquierda y, ejerciendo presién con los dedos izquierdos (como en la cuenta en bucle), retén la carta de abajo en la mano izquierda, mientras la derecha agarra las dos car. tas de arriba como una y las coloca en la posicién indicada en la figura 9. Fijate la posicién del pulgar izquierdo. Ahora, manteniendo las cartas firmemente con el pulgar izquier- do, gira las cartas hacia el puiblico. Abre los dedos tanto como sea posible dejando ver a los espectadores la mayor superficie posible de las cartas. En la figura 10, advierte como el indice superior del Siete de Corazones estd oculto por el primer y segundo dedos de la mano derecha. 22 Ahora vuelve las cartas caras abajo e igudlalas en la mano iz quierda. Agarra los extremos de las cartas con la mano derecha en- tre los dedos en el extremo anterior y el pulgar en el posterior. Ejer- ciendo presién hacia abajo con la yema del pulgar izquierdo, lanza la carta de arriba (As de Picas) sobre la mesa, dejando las dos cartas de abajo (como una) en la mano derecha. «Ahora viene la parte donde la mano es mas répida que la vista: Asi que vigilenme atentamente>. Ensefia la cara de las cartas en la mano derecha (el Ocho de Dia- mantes con el Ocho de Corazones oculto bajo é!) y déjalo cara abajo encima de la baraja, corténdola después. Asi desaparece toda evi- dencia y quedas limpio. Mientras lo haces, di: «Meteré en fa baraja uno de los Ochos rojos». No especifiques cual, por las preguntas que van a seauir. “Ahora habiendo vigilado todo ef mundo, équé carta dirian que sostengo en mi mano? -E Ocho de Corazones, ~€¥ qué carta ha estado usted tapando desde el principio? -EI AS de Picas. -No, Io siento, comprueben que la mano es més répida que la vista. Yo tengo el As de Picas, (voltéalo dejéndolo cara arriba en la mano) y usted estd sosteniendo el Ocho de Corazones. El climax es totalmente inesperado, asi que asegiirate de pregun- tar de forma que resalte lo que el espectador cree que vio, ya que a estas alturas el espectador se habra olvidado de la carta que esté tapando hasta que diriges su atencién sobre ella. 23 LA NOVIA VERGONZOSA ‘Se ensefian con toda libertad la Reina de Picas y el As de Diaman- tes, no hay otras cartas en las manos. El As de Diamantes se coloca cara abajo, sobre |a mesa a la izquierda del mago, rogando a un es- pectador que ponga sus dedos sobre ella. La Reina de Picas se deja cara abajo a la derecha del mago y se ruega a una espectadora que ponga su dedo sobre ella. Cuando se ha hecho esto, el mago explica que a fin de dramatizar, el As de Diamantes representaré a un joven uapo con un hermoso anillo de diamantes. La Reina de Picas una hermosa joven, una morena atractiva con deseos de casarse. Cuan- do se presenta una situacién como ésta, siempre pasa algo. Real- mente, el joven no tiene ninguna oportunidad. La hermosa joven siempre obtendré el anillo y, después de que el cura les case, el jo- ven se quedaré con la «novia vergonzosa »... La carta que era la Reina de Picas es ahora el As de Diamantes y la otra carta resulta ser la Reina de Corazones, que de acuerdo con la historia representa la «novia ruborosa». Coloca secretamente la Reina de Corazones encima de la baraja, el As de Diamantes la segunda y la Reina de Picas la tercera. Para presentar el efecto, retira juntas estas tres cartas de la baraja en grupo con la mano derecha y deja aparte la baraja, mientras dices: «Para este efecto usaré solamente dos cartas». Estas tres cartas, tratadas como dos, se dejan cara abajo en la mano izquierda en la posicién de dar y se ensefian como dos de la manera siguiente: La mano derecha agarra las tres cartas por sus extremos, entre los de- dos en el exterior y el pulgar en el extremo interno. Ejerciendo pre- sién con los dedos de la mano izquierda, se extrae la carta de abajo (Reina de Picas). Gira anbas manos, ensefiando las caras de ambas cartas; comba ligeramente las dos cartas de la mano derecha para mantenerlas perfectamente alineadas. 24 Continia la charta diciendo que el As de Diamantes representa tun joven guapo con un enorme diamante en su anillo, etc. y la Reina de Picas una hermosa pero intrigante morena. Pon la Reina de Picas cara abajo y coloca la carta doble (As de Diamantes) sobre la Reina y da sobre la mesa el supuesto As de Diamantes (en realidad la Rei- na de Corazones) dejandolo cara abajo. Utilizando el indice izquierdo empuja esta carta hacia un espectador, de tu izquierda, rogandole gue coloque su indice sobre el As. Date cuenta que mientras haces esto, la cara de la Reina de Picas, mantenida en la mano izquierda, esté expuesta a la vista de todos de una forma natural. Esta peque- fia sutileza convence al espectador de cualquier duda que tuviera sobre el As de Diamantes. Mientras la mano izquierda retrocede, gira de forma que las cartas de nuevo queden caras abajo. La mano derecha ahora retira la carta superior (el As de Diamantes) de la mano izquierda, dejandola cara abajo frente a una espectadora de la derecha, con el ruego que colo- que su dedo sobre la bonita morena. Al hacer esto la carta debajo del As (la Reina de Picas) queda retenida en la palma izquierda. Este pase generalmente se conoce como el empaime del tahur. Las figuras 1y 2, ensefian cémo se realiza Figura 1 Figura 2 Nota: La carta de abajo se mantiene cruzada en la palma izquier da, mientras la de arriba se retiene con la mano derecha. Mientras la mano derecha retira esta carta, izquierda retrocede y cae natural- 25 mente of regazo. No te angusties por esta carte. Tends todes las portunidades que quieras para deshacerte de ella, mientras nies hablando. : seen Te 4 prepare man get preperado. Siéo queda termina ls historia. Con la extrae un lapicero del bolsillo de| cando que @! lapicero rey fla corer presenta el j se €! cura que realizara la ceremonia ra ponga Su carta cara arriba. Ella tiene ahora el anillo de diamante, Mientras el espectadar a: i fa la vuelta a su « 6 con la novia vergonzosa», EN ave Hee La TRANSPOSICION CLAsICA a) Pr Ja): Pmera, una cat inderene; segunda Reis fe See Wy: le Diamantes. Manteniendo estas tres cartas en la mano izquierda, saca |: atten Ve i la carta de abajo (el As di = le Diamante: lenseha las dos carts (carta doble en la mana derecha) Wen ples “6. .. el pulgar izquierdo arrastra la carta de 's de Diamantes (ahora carte a : ta doble con la R le Picas encima), reemplazando la carta doble encima de la iede 26 EL INDULTO DEL MaGO EI mago ensefia dos cartas: El Dos de Picas y el Diez de Corazo- nes. Lanza el Diez cara abajo sobre la mesa, reteniendo el Dos de Picas en su mano izquierda. Después de unos signos cabalisticos, anuncia el mago que las dos cartas han cambiado de lugar. Vuelve, muy seguro de sila carta sobre la mesa, cara arriba y es iel Dos de Picas! Lanza la carta de la mano izquierda sobre la mesa, cara abajo y diciendo que es el Diez de Corazones; no obstante, «ella» se sepa- ra en dos, exponiendo el hecho de que no es realmente una carta sino dos. El mago parece algo sofocado, y lamenta haber estropeado aparentemente el efecto; no obstante se ofrece a arreglarlo. Da unos pocos pases mdgicos y se ensefian las dos cartas que resultan ser el Cuatro y el Seis de Corazones, totalizando Diez Corazones. El mago ha cumplido lo que prometid, es decir, ha transpuesto el Diez y el Dos, y por lo tanto ha obtenido el indulto. Antes de comenzar el efecto, coloca secretamente el Cuatro y el Seis de Corazones en el fondo de la baraja, Recorre la misma y ex- trae el Dos de Picas y el Diez de Corazones, dejéndolos cara arriba sobre la mesa. Mientras atraes la atencién sobre estas dos cartas, vuelve el mazo caras arriba y empalma las dos caras de la boca, caras hacia la palma, en la mano derecha. Deja la baraja a un lado. Coge el Diez de Corazones con la izquierda y transfiérelo, cara arri- ba, a la mano derecha, agarrando la carta por sus extremos, los de- dos en el anterior y el pulgar en el posterior. Después toma el Dos y déjalo de forma similar debajo del Diez de Corazones en la mano derecha. Vuelve las cartas caras abajo, de forma que entren en con- tacto con la palma derecha, afiadiendo asi, las dos cartas empalma- das bajo las cartas mientras se realiza el giro. Es un movimiento muy natural y engafioso. Mientras explicas lo que te propones hacer, 27 iguala las cartas caras abajo en la mano izquierda dejéndolas en la posicién de dar. Con el pulgar derecho, obtén una separacién debajo las dos cartas de arrita en su esquina interna izquierda y luego in- troduicelo profundamente en la separacién, de manera que la citada esquina quede bien encajada en la horca del pulgar derecho. Alza las dos cartas de arriba, como una y ensefia el Diez de Corazones. Las cartas estén ahora en posicién para hacer el Se extraen abiertamente los cuatro reyes de la baraja y se mues- tran libremente manteniéndolos caras abajo en la mano derecha, si- tuada aproximadamente en el centro de la mesa. La mano izquierda se ensefia vacia y se coloca bajo la mesa. Los reyes se dejan sobre la mesa y, dandoles un ligero golpe, el mago dice: «iAtencién!». Se escucha bajo la mesa un audible clic, y el mago anuncia: «Uno de fos reyes ha atravesado la mesa». La mano izquierde sale de debajo la mesa sosteniendo una carta dorso arriba. Dando un chasquido la deja caer cara arriba sobre la mesa y se comprueba que es el Rey de Diamantes. Esta carta se coloca cara arriba sobre las restantes cartas en la mano derecha, y las cuatro cartas, (una cara arriba, tres caras aba- Jo) se ensefian separadamente. «Lo intentaré de nuevo con un rey diferente. iAtencién!». La mano vacia izquierda se lleva bajo mesa y las cartas de la mano de- recha se golpean como antes. Otro audible «clic» y la mano izquier- da sale debajo de la mesa con otra carta cara abajo. Dandole la vuelta con un nuevo chasquido el mago comenta: «E! 29 rey de Corazones. Esta carta se coloca cara arriba sobre las otras que estan en la mano derecha y, las cuatro cartas (dos cara arriba y dos cartas abajo) se ensefian por separado. «Ahora vamos con el tercer rey. iAtencién!». Se repite el mismo procedimiento, y nuevamente la mano izquierda extrae otra carta cara abajo, de debajo de la mesa, |a cual resulta ser el Rey de Tré- boles. Este rey se coloca encima de los otros dos reyes caras arriba, y las cuatro cartas (tres caras arriba y una cara abajo), se muestran por separado. El tltimo rey que continua cara abajo, se vuelve cara arriba y se deja sobre los otros tres reyes también caras arriba. «EI Rey de Picas es la Gnica carta que no ha traspasado la mesa Pondré las cartas cara debajo de una en una deforma que ustedes sabrén exactamente donde cae el Rey de Picas. Vigilen ahora estre- chamente>. La mano izquierda vacia se coloca bajo la mesa. Los re- yes se golpean sobre la mesa como antes; otro audible clic y la mano izquierda aparece sosteniendo una carta cara abajo. «Y aqui estd el Rey de Picas». Pero al volverla como antes, se descubre que es el As de picas. «Algo parece que ha ido mal. Bien, transformaré estas otras cartas en Ases>. Las tres cartas que estan en la mano derecha se vuelven caras arriba y se comprueba que son los tres ases. «Qué sucedié con los reyes? iAhl, han estado aqui en mi balsillo todo el tiempo». EI mago extrae los reyes del bolsillo del pecho de la americana (el interior) Una advertencia: no se emplean cartas duplicadas. Este efecto debe presentarse sentado tras la mesa Signtate de tal modo que cuando te recuestes en la silla, quede aproximadamente un espacio de 10 cms. entre el cuerpo y el borde de la mesa. Los codos se apoyan sobre mesa, para proporcionar la ‘mayor cobertura posible para la «descarga» y, se utilizan como pivo- tes de los brazos en los movimientos de descarga, que se explicaran mas adelante. En un previo efecto, quizds uno con ases, procura que los cuatro 30 ‘ses queden sobre la baraja y el As de Picas la cuarta por arriba Ahora recorre las cartas caras arriba y corta un grupo de cartas in- cluyendo el Rey de Picas y coldcalas cerca de los ases, que deben permanecer arriba. Recorre las cartas nuevamente, dejando el Rey de Tréboles cerca de la cara de la baraja y procura que los otros reyes rojos queden seperados y por el centro de la baraja entre el Rey de Picas y el Rey de Tréboles. Estos cortes deben salir aproxima- damente la mitad de su longitud (figura 1). Después de que el titi- mo rey, (el de Picas) ha quedado sobresaliendo, continua deslizando las cartas (mas répidamente) hasta llegar al As de Picas. Asegura una separacién bajo esta carta con el meftique, y cierre la baraja dejando los cuatro reyes sobresaliendo por el extremo exterior. La figura 2, muestra cémo se debe mantener Ia baraja entre el pulgar y el mayor derechos. La figura 3, ensefia como se afladen secretamente bajo los cuatro reyes los tres ases que estan en el fon- do de la baraja, en el gesto de la mano izquierda hacia delante para extipar los cuatro reyes. Se retira la baraja con la mano derecha dejando los tres ases ocultos bajo los cuatro reyes en la izquierda Esta mano ahora sostiene siete cartas y en este orden, desde la pal- ma hacia arriba: AC, AD, AT, RP, RD, RC, RT. El publico, naturalmen- te, sdlo tiene conocimiento de los cuatro reyes. Da la vuelta al resto de la baraja, en la mano derecha, de forma que quede cara abajo en dicha mano, El pulgar derecho se encuen- 31 Figura 2 Figura 3 tra ahora en una posicién natural para descergar la carta arriba: el As de Picas. Anuncia que sdlo utilizards los cuatro reyes, de forma que dejaras el resto de la baraja en tu bolsillo, alejandola asi del «campo de ope- raciones». El codo derecho esta apoyado sobre la mesa y el brazo derecho esta girado hacia dentro, hacia el cuerpo, y luego hacia aba- 40, por debajo del nivel de la mesa, el brazo pivota sobre del codo. Cuando la mano derecha se encuentra bajo la mesa, el codo se le- vanta y el brazo continua retrocediendo y coloca la baraja en el inte- rior del bolsillo derecho de la americana. En el transcurso de esta accién, la mano derecha que est4 momenténeamente fuera de la vista, desliza con el pulgar el As de Picas, sin pararse, dejéndolo en el muslo derecho bajo la mesa. Esta accidn debe hacerse de una for- ma continua, puede parecer ligeramente dificil al principio, pero unos pocos ensayos, la suavizardn fundiendo los movimientos en uno solo, dejéndola completamente natural. Toda la atencidn esté dirigida a los reyes y el llevar el mazo al bolsillo debe realizarse sin darle importancia, Para el piiblico, todavia no ha sucedido nada anormal. La mano de- recha coge el Rey de Tréboles y casualmente lo transfiere al fondo de las siete cartas, como si estuviera jugando con las cartas. El efecto esta preparado sin que nadie sospeche que hayas hecho nada todavia. De ‘manera que debes actuar como si ahora empezara el juego. «Se habrén dado cuenta que cada Rey es diferente; supongo que los hacen asi para aistinguirlos uno de otra». No se te ocurra contar- 32 los. Se supone que tienes cuatro cartas de forma que no levantes sospechas conténdolas. En lugar de ello, desliza las cartas una a una diciendo: «Corazones, Diamantes, Picas y Tréboles ». Para hacer esto las cartas se mantienen en la posicién de dar en la mano iz- quierda. Cuando dices «Corazones» el pulgar izquierdo empuja el rey de corazones hacia la derecha. La mano derecha toma la carta entre el pulgar sobre la esquina que tiene el indice y los dedos deba- Jo, alejéndola de la izquierda uno centimetros. EI pulgar izquierdo empuja la siguiente, KD, y la deja bajo el KC en la mano derecha, la cual se retira con ella, Mientras la mano derecha retorna para coger 1 Kp, las cartas en le mano izquierda quedan cubiertas parcialmente al colocar el Rey de Picas bajo los dos reyes rojos. Mientras se reali- za esto el dedo mefiique ejerce presién sobre la carta de abajo, com- bandola hacia la palma izquierda, permitiendo a los dedos derechos agarrar todas las cartas en la mano izquierda a excepcién de la de abajo. La mano derecha se aleja mientras dices «Picas». La mano lzquierda ahora sostiene solamente el Rey de Tréboles. Chasquee la esquina de esta carta con el dedo izquierdo, demostrando sutilmen- te que hay sélo una carta, mientras dices «Tréboles» y la dejas en- cima de las cartas de la mano derecha. Los cuatro reyes estan ahora cara arriba encima de los ases, sin que nadie se haya dado cuenta Esta manipulacién, generalmente es conocida como la cuenta bucle. Di: «Los cuatro reyes y extiéndelos ligeramente de forma que puedes asegurar una separacién bajo el tercer rey; sé cuidadoso Para no exponer la presencia de los ases. Al cuadrar las cartas, transfiere la separacién a la parte carnosa de la base del pulgar. Gira la mufieca izquierda hacia ti, para que las cartas queden cara abajo. Relajando ahora el pulgar izquierdo, la separacién se abrir a lo lar- g0 del costado interno de las cartas como se indica en la figura 4. La figura 5 indica cémo se retiene esta separacién con el pulgar derecho al pasar las cartas a la mano derecha. Ambos codos estan sobre la mesa. El brazo izquierdo pivota hacia delante, mientras la mano izquierda pretende limpiar imaginarias motas de polvo en el centro de la mesa. Al ir a mano izquierda hacia atras en su movi- miento de barrido, la mano derecha se retira de! camino, hasta que las cartas quedan fuera de la mesa y sobre el regazo. Estando toda 33 Figura s Muestra la mano izquierda vacia y 82” a través de la mesa l2quierda se mete debaj “Ahora intentaré ha cer pa- 2 UMo de los reyes. iAtenciént>. La mano jo la mesa bajo el pu 's, el brazo izquierdo Colocéndolos bien hacia delante sobre as rodillas. Al hacerlo, la mano izquierda retiene la carta de arriba (Rey de Diamantes) y lo lleva hacia delante bajo el Punto donde se supone que penetrard la mesa. La mano derecha golpea las cartas visibles contra el tablero y casi simultsneamente, la mano izquierda también golpea con su carta contra la parte infe- rior del tablero de la mesa. La mano izquierda se saca, sosteniendo una carta cara abajo. La carta vuelve con un chasquido y se muestra «El Rey de Diamantes» Este rey se pone cara arriba sobre las cartas caras abajo y todas se toman en la mano izquierda en la posicién de dar. «Esto nos deja tres reyes para atravesar la mesa>. Mientras estas diciendo esto, cuenta las cartas, realizando el bucle en el tercer rey y colocando la Ultima carta bajo las otras en la mano derecha. Sin embargo no cuenta las cartas en voz alta. El propésito de ensefar las cartas es hacer énfasis en el hecho de que tres cartas quedan por atravesar la mesa y no que tienes solamente cuatro cartas. Esto se da por su- puesto y no se debe recalcar, Repite el mismo procedimiento para hacer atravesar el segundo rey. Una vez que este segundo rey se ha sacado bajo la mesa y ensefiado, colocalo sobre el primer rey y emplea la cuenta bucle para ensefiar las cartas. Dos reyes estan caras arriba y, aparente- mente, dos caras abajo «Ahora silo nos quedan dos més. iAten- ciénl>. Repite lo anterior; extrae el tercer rey y de nuevo haz la cuenta bucle. «7res reyes han atravesado la mesa. Sélo falta e! Rey de Pi- cas». Al realizar \a cuenta bucle, |a ultima carta en la mano izquierda esté cara abajo. Al decir «el rey de picas>, vuélvela con un chasqui- do y colécala sobre los otros tres reyes caras arriba en la mano de- recha. Coloca ahora todas las cartas (atin caras arriba) en la mano izquierda y cuddralas dejandolas en posicién de dar. Toma el rey de picas en la mano derecha, ponlo cara abajo y coldcalo bajo las otras cartas. Haz lo mismo uno a uno, con los restantes reyes. Todas las cartas estén cara abajo con los tres ases encima. Extiende las tres cartas de arriba diciendo: «Naturalmente, ustedes saben dénde esté el de Picas». Al cuadrar las cartas en la mano derecha, asegura una separacién debajo de la tercera carta con el pulgar derecho. Las car- 35 tas se sostienen caras abajo en la mano derecha, como se observa en la figura 6. La mano izquierda se ensefia vacia y se pone bajo la mesa como antes, y la mano derecha se adelanta hacia el centro de la mesa, inclinando el cuerpo también hacia adelante. El brazo Izquierdo pivo- ta sobre el codo, hacia el cuerpo, y recoge y asegura el As de Picas, que ha permanecido sobre la rodilla derecha todo el tiempo. La ‘mano derecha golpea las cartas contra la mesa y la izquierda hace lo mismo con el as contra la parte inferior del tablero y emerge con la carta cara abajo. Los codos estén sobre la mesa como en el primer movimiento de «descarga», pero esta vez Ia izquierda mantiene una carta. Con un gesto dramatico la mano izquierda vuelve su carta cara arriba con un chasquido, Mientras que la mano izquierda oscila hacia atrés al hacer este gesto, la mano derecha retrocede para de jarle sitio. Toda la atencién se concentra en la izquierda que se ade- lanta para mostrar su carta, que no es otra que el As de Picas. En este mismo instante, la derecha deja caer las cuatro cartas que sos- tiene bajo la separacién en el regazo. Esto se hace exactamente cuando la izquierda muestra su carta. La mano derecha, acompajia inmediatamente a la izquierda en su movimiento hacia adelante y vuelve a su primitiva posicién Aparenta una leve sorpresa, pero no muevas las manos. Este es el climax... Di: «Algo parece haber ido mal... Transformaremos es- tas cartas por los otros ases». Al decir esto Ultimo, vuelve con un chasquido los tres ases de la mano derecha Pausa para permitir que el efecto penetre en sus mentes, y luego di: «Recuerden, yo tenia el mazo en mi bolsillo». Recuéstate en la silla mientras la mano derecha se dirige al bolsillo de la americana y extrae la baraja, dejéndola sobre la mesa. Mientras tanto la mano izquierda, cae en el regazo y empalma los reyes. Contintia: «Y fos reyes han estado en mi bolsilfo del pecho todo el tiempo». Busca en el interior del bolsillo de la cartera con la mano izquierda y extrae los cuatro reyes en las puntas de los dedos. 36 “apitulo Cuarto LA MANO DE BRIGDE PERFECTA A cualquiera que haga juegos de manos con cartas mas tarde o més temprano alguien le ha hecho la siguiente pregunta: éQué ha- ces cuando juegas a las cartas? Hey por supuesto un montén de rutinas basadas en demostraciones de juego, pero normalmente son tan largas y reiterativas que este tipo de demostraciones tienen un relativo valor de entretenimiento. Sin em- bbargo, en las debidas circunstancias, la siguiente presentacién es de lo més efectiva. La preparacién inicial es relativamente pequefia, y no se emplean pases de ningtin tipo; con todo, el efecto es asombroso. Se corta un mazo en tres paquetes y cada uno de ellos se mezcla @ fondo por diferentes espectadores. Dichos paquetes se vuelven a cortar para mezclarlos atin mds. Claramente sin ninguna manipula- cién el mago da cuatro manos de Brigde, y las vuelve cara arriba para mostrar que las cartas estén profusamente mezcladas. Recoge las cartas y entrega el mazo a un espectador, le pide que corte las cartas y que reparta cuatro manos de Brigde. El espectador se da a si mismo todas las Picas de la baraja: iLa perfecta mano de Brigde! Un verdadero milagro, ya que parece que el mago no tiene el més minimo control sobre el resultado. Lo que la gente no sabe es que empiezas con las trece Picas en la boca del mazo. Secretamente coloca una de las Picas y tres cartas indiferentes en el bolsillo. El mazo tendra sélo cuarenta y ocho car- tas, 37 Sesteniendo las cartas cara abajo en la mano izquierda, consigue une separacidn bajo la decimoctava carta desde arriba. Comienza tu Imlagro cortando estas dieciocho cartas sobre la mesa; a continua. don corta el resto del mazo por encima de la primera Pica, colocan. do estos dos paquetes en la mesa junto al primero (Figura 1). Tienes dos paquetes de dieciocho cartas cada uno y otro formado Por las doce Picas. Haz que diferentes espectadores mezclen profundamente los, pa- fuetes y que los coloquen en la mesa como al principio. (Otra ver 1a figura 1). Figura 2 oma el paquete formado por las Picas y deja cuatro cartas sobre cada uno de los paquetes de doce cartas restantes (Figura 4). Le 38 12 cartas Todas Picas 12 cartas 12 cartas 12 cartas 16 cartas en cada paquete 4 Picas sobre cade uno, @ & Figura 4 situacion ahora es que tienes tres paquetes de dieciséis cartas cada uno y que las cuatro cartas superiores de cada uno de ellos son Pi- cas. Recoge los paquetes colocdndolos uno sobre el otro. Para que sea convincente todo el proceso, debe parecer de que estés mez- clando entre ellos los paquetes recién mezclados. Habla ahora sobre lo dificil, que es conseguir una perfecta mano de Brigde después de que tres personas hayan mezclado a fondo las cartas. Mientras explicas todo esto reparte cuatro manos de Brigde, Poniendo cuidado de que cada carta vaya a parar encima de la ante- flor en cada mano. Usando la carta superior de cada mano como una pala recégelas y vuélvelas cara arriba, de forma que quede cubierta las Picas que se encuentran en la cara de cada paquete. El mazo se encuentra ahora ordenado para repartir la mano perfecta de Briqde en Picas. Recoge las cartas (poniendo culdado en no desordenarlas) colo. cando una mano sobre otra. Dale el conjunto del mazo a un espec- tador @ tu izquierda, y encargale de dar una perfecta mano de Brig- 39 de de este mazo tan bien mezclado. Haz unos pases cabalisticos, y haz que alguien corte el mazo para pedir @ continuacién al especta~ dor que reparta cuatro manos de Brigde. Antes de que termine pre- guintale si él ha dado desde abajo en alguna ocasién. Sea cual see su respuesta, coméntale lo bien que lo esté haciendo bajo tu hipnética influencia. A continuacién sélo te queda producir el climax en uno de las siguientes maneras. Una de las cuatro manos contiene todas las Picas. Entérate de cual es mirando una de sus cartas de tu mano mientras se estén repartiendo. Si es una Pica sabes que la tuya es Ia mano perfecta, asi que al terminar dile que has hecho que éi te diera la mano per- fecta de Brigde. Si la carta que has mirado no es una Pica, espera a que termine de dar, y entonces le hechas un vistazo a una carta de la mano del que repartié y a otra de su compafero, mientras haces comentarios sobre como le has ensefiado a dar de abajo sin decirselo. Las manos que se encuentran a tu izquierda y derecha respectivamente. Si el que repartié tiene las Picas dile que le has hecho que se de todas las picas el mismo. Si quien tiene las Picas es el compafiero le explicas que has hecho que le dé la mano perfecta a su compafiero para evitar sospechas sobre él Si ninguno tiene una Pica es que el que las tiene es tu supuesto compafiero, asi que le dices que le has conducido a que le diera la mano perfecta a tu compafiero para evitar sospechas sobre ti. Primero vuelve siempre las tres manos que no ganan, dejando para el final la perfecta mano de Bridge Los profanos acabarén completamente hechos polvo, créeme, y los magos, si intentan hacerlo con cincuenta y dos cartas no les sal- ard en la vida 40 EL LADRON Esquivo Este efecto tiene una historia como tema. Aungue la historia en si misma es simple, sirve de pretexto para montar una serie de sucesos sorprendentes, que ocurren tan rapida e inesperadamente, que el au- ditorio es transportado momentaneamente a un mundo de fantasia y magia. La técnica del efecto es relativamente sencilla y entra facil mente dentro de las posibilidades del cartémago medio En la presentacién de Hamman, se invita a un espectador a esco- ger una carta entre cinco. Esta carta, de acuerdo con el relato, rep- resentaré un inteligentisimo caco lleno de recursos. El espectador coloca su carta en quinto lugar a contar desde Ia parte superior de! mazo, al que llamaremos el escondite del ladrén. El mago retira las cuatro cartas de arriba, que representan a cuatro hombres que se han visto abandonando el escondite. Al espectador se le ruega colo- car su mano sobre la baraja para asegurarse de que el ladrén no puede escapar. El mago llama la atencién también sobre su cartera la cual representard el banco. Ei ladrén, no obstante, usando tretas inteligentes se disfraza y elude la vigilancia del escondite. Las cuatro cartas retiradas de encima de Ia baraja se ensefian de nuevo y una de ellas se parece exactamente al ladrén pero como es bastante es- curtidizo, escapa al Norte. Esta carta se deja a un lado, cara abajo sobre la mesa, Las restantes tres cartas se ensefian nuevamente y una de ellas es ahora el ladron, pero otra vez escapa, esta vez hacia el Este. Las dos cartas restantes, se ensefian de nuevo y una de ellas es el ladrén. Se va hacia el Oeste. (Estas referencias hacia as direcciones, son naturalmente, solo figurativas, sin preocuparse de las direcciones reales). La ultima carta aparenta ser el ladrén, yén- aL dose hacia el Sur. El espectador que ha estado guardando el verda- dero ladrén, que cree estar sobre la baraja, descubre ahora que realmente se ha marchado Cuando finalmente la policia le coge junto con los cuatro sospe- chosos, comprueban que ninguno de ellos es el ladrén. La policia se Precipita hacia el banco y Ilegan justamente a tiempo de coger al ladrén robando la caja fuerte (tu cartera). La mayor parte del relato que coordina esta secuencia de efectos, sirve de pretexto para cubrir las necesarias manipulaciones y como misdirection. Para comenzar, abanica la baraja y haz que un espec- tador retire cinco cartas caras abajo y mezcle esas cinco. Mientras lo hace, coloca la baraja sobre la mesa un poco hacia tu derecha. El mazo debera formar un angulo de 45 grados hacia ti. Ruega al es- Pectador que mire y recuerde la carta de abajo de las cinco. Esta carta, explicas, representaré un inteligentisimo ladrén lleno de re- cursos en una historia que les vas a contar. El espectador deja caer las cinco cartas caras abajo sobre la baraja y las cuadra Explica que la baraja representara el escondite del ladrdn y que la policia esté vigilando el lugar. Mientras dices esto, la mano derecha retira las dos cartas de arriba colocéndolas cara arriba (como una carta) en la mano izquierda en la posicién normal de dar las cartas. Esta maniobra se explicd en mi anterior libro «La cartomagia de Paul Le Paul» y se realiza de la siguiente manera: El pulgar derecho hojea la porcién superior de la baraja levantando ligeramente la esquina interna izquierda y, Iuego soltando las cartas rpidamente. El pulgar derecho al terminar de hojear las cartas, retiene las dos ditimas car- tas al tacto. Esto no es sencillo de explicar pero una vez que se ha adquirido la necesaria soltura no es particularmente dificil de ejecu- tar. Una vez retiradas las dos cartas de arriba de la baraja, se hace un chasquido dejéndolas cara arriba en la mano izquierda. Esto se realiza asi: Deja escapar las cartas de la yema del dedo mayor y, simulténeamente, agarra la esquina interior izquierda entre el pul- ger y el indice. Las dos cartas se colocan inmediatamente, como 42 una, cara arriba en la palma de la mano izquierda, sostenidas por los dedos de esta mano para prevenir cualquier posibilidad de que las cartas se separen. Mientras haces esto, di: «Sale un cémplice, no el ladrén». Retira una segunda carta (una sola) de la misma manera, haz el chasquido y déjala cara arriba sobre las cartas en la mano izquierda al tiempo de decir: «Otro que se marcha, no el ladrén». Retira una carta otra vez de la misma manera y déjala cara arriba sobre las cartas de la mano izquierda, diciendo: «Sale ef tercer cémplice, no el ladrén» Pausa y mira al espectador: «Usted miré la quinta carta, éno es ver- dad?>. La razén de esta pregunta es ganar un poco de tiempo. De nuevo debes retirar como una las dos cartas siguientes, exactamen- te como lo hizo la primera vez y te da una excusa légica pare el lige- ro titubeo que es necesario al agarrar las dos cartas. Cégelas y déja- las cara arriba de la misma forma que las anteriores sobre las cartas de la mano izquierda, «Y naturalmente, la cuarta carta tampoco es el ladrén». Es importante resaltar que ninguna de estas cartas es la carta-ladron, para convencer a todos que el ladrén permanece sobre la baraja Ahora sostienes seis cartas caras arriba en su mano izquierda, pero naturalmente, el piiblico sélo conoce la existencia de cuatro. Debes liberarte de una de la siguiente forma: Ruega al espectador ‘ue ponga su mano sobre la que parece ser la quinta o carta perse- guida. Mientras hace esto empalma la carta de abajo del paquete que sostiene mediante el empalme del tahtir explicado en un efecto anterior. Busca en el bolsillo lateral izquierdo de la americana, depo- sita la carta empalmada y saca la cartera, diciendo: «Mi cartera rep- resentaré el banco que el ladrén desea robar», Reemplaza la cartera en tu bolsillo de forma que la abertura quede hacia arriba. Esto se hace para introducir fécilmente el ladrén més tarde, como se expli- card luego Estos preliminares pueden parecer largos y complicados, pero realmente se realizan en muy poco tiempo; y antes de que el publico sepa lo que va a suceder, ya estés preparado. 43 Sostén las cinco cartas caras arriba en tu mane izquierda como en ia figura 1. Figura 1 Por medio de la falsa cuenta siguiente, s6lo se ensefiaran cuatro cartas, ninguna de ellas serd la carta-ladrén. La yema del dedo mayor derecho arrastra la carta de abajo come en la figura 2. A continuacién la segunda como se observa en la misma figura Estas dos cartas se mantienen ligeramente abanicadas en la mano derecha Ahora mientras aparentemente vas a retirar la siguiente de abajo, ejecuta la carta corrida de la manera siguiente: mientras el segundo dedo derecho va a retirar la carta de abajo de las tres que todavia quedan en la mano izquierda, ésta se desliza hacia atras, hacia la mufieca izquier~ da, por medio del dedo medio izquierdo ligeramente humedecido para este propésito. La mano derecha toma las dos cartas de arriba juntas como una, dejandolas bajo las cartas en la mano derecha. Parece que sélo tiene tres cartas ligeramente abanicadas en esta mano, y una carta en la mano izquierda. Esta ultima carta se coloca debajo de las cartas abanicadas de la mano derecha: acabas de en- sefiar cuatro cartas y ninguna de ellas es la carta-ladrén. En el con- taje de estas cartas dices: «Estos cuatro hombres abandonaron el escondite, pero ninguno de ellos es el ladrén>. «Pero la policia, conociendo cuan inteligente es el ladrén, les mird nuevamente y, esta vez, uno de los tres se parecia al ladrén. Pero 44 antes de que pudieran cogerle, se escapé al Norte». Cierra el abani- co de la mano derecha y coloca las cartas caras abajo en la mano izquierda como en la figura 1. Cuéntalas de nuevo pero, esta vez, retira legitimamente las tres cartas de abajo. Vuelve el abanico de tres cartas caras arriba en la mano derecha: No esta el ladrén. Gira la mano izquierda, ensefiando las dos cartas come si fueran una. iEs el ladrén! Haz una pausa lo suficientemente larga para permitir que se re- gistre esta primera sorpresa, pero no demasiado larga, ya que éste es el momento en el que las cosas raras empiezan a pasar. Debes mantener /a situacién bajo control. Asi que, procede inmediatamen- te con la siguiente fase del efecto. Vuelve caras abajo las cartas de la mano derecha y coloque la carta doble encima (cara abajo) y cua dra las cartas nuevamente en la mano izquierda como en la figura 1, excepto, naturalmente, que ahora estén caras abajo. Los espectadores piensan que la carta de arriba es el ladrén, a que da esta carta sobre la mesa (cara abajo) en la supuesta posicién Norte. «Pero escapé al Norte». Aparentemente te quedan tres cartas caras bajo en la mano izquierda., enséfalas de este modo: Extrae la carta de abajo. Al tomar la siguiente de abajo, cérrela hacia atrds y toma las dos cartas de arriba, juntas como una. Luego coloca la tl- tima carta debajo del abanico en la mano derecha. Estas, aparente- mente tres cartas, se giran caras arriba y se ensefian. Si apoyas el extrem anterior del abanico contra ia mesa y aplicas una ligera pre- sin, evitaras que las cartas se separen. Haz esto siempre que ense- jies las cartas, «No estd el ladrénm. «Pero cuandb la policia miré de nuevo...» Las cartas se vuelven caras abajo en la mano izquierda (figura 1), cuenta las dos cartas de abajo y enséfialas. Las cartas que quedan en la mano izquierda, mantenidas juntas como una, se ensefian y otra vez aparece el la- drén. Las dos cartas en la mano derecha se colocan bajo la doble carta de la mano izquierda y la carta de arriba (aparentemente el ladrén) se lanza cara abajo sobre la mesa hacia el Este. Las restantes cartas de la mano izquierda se ensefian como dos por medio de la carta corrida, tomando las dos cartas de arriba, ‘como una, en la mano derecha. Ambas carta se ensefian y ninguna 45 es el ladrén. Las cartas de la mano derecha se colocan bajo |a carta de la izquierda. Di: «Pero fa policia al mirar otra vez, comprobé que una de ellas era de nuevo el ladrén y esta vez se marché hacia ef Oeste». Una vez mas las tres cartas se colocan cara abajo en la mano izquierda como en la figura 1. Corre la carta de abajo, tomando las dos cartas de arriba, juntas como si fueran una, y luego ensefia ia carta de la mano izquierda. Esto es una pequefia sutileza. Todo cl mundo sospecha, en estos momentos, que esa seré el ladron, pero no lo es. Entonces muestra socarronamente la carta de la mano de- Fecha. iEs el ladrén! Estas son las pequefias cosas que Hamman acostumbra a hacer justo en el momento que uno cree haber imagi- nado algo. Eso es magia inteligente y nunca falla para despistar al colega que cree conocer una o dos cosas. Pero continuemos: Coloca esta carta doble bajo la carta de la mano izquierda. Corre hacia atras la carta de abajo (la carta-ladron) y extrae la segunda y lanzala hacia el Oeste. Al tiempo de hacer esto, cuadra las dos cartas restantes en la mano izquierda. «¥ cuando Ja policia observs de nuevo, esta Ultima carta era ef ladrén». Agarra las cartes con la mano derecha, por sus costados y haz el chasquido para volverlas cara arriba como si se tratara de una sola, exactamente igual a como se hizo al retirarla de la baraia la primera vez. Déjalas cara arriba en la mano izquierda en Ia posicin de dar, manteniéndolas bien cuadradas. Luego, repite el chasquido, dejéndolas caras abajo y en la misma posicién. Ahora debes desviar la atencién de tu mano izquierda, asi que di: Elegida una carta, se pierde en el mazo. | mago intenta hallar esta carta por medio de la lectura de pensamiento, pero aparente- mente falla cuando pretende leer la mente del espectador, ya que afirma que la carta elegida era una carta roja cuando realmente era negra. El mago parece estar muy seguro de si mismo y resuelta- mente procede a separar todas las cartas rojas de la baraja y deja Jas negras a un lado. Retira una de las cartas rojas y la lanza sobre la proclamando que esa es la carta elegida. El espectador creyendo que, por fin, ha «pillado» al mago, afirma alegremente que ésa no es la carta correcta. Sin embargo, el mago permanece impertérrito por este fallo y, anuncia que hallaré la carta de un modo diferente. Aparentemente creyendo todavia, que la carta del espectador es roja, procede a dividir las cartas rojas en cuatro montones, colocan- do dos de ellos cara arriba sobre la mesa y los otros caras abajo. Mezcla uno de los paquetes caras arriba con uno de los que estan caras abajo. Después les da la vuelta y mezcla el otro caras arriba 49 con éstos. De nuevo les da la vuelta y mezcla el cuarto paquete con ellos. Algunas cartas rojas estén caras arriba y otras caras abajo. Unos pases magicos y el paquete de veintiséis cartas se extienden caras abajo entre las manos. Todas las cartas estan ahora caras abajo excepto dos, que contindan caras arriba icon una carta cara abajo entre ellas! Esta es la primera sorpresa. El mago extrae las dos cartas caras arriba junto con la carta cara abajo entre ellas y las abanica entre sus manos y declara que le car- ta cara abajo es la carta elegida. 1 espectador cree que el mago esta poniéndose en ridiculo, embarullandose con las cartas rojas, cuando la carta escogida era negra. Asi que con una sonrisa burlone, dice el nombre de la carta negra elegida. El mago queda un poco sorprendido; no obstante, sopla sobre las tres cartas y les da la vuelta. La carta del centro es ila carta negra elegida! Segunda sor- presa Y ahora abran bien los ojos que viene el «climax». En este mo- mento, los espectadores creen que el mago tiene en sus manos to- das las cartas rojas, asi que imaginese su sorpresa cuando diga: «Pero la parte realmente dificil de este efecto era decidir qué carta negra fue la escogida>. £1 mago da la vuelta a las cartas que sostie- ne entre las manos y las extiende caras arriba sobre la mesa. iSon todas negras! Por Ultimo, la otra mitad de la baraja, que se dejé desde el co- mienzo sobre la mesa, se vuelve caras arriba y ison todas rojas! Ha~ blando figuradamente este golpe les deja K.O. Al leer este efecto por primera vez, puede parecer demasiado lar- go y complicado pero permiteme que te asegure que cuando se pre- senta con propiedad, trenscurre con bastante rapidez y deja al publi- co la sensacion de haber sido testigos no de un juego de cartas mas, sino de magia real. La belleza de esta serie encadenada de sorpresas reside en el he- cho de que el cambio ocurre mucho, antes de que nadie sepa lo que va a suceder, Todo parece leal y correcto y cuando se llega al climax, 50 no parece existir ninguna explicacién posible. Ademés, el espectador estd tan contento por saber que el mago esta totalmente equivocado en la identidad de su carta, que esta completamente desprevenido ante la «jugarreta» final Al principio la carta elegida se controla sobre la baraja por cual- auiera de los numerosos medios para ello. Mientras hablas sobre la lectura de la mente, gira el mazo caras arriba, abanicalo ligeramente y entérate de la carta escogida que esté sobre la baraja. No hay nada sospechoso en esto, ya que dices el color opuesto al de la carta elegida. Vamos a suponer que la carta elegida es la Jota de Tréboles. Di, por consiguiente, que la carta del espectador es roja, No le des ninguna oportunidad para negarlo. Comienza, rapida- mente a recorrer la baraja y ablertamente separa todas las rojas de las negras, colocando las rojas caras arriba en un grupo sobre la mesa, manteniendo las negras caras arriba en su mano izquierda Advierte al espectador que como su carta debe estar entre las rojas Que no te lo indique de ningiin modo, Sugiérele que mire la carta opuesta del mismo valor. Mientras él, alegremente te complace, pre- para las cartas negras que tiene en las manos como sigue: La carta elegida estd junto a tu palma, es decir es la carta de abajo del pa- quete de cartas negras caras arriba que sostienes en tu mano iz~ Quierda. Casualmente extiende el grupo de cartas negras y asegura una separacién con el pulgar derecho (en el extremo interno) debajo de las seis cartas top, mientras cuadras nuevamente las cartas en Ja mano izquierda. Con el pulgar izquierdo, desliza la carta escogida (que esta debajo del paquete) y girala cara abajo dejandola sobre el Paquete cara arriba (Figura 1). La mano izquierda retira la mitad de las cartas bajo la separacién, giréndola de forma que queden caras abajo sobre el resto del paque- te; después lo repite con las cartas restantes bajo la separacion. A los ojos de los espectadores, parece como si hubieras estado jugan- do con las cartas. Realmente, has colocado las cartas como se indica en la figura 2. Naturalmente estas cartas estan bien cuadradas (apa- rentemente todas caras abajo) en la mano izquierda. Al ir a tomar las cartas que estan sobre la mesa con la mano de- recha, fijate en la carta de abajo y maniobra de forma que la carta 51 $cartas cara arriba en la cara del mazo ncima. Por ejemplo, suj tes: Pongamos que la localiza el As de Corazones y que quede caras arr la carta elegida se a la carta de igual valor a la carta ¢; cl As de Diamantes), mantén una s mefiique. A contin cara abajo, el espectador da la vuelta a la carta que estd sobre la mesa, todos los ojos estaran pendientes de ella, esperando que éste sea el final del efecto. En este momento exacto, ia mufieca izquierda gira de forma que el paquete queda ahora cara abajo. La mano derecha re- tira todas las cartas cara abajo sobre la separacién que mantiene el mefiique. Vuelve la mano derecha de manera que sus cartas queden cara arriba (el As de Diamantes quedara a la vista) y gesticula hacia la carta roja que esta sobre la mesa. «és ésa su carta?>. Mientras se dice esto, la mano izquierda coloca indiferentemente sus cartas (en apariencia las cartas negras) cara abajo sobre la mesa, bien ala izquierda. EI cambio se ha realizado. De ahora en adelante siempre te referirds a las cartas que tiene en su mano como las cartas rojas. Transfiere las cartas de mano izquierda a la derecha, aparente. mente caras arriba, viéndose el As de Diamantes. Realmente estas cartas estén de la forma siguiente: El As de Diamantes, cara arriba, seis cartas caras abajo, la carta elegida (Jota de Tréboles) cara arri- ba y diecinueve cartas negras cara arriba bajo ella. El piiblico natu- ralmente cree que estas cartas son todas rojas y, por supuesto siempre te tienes que referir a ellas como las cartas rojas, no sola mente como cartas. Recoge la carta que permanece sobre la mesa y di: «éAs/ que ésta no es su carta? Sospecho que tendré que intentar hallar su car~ ta de otro modo», Vuelve el paquete de tu mano caras abajo y colo- ca la Gnica carta roja cara abajo sobre el paquete (la presunta carta del espectador). Transfiere el paquete a la mano derecha, mante- nigndolo cara abajo entre los dedos en el extremo exterior y el pul- gar en el interno. Arrastra la carta de arriba (roja) con el pulgar iz~ Quierdo dejandola caer en la palma izquierda; arrastra la siguiente carta top (negra) encima de la primera carta roja. Retira de esta manera seis cartas dejéndolas caer sobre la palma izquierda. Cud- dralas y déjalas cara arriba sobre la mesa. La carta roja de cara es la nica carta visible). Cuenta ahora siete cartas mas exactamente del mismo modo, y colécalas caras abajo sobre la mesa a la derecha del primer paquete cara arriba, Cuenta siete cartas més. Da la vuelta a las cartas restantes en la mano derecha para que queden caras arti- ba y, colécalas cara arriba a la derecha del segundo paquete cara 53 Pero no hagas mencién de esto, ae fa 3 indica la situacion actual, segundos. Se supone que debe ser asi. La figu. Toda la operacién dura unos pocos Seartas negras cara arriba 6 cartas negras cara abajo jo una carta raja lastotdans, lide "6 54 cesién de cartas rojas y por lo tanto creen que todas las cartas son rojas e irremediablemente revueltas. Coge el paquete y di: «Ahora daré vueltas a las cartas rojas, asi» Gira el paquete unas cuantas veces paréndose cuando el As de Dia- mantes esté abajo, la otra carta roja cara arriba. «Las cartas rojas estén ahora mezcladas, algunas caras arriba y algunas caras aba- Jo. Alza las dos cartas top con el pulgar derecho en el extremo in- terno, sujetindolas con la mano derecha, mientras vuelves todas las cartas bajo ella con tu mano izquierda cara abajo (se cuidadoso para que no se vean las cartas negras). El As de Diamantes esta ahora cara arriba con todas las cartas bajo él, en la posicién de dar en la mano izquierda, y dos cartas se mantienen como una en la mano derecha, la carta escogida cara abajo oculta bajo una carta roja cara arriba. Coloca esta doble carta, carta roja cara arriba, so- bre el As de Diamantes cara arriba y a continuacién cuadre las car- tas. Corta enseguida las cartas y completa el corte. Aparentemente todo esto se ha hecho para ensefiar algunas de las cartas rojas cara arriba y algunas de elias cara abajo. Todas las cartas estardn ahora cara abajo excepto las dos cartas rojas asi que di: «Para hallar su carta roja por mi método infalible, todo fo que tengo que hacer es dar unos pases magicos sobre las cartas, asi, y todas se ordenarén Por ellas mismas a excepcién de dos, las cuales habrén capturado su carta». Extiende las cartas en tu mano izquierda (no permitas que se vean sus caras) y toda estarén como has dicho. Haz una pausa para permitir que el efecto se registre en la mente de los espectadores, luego extrae las dos cartas rojas que estin cara arriba con la carta cara abajo entre ellas y sosténlas en la mano de- recha. Ruega al espectador que diga su carta. £1 nombraré alegre- mente su carta negra, en este caso la Jota de Tréboles. Simula sor- Presa. Luego, ofrécete para remediar la situacin mediante la ma- gia. Sopla sobre las tres cartas y ponlas caras arriba. iSu carta ne- gra esta cara arriba entre ellas! Pausa para dar tiempo a los espectadores para asimilar ésto y, di luego: «Naturafmente, la parte verdaderamente dificil era encon- traria entre todas estas cartas negras». Da la vuelta a las cartas abanicadas que sostiene su mano izquierda. iSon todas negras! De 55 hecho todas las cartas que él ve son negras, las dos cartes rojas estén todavia cara abajo y olvidadas. Dile al espectador que dé la vuelta a las 24 cartas rojas que dejaste desde el comienzo a un lado de la mesa. Devuelve las dos cartas rojas al paquete de las negras con verdadera indiferencia, Acabas de presentar algo realmente ma- gico, tal y como lo haria un verdadero mago. 56 Capitulo Séptimo Los COLORES CAMALEGN Esta es una perfecta continuacién para el efecto precedente, Es un ejemplo excelente de ia solidez con la que el Hermano John pla- nea estratégicamente la misdirection. Todo el efecto depende com- pletamente de la despreocupacién de un manejo abierto, No hay ada sospechoso -no hay empalmes, ni cartas trucadas, ni duplica- das- solamente estrategia... Asi que asegirate de que entiendes completamente el significado de cada movimiento antes de intentar presentario en piiblico. Se separan abiertamente del mazo las veintiséis cartas rojas. Después de ensefian las negras se dejan boca abajo a un lado. Se coloca una carta negra boca arriba sobre la mesa. A continuacién se extienden en cinta y cara arriba las cartas rojas sobre el tapete. Se Fecogen, se colocan cara abajo, y se cortan varias veces. Seguida- mente se dan cinco cartas rojas boca abajo sobre la Unica carta ne- gra que est cara arriba sobre la mesa. El resto de las cartas rojas se extienden de nuevo cara arriba como antes. Todas son rojas. Se giran las cinco cartas de se acaban de dar sobre la carta negra, y iahora son cartas negras! Estas cinco cartas negras se devuelven al paquete de las rojas. Se corta repetidamente este paquete y se vuelven a extender cara arriba sobre la mesa como antes, y vuelven a ser otra vez todas ro- sas. El mago se ofrece a repetirio y vuelve @ dar cinco de las cartas rojas boca abajo sobre la negra otra vez. Las vuelve boca arriba y ivuelven a ser todas negras! En esta ocasion se devuelven las seis cartas negras al paquete de 97 las rojas. Después de varios cortes se vuelven a extender boca arri- ba sobre la mesa y iLas veintiséis son negras! Se extienden las veintiséis negras que se dejaron aparte desde el principio y ahora iSon todas rojas! Para empezar, separa abiertamente todas las rojas de las negras en dos montones sobre la mesa. Toma el montén de las negras y jugando casualmente con ellas a la vez que las ensefias, llevas cinco figuras a la cara de! paquete, mientras hablas de las pecullaridades de las cartas. A continuacién toma el paquete de las rojas y colécalo sobre la cara del de las negras. Cuadra el mazo y extiéndelo en for- ma de cinta sobre el tapete cara arriba de forma que todos puedan ver que las rojas y las negras estan separadas. Al recoger la cinta asegura una separacién debajo de las cinco figuras negras conti- gias a las cartas rojas. Giras las cartas boca abajo manteniendo la separacién Toma ahora todas las cartas negras que estén por encima de la separaciGn, y extiéndelzs en cinta boca abajo sobre la mesa. Toma la primera carta del extremo izquierdo de la extension con ia mano derecha y levantala dandole ia vuelta. Esto hard que el resto de la extensién también vaya volviéndose. La mano derecha, sin soltar su carta, va recorriendo la cinta de izquierda a derecha a medida que se van girando cara arriba tal y como se ve en las figuras 1 y 2. is Saementtts Lamano nunca sueltala carta Esta carta se mueve'a le largo de la cinta ‘acompattande el giro de las cartes Figura 1 Figura 2 58 Después de ensefiar las cartas negras, recégelas de nuevo usan- do como pala la carta que atin sostiene la mano derecha. Cuddralas usando Unicamente la mano derecha y déjalas aparte, boca abajo y ligeramente hacia la izquierda del lugar en el que tu mano izquierda reposaria en una posicién natural y relajada tal y como se ve en la figura 3. Esto es muy importante para e! cambio que vendra mds ef Para continuar, después de dejar alli las cartas negras extiende boca abajo el paquete de las rojas con la mano derecha como se ve en [a figura 3. Las cinco uiltimas cartas del extremo derecho de la extension son figuras negras. Se deben de ocultar de a manera si- guiente. Vuelva boca arriba las cartas rojas exactamente de la mis- ma manera que acabas de hacer con las negras, pero con esta ligera diferencia: Cuando deslizas la carta utilizada como palanca detente un poco antes de llegar al extremo derecho de la extension. No per- mitas que las Uitimas cartas caigan libres sobre la mesa, sino que las. debes coger con los dedos derechos (Figura 4), cubriendo los indices de las Gitimas cinco cartas con la carta que sostiene la mano derecha. Después de una ligera pausa, barre con la derecha las cartas reu- niéndolas hacia la izquierda. Esto debe de hacerse de una manera casual y abierta, nadie sospecharé nada. La ilusién de que se han ensefiado todas las cartas es completa. Coloca las cartas rojas en la mano izqulerda en la posicién de der. Habla de en tu charla de las peculiares propiedades de las cartas || IN na 59 El mago ensefia nueve cartas caras abajo. Una décima carta, roja, se deja cara arriba sobre la mesa. El paquete de nueve se vuel- ve cara arriba y se ensefia que son todas negras. El montén se corta (cara arriba) varias veces, y luego se dejan caras abajo. Dos cartas se dan caras abajo sobre la roja cara arriba sobre la mesa. Las car- tas que quedan son contadas caras arriba, viéndose siete negras. Las dos cartas que se dieron sobre la mesa se vuelven cara arriba y ahora ison rojas! emparejando con el color de la décima carta. Estas dos cartas se devuelven caras abajo sobre el paquete, cara abajo de siete, y el paquete se corta varias veces. Al volverlo caras arriba y contar las nueve cartas... nuevamente ise han convertido en negras! Se ofrece una repeticién. De nuevo el paquete caras arriba se corta varias veces, luego se vuelve caras abajo y dos cartas se dan caras abajo sobre la carta roja sobre la mesa, como antes. Las car- tas restantes se cuentan caras arriba y se comprueba que son siete cartas negras. Las dos cartas que se dieron sobre la mesa esta segunda vez ise han cambiado a rojas! Esta vez las tres cartas rojas se colocan enci- ma del paquete. Se corta unas cuantas veces y se deja una carta cara abajo sobre la mesa. Las nueve cartas restantes se ponen caras 63 arriba y se cuentan. Ahora ison todas rojas! La carta en la mesa se vuelve cara arriba y se descubre que ies Ia Unica carta negra! Se divide en dos el paquete de nueve cartas, caras arriba, un pa quete en cada mano, cuatro cartas rojas en la derecha y cinco en la lzquierda. Se cuentan manteniéndolas caras arriba, alternadamente, colocando primero una carta de la mano izquierda cara abajo sobre la mesa, y luego otra de |a derecha. Hay exactamente nueve cartas. Se retire una carta roja cel paquete y se pone cara arriba junto a la negra sobre |a mesa. Ahora se dan cuatro cartas cara abajo sobre cada una de las car- tas que estén sobre la mesa. Las cartas que se han dado sobre la negra se comprueba que ison negras! y las dejadas sobre la roja ison rojas! Usa solamente cartas bajas, entre el cinco y el diez. Estas son las que yo utilizo: 5D, 8C, 6D, 7C, 8T, 71, 9P, 6P y ST. El Diez de Dia- mantes se coloca cara abajo sobre la mesa. No es dificil reunir estas cartas. Por otra parte no es necesario que utilices exactamente estas cartas; cualquier combinacién similar sirve. La raz6n de usar cartas, de esta naturaleza es que asi el piiblico no noteré que se cuentan dos veces algunas de las cartas. Las nueve cartas se mantendran caras abajo en le mano izquier- da al comenzar, y nunca se llama la atencién sobre cuales son. Retiradas las diez cartas, coloca el resto de la baraja a un lado. Las nueve cartas se mantienen caras abajo en la mano izquierda, y la décima carta (el Diez de Diamantes) se deja cara abajo sobre la mesa. Retira las cuatro certas de arriba, (rojas), se toman en abani- co en la mano derecha diciendo: «Utilizaré solamente nueve cartas, ‘cuatro aqui...» gesticula con la mano izquierda, permitiendo que se vean las cinco cartas negras que sostiene esta mano «...y cinco aqui, hacen nueve». Al decir esto ditimo la mano derecha sefiala las, cartas de la izquierda pero, naturalmente, procurando que no se vean las caras de las cartas de la derecha. Pon las cartas rojas en la mano izquierda sobre las cartas negras que alli tienes. Vuelve cara arriba, la carta que esta sobre la mesa, diciendo: Esta es una carta roja, y estas (indicando las cartas en la mano izquierda) son todas cartas negras». Vuelve caras arriba las nueve cartas de la mano izquierda y cuéntalas de la siguiente manera: Mantén las nueve cartas en la mano derecha, caras arriba, sujetan- dolas por los extremos opuestos mediante el pulgar (en el interno) y el medio en el externo, con el indice descansando ligeramente sobre la cara de la carta negra visible. Con el pulgar Izquierdo, retira la carta de arriba negra y deja que caiga sobre la palma izquierda (mas bien descansando sobre los dedos) como se ve en la figura 1, y de ninguna manera en la horca del pulgar. La razén de esto se dird mas adelante. Retira la siguiente carta de la misma forma, colocéndola cuadrada sobre la primera carta. Continéa contando las cartas de esta manera. «Uno, dos, tres, cuatro.... cinco. Al contar «cinco» se hace la trampa. En lugar de retirar la quinta carta, dejas todas las cinco restantes bien encajadas en la horca del pulgar izquierdo, de forma que éste las sujete todas en lugar de tini- camente la quinta. Mientras el pulgar izquierdo realiza esto, el anu- lar derecho y el pulgar agarran por los extremos opuestos, las cua- tro cartas negras ya contadas, lievandoselas mientas las manos se separan en el gesto natural del contaje legitimo. No debe haber cambio en el ritmo de la cuenta. Ahora tienes cuatro cartas rojas cubiertas con una negra en la mano izquierda, y el public cree que tiene cinco carta negras. Contintia contando legitimamente sin alte- rar la velocidad. «Seis, siete, ocho, nueve cartas negras». Esta for- 65 ma de contar se usa varias veces en el efecto, Ia Unica diferencia se encuentra en el numero que el contar se realiza repetidamente a lo largo de toda la rutina, siendo la Unica diferencia el numero en el que tiene lugar el cambio de paquetes. Este método de contar en falso es original de Hamman. Es muy engafioso, nadie advierte que algunas cartas se han contado dos veces. Las cartas, en estos momentos se encuentran caras arriba en la mano izquierda. Corta, casualmente varias veces, caras arriba, las cartas utilizando el método de doble corte por debajo. Este método de cortar, se realiza de la forma siguiente: Asegura una separacién con la yema de! pulgar derecho en el extremo interno de! paquete sobre la mitad 0 quinta carta del montén (esto se ejecuta facilmen- te, deslizando simplemente las cuatro cartas de arriba ligeramente a la derecha). La separaci6n se asegura mientras las cartas se cua~ dran durante la accién de transferir el paquete a la mano derecha que agarra las cartas caras arriba por sus extremos opuestos entre el mayor (en el externo) y el pulgar en el interno. La mano izquierda reti- ra todas las cartas bajo esta separacién y las coloca sobre a cara del paquete mantenido por la mano derecha. Al tiempo de colocar este grupo encima el pulgar derecho retiene una separacién entre estas car- tas y la carta de arriba original. La mano izquierda ahora retira dos 0 tres més de abajo y las deja encima de las primeras cortadas. El pulgar derecho continia reteniendo la separacién. A continuacién, la mano iz~ quierda retira todas las cartas bajo la separacion y las deja encima. El paquete ha vuelto a su orden inicial. El propésito de esta serie de cortes 5 convencer sutilmente ce que todas las cartas son negras, Vuelve el paquete caras abajo en la mano izquierda y da las dos cartas de arriba, colocdndolas caras abajo sobre la carta roja que estd cara arriba en la mesa. Pon las restantes siete cartas caras arriba y cuéntalas como antes, esta vez realizando el cambio al contar cuatro, mientras hace esto, comenta: «S/ doy dos cartas, na~ turalmente, me quedan todavia una, dos, tres, cuatro, cinco, sets, siete carta negras pero esta dos sobre la carta roja se convierten en rojas al contacto con ella» Vuelve las cartas dadas, caras arriba con la mano derecha ison rojas! 66 Pon las siete cartas caras abajo en la mano izquierda y continda: sNaturalmente, si las vuelve a dejar con las cartas negras...» coloca las dos cartas rojas caras abajo en el paquete, y realiza un doble corte por debajo, como antes, para dejarlas en el mismo orden, «...8e convertirén nuevamente en negras, de forma que otra vez tendrd nueve cartas negras». Esta vez al contar las cartas, ejecuta el cambio al contar cinco, igual que la primera vez. Ofrece repetirlo y haz exactamente lo mismo hasta el punto don- de devuelves las cartas rojas al paquete de siete que tiene en la mano izquierda. Ahora di: «Pero si yo coloco esta carta especial roja...» (sefialando la carta roja que ha estado cara arriba sobre la mesa desde el comienzo) «... entre las demés...» (coloca las tres cartas rojas caras abajo encima de las que tiene la mano izquierda pero, al hacer esto, asegura una separacién bajo las dos cartas de arriba de las siete de la mano izquierda, deslizando simplemente las dos cartas de arriba a la derecha mientras las tres cartas rojas se colocan encima caras abajo, sobre la mano izquierda), «...y corto las cartas unas cuantas veces...» (doble corte por debajo para llevar las cinco cartas negras arriba), «...y retiro una...» (echa sobre la mesa le carta de arriba cara abajo, sera naturalmente una carta negra) «...entonces todas as cartas se vuelven rojas». Pon el paquete cara arriba y cuéntalas como antes, haciendo el cambio al contar cinco. iHay nueve cartas rojas! Vuelva cara arriba a carta de la mesa. «Y ésta es una carta negra», Las cartas se mantienen ahora caras arri- ba en fa mano izquierda, ensefiando las cartas rojas. Desliza con el pulgar las cuatro cartas rojas de arriba, a la mano derecha, dejando una carta roja cubriendo las cuatro negras en la mano izquierda Cuenta, a continuacién, las cartas sobre la mesa, ensefiando nue- ve cartas rojas, de la manera siguiente: Vuelve la mano izquierda de forma que sus cartas queden caras abajo y con los dedos desliza la carta de arriba (la més cerca de la palma) dejéndola cara abajo so- bre la mesa, mientras cuenta «Una». Gira la mano izquierda palma arriba el publico verd nuevamente la carta roja. Desliza una carta con los dedos derechos del dorso del paquete de la mano derecha dejando que se vea la carta roja mientras la mano derecha gira pal- ma abajo y legitimamente deja una carta roja sobre la primera 67 dada, contando «Dos». Vuelve le mano derecha palma arriba, verén una carta roja de nuevo. Gira palma abajo la mano izquierda dando otra carta sobre las dos ya dadas. Esta carta se da, naturalmente, del dorso del paquete de la mano izquierda, deslizada por los dedos de esta mano, Cuenta ésta como «7res», Gira la mano izquierda pal- ma arriba de nuevo. Contintia con la mano derecha para «Cuatro» Luego la izquierda para «Cinco». Derecha para «Seis». Izquierda para «Siete», derecha para «Ocho» e izquierda para «Nueve». Permite siempre que se vea la carta roja de la mano derecha, pero no la carta en la izquierda. Si se realiza esto suavemente y con ritmo, la ilusién de ver nueve cartas rojas es perfecta, En estos momentos la situacién es que nueve cartas estén caras abajo en un montén alte-nando negras y rojas, con una roja extra arriba. Frente al grupo de nueve cartas estd la negra que dejamos antes cara arriba. Recoge el paquete de nueve cartas, usando la car- ta roja de arriba como una pala. Cuadra las cartas y vuélvelas caras arriba. En la cara del paquete se ve una carta roja. Di algo asi: «Por supuesto, si doy todas las cartas, la mitad sobre una carta roja y la otra sobre una carta negra, esto es fo que suce- de». Las nueve cartas estan caras arriba en la mano izquierda du- rante la charla, Saca la carta abajo del paquete cara arriba (sera una 68 carta roja) y lanzala cara arriba sobre la mesa junto a la negra que Previamente se encontraba alli. Da la vuelta a las cartas de la mano izquierda las das alternativamente sobre las cartas negra y roja, empezando por la negra. Al acabar, tendras cuatro cartas caras aba. Jo sobre cada una de las dos cartas caras arriba. Vuelve todas las cartas caras arriba. Las que estaban sobre la negra son negras y las que lo estaban sobre la roja son rojas. (Figura 2) De esta forma, afiadiendo un efecto mas, se ha evitado la necesi- dad de intentar «limpiar» el efecto. Los espectadores pueden exami- nar las cartas a placer. Ellos saben que no has cambiado ninguna de elias, por lo tanto se encontrarén con un exasperante problema con cinco cartas negras y cinco rojas 6 Capitulo Noveno CARTA PENSADA DEBAJO DEL TAPETE Hasta ahora, este efecto estaba limitado sdlo a los presentadores mas audaces, los que tenian la suficiente osadia para intentarlo. Al re- velar la siguiente presentacién, el Hermano John ha realizado un gran servicio a la magia al eliminar lo que de complicado y dificil posefa, ele- vandolo a la categoria de efecto clésico. Es tan simple y tan hermosa- mente inteligente que te preguntaras por qué se ha pasado tanto tiem- po sin que a nadie, hasta ahora, se le haya ocurrido hacerlo asi. Se han eliminado todas las dificultades y la manipulacién se ha simplifi- cado tanto que hasta un novel puede ser capaz de presentarlo. El mago ensefia en abanico un grupo de mas o menos quince car- tas y ruega a un espectador que piense una de estas cartas. También se dice al espectador que, mentalmente, cuente el nu- mero de cartas que hay sobre la suya, recordando su posicién en el abanico, de forma que pueda colocar su dedo sobre ella, sin revelar su identidad, cuando el abanico se vuelva cara abajo. Una vez hecho esto, el espectador arrastra su carta cara abajo, sacéndola del aba- nico. Todas las restantes cartas se vuelven caras arriba y se espar- cen sobre esta carta ocultandola completamente, excepto la esquina que el espectador sujeta todavia. El espectador esta seguro de suje- tar su carta, porque ve todas las demés cara arriba y ninguna de ellas es la suya, Ademds jamds reveld la identidad de la carta... slo colocé su dedo sobre ella después de volver el abanico caras abajo. El mago levanta ahora el borde del tapete, el mas alejado del gru- po de cartas, y ruega al espectador que levante su dedo lentamente: Para que yo pueda hacer desaparecer su carta». Intentando hacer- lo, el mago sacude suavemente el tapete lo que provoca que el gru- mn po de cartas se mueva ligeramente. «Su carta ya ha desaparecido». Pero el efecto ha fallado aparentemente, ya que al retirar las cartas caras arriba, la carta del espectador todavia permanece cara abajo. Se ruega al espectador que ponga las cartas cara abajo sobre la suya y que, después, las golpee con su pufto. «Su carta ha desapa- recide ahora con toda seguridad. Mire y compruébelo usted mismo» El espectador vuelve todas las cartas caras arriba y comprueba que su carta, mentalmente elegida, no se encuentra entre ellas. Y el mago, aparentemente, ijamas la tocd! Para terminar, el mago dice: «éSabe usted Jo que ha hecho? iHa enviado su carta a través del tapete!». ¥ créelo 0 no, la carta mentaimente elegida se encuentra debajo del tapete de la mesa En esta presentacién se ha intentado deliberadamente crear las condiciones imposibles de que el espectador simplemente piense una carta sin posibilidad de que el mago influya 0 controle esta elec~ cién y @ pesar de todo el mago es capaz de hacer desaparecer esta carta para hacerla aparecer en un lugar completamente insospecha~ do, sin que el espectador haya aparentemente perdido el contacto con ella. Piénsalo y di si ro estas de acuerdo que parece increible. Y ahora veamos de que manera el Hno. John resolvié este proble- ma. La solucién es de lo mas simple. Comienza por retirar un grupo de quince cartas, mas o menos, de la baraja y deja ésta a un lado, hacia tu derecha. Desliza las dos cartas de arriba de este grupo ligeramente hacia la derecha, cuadrandolas juntas como si fuera una sola carta y, lue- 90, abanica el resto del grupo. La situacién en estos momentos es que todas las cartas estén abanicadas individualmente a excepcion de las dos cartas de arriba que permanecen como una carta doble. Sostén el abanico en la mano derecha con el pulgar derecho so- bre la carta doble, listo para deslizarla hacia la derecha, suminis- trando asi una carta extra arriba. Pero antes de hacer ésto, mantén el abanico caras hacia el espectador rogandole que piense una carta. 72 Después de confirmarlo, dile que cuente mentalmente hasta su po- sicién en el abanico, empezando la cuenta desde la de arriba del abanico (indicale de su derecha a su izquierda, esto es muy impor tante, asi serd capaz de colocar su dedo sobre la carta cuando dejes las cartas caras abajo sobre la mesa; muéstrale lo que quieres decir, colocando momentaneamente el borde del abanico caras abajo so- bre la mesa y luego, levantalo nuevamente, caras hacia él, de forma que pueda contar). Mientras el espectador cuenta hasta su carta, deliberadamente vuelves la cabeza a un lado. Cuando haya acabado, coloca el abani- co cara abajo sobre la mesa, Mientras lo abates, mueve ligeramente el pulgar derecho, deslizando asi la carta extra. De esta forma, la carta del espectador se encuentra ahora un lugar més alla de lo que éi piensa. Este movimiento es indetectable. Cuando el espectador coloca su dedo sobre la que cree ser su car- ta, realmente lo est colocando sobre la carta que se encuentra en- cima de la suya. Dile que apriete sobre su carta. Retira a continua~ cién, todas las restantes cartas, dejéndole manteniendo la que cree es su carta, cara abajo sobre la mesa. La carta que se encuentra exactamente bajo el punto en que la carta ha sido removida es la carta del espectador. Es facil retener una ligera separacién sobre esta carta mientras cuadras el paquete en la mano izquierda. Estas cartas se mantienen bien arriba en la horca del pulgar izquierdo en Posicién para ejecutar el «Empaline de la carta de arriba de Hu- gard», como se indica en la figura 1. 73 Inmediatamente retira todas las cartas sobre la separacién con la mano derecha y procede a colocarlas de una en una caras arriba sobre la carta cara abajo que sostiene el espectador y di: «Usted mantiene su carta, y ahora colocaré el resto de estas cartas caras arriba sobre la suya para ocultarla». Mientras dices esto, él y todos estaran pendientes de cémo vas colocando sobre la mesa, de una a una, las cartas, con la mano derecha. Al hacerlo, gira tu mano iz- quierda palma abajo; al mismo tiempo, el pulgar izquierdo pivota la carta de arriba (la del espectador) y ja empalma en la mano izquier- da como se ilustra en la figura 2, la misdirection es tan perfecta que atin un novato es capaz de ejecutar este empaime en estas condicio- nes. Cuando la mano derecha acaba con sus cartas, toma las que sobresalen de la mano izquierda y contintia echando cartas caras arriba alrededor de ia carta del espectador. La carta del espectador esté ahora secretamente empalmada (cara hacia la palma) en tu mano izquierda. E| espectador cree que est manteniendo su carta cara abajo sobre la mesa. Nunca la to- caste y él no ha visto su carta entre las otras que ahora se encuen- tran caras arriba asi que, légicamente, cree que esté sosteniendo su carta. Para continuar di: «Lo que, ahora, me propongo, es que la carta que usted pensd y que estd sujetando todavia, desaparezca. No la 74 voy @ tocar. Atencién... solamente sacudiré las cartas un poco. Asi... y su carta ahora desaparecers. Por favor toma nota de la frase. El énfasis se encuentra sobre las cartas. En ningtin momento se menciona el tapete. Sin embargo lo que realmente haces es agarrar el tapete por el borde mas cercano a ti con la mano derecha y levantarlo ligeramente. La mano izquier- da simultaneamente se introduce bajo el borde del tapete y deposita la carta sobre la mesa, cerca de su borde, dejéndola sobresalir. Toda tu atencién esta sobre las cartas en el centro de la mesa. Mientras dices «Daré a las cartas una ligera sacudida...» agita el tapete rapi- damente. En el momento en el que levantas el tapete con la mano derecha para sacudirlo, el indice izquierdo da un papirotazo al borde de la carta escogida, largéndola bajo el tapete para que vaya debajo de las cartas en el centro de la mesa. Se requiere un cierto tino para conseguirlo, pero no es dificil. De esta manera, intentando aparentemente hacer una cosa, has realizado otra sin que nadie se haya enterado. La carta esta ahora debajo del tapete. Continta tu actuacién y aparenta sorpresa cuan- do el espectador extiende las cartas y te das cuenta de que su carta se encuentra al parecer todavia alli. Suelta el tapete... Olvida que lo tocaste Continda diciendo: «Vamos a probarlo de este modo». Haz que el espectador ponga todas las cartas caras abajo sobre su carta y, dile que golpee a las cartas con su pufto. Entonces explicale que su carta ya ha desaparecido. Dile que vuelva las cartas caras arriba y que la busque para estar seguro, Pausa, deja caer a continuaci6n la martilleante pregunta: «éSabe usted lo que ha hecho? iHa enviado su carta a través del tapete!». Si has presentado el efecto apropiadamente, la sorpresa del espectador ser maytiscula cuando encuentre su carta bajo el tapete. Por favor, date cuenta de que esta es la primera vez que mencionas la palabra «tapete. La cuestién antes era sacudir las cartas no el tapete. La verdadera belleza de esta presentacién descansa en su apa~ rente limpieza El espectador tiene la impresién de que todo Io hizo é! mismo. 75

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