exhalaba sus ltimos alientos, dos personas buscaban calor verdadero. Alejados de la multitud solo por un momento se encerraron en un solitario cuarto y entre las tinieblas besos furtivos desfilaron. Usando la inconciencia como excusa, la pasin se revolcaba entre las sbanas, pasin contenida por los lmites de lo prohibido pero siempre latente, esperando que alguno de los dos desborde apenas la lnea para dar rienda suelta al fuego que a almas enamoradas quema.