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ORIGEN Y EVOLUCIGN DE LAS CIUDADES Gweon Sjozers Las-primeras ciudades aparecieron hace unos cinco mil quinienios « pero’ la-urbanizacién en gran escala se inicié hace sélo cien aiio. - peldaiios intermedios de la evolucidn de las ciudades fueron, con todo, un Teguisito previo para llegar a las modernas suciedades urbanas. El hombre empezo a vivir en la ciudad hace unos cinco mil quinientos aitos. Pero, la proporcién de la poblacién humana concentrada en cin- " -dades'no empez a aumentar de forma significativa hasta hace unos Gien afios. Estos hechos suscitan dos interrogantes, que me propongo contestar en el presente capitulo. Primero, gcudles fueron los factores “que intervinieron en el origen de las ciudades? Segundo, ¢a través de qué “= ¢stadios evolucionaron las ciudades antes de legar a la urba; dela €poca moderna? Las respuestas a esos interrogantes esidn intim * formas tecnologicas, econdmicas, sociales y politicas. E] menos onpleje © de‘esos'niveles —al que llamaremos “sociedad popular"— es preurbano, -y/aun preliterato. Aparece tipicamente integrado por pequefios grupos manos, reunidos en micleos homogéneos y autdrquicos, y limitados ‘sus-actividades, a la biisqueda de alimentos. En tales condiciones, es idente que yivirian al dia, es decir, que no les quedaria sobrante )alguno | después de haber subvenido a sus necesidades cotidianas. Por consiguiente, en la sociedati que describimos no tiene cabida el trabajo “especializado como tampoco la division en clases. © Aunque todavia hoy existen algunas sociedades populares, agrupa- ~~ ciones humanas similares a éstas iniciaron, hace millares de afios, el lento -proceso evolutivo hacia sociedades mas complejas, gracias a su asentamiento en poblados, a los adelantos tecnolégicos y al desarrollo de-estructuras orginicas adecuadas. Ello propicié el ascenso al segundo | =Mivel organico: la sociedad civilizada preindustrial o “feudal”. En este €stadio aparece ya un excedente de alimentos determinado por el! cul-} tivorsclectivo de granos (de cosecha copiosa, ricos en energias bioldgicas vi Susceptibles de un prolongado almacenamiento) y también, con fre- cuencia, motivado por la prictica de la labranza con animales. El excedente de alimentos permite la especializacion del trabajo y suscita estructura de clases necesaria para que aparezca una élite dirigente ; © que se-encargue de ejercer su autoridad sobre la sociedad y de encauzar = da fuerza de trabajo hacia el desarrollo y conservacién de sistemas de itrigacién extensiva; sistemas que, a su yez, posibilitan ulteriores aumer tos de los productos alimenticios.. La mayoria de sociedades preindus- ll triales disponen ya de produccién metalurgica, asi como también de los artificios del arado y de la rueda; artificios, 0 los medios de fabricarlos, que multiplican Ja produccién ¢ intensifican Ja distribucién de los exce- dentes agricolas, Dos nuevos elementos de primera importancia caracterizan el estadio preindustrial de organizacién social, Uno de ellos es la escritura; no yit sdlo la simple operacién de llevar las cuentas, sino también el registro de jos acontecimientos histéricos, la anotacién de las leyes, la redaccion literaria y la de las creencias religiosas. La instruccién es, sin embargo, €n este estadio patrimonio exclusivo de la ociosa élite gobernante. El otro elemento es que no existen en este periodo orgdnico mas fuentes de energia que los musculos del hombre y el empleo del ganado de labor. Las sociedades preindustriales, en su fase superior, consiguieron domar la fuerza del viento aplicindola a la navegacion maritima y a Ja molienda del grano, y aprendieron a utilizar la fuerza hidraulica, En el contexto de este segundo tipo de sociedad fue donde se desarro- Haron las primeras ciudades. Aun cuando las ciudades preindustriales subsisten todavia en nuestros dias, la moderna ciudad industrial esta intimamente ligada a un tercer nivel de complejidad en la organizacion humana; un plano caracterizado por la instruccién masiva, un régimen de clases fluido y, lo que es mas importante, la tremeda irrupcién tecnoldgica hacia nuevas fuentes de energia inanimada; avance tecno- logico que dio origen ~y que todavia hoy constituye su motor— a la revolucién industrial. Visto sobre el wasfondo de esi estructura de tres niveles, la primera aparicién de ciudades en el plano de la civilizada sociedad preindustrial puede ser mds facilmente comprendida. Para posibilitar la aparicién de las ciudades fue preciso, aparte del progreso tecnoldgico alcanzado con posterioridad al nivel de la sociedad popular, que entraran en juego dos factores, Uno, un tipo especial de organizacién social gracias al cual el excedente agricola, fruto del pro. greso tecnoldgico, pudo ser convenientemente cosechado, almacenado y distribuido, Esie tipo de aparato social fue capaz también de organizay Ja fuerza de trabajo necesaria para la construccién en gran escaia de edificios publicos, de murallas de defensa de la ciudad, asi como tam- bién de sistemas racionales de irrigacién. Una organizacién social de esta clase requiere un estamento de especialistas profesionales dirigidos por una élite gobernante. Esta tiltima, aunque numéricamente pequefia, debe poseer el suficiente poder politico —reforzado por una ideologia, generalmente, de cardcter religioso— para asegurar la entrega regular ¥ periédica, por parte del campesinado, de una parte sustancial de |: produccion agricola con destino a! sostenimiento de los moradores ¢ Ja ciudad, Y el otre factor requerido fue a existencia de un medic ambiente geogrifico que permitiera facilitar a los campesinos no sol:- 12 nte e] suelo fértil imprescindible, sino también el abastecimiento ode agua adecuado a las necesidades del campo y del consumo urbano. Tales condiciones se dan optimamente en los valles geoldgicamente “maduros” de las latitudes medias, es decir, en la zona templada; y efectivamente en tales regiones fue precisamente donde aparecieron las primeras ciudades del mundo, . . Qué es una ciudad? Una ciudad es una comunidad de considerable mMagnitud y de elevada densidad de poblacion, que alberga en su seno una gran variedad de trabajadores especializados, no agricolas, amen de una élite cultural, intelectual, Por razones que considero muy validas, “quiero poner de relieve el papel de la intelectualidad en tanto que ingrediente de la vida moderna, Aun cuando los sistemas de escritura tardaron siglos en desarrollarse, su presencia o su ausencia sirve de pie- dra de toque para distinguir una comunidad genuinamente urbana de Otras que, a pesar de su tamaiio y de su elevada densidad de poblacion, deben ser consideradas como casi urbanas o no urbanas. Esto se explica _ por el hecho de cuando una comunidad ha realizado 0, por otra parte, ha adquirido ese adélanto técnico al que denominamos escritura, inde- fectiblemente tieye lugar una transformacién bisica, esencial del orden social, Cuando se tiene una tradicion escrita, existen mas posibilidades de crear sistemas administrativos y legales mds complejos, asi como también sistemas de pensamiento mds rigurosos que cuando no se cuenta mas que con una mera tradicién oral. La escritura es indispensable para el desarrollo de las matemiaticas, de la astronomia y, naturalmente, de las demas ciencias; su existencia implica la aparicién, dentro del orden social, de numerosas‘especializaciones. Parece ser que las ciudades empezaron a configurarse alrededor del afio 3500 antes de la era cristiana en el llamado Creciente Fertil, en cuyo segmento oriental esta enclavada la Mesopotamia: en Jos valles del Tigris y del Eufrates, concretamente. Esta regién no sdlo_ disponia del terreno y del agua adecuados, sino que, ademds, constituia una encrucijada propicia a los frecuentes contactos entre pueblos de culturas milenarias y divergentes, Por tanto, alll se produjo una mezcla de oficios y de habilidades varias, tanto extrailas como indigenas, que ha tendo sin duda que aportar una valiosa contribucién a la metamorfosis de los poblados de la baja Mesopotamia en Jas primeras ciudades propia- mente tales, asi como a la ulterior evolucién de las mismas. Donde se dio por primera vez este fendmeno fue en Sumeria, y, hasta cierto punto, también en Akad, algo mas hacia al norte. Algunas de estas ciudades —entre ellas Eridu, Erech, Lagash y Kish— son mis familiares ‘a los arquedlogos que otras. Ur es la mas conocida de todas ellas por ser la de mas reciente fundacién. Las primigenias ciudades se parecian mucho unas a otras. En primer 13 8Y:8Y BY 2EY £Y BY ‘ZY GEG | *Y ZY%34YGEZZY Z|$Y YY Y Gz 2447 Y & Baaae: 10 ge ae ZY G 89279 274 42g ‘oY 4g GZ 9 373273 7 a: Zy 27 2— __ VA Y e 73373 ‘YZ Y ay 4 7 do, urbani- una ver errdneo; y, , pero la vida urbana, A_ESTAS LE SIGUEN A MESOPOTAMIA; EIA CON LAS PRIMERAS CIUDADES DE y | agen las del Indo ‘ada una de es lugar, tenian una base tecnoldgica similar, El trigo y la cebada consti- tujan su produccién cerealista; el bronce era su metal; sus bueyes tira- ban de la misma clase de arado y sus vehiculos tenfan ruedas. Por otra ~ parte, sus jefes eran reyes y sumo-pontifices a la vez} el tributo de los campesinos al dios de la ciudad era almacenado en los graneros del templo, Los lujosos utensilios y demis efectos recuperados en las tum- bas reales y en los templos atestiguan la existencia de habiles y expertos artesanos, y la importacién de metales y piedras preciosas desde mucho mas alld de los confines de la Mesopotamia demuestra la existencia de una capa social de mercaderes y traficantes. La poblacion de dichas Ciudades sélo puede ser deducida en funcién de incdgnitas tales como el promedio de moradores por casa o familia y la extensién de la zona de influencia de cada ciudad. E] arquedlogo sir Leonard Woolley, " excavador de la ciudad de Ur, calcula que poco después del aiio 2000 a. de J. C. la ciudad propiamente dicha llegé a albergar 54000 per- sonas, En mi opinion, es probable que —por lo menos en los primeros periodos— aun la mas extensa de dichas ciudades no llegara a contener mas de 5000 a 10000 moradores, incluyendo en este numero a los labriegos temporales que habitaban en los contornos de Ja ciudad. El valle del Nil. no muy lejos de Mesopotamia, fue también una regién de urbanizacion precoz, A juzgar por los escritos egipcios ms réximos a nuestros dias, pudo haber comunidades urbanas en el delta 1 Nilo alld por el afio $100 a. de J. C. El que la idea egipcia de la ‘Vida ciudadana procediera de la Mesopotamia 0 que, por el contrario, hubiera tenido su origen en el mismo Egipto (y quiza incluso que antes ipareciera en Mesopotamia) es tema a debatir por los eruditos. De todos odas, los estadios iniciales de la vida urbana egipcia puede que sean descubiertos algun dia en las profundidades de los terrenos de aluvidn a delta, en donde acaban de ser iniciadas varias excavaciones cien- cas, Las. comunidades urbanas, bien fuera por difusién, bien por genera- -cidn espontinea, se propagaron ampliamente durante el tercer y el Segundo milenios antes de nuestra era, Alrededor del afio 2500 a. de J. C. ‘as ciudades de Mohenjo Daro y Harappa se hallaban en pleno flore- cimiento en el valle del Indo, en lo que ahora es el Pakistan, Antes de jue hubiera transcurrido otro milenio —a lo sumo-, en las secciones mirales del rio Amarillo, China, existian establecimientos urbanos. ites de la Segunda Guerra Mundial fue descubierta, cerca de Anyang, na capital de la dinastia Shang, que data de unos | 500 afios a. de J. C. las inyestigaciones arqueoldgicas que en la actualidad estén reali- do Jos chinos, se espera la prueba de que la vida ciudadana se inicié la-antigua China varios siglos antes de Ja fecha antes indicada. ‘La probabilidad de que las primeras ciudades de Egipto aparecieran 15 B mas tarde que las de Sumeria, unido 2 la certeza de que ias de! Indo y las del rio Amarillo hicieron su aparicién aun mas tardiamente, da mayor peso al argumento de que la nocién de la vida urbana se pro- pagé a estos paises desde la Mesopotamia. Sea ello como fuere, nadie puede negar que, en uno y otro caso, la poblacion indigena contribuy6 solamente al desarrollo de las ciudades de su propio territorio. En contraste con lo acontecido en el Mundo Antiguo, existe ya hoy ja certeza de que Ja difusién desempefié un papel insignificante, por no decir nulo, en la creacién de las ciudades precolombinas del Nuevo Mundo. Los pueblos de Mesoamérica —principalmente los mayas, zapo- tecas, mixtecas y aztecas— desarrollaron con toda evidencia comuni- dades urbanas en gran escala y cuya extension exacta esta siendo actual- mente revelada gracias a las investigaciones que se estan actualmente levando a cabo en aquellas tierras, Hasta fecha muy reciente, muchos arquedlogos del Nuevo Mundo ponian en duda que los mayas hubieran jamés construido ciudad alguna; y estaba muy de moda el caracte- rizar las impresionantes ruinas mayas como centros ceremoniales visita- dos periddicamente por los miembros de aquella desperdigada pobla- cién rural. Pero hoy ya no cabe duda de que estos centros eran ni mds ni menos que auténticas ciudades. En la estacién arqueoldgica maya de Tikal, Guatemala, han sido localizadas unas 3 000 edificaciones, desparramadas en una extensién de 6.2 millas cuadradas. Solamente el 10% de estas edificaciones han resultado ser realmente grandes es- tructuras ceremoniales. Procediendo a una extrapolacién a base de excavaciones de prueba de mds de 100 de las estructuras menores, se infiere que unos dos tercios de las mismas fueron en su dia vivien- das. Si aplicamos a Tikal solamente la mitad del promedio del némero de personas que componen una familia normal de las que ahora residen en aquella regién (5-6 miembros), resulta que la poblacién de aquella ciudad habria sido de mas de 5 000 habitantes. En otro gran emplaza- miento arqueolégico maya —Dzibilchaltun, en el Yucatén— se ha reve- lado, por medio de una inspeccién ocular de menos de la mitad del area total, la existencia de mds de 8500 estructuras, Teotiliuacan, el mayor emplazamiento urbano de la regién de la moderna ciudad de México puede haber tenido una poblacion de 100000 habitantes du- rante, el primer milenio de nuestra era. A pesar de que sdlo han sido identificados unos pocos ejemplares de escritura en Teotihuacan, es razonable suponer que la escritura era conocida, puesto que ya entonces existian pueblos instruidos por doquier en Mesoamérica, A mayor abundamientio, las realizaciones de los ma- yas en la esfera de las matemiticas y de la astronomia forzosamente nos Ilevarian por si solas a la conclusién de que alli han existido comu- nidades urbanas. Su nocién del cero (descubrimiento hecho con antela- cién a los hindues) y su tan preciso cilculo de la duracién de! afio 16 desparramada, por todo e] pais, en pequefios poblados y no en atros urbanos donde solamente era dable un fecundo cruce de ideas. fesoamérica no fue la unica regién del Nuevo Mundo en que ex eton grandes y densas comunidades; también en la region andina se ollaron importantes nucleos de poblacién humana. Con todo, una cultura de] tenor de la incaica no puede ser clasificada como verdade- mate urbana, A pesar de —o quizd a causa de— estar en posesién de medios mnemotécnicos que hacian posible el llevar de memoria los nventarios (un sistema de cuerdas con nudos, llamado quipu), los incas ‘no disponfan de ningun conjunto de simbolos graficos para representar “las palabras, u otros conceptos o nociones, que no fueran los nimeros cierta clase de datos concretos. A consccuencia de ello no tuvieron o a los elementos estructurales que constituyen ia clave de toda idad urbana, como son una élite instruida y un legado de leyes, gién e historia plasmado en la escritura. Aunque los incas tienen ‘su haber grandes triunfos militares, arquitecténicos y de ingenieria; aparte de haber llegado casi a lograr un orden civilizado, todavia se ‘encontraban en una etapa que podriamos denominar cuasi-urbana ‘cuando fueron somesidos a tutela por los conquistadores europeos, al gual de lo que les sucedid, afios mas tarde, a los pueblos africanos de ‘Dahomey, Ashanti y Yoruba. 1 Nuevo Mundo nos ha hecho dos revelaciones. En Mesoamérica, “la creacién de ciudades no estuvo presidida por la cria de animales ») domésticos ni por la rueda, y ni siquiera tuvieron sus ciudades como ~ solar un extenso medio ambiente aluvial, El maiz, cuyo cultivo propor- scionaba a esos pueblos un abundante excedente alimenticio a costa de ~ mio muy grandes esfuerzos, constituye uno de los factores de compensa- e-cién' de ja carencia de aperos adecuados y de un favorable medio ente riberefio. Para la creacién de una sociedad realmente urbana €n-la regién andina, no fueron parte a compensar la carencia de sis- as de escritura las imponentes proezas de ingenieria ni la extensiva ~diyisién del trabajo. A pesar de las considerables diferencias culturales entre los diversos eblos del Cercano Oriente, del Oriente y de] Nuevo Mundo, las pri- itivas ciudades de todas estas regiones tenian muchas formas de orga- cién comunes. E] tipo dominante de estas formas era la teocracia: Tey. y el sumo pontifice eran una sola y misma persona. La élite lugar de mis prestigio, y en ¢] se hallaban enclavados los mas impor- tantes edificios religiosos y gubernativos. Esta céntrica ubicacién resi- 4encial tenia un doble valor: en una era en que las comunicaciones y el transporte se hallaban todavia en estado embrionario, la proxi- midad y cercania de sus residencias revalorizaba la interaccién de los miembros de la élite. Al mismo tiempo, ello deparaba a la clase gober- nante el miximo de proteccién contra los ataques procedentes del exterior. Las moradas y los obradores de los artesanos (albafiiles, carpinteros, herreros, joyeros, alfareros), muchos de los cuales trabajaban para la élite, estaban situadas a gran distancia del centro urbano. La division del trabajo en oficios, que encontramos ya en las mas primitivas ciuda- des, se hizo mis compleja con el transcurso del tiempo. Diversos grupos artesanos, algunos de los cuales pudieron haber pertenecido, en tiempos pretéritos, a minorias étnicas especificas, procuraban establecerse en barrios y calles especiales. En todas las ciudades preindustiales, tal conducta ha sido la caracteristica de todos los medios culturales, desde los tiempos més primitivos hasta nuestros dias, Los ciudadanos mas pobres se velan obligados a vivir en las afueras de Ja ciudad, como también los labradores propiamente dichos y los que sélo practicaban Ja labranza ocasionalmente; sus dispersas viviendas acababan por con- fundirse con el campo libre. Desde sus comienzos, la ciudad, residencia permanente de los traba- jadores especializados, ha sido una continua fuente de innovaciones técnicas, No hay duda de que la misma aparicién de Jas ciudades ace- Jeré grandemente los cambios sociales y culturales. Empleando un voca- blo del desaparecido arqueélogo inglés V. Gordon Childe, podemos considedar que la “revolucién urbana” tiene idéntico significado que Ja revolucién agraria que la precedié y que Ia industrial que la siguid. La ciudad actué como elemento promotor de transformaciones y de cambios en diversos sentidos. Muchas de las primitivas ciudades nacie- yon al borde de grandes rutas de trafico; nuevas ideas e invenciones afluyeron a ellas de una manera natural, El mero hecho de que gran numero de trabajadores especializados vivieran concentrados en un reducido espacio excité y alenté las innovaciones, no solamente en el campo de la tecnologia, sino también en la esfera del pensamiento reli- gioso, filoséfico y cientifico. Al mismo tiempo, las ciudades pudieron servir de baluaries de la wadicion. Aigunas —por ejemplo, jerusalén y Benarés— llegaron a ser, a los ojos del pueblo, ciudades sagradas. No obstante haber sido victima de reiteradas destrucciones, Jerusalén ha venido manteniendo ese cardcter sagrado por espacio de dos milenios. El curso de la evolucién urbana sdélo puede ser correctamente inter- pretado si se le estudia paralelamente a la evolucién de la organizacién tecnoldgica y social y, especialmente, de la organizacién politica, La evolucion de estas organizaciones no es ya sélo un requisito previo para el desarrollo de la vida urbana, sino que constituye su base misma. Como centros dle innovacién, las ciudades Proporcionaron un ambiente 18 ado, fecundo, para los continuos progresos tecnoldgicos; progresos Sposibilitaron la ulterior expansién de las ciudades. El perfecciona- Biento de la tecnologia dependia, a su vez, de la creciente y compleja del trabajo, particularmente en la esfera politica. Un ejemplo ello lo constituyen las primigenias comunidades urbanas de Sumeria, ‘Estados-ciudades con exiguos hinterlands, y cuyo trafico y come:- al desplegarse sobre una extension de terreno, cada vez mis amplia. tieron a dichas ciudades absorber los recursos humanos y mate- de una regién mids vasta, mds diversificada, y provocar, incluso. lel-"nacimiento de otras ciudades. Los primigenios imperios de la Edad ide Hierro —por ejemplo, el imperio aqueménida de Persia, establecido 46n los albores del siglo sexio antes de nuestra era, y al imperio Han ds ina, establecido en el siglo mi a. de J. C— sobrepujaron, en cuanto -esfera de accién, a cualquier otro de la Edad de Bronce. Ya medida ue los imperios se fueron haciendo mayores, crecicron en tamano ) splendor sus ciudades. En efecto, como observa Childe, la urbanizacion desarrollé y se propagd mas rpidamente en los primeros cinco siglos Ja Edad de Hierro que en los quince que duré la Edad de Bronce. “En lo siglos vi y v a. de J. C. los persas ensancharon los limites de Fimperio hasta ¢l mrismo Turkestin occidental, fundando por doquie: = mnumerosas ciudades, las mas de las veces asentadas sobre lo que antes weran oscuros poblados. Al socaire de tal expansidn, Toprakala, Merv anda (una parte de la cual fue mas tarde el solar de Samar- kanda) Megaron a adquirir el rango de importantes centros urbanos. ~—Asi, también en la India los mauryas nortefios extendieron, hacia fina- del siglo w a. de J. C., su imperio hacia el Sur, todavia sin urbanizar, “¢'igualmente ocuparon Ja isla de Ceilin, impulsando con ello el naci- “miento de ciudades tales como Ajanta y Kanchi. Bajo las dinastias de © Ch'in y Han, entre los siglos ma. de J. C. y m después de J. C., la vida ciudadana prendidé y echo raices en la mayor parte de lo que lucgo ‘fue China y ain mas alld, particularmente hacia el Sur y el Oesic. El “Gran Camino de Ja Seda”, que se extendia desde la China al Tur- stin, llegé a verse flanqueado de ciudades, tales como Suchow, Khotin Ss y-Kashgar; Nankin y Canton parece ser que alcanzaron por entonces =—=

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