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Noctambulismo

Algunas noches me llama la brisa nocturna,


y las estrellas parecen pronunciar mi nombre
con su csmica voz de lejana.
Decido entonces abandonar mi lecho,
y, vestida de oscuridad, me lanzo
a un mundo que parece dormitar
emitiendo un dulce ronroneo.
Y me acaricia el aire fro de la noche;
y me divierten las risas de los noctmbulos;
y me dejo llevar como hoja que danza
juguetona con el viento.
Transida de emocin deambulo,
deambulo sin tregua, hasta que la
primera luz del futuro da se insina.
Entonces, terrible y odiado momento,
regreso cabizbaja, huesijunta,
a la endemoniada soledad de los muertos;
al incmodo hueco de la tumba.
Sumisa, me visto nuevamente de atad y tierra,
y retomo ese mascar los das sin saborearlos,
esa muerte que es mi eterna condena.

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