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i NORBERTO BOBBIO: EL FILOSOFO Y LA POLITICA Antologia Estudio preliminar y compilacién de José FERNANDEZ SANTILLAN aA FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO LA POLITICA’ (CARACTERISTICAS DEL PODER POLITICO te, el término “politica” se emplea para designar Ia esfera de las que tienen alguna relacion directa 0 indirecta con la conquista y cicio del poder iltimo (supremo o soberano) sobre una comunidad iduos en un territori determinacién de lo que comprende el ambito de la politica no prescindirse de la ubicacién de las relaciones de poder que en toda establecen entre individuos y grupos, entendido el poder como dad de un sujeto de influir, condicionar y determinar el compor- enio de otro individuo. El vinculo entre gobernantes y gobernados en que se resuelve la relaci6n politica principal es una relacién tipica de Desde la Antigiiedad, el tema de la politica ha estado vinculado con de las diversas formas de poder del hombre. Del griego craros, -potencia, y arqufa, autoridad, nacen los nombres de las antiguas de gobierno que todavia se usan hoy, como “aristocracia’, “demo- \, “plutocracia”, “monarquia”, “oligarquia’, “diarquia” y todas las que han sido acuftadas para designar formas de poder politico a", burocracia’,“partidocracia’, “poliarquia’, “exarquia’,etc.). La fa clésica transmitida a lo largo de los siglos es la que se encuentra Politica de Aristoteles, que distingue tres formas tipicas de poder con ¢ en la sociedad en la que se aplica: el poder del padre sobre los hijos, el amo sobre los esclavos y del gobernante sobre los gobernados. Este tilt no es el poder politico, o sea, el que se ejerce en la polis (que en griego sig- “ciudad”, definida por el mismo Arist6teles como comunidad auto- uficiente de individuos que conviven en un territorio). Son varios los, iterios que se han adoptado para distinguir estas tres formas de poder; el mismo Arist6teles asume el criterio de las personas para bien de las cuales cjerce el poder: el paternal en provecho de los hijos, el patronal para ntaja del amo, el politico en atencién de ambas partes, que es el llamado “bien coman” (bonum commune). En la época moderna, cuando John © (al principio del Segundo ensayo sobre el gobierno, de 1690) declara ‘su deseo de abordar el problema de la distincién del poder del padre sobre Jos hijos y del capitan de una galera sobre los remeros (que era la forma de esclavitud en su época) frente al gobierno civil, sostiene que el primero > sla politica’, en varios autores, La scitdcontemporanea, vo. 1, Ut, Turin, 1987, pp. 567-387 ns 16 LapoLtica, descansa en la generaci6n (ex natura), el segundo en el derecho de castigar (ex delicto) y el tercero en el eonsenso (ex contractu). Esta triparticin de las, formas de poder ha tenido una gran importancia hist6rica porque, entre otras cosas, ha permitido distinguir el buen gobierno del malo: en efecto, dos formas tradicionales de mal gobierno son tanto el gobierno paternal g patriarcal, en el que el gobernante se comporta con los stibditos como si fuesen sus hijos (y por consiguiente como eternos menores de edad), como el gobierno despético (en griego, despotes significa patrén), en el que el go- berante trata a sus stibditos como esclavos, Patriarcalismo y despotisma son, en otras palabras, formas degeneradas del poder politico porque no reconocen este dltimo poder y por tanto no salvaguardan su naturaleza especttica. 1a relacién politica es una de las muchas formas de relacin de poder cxistentes entre los hombres. Para caracterizarla sc puede recurrir a tres diferentes crterios: Ia funcién que desempena, los medios de que se sirvey el fin que persigue. ‘Con respecto a la funcién, son ilustrativas las metaforas que desde la ‘Antigtledad se han empleado para definir In naturaleza del gobierno. Las ‘metiforas mas frecuentes en algunas ocasiones se inspiran en un modelo biomorfo, segtin el cual la comunidad que constituye Ia polis es concebida como un organismo semejante al cuerpo humano, compuesto de miem- ‘bros que tienen una funcién especifica en el conjunto; en otras ocasiones se basan en un modelo tecnomorfo, de acuerdo con el cual la misién del gobernante se toma de la analogia con un oficio o arte (en griego, tecre). En el primer modelo, al gobierno se le asigna generalmente el papel de la ‘mente (0 del alma) para mostrar que él efectiia una funcién central que consiste en guiar; dirigir, mandar, y en cuanto tal es diferente de la mera- | ‘mente ejecutiva de las otras partes del cuerpo social. En el segundo modelo, los oficios o artes mas frecuentemente tomados en consideracién son el pastor, el navegante (gubernator significa en latin timonel, de gubernacit: Jum, timén), el auriga, el médico y el tejedor. El pastor cuida el rebatio del asalto de los lobos y lo leva a pastar; el navegante guia el barco segtin la ruta y manda a los marinos; el auriga lleva y frena a los caballos; el médico cura los males y las plagas del cuerpo impidigndole descomponerse ¥ morir: y el tejedor compone y recompone las telas laceradas trabajando sobre la urdimbre y la trama. En todas estas metaforas se resalta en pai cular, una vez més, la funcién de orientar (el pastor y el auriga) y de dirigir (el navegante); ademas brotan otras funciones, como la de intervenir para. sanar los conffictos (el médico) y para prevenirlos (el tejedor). Todas son. funciones que para ser ejercidas necesitan un poder de mando y, en conse ‘cuencia, obtener obediencia aun de los recalcitrantes, v castigar a quienes no obedezcan, Aunque son arcaicas, estas metaforas sirven todavia hoy ‘para indicar los rasgos principales de las funciones de gobierno, que ahora. habitualmente son divididas en legislativa, ejecutiva y judicial. Al realizar la LAPOLITICA. 137 funcién legislativa, el poder politico orienta positivamente (mandando) 0 negativamente (prohibiendo) la conducta de los miembros de la comu- hidad hacia fines preestablecidos; mediante la funcién ejecutiva hace que ¢s10s fines sean alcanzados; desempefiando la funcién judicial resuelve los conilictos que se generan en la sociedad y que, de no resolverse, serfan sa de disgregaciGn, y busca la manera de hacer justicia (iustitia funda- mnturn regnorun). Por lo demas, ni la distribucién clasica del poder politico con respecto al poder paternal y al despético, ni la determinacién en referencia ala fun- j6n permiten ubicar y delimitar el campo de la politica. La primera dis- tinci6n no es analitica, sino axiolgica, es decir, sirve para caracterizar la ‘esfera de la politica como deberia ser y no como es: un Estado patriarcal y 10 desptico también son Estados, y el ejercicio de las actividades que les en entra perfectamente en la categoria de la politica. La segunda ca- ‘racieriza también formas de poder diferentes del poder polftico: la funcién de dirigir mediante la emisién de ordenanzas imperativas, de las que deri- ‘ya la relacion mandato-obediencia, es propia tanto del padre de familia, dueno de una fabrica, del comandante de un ejército, como del m: o de escucla. De esta insuficiencia derivan los diversos intentos de definir la politica mediante un nuevo criterio, el del fin. Pero también este criterio inadecuado. ¢Cual ¢s el fin de la accion politica? Se remonta a la An- dad, y por tanto ha sido transmitida durante siglos hasta llegar a nues- tros dias, Ia afirmacion de que el fin de la politica es el bien comtin, en- idido como bien de la comunidad diferente del bien personal de los ividuos que la componen. La distincién entre bien comtin (bonum com- ine) y bien de los individuos (bomum proprium) es la que, entre otras co- , desde Aristételes se emplea para distinguir las formas de gobierno buenas de las malas: el buen gobierno es el que se preocupa del bien smiin; el malo se inclina al bien propio, se vale del poder para satisfacer tereses personales. Esta distincién siempre es valida: el criterio mas indido del que se sirve el hombre comin para juzgar la accién del hom- politico se basa en la contraposicién entre interés piiblico e interés pri- Pero precisamente porque esta distincién es titil para diferenciar las, formas buenas de gobierno de las malas, no sirve de igual modo para ca- racterizar la politica en cuanto tal y, por consiguiente, cae en la misma ‘ritica que la anterior: una cosa es el juicio de valor, otra cosa es el juicio dde hecho. Desde la Gptica del juicio de hecho, que s6lo permite distinguit Ia accién politica de las acciones no politicas, incluso la del mal gobierno ‘se coloca perfectamente en la categoria general de la politica. Mas atin: si ‘nos atenemos al juicio corriente, es més facil ofr decir que la politica la ‘hacen individuos cuyo Gnico interés es aumentar sus propios haberes. Cuando Maquiavelo, en el famoso capitulo XVIII de El Principe, describe Jas cualidades que debe poseer quien tiene en sus manos el destino de un Estado, dice que ha de combinar las propiedades del leén y del zorvo, vale ne Lapottrica decir, a fuerza y la astucia: son dos caracterfsticas que no tienen nada que ver con el fin del bien comin, sino que se refieren exclusivamente al obje- tivo inmediato de conservar el poder, con independencia del uso puiblico 9 privado que el gobernante quiera hacer de este poder. ‘Aun prescindiendo de este argumento, el concepto de bien comin, a pesar de su larga historia, no es claro. Por lo menos encuentra dos graves difi- caltades: la indeterminaci6n o variedad de significados hist6ricamente acep- tables y la dificultad de encontrar los procedimientos adecuados para aceptarlo en un momento dado. La variedad hist6rica de significados del bien coman en las diferentes comunidades se comprueba con Ja mayor 0 ‘menor amplitud de los fines que son propuestos al Estado, segtin si se considera necesaria una mayor o menor extensidn de la esfera publica con respecto a la privada. La multiplicidad de los fines que las comunidades, politicas se han planteado en las diferentes situaciones hicieron decir a Montesquieu que “aunque los Estados tengan en general el mismo fin, que es el de conservarse, cada tno se inclina a

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