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Prof, BLAS MANUEL ALBERT EB fo ANTROPOLOGO ARGENTINO HISTORIA DE LAS IDEOLOGIAS lan de la obre: ‘ome I: tos mundos divine (hasta al silo NIL) ‘Tomo Ii: De la Iplesia al Estado (del siglo IX al XVIII) ‘Tomo Ii: Saber 9 poder (del siglo XVIT al XX) Diecciéa de FRANGOIS CHATELET y GERARD MAIRET. Con In colaboracién de: camel oea | Rae ae “André Guvexsmawy | | | Jean Lactnwer Charles Mataxoun ierre-Frangois Monza Evelyne Pisten-Koucnwen Rafael Prvipan Maurice Rowat Louls SaLa-Mouins Francis Sexsape ‘Jost Sewseint Mohammed-Allal.Sivacton ‘Jean-Louis ‘Tnisrast Pierre Griourr aoques Hanstas ‘Ahmad Haswiwt Michel Konssaeae See 1) HY Bajo la dineccion de FRANCOIS CHATELET ee HISTORIA DE LAS IDEOLOGIAS TL De la Talesia al Estado (del siglo IX al XVI1) tars oe Bevos aes ba Red de dons PREMIA EDITORA 1980 Titulo orginal: Histoire des Idologee (De MBplise « PBtat, du nel TX au VI wel) ‘Traduecion: Luis Pasamar Diseto de ia colecién” Pedro Tanagra R. La tmdueeién he sido eodida por la editorial Zero-Zyx, Madrid. CColaboran en este tomo: Qdilon Cadat (socilogo).. Francois Chatelet (profesor dela Universidad de Paris VIII). Pierre Grioet. (tadlogo)._ Gérard Mairet (profesor do la Universidad de Otewa), Pierre. Francois ‘Moreau Corofecer adjanto en la Universidad de Telms) La SolesMotins (eanferendiante en la Universidad de Paris 1) 24394 Primera edieién 1980 © Hacheiwe © PREMIA editora de libros 2.0. pate Ia edicion en lengua caxtella, RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS ISBN 968—434—190— ISBN 2—01—004803—2 de la edicién de Hachette. PREMIA editors de libros «2. "Tonalé 146-2, México 7,D.P, México Inmpreso y hecho en México Prited and mace in Mesieo PREFACIO De la Iglesia al Estado: una expresiin como ésta puesta como titulo de un conjunto de investigaciones cuyo hilo conductor sigue Siendo, por necesidad, eronol6gico, puede sugerir la idea que, bajo la frondosidad de acontecimientos y doctrinas, va tomando cuerpo un tipo. de légica que ineluctablemente, conduce de una forma u otra, del poder de Gregorio el Grande al reino de Luis XIV. La hots deste devenit ef sedctra: ha sio adoptada fen muchas ocasiones incluso las formulas que. nos vemos foreados a utilizar para que se nos entienda, Ie del fin de la Antigtedad, de la Edad Media, del Renacimiento, de los Tiempos ‘moderios contribuyen a darle consistencia, incluso cuando hemos optado por manifestarle cierta desconfianza, Hipétesis que ade. ‘més tiene la venta al indueir Ia realidad de un principio. de cvolucién, de permitir diversas tomas de posicién: unos vieron en 4ésta la oportunidad de lamentar Ie desaparicion de una’ comuni dad expiritual armoniosa, otros se felictaron por la victoria que oeo a poco fue aleanzanda la sociedad de los hombres sobre la ‘mentira religosa, olros vieron la oportunidad ‘de. contabilzar lalticamente y en ln perspectiva de un progreso general de ‘humanidad, fs golpes reciprocos, y mensurar las venajes ¥ los Jnconvenientes de esas transformaciones. ‘Ahora bien, nada de todo eso aparece aqui Los aniiis de este segunda parte de I Historia de ts tdeologas —al val ae {ores primera parte, dedicado an periodo ain mis extenso, ‘dren ypronrtfcamente—,en ia medida en ave logran caper ate malfciosdea sola dela historia fo que no deja de er fuse difel’y de ello pos daremos cuenta eh a fctura de Tas agin gue’ stuns ponen de reine el concepto sey ol coal Ange ge utara peste cambios 9 uel nll ma pesemot 7 debemos inrodust sive totalmente como ‘anal eerneia, Cada conigracion de ideas, cada sistema Je Pulumceion attics, cada doctina telco lose, inclso Leis ns parece Que est mal ediieada 0 que es defiente, e, sa iempo yen fu haan sufisiente. Em slo modo, es una Steam len, Ms exatamente, con el inde eitar Ia imagen Ger huro. au seats In nocion de totallad, dizemes que es Sense y tupida como un zarel exuberante. Nada falta” que ppudieca colar ls continuaion de Ta historia de las ideas. La {earn de las selaiones de subordinaionontoiecey poten de Ja Cludad de los hombres a la Cudad de Dis no est completada fonreuida 0 superada por la ncepelén de tos dos rdenes, el Sobrenatural'y el natural, de Toms de Aquino. La teora es distnta en cuanto al objetivo, en cuanto ala sintaxis, en evant a intone. Tse exatuto dea diferencacin se debe fundamentalment al tech deg lsideolgis ols configureciones de ideas son ant {bio Teitmactones, que fonsinan como iastrumenton de per Stasion, conrencimnto coacei6n y que, totalmente autbnomas Sn'su economia dscrsv, estan completamente nmersas els frictcas sociales, Elects de ls luchas por sl poder yelmentes Ee esas hichas en la medida en que intevienen prinipalmente tediate as nwitiiones que lls generan, Lidell. se Kihieron cabalmente a su presente bistrco y Toeal. Nada as a coo el desmoronamient dela fereas pleas que els Broyan o ave sehan spoderado de ells. Y no hay raz para que hhya una, para gue l fracaso de una de esas fuerzas corresponda ecesaranente una insofiensa comesptl de <> doting, uh ror incluso st ello resulta tranullzador pata qulenes su profe Snes cl pensar, no se ha comprobado au lo gue la historia imucra, ef concepto lo establee com Ia mba necesidad Toque daa los ideblogns para que le den una Tegiimacién, cs un twee Je pricteas, om conunto de tnidades vasas © 8 unen, deseos que estin por ios aires otor que se Hyun Lee idologor ms hbiesinentan. Si raen problema ie hace, 2 su propio epacio suv. La habia ees basen She cede re mis nada se ba ganado, nada se ha perdido!). Ya que eses ideologiss apéstol de los Gentiles, y Ia reflexién agustiniana, que idealments 9 papas se darn cuenta que tienen que habérselas con los poderes, lerrtoriales de los obispas 0, més tarde, con la fuerza’ de las, Zrdenes monisticas y que se ha tornado caduea una auetoritas que nadie cvestiona, pero que apenas tiene ningén efecto. En cuanto a Jos emperadores, pronto se pereatan que la base real de su eficacia, se basa, por To menos, tanto en su eapacidad para imponese en su teino —terstorialmente entendido— como. la potestad de Ia que hhabrin logrado asirse: organizar el eéreito para que sea wopera: sional, establecer un sistema penitenciario, asegurar las finanzas, ‘defini la normalidad social, ete, Ahora bien, esto se desarrolla te forma tan cabal que en un momento determinade sera preciso, Sal de Tomis de Aquino— que, al mantenerse la idea de ‘potestas, se reconozca la coexistencia de Ios dos Grdenes, el sobre= ‘aural y ol natural La historia es larga y comple, y permite hacer intligible et hecho decisivo: « Ie luz de esta idea, constantemente repetida, comprondida, negada, magnificada, se inventard en los silos XVi }XVIt el concepto que reclaman las précties del poder central de ‘aquellos tiempos, el eoncepio de soberania, Sobre este particular, Jos aniliss de “Gérard Mairet y de. Pierte-Francois) Moreau rmuesiran perfectamente que este invento estaba tanto. menos ingerto en el ccurso de le historia, cuanto le acompafa. una ambigiedad profunda: en buena légies, la laicizacién de la ppotestas —a Ia que se confunde con su ejetcicio de poder efectivo bajo los aspectos del Estado tiene como implicaciin «econdmi carla propiedad colectiva, Ahora bien, histéricamenter hablando, son las fuerzas politicas de los propictarios privades, con Ja ‘complicidad discursiva de John Locke, las que han asegurado el éxito hist6rico. Mas, para empezar el presente relato, convene sin, dduda tomar cierta perspectiva en relacion con esos mites ue, singularmente desde el pasado siglo, oseurecen el pensamiento de ‘ese period. Y, on primer lugar, les de Oceidente y de la Cris: andad, Francois Chitelet 10 LA CRISTIANDAD, 1 LA IDEOLOGIA DE OCCIDENTE: SIGNIFICACION DE UN MITO ORGANICO or Gérard Mairet, Un mito orpinico +Occidenterdesigna el punto en et horzonte donde se acuesta elo. Es deco ol se oculta «In mirada en el precio instante «2 que parecia posible alcanzaro, El sol se desplazn ¢ medida que fslamos cotea de 41, Por consguiente, cl Oceidente no es ua Espacio seogrico. Ants de ser un tetoro. cys extnsgn Podemes recorrer a dscrecin, es en primer luge ut espace fico, la morada nocturna dei sol En clct, cuando ef tl ae levanta ese espacio se converte en terior. Por ten, a ‘Occidente no lene fuera: qué sera la fuerza de un punto, sa a alana? Por si mismo, ef Oxeidente no levantaia et mun El ‘érmino tan slo expresa entonces la ereneia‘en que sl sol se acuesia, es dec, en realidad, a certidumbre Ue que mane empecan de nuevo, que maa el sols evantart para aumbves " fe re te te ete ee te tT ease | civilizar:a los paganes, infiles,heréticos, ¥ alimentar los trabajos y los dias. Mas he aqui que el mito Zaquire volumen y va cobrando cuerpo el punto que est& en el fonzoate: el Occdente se convierte en algo, el mito se. vuelve Sranico, cobra fuerza ditando conductas, imponiendo ereencias, sree sertidumbres. Con el Occidente, el mundo se revela: él Gas as ets mis que punto indeciso en'el Horizonte se vuelve plenamente horizonte MVOui eset horizonte? Ex la divisin del ciclo y de ta tierra, et cdeth Gerba, la terra abajo. Sélo ast deviene comprensible el Occidente.o sea, eal. Es la partiién horizontal del mundo, la Atwision de la tierra en al medida noche del sol. Bs un punto de feferencia, separacion horizontal: esteoeste, Oriente-Oreidemte, Sombra y luc. En esa inmensa distrioucion, los hombres de aqui fo son los mismos que Tos de alli, tampoco la terra es la misma, fértl aqui, drida alt. Tampoco el espiritu es el mismo: revelacion ‘aqui, ienorancia. del verdadero Dios alli. A medida que se Sesarrali, el mito orgénico conquistard a los propios elementos, 5 deci los dominara, El Océano, rodeado de dos continentes, el ‘iejy ei nuevo, extenderd el Occidente —que silo era entonces tie» ‘ra firmo— hasta el agua, Por lo dems, por ese lado —por ese lado Gel horizonte— el Occidente por poco iba a sorprender al Oriente. Asis por tanto ese mito, en su esencla mito del orden y de la division horizontal del mundo. Si le llamamos -orpinicos & porauealimenta una historia gue saca su fuerza de €; mito orBé- nico, el Occidente no esté alterado por la duracion. El tiempo no hace mella en él. Para algunos, la saerosanta sdefensav de Oct ‘dente, sigue estando al ordon del dia. Mito orgénico todavia, ya ‘que es punto de referencia comin para muchos enunciados que afectan al estatutoy a la condicién de millones de hombres. Occidente es un territorio porque es un nombre: nombre ‘comin de los habitantes de un regién, nombre comin de sus eos tumbres, de su sistema de gobierno, de su Dios. $i «Ocidente- tiene fuerza, es porque es la medida y la referencia permanent: sw nombre es el nontbre de un origen Mientras el Oriente es el espacio en donde todo se mezcla con todo, el Occidente es terra ide claridad, de diferencia, de andisis: a Occidente no le gusta la ‘onfusiin. "También por ese lado se le llama mito organico. Habigndose primero separado de Oriente, al que solo aspira a dominat, Oceidente se ha atribuido a xi mismo el papel de alvajes ¥ ottos birba os hay que sacarles de las tineblas, mediante el derecho o 1a 12 fuerza, hautizarlos si elo es posible, en todo caso mantenertos al, margen del icjano Oriente hecho de mistorios profundas, de fncienso y de confusiones miltiples. A la luz de Oscidente responde la sombea de Oriente. ‘A medida que va cobrando cuerpo, el Occidente se torna realimente en mito ofginico: a los que el mito da vida ya no Piensan mas en ello, éste es su pensamiento, AI margen de la Guraciin, no tiene historia, puesto que es la historia en si; su nombre es ef nombre de’ los hombres y de Tas costs que fneventran, merved a él su ientidad. Por iltimo, las tieras, las, tosturnbresy Tos habitos estin dileenciados,repariides: el mundo oes uno, Bay uno mismo y ls dems. Si, por consiguiente, el Oseidente es un mito, un mito organic fundador, ello es por que sin él el oes seria nada mas, ‘que El mismo: un espacio geogrifieo. Ahora bien, precisamente el ceidente, del que anotdbames que marca simbélicamente la separacién horizontal de dos érdenes del mundo, se ha afirmado a través de las ideologias pertenevientes al oeste. Si el mito no tiene historia (como tal se_constituye de entrada), es, sin embargo, Portador de historia: el mito apoya ala historia y le da. una estruc fura, En In vida mundana de los hombres, el mito ba generado ‘deciogias, conjuntos homogéneas de significaciones, cuyo vinewlo ‘comin ese! mito de Oceidente Las ideslogias son el instrument Sel mito, éste es por Ganto,lesile y viviente en ls discursos y las Dricticas que lo expresan al hablar lenguaje. El mito estructura las repressntaciones, da eonsisteneia a las doctrinas, Sin Tas ieo- Jogias que lo revelan a si mismo y al mismo tiempo a fos hombres, ae lo viven y se reconacen en é, porque en él encuentran so entidad cultural, ef mito no exisiia. Sw funcidn_estriba, en ‘efecto, en dar lugar a un deveni identificable como historia: es th imito fondador sin el cual la «Cristiandads (y Ta representacton ‘el poderio que esté unida a ella) no’ se hubiera impuesto en la de emndanae hiséria, [Esto no hace mis que confirmar que en los dias presentes el Occidente veristiano, ‘ha perdido fuerza, en beneficio de una ideologia conexa y de eardcter laco pero que, de todos modos,. proviene de él —la ideotogia que se reliere, por ejemplo, ai mundo libres: el Oceidente es el mito fundador que permite ‘dentiicar las representaciones que pueblan nuestra historia. Hoy cen dia, all donde la ideologiaerstiana ests presente, aunque silo porgue atin esté viva en Ja memoria, sigue existiendo, perfecta- 8 ‘mente vivo y come si acabase de nacer, un mito de Occidente. Los, libros de historia todavia ensenian lo que elaboran las estrategias de los estados mayores: que en alguna parte del mundo existe un Ocvidentes que esti, por sus valores, bao Ia defensay Ia proteccién de un spacto Attantico Histricamente, por lo tanto, el mito ha pervvido en fos enun siados ideolbgics de Europa (gue, en Ta antigedad, no era més ‘que un tersitori bairbaro), 0 sea, en realidad, por su superioidad {or su eminencia, Entre la Europa antigua y la moderna, existe, sin embargo, Ia mediacién de la erisiandad, es decit, Ia valorz cidn de Occidente. Ese mito, al que podriamos califcar de fectivo, presupone una evolucion: su sxiton estriba en dale importancia a esta evolucién: la Europa (cristina) «s el mito convertdo en territorio. El término Oceidente era harto conocido fn Ta Antigledad; el contenido, por su pare, es de origen medic val; contenido que dista mucho de serlo en el fondo: el siglo XX {std totalmente impregnado con su nombre. Sea como fuere, ha sido por encima de todo la Edad Media cristina la que ha con: ‘ertido un término en un nombre Sin embargo, el mito como tal no posee una fuerza, pero adquiere poder a través de las ideologiae que éste suseita ) que fen €l encuentran el elemento sin el cual las ideologias no setfan sms que enunciados vacios, sin el cual también a divsiin del ‘mundo segura siendo legendaria, confusas las Tronteras, sin profundidad la fey sin luz la revelacion, La larga, Ia muy larga duracién es claramente Ia modalidad del mito que estructura ina historia multiple referente a las temporalidades que la cruzan, ‘Aunue sea prolana o sacra, esta historia, que no es mas a fin de cuentas que la realizacion mundana del mito, este vida histirica hos importa que sea la que han vivido, ¥ que atin viven, varios millones de hombres que un destino de cuna ha arvoiade sobre la terra en ese punto del horiznte en donide se acuesta el so. Pero se cometeria un error si quisiéramos situarhistricamente la pertinencia de la nocién de Oceidente: seialar si origen stiano y «medieval, no significa reducirlo s6lo a la Edad Media, esta noche en la que Ia tradicién historiogrifica ve, precisimente, que todos los gatos son pardos'. El Ovcidente no ‘svat dncerdeeca Bop 4 tiene mas sentido que el que acabamos de indiear: por es0 cobra valor de mito. La propia nocion de Cristadad tampoco da su contenido definitive a Occidente. Por supvesto, es cierto que el concepto de Cristiandad da cuerpo, social y doctrinalmente, al de Occidente, ni mis ni menos que en la actualidad, las ideotogias, Arsttis afirma gue ef chadadano, antes de petenecere, rertenec él en primer logar al Estado. El problema 98 10 Plantes en lo mi minimo en eston trminoy el poder ose Iusics cms no, est jafifeada en Dios, La Teena fstifen stats ya Dass ue, jie al Cah, Ea depen. Sa el poder reapetn deo principio qc le e eno, eto que tncjor eras In deg del Oetents cn i Edad Med Notas mas poder auc el sacerdotl el poder ha sido inventado en Oceidens como tienda ss principio en Tos esos de fepents In fora sla autoridad dl Sacerdot ycuahquier otra aoridad Prosiene de Gi, podor esta derivado que em modo agsno Tipnifes cabesupobero, que x un poder aa efector. Coa tad, et modelo omano de a autordad conrad eta puesto ene arenes; on lo referent al centro, hay dos: el papa, el Emperador Vemos que Is novedad de Ia concepeiin de ta vida politica reside en la itncon de! jercicio del poder on respecto 0 Principio. Esto caracteria, en efecto, al Ocedentey perdu ain Hoy, mas ell es ast sein una modalidad especicay esas dos dimensiones existen realmente, sin embargo. ee wma que ya no sabemos mis diferencaras ene Estado tuterang ue conga parti de aigle XVI. Sex lo gor fer a Metin spree ao ee a, compe farios ya menvdo también coneadietris, to que nos induce a mmanifestar que el Occidente revels el poder en todo los sentidos 4s termina, En elest, el poder no puede eersrseeficement, 20 realizar su obra ta autorids. ue en la medida en que poder y obediencia hacen ereer que existe com vistas @ otro fan auc et fig tam visible, del cual la Inquisiién ola poicfa son. hoy como ayer, Jos eeeutantes profanos. El Occidente cristiano pone de manihen, to su manera la astucia del poder, de todo poder: tlaborar on universo spiritual de ereencia y de fe, constiturlo en privepio, oncebir un mis alla de dicha que justfique la obedienciay ley El poder no se presenta como poder, el orden no es el resultado de Jas instituciones que lo garantizan, son las instituciones las gus proceden del poder. La Inguiscién'o le polcia,o las dos juntue, ‘ho producen le fe o la seguridad. La fe y Ii seguridad tree consigo Ia Inquisicién y a Is policia puesto que, en el mejor de los ‘casos, a Inguisicién y la poliefa tan s6lo producen el terror, La finalided ¢tica del poder es por tanto wna concepeion eristana Claro que ya Sécrates habia moralizado el poder, la bisqueda de 4o justo es un paso previo a la posicia correcta “del problema politico. Sin embargo, la ciudad de Atenas no ha integrade ee ‘mensaje. El cristianismo durante ta Edad Media estard co Bosicién de imponer una concepeion transcendente de la autor ‘dad politica al institwir en la prictca el gobierno ‘de un Dios revelado: una idea radicalmente ajena, y con razon, de la ciudad antigua. Dios gobiema a los hombres por. medio. dl papas el ‘emperador interpuestos. Incluso segin Sdcrates; el poder nw Participa de lo dvino: lo justo en politica es una cosa, los doses son otra, La obediencia a las leves de la ciudad no ex a obedience 4 Dios, Sélo et eristanismo podia prodicit en la ester polticn el tema de las dos ciudades y encontrar de esta suerte en €l la just, ficacién del poder. El coneepto que desarrolle Tomés de Aqui corcepto del que no es el inventor, segin el cual el reno tiene que set gobemado por un solo principe, puesto que el mundo ceti sgobemado por un solo Dios, es caracteristico dela imitacign eri tiana, Imitar a Dios, es actuar con vistas @ Dios. Tambiée le antigiedad tenia puesta la mira sobre el bien, mas no lo buscaba en un lugar (ranscendente del mundo: lo encontraba en la nature Teza; de ahi la eélebre proposicin de Aristtcles seg fa cual lo ciudad existe «por naturaleza [La sumisi6n det poder @ una norma que en aparicncia le sobrepasa, es realmente 1a profunda otginalidad de la Edad “Media eristiana occidental. El poder, para lograr la abediencis jobedece é1 mismo a figuras que no son las de la. politica: el tema de la Crstiandad esclarece este punto. Ya gue, Der los : 21 Dae motives que acabamos de citar, la Antiguedad no se formaba de la ciudad la misma representacién, queda que la justiicacion Gtica, pese a que fuera totalmente inmanente a la vida de la ‘udad, era una condieiin necesaria de la polities, Lo que es Gerto mis alld de la Cristiandad de Occidente lo es ignalmente ‘mas aci, El Estado moderno, para constiturse y dosarrollare, ha producido, para su uso,_semejantes justificaciones. Dias, la naturaleza, el hombre, o més bien el génere humano, el alma, son Tas ideas que todo poder se ocupa en difundie. Si desde el siglo XV. 1 Estado soberano se afrma como teniendo en s su causa propia, dist con mucho que el poder queen é se eerce se manifieste, por To menos en su principio, como siendo en si mismo su propio fin. Sus fines, por ser serrestres-, no son menos espirituales a incluso, ‘su manera, sagrados: libertad, seguridad, propiedad, igualdad y todas las coses similares, Conviene por tanto sefalar que en Ia «noche medieval se ha clarifcado la estructura del poder. y que si el Occidente parece hhaberse universalizado hasta el exisemo de llegar a corromper el Oriente, ha sido principalmente porque un modelo de poder hia sido pacientemente elaborado, corregide, ajustado. Modelo éste fen el que un principio de naturalera espeiual justifica el eerccio temporal de la autoridad, da cuerpo a la nocién tan poco aprehensible, mas siempre invocada, de Occidente, Nos asaltan slertas dudas, tanto respecto a la historia pasada como a la presente, de que ese legado del crstianismo politice haya sido benéfico en todos sus aspectas (se nos ocurre pensar que sin ly s© Jnubiera hecho la economia del Estado soberana), por es0 no s¢ Ie uede ignorar como parece que ocurre en las discusiones politicas Aactuales sobre la fatalidad del dominio o sobre Ia imposibilidad, histrica o eterna en la que nos encontrariamos de escapar a Ia barbaric. La novién do Ocvidente es un mito. En el sentido primitivo del término, en primer Iugar: como ilusiéa fundadora, porque el Occidente esti por doquicr confundide con el Oriente. Como ‘origen luego dela representacién que nos hacemos incluso hoy del poder del Estado. Es el mito, por tiltimo, de nuestra historia y de Ja historia a secas, esa sorprendente disposicién dramatica en donde fos fines profanos se realizan tomando en préstamo las utiles sendas de los fines sagrados, en donde el Estado se disimula en Dios yen donde las rovelaciones de todo género 22 ucenesprtualmente en el pueblo el concepto, a Profundamente metafisico, segin el cual obedeciendo als pola conquista el cielo. eeaiehee eee R, Permoud: Pour en finir avee le Moyen Age, Paris, 1977 23 2 IGLESIA Y «CRISTIANDAD> ‘por Pierre Griolet SBeege Macy: Rech en movimiento de la Encarnacion y de 24 case, Esto es elo los constantinismo (s), para avoptar una expre sion cémoda. Expresi6n inexacta por lo demés, Con el corre de los siglos: Constantino, es el Oriente y el Occidente. La seleecion {que se produce entre estas dos estructuras culturales conducird ¢ situaciones nuevas: imperio de Oceidente y Ecclesia romana, Otra expresién, también ella comoda, es tentadora para deseribir este Gesarrollo: Ia Cristiandad. Calar en Ia Cristandad no haria in esta llamada. La Cristiandad se encuentra desde un principio con estructuras en pie: el Papa y el Emperador. Mas de forma soterra- dda tambin se instala otro poder: el de la santidad. Las canontza- siones de Constantino y de Cariomagno dejan la hella de las ideologias monoteistas del poder. Sin embargo, ella indican que los Evangelos conservan su propio poder. Si tales canonizaciones pueden evocar 2 emporadores dioses, también ellas hacen pensar ‘en esa union de los poderes con la santidad en su rigor evangélico ¥y'su eapacidad de inveneién. Ea la linea estricta de los poderes > de la ideotogia, los primeros téeminos son los que importan. En modo alguno habia que minimizarlos. Tampoco habria que acte- centarlos: permanocemos lo bastante algjados de una teologia hiperconstantiniana como es la teologia eslave y ortodoxa. Para ella, la canonizacién de los prineipes pricticamente no toma en ‘comsideraciin su santidad persona, sino su lucha contra ls inva sores, su politica. Lo que cuenta, son los efector del poder. El luniverso occidental parece no haber estado nunca tan Iejano. San Luis seré'eanonizado bajo su vocablo de ministerio sacro: rey ‘Mas la ecuacin de su santidad personal serd revelada a Ia plen Jur del dia. Hasta el punto que la oracin dela Titurgia hard gue se pida su intereesi6n (poder de santidad) para compartir con él el ring del «Rey de los Reyes» ste volumen de poder constitutivo, concedide, congy ‘que la Iglesia posce, la converte en pieza mayor ‘en el Calar en la Iglesia de Occidente en «Cristiandads, signifi poco ‘mas 0 menos tener acceso a todos los expedientes. Pero, je0n qué Sptica se hace? El término de Cristiandad, ;qué abarea en su vaguedad? No seri preciso artancar, antes’de iniiar cuala tipo de inventario, con la. parte final del curso inaugural. que Georges Duby dict6 en el College de France en 1970... =... Partir {el principio de que todas las pereepciones, los conocimientos, las reacciones afectivas, los. suelos, os fantasmas, los sito, las ‘maximas del derecho, las conveniencias... la-amalgama de las ideas recibidas que exaspera a las conciencias individvales y cuyas 25 inteligencias que se consideran mis independientes nunca logran {berarse completamente». ‘Se impone, por consiguiente, una precauctén de rigor: seul es 1 peso de suetos y de fantasmas que hay que apartar para atre verse a creer que vamos a lograr aprenhender esta Iglesia de la Crstiandad, aunque sea levemente, en ol espacio de unas plginas? Penetrar Iglesia dea ceristiandade La ilusin seménticn Cristiandads, dicho en otros términos, mundo de los hombres en donde los fundadores son los cimientos cristiano y eclsial. La fexpresion tal vez resulte engatiosa. Parece satisfactoria en una perspectiva répida de eclesiologia:siendo lo consubstancial de la Iplesia cl ser una, conviene favorecer toda lectura que presente cesta primera nota teoldgica. La visién de unidad queda pronto reemplazada por manuales iaicos para escolares y los catecismos Gel pasado siglo: para el lacismo militant, la Iglesia se presenta como wn bloque de oscurantismo desgarrado por las Tlamaradas Ge las hogueras y en ol firmamento donde esté la estrella de Juana {e Arco que se opone a los jueces de la Iglesia, estrella libertadora ‘el teritorio nacional y mértir de la patria, que oculta a las voces ‘de Domrémy. Para los viejos catecismes, Ia Edad Media es el ‘momento de la fe de todo un pueblo, sin leyesalevoses y en donde la bondad, Ia caridad, y la edueacién son obras de la Talesia. El scolar 9 el peguefo cristiano recibieron por tanto esa visa ‘unitarista, unilateralista. Vision que no podria ser la obra nada ms de los Senores Hamois y de los curas Boumisien de Flaubert Un ejemplo harto reciente muestra perfectamente este frenesi de simplifiacion. A partir del sigo XIX, una escuela de teologia se hha asignado la terea de dar a conocer la obra de Tomas de ‘Aquino. En 1880, la Iglesia acababa de convertir al antiguo ‘otidenado por el decreto de 1277 en el patrono de las escuelas ‘atélicas, Ese movimiento tomista, apasionante en su intuicion, pronto se enzarz® al velar ante todo por la. fubricacion de anteoieras. El texto de Duby que acabamos de eitar se le podria fplicar palabra por palabra, Esos stomistas+ no pararon un 26 instante de repetir hasta Ia sacledad a Tomés y nada mis que Santo Tomés. Un fantasma dnico presidia sus trabajos: Tomés lo ha dicho todo y un estudio detallado podria hacerle decir todo lo ‘que tenia que haber dicho. Hubo movimientos teol6gicos que se opusieron a esta simplificacién. Para resumir diremos, que éstes fo han dejado de ser Derseguidos y denunciados: un te6logo © historiador medievalista iustre, M. D. Chenu, serd literalmente liquidado por los celadores del tomismo que caminaban a paso acompasado, Su crimen consists en haber presentado un tomis- to leido en io real de la historia medieval de los hombres de las sumas. Incluso en el momento que se celebraba el Vaticano I, tendré que ser un obispo malgache el que haga penetrar a Chenu nel concili: se le habia pura y lanamenteolvidado tras décadas ‘después de las querelas ‘a far lisa, unitaria de la Cristiandad es un maquillaje, una apariencia. El constantinismo «bis» Hay otto tipo de bloqueo —de vision politica éste— que intenta realizar una operacién. Sugerir una especie de eslabén que tuna el imperio cristiano « la Crisandad, Una especie de movimiento de épocas dichosas y de paraisos perdidos. Encven. ‘ros de una eclesologia sin miculas en sus relacionesiailicas con Jos poderes. Otra nueva apariencia engafosa. El consiantinismo todo —incluso sis le esquematiza— resulta més complejo, Algo asl como vn castillo de naipes en el que una ‘carta mantiene «Ia otra con su peso. Naipes por lo demés mar ceados: hijo de la Iglesia, el emperador esti Ia ver sobre una arta y es titular de otra, Juego en el que la Iglesia dicese tener valor supremo, pero en el punto de vista mistico, porgue en lo concreto, las palabras de vide eterna piden el’ apoyo. de. los poderes de este mundo, Todo el juego eonsiste para la Tglesia en ‘decir y en hacer que se diga que la carta imperial se apoya en ell, ‘garante de una fealtad de los suyo... aunque sea introduciendo en €1 juego de naipes el comodin de lo divino. Carta. que también jJjuega el emperador al definirse sacando su poder de Dios. No puede decirse que la Iglesia siga aplicando el juego ‘onstantiniano en sas Cristiandades». Alas provincias imperiaies les suceden los reinos y los obispados: otras dimensiones modit 27 can las apuestasy las estrategias. Van estableciéndose autonomias dministrativas. ¥ la Iglesia inicia un procedimiento de liberacién de las trabas, Al comprometerse Gregorio VII en la polémica de las investiduras, pondré sumo cuidado en marcar una lectura que 4l quisiera irreversible: «Si Ia Sede Apostolice juzga los asuntos tsprituales en funcion del poder que Dios le ha confiado, zor ‘qué no deberia juzgar los asuntos seculares-, Lo que equivale a afirmar el derecho a juzgar a los principes, Alejandro IIT seri todavia mas eateg6rico con respecto al emperador Federico I: «Yo ‘puedo citar a mi tribunal, y en cambio, no se me puede citar Pedo juzgar, y no se me puede juzgars. Dicho en otros términos, el papado, en sus conflictos con ef emperador, ha liquidado el mito imperial. El papado juega sobre un teclado pluralista: las, reyes. Yel se manifesta en la linea de sus conguistas: la consast in, Inocencio Il lo manifesté en una deeretal: «El rey de Francia zo reconoce a ningin superior en lo temporal» (decretal Venerabil ten. Litireicamente podria sefalarle el paso con Ia pérdida de la costumbre de citar al emperador, defensor de la ley, en la oracién teucarsta. La consagracion concretiza en nuevo estado: vestida con Ja dalmética y la tiniea diaconales —el servicio— el rey vste el santo sacerdotal —el poder. EI rite ha sido caleado de la cons ‘raciin episcopal, Las sociedades aparecen en &l eon el coro de los pares aicos ecesisticos. Los obispos -comsagradotes: son también pares eclesistcos. Entra en escena un nuevo campo de poderes: bispos necesaros, mas nada les reemplaza si faltan los pares Iaicos; uneién de la Santa Ampolla, pero presentada por eabale ros que penelran en la catedral montados a caballo. Cuando la Iiturgla Compone una misa para el rey, lo constantiniano se Inunde: sRezamos por ti, Dios Todopoderoso, por tu servidor ruestro rey. A él te has dignado confiarle el gobierno de este reino. Haz que ctezca con todas las virtudes, que sea noble como corresponde a su estado. Que evite la fealdad de los vicios y que te sea lo bastante agradable para que legue hasta ti, ta que eres Ca- ‘mino, Verdad, Vidas. En este texto. Dios tiene primacia, El es fuente, mas tembign término eventual si accede la santidad de Ia vida, El hombre rey, es una sdisputar entre fealdad, vicios y hobleza. El sbastante agradable- marca netamente que es una cosa delicada: la canonizacion no es mis el automatisma de los auras imperiaes La tentacion arqueologizante Sin esa tentaciin, ghubiera sino existido, por lo menos reali zado st obra Violle-le-Due? La tentacién inicia un rosario de ‘bras con Nuestra Seiora de Parks* de Hugo, El genio del crsta hismo™ de Chateaubriand sus. émulos, y culmina en La Catedral de Huysmanst**. La tentacign estd més o menos oculta fen Tos inconscientes. Y al igual que toda tentacion, ésta es politica, Esta . He aqui algo que afecta alos patidaris del integrismo cristiano en la Edad Media, Sin embargo, frente a la muerte, se forman solidaridades; hhermandades, y sobre todo esa devocién por el purgatorio. La socidbilidad y ia teologia se dan la mano pars sfirmar todas las redes de Ia solidaridad: vivos y muertos, ros y pabres, cofrades ‘que ordenarin que se digan misas st desapareee el inaje: hay ‘manos que se extienden, para afirmar una esperanza, en torno a las reliquiasy alos osaros: todavia sufrir un poco. mas hallar la beatitud: entrar en el Paraiso. “Toda Ia Edad Media, tal vez sea eso en Ia Iglesia: en lugar de luna Crstiandad de un solo empuje, de un solo movimiento, la edificcién obstinada de una ereencia en la que, tras de las cone ciones, un pueblo se atreve a tener esperanza en contra de toda esperanza. Unas_péginas son insuficientes incluso para un_anilisis somero de a Iplesiaen la Edad Media! No se trataba de esbozar un vasio sistema, sino mis bien el asignarse una modest tarca; hhoradar algunas aberturas en el espesor de los sigs Y esto a cierta distancia con las Historias de Ia Iglesia cuyos planes elisees ofrecen una vision piramidal y bien engrasada, la 40 ‘que hace més o menos perdurar los mitos de la civilizaciin cris. tian. El vocablo sCristiandad, aunque eémodo, sigue siendo un engatio y un allen sin salida, Gabriel Le Bres, uno de los mejores especialsias de la descrstianizacién, no he vaclado en afirmar con fuerza «que nunca hubo pueblo cristiano en el sentido, nato y profundo del términos. ‘Todas slas lecturas de la Cristiandad» nos remiten por consi suiente a nuestra propia histori. Las Edades Medias fiticias que se alimentan tal ¥ez n0 sean mAs que un modo de escribir la historia de ia melancolia, de lo ilusorio y de lo fantasmagérico, La historia de la pertenenciaeclesial, :no coincide irremediablemente ‘om la historia de a evangelizacia Hay que huir de los esquemas hechos: hay una historia que ‘queda por hacer, Ia de los hombres que se slas han arreglad para vivir su propia fe: papas, obispos, reyes, eaballeros, in Sidores, burgueses y pobre... Eran hombres. La faseinasin fran- tiseana es una pista: algo inédito (pronto canalizado en orden religiso) ha intentado esclarecer los Evangolics, vivir una pottica. ‘Tras las canonizaciones oficiales, se abre un campo inmenso! Ia Iglesia de aquellos que no eseriben nada, El haber omitido en ‘tas piginas al papa, a la curia y a los mecanismos feudales, fra en cierto modo remitir el lector a otra historia de la Iglesia: la ‘de un pueblo inmenso que, al escribir su fe en una danza, le hace lun guiflo al historiador porqie este pueblo es poeta al extremo de ‘muir cuando se le pretende acorralar. EI tomo Ml de ta Nueva Historia de la Iglesia (amada del ‘Seuib), Hay que completaria con la Historia de la Telesia de Fliche y Martin (particularmente los tomos XII y XIV). Edicion espatiola en Edicep. Valencia, 1974 (N. del T.), A leer en primer lugar: Duby, G- Des socidns mediéveles, Pas, 1971. Duby, G Le Temps des Cathédrates, Pats, 1976, Duby, G: L'Aw Mil. Paris, 1967. a Lectura continvaci6n: Chau, P.: Le Temps des formes. Pars, 1975. Vauehez, A: Le Spiriualité du Moyen Age occidental. Paris, 1975. ‘Toussaert, J: Le Sentiment religieux en Flandre la fin du Moyen “Age. Paris, 1963, De todas las obras consultadas, seleccionamos las de mis fécil consulta 0 adquiscién Brion, M.: La Religion véewe des Francais. (Cl. el apéndive exce Tente sobre el mito dela eatedral). Pari, 1972, Chenu, D. Saint Thomas d’Aguin, Paris, 1959. Congas, ¥.: L'Eveésilogie en haut Moyen Age. Paris, 1970. Couvreur: Les Pauvres ontil des droits? Tome, 1971 Flandrier, JL. L'Eglse et le controle des naissances, Pats, 1970, Fourquin, G.: Seigneurie et féodalité au Moyen Age. Pati, 1976, ‘Vease en castellano Seforio y feudalismo en la Edad Media. Edal. Madrid, 1977, (N. del). Guillet! Les Clefs du pouvoir au Moyen Age. Paris, 1972 Huizinga, J. Le Déelin du Moyen Age. Paris, 1948. Del mismo ‘utr hay edicin de El ovono de fa Edad Media. Revista de Oceidente. Madrid, 1973 (N. del.) LLeclereg, J: L'Amour, les lettres et le désir de Diew. Pats, 1964, OConnel: Les Propas de Saint Louis (Pretacio de J. Le Gof) Paris, 1974, Vieaite: Histoire de Saint Dominique. Paris, 1957. Vase Historia ‘de Santo Domingo, Tuan Flors, Barcelone, 1964. (N. de T.), Well, PL Evel intlectuel de Europe, Paris, 1971. Colectivo: La Religion poputare. Le Chestianisme populair. Paris, 1976, Foi populaire, Fo savante. Pais, 1976, les Patoses: (revista Se sitdan en un mundo ideoldgico completamente nuevo; el mismo fen el que evolucionan los lepstas de Felipe el Hermoso. Un mundo en el que la voluntad, la soberanis y la sociedad civil son Jos nuevos conceptos en funcién de los cuales se zanjan las ‘cuestiones polities; un mundo de donde —incluso si perdurs el término, incluso si éste cualifica a un Estado cuyo jefe puede ser ‘muy poderoso— ha desaparecido el enmarafamiento especifico que consttuia la idea de imperio. En 1356, evando el emperador Carlos TV promulga su Bula de oro que por fin regula el proceso Ge Ia eleccibn imperial, las consecuencias ya estén sacadas: Ia esignacién del nuevo emperador es obra de principes y arzobis- pos alemanes, y do ellos silo. Es cl protector tnicamente de la Iglesia de Alemania, y los principes pronto se ocuparin de esta, fncién. Por lo. demas, la importancia es mula: el resto se relaciona con la historia interior; el concepto de imperio, ene sentido clisico, exelula precisamente que hubiera algo que se pareciera a una shistoria interior, salvo si, por sexteriom, 3© tntiende a los musulmanes y a los paganos. Fuerte 9 débil, en lo sucesivo el imperio es Alemania 87 Esto no significa que la idea de universaidad desaparezea de golpe dela estena de Europa: pero sila idea de imperio se recoge se picrde al fin en su otra, la particuaridad del teritoro, Ia tniversalidad politica que un momento ha encarnado se arrojarh fen otto lugar: en el concepto de humanidad. La nocién de hombre ‘esard de designar solamente a una especie para cobrar un sentido politico ¥ moral; nocién que no podia desvineularee del sentido fenérico mas que si el campo del derecho se vaciaba en primet {érmino dele pesada construceion imperial: lo que ahora ocupard fen lo sucesivo un puesto serd otra cosa, y se edificarh sobre 1a luniversaldad interna del Sujeto juridico. Cireunstaneia revelado ra: aparece en primer lugar en la obra de Guillermo de Ocean, ‘que fue uno de ls ideblogos de Luis de Bavira, Esto era hacia el final de una época, ‘Significaciones EI sentido religioso conferido al imperio ha resultado aseme- jarse con mucho a una especie de ardid de la Historia: El ‘emperador tan s6lo podia conseguir legitimamente su expada del papa, en las épocas en que éste era incapar de darsela, El poder temporal, por inguietud religiosa, restablecia la fuerza dela Talesia, pero ésta acabeba por servirse de ella en contra de él, Y en altima instancia terminaba imponigndose. Cuando se hundié 58 propio poderio, ello fue por otros golpes: los de las grandes rmonarqufas nacionales, El alcance universal del imperio, herencia de los espelismos omanos, pronto parecta un esplendor adulterado, en cuanto ldejaba de ser apoyado por el poder del reino que pare si se habian conquistado los francos en Germania. Era precisa admitirlo el imperio medieval representa un tipo muy otro de unidad que el del imperio romano: siempre ha sido la unificacién de una dversidad Aiffit de dominar, y que nunca ha superado, A fin de cuentas, lo due en Ja Edad Media més se asemeja al imperio romano, en lo que @ Ia estructura jerdrquica se refiere, es la Iglesia eatSica, Mucho mis que todos los argumentor historic, verdaderos 0 falsos, qu la Iglesia ha podido invocar, es esa semejanza la que la cualifica para que se la Feconozca como a la heredera, a nivel de Ja Togiea, de Roma. Todo interés del imperio proventa precisa: mente de que podia representar otra logica, y segzegar und 58 ‘deologla que se remita a otro tipo de unidad. Ese otra tipo de ‘Unidad, la logiea neoplaténica de la emanacién, que durante toda Ja Fdad Media habia permanecido tan fuerte, impedia pensarle; pronto se torn6 definitivamente impensable, cuando el Imperio, volvi6 ala fila de los Estados, Solo Ta practica de Federico T puede dar alguna idea, y mostrar cémo una construceién tal podis reunit ‘su servicio jirones habilmente articulados de las distntas tradi tones que se repartfan Ia idea de imperio, Por lo demés, los dos poderes pronto iban a borarrse ante nuevas fuerzas. Cuando la autoridad del papa es ridiculizada en Sus propios Estados por la comuna de Roma, Arnaud. de Brescia", que la ditige, no vacita, dio en su époea, en cuestionar cl valor de Ia Donacién de Constanting: proelamé que era una fbula forjada por los papas para inmiscuirse en los asuntos de ‘orden temporal. Daba asi, argumentos a las posturas de imperio, Ahora bien, frente ese laicismo afirmado, Federico T no vacia: se pone dei lado del papa y provoca la caida de Arnaud. Sin roponérselo, Federico situaba al mismo tiempo al imperio en el ‘campo de lo que dos sigios mas tarde seria barrido por Ia apart in del espirtu laico y los Estados nacionales, a cuya sombra y servicio se deserrollar, Arquiliéres, H.-X.: L'Augustinisme politique, Vein, 1934. ‘Acquilitves, HLX: Saint Grégoire VIT, esti sur sa conception du powwoir pontifical, Vein, 1934. Folz, Rs Lldée d'Empire en Occident, du VEaun XIVE sce, ‘Aubier, 1953. Lagards, Georges de: La Notesance de Ussprit laigue aw declin du ‘Moyen Age, Edition Béatrice, 1934-1946. Pacaut, M.La Théocrati. L'Eglise et le Pouvoir au Mayen Age, ‘Aubier, 1957 Schntirer, G.: L'Eglise et Ja Civilisation aw Moyen Age, tra. Payot, 1933. ipl i cr da ah ig co las 59 4 LAS CRUZADAS: LA GUERRA Y LA PAZ ‘Por Odilon Cabat (Con tres innovaciones juridicasconsiderables en el Concilio de Clermont, en 1095, el papa Urbano If establece los fundamentos de una nueva sociedad: — el voto de cruzada, — la indulgencia plenaria de la cruzada, — ol estatuto juridico del eruzado del cual, la persona, tos ‘bienes y la familia pasan bajo competencia ectesidstica Innovaciones que convierten a la I Cruzada, predicada al ‘érmino del concilo, en la eruzada verdaderamente. deciiva. Michel Villey"” ha podide mostrar que sobre su modelo se han construido y codificado todas las dems, «la par que ella se han rferido las bulas de ulteriores cruzadas. Basta, por tanto. con estudiar la logica que preside a ests tres innovaciones constitutivas ard Mit Visy: er Cia sa fron ane erie, Vb, 60 ° para obtener una corsiente drestora en Ia red inexticable que a simple vista presentan los crazados, en las cuales los fendmenos sociales y politics estan estrechamente mezclados en la esfera de {os prodigios y mitos religiosos. Tales: medidas se toman en el contexto més general de ta ‘Tregua de Dios, ef decir, la prohibicién de hacerse-la-guerta Serios dias de la scmanay asi como. durante los dias-de- fiesta, ‘rohibicion difundida por Urbano a toda la Crstiandad, mientras ‘ue hasta el presente estaba limitada al dominio regional; nove iones del concilio de Clermont, del que se desprende logicamente ‘otras muchas consecuencias, entre elas las Cruzadas en tanto que texpediciones militares, que representan el aspecto mas espectacu la, y que constituyen en cierto modo las modalidades particulares, de la realizaci6n de esta medida de polcia que es la Tregua de Dios. No exenta de cierto opartunismo, se nos dice, E embajadores de Bizancio habian recurrido al papa sol ayuda militar para protegerse contra las amenazadoras conquistas de ls turoos Selyicidas. Era por lo demés tna costumbre estable mucho tiempo en los caballeros nérdicos, en ‘casion de una peregrinaciin a Jerusalén, pasar algunos aftos al servicio del emperador de Bizancio, en donde la eficacia de esos tguerreros,wlos hombres de hieros, era apreciada por ls gregos. Esta peticin quedaba, por consiguiente, inserita en wn marco ya establecido de prestaciones de servicio militar entre ctstianos de Oriente y de Occidente. En cambio, hay que sefialarlo, las Poblacioneserstianas que vivian en Palestina bajo régimen islimi- 0, no emitieron ninguna invitacion de este tipo. Esas poblaciones se beneficiaban, en efecto, —pese a las leendas que propalaban los peregrinos @ que suscitaron la literatura posterior de propa ganda, de la tolerancia murulmana respecto a las agentes Gel Libros, término que abarca a judios, erstianos ¥ mahometanos. Lo que contrastaré muy a menudo con la intoleranciaerstiana seflalada sin contemplaciones por los hstoriadotesgriegosv objeto | de Ia disidencia definitiva entre Roma y las Iglesias de Oriente, Intolerancia debida, en gran parte, a la ignoraneia en la que se tiene a la cultura frabe en Occidente. Mientras que la teologia, ‘musulmana esti constituida en muchos aspectos por una exégesis) uy sulil de ls textos eristianes y que a menudo « los sifies les hha gustado.llamarse entre ellos scristianos esotéricoss, en lt cristiandad féeilmente se representa alos infieles como & paganos, ‘dblatras adoradores del diablo. 6 En general, Hos autores detienen agat su exposilén de as condiciones prvits oe las causa préximas,y la Prosgue inva Tlablemente con toda wna retrea del asombro. Bien sea para Siar us cscs como ie expen sui de el contraro, es igmatizaries como expresion de un Tanatism Indl o adn para poder tomar rset cts nua a dita he. potmite un esepliciamo de buen ver con relacion alas herrecones del expintu. humano, sera extraNéndose ave de austs tan bios hayan podido Jesencadenar reaccioes tan Tan- tasticasc inesperadas legrandose en seereta de una prusba tan flagrant de In imposibiadad que existe de explicer la historia De manera que asf quedamos « menudo redusidos a referimot a jos acontccimientos del «prodigioso surgimientor, segin ol ter mhino de Aiphandéry, desde eh punto de vista de ia picolog de Tos factoes insondables que pueden mover a las masaS para ‘conmover los eoraznnes. A buen seguro, eth mal conocer el poder de impacto poltic del concio de Clermont. ¥ ello porave uno de tos factores de la incomprensién de los fenbmenos histrcos se debe al desplaamfent en I efera-de To simbllico de realidades to solamente concretas antafo sino completamente estructural, Es evident, por demplo, que una indulgencia plenaria que en nvestos dies los confesores entregaran a sus Teligreses, tendria itada mis que alin eleeto en el desarrollo de los aconteimientos polities ll esas porgue Tas penitencasreligosas han pasado hora «un espacio fcticio en el que silo valon para morificaco. es puramenteverbals. Pore hecho de que una tal Indulgencia bho tendtia-ningin efecto en nvestos dias pero. que tuvo en el pasado, se encuentran personas para deduce que Ta fe era en el pasado mis considerable y capae entones de mover tanta. por consigeiente se concede una pare tan importante los mitos tla storia de los Cruzados, ello es porque se contola delicien temente esa tanslacion hacia To simbalico de Tunciones sociales Gexaparesidas,y luego uno se ve obligado, para justficar una auilidadhisérica,& confer # nocones que pafa nosolrcs se hhan tornado puramente abstactas 0 espirtuales,fantasmag6 as, un poder de acein que slo, sgn parece, In mera de os tiempos les ha hecho perder. La fe, en terdad, es igual de grande en esta Gpoca queen la de nuestros antepasados se ha prod ‘ido soncilamente ina translackn del mito fundador. Examine: fos por tanto lo que, conerelamente, representan para la ‘SDeiedad del siglo XI ls innvacioncs del consilio de Clermont. 62 Et invento del conteato de compromiso 2Qué es un voto de eruzada? Para dar una respuesta, es piBtiso representirse que en el siglo XI, la sociedad no disponie {de ningtin medio, de ningin tipo de eoaceiin, para contratar & alguien y establecer con étrelaciones que Uamariamos contrac fuales, Para estar en posicin de contratar a alguien, hay que disponer en primer lugar de Ia nocién juridiea de individuo. ‘Cuando existe ests nocién, al individuo se le puede slberar de sus vinculos snaturales»(. La peregrinacin puede ser vida Para una penitencia y, a menudo, inteviene para aplazar otras penitencias. Pero, en primer lugar, establoveremos una distincion 64 centre peregrino y cruzado; a los Cruzados, no se les puede en ‘modo alguno defini, como a peregrinos armados on vistas @ proteger el Santo Sepulero contra los ingiles. Si algunas de ls Cruzadas legaron hasta Jerusalén, y algunas fn contra de Ta voluntad del papa, ello es porque la nueva ‘odalidad de reclutamiento no contiene, al principio, clausulas {emporales. De modo que el eruzado se siente en la obligacion de llegar hasta la Ciudad Santa y tracrse como prueba una palma de Jeried, para ibrarse de su voto. Pero muy pronto, se establecid el principio de fa retribucién de la indulgencia en funciin de 1a ‘uracion del servicio militar, En contrapartida precisamente del voto de cruzada, el papa anuia las otras penitenciasy proclame le indulgenciaplenaria de eruzads, [La indulgencia plenaria de cruzada Por curios que esto pueda parecer, incluso bajo ta pluma culta de un Michel Viley, esta medida pontifieal es eonsiderada ‘como un warm esprituals,y se habla de slostesoros de graciay dé los evales la Iglesia abre sus compuertas a los pecedores que se hnacen eruzados, En ocasiones incluso se omite el eonsiderar que la indulgencia no se refiere ala remisién de los pecados en s, sino Sinicamente a aplazar penitencias con vistas a su remisiOn. La indulgeneia es por tanto, una medida terrestre, absucive en la ‘ierra, pero no en el cielo, ;Qué representaban.tas-penitensias religists?» Estas-no tenfan nada de simbilico, constitan, seat lament, el régimen penitenciario de la época' esti claro que 30 ‘emis debfa de entustasniae a las muchedumbres, puesto que se (rafaba dé la exacta equivalensia de una amnistia general. para ‘quienes se alisiaban. Principio que sigue estando hoy en vigor en lo que se refiere al reclutamiento de la Leain extranjera. No es aqui et lugar de analizarel sistema de las penitencias feligiosas ni elde tratar de entender cémo nuestro eédigo penal las fa sustitul do, pero podemos tratar de esbozar una ides teniendo presente en ef espritu que, lo que para nosotros es harto conocido, camo diria Hegel, —un eéigo penal cuyo principio es une retribucion de los crimenes en aftos de encierro 0 de’ prisién-—, simplemente no existia en aquella época. Sabemos que, en este caso, hay. que aguardar a la Revolucioay Trancesa, piri due se generale el principio de encerrar ala gente duranie un tiempo indeterminaio or una falta determinada. El pecador dela Edad Media, hay que 65 decir, es To que en nuestros das se lama un criminals sus pecados no son abstraccones, sino falas sociales concretas: dul UGrn,atesinut apostasia el equivaente de la. psicén polica) Since ible en contrapartica de catigos efieaces, Ser penient, en primer logar, ex ser colocado al margen’ de" socedad un fquivalnte del ostracimo 0 de-exilio, » lt pertariacion es sna forma electiva de vivir este reehazo, El penitente no tiene this {derecho at acceso"a las formas concretas de la sociabilidad y le [sti vedada fa entrada a la dglesia, Segon la gravedad de su fla, { penitente permanece en la plaa' er iplesiao enol prtico Tn misma. Le iglesia no era como hoy un Togar Mgubre en el due tos ls sbados por Ta tarde antes del fin de seman se comple una obligacién, sino que era el de una intensa actividad soca: gar de expresin de los stemios y de los artistas, moseo perma rented la cultura, de pintra 9 de orfebreria, Recordemor que Dor se pasea,y se cierran negocios. Noes obligatorio en én el Silencio ni las composturaspiadosss Snventadas por la excusla al térming del hit adguiide de ler en ilencio los libros impresos, 4 hasta elsiglo XVII, en Charts, lw itor van a gar baj el era ero de la eatedal. Es, por consiguent, el lugar de todos los en fsvenitos, de todas las manifestaciones, de todas las fiestas, de todos Ts espeticuls y de todos los acontecimitos sacralizados ‘Verse veda cl acceso a It ilesia es ya en un castigo muy dolores. La circel en esas condiciones. se_ encuentra. aluers “era dela piesa no hay stacion-—, pols sendas Jel sole {tad fretose nade para et penitente todo wn osaro de vejaioy ‘es, de humillaciones, de casos corporates, de ceremonias dole) tosis espantosase incluso suplicion¥ flagelaciones. Lor penton. tes tenian que levarropas disintvas, se paseaban destudes ale y quedaria earantizado su origen ‘Una tess flea: el origen geminico Sobre qué pruchas se basa tess del oe atomaza? De una parte, sobre la existencia de un ito germano. de inci oer, del qe te pretend deen enna Se armada hasta el punto de confundirsey, por otra parte, y sobre el hecho de que ha quedado testficado que los antiguos germanos tenfan wna predilecciéa particular por las mujeres, prefigurando ast a la ortesia, con mil afos de antelacién. Resulta diffll tomarse en Serio argumentos como éstos. Sin tratar de refutarlos de modo sistematco, eroquemos aunque sea brevemente los motivos que los tomnarian eaducor,yello1no por mero placer polémico, sino porque, slesta tesis nada explica dela eabalera, ella es una de las timas representaciones. He aqut, por tanto, la ceremonia germénica tal {ycomo la describe du Puy de Clinchamp: “La escena, de una simplicidad harto brutal, mas cautivante, se ha deserito muy a menudo. En el fondo de uno de esos bosques ilimitades que cubrian la Germania de aquel entonces, los hombres libres de una tribu (ya que sélo el hombre libre tiene derecho a las armas; siendo de ello indigno el esclavo) se han Feunido. Escudo al brazo, framea al pufo, forman un circulo alrededor de un joven. Cul seri la edad de éste? Dieciséis 0 Veinte aos; de todos modes, los antiguos del can han admitido ‘que habia terminado su aprendizaje de guerrero, un aprendizaje omni te tide mien ee Cendb po, sts a0 rae Kempe Se 80 rudo durante el eval el adolescente habia, Hamemos las cosas por ‘su nombre, servido de eriado de armas y de caballos & uno de Tos podlerosos, uno de los principes dela trbu. El muchacho se mantione inmévil en el centro del circulo formado por los guerreros en armas. Esti solo. Como una erin, ss eabellos pelirojos le eaen sobre la muca. Sus ojos son de ese verde febril del follaje que et gran sol pagano ilumina sin atrave- sarlo, allé en To alto por encima de su cabeva, Sobre su pecho esnudo, algunos tatuajs Sagrados. Es Sigfrido al sbandonar le infarc, “El jefe de Ia tribu (0 el protector del adolescente, o silo su padre, sipertenece a un rango inferior) avanza hacia el que va @ recibir Ia iniciacién guerrera, Con gravedad ie oftece la framea esta jabalina que con la francsea es el arma preferida de lot seermanos~ y el escudo redondo. Sin duda que’ un prolongado arito ronco y aclamador se elevaba por encima de las copas de los rboles. Y esto era todo. A partir de ahora, la tribu estaba integrada por un nuevo combatiente, que nunca sbandonaria las armas reiidas en ese of, insignias es dignidad de hombre bre.» Pese a que esta descripciin se parece més a una ceremonia pitecéntropa soflada par una boy-scowt, ella contine ya algunos fnacronismos mayores. Ocasién tendremos de precisatlo. En efecto al joven guerrero se le describe como pertenecente una casta y como dedieiindose casi exclusivamente al entrenamiento nilitar, lo que parece indiear el nombre de Siglrido que se la atribuye. Ahora bien, los germanos eran campesinos que no ‘dedicaban todo su tiempo a la guerra, A esta casta se la enfrenta con los esclavos. Mas, os esclavos de los germanos no pertenecent ‘la tribu, sino que son ellos mismos otras guerreros hechos pri eros (0 sus descendientes). La oposiciin no es por tanto, pert nente y no es valida para la del siervo y del caballero. Por fin, parece inverosimil que el joven guerrero haya podido servir de stiado de eaballos. En primer lugar, porque éstos eran mis bi fscas0s y sobre todo porque sélo el feudslismo impondra esta funcién. Ademés, entre los hombres Hbres de las comunidades sgerménicas, no existia Ia diferencia de rango, y todavia menos de principes. Los jefes eran elegidas: y hay que guardar al siglo 1X para ver sefsladas, en las Capitularias de Carlomagno, diferen- cias entre hombres libres: liberty pauperes los libres» y los pobress 0 los libres de primera eategorfa y los de segunda cate. a1 soria, en funcién de una diferencia estrictamente econémica: los, ‘ave tienen los medios de mantener un caballo para ir a la guerra y'ios que no lor tienen. Por consiguente, a simple vista resulta, imposible dar erédito a la descripciin de esa coremonia do ineis- ‘in en los querreros ermanos. Ya que ésta no consiste nada més ‘que en repetir la propia ceremonia de Ia armadura con los rasgos. listintvos del feudalismo (criado de armas, diferencia de rango, aprendizaje exclusivo del oficio de las armas) dandole wna capa ‘Superficial de sbarbarismor mediante Ia adjuncion de predicados seménticos barbarizantes tals como: sbrutal més sobrecogedora sencille», statues sagradose,eprolongado grito roneos, et ‘Las primeras novelas de caballerias, Ilamadas novelas sateai- antes», entendian situa el origen de la institueiéa en la Antigte- ad, con el fin de atribuir a la caballeria une antigiedad mayor que’ a Ia. realeza, que legitimaba por si parte el ciclo de Carlomegno. En primer lugar tuvieron en cuenta al personaje de Alejando el Magno como arquetipo del caballero. Nos topamos aqui con una deformacién darwiniana de la novela areaizante, que Sita los origenes de la eabaleria en una especie de reconstruc: iin hollywoodians del hombre prehistrico. Se fabrica, en efecto, ‘una tal imageria del birbaro para dar mayor crédito ai crstianis: ‘mo por haberlo civilizado. Bastard, sin embargo, con remitise a los autores que han escrito sobre Ia instituciones los mitos indo- juropeos, para saber que, al igual que los graméticos nunca encuentran en senda un lenguaje «primitivor, al igual las institu cones de los antiguas germanos en tanto que ramales de las inst tuciones indoeutopeas, nada tenlan que envidiar, por la riqueza, de su significacin, a las insttuciones romanas, Los germanos isponian de ritos, de usos, de mitos y de ceremonias altemente compleias y elaboradas, que en modo alguno se. les puede escribir como tan risticas que podrian igualmente darse en los origenes de las normas sociales en vigor en los beduinos. ‘La brutal pero sobrecogedora simplicidad de esta escena no se refierea la propia eeremonia, sino solamente a la imaginaciSn de quienes ls coneibieron. Ademés, se sabe, a través de los trabajos de Beveniste sobre el vocabulario de las insttueiones indoeuro- ‘eas, 0 los de Dumézil sobre la mitologia, que el eriterio de la antigledad de una institueién o de un mito no es su simplicidad. Sino jmuy al contrario! Ya que solamente el olvida de st sen tido primero y funcional lo simplifea. En otro campo, el for mais ruso Vladimir Propp ha podido mostrar, y ha podido 82 verifcar sobre un muy vasto cuerpo de conceptos, que todos los ‘ventos folkléricos estaban construidos sobre un madelo comin ‘Todos los cuentos los componen siete personajes principales o siete stetuanles»y sus acciones siempre se desarrollan segin un sistema regulado de secuencias que Propp llama las funciones, y esas funciones son de treinta y una exactamente. Se desprende de esas ‘observaciones efectuadas sobre la morfologia dal vento. que re se puede determinar cudl de ls dos variantes es la mas antigua en la medida en que una contiene menos Funciones que Ia ‘tra o que su orden eandnico ha sido alterado; siompre to. mas recientes lo més simple. Parece que ese sea el caso de las cere ‘moni deserita mis arta. ‘La simplicidad de esa deseripein actual es la prucba cabal de ‘que ésta nunca ha sido transmitida, de lo contrario no se hubiers ‘olvidado el sistema de sus implicsciones misticase institucionales. Motivo por el cua so se la conoce a través de la descripeién que hace Técito, autor latino, mientras que, para tomar un ciemplo, no hay necesiad de remitirse a Flavio Josefo para saber que el bbautismo cristiano mantiene ciertas elaciones con los rituales de antiguas sectas judias. Para insertar aqui algunas consideraciones, feneraies, lo cierto es que las instituciones no se desarrollan de forma vegetativa, y que, parafraseando a Aristteles, dizemos que lo superior es lo que explica a lo inferior y-n0 a la inversa, Por ‘consiguente, nunca se puede utilizar en materia de institucion, el Fazonamiento que explica lo complejo por lo. simple, al decir sencillamente que fo complejo era simple en su erigen y que con el transcurso del tiempo se ha precisamente complejizado, merced & lu Providencia ya otras influencas conexas, ya que justamente de lo que se trata es de explicar eso ‘Si nos remitimos a esa descripcién de la ceremonia germénies, centonces cualquier sociedad. primitiva offece a voluntad. los protocolos de ese tipo y, mucho mas eultos, de ritos de transicién, Sobre este particular, Basta con recordar las pruebas y las noche 4e vigilia que hacen'los jovenes guerreros Sioux, A ese nivel de la, no habia difcultad alguna en atribuir a la caballeria un corigen apache, bantd, indonesio o chino y para afirmar que la ‘caballerfa es universal (esto decian, por lo dems, las novelas de caballeras). Limitindonos a la cuestion de la anterioridad, os ‘etfamos en i obligacién de sefialar que, desde el siglo V antes de nuestra era, es decir, unos siglos antes que se dé testimonio del ‘ito getméinico, exstia en China una muy vasta literatura cons: 83 ‘grada a la caballeria errante, Los rasgos principales del ideal del Caballero errante chino, tal como los describe James J-Y, Lin en The Chinese Knight errant a saber: justicie, lealtad, frangueza, no-conformismo, coraje e indierencia por las riguezas, no perma trian distinguirio del caballeo de la Edad Media, sobre todo, de faguél que Ia tribu germanica no ha podido conocer, como en la CChina de fos Reinos combatientes, una intitucign tal como lacaba- leriaerrante y que, por algunas de sus caracteristices, en partie lar la autonomia social absoluta dela funcion guerrera, donde los caballeros chinos prefiguran mucho més a Don Quijote que a los ‘Buerreos alemanes. Hay que precisar ademés, que consideraban {en grado sumo el no depender de ninguna condicion social, econt ‘mica o mundana con el fin de actwar segin sv capricho, ten dente en el fondo, a un ideal de liberacién més mistico que gue lestribo el arte de a guerra 1 problema del origen tiene algo de especial: no hay forma de ppararlo en algin lugar. Motivo por el cual éste forma parte de Ia ‘radicién y no de la historia, Sila caballeria tiene por origen una ‘eremonia de iniciacién germénica, me pregunto, pot qué dele- nerse a mitad de camino y no buscar el origen de tsta, por «dempio, en algin rincén de Asia central y asi sucesivamente hasta llegar a’Adén... Esto ain tiene de mas particular, faeilmente 5¢ Iega a confundir el origen y a esenciao Ia naturaleza, Por lo que se sabe de que el hombre desciende del celacanto, no se desprende ue os hombres son peces. Por tanto, hay que, plantear” la suestion de saber lo que caracteriza fundamentalmente a le caballeia, y preguntarse si sta no se basa en una especficidad ‘éenica cual a diferencia de los ideals, cuyo estatuto juridico se podria controlar. EI historiador norteamericano Lynn. White he dado una respuesta defintiva a esta cuestion. La caballeria es, en ecto, la configuracién que ha tomado la funcign guerrera en Ia Edad Media partiendo de la base de la utilizaci6n sistematica de Ia fuerza del caballo en los combates La historia de las técnicas nos ensefa en efecto que hacia el siglo V de nuestra era una innovecién en. aparieneia. ano. dina vino a trastocar el arte de Ia guerra: los bronkistas chinos ponen a punto el estribo que se engancha bajo la silla de montsr 84 de los cabatlros de Asia central Los antiguos, se nos ensefha, no onotieron este instrumento. Fue Polidorio Virgilio quien, primero en 1499, en su De inventoribus rerum, +2 dio cuenta de ello, Ni los griegos, ni los romanos, nia fortiori los germans, sewn dan festimonio los documentos arqueol ices, conocian clestribo. Ahora bien, un hombre a caballo sin extibos, es un ‘combatiente muy vulnerable, puesto que su base es Ii el mis ‘minimo empuje lateral lo desequilibra 9 la perilla de su‘silla 4 tiene una, slo te mantiene débilmente en un movimiento bruseo ide adelante hacia atris. Como lo muestran numerosas represen. taciones, el caballero de la antigdedad se ve en la obligacion de mantener su lanza o su espada con las dos manos y tan solo puede conlar con sus propias fuerzas musculares para el impacto de su solpe. Ademés, tiene que soltar las riendas de su caballo y dejar due se conduzca segin su capricho o el de un soldado de fafaate ta enemigo, lo que, en ambos casos, es sumamente peligroso. A cierios eaballeres de la antistiedad se les ve representados con lanzas provistas de una cuerda, lo que indica que corrian el riesgo de verse ficiimente desarmades con el movimiento de torsion late ral que hacian al asestar un golpe. Todas esas moletis limitaban ‘comsiderablemente la accin de un eaballeroy ello expla por qué Ja utilizacion de la caballeria no es muy relevante en las guerras antiguas. Sirve s6lo pare proteger lot flancos, perseguir los fugitivos para asestates con el ierro por laespalda, 0 alin, como, hhacfan Jos escitas, para dar vueltas a distancia del adversario, abrumndole a flechazos, pero evitando el enfrentamiento, Con el sstribo, un hombre a caballo se vuelve mucho més temible. El caballero forma con su montura una unidad cinética y puede explotar a fondo la fuerza de impacto de su caballo lanzado al talope. El caballero esté @ Ia medida, con el escudo (cuya forma ‘evolucionara para protegerle la pierna) en el brazo izquierde, de cconservarel control y la direcsion de su montura con una mane y, con su latza que mantiene en posicén de reposa bajo el brizo ‘derecho, de infligir golpes de una violencia hasta entonces nunca igualada. Es tal la violencia que répidamente se modifica la forme de las armas y se aflade a las lanzas una aleta, justo después de la hoja, para evitar una penetracién demasiado profunda en la 2 St pe hi ap ou en cos gi i aan victima, Al permitir por tanto una forma revolucionatia de ‘combate la hicha de ctiogue, el estribo permite dar un salto hacia fdelante prodigiso en la carrera armamentists, Los antiquos ya habian intentado hallar formas de choque, sea con los carrot (hititss, egipeies, grieges, romancs) o con los elefantes, pero sin fobtencr éxitos decisivos. La. famosa tortuga de. las legiones romanas que, acorazada y disiplinada, habia podide permanceer ‘como la reina de las batallas en la antigdedad, no hubiera, en ‘cualquier caso, podido resistir la carga de un escuadron de ‘algunos eaballeros de la Edad Media, Un peauetio eicito de cruzada, 0 Sea varios contenares de caballeros, si se nos permite jugar alos soldadites de plomo de forma anaerbniea, hubiera pulverizado a las legiones de César. Por lo demés, tenemos una ‘onfirmacion casi experimental, en las victorias de Guillermo el ‘Conquisador. Pese a que los sajones conocian el estribo, étos no habia sacado de 6 Tas consecuencias militares como io habsan hecho ios francos. Un pequedo ereito de eaballeros normandos, aque en si tolalizaban casi todas las desventajastdcticas y estate: ‘cas, pudo derrotar sin difcultad la Tormacién en linea de 1a Infantetia de Haroldo, como lo euenta el etapizs de Bayeux. Esta revolucion en la guerra provoeé modificaciones sociales y| politieas sumamente profundas. Al genio politico de Carlos Martel se le debe haber entendido todas las consecuencias para inkiar luna remodelacién goneral de las instituciones del reine. Y, por hhaberintegrado el estribo, y haber creado, de algin modo, de pies ‘cabeza, ol feudalismo y la caballeria, que son una sola y misma cosa. Al igual que todo progreso, la nueva forma de combate tuesia muy cara. En primer lugar los caballos euestan caro (por tun lado, porque comen mucho més grano que los bueyes 3, por otro, porgue se necesitan més caballos que antes, ya que las, pérdidas son muy elevadas, tanto en la guerra como en los ‘entrenamientos). Un caballer tiene que tener monturas de fecambi asi como $0 escudero. Los historiadores han descubierto ‘muchos indicios que-muestran que Carlos Martel tomd esos problemas en considerecién: asi, se modifica Ia fecha del Campo de Marzo que, del mes de marzo, pasa a mayo, época en la que se fispone de mayor cantidad de forraje. Mas también Ia necesidad de protegerse ‘de In mucha violencia del combate de chogt ‘determina que las armaduras sean cada vee mis pesadas y més 86 CC caras. Asistimos paralelamente a ln desaparicién de las antiguas armas francas.y"germanas (desaparicién ala. que un. prole colo ritual difiilmente le puede sobrevivir debida a los valores simbdlicos unidos a los objtos), Ia ranclsca, el hacha de guerra, ¥ la framea o la jabalina, armas de infanteria, ceden ahora ‘espada_adamas. cada, mientras que la adarga, de redonda toma su forma de sxcudo, Se calcula que el equipo de un eaballero es por lo menos el equivalente a diez pares de bueyes, 0 sea Ia fuerza de tiro para ez familias de hombres libres. Pronto se impondra la conclusion de los hechos: s6lo algunos hombres conservaréa el derecho y ef servicio de hacer Ia. guerra [La introduccién de esta novedad modifica en. profundidad el sistema de producci6n. Sera preciso oblener més recursos de It sociedad, que se pondin a contribucién de todas las formas posibes. En aquella época, el tercio de las terras pertenecen a la Ilesia, y étas son las tinicas susceptibles de una reorganizacién \errtorial. Carls Martel tomé la inicitiva de confiscarias en stan scala; politica de secularizacién que proseguirén con asiduidad sus hijos, cediendo el papa alas invocadas razones de las amen: zas de los sarracenos. Ya hacia el 745, los monasterios. > los bispados reciben un empadronaniento en compensacion parcial be las confiseaciones efectuadas para dotar en mantenimiento a ‘quienes a cambio se espera un servicio militar. Por consiguicnte se trata del verdadero nacimiento del feudalism: la fdelidad se fusiona con ln dotacion de vin beneficio. La logica del sistema leva ripidsmente a la eclosién de una aristocracia guerrera especializada, ya que las nuevas téenicas de Ta guerra no: pueden Practicarse mis a medio tiempo; apenas un siglo después de la ‘eforma militar de Carlos Marte, un texto precisa que, para ser guerrero, es indispensable empezar los eerccios de muy joven las diferencias de clases, con la prohibicién para los villanos de levar armas, van a convertrse casi en diferencias biolgias. Se crea por ‘osiguiente un abismo entre los antiquos hombres libres. de la ‘comunidad germiénica, dela euals6lo una parte se constiturd en caballera, y Ia otra, que se convierte en sieves sometidos. a Ie tleba (no siendo los servos esclavos). Esta revolucion militar esté or tanto en completa ruptura y contradieeién con las antiguas costumbres germénieas. En el pasado todo hombre libre podia dedicarse a la guerra y responder a su lamamiento, va que en st tiempo disponia de las armas usuales: un hacha, un escudo, una 87 lanza. Esto ya no es posible con la nueva t6enica del armamento y fexclusivor dotados de privilegios econémicos casi exorbitantes cexclusivos dotados de privlegios econdmicos easi exorbitants los, ‘que van a determinar en un plazo determinado el eaos 3 el fin del reino de ls earolingios. En estas condiciones resulta dificil pensar fen un ritual que hnbiera ya eseapado por milagro a la caza Crstanizante de los benedictinos y que era valido para el conjunto ‘de los hombres libres, al signifiar el acceso de eada miembro a su libertad social, haya podido mantenerse en una ofganizacion social fundada sobre valores exactamente contraris. Y en el e080 supuesto de que hubiera habido una especie de transferencia ‘usbal (como por ejemplo actualmente los. hippies norteamericanos retoman por su cuenta las costumbres y Ia ilosofia de los indios que fueron exterminados por sus antepesados), es evidente que este ritual en modo alguno puede ser la causa del nacimiento de la labora una cultura cayo resultado seri la novela cortesana. Sélo la distancia hace que veamos en esa cultura luna suma de abstracciones ideals, porque su sistema de referen- clas concretas nada mis signifien para nosotros. En realidad, en la base, esta cultura no es nada més que la expresion codificada, rminos juridicos o usuales, de las relaclones sociales que 80 establecen en el seno de Ia easta guerrera Tuertemente imbricada on fos métodos de combate yel apayo econémico, Lo que se exige ante todo del vasallo, son las dos caracteristicas ideales Gel aballero: el coraje en el combate, es deci, la sproesces (proeza), y la fidelidad en el servicio, puesto que ésta es 1a contrapartida del bbeneficio econémico concedido, o sea, Ia sleautés (lealtad); los Seflores no eran amos dle un dominio para, nada, sino en fncién de una obligacion que le unia, a cambio, 4 une sociedad —snobleza obligas— de la cual otros miembros hablan. puesto luna fuerte contrbucién para pagar el nuevo precio de la auerra, puesto que la Iglsia daba sus tierras 9 une nueva clase de hombres caia en la servidumbre, Nade distingue esas cxigencias propias del sistema politico y econdmico de la feudal dad en lo que se ha convertide para nosotros el ideal eaba- eM sean ie ie Pema "te ia ae 88 leresco, tanto més ljano cuanto que ya.no codifica ninguna rela cn social concteta. Nada, por cansiguiente, permite remontario ‘ampoco a los antiguos germanos, por la simple raz6n de que ello, hnubiera sido ‘un aparato funcionando en el vacio. Cierto. es tambien que otra de los argumentos que a menudo se esgrime pare reforzar la tesis del igen germénico de la caballera es el de Ia fctitad, del que hemos hablado més arriba, de los germanos especto a la mujer, actitud propia para deslumbrar a los latinos. Hiagamos un repaso rapide sobre Io absurd de la argumentacion fen. si; st pretende, en efecto, poder probar lo siguiente: cl taballero es el resultado dela sintesisrealizada por ef cristianismo 4 partir del guerrero bérbaro. Solo, en verdad, la verdaders feligion podria suavizar las costumbres considetadas groseras > brutales ‘de los paganos y hacerles respetar, a la par que se conservaba a propésito. su coraje guerrero, los. valores ‘dela Gulzura y de La fragilidad que encarna el ideal femenino. Y la prueba, se dice, que son esos germanos los que se encuentran en ‘lorigen de la institucion caballeresca y cortesans, es que precisa mente, incluso antes de estar cristanizados, ya mostraban todas ‘sas disposiciones, Esta titima prueba en apoyo de la tesis es, 10 menos que se puede decir, superflua. Prucba que jueea precisa: mente aqui un papel tarpe y destruye lo que pretendia construit Para qué ha servido el cristianismo, silos bsrbaros va respetaban “las mujeres? Cabe, en elect, formular la pregunta {Los componentes matriarales son los que dotan a las mujeres sermanicas de su valor migico. Son éstas brujas o heshiceras, ‘uardianas del otro mundo con el eval sufi ef guerrero, ¥ To que Se respete es su sacerdocio. Al contratio de lo que acurre en el Universo caballeesco, la mujer se vuelve Ia guardiana, no ya del tro mundo (o solamente a nivel metafrico), sino del Tinaie, es Gecir de la casta y de sus beneficios econdmicas militares. En tomo a ella, se organizan la apertura y el cierre herméticos de los priilegios politicos. Desde este punto de vista, el ideal es facil: mente. descfrable. Queda patente que pronto se hace sentir la necesidad de ser el defensor dela viuda y del huérfano, si se da el aso de que étos sean los herederos del dueado de Lorena, por ejemplo. No habré caballero en toda la eristiandad, e inclusive en otros lugares, que no est dispuesto a declararse su campobn, De ahi que el codigo de honor se convierta, bajo la mirada de la mujer, en el oédigo de selecsion de los defensores, el modo de alistamiento, que define los distintos niveles de acceso a la casta y 89 el cual el torneo es una de las expresiones mis espectaculates. El ‘digo no se basa en la earidad y se comprende cémmo, en e535, condiciones, se_sitia Ia sistemétiea sentimental, el mapa. del ‘Tendre, que es la topografia de las relaciones posible, imposibles # imaginarias entre ls caballerosy sus damas, o las de los otto, ‘merced a la fuerza transpresiva de los filtros de amor. Tristan © Isolda es una historia desprovista de sentido en las antiguas civil zaciones nérdcas, en las que la posesion de ls mujeres no se basa fn un cédigo econémico que sita entre los individuos ‘unas diferencias de tipo social, y en donde todas las mujeres de una aldea, como en el Kalevala (epopeya finlandess), pueden compar tir, eada une a la vez, el lecho del héroe, Silos germans respeta ban a la mujer ello tra por consiguiente por motivos totalmente ‘opuestos a Ios de Ia caballeia: su poder ¥ su libertad ¥, en este is0, su sliberiad sexual» (por si este trming oculta algo que chocase a os latinos) no comprometian ni el linaje, aia Propiedad, ni el acceso a la funcién guerrera y a sus privlegos.. Habia, por el contrari, motivos para respetarlos en Ia dams hnermosa, aquélla que no encarnaba solamente un ideal, sino que sruardaba las llaves del reino positivamente ‘Si hay que darle al César lo que os del César, noes nevesari ir buscar la influencia del eistianismo para dar cuenta. de los Drineipales rasgos del ideal de la eaballeria (por lo demés, la Iglesia nunea sera chasqueada por esto): -proeza, =coraes, slealtads, de las mujeres, y sobre todo, bajo la férula de la Iglesia, la forma barbara de hacer la guerra libremente, Si distintas tradi- cones pueden atribuir el origen de la caballeria a Alejandro Magno, « Adén, al rey Arturo.0 a los antiguos germancs, esto m0, son més que vatiantes del mito fundador o, en dltima instancia, temas literarios, pero no historia. Al igual que el estribo vuelve ccaduca la organizacién de los factores que constitulan Ia realeza merovingia, y que en torno a él se organiza una nueva constela- «in logica de fatores econdmicos, politicos y sociales que cobran fen esa época, Ia figura hasta entonces deseonocida de la feudal. dad y la eaballerfa, del mismo modo la indulgencia plenaria del ‘oneilio de Clermont, haciendo estallar de un solo gope el alista- miento de la funcin guerrera, reorganizaba en torno de ella una rueva constelaciOn HOgiea que tornaba definitivamente caduc incluso si su hora ibaa ser diferida en varios sigles, Ia antigua ‘caballedia ¥ 1a Torma noble de hacer la guerra. A eso remite, durante cuatro silos, de la batalla de Poitiers a ia T Cruzada, ta historia de la caballeria, que no a una influencia del cristianismo, Sino a una autonominacion de la funeiOn guerrera frente al poder politico y religiso. Esta funcién se apoya, en efecto, en un poder feconémic, que se convierte en poder politico y cultural en compe: a {encia con el de la Iglesia. La guerra seha vuelto por un lado dema- siado técnica para que ésta permanezca en las manos de todos, ¥ tllo crea la clase de los que estin sometidos al trabajo. Por otto, la guerra se entremezcla en lo econémico a causa. del fevdo (da guerra tiene las armas. para defenderlo) lo cual llevard al ese del poder central. Esta autonominaciéa deta funcién ‘guorrera se iustraré en la bicelalidad del imperio de Oecidente EL papa, que en Roma reemplazn desde la falsa Donacion de Constantino al emperador vacante, puesto que esté en Constante nopla, se ve forzado, con la aparicién dela caballeria, 9 eshacerse al mismo tiempo que de la mayorfa de sus bienes races, de su poder politico sobre la guerra. Esto es lo que ilustra ‘de modo harto significativo Ia corona de emperador sobre la fabeza de Carlomagno. La bicefaidad geogréfice de_selecci6n religiosa del imperio romano se articula con una bicefalidad politica y funcional de Seleccién militar en su zona occidental. Es fl retraso militar de Bizancio sobre los franeos —por ejemplo Ana Comneno nunea habia visto una ballesia—, lo que ironicamente seri el pretexto de la’! Cruzada y por’ tanto del fin de la caballeria, La Iglesia no cesar hasta reconquistar sobre la fedalidad su poder militar perdido, lo que slo estaré en posicén, e llevar a cabo con las Cruzadas, ge inician una oleada de hostlidad muy fuerte entre el papa y el emperador. Pero, a su vez, fl suefto de Urbano de una hegemonia romana y de vina paz catélica sobre toda la cristiandad —estando el poder temporal > ‘spiritual en manos del vicario de Cristo seré quebrado por la saparicion imprevisibie de un nuevo factor criségeno que artastraré tras de sol cisma defintvo de la Reforma: la imprentay ¥ st orolario, la libertad de conciencia, euya lectura, ahora soltaria, 4e todos los libros de la biblioteca de Babel conferiré a ilusion lca, uy de Clinchamp, Ph. du: La Chevaterie, Parts, 3.*ed., 1973, Kohler, Evie: Lidéal chevaleresque, Paris, 1970 White, Lynn: Medieval technology and social change, Oxt. Univ Press, Oxford, 1962. 92 LAS IDEOLOGIAS DEL SABER ¥ DEL ORDEN, 1 LA PAZ DE DIOS or Plerre-Francois Moreau J movimiento por Ia spax de Dios» que se desarrolld en el silo Xy en el XI revelaba un cierto tipo de relaciones entre insituciones e ideologia. Por un lado, en efecto, se establece, por Jo menos tanto por razanes morales como por estrctos motives de Seguridad, y esta moral es mucho més compleja que la simple idea de paz, ya que ella entrata también invitaciones a la represiny Ja pax santa. Por otra parte, os caractersticn que un movimiento {que afecta hasta este punto ala sociedad laiea(caballeros, meres. deres, campesinos) no fenga sus origenes en el Estado, por lo ‘menos en. sus comienzos: en un momento en que el rey de Francia es incapaz de tomar una decision tal, hay otras instanelas para dar normas al cuerpo social y para hacetlas aplica, La aportacién no seria mucha si esta situaci6n Ia laméramos steoeracia», ya que seria prevso precisar cull, y quign enearna su poder. El papa, en efecto, apenas ha desempetado un papel mis importante que los reyes en el establecimiento de las insttuciones 93 de paz, y si es una ideologia religiosa la que ha servido de tela de fondo, se trata menos de teoloyia especulativa que de moral. El Estado se borra en beneficio de normas de buen comportamieato,, (9 de buenas intenciones, Caridad, justicia, paz: esas nociones hhacen las veces de Tas de soberania, derecho 0 cuerpo social. Pera dar cuenta de un movimiento como éste, hay que recordar & layer el juego de los conceptos que vienen a materializarse en él, y ln eovuntura que se les permite (y los modifica con toda su peso): la de la fragmentacién de las autoridades, y del control de Ia sociedad por el poder episcopal. Este a su vez, se refleja en una forma particular del «agustinismo politicos: solo en el espacio asi elimitado podrin nacer la paz de Dios y las medidas que 10, sacompanan Elagustinsmo politico Comiinmente se designa con este nombre a una doctrina constituide acentwando clertas tesis de San Agustin, y que, con distintas consecuencias (en ocasiones opuestas), se ha impucsto a rmuchos pensadoreserstianos sobre las cuestiones del Estado y del derecho. Podriamos definira, en lo esencal, como una mezela de esprecio de respecio hacia el Estado, apoyindose uno y otto fen un rechazo de edmitir ningin tenedor propio al Estado, al Gerecho 0 a la sociedad; estando lo esencial en otro lugar, en 1a relacign de Ia criatura con su Creador, el Estado se. manifesta como un obsticulo si se interpone entre ellos; sin fundamento natura, éste forma més bien parte del registro del pecado y del esorden que del orden: que no los reinos sino fechorias’. La “nica uttidad que pueda tener el Estado, es ponerse al servicio de lo que realmente importa, es decir, Ia Salvacién, 0 de su marca Visible aqui sobre la tierra: la buena conducta. Pero, todavia ser preciso que sepa reconocerla, ‘Ah reside precisamente el problema de la ectura de La Giudad de Dios: el obispo de Hipona escribia en el ocaso del imperio romano; cuando establecia una distinc entre la ciudad celeste y la ciudad terrestre, no era para conceder leyes a la 94 segunda: era para comprometer al cristiano a que no olvidara jamis su pertenencia a la primers. El agustinismo poliics propiamente hablando empieza evando el imperi, una vez qu hia sxdido el puesto a la Cristiondad; Ia obra agustiniana va a en. contrar leetores que busean una teoria del Estado. »Consideran do que el fin supremo del hombre es In Salvaciin, teniendo dems s6lo una idea harto imprecise de lo que pucde ser, en el entre los soberanos que, mucho més qve por los vineulos de Is ‘sangre, se justifica por la solidaridad proclamada entre eristianos ‘Sil equilbrio politico ast realizado es frigil (lo que se comproba: i ampliamente durante los dos siglos siguientes), tiene por lo ‘menos la doctrina una ventaja cierta para la Iglesia: es a ella & quien en realidad le toca la direecin del mundo erstiano. Direc dn que conservaré a medida que se acentie Ia debilidad del Estdo y que las nuevas invasiones (vikingos. hingaros ¥ piratas sarracenos) debilitarin ain més los restos de Ia centralizacim: la ‘efensa contra las incursiones se hard cada yer més tespondiendo ‘alos golpes, yes mas fail organizar la protecciin de un obispado que Ja de un reino: seri el reino confirmad de les autoridades locales ‘Asi empieza a manifestarse el terer periodo: tiempo en el cual Ja Iglesia, en lugar de controlar & uno 0 a varios soberanos, 56 apropia, en la base, es decir a un nivel en el que una accién sigue Sendo eficaz, dela organizacion dela vida social. Cabe, de todos ‘modes, sefalar que la autoridad que no esth por aquel entonces fen manos de los obispes, esti en las de los licos locales: grandes {el reino o més simplemente sefores que arrancan por turno si parcela de autonomia. El siglo X y comienzos del XI son tiempos fn los que la autoridad se desmorona y en los que se asste « un verdadero desmembramiento de los poderes. Hace ya mucho tiempo que los oficiales cerolingios se han independizado y si hay ‘que temer a alguien en la Iglesia, es a ésos antes que a Jos reyes, ‘cya autoridad esta muy puesta en cuestién Pero no cabe limitarnos a explicario ‘odo sélo por la «debit dad del poder; se da el caso que esta debilidad tiene un puesto en Ia ideologia dominante, y que ésta se ha ido modificando & medida de Ia evolucin de los hechos para poder registarla mejor mientras que Jonis de Orleéns asignaba a los reyes el deber do defender a los clérigos, Hinemaro, a finales del siglo IX, confia, dlirectamente a ésos el euldado de imponer el orden (el nombre de los obispos proviene de una vor griega que quiere decir vigilante) 4 partir de entonces, que el obispo tenga el cuidado de informarse sobre la vida y las costumbres de ls feles que le han sido confiados y, una vez conocidas estas costumbres, que se esfuerce en corregirla, si puede, con la palabra y la accibn si no lo consigue, tiene entonces, que, segén la norma de los Evange- los alejar de é as eausas dela iniquidads 99 Esta consideracién de Ia ideologia de 1a dislocacién de ta sociedad no es despreciable: al actuar asi la ideologia le devuelve tun cierto orden de cosas y la vuelve, pese a todo, soportable, Sobre todo, concede cierias tareas a quienes tienen algo de responsabilidad ¢ indica la Hnea a seguir para que pase en los hechos 1a concepién del mundo del agustinismo politico. La docirina no confirma sino la realidad mis que habilitindola,y la ley de la Iglesia consolida su poder efectivo", En el marco de un mantenimiento del orden como éste en medio de la inestabilidad ‘general se desarrllaran las institueiones de paz, un siglo después de Hincmaro, Mas queda por explicar la ausencia del papado en Los poderes ena Iglesia La época se caracteriza en efecto, por la debilidad del papado yellimite de circulo en dando poder ejerer una accign, Salvo dos excepciones, el papado se mantendri hasta el tiempo de [a reforma gregeriana, sin poder afitmar su primacia: en manos de los lacoste forceea en les querellas de los nobles ialianos y de los partides romanos. Pese a que, por la consagraciin, ten el poder de conferit el imperio, Este sive nada mis para designar a wn protector entre los carolingios , después dela muerte de Carlos el Gordo, entre los poderes locales (cuando no acurre que sea et cl el que simplemente conceda el titulo pontfial a sus protegides © asus hijos). En este estado de sumision, que se prolongara casi durante dos sigos, a Roma le resulta difiellintervenir de forma tficaz en el orden temporal de Occident. La primera excepeion esté constiuida por la tentativa de Niolés'T (que rina de 856 a 867); mientras que algunos de sus predecesores (Gregorio IV, Sergio II) se habian limitado a afirmar Su supremacia, «porque el gobierno de las alas, que pertenece al pontilce, es superior al gobierno imperial, que es temporal, no tenfan por lo demas apenas fos medios desu politica, Nicolas | wo SRST TNG, bts se te npn ew ae LAD DE BUEWOS AES ineriene en el divoreio de un emperador, destituye alos obispos {que favorecieron a este ltimo en contra de su opinién y, un poco ins tarde, convoea en Roma un concilio para imponerse definiti amente. Para l se trata menos de imponer ordinariamente sus ecisiones que de intervenir cuando el orden general de la CCistiandad esté en juego. Esta teoria referente a su poder en la sociedad se dobla con otra, que afecta a la estructura de Ia Tesi {eoria que tone que ser vertical, estrictamente, de suerte que nada puede decidir un eoneilio sin Ia presencia del papa. Pero répida ‘mente, sus sucesores se verdn forzados por la fuerza de las cosas @ abandonar la doctrina Segunda excepeién, efimera también ella: es la que esth relacionada con el Renacimiento otoniano. Si Otén I se preocupa poco por Roma, Otén II] intentard imponer una nueva fuerza al papado, que juega un rol en su proyecto de renovacion imperial. Pero sean cuales fueren las cualidades de Silvestre Il, éte permancce subordinado al emperador, y ademis este ‘breve episodio queda limitado en el tiempo (en Roma las intrigas pronto se reanudan de nuevo) y en el espacio (el terrtorio en el que Ors II puede hacer aplicar una deisin es mucho mas limitado que el perio de Carlomagne). Por consiguiente la disminueciin de la Iglesia de Roma es lo ‘que earacteriza a este periodo, frente al inerementado poder de los bispos. Ello no podia dejar de evar a estos Gltimos a una con- fepein de la Iglesia harto distinta de ia de Nicolés I: para Hincmaro, as diferentes dieesis han salido de los apéstles, y es por tanto’ su asociacién la que hhereda los derechos y_ de. los povleres Tegados por Cristo. En los sinodos y en los concilios se fexpresa la unidad de la Iglesia, y son ellos quienes representan la ‘auloridad soberana, El versiuio: «Ti eres Pedro..., tradicional mente invocado por los defensores del papado, cs poco citado aqui: en eambio se citan mucho las formulas colectivas presentes fen el Evangelio de San Mateo: «que dos o tres se rednan en mi nombre, ¥ yo estoy entre elloss, ay 30, estoy con vosotros para siempre, hasta el fin del mundos*. Sin embargo ellos reconocen la primacfa del paps, pero més bien en su calidad de guardian del flogina que como dirigente real de ese cuerpo eclesiéstico que imerviene en la sociedad para insialar en ella y aplicar eiertas 3M. Puat Oe pl 8 101 formas de conducta, Y ello hasta tal extremo que el propio Hinemaro, cuando ve que el papa esti a punto de excomulgar a un rey (el easo se dard en Carlos el Calvo) de repente le recensce al poder temporal mucha més realidad y dignidad que la gue ‘usualmente concede; perjudicar al poder rea, seria penudicar Is sociedad entera. ;Abandono del agustnismo? Mas sencillamente, Posiciin de defensa de una de sus variantes contra otra, ya qu lo ‘sencial sigue igual Con todo, el papa encontraré clertos defensores fuera de Roma: aquélios que, en Ia region de Reims, estin componiendo durante la segunda mitad de siglo IX las Fulsas Decresalesy que «stn tratando en primer lagar de asegurar la independencia de Ia Falesia con respecto a los poderes laicos; mas para ells, esta so ee Posible mas que consolidando la autorided de la Santa Sede, Sin embargo, durante el siglo X, la. posicion episcopal predoinina ampliamente; el propio Gerberto de Aurillac la defiende antes de set nombrado papa Silvestre Il. Inciusa entre los autores que 58 inspiran en las Fulsas Decretles, lo hay que sostienea ue los spéstoles Juan y Santiago sirven de fundamento a la Iglesia al mismo titulo que Pedro; sea cual fuere su privilegio. Roms ‘undue indispenable para la unidad, no es unidad por st sola Tal es por tanto la situacién en Occidente antes de. que Enrique II esté a la cabeza del imperio y los gregorianos la el sscerdocio. Tanto de un lado como del otro, nadie hay en la ccispide para hacer que reine el orden moral al que todos aspiran, Los poderes verdadros son locales y hallan incluso la forma de ‘expresarse en una doctrina que los justifiea De entre ellos, unos los lnicos— tienen todavia que sostener una lucha para congue tar su independencia 0 aumentar su dominio: los otros, que corte ol riesgo de perder su autonomia, ya quien su concepcién del orden de las cosas tes asigna por tarea el reglamentar tla Sociedad, son por ahora Ios tinicas que estén en medida de feat cl desorden. Ast servirin a la Salvacion y, al mismo tiempo, al hacer que se respete una regia de juego, evitaran o limiearén hombres y desérdenes que perjudicarian a todos: interesa igual. ‘mente a los sefores que los campesinos y los artesanos puedan proseguirtranguilamente sus tareas. Sabre este trasfondo social ¢ deol6gico productor de dos siglos de elaboracion nacera la propia institucin Lalnstitucton En los dos siltimos afios del siglo X, la dinastia capeta acaba de instalarse en Francia; dista mucho de controlar el conjunto del ferritorio y, mientras que los grandes arriesgan sin cesir al Ponerlaen peligro, se desarrollan las guerras locales. Entonces fue ‘cuando en el sur de Francia reunides en coneilios regionales los ‘obispos toman una serie de decisones con vistas a que reine la par fe Dios se trata en términos generales de asegurar Ia protecein de clertas personas (Ios clérigos que no llevan armas) y de ciertor Diermes (los dela Iglesia y ls de los campesinos). Quienes ataquen ir Ia guerra (gera esto posible ‘adems?), sino de imponercirtos limites. Cabe observa ‘= que la decision es tomada por un eoneilio, es decir, por una reinién de obispos, To que corresponde perfectamente a les concepciones de Hinemare; = que en susencia dela autoridad real, es, en efecto, la Igle- sia la que toma lainiiativa de hacer aplicar sus leyes morales en Ia sociedad; — que la sancién prevista es de orden sacramental En los afos siguientes, ef movimiento se enriquece con nuevas iniciativas; los obispor prestardn sjuramentos de paze en sus digcesis: en esos juramentos se comprometen a no enetrar por Js fuerza en una Iglesia, a no ineendiar las casas, a respetar a ciertas categorias sociales que no partcipan en la guerra (campe ‘sinos, clérigos, comerciantes). En ocasiones incluso se logan & ‘tear asociaciones por la paz, cuyos miembros se comprometen & hhacer respetar tales prescripeiones. Una vez més no se trata de poner término a la guerra, aide inierrogarse sabre su juste Sino solamente de imponetle ciertos limites. En 1027 se da un aso mis allé euando, siempre en el sur de Francia, un conclio ‘decide prohibir a todos pelear durante los dias litirgicos. La lista de éstos se alargar por otra parte cada vex mas con el correr de Jos ais. Esta ver, la intervencin en el orden temporal es de un sorprendente ampiitud FE] movimiento seguiréextendiéndose, pero cambiaré de senti- do: surgido en una de las regiones de Francia que mis se sustraian a la autoridad real, de algin modo era el simbolo del relevo de esta autoridad por la Iglesia. Pero si, ademés, se 103 constitufa un poder fuerte, nada le impedis tomar por su cuenta, la iniiativa, para sus propies fines. Esto es lo que ocurrié en el 1043, cuando el emperador Enrique IIT, que. establece una autorided cada vez mis firme en Germania, decide poner término las guerrasintestinas. Desde lo alto dol pita de la catedral de Constanza, prociama la paz de Dios extendida al conjunto del tervtorio del imperio. Invita todos sus sibditos a abandonar sus quetellas, a perdonarse mutyamente sus ofensas y, para. dat jemplo, Se entrega a una pebitencia pablice. Cuando, por otra parte se sabe que hace reinar el orden religiso en el imperi, eligiendo &1 mismo a ls obispos ya los papas, que no vacila en resolver las querellas romanas destituyendo. personalmente a varios papas rivales, y que emprende en pertona la reforms eclesiéstica tomando medidas contra la simonia, nos percatamos perfectamente que la fuerza ht cambiado Je campo: la paz de Dios no es mas la tregua impuesta por los dignatarios del cero, sino el instrumento que utiliza el poder central pata administrat su teritoro: la penitencia publica del emperador sive Dar Seflalar la dimensin religiosa de su decretos, ¢ incremente or {tanto su poder sobre la Iglesia, que at se encuentra desposelda de la direccién espritual. Medimos asi el camino recorrido desde Luis el Piadoso. En To sueesivo se abre una nueva pagina de la historia de Europa, en donde debates tal vez semejantes opondran 4 actores harto diferentes. En tiempos de la gran oposicion entre el papa Gregorio VIL y el emperador Enrique IV, los obispos no fendrin mucho que decirse, su investidura serd una epueste para los mis poderosos que ellos. Pero es notable que en el periodo de transicion, Ia insttucién que habian creado haya podido verse su significacin alterada, al mismo tiempo qu la ideologia de la cual se inspiraba, Al igual que el agustinisme politico se modlficabs en varias variantes, sexin que sus leyes esenciales jutificaban el Poder de ésta o aquéllainstancia socal, al igual la paz de Dios, ‘establecida por una de esas instancias, podfa ponerse al servicio de la otra, por poco que la manecilla dela doctrina haya girade luna vez més. Mientras espera, ella habia representado una tentaiva de instaurar el orden moral dela religion por abajo. Sees Ia ltima antes de Calvino. 104 Argues, HX. L"Auguatinsme pole, esa sr la forme ton des tdorespolgues au Moyen Age Vn, 1994. inemaro: De Orne pala, exo lating traded yanotado por Maurie Prov. Biblioteca dela Esuelaprctcn de Altos Eat dion, Viewes, 1888 Pacaut, Me: Histoire de lo Papauté des origins au concite de Trene, Fayed, 197 Revion i: Les déespotico-elicgcused un évéque du IX® ste: “onasdOrteinseson-De Institutions rea, Vein, 190. seintrer, Ge [Eee et la Ciiisaton aw Mayen Age, tt Paso, 1935, 105 2 LA POLICIA DE LA FE; LA INQUISICION ‘or Luis Sala-Motins La pax christina se convirtis, por tanto, en la instituciéa por ‘excelencia, Se organizaron Ios cieos,y lo infierios, en un eam fafiamiento de signos cuya ostentacién exbozada, con le majes. twosidad de un fresco y la minuciosidad puntillose de la ikimina. «in, Ia morada del hombre. ;Morada? Homo viator! Viniendo de la eteraidad —oculto desde siempre cn el pensamniento divino-—; el cristiano sigue su camino, de lacuna & la tumba, hacia ta beatitud. El contemplaré la faz de Dios. sLa vide mortal? Paréntesis mensurable en una duraeién que no lo-es. La Islesia se hha organizado en porta cvelio en scala Dei. La Igiesia: Ia tnica insitueién adaptada al destino a la ver provisional y eterno del hombre. Anclada en el exlio ella es testimonio por su duracion sia par (scontra ella no prevalecerin las puertas de inficrnos) de pura temporalidad de todo cuanto no es tla. De ahi ¢ plantear ‘Que la sulvacin slo se da en su seno,. es ya cose hecha, O mis bien he aqui que era cosa hecha desde hace siglos. Y que se 106 proclamaba en lo sucesivo con la tranquila seguridad de la verdad Indisoutibe. Y sin embargo, dscutida. Duefia absoluta y ordenadora efieaz de su propia memoria, del relato apologético desu propia historia ella, que posee los instru: mentos y los Grganos del saber y rige ol verbo, segrege con toda hnaturalidad la norma. Su norma, Que ella busca escrupulosamen- te en su pasado instituido y en el eterno presente de su revelacon insttuidora, Fundada como est, tanto en la historia como en la ternidad, su norma es valedera para a caducidad de los dias en funcin de la puntualidad de la eternidad gloriosa. O infernal. En otros silos, y bajo otros clos, vieron organizarse la are bbanda de los mundos del sabio coro que imaba la vida y le ‘muerte, lo verdadero y Io falso, la ley y los suefios, el deseo y la coacciin, segin los imperatives dictados por los estados de humor de dovenas de dioses. Aqui, no. La norma es tna. La exégesis, ‘que el espejsmo de la retérica hace estallar en mil imagenes, es de luna pobreza extrema, Institueién sera, la Iglesia unifiea, Norma. liza. Y marea con ef sello abrasador de la anormalidad. todo ‘cuanto se aparta de su objetivo. La Inquisicin de la que estames hablando —y motives no faltan, pues hay razones para ello es ‘un ejemplo prvileyiado de la relacion visceral, esencial que ‘stabece la historia entre un sistema de pensamiento, su materia lizacién en insttuciOn,y su preocupacién por la perennidad ‘Roma, la Roma papal, se erige en centro de un pensamicnto ‘monolitico. Mas el monoitsmo ‘del penstmiento es asunto de norma. Y, gpara qué sirve Ia norma, sino para, mostrar con el ddd Ia anormalidad? Peto la anormalidad os problema del predi- ceador —y de los chivates—, y la predicacién no es mis que la palabra triunfante, segura del silencio que trata de onganizar, Intl predecir que la norma no se lee més que en negativo. Por Io menos desde que Jehovi dice a Moisés: «No mires mi rostro poraue el resplandor de mi gloria te materia, Pero cuando haya, al sir pn wri na Dir gran 1 neo St ia i ol el el rein niin Sea corn pes tar de rae sos so sen fencnami 107 pasado, mira y vers mi expla, La otra fa de Dios, It faz Soportbie ta den que Moi he iso. De ello se desprende una primera evdencia. La norma que oma sears consttue todas hoes i enoltra vile Is nica visible dela fe. La norma dela fe. Su mudo de garecen Romano lo ignora puesto que no admit ne Es st ermanece fel ala sensibiidad epidérmica deo Padres "iy seleridad pomposa de fos consis, Insalada sobre se, fae blige, Roma instaure en nombre de ln grandisenoncy ve oe Padres y dela majestad de fot contin a tietea, notarial pu sla er, de los inqisidores. La Inquisition vel Mi nde menos, por ia salaguardia dele recat de tafe Ni gue Sec seg indo I fe el sporte cio dete Ilsa conte sslvauardaela equivale« garanzare poder dea leis eos Pueblos ¥ sobre ellos. Si es un hecho adquirdo que ls insitucones no eultvan, ssbiendss, el acto gratuito, tone que haber une conformed de aturalera ene fa dispose interna de una lnseoe apo ‘ato pial. Eira lesa 3 ol coal de oles: Roma locate ‘arallosamente bien, ya que funda eno aison Unie (ose ss, prlios,apostlcs,patistios,imperie) on econ ts Lolbles de los qe cs pardars la prictice opera or escima de la Tnauisiion ens forma dominiea, passe bce Pesemos encontrar el fuego sobre Sadoma'" el cuhio de Bi las maldconesneotestamentera, el anaicina. putes decreas inperiales, Por debajo de la InguisiionSomiace y mismo tempo gue ea el elo por Ia recrud 9 [a itegasiin de arias grandes Genes reigioas hasta loses nce oe Jesultas— en el ejeeco del poder inqustov, Una tons oe hace que se remonten de muy leo in poems Tehay en oe mes aos del silo XII, bajo! pontficnd de Ince tes cominaos notaries yprosaln,enelsentda modern el 19) .Ao eu Bs ere sa con ey saul es 108 Siena eee [La inguisicion episcopal: antes de Domingo Manifestarlaconformidad entre el pensamiento 0 la conducta ya fe era asunto de los obisps,impuests en la buena teologa de la poreias docend et udicand (poder de ensehary de jure) Ei anstema er, sf podemos decir ah pevectamente adecado & tos poderes dvinos que el obispo tenia sabre lor fees, de cuyo Saber el obispo era depostario por Ia plenitud de su sacerdcio. {Habré que ear ala concusin de que la ingusicion episcopal faye sido una simple scdmara de eferiom,o que el snstema ro taysdispueso para hacere ofr nada ms de ls recursos de a retirica» del Enfasis? Pensar que esta inquiscln investigaba sh br fos eke Por pu ue no. Lage I sor 9 jmplar, de los exile proclamadosy de lat matancas perpetre dss en nombre dela autora epncopal: Con too, al no tener el der ponte), antes de_que edgier solids en el caso el lo XI a ingusicn episcopal funciona desordenadamentey et ror tet ia posbiidad de burl la vglancia de Tos detentado- fs del poder coaccionador. Es preciso que fa Iglesia sea suestio Tada dese ef interior tanto a el de las costumbres como ene Ga reencla a nivel de su doble poder, temporal y espinal 32 que, cedlendo ala presion de Ine Grdenes mendicanes “en Particular y en primer lugar 6e los dominicos, Roma despoja Patcialmente a lx ebisporseiores de sts: poderesdocent ef ‘dian ls transfer, parcial otoalsent, una nueva juris: Glcein de a que ella misma constiuye la fuente dieeta y el ef constante, Esto es, ln Ingubicin delogada. Es la Inguiscion dominica. La de Monisigur, para que todo quede claro EL Tendmeno histrieo que hay que desacar agus de una simplicidad conmovedora Je una_actualidad papitante. poder de contra de Ia reviud estapa & aquellos que To deteata tan por deersto para constitu el dmsnio cerrado de un tribunal de excepeions ‘Tribunal de excepion eign sin el menor avis, dis mafana siguiente desu invenclon, ergo en tribunal de tn tancia ordinara [La Inquisicton delegada: después de Domingo Tanto peor para el equilibrio de lo que esté bien dicho, Bastard con dos palabras para contar el ejercicio de la porestas ddocendi antes de que et asunto quede ensangrentado mas de la 109 cuenta, Ya ave ta parte dlanerahinchré a traser: It Ings sion mana, pes fo que digan los croistas, mets one a tes de procedimieno todo chanto la historia fe efece, Y cos Nstora'es generosa, El rtrn: lInesia staid la eee Padres y de fs concls, ene el anatema fil Con fod ge neta sel que preerisiaetrngular peo no puede hace ‘Ahora, Roma puede. ¥ resulta conmovedor presences cone tes los artetacos del terror se mdan en codigo, cons le catetence fogoss ye io sarcamo sven aia sopenenia fn peste roe 0 muere. Era la forma ibertina de decir que extra ecle: siam nulla es sans, El inguisidor, com buen poles, We trades 456 propo lenguae: ere ote mato. Y Rom due ho es toma [ath 22 70, Noo he sido munca encuentra quer Dis mir gst exdesis noes peor gue ote,» que para los Hemioe We oe viven ésta es perfectamente valida, a pos Tiempo de needs, Tempe de jos. Tiempo deen de 4a instituein por amor dela insucion, Tiempo de texans, {os por sendas que ln clecia de hoy explora ton mucho Est) de 1 gnosis mil veces malta. Y axles como los cheers, dines brimeros en le earera ala hoguca,y los jus, pelten tine ¢ imponente en la eelebrain de a eciud”» potas pesece ‘nent a0 haber sbido none, ante de que ls inenarable fe Cos dela prcica inquisitorial no elo expiquen, que derconog tne diets de los Bravos talanon™ 9 es graton co, ey por ello mee a atrial 2 Inguisicin dominica se asenta sobre el capital ogists det que Roma dspone para i jslieacion de ends une de soe empresas, No es la bila aver de fenton due ic puedon sr de lildad? La Inguiscin se sive dela Biblia FI Nuevo Tessonen 40, que logra la maravilla de universaliar el amorprecents saneja también dle sarcatmo 5 se complace et taos oe hacen vecinas Ios dienes, esqimen la spade, el tego, fos foibles exterires. Y la comunidad dal Condcilo conoce (3s on Reta, gr tia a nin pros Ac de 1s, ula & Tach ur cman age, cone oes de 110 entrada, con Ia belleza del compromiso y la realidad de la Jerarquia, la tentacién de las exclusiones. Las sociedades eiviles cuyos libros santos constituyen la justi cacién fundamental, admiten con mejor o peor disposicion la feoria de las dos espadas y se entregan con cierta dicha a la ‘musiquilla de la permeabilidad de los paderes. Ariba y abajo de Ja pirimide feudal —y real— la salvacion transite con la fluidez el dinero. Mas las sendas de It salvacign y las del dinero —o de Su falta del mismo determinan, del modo mis natural, las lineas de progresién de la herejia. Indl referirse aqui, una vez ins y banalizindolo, al problema total que papado y Francia del Norte esuelven en ef Mediodia a golpes de miserere: historia Esta ‘que no es mas a de Ia policia de la fe, sino la de su elército. No. {Lo que deja una huella de una enorme profundidad en la hist e las ideas no es tanto el aplastamiento militar del Mediodia, sino la presencia insdioss, mulisecuar de la mirada inquisitorial sobre épocas enteras en duracién y en extensién de Europa La Inquisicion delegada conserva, como su nombre lo indica, 1 poder pontifical, pleno y soberano, en las regiones en las gue alla se instala, sobre todo cuanto se refiere ala fe. Poder éste que se recibe siempre que la coyuntura histriea, el juego de las alianzas, Ia realidad socilégics, en una palabra, le favorecen, Poder ai que generalmente se soporta incluso cuando vinculos de soberania feudal, una especifcidad econémica, un movimiento de rebeli6n parecerian que debieran provocarie ol rechazo. Y es que TInquiscion delogada dispone de un medio cuyo impacto vepiste- moldgicos (si la palabra gusta, ésta cuadra perfecamente) es cosa. Este medio, es a prohibici6n. Por ahi empieza todo. Todo empieza de nuevo cuando los pueblos se ponen a temblar. De ahi ‘que todo terminaed el dia en que, unos tras de otros, aprendan a mofarse de las ebleras pontifiales. Hasta que esto licgve, veamos 1 funcionamiento de esa maquina de guerra El papa —o su legado— nombra un inguisidor y lo envia a tal © cual reino. El inguisidor se presenta al rey, y le presenta sus eartas credenciales. Lo exhorta a que lo considere como a st servidor ya brindarle, Negado el caso, consejo y ayuda. Dicho esto sgrega el rsario de amenazas. Sepa el rey, sepa el sefor que en virtudl de las dsposiciones candnicas que ests obligado a sportar ‘ayuda y socorr, si quiere que se le considere como a un fie! y ‘vitar las sanciones juridicas pontificalmente previstas contra los principe infieles. Fl ey comprende perfectamente el granizo de la Wt r prohibicin 0, peor, el azote de Ia excomunién. El entredicho a | lina ciudad o's un reino (cuyas autoridades decidieran obedocer las drdenes inquisitoriales) tiene como efecto Ia paralizacion de toda vida sacramental y Iitirgica. No se hacen ‘més mists, ni Daulismos,ni se celebran bodas, no se da més la extremaucin. i se entierra. No mis acto contractual de ningin tipo, ya-ave las fnciones notariales se ejercen in nomine Domini. Basta de detalles: el entredicho paraliza Ia vida econémica, mercantl, cotiiana del Estado o la ciudad que la soporta, porque elimina la indispensable articulacidn del aparato fidesticn que estd total mente, integramente,recibido por el pueblo, Ineluidos los hereies ‘que critican Ie legtimidad teologien de la Iglesia 0 solamente su enraizamient ético y politico Y no es todo. Al poder afectar 1a pena canénica a la autoridad, ésa tiene como efecto desligar ipso facto al pueblo del Vinculo de fidelidad. En resumen, y levando las cosas al extremo, los pueblos pueden perfectamente desposeer a sus seiores de todo poder y nombrar a otros amos, sin cometerfelonia, De entrada Roma juega con el terror. Y parece evidente que ‘sta amenaza haya podide funcionar perfectamente mientras que los corazones no han logrado liberarse del dominio biblico-pon- ‘ical Reanudemos nuestra historia. ¥ admitamos, con toda sabidu- sia, que el rey 0 el seflor prometa al ingusidor ayuda y socorr, Las cosas se precisan de inmediato. El inquisidor pide —y obtiene naturalmente— salvoconducto para si mismo, para su comisario, st notario y su escolta armada. Pide ademés que se etvien cartas 4 os oficiles de Ia autoridad eivil para que todos se sometan al inguisidor (bajo amenaza de suri ls e6leras reales y pontiicales) en su tarea de busqueda y persecucién de los herees, de quienes creen en ellos, que los ocultan, los protegen, lot defienden, de todos aguéllos que estin acusads de herejia Es importante sealar que el inguisidor no se presenta a ta jerarquta eclesistca det lugar hasta que no ha conseguido la pro {eceiin civil. Los ciudadanos estin sinvitadoss a colaborar con un hombre investi de poderes pontificate, euyo poder real o feudal fs una garantia desu eerccio. El inguisidordispone de un medio pra convencer, eventualmente, a un obispo retisente: mediante el entredicho, puede llegar hasta. privar a una ciudad de_sede ‘episcopal. Con los dos poderes —el pontifical y el civil— bien a mano, yen su Tugar Ia escolta inquisitorial y expertos oficiales, 12 empieza la encuesta. EI pueblo es conminado a denunciar, a fetregar a les herejes, a los herjizantes, a los sospechosos, a todos aquellos cuya forma de vida 0 de pensar se aleja —Por poco due sea— de lo comin y cortiente, a detectar, en suma, la ‘minima rareza, el menor signo de anormalidad e informa? de ello. Para los que denuncian habri indulgencias, Para asullos que, fisicamente, colaboran en las detenciones, habra ain més indul fenclas. Para los denunciades.. Se precisa de algo més para ssegurar a la Iglesia el Gxito de ia empresa inquisitorial? La his {oria prueba que no. Puesio al rojo vivo por los sermones de los inguisidores, por el alarde litirgico de su fuerza colosa (el doblar de las eampanas, el rexplandor de los erios en seal de duel, los tatafales ¥ los cadalsos, los corteos, las mitras y les hibitos de penitencia, as amenazas de las amas del inferno, las promesas ‘e remision de los peeados para los que denuncian, las protestas fe clomencia de les denunciados), el pueblo tiembla y murmurs, bbusea e inventa, descubre y demuncia y por fin se desgarra a si iso, Los enemigos arreglan a base de denuncias las diserepan clas notarales que los letrados no habian resuelto, Las querellas ‘matrimoniales o las preoeupaciones por una herencia se encubren con relatos de horiia, 0 de magia, o de demoniolatria™ Yen la lamentable leonera, heres, judio, los eiferentess se defienden 0 se entregan, resisten o se snormalizans, huyen © sucumben. Mas paralelamente se afima el procedimiento, se endurece el tribunal se envenena la cuestin, {iL sospocha? Es general. Y hay que ser muy insonsato para buscar en esta sociedad medieval —iy renacentistal— que, se dice, integra a sus locos y besa con ardor bajo el sol del Mediodi, el modelo de una dicha animal (entiéndase: humana) y Ia feescura primaveral de una risa eterna. Porque, mereed a una confusién sabia y habilmente alimentada por la esoléstca que ha hecho de tel cje de ni wfilosofia del derecho-, Ia ética se confunde inti= ‘mamente con lo fideistico en la diversificacién literara, retérica, pastoral del lenguaje teolsico e inquisitorial. ¢Habja, durante ‘0s siglo, otro lengua instituido que no fuera ése? El entredi- ‘cho cuando cualquier absticulo detiene el ejercicio de la Inquisi- cn es de peso, La excomonién, junto con a prsion, la tortura, 0 113 1a pia cuando funciona la insttucién. He agus toda la historia para uien se atreva a reir demasiado fuerte o toverse una pulgada del camino recto. ‘Cuando se lega a evocarindispensablemente esos regis, es 4 buen tono minimizar el cardcterareaico, visto desde aqui, del ‘ribunal inquisitorial. En realidad, se dice, Ia Inquisicion es un producto de sus tiempos, y aquellos tiempos eran crucies. Con este argumento, la Inquisicién romana se ha Sustraido més de una vee al anilisis Sereno de los historiadores. Se da el caso, de todos ‘modos, de que este argumento es errineo, El estudio comparativo ‘ue se puede establecer de las diversas vinstanciasejuridicas que coexintieron en lugares idénticos muestra el cerdcter arcaigo abso Jutamente (entendemos, en rolacién con aquellos tiempos, y no wvisto de aguis) de Ia empresa inquisitorial, Centrar’ todo el procedimiento sobre la confesin, éta es la especificidad de los Inguisidores. Teorizar sobre la tortura, aplicarle ala par que se admite lo més oficialmente del mundo la falta de-vator de las confesiones que ella arranea" , es atin cosa de ellos. Y sila préc fica de desenterrar a los mucrios para someterios juicio no ha sido inventada por los hijos de Domingo, ellos son quienes la han integrado en su estimada funcién yla han teorizado profusamente, Prictica-teorizaciOn-legitimacién, lor tres términos se organi zan en armonia perfecta. Un nuevo argumento, si ere preciso para apoyar Ia adecuacién histiriea de nuestro propésito inicial, Ejemplar es esa insttueion que injerta bajo palabra de Evangeio ada uno de sus atidos. Que no da una walla de tuerea ni alarge tun paso el potro de tortura sin que el notasio mida la distancia, ‘note la sonoridad del gritoo la groserfa de la blaslemia. Hay que Seciro y anotarlo todo. Hasta la absesién, Como se puede decir todo, toda se puede anotar cuando el extatuto del aparato policil tal que domina sordamente a cualquier otra instancia Mas he agut sl acusado frente a su juez. Aunque tenga que responder por haber soictado el consolemen, dado refugio a un simpatizante de hereja,insistido en que seppur si muover-o haber encerrado al diablo en un frasco", el escenario es el mismo € ‘déntica In atitud del juez. «Que pueda el inguisidor decir com el we eR Entry ale eee ao able enn cud 14 apéstol:sastuto, por la astucta te he eogidos (II Cor., 12)", Aqui sti Ia palabra clave... Y es que resulta muy difiel examigat a ‘uienes, frente al inquisidor, no proclaman sus errores, sino que ‘més bien los disimulan. EI inguisidor redoblaré su astucia 9 su sagacidad para legar hasta su reducto y levarlos a Ia confesion, Es una gente astutaen las respuestas, ya que no tienen mis pre. ‘cupacion que eludir as cuestiones para no verse al fin acorrala. dos y convictos de errors". ;Se podia. salir completamente indemne de este exiraf tribunal? Si leemos atentamente la litera ura inguisitorial, se entiende que resultase dificil resistir con alain éxito alas astucias de los policias de la fe, ya que Ia prepa: ‘cin de los procesos nos reservan unas de esas delicias.. Este por ejemplo: el reo nunca sabri quign le ha aeusado, ni de qué precisamente. Jamés, bajo pena de irregularided, dard el inguisi- or, en el curso del interrogatorio o fuera del proceso, precisiones sobre la fecha o los lugares de! ode ls erimenes. Al detenigo se e interroga sobre la fe en general, sobre sus actividades, sus idas y venidas, sus lecturas, sus opiniones sobre cuestiones controverti- das. Y esto es asi porque el interrogatorio nunca tiene por fin el establecer Ia verdad (determinada por lo demés), sino siempre y Sinicamente el de confundir al acusado y levarlo a la confesion. La {ortura sire para eso: sirve para que el acusado diga lo ave por otra parte ya se sabe, 0 lo que se ha decidida ereer sobre’ st ‘cuenta, Ni'més, ni menos. InGtil sorprenderse de ello. Ni de replicar que ésta es una lectura tendenciosa o yehemente de la Inquisiciin. La clave de los pocesos e la confesin, no la prueba El mantener al aeusado en la ignorancla total de lo que precisa. mente se le reprocha, y el medio de obtenerla. La detencion y Ia tortura, son las formas mayores de esta téctice de ocultacion arrancamiento. La prison, la pared, el fuego, la colebracién en la came doliente de la palabra por iltimo pronunciads La culpa no es de ls inquisidores, sino a menudo de ls inter. ferencias sprovidenciales» de otros poderes en el dominio inquist. torial, si os procesos se prolongan: normalmente la méquina poli- ial tiene que girar a pleno rendimiento, tan grande es la tarea y fondamental Ia prueba. Asi pues, de maravila en maravilla, ‘quedari Ia posibilidad de no ofuscarse al eomprobar que un capitulo del manual de procesamiento intitulado Obsticuls en la 2, Manne pis. 20 115

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