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Adriana Guzmédn Siller MW ctualmente nos encontramos en un momento de rec- A* el abordaje psiquiatrico y plantear nuevos mo- delos de abordaje de la locura, que transformen a la estructura hospitalaria en un espacio para la rehabilitacién y la construccién de la subjetividad. Una propuesta es el acompaiiamiento terapéutico («r) donde se hace presente una persona que da lugar a la palabra del loco. El acompafiamiento terapéutico cs la continuidad del tratamiento de un paciente en un espacio distinto, el del pa- ciente y con otras funciones dictadas desde el propio tera- peuta encargado. El acompafiante aparece en el dia a dia del paciente, en equipo y con objetivos planteados desde el pro- fesional, permitiendo cierta continuidad del tratamiento en su mundo familiar y social, Es una figura que acompaiia en las actividades cotidianas, favoreciendo las respuestas asertivas en la bisqueda de su integracién, manejo de sus dificultades y deseos; siendo una referencia del mundo real. El AT, se presenta como una alternativa para evitar la intemacién psiquistrica, utilizando el hogar del paciente ‘como recinto de curacién y el acompaflante como un miem- bro més de los especialistas de salud que contienen de ma- nera mas cercana, personalizada y dirigida frente a Ja crisi del paciente. Se reficre a la extensién del tratamiento a la vida cotidiana,' a un dispositivo que filtra los estimulos que no puede metabolizar por el paciente, reconstituyendo los limites y la forma de interactuar. Puede ser indicada o solicitada por diferentes situaciones. EL AT se origina oponiéndose a la visién clisica de Ja en- fermedad mental, donde se aislaba. Ahora lo que se busca es reconectar. Partiendo de un abordaje interdisciplinario que propicia tener una visién mas amplia de la enfermedad para hacer frente a ésta. eer eseaneesecoeeeemeeeencens Tan ama {i evice de afl, México. Coyoaca, 2002. eae eNnE ne Senet 112 La salud mental en México Jung dice que en la locura “Nunca se encuentra el ca- ino para salir de sus sue‘ios. Se pierden en laberintos de un jardin magico donde la misma vieja historia se repite una y ‘tra vez en un presente intemporal”.* El acompafiante debe adentrarse en el suefio, conocerlo y procurar en Jo posible la salida, EL AT esté en constante movimiento, es transitorio y pro- visional, por Io que requiere de una persona comprometida y dispuesta a acercarse a lo desconocido, mantenicndo espe- ranza en el tratamiento y transmitirlo al paciente. También requiere de un alto grado de soporte a la frustracién y la ca- pacidad de dar sentido y nuevos recursos al paciente. “Su- pone un accionar muy concreto y aprensible por un lado, pero que también tiene un metabolismo complejo y dificil de descifrar”.* La funcién del acompaiiante es diversa y como ya hemos mencionado es dictada por el analista encargado del pa- ciente; sin embargo algunas de las funciones que puede rea- lizar son: la administracién de medicaments, traslados hos- pitalarios, contener en crisis (como ansiedad, depresién), biisqueda d i i nines oe qu le espacios de reinsercién social y la simple com- pahia. Kuras de Mauer y Resnizky hablan de una persona cuya funcién es alentar, apoyar y confrontar; “alguien dis Puesto a ocuparse desde el vinculo de aquellas zonas in- habitables para el paciente”.* a Pulice y Rossi® definen el AT desde el psicoanilisis, explicindolo como un sustituto materno, ya que las patolo- gias a las que se le aplica presentan una regresién a estaclos ? Carl Gustav Jung, El contenido de I ido deta pelos: piconets de las gnfermedades ‘mentales. Barcelona, Paidés, 1990, p, 26. = ' Kas Maw y Sama Reis copa inp yp: sis na, Teh, 1985, 12, * Gabriel Pulice y Gustavo Pablo Rossi {compatic és Argentina, Polemos, 1997. a eet ete Adriana Guzman Siller ms primitivos del desarrollo del sujeto. Desde lo estructural Ia comparacién entre la psicosis y las primeras etapas, es la falta de relacién objetal, los mecanismos de defensa, la de- pendencia generalizada del sujeto a otro, que es vinculo con el mundo externo, Dentro de la neurosis el yo funciona al servicio de la realidad, en la psicosis s6lo existe un frag- mento de la realidad integrada. E] vinculo con la realidad en el infante es dado por la madre y en el paciente est dado por cl equipo de psiquiatras, psicdlogos, analistas, medico, fa~ milia y el acompafiante terapéutico; quienes en conjunto buscarin la vinculacién del paciente. Esta vinculacién se buscard al igual que en el infante, procurando una distincién de un mundo externo e interno, ya {ue ambos se viven de igual manera; en la psicosis como en Ia infancia no existe otro, se vive en la omnipotencia y los mecanismos de defensa son los més primitivos, la negacién, esto es, la no percepcién de lo externo. La biisqueda de placer es desde las necesidades basicas como el alimento y el calor 0 atencién materna; es decir, el cuerpo es donde se ubica la atencién. La labor es reafirmar la existencia del sujeto y del otro (la madre). El acompafiante es quien se acerca al mundo del paciente para realizar la labor, en palabras de ‘Dolto® son los pies de la madre con los que camina el bebé, En un inicio cs la presen- cia, la herramienta de la palabra en esta etapa no es de util dad, la simple continuidad y contingencia de la presencia es lo que alertara al paciente del otro. Esta continuidad y con- tingencia es de vital importancia a lo largo del AT, pues es lo que validaré el trabajo. La presencia se instaurara como una extension del propio paciente, haciéndose con el dia a dia parte de él mismo, complaciendo las necesidades y buscando que el mismo acompafiante sea una necesidad. Cuando esto sea asi, se habra generado una alianza, y con esto se dard el Francois Dolto, Nivio deseado, nifo feliz. Espatia, Paidés, 1985, 114 La salud mental en México vinculo, como cuando el nifio advierte la presencia de la madre y a ésta como la fuente de satisfaccién, en primeras etapas el infante percibe a la miadre como una extensién de él ‘mismo y posteriormente cae en cuenta de la separacién de su fuente de satisfaccién. El acompaitante es quien desde la comp: forma una presencia con lo real, que el psicético tiene anu- lado; es el primer acercamiento a lo real. El plantearse como tun objeto externo, con el que se comparten semejanzas y diferencias, para identificarse a él mismo cn la realidad. Cada encuentro significative impone al psiquismo un proce- samiento, una exigencia de trabajo. Para Kuras de Mauer, Resnizky’ el acompafiante debe estar pendiente de la repeti- cién y de la aparicién de nuevas formas, debido a que el AT busca no s6lo recuperar, sino construir lo que nunca estuvo. Como se ha venido hablando, el vinculo es una herra- mienta fundamental, lo cual implica en la psicosis una pre- sencia, desde Lacan llamada “otro”, otro semejante y dife- rente. El trabajo con el vinculo es el encuentro lo cual con- leva a cambios y novedades; esto es lo que se registra en el AT los cambios y las repeticiones. ‘Otro papel es modelar las conductas que se han atrofiado tanto las motoras como sociales, propiciando y esperando respuesta del paciente, primero buscando el reconocimiento de si mismo, segundo esperando la respuesta del paciente y tercero Ievar a la practica dicha propuesta.* Asi como tam- bién registrar las conductas y emociones del paciente, formar un panorama integral de la forma de reaccién a través de ser un testigo de las experiencias del paciente; con esto se en- tiende con mayor claridad el entramado de la problematica, dando mayor consistencia al caso. En Ja labor del ar se de- beri de contar todo el tiempo de paciencia fa y la escucha, 7 Karas de Mauor y Susana Resnizky, op. cl * Peter Lomas, op. cit Adriana Guzmén Siller us Se aplica a todo aquel que presenta dificultades para in- teractuar con la sociedad, presentindose como una presencia firme que busca reconectar los lazos con los demés, ligando con el mundo externo, actuando simulténeamente con la proximidad y Ia distancia. En palabras de Kuras de Mauer y Resnizky hablan sobre el AT desde un enfoque psicodiné- mico y dicen: “El acompafiamiento terapéutico privilegia no s6lo la busqueda de un espacio en el cual el sujeto pueda desplegar su conflicto, sino también la presuncién de que el sentido de su padecimiento pueda develarse en el vinculo con otro”.” Es una herramienta que tiene su fundamento en la bis- queda de ser una extensién del yo del paciente, para funcio- nar en el mundo externo de éste. Para aplicar un acompafia- miento se debe estudiar al paciente y sus necesidades, en un principio definir el objetivo del acompafiamiento, el perfil del paciente y sus necesidades para asi implementar las fun- ciones que se darn al acompafiante. Esto debe ser estudiado por el analista del paciente, En general, se ha utilizado en pacientes con diversas pa- tologias como, psicosis, drogadiccién, problemas de ali- ‘mentacién, depresién y enfermedades terminales. Concebido en principio para pacientes con crisis agudas, probé ser una alternativa frente a una internacién y, cuando ésta no puede evitarse, el AT ha demostrado su utilidad en facilitar la ex- temalizacién, mejorar la calidad el tratamiento, evitar que se ponga en riesgo su integridad y apoyar en el proceso de re~ socializacién. Pulice, G. y Rossi, G. hablan sobre dos modalidades de trabajo, dentro de una institucién y fuera de ella. En la pri- mera modalidad se puede subdividir en acompafiamiento 24 ° Kuras de Mauer y Susana Resnizky, op. cit. p. 21 116 La salud mental en mexico horas y acompafiamiento por algunas horas; en ambos casos la solicitud es por la institucién o el analista."” El AT durante 24 horas se aplica en casos severos 0 en ctisis, como adicciones, suicidios 0 un brote psicético; el trabajo en estos casos es dificil porque muchas veces el pa- ciente no est de acuerdo con su internaci6n y por lo general presentan rasgos agresivos y la relacién dependera de “las condiciones, del paciente, de su disposicion”. " Las activida- des pueden ser dialogar, escuchar o actividades recreativas. En el AT por algunas horas, las actividades tienen mayor direccién; como reestablecer actividades, salidas, buscar la reinsercidn social y laboral, visitas a la familia o amigos y lo mis importante que es estar basado en el proyecto de la ex- ternacién. En cl AT en instituciones Pulice y Rossi" sugieren haya un coordinador de los acompafiantes, que supervise cl tra- bajo bajo las indicaciones del terapeuta. En la institucién puede darse el AT en grupos, acompafiando en salidas. En la segunda modalidad, donde no hay un encuadre institucional y es sugerido por el terapeuta, se aplica cuando cl trabajo en la terapia no es suficiente y el paciente presenta fragilidad o peligro. También hay dos modalidades, la inter- nacién domiciliaria y AT por horas, donde la funcién es si- milar a la internacién con mis facilidad de trabajo, ya que el paciente no se encuentra lo suficientemente afectado como para ser internado. El uso del acompafiamiento radica en el paciente, en el grado de integridad y capacidades que han sido afectadas por la enfermedad. Se presenta para pacientes psiquiatricos agu- dos 0 erdnicos, discapacidad fisica 0 psicolégica, enferme- '® Gabriel Pulice y Gustavo Pablo Rossi, op. cit. " Thi. p.20. " Idem, Adriana Guzmén Siller 7 dades terminales, adultos mayores y adieciones. No existe edad para sugerir un AT. En cuanto a Ja formacién, se espera que la formacién sea algin especialista en salud, estudiante o pasante aunque hoy en dia en algunos paises ya existe el entrenamiento a nivel licenciatura de acompaftamiento. Los espacios en los que se aplica cl AT son diversos, como en Ia institucién (clinicas, hospitales, hospitales de dia, ‘casas de medio camino, institutos de rehabilitacién, institutos pedagégicos, comunidades terapéuticas) 0 en el domicilio. Un momento para acompafiar Me parece pertinente hablar un poco sobre un caso de AT con una paciente a la que llamaremos Aurora, cuyo diagnds~ tico es trastorno bipolar. Aurora es una mujer de 56 afios quien es internada en una Comunidad Terapéutica para per= sonas con suftimiento mental llamada Casa Azul. En este esorito se relatan algunos rastros que ha dejado el AT en Au- ora, desde mi primer encuentro con la institucién Aurora llamé mi atencidn, su apariencia “mistica” y el desdoblar de su personalidad hicieron que pusiera mi mirada y mi palabra fn ella, Definitivamente es gran lunar en la frente simulando tun tercer ojo, al que le gusta remarcar con maquillaje, lama la atencién de cualquiera. Més allé de eso, en un principio pareeia no mirarme, lo cual me sorprendia porque pesar de gue muchos de ellos no estin plenamente en contacto con la realidad, si lo estan ante la novedad. Con el paso del tiempo ¥ la insistencia de mi presencia, logré contactarla y se dio un enganche que consiste en que determinado paciente nos llega de un modo particular que conlleva a un vineulo con caracte~ risticas matemnales; es decir, hay que resignificar la compa- ‘iia y el vinculo con el otto y Ta realidad. ‘Me entrevisté con el analista y le expuse mi interés por trabajar con clla, una de las tareas asignadas fue acompafiar a ‘Aurora en salidas y buscar la forma de que tomara activi- Lis ba yuntue meni en mnexice dades fuera de la institucién, Todo esto con Ia finalidad de lograr la reinsercién social y de resignificar su historia; visi- tamos la casa de la cultura de la zona y se inscribié en los talleres de pintura y yoga; ahi comenz6 a hacer lazos de amistad con otras personas, ya que la mayoria de las perso- nas con estos padecimientos quedan desconectadas y aisla- das del mundo social, una tarea del AT es revincularla so- cialmente El primer paso ya estaba dado, Ia labor continuaba ahora buscando que Aurora sostenga los talleres, ya que continua ‘mente se involucra en las actividades de una manera manfaca donde en un inicio se involucra plenamente pero al poco tiempo desiste y abandona; cuando se hizo el taller de bisuterfa fue la primera interesada e hizo alrededor de 100 pulseras y collares en una semana, vendi6 algunos y en un mes abandoné el taller, lo mismo pas6 con otros talleres como teatro en el que le fue otorgado el papel principal y estuvieron ensayando meses, justo cuando faltaba una se- mana de la presentacién se retiré del taller. ‘Al paso de un tiempo abandoné los talleres pero se logré que hiciera un cierre y al menos permanecié més de un par de meses, lo que sirvié de plataforma para que actualmente mantenga un trabajo dentro del taller protegido de encuader- nacién en la misma institucién. En cuanto a lo subjetivo Aurora tiene una tendencia a la transitividad, este rasgo caracteristico en la psicosis, involu- cra entrar en transito sin ninguna barrera con el otro, como una especie de unién y constantemente decia yo soy como tt, ubicdndome no como su igual, sino como ella misma, quedando. atrapada en ella misma; aqui la intervencién del AT es servir de referencia poniendo limites claros que la ‘hhagan verse a ella misma independiente al otro. ‘A partir de 1o aqui expuesto no se busca convencer sobre ta eficacia del AT, sino de demostrar que en locurs no todo esta perdido, hay opciones y el AT es una de ellas. No porque Adriana Guzmén Siller 119 alguien lo haya dicho sino porque algo en el recorrido ante- rior no ha funcionado del todo y es necesario experimentar y probar. EL AT se encuentra en la mira del error y del sinsentido, qué hace el AT, para qué sirve y siempre hay algo que se pudo hacer mejor, y en ese vaivén seguimos acompaiiando convirtiéndonos en la falla, por lo tanto ya no se deposita en el paciente, sino en alguien mas y eso es ya un hacer. Debo confesar que al iniciar este acompafiamiento ima- ginaba que al poco tiempo Aurora estaria levando una vida normalizada, es decir, con un empleo, viviendo en un de- partamento con el soporte constante de la psicoterapia y los medicamentos, Y después de un afio de estar acompafiando 1no hemos Ilegado a ese punto, me imagino que aquellos que acudan a este trabajo tratando de encontrar la eficacia del AT, se toparn con la sorpresa y quiz decepeién de que el AT no cura. Y es aqui donde el trabajo de acompafiar terapéutica- mente adquiere mayor fuerza, porque lo que estd en juego no es la cura, sino hacer un cambio de posicién donde se busque colocar a las personas con psicosis en la posibilidad de reintegrarse a pesar de sus dificultades. Aurora no vive una vida normalizada después de més de un affo en que estuve acompafiindola, pero si se ha producido en ella cierta metamorfosis donde tiene un empleo protegido que ha soste- nido, mantiene una relacién mas cercana y afectiva con sus hijas, ha aprendido a convivir con su mania y lo més impor- tante hay alguien que espera algo de ella. De ninguna manera el caso Aurora puede aplicarse a to- das las psicosis, porque asi como hay individuos, las locuras, son individuales y hay que conocer al individuo antes de Clasificarlo; pero se espera dag una idea de la riqueza que hay en las personas con psicosis, la luz que hay en la oscuridad que habitan y el deseo de ser reconocidas y escuchadas, 120 La salud mental en México El deseo de este trabajo es hablar de nuevas alternativas en la psicosis, no todo esta dicho. Es importante que tome- mos una nueva postura con ella, con el AT se apuesta a que hay algo que hacer y que no es suficiente el medicamento 0 los minutos dedicados a la psicoterapia, porque hay todo un terreno libre que abordar. Hay que estar en el dia a dia para reconectar con la realidad, hay que recordar lo que alguna vez estuvo instaurado o servir de prétesis de aquello que falta, EI AT viene a romper con un esquema de trabajo con la psicosis, aunque en algunos otros paises sea ya parte de los Aispositivos de tratamiento; aqui tenemos que formarnos y prepararmos si es que buscamos realizar una reforma psi- quiatrica real. Como lo hemos comentado anteriormente la psicosis en México es la poblacién mas excluida y estigma- tizada, hay una barrera impenetrable para realizar grandes cambios, no vemos en estas personas a sujetos que pueden alcanzar una integracién social, hemos abandonado el que- hacer con la psicosis, Este trabajo hace una invitacién a revisar y replantear el porvenir de la psicosis para poder proponer y hacer cambios en esta poblacién que necesita del llamado y la escucha de la sociedad. No es que el AT sea la respuesta, pero en mi expe- riencia he sido testigo del apoyo que ha sido para la rehabi- litacién social y para acceder a una subjetividad en la psico- sis. En ese acompafiar diario, no es lo mismo que un extrafio con quien no tienes ningiin vinculo te pida que hagas algo, a tuna persona que ha estado, te ha mirado y te ha llamado a hacer algo porque hay un vinculo. Hay que ser muy claros al hablar de AT, porque si lo que se busca es que sea una actividad acreditada y valorada, nosotros mismos tenemos que buscarlo. Este no existe sin un encuadre terapéutico, supervisidn del tratante y una Preparacién previa sobre nociones generales de psicologia y Psicopatologia. Adriana Guzmdn Siller 121 ‘Aunque existen limitaciones para validar la eficacia del uso del AT—o cualquier psicoterapia— por lo subjetiva que es; este trabajo presenté una metodologia que responde a las preguntas principales sobre su desempetio; recordando el manente deseo de abrir un espacio para discutir la necesidad de nuevas alternativas en el tratamiento de la psicosis,

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