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UNA VOCACION IRRENUNCIABLE Patricia Vega En septiembre de 1997, ademas del privilegio de reportear la Segunda Asamblea del Consejo Nacional Indigena (CNI) celebrada en el Centro Ceremonial de Cuicuilco, con la presencia inicial de los mil ciento once representantes del Ejército Zapatista de Liberacién Nacional (EZLN), cumpli 17 aiios como reportera cultural. Casi cuatro afios en Radio UNAM y los 13 siguientes en el diario La jornada. jQué horror! Lo escribo y se me enchina el cuero: die-ci-sie-te aiios de hacer esa talacha cotidiana que implica la labor reporteril: escribir al vapor —el prome- dio flucttia entre 30 y 240 minutos— notas informativas, crénicas, entrevistas, “reportajitos” armados cuando mucho en tres dias y, en contadas ocasiones, grandes reportajes que, a pesar de ser el género periodistico mas relevante, no se practica de manera sistematica en la mayoria de los diarios mexicanos. En nuestro pais, el periodismo de investigacién se ha desarrollado, preferentemente, en revistas mensua- les; todavia son excepcién los diarios que tienen un cuerpo de reporte- ros a los que se les asigna y permite desarrollar a profundidad los Hamados ‘‘asuntos especiales”. Las cosas como son: durante afios en mi labor como reportera me he visto obligada a “vomitar informacién’”’ sin tener, en la mayoria de las ocasiones, oportunidad de digerirla. Es la tirania de la inmediatez del diarismo la que me trasmuta, como a muchos colegas, en una “humilde”’ obrera de la tecla que tiene el raro privilegio de entrevistar a diversas historiadoras, fildsofas, escritoras, directoras de escenas, cineastas, misicas, compositoras, artesanas, creadoras populares, can- tantes, funcionarias y burécratas. (Favor de tomar en cuenta el gran esfuerzo por ser politicamente correcta: afiada a la anterior lista igual numero de categorias, pero en el género masculino). Por casi dos décadas el ejercicio del periodismo cultural me ha abierto las puertas a presentaciones de libros de todo tipo; inauguracio- 63 nes de exposiciones, bares y recintos culturales; estrenos teatrales y filmicos; conciertos de rock y de musica popular; encuentros, confe- rencias, seminarios y talleres; festivales nacionales e internacionales; rodajes de documentales, filmes y comerciales; descubrimientos ar- queoldgicos y cientificos. Finalmente, ““reportear’’ tanto evento cultural me ha permitido lograr oficio —Ilamesele estilo si se quiere— y desarrollar un punto de vista; tocara al editor decidir si mis notas merecen ser publicadas 0 no. Y salvo una breve etapa inicial en La Jornada —el periodo de adaptacién que significé el paso del periodismo radiofénico al escrito— todas mis colaboraciones han sido publicadas. INTERMEDIO BIBLICO: LA NECESARIA PERDIDA DEL PARAISO Al terminar la prepa, en 1974, en el Colegio La Paz, si bien atin no habia descubierto mi vocacién periodistica si sabia que queria estudiar Ciencias de la Comunicacién Social. Pero como en ese entonces, en Tijuana, slo habia cinco opciones —contabilidad, turismo, adminis- tracién de empresas, odontologia y medicina— mi familia me ofrecio la oportunidad de estudiar en Estados Unidos, concretamente en la Universidad de La Jolla, en California. Sin embargo, chovinismo aparte, mi primer acto de mexicanisima independencia fue rechazar esa alternativa porque decidi estudiar en mi pais. Ese fue el inicio del periplo que me Ilevé, primero, a la Universidad Andhuac, en la ciudad de México y, afios mas tarde, a diversos trabajos hasta que llegué y me establecf en La Jornada, Desde entonces me he sentido personaje de la parabola sobre el “hijo prédigo” que suefia con algtin dia volver a sus origenes. GEL PATITO FEO? En la actualidad practicamente no hay diario importante en el pais que prescinda de una seccién cultural. La informacién cultural se ha vuelto una necesidad demandada por los lectores. Sin embargo, durante muchos aiios las secciones culturales han sido el “patito feo” de los 64 periddicos: tratadas como las paginas eliminables que pueden ser sustituidas por publicidad 0 como el laboratorio para que los aspirantes a reporteros de informacion general puedan “‘foguearse”’ y aprender el oficio. El menosprecio por la informacién cultural también se refleja en el hecho de que en muchos diarios, las seeciones de cultura siguen siendo consideradas como ‘‘adelantos informativos” que se imprimen primero y, por lo tanto, su “‘cierre’’ es mas temprano. Lo anterior se traduce en que las informaciones culturales que se producen a partir de las cinco de la tarde normalmente quedan fuera de la edicién y se publican con retraso de hasta dos dias. Eso explica la frecuente frase ‘‘anteanoche fue...”, en lugar de ‘‘anoche...”” Hace mas de diez afios —durante el VI Encuentro Nacional de Escritores Jévenes, realizado en la ciudad de Querétaro, en agosto de 1986— apuntaba como reto el hacer de la informacion cultural una noticia de primera plana, valida en si misma no slo cuando muriera algiin santén de la cultura nacional o internacional o la informacién fuera producto de un escandalo. Desde entonces, no he cambiado de opinion: la clave estd en escribir bien. Y creo que, gracias a la tenacidad y desarrollo profesional de los reporteros culturales, paulatinamente se ha ido ganando terreno en este aspecto. Al menos en La Jornada puedo decir que cada vez con mayor frecuencia la informacién cultural es anunciada en primera plana. Al trascender la inmediatez de la crénica del concierto, de la presentacion del libro o del estreno teatral, los reporteros culturales nos hemos ido adentrando en diversos procesos sociales, logrando que los responsa- bles editoriales asuman que la critica cultural es inseparable de lacritica politica. Sin embargo, aunque sigue siendo una lucha cotidiana en cada junta de evaluacién, es asi como la informacién cultural ha adquirido, Poco a poco, fuerza politica, Salvo en el caso de los privilegiados, se afirma que los reporteros no son “duefios”’ de los sectores que cubren —desafortunadamente en muchas ocasiones los jefes asignan los sectores informativos bajo el criterio de la recompensa y el castigo—. Asi, en mi historia como reportera cultural en La Jornada, inicialmente me fueron asignadas las 65 fuentes de teatro y cine, pero como era un mundo de informacién opté por el cine; después tuve un feliz intermedio —dos afios— cubriendo el sector literatura; a mi regreso de una estancia de ocho meses en Nueva York no tuve mas alternativa que cubrir teatro. Y posterior- mente del vasto sector literatura, se me asignaron las areas de poesia, historia y filosofia. Sin embargo, la dinamica reporteril me ha llevado, a ultimas fechas, a temas relacionados con la antropologia y la arqueologia. Creo sinceramente que la especializaci6n en un sector daal reportero un conocimiento que permite la oportunidad de profundizar; no obs- tante, confieso que cada uno de los sectores que he tenido bajo mi responsabilidad me enriquecieron enor ieee y, a estas alturas de la vida, ya no sé si hubiera preferide/ miseSuridad —security blanket— que proporciona el ser monotematico. Pero a fin de cuentas, también debo reconocer que independientemente del sector informativo asigna- do, mi trabajo periodistico tiene tres ejes tematicos que, constantemen- te, despiertan mi interés: la denuncia de la censura asi como la defensa de la libertad de expresién y de los derechos de autor. Y recientemente he incorporado otro interés: la defensa del patrimonio cultural, enten- dido de la manera mas amplia posible. Por otro lado, ese “‘menosprecio” hacia la informacion cultural se ha convertido, paraddjicamente, en otra ventaja: las secciones de cultura son el terreno propicio para romper con las formulas y cartabones del perio- dismo que tradicionalmente se ensefia en las escuelas. Y si bien algunos reporteros culturales no renunciamos a nuestro deber de informar a los lectores, también nos planteamos la posibilidad de transgredir los géneros y de hacer un periodismo que se acerque a la literatura. No se trata de redactar, simplemente, de manera correcta, sino de proponer textos crea- tivos, que no sean la mera transcripcian mecanica que ponemos entre comillas de las declaraciones o respuestas de los entrevistados. Eso si, siempre he tratado de escribir con claridad —precisién informativa si se quiere— para huir de ese estilo barroco que, a pesar de ser una caracteristica mexicanisima , “creo, no va con mi personalidad”. 66 LA PERDIDA PELIGROSA DE LA INICIATIVA Resulta sintomatico que en muchas casas editoriales el area de atencion a periodistas se encuentra adscrita, curiosamente, al departamento de publicidad. jRayos! o sea que de manera paralela al auge y demanda de la informaci6n cultural se han montado oficinas de prensa cuya funcién es apoyar el trabajo de los reporteros; sin embargo, en muchas ocasiones esta ayuda lamentablemente termina por sustituir al trabajo periodistico. El gran periodista Renato Leduc solia advertir que la raza de los reporteros estaba a punto de desaparecer. Se ha perdido la idea —decia— de que ellos tenian que provocar los sucesos, hacer un seguimiento de los mismos hasta su consumaci6én; ahora las oficinas de prensa les reparten los boletines, ellas son las que determinan la informacién; por eso, a veces todas las cabezas de los principales diarios son las mismas; esto, a fin de cuentas, resta independencia periodistica. Asi, poco a poco la comodidad va sustituyendo a la audacia repor- teril y muchas veces el reportero se queda tnicamente con las versiones oficiales de los acontecimientos. Se ha vuelto una mala costumbre el considerar a los boletines y conferencias de prensa como la fuente principal de la informacion; rara vez se va mas alla para dar una version distinta o proponer todos los angulos posibles de un mismo suceso para ubicarlos en un contexto real. Y la consecuencia es la uniformidad en el manejo de la informaci6n periodistica. ETICA: LA NECESIDAD DE UN PERIODISMO MAS HUMANO Sime preguntaran qué me guia internamente en mi trabajo periodistico, dirfa: escribir la verdad y responder a una vocacidn de servicio a los lectores. A partir de mi contacto con esa tradicién filoséfica de la India que emana de Los Vedas, de una manera espontanea he incorporado a mi practica periodistica cotidiana la formulacién de tres preguntas previas a cualquier texto a escribir: ges verdad o mentira?, ,es necesario 0 67 innecesario?, y ,aporta algo positivo, resulta util o inspirador para quien lo lee 0, por el contrario, rebaja al lector? Digamos que en la respuesta a estas tres preguntas —o filtros, si se quiere— se resume mi cédigo de ética periodistica. Y me jacto de que en los 13 afios que llevo escribiendo en La Jornada, nunca he recibido un desmentido. Podrdn existir distintas opiniones e incluso desacuerdos en torno a mi trabajo periddistico, pero hasta ahora nadie ha podido afirmar que lo escrito por Patricia Vega es mentira. Sera polémico, pero no falso. Sin embargo, creo que desde el momento en que existe un sujeto —en este caso la reportera— que mira, interpreta y describe “la realidad” que enfrenta, estamos hablando de un punto de vista subje- tivo, cargado con el peso de mis caracteristicas personales y coherente con la linea editorial del medio en el que escribo. En este sentido no creo que exista la llamada “‘objetividad” o “neutralidad”’ periodistica, pero una manera sana de acercarnos a ella es incorporando el mayor numero posible de los puntos de vista involucrados en un tema, Como sefiala Elena Poniatowska: ‘Con las palabras se engajia, con las pala- bras se estafa, con las palabras se miente, con las palabras se omite, con las palabras se falsea. Pero también con las palabras se orienta, se clarifica, se abren los caminos, se dan elementos para sacar conclusio- nes y, sobre todo, se alerta’’. Yo simplemente agrego: el uso que cada quien le dé a sus palabras es un problema de conciencia individual. La sorpresiva muerte de Lady Di —la princesa Diana de Gales— en un tragico accidente automovilistico en Paris, provocado, segtin se dice, por la irresponsabilidad de los paparazzi —los llamados “‘ladro- nes de la privacidad’, es decir, fotégrafos dedicados a la caza de celebridades —que perseguian al Mercedes Benz en el que viajaban ella y su novio, Dodi Al Fayed, interrumpe la redaccién de este texto e impone una reflexion en torno a la ética y la funcion de una prensa— llamada del corazén —que al explotar la banalidad se ha hecho indis- pensable y crea una adiccién al chisme entre millones de lectores en todo el mundo. 68 De quién es la culpa? Si no hubiera lectores, no existiria ese tipo de prensa y los fot6grafos no harian tales fotos ni los editores pagarian por ellas cifras millonarias. jGuacatelas! Asistimos al triste espectaculo de ver la informacién periodistica convertida en una mercancia que se rige por las duras leyes del mercado. éTienen las celebridades o las figuras publicas derecho a la vida privada? {Cual es el limite? {Es la informacién un bien social o un simple producto vendible? Preguntas al aire. SUENOS DE UNA REPORTERA Como sefialé al principio de este texto, una de las carencias del periodismo cultural mexicano es la falta de una tradici6n en la investi- gacién; el que a un reportero se le asigne un tema y se le den todas las facilidades y el tiempo necesario para que lo desarrolle hasta sus ultimas consecuencias. Mi necesidad de trascender la inmediatez de la nota informativa se ha acrecentado en los tltimos afios. Aunque siempre he tenido una especie de “‘conducta ratonil”, es decir, me encanta meterme hasta el Ultimo recoveco para saber exactamente qué y como pasd, para no verme en la necesidad de inventar o adivinar. Siempre me he asumido como reportera —eso si, invariablemente de la seccién cultural— y la dindmica del diarismo exige estar brincan- do todos los dias de un tema a otro, sin profundizar. Me encantaria que se nos diera mas tiempo para investigar. UN AJUSTE NECESARIO DE CUENTAS; PERIODISTA VERSUS POETA Igual que a mi colega y paisano Federico Campbell (Tijuana, Baja California, 1941) me siento atormentada por problemas de “‘identidad literaria” provocados por el ejercicio cotidiano del periodismo. Y es que, como afirma Campbell, “el trabajo del periodista es como un puftado de arena en las manos que se desvanece y se pierde. Por eso, oo por mucho que uno se dedique al periodismo, persiste una sensacién de vacio, de impotencia y de frustracién. Porque no quedé nada del trabajo, se lo Ilevé el viento. Hay un deseo de escribir novela y Gnicamente novela...” En mi caso es una tremenda nostalgia por la poesia, por esos versos que Ilegué a escribir y publicar antes de entrar, en 1984, a La Jornada y que, por cierto, segtin la poeta Silvia Tomasa Rivera, no eran tan malos. Un dia me encaré diciéndome: ‘‘Lastima que ya no escribas poesia, porque eras mejor poeta que periodista”. Su afirmacion me cay6 como un balde de agua helada 0, en buen castellano, como una partida de madre. Lo cierto es que me he pasado los tiltimos 13 afios debatiéndome entre estas dos pasiones: la poesia y el periodismo. Y durante este tiempo, muy a mi pesar, la periodista le ha ido ganando terreno a la poeta. Pero en 1997, el haber ingresado al Olimpo de las Cuarentonas me acerca cada vez mas a un inevitable (wrning point, tengo que entrarle ms a la literatura, con equipaje nuevo: toda la riqueza que me ha dejado el periodismo, profesién con la que estoy en profunda deuda. Sin embargo, pese a las multiples satisfacciones que he tenido, me aterra pensar que pueden pasar otros 20 aiios en los que el tiempo se me vaya en una tarea reporteril inmediata, arena que se desvanece en las manos. jAlgun dia podré dar el salto? Patricia Vega (Tijuana, 1957) cursé la licenciatura en Ciencias de la Comunicacién Social en la Universidad Anahuac, Comenzo a desarrollar ¢l oficio periodistico en Radio UNAM, labor por la cual en 1982 obtuvo el tercer lugar del Premio de Periodismo. Cultural Juan Bautista Morales “El gallo pitagorico” por su cobertura del Festival Internacional Cervantino. De 1984 a 1997 tue reportera de la seccidn cultural de La Jornada, diario del cual es fundadora. Ahora funge como editora de Ciencia en este mismo periddico. En 1989 le fue concedido el Premio de Periodismo Cultural convocado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Sociedad General de Eseritores de México por el libro El caso Rushdie. Testimonios sobre la intolerancia, postcriormente editado en la coleccién Premios Bellas Artes de Literatura. En 1996 aparecid en la coleccién Periodismo Cultural del CNCA su antologia 4 grifos y sombrerazos. Asimismo ha incluido pocmas cn libros colectivos como Por la piel (Ediciones Punto de Partida, UNAM, 1986) y Parvada (Universidad Autonoma de Baja California, 1985). 70

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