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Ino Rossi y Edward O'Higgins Teorias de la enltura y métodos antropolégicos A EDITORIAL ANAGRAMA BARCELONA at ee etn a Teese ot Sere ropa Matias, 6 Poe in Colours A Suey of Cultural Anthropology ™ Trace Miro Caran © EDITORIAL ANAGRAM, Jost & pemnsae he Cran ISBN ot-9-001-5 Deposto eps B78) Printed in Spa Gréteas Dlamsants,Zamor, #8, Barcelona 18 INDICE Prefacio srRopUucci6N, por Ino Rossi La antropologia como campo de estudio | {as meas de in antopolote Resumen Bibliografia ‘Teorias de la cultura y métodos antropol Capitulo 1 EL DESARROLLO DE LAS TEORIAS Be LA CULTURA Los precursores de Ia antropologia cientifica El advenimiento de Ia antropologia académica Ultimas tendeneias de Ia antropologia Conclusién : Bibliografia n10 47 150 Capitulo 2 Metones avmmonanscrcas Teoria y métode Etnografia y etnologia . Métodos de campo . Los métodos comparatives Etica e investigacién antropolégica . Conclusiones Bibliografia ast 157 158, 161 181 201 203 PREFACIO sta obra es frato de la Iabor conjunta de un gripe de investigadores y estudiosos, especalizdos en Tos a ersos campos de la antropologia cultural. Al poner a contribucion et talento de tn diverefcado grupo de at fores, cada uo de los cusles contribuye a csta obra con tin capitulo dedicado st propia especalidad, Panora ‘ma de Ia antropologio cultural contemporsnea estén Condiciones de poder proporcionar, tanto al que comien. za sus estadios en Ia Materia como al_ya averndo en tiles, una completa © inapreciable introduccign a Ia an- ‘vopolopla, Tras un capitulo introductorio sobre el obje to de la antropologt, los autores van repasando ls prip cipales teoria y os mtodos de la antropologia (tomo D, Jos temas findamentales de In antropotogta lingistca {toma 11) Ia antropologia psicoldgica (tom TI), La ex- posicén se traslada luego a las insttuciones cultural, {tomos TV al Vit) ¥ alos estados de la evolucién cutee ral, prestando especial ateneiin alas funciones y dsfun- Clones propias de la cultura occidental conterporsnea (Gomo VIID). El epilogo esté dedicado a analiza Tas res ponsabilidades etias y sociales del antropslogo Bl tema que preside cada una de las unidades de esta obra es tratado por el correspondiente autor con el mi- imo de rigor, incorporando en su exposicén Tas stimas tendencias y descubrinientos de ese campo conereto y haciendo abundante uso de un material etnogréfco, que a menudo es frato de sus propios trabajos de campo. Los ‘ejemplas etnogrificos aportados abarcan e] mas amplio abanico de tipos de cultura, entre los que cabria citar a los pigmeos, los bosquimanos, los aborigenes australia- nos, los nambikwara del Brasil, diversas tibus indiasy americanas, trobriandeses, ikopia, inca, aztecas, nuer, lewakiutly Japoneses, asf como también los actuals chi. canos y negros estadounidenses. Loe autores aqui reun dos no s6lo son excelentes investigndores de campo, sino que constituyen ademés figuras relevantes de las distine tas posiciones teéricas que presiden hoy dia el campo de Ia antropologia. La multiplicidad de orientaciones tes- ricas, unida al andlisis de temas que hoy dla pueden tener fundamental relevancia, ha sido la idea bdsica que en todo momento ha presidido la confecelén de esta obra A este respecto, el panorama introductorio que aqut 4 ofrece encuentra una ventaja fundamental en el hecho de reunir estrechamente enlavadas tanto perspectvas es. tructurales (tomos V y VII), como mardstas estructura: listas (tomo IV) y perspectivas criticas (tomos VI y VIII), que no resultan files de encontrar reunidas en otras in. trodueciones generales de la materia, Dichas orlentacio- nes teoricas, a las que hay que afladir las perspectivas lingistica y sociolégica (tomos 11 y TI, respectivamen- te), han sido empleadas, por otro lado, no para defender posturas tedricas pertidistas, sino para interpretar con- éretamente aquellos temas y materiales etnograficos que resultan relevantes en nuestros dias. El echo de haber mantenido estas diferencias teéricas de perspectiva a ni veles de anélisis concretos y complementarios hace que Ja obra que aqui se presenta dé una idea de Ja riqueza de la disciplina y proporcione al estudiante de antropo- logia, desde un principio, la idea de que Ia variedad de perspectivas resulta esencial para explicar las distintas facetas del campo de Ia cultura. Mi agradecimiento y reconocimiento a todos los auto- res que han contribuido a esta obra, por compartir con nosotros sus conocimientos, Quiero, en especial, expresar ri gratitud al profesor Stanley Diamond por haber det pertado en mf el interés por la antropologia y haber co- mentado generosamente varios de los capitulos que com pponen esta obra. Mi esposa Irene y mi hijo Paul me ofre cleron su valiosa ayuda y soportaron admirablemente las diversas molestias derivadas de la produccidn del presen- te trabajo. ¥ quiero dar especialmente las gracias a Judith Garvey, de J. F. Bergin Publishers, sin cuyo atento cui- dado a los més minimos detalles de este libro el resul- tado final hubiera sido mucho menos perfecto. Debo de- sir, finalmente, que sin los esfuerzos y Ja actividad lena de recursos de James Bergin, este Panorama jamais hu- biera visto la luz del dia, {so Rost LA ANTROPOLOGIA COMO CAMPO DE ESTUDIO A través de los tiempos, la gente se ha sentido siem- pre fascinada por las costumbres, religiones, artes y for- mas de gobierno de los habitantes de otras partes del mundo, Nosotros mismos nos sentimos fascinades por los modos de vida distintos del nuestro, y que reflejan diversas concepciones del mundo. Al ofrecernos un co nocimiento histérico y comparativo de culturas diferentes de Ja nuestra, la antropologia puede ayudarnos a situar en perspectiva los fines sociales y a apreciar mejor nues- tro propio estilo de vida El estudio antropoligico de las diferencias humana EI término xantropologias se deriva de las palabras apriegas logos (estudio) y anthropos (hombre) y sigeifica literalmente vestudio del hombres. Para griegos y roma- nos santropologia» designaba una discusién, basada en deduceiones abstractas sobre la naturaleza de los seres hhumanos y el significado de Ja existencia humana. Para los especialistas en ciencias sociales de hoy da, la antropologia es una ciencia empirica porque formula conclusiones acerca de la naturaleza de los seres huraa- nos, no basadas en deducciones abstractas sino en un conocimiento derivado de observaciones sisteméticas y recopilaciones de datos, recogidos por todo el mundo. ED este sentido, los primeros antropélogos hay que buscar Jos mas entre Tos historiadores, os viajeros y los misio neros que entre los lssofos: si bien algunas de las cucs tiones planteadas por lea fildsofos de la época de las Iauces, tales como la nocidn dt progreso y la de evoTucién cultural, han estimulado y orientado los esfuerzos de mu- chos aniropélogos. Las antropélogos, pes, no se dedican sélo a recopilar series de datos de costumbres extralas, sino que llevan a cabo compavaciones sistematicas entre las variances que pueden encontrarse en los distintos gre os humanos. La antropologia es un campo sistematico de conoci- rientos, porque lleva a cabo investigaciones sobre otros modos de vida, realizadoe desde una perspectiva concreta ¥ con métodos concretos. Asi, por ejemplo, el antropSlo- 0 prefiere estudiar el modo de vida de un grupo humane concreto viviendo con él y participando de su vida, apren- diendo la experiencia vital de dicho pueblo al tiempo que Jo estudia, para poder describirlo en su totalidad, En los informes de los viajeros y exploradores suclen encontrar se a menudo opiniones sobre el exotismo do las costum- Ines y ereencias de pueblos extrafios o, fo que es peor, st caricter atrasado y miserable. Dichas opiniones estan vi- ciadas por un punto de vista etnocéntrieo, que a la hora de juzgar las modos de vida de otros pueblos emplea et 2 modo de vida del observador como patrin de Jo que ¢s adecuado», eavanzado+ 0 «civiizado>, Los antcopdlogos rechazan el etnocentrismo y propugnan el principio del relativismo cultural, segin el cual [as costumbres, los vax lores y las creencias deben ser entendidas de acuerdo con ppatrones culturales propios, Sostienen que no hay cultue Fa que sea mejor que otra, puesto que cada una de ellas es el resultado de tradiciones histéricas que han sido aceptadas por la gente que vive dentro de ellas como s propio modo de vida. Para conseguir la objetividad, los antropélogos deben despojarse de todo tipo de prejui- cios culturales y entender Ia cultura que estudian tal como la entienden quienes viven en su seno. Slo la vi sién desde dentro puede permitir al antropélogo ir més alls de las apariencias que presentan las pautas de inter- accion, las costumbres y las creencias, para entender el sentido que pueden éstas tener para la gente que las vive. Dicha técnica es indispensable para poder comparar Tas diversas culturas, debido a que costumbres o secuencias de conducta exteriormente similares pueden tener signi ficados muy diferentes para gentes de culturas distintas. 20ué significa estudiar ateas «culturass, otros «mo. dos de vidas, otras «costumbres»? Cultura es el término que usan los antropélogos para deseribir el objeto de su disciplina, Mas adelante discutiremos en detalle el con- cepto de cultura; entretanto emplearemos el término cultura» para designar el estilo de vida de los grupos Tumanos. Los terminos xestilo de vidas y «modo de vida» hacen por igual referencia a las costumbres (nor ‘mas sociales) tipicas de cada uno de los grupos huma- nos que comparten determinados conceptos acerca del tunlverso fisico y Ia sociedad (ereencias), y a determina- dos criterios acerca de la conducta social adecusda (v3- B lores). Los antropélogos distinguen entre cultura material —productos materiales y attefactos— y 1o que algunos de ellos Haman cultura mental —creencias sociales, valores y normas—. Las creencias y valores y sus consiguientes nor ‘mas constituyen una parte muy importante de Ia cultu- va; ayudan a explicar el origen de los artefactos y herra- ientas, al mismo tiempo que las pautas de conducta so- ial vigentes en cada sociedad dada, Los valores y las nor- ‘mas configuran, respectivamente, los criterias y las nor mas que regulan la conducta adecuada, y estén impreg- nnadas de ciertas cualidades afectivas (positivas) que en- cuentran su expresién en artefactos y simbolos encamina dos a proporcionar motivaciones basicas a las conductas cotidianas, Adems do estudiar las varlantes culturales, los antro- ppélogos estudian también Jas variantes que pueden per- cibirse on las caracteristicas fisieas de los humanos. Es tas incluyen ia estatura, Ja forma del cuerpo, el color de 4a piel, y las caracteristicas bioguimicas del tipo de san- are y la estructura genética. Y hacen esto para entender Is ieyes biol6gicas y los factores ambientales que expli- ccan las diferencias fisicas y genéticas. La antropologia, por consiguiente. es el estudio siste- ‘dtico y comparativo de las varianses de los grupos huma- nos, considerando tanto sus caracteres fisicos como cult rales. ‘Todo estudio antropaldgico es, por definiién, compa- rativo —sea de manera implicita 0 explicita--, ya que cuando el antropélogo recoge e interpreta los datos que hhacen referencia a su disciplina, no puede ignorar las ca: tegorfas de su propia sociedad, las de Ia sociedad que él cstudia, y las de las sociedades estudiadas por otros. Los antropélogos consideran cada cultura como un modo de 4 vida més entre varios alternativos. Conscientes de los dis- tintos significados que determinadas costumbres pueden tener para diferentes pueblos y las posibles interpretacio- nes alternativas de determinados rasgos culturales, los an- tropélogos tratan por igual de evitar las interpretaciones culturales apresuradas y las generalizaciones féciles sobre ta realidad de la naturaleza humana, AA] igual que todos los cientificas sociales, fos antro- pélogos intentan formar explicaciones generales de la conducta humana, mediante el estudio de las diferencias ¥y similitudes y los procesos que Tas producen, Mediante el contraste de culturas diferentes, es posible intentar en- tender las formas de conducta peculiares de cada grupo social, asi como aquellas otras comunes a todos, las que son de origen convencional (cultural) y aquellas que son atribuibles a necesidades basicas, biolégicas y/o psiqui- cas, Al estudiar las distintas culturas, los antropélogos comparan valores, creencias religiosas, costumbres ritua- les, sistemas de parentesco, actividades politicas y eco- ndmicas, y recursos tecnolégicos. Y, una vez han encon- trado elementos culturales, pautas de actividad y proce: 08 de desarrollo comunes, estin ya en condiciones de formular explicaciones generales y leyes El estudio de has distintas culturas que fue encontrando a su paso, hizo de la antropologia una ciencia social comparativa, del mis mo modo que el estudio de las diferencias genéticas en tre los distintos grupos humanos convierte a la antropo- Togfa en una cientcia biolégica comparativa. Podemos quizis preguntamos si las dlferenclas entre 1. Bata ol defen de enzo em cant cont, sativa En a capitulo 1 de ete tis tomy en ol tom Vill tole 2, eremoe qe algenos antropsogos pivires avbeayar al Beste humanely fella ten eI antepolor. 15 costumbres son simples expresiones externas diferentes de idénticas necesidades fisicas, o bien diferentes modos de conseguir fines sociales idénticos o equivalentes. Po- demos mostrar con unos pocos ejemplos Ta imporiancsa de las diferencias cultarales. La presencia de la guerra, ppor ejemplo, como rasgo eonstante de Ia Cultura occ. ental, a menudo ha sido explicada como expresién de un innato instinto de agresién; sin embargo, los antropélogos refieren que pusblos como los esquimales 0 los lepcha de Sikkim carecen de nociones que hagan referencia a la guerra. Los primitivos esquimales saben lo.que significa, por supuesto, el acto de matar, pero no entienden el sig: nifcado de la guerra, ni siguiera de Ja guerra defcosiva Por poner otro ejemplo, lla diferencias de sexos en nutes tra cultura son habitualmente explicadas en términos de diferencias biolégicas; sin embargo, los antropélogos nos dicen que, sunque las diferencias sexuales biologicas son reconocidas en todas las culturas, los papeles que ocupan el hombre y Ia mujer en otras calturas pueden ser muy lintos,e incluso diversos, a los que ocupan en la rues: | ra. De igual manera, estamos acostambrados a pensar en (a adolescencia como un periodo de turbulencia y crisis, que ocurre en todas partes; no obstane,allé por los afos veinte, Margaret Mead encontré que en Samoa no se atzi ‘bufa ningun especial valor erftico a esta época de Ia vida Y atribuyé sta particularidad a la vida pacifiea y tran. aquila, ya Ia general ausencia de represiones semuales, que pueden observarse en la sociedad samoana. El antropdlogo debe intentar determinar no sélo Jo que las distntas culturas tienen en comin entre sty aque Io en lo que diferen, sino también, como diria el antro pologo frances contemporéneo Claude LéviStrasss, «ex plicar lo que las diferencias entre las sociedades tienen 6 en comiins (1963 : 295). En otras palabras, el reto que el antropélogo tiene planteado es el de encontrar expltce- ciones universales, no sélo a las sinilitudes, sino tambien a las diferencias, Lévi-Strauss ha propuesto un método particular para conseguirlo. Para él, la tarea consiste en mostrar que los diferentes rasgos culturales no son mis ‘que combinaciones distintas de tn conjunto bésico de ele ‘mentos organizados en oposiciones binarias. Los elemen- ‘tos en contraste pueden variar de una cultura a otra, pero aparecen siempre organizados por parejas de opuestos. Por ejemplo, en los mites podemos encontrar a diversos tipos de hombres y animales que se ayudan entre si situaciones diversas, todas ellas situadas en el interior de extrafios episodios. El intelecto prediterario puede usar de estas historias para expresar ideas acerca del origen del universo y las costumbres particulares, y para resol ver determinadas diserepancias entre las cosmogonias re- ligiosas, por un lado, y el conocimiento experimental, por ‘otro. Fl antropélogo puede encontrar Ja solucida a tales srepancias en la l6gica que subyace a la organizacion de los distintos elementos de dichos episodios. Por ejem: plo, puede mostrar que los elementos naturales y huma- hos que aparecen en dichos episodios estén empleados por parejas de opuestos, tales como cielotierra, agua-fuego. altobajo, vidamuerte, crudovocido, ete. To que a un an. tropélogo mAs interesa on Ja busqueda de explicaciones tuniversales, no son tanto los elementos naturales impli cedos en Ia historia, sino més bien el hecho de que tales elementos aparezcan combinados en los ritos por pares de opuestos que represcntan las preocupaciones humanas sobre el origen de la vids, Ios inventos tecnolégicos (Fue- 40), 0 las creencias religiosas (relacién cielotierra). Las aultas —generalmente inconscientes— segin las cuales 7 aparecen configurados dichos elementos, constituyen los Izz0s subyacentes organlzativos por los que items tan evi- dentemente disimiles y heterogéneos como puedan ser el hombre y el jaguar, o el agua y el fuego, aparecen organi- zados como pares opuestos en los relatos miticos. De este ‘modo, las diferencias superficiales pueden ser explicadas por medio de unos pocos principios ldgicos universales, que deben ser sometidos ulteriormente a prucba en otros mitos, sistemas de matrimonio, ete. Este controvertido punto de vista sobre la naturaleza comparativa de la antropologia no es, sin embargo, sino tuno més de los varios que han ido proponiéndose a tra- vés dela historia de la disciplina, En los capitulos t y 2 examinaremos los diferentes enfoques comparativos exls- tentes, una ver hayamos definido de manera mas preci sa Ia nocién de «cultura. La comparacién de Ja perspec tiva y el objeto de la antropologia con el de otras ciencias Jhumanas, nos ayudard a entender mejor en qué sentido decimos que Ja «cultura» es el objeto de la antropologia ¥ desde qué punto de vista estudian los antropélogos los diversos modos de vida de las gentes. a amtropologte y otras disciplinae ANTROPOLOGIA, SOCIOLOGIA Y PSICOLOGIA. BI pun to de vista comparativo, se dir, no es exclusive de Ia an- ‘tropetogia; tambien los historiadores estudian sociedades de diverse tipo, y los psicélogos y sociélogos extienden ‘su campo de investigacién a sociedades no occidentales. Cada una de estas disciplinas, sin embargo, lleva a cabo su investigacién comparativa desde tn punto de vista es- pecifico, configurado por conceptss y téenicas de investi 18 igacién que derivan de su propia tradicién cientifiea. Para ilustrar las diferencias entre antropologia, psicologia y so- ciologia, intentaremos aplicar la perspectiva de cada una de estas disciplinas a una situaciéa concreta. Imaginémo- ros una situaciéa en la que vamos caminando por medio de Greenwich Village, en Nueva York, durante un fin de semana, y nos encontramos de pronto con algo nunca a- tes encarado por nosotros: En una esquina alguien pro- clama ser el tiltimo profeta aparecido sobre la tierra, y afirma que en é tiene Ja humanidad su tltima oportum. dad de salvacién. El cientifico social que se enfrenta con esta situacién, querré sobre todo comprender el alboroto, cl sarcasmo y la polémica que el profeta est levantando en torno suyo. Si este cientifico social es un psicdlogo, su- gerird probablemente que existe una conexién entre las ‘maotivaciones del profeta y et estado de dnimo vacacional de quienes lo escuchan. Si se trata de un sociélogo, suge- rd, tal vez, que la muchedumbre que se agolpa en Ia et quina se ve atraida por el profeta porque comparte con él determinadas caracteristicas de edad, sexo, tipo, nivel de ceducacién, clase, y otros aspectos de su trasfondo social El antropélogo, en cambio, sugerira que el episodio debe ser comprendido mediante [a comprobacin de los valo- res la cosmovisién del profeta y si auditorio, relacionan- do al mismo tiempo ambas cosas con el «sentido» folklé- rico tradicionalmente atribuido a las situaciones inusua- Jes que se dan en-el Village. Este ejemplo sirve para mos. tramos la diversidad de conceptos y de puntos de vista (© niveles de andlisis) empleados por la psicologia, Ia so- ciologia y Ia antropologia para explicar una misma situa- ign social Como muestra la Tabla 1, los conceptos de «indivi duos, «sociedad» y «cultura» indican tres distintos nive- 9 les de anilisis de las tes citadas discipinas, Con ello que- remos sefialar los objetivos que la investigacion de cada tuna de estas gisciplinas se plantea, ordendndolos desde los mas delimiiados y estrechos (Ios dela psicologa) has- ta los mas abarcadores (ls de la antropologia). TABLA 1. NIVELES DE ANALISIS DE LA PSICOLOGIA, Ea ‘SOCIOLOGIA W LA ANTHOPOLOGIA ivetes de Analisis” Indiviguo ——_Soriedad ‘cuteurs Teaividvo _psieslogla —pstelegia ——_antropologia fdivduat gael palates Soctetaa antropologia contra! de cada disciplina estin deter- ‘minados por Ia interceccién de hileras y columnas. Es f i ver que los psicélogos estudian los fenémenos huma- 1nos a nivel de los rasgos psicolégicas del individuo, com siderados separadamente de evalquier estimulo que pue- dda experimentarse por la presencia o influencia de otras acciones. Los psicdlogos sociales explican la conducta como el resultado de la serie de interrelaciones existentes entre la caracterizacién psicolégica del individuo y las ca- racteristicas del grupo 0 sociedad en que se inserta. Los sociclogos, en cambio, explican la conducta en relacién 2 cosas tales como la edad, Ja ocupacién, Ia raza, el pres: tigio social, 1a tasa de cambio social, etc, Los antropalo. g08 sociales ponen en relacién los tree niveles de andlisis » al estudiar las relacfones existentes entre Ja cultura y cl funcionamiento psicolégico del individuo (antropologia psicolégica), a la vez que el funcionamiento y Ja organiza. cign de la cultara como un toda. (Una visién mas critica de las diferencias existentes entre las perspectivas socio- logicas y las antropolégicas, a Ia hora de estudiar las so- cledades complejas, puede hallarse en el tomo VIIT de esta obra.) ‘Ademés de las citadas diferencias, cada discipline pre- fiere hacer uso de sus propios conceptos. Por ejemplo, los conceptos de motivacién y personalidad han sido elabora- dos y son generalmente usados por los psicétogos y los psicélogos sociales, Los términos estructura social y cam- Bio social, por su parte, pertenecen al léxico espectfico de Ia sociologfa. ¥ los conceptos de cultura y enculturacién (aprendizaje de una cultura) son caracterfsticos de los an- tropélogos. También difieren estas disciplinas en los métodos que hhabitualmente emplean. Muchas de las ramas de la psico- Togia dependen sustancialmente de los experimentos de laboratorio Hevados a cabo en condiciones controladas. Los socislogns, en cambio, hacen uso de encuestas y de- penden de manera sustancial del andlisis estadistico. Los antropélogos, por su parte, acentian la fmportancia del trabajo de campo participative y de? anslisis comparativo. Tales diferencias, no obstante, no siempre aparecen claramente definidas, ya que las tres disciplinas toman y se prestan entre si métodos y conceptos. Los antropélo- 05, por ejemplo, emplean métodos psicolégicos cuando tienen que estudiar las relaciones entre cultura y perso- salidad; y suplen los trabajos de campo con encuestas ‘téenicas y conceptos sociolégicos cuando tienen que estu- iar comunidades complejas o culturas urbanas. Llegan 24 incluso a emplear métodos tomados de la quimica, la bio- Togla y la geologta cuando tienen que analizar fésiles y ex: plicar la evolucién biolégica de las especies huraanas, LA ANTROPOLOGIA Y OTRAS CIENCIAS SOCIALES. La antropologia posee también intereses comunes con la cien- cia politica, Ia economia y Ia geografia, no tanto por que comparta con ellas métodos y conceptos, como porque Ja antropologia recoge el material que ellas estudian para poder explicar la cultura en su totalidad. Expliquemos este punto con un ejemplo: Los estudiosos de Ia ciencia politica intentan determinar «quién consigue qué, cwindo y cémo» (Laswell 1958), determinando guién detenta el poder, cdmo y eudndo lo ha conseguido, y bajo qué tipo de circunstancias politicas y econémicas, Los andlisis de la ciencia politica se limitan al estudio de estas tres cues- tones, sin salir, la mayor parte de las veces, del marco que establecen nuestra propia sociedad y el sistema po- IMtieo, Los antropélogos emplean los términos, datos y con- clusiones de los politélogos y los interpretan en tna pers- pectiva cultural y culturalcomparativa, analizando Ia in- fluencia bisica de los valores sociales, tales como el indi Vidualismo o la adquisicién de riquezas, a la hora de estu- diar cuestiones tales como quiéa detenta el poder pol co y cémo y cudndo lo ha conseguido. Luego, el antro- plogo intenta determinar si relaciones del mismo o dife rente tipo, entre procesos politicos y culturales, operan también en otras culturas. La antropologia manticne una especial relacién con Ja historia, dado que los antropélogos emplean los métodos y datos histéricos para reconstruir culturas del pasado y para explicar la evoluci6n de las culturas. La principal 2 diferencia perceptible entre ambos campos es que los an- ‘ropélogos emplean, a la ver que los documentos escritos, otro tipo de datos, principalmente arqueolégicos. LA ANTROPOLOGIA Y LAS HUMANIDADES. Lo que aca ‘bamos de decir sobre la antropologia y las ciencias poli- tieas se aplica igualmente a las relaciones entre antropo- logia y humanidades: literatura y artes. La antropologia ‘comparte con las humanidades algunos métodos de ané- isis; y, aunque los antropélogos no reivindican competen- cia alguna en el campo de Ia critica literaria o de las ar tes, sin embargo no renuncian a analizar lo que constituye el objeto de estas disciplinas desde un punto de vista ho- listico o total. Los antropdlogos no estén interesados en cl estudio de las formas artisticas per se, sino solo en el ‘modo come éstas expresan los valores, las creencias y las necesidades psicoldgicas de cada pueblo, LAS METAS DE LA ANTROPOLOGIA, La antropologia es una ciencia social y bioldgica com- parativa, pesto que estudia las caracteristicas culturales y biolégicas de los grupos humanos, tanto en el pasado ‘como en ef presente. Estos dos fipos de intereses de le disciplina aparecen agrupados, respectivamente, bajo los. ‘érminos antropologia cultural y antropologia fisica. Ya en un articulo de 1898, Franz Boas, el padre de la antropologia porteamericana, distingufa en el estudio de Ja antropologia estas tres ramas: la antropologia fisica 0 somatologia, dedicada al estudio de ela apariencia fisica del hombres; la linglistica, 0 estudio de las lenguas; y la cetnologia, 0 estudio de las costumbres y creencias (Boas 2 1898). Boas contribuyé ast a establecer las diversas ramas de la antropologia tal como hoy la conocemos, y evs a cabo estudios en el campo de la antropologia fisica y cul- tural (con inclusién de aportes lingilsticos). Estas ramas de Ia antropologia abarcan diversos cam- ‘pos de investigacién especializados, considerades como ‘subareas del campo general de Ia diseiplina. La antropologia fistea, ous comienzos y aubérens Rl estudio de la evolucién blolégica humana ha forma: 0 el miicleo de los intereses antropolégicos desde el co- micnzo de esta disciplina. El estudio de dicha evolucté se remonta todo lo posible en el tiempo (dimensién tem- poral del andlisis) y se extiende a cuantas variedades 0 grupos humanos existan (dimensi6n espacial del anslisis) Los aztropélogos fisicos deben tomar en cuenta las in fuencias do-la cultura en la evolucién fisica del hombre, por lo que se ven obligados a estudiar las relaciones entre ‘evolucién biolégica y cultural (ver Tabla 2). PALEOANTROPOLOGIA, ANATOMIA COMPARATIVA Y ANTROPOMETRIA. Los paleoantropélogos (literalmente sestudiosos de los antiguos humanos») recogen y clasii- can los restos humanos, Ios categorizan de acuerdo con tuna determinada vipologia, y, con la ayuda de gedlozos, quimicos, genetistas, anatomistas y toda una serie de es. pecialistas en ciencias fisicas y naturales, intentan estable- cer secuencias cronolégicas y los puntos de relacidn en- tre ellos. De este modo, las paleoantropélogos intentan Aesvelar la evolucién biolégica de los humanos desde el primer momento de la eparicién de los primates hasta nuestros dias, ™ TABLA 2, SUBAREAS DE LA ANTROPOLOGIA FISICA Dimensiones det ‘Perspectlva del anklet Sadie ‘Variabiidad anatémlca Rerspectiva boligien cultura Dimenslén temporal Palecantropoloy Origen ¥ evo. ‘votuelSe biabgtca Inde Ine prumeras cul Dimensién espacial onducta eo flat de le pet ates Explleacdn torte ‘Biocwtureio| sia En Jos afios iniciales de esta disciplina, los antropélo: 05 fisicos estuvieron fundamentalmente preocupados por las mediciones anatémicas (antropometria) y ¢? estudio. comparativo de rasgos fosiles humaaos tales como los re- feridos a tapas craneanas, mandibulas y denticiones (ans- tomia coraparativa), con vistas a identifcar los restos [6- siles, establecer los lazos de unién entre ellos y clasificar lag razas humanas (raciologta). Este estudio de los carac teres fisicos observables recibis el nombre de axtropolo- la fisica. GENETICA, Para poder determinar las varlantes que dis: ‘inguen a los primates de los humanos propiamente di cchos, los modemos antropélogos fisicas se vieron obliga dos a extender su campo de estudio a} nivel molecular. Este cambio de perspectiva y ef mayor refinamiento ana- Iitico ast conseguido tuvieron como causa inmediata los. 25 recientes avances en el campo de la biologta molecular. El cuerpo humano es una combinacién de diversos th pos de proteinas y otros tipos de moléculas. Las leyes que regulan dichas proteinas estén inscritas en forma de cd- digos en el interior de Ios genes, de modo que Jos cam- bios sufridos por la estructura fisica no pueden ser trans- mitidos a menos que haya ocurrido también un cambio @ nivel de la estructura genética. Debido al desplazamiento producido —del nivel anatémico al molecular—, los an- tropélogos fisicos, sobre todo en América, prefieren ser lamados santropdlogos biolégicos», Entre todos estos an tropélogos biolégicos existe un general acuerdo en lo re ferente a que los mecanismos fundamentales de la evo- lucién biologica son la seleccién natural, la mutacién, la deriva genética y la migracion, La seleccién natural es el término aplicado a la totali- dad de las fuerzas que explican Iss posibilidades de ma- yor supervivencia que determinados rasgos presentan frente a otros. Los individuos que poseen los rasgos que aumentan la eficacia de determinados individuos para adaplarse a su entorno, tienen mayores posibilidades de supervivencia (y reproduceién) que aquellos otros orga rnismos que no estén dotados de esos mistnos rasgos. La reproduccién diferencial de estos rasgos sobre un deter- minado espacio de tiempo provoca una mayor frecuencia de aparicién de los rasgos genéticos favorables de una determinada reserva genética, produciendo un cambio en las caracteristicas generales de un determinado miicleo de poblacién, La mutacin hace referencia los cambios en el geno- tipo, es decir, en Ia composicién del material genético (ADN), que origina la aparicin de cambios en el fenotipo, 8 decir, en los caracteres visibles 2 La deriva genética es el cambio estadistico ocurrido en Ja reserva genética de una determinada poblacién, debido, no ala seleccién, la migracién o la mutacién, sino ala dis- tuibucién estadistica de determinados rasyos genéticos a lo largo de una serie de generaciones. La miracion es el traslado de grupos de poblacién de unas dreas geograficas a otras, que a veces produce un. flujo senético o traslado de las caracteristicas genéticas de un determinado nicleo de poblacion a otro. Los antropélogos fisicos avanzan en su comprensién de Ia evolucion humana mediante el estudio de los carac- teres de los primates no humanos, lor animales més pré ximos al hombre, tanto por su estructura anatémica como por su conducta social. Las cuatro principales” subespe- cies de primates no hamanos son los prosimios, los mo- nos del Viejo Continente, os monos del Nuevo Continen- te, y los monos antropoides. A grandes rasgos, estas sub- especies se correspanden con los cuatro grandes estadios dela diferenciacién bioldgica de los primates y, por tanto, arrojan luz sobre las variaciones anatémieas de las prima: tes durante los diversos estadios de su evolucicn, Ta primatologia e= también muy importante para la comprensign de jas posibles formas primitivas del com- portaimiento social humano, CONDUCTA SOCIAL DE LOS PRIMATES. Uno de los principales campos de estudio de los antropslogos fisicos es la evolucién de la capacidad craneana y la estructura que posibilité el origen de fa comunicacién lingiiistica y de la cultura, Para determinar las caracteristicas esencia- les de Ia comunicacién humana, es preciso observar el modo como se comunican los animales més préximos al hombre, punto sobre el que volveremos en esta Introduc- a (Malinowski 1944: 19), Malinowski subraya- a la base psicabiolégica de la cultura y crefa que «cada tipo de civilizacién, cada costumbre, cada objeto mate. rial y cada creencia cumplen uma funcién vital, tienen una tarea que cumplir, y constituyen una parte int pensable del funcionamiento del conjunto» (1926: 132). 105 En Ia obra de Malinowski el término «funcién» aparece cargado de toda una variedad de sentidos segtin el reque- rimiento que debe satisfacerse, Su significado més comin procede de su idea de que [a cultura es un instrumento que sirve a Ja satisfaccién de las necesidades biolégicas ¥ psicoldgicas humanas. Malinowski distingue siete ne: ‘esidades humanas bésicas, que se corzesponden con otras tantas instituciones sociales (Malinowski 1944: 91). (EL pparentesco, por ejemplo, es Ia respuesta cultural a Ta ne- cesidad basica de Ia reproductién.) Junto a estas necest- dades psicobiolégicas basics, distingue ademas toda una serie de enocesidades derivadase (tales como la necest- dad de socializar a los nifios segin las pautas de su socie- dad correspondiente). Crefa que todos estos distintos th pos de necesidades recibfan una respuesta adecuada en términos culwrales. Cuando se esiudia una sociedad desde este punto de vista, es e) anélisis funcional el que determina a qué ne- cesidad concreta o necesidades sirve una determineda costumbre, Sobre la base de un andlisis de este tipo, Ma- aowski concluia, por ejemplo, que la funcién de la ma- gia en las sociedades primitivas era ayudar al individuo a pechar con sus miedos y ansiedades: «Capacita al hom- ‘bre para realizar confiadamente sus més importantes 12 reas, para mantener su ponderacién y su integridad men- tal en medio de las explosiones de ira, y las depresiones causadas por el odio, el amar ne correspondido, la deses- pperacién y la ansiedad+ (Malinowski 1948: 90). El em- peo de Ia nocién.de funcisn en este contexto tiene que ver con la idea malinowskiana de que el intclecio de cada individuo contiene Jo universal, as{ como las tenden- cias e intereses, o las motivaciones innatas a cuya satis. faccion se orienta la cultura. Un ejemplo de esto es lo 106 que él llama «la tendencia profunda a erear lazos sock les mediante el intercambio de dones» (Malinowski 1922), Otro aspecto de este mismo enfoque, pusste de evi- dencia en sus trabajos etnograticos, es el énfasis que Mar Tinowski ponia en Jas relaciones de interdependencia exis- tentes entre las diversas partes que constituyen cada cul tura, Asi, para Ia adecuada comprensién de una costum- bre es necesario examinar sus relaciones con los restantes componentes de la cultura a que pertenece. Por ejemplo, al estudiar cl sistema de intercambios de Tos kula en Argonauts of the Western Pacific, Malinowski rastrea su ‘conexién con otros aspectos de Ia cultura correspondien- te, como la construccién de canoas o la magia. La idea de que todas las partes de una cultura estan entretejidas entre si y de que la cultura es un todo integrado, Ie llews 2 interesarse por todos los aspectos que la componian. Radcliffe Brown, en cambio, tenfa una diferente com cepcisn de la cultura. Desde su punto de vista, la princi- ppal funcién de las instituciones sociales era €l sostenk- ‘miento de la estructura social, es decir, asegurar Ia co. hiesién de los sistemas vigentes de relaciones sociales: ‘la funcién de Ja cultura en su conjunto es unir a los seres humanos individuales en el interior de estruct: ras sociales més 0 menos estables, es decir, establecer sistemas de grupos que determinen y regulen las relacio- nes de los individuos humanos entre sf, proporciondn- doles uns adaptacién externa a su entorno, y una adap- tacién interna entre los individuos integrantes de dichos sistemas, que hagan posible una vida social ordenadar @adcliffeBrown 1931: 62). Su punto de vista recibe ha- bituaimente el nombre de estructural-funcionalista, para distinguleio del funcionalismo de Malinowski, Al igual que ste, consideraha a la sociedad como sistema integrado; 107 pero, desde su punta de vista, cada elemento cultural Jugaba un papel espectiico ei fa medida en que estaba jgobernado por ciertas wleyes fisiologicas generaless, vali- das para todas las culturas (Radeliffe-Brown 1929: 40). Para él, la meta final de la anteopologia era el descubri- miento ‘de esas leyes, por referencia a las cuales debe ser explicado cada elemento cultural (thidem: 41). Di chas leyes son de carscter sociolégico, no psicolégico; ero, una vez descubiertas, deben buscarse también ex: plicaciones psicoldgicas que ayuden a definirlas (Radel FeBrown 1931: 64) Al igual que Durkheim, Radcliffe-Brown opinaba que los deseos de los individuos pueden ser contrarios a las necesidades de Ia sociedad y tendentes a creer conflictos. Por tanto, resulta imprescindible imponer a los indivi- duos constricciones externas que les obliguen a adaptar- se a las necesidades sociales. La cultura, por tanto, des- de este punto de vista, no responde a las sociedades de Jus individuos, sino que subordina a cada individuo a las necesidades de una entidad superior, la sociedad. Repli cando, por ejemplo, al punto de vista de Malinowski so- bre la magia, decia Radcliffe-Brown que en Andaman los tabs del nacimiento no sirven para dar confianza a los padres. Representan, por el contrario, mecanismos con- vencionales para moidear segin formas comunes las emo- ciones de los individuos implicados, lo que tiene el efec- to de generar solidaridad social: «...es en gran medida mediante la comtmicacién de alegrias y miedos, median- te Io que he llamado preocupacién e interés general por Jos acontecimientos 0 Jas eventualidades individuales, como los hombres establecen entre sf lazos asociativos temporsies o permanentes» (RadcliffeBrown 1939: 149). Para Radcliffe-Brown el fundamento de la sociedad 108 cest6 en lo que él lam la estructura social. La definicién de este elemento fue variando en él 2 Io largo de toda su Vida, pero, en lineas generales, queria designar con este término a Ta forma como los individues y los grupos de tuna sociedad se hallaban organizados y se relacionaban entre si, Como consecuencia de este particular interés suyo, dedieé gran parte de st obra al estudio de los sis temas de parentesco, y sv iffyencia en la antropologia briténica (que, can el tiempo, legs a superar con mucho 2 la de Malinowski) difundié el ioterés por los estudios de parenicaco y por las instituelones legales y familiares de los pueblos primitivos. Abandoné todo interés por el problema de los origenes culturales (prestando su adhe- sin al punto de vista evolucionista del sociélogo Herbert Spencer) y considers a la antropologte social como una iencia natural. El principal método empleado por esta ciencia, sequin él, era la comparacién intercultural, con vistas a buscar las leyes universalmente vilidas que ni: en la vida soctal. Mediante el descubrimiento de las re ularidades sociales comunes a todas las sociedades y el establecimiento de sus «causase, RadcliffeBrovn creia que era posible Hegar a establecer leyes cienifcas para predecir y explicar la conducta humana. Las leyes por él Formuladss, tales como que «todas las culturas disponen Ge sistemas moraless,resultan, no obstante, un tanto Va- 2s. Y, mientras que Malinowski intentaba contemplar la cultura segtin las categorfas de sus propios miembros, RadcliffeBrown buscaba categorias objetivas que p ran servir para Ja comparacién intercultural. So idea de Ie primacia de las relsciones sociales lo condujo a considerar Ja cultura como un factor secandario y de rivado, cuyo significado resulaba una derivacién de las relaciones sociales. 109 Tanto Malinowski como Radcliffe Brown realizaron ante todo estudios sinerénicos: es decir, intentaron expl. car las culturas observadas en términos de st estado ac tual, sin hacer referencia al pasado, Malinowski, no obs- {ante, mostrd un claro interés por el ciarso gencral de Ta hhistoria humana y empleé su eonocimiento de la sociedad primitiva para legar a una comprensién erftics de algu- nos de los problemas de la civilizacién como, por ejem plo, la guerra (cf. Malinowski 1944a). Radcliffe-Brown consideraba que su trabajo tenia un gran valor prictico; que podia ser wtil para ta adminis- tracién colonial del Imperio Britinico, ya que podis «pro porcionar una base cientifia para el control y edueacisn de los pueblos natives» (Radcliffe Brown 1931; 93). (Para tuna critica det funcioralismo por parte de los actuales -marxistasestructuraisias, véase tomo IV, cap. 1) ULTIMA TENDENCIAS DE LA ANTROPOLOGIA, Neoevolucionismo, ecologis cultural y materialismo cml tural EL particularismo histérico, el configuracionalismo y cl funcionalismo introdujeron el uso de principios riguro- sos en el estudio de la cultura, que llegaron a contrarres- tar de manera efectiva los esqueras preconcebidos del evolucionismo del siglo x1x, Una nueva conceptualizacién de a evolucién, no obstante, afiadié muy pronto una di ‘mensién de la que el funcionalismo carecia por completo, 0 FL RVOLUCIONISMO DE LESLIE WHITE ¥ DE AL- FRED LOUIS KROEBER. Los primeros aflos de la década de Jos treinta vieron renovarse el interés por la evolucién cultural en Ja persona de Leslie White (1900-1974). White habia estudiado clencias sociales en la Universidad de Co- lumbia y en la New School of Social Research, y en 1927 se doctoré en antropologia por Ia Universidad de Chicago. En 1930 comenzé a impartir clases en la Universidad de Michigan, donde establecié un importante centro de es. tudios de antropologia. Fue por esta dpoca cuando co- menzé a elaborar una doctrina de la evolucién cultural distinta de la de Morgan y Tylor. En sus trabajos sobre la evolucién, White se mostra: ba sobre todo interesado por el desarrollo de la cultura universal (la cultura humana en su conjunto), mis que por determinadas culiuras en concreto. Sus plantearien- tos con respecto a la evolveién cultural, por tanto, no s° aplican a ninguna cultura en concreto, Veia la evoluci de Ja cultura como algo a la vez progresivo y unidireccio- nal. «La cultura avanza segin un cierto montante de ener- ‘fa per cépita, se incrementa y se distribuye, o bien se- sin se incrementa su eficiencia 0 economata, 0 los medics de controlar esta energia, o ambas cosas a Ia ver» (White 1959: 56). Vefa a la cultura como algo compuesta de rrasgos y racimos de rasgos, cuya finalidad era Ja de satis: facer las necesidades corporales y espirituales del horn- bbre; los rasgos mejor adaptables eran los que sobrevivian en medio de la competencia cultural. Las fenémenos cul- turales, por tanto, podian ser considerados de manera suprabiolégica y estudiados de acuerdo con sus propios principios y leyes (ibidem: 28). «Como arden distinto de fenémenos que ¢s, la cultura requiere una ciencia espe- cial propia para su estudio e interpretaciéa.» Esta cier- m cia, segtin White, deberia recibir el nombre de culturo- logia (ibidem: 28). La cultura, segtin él, estaba dividida ademas en cuatro tipos de componentes culturales: los ideol6gicos, los sociologicos, los sentimentales 0 actitu- dinales, y los tecnolégicos (ibidem: 6). De ellos, eel factor tecnolégico determina, de manera general al menos, Ia forma y el contenido de los demas componentes (ibi dem; 19), En realidad, toda organizacién social esté de- terminada de manera casi fundamental por el modo como una sociedad emplea su tecnologia particular en los di vversos procesos sustentadarcs de la vida: 1a subsistencia, Ta proteccidn frente a los elementos, la defensa frente Jos enemigos, la lucha contra las enfermedades, etc.s (Ibi dem: 19). Puesto que «las instituciones legan 2 adquirir tuna inercia propia, el cambio social tiende a ira la zaga del cambio tecnolégica» (ibidem: 21) ‘White consideraba que también los demés sectores de Ja cultura se hallaban fuertemente condicionados por le tecnologia, si bien en algunos casos podian legar a obs- truir el desarrollo de ésta (ibidem: 27), Creia que la in fluencia del entarno en la cultura dependia del grado de desarrollo cultural y resultaba sélo relevante en el estudio de las culturas coneretas, por lo que se ie podia ignorar al estudiar la cultura de forma generalizada (jb dem: 51), La visidn que White tenia de la cultura era, por tan to, determinista: «Es, pues, la cultura la que determina Ja conducta del hombre, y no el hombre el que controla Ja cultura (White 1948: 213). Por otro lado, para él las instituciones culturales debian ser comprendidas desde fuera, contemplindolas de una manera vobjetivas y sin adoptar el punto de vista de sus propios participantes, A este respecto, White intentaba eliminar los elementos sub- 112 jetivos presentes en el enfoque boasiano, y adoptar una especie de actitud determinista hacia Ta vida humana. Debido al determinismo de la cultura, segtin el, es posi- ble Megar a descubrir las leyes y el desarrollo del pro- cesé cultural, pero esto permite, sin embargo, llegar a di rigirlo de manera consciente (ibidem: 213). Aunque si tuanda el interés por el estudio de la cultura a un nivel puramente contemplativo, White, sin embargo, ayudé a revivir ef interés por el anilisis de los cambios cultura- les y las transformaciones sociales a gran escala, y atrajo la atencién de los estudiosos Incia Ios efectos del des- arrollo tecnolégico y la organizacién social en la cultura, ‘White mantuvo con A. L. Kroeber una importante polémica sobre la naturaleza de la investigactén histériea, que puso de manifiesto muchas de las similitudes y dife- rrenclas en sus respectivos tratamiientos de Ia cultura como entidad supraorginica. White consideraba a la historia como el estudio de los acontecimientos, en un sentido a la ver temporal y particularizador, mientras que su per sonal objeto de estudio, la evolucién, implicaba una con- sideracién, temporal, sf, pero a la vez generalizadora (Whi- te 1959b: 111). En su investigacién de las leyes evolutivas de} desarrollo cultural, consideraba el desarrollo de Ta cultura en general como un proceso similar a la evolu- cidn natural de Darwin (ibidem: 125). El motor que im- pulsa este proceso, radica en el aparato tecnolépico tal coma antes se expresé. Kroeber, por su parte, si bien tra- taba tambiga Ja cultura como un fenémeno supraorgini- co—una entidad que obedece a Jeyes propias, que pueden ser estudiadas independientemente de sus portadores—, se mostraba en desacuerdo con algunos de los puntas de vista de White. Rechazaba, en conereto, las nociones evo- lucionistas de White referidas a la direccién del desarro- 13 lo cultural, asf como sus presupuestos materialistas. Frente a esto, subrayaba los aspecios ideales de le cultw- 1a, tales como Ia filosofia de cada civilizacién, sus estilos artisticos, 0 su ciencia. Para él, cada actividad tenfa su co rrespondiente estilo, «un conjunto de maneras y cualida- des especificass, Por otro lado, cada estilo seguia una via de desarrollo propia, que mostraba una forma més bien orginica que evolucionista. Cada estilo, decta Kroeber, ‘sucesivamente se forma, se desarrolla, madura, decac y, © Dien se disueive o se atrofia hasta pudrirse, a menos que haya logrado integrarse antes en otro estilo nuevo» (Kroeber 1951: 403), En cuanto a las causas que daban lugar a todo esto, Kroeber afirmaba que «sabemos muy poco» (ibidem: 403), Para ¢l, la interpretacién de la cu: tura implicaba simplemente una «descripeién en térmh nos de contenidos» (1946: 96). De abi que su tarea fuera Ja de determinar Tos aspectos particulares de cada cultura conereta para hacerlos encajar en la totalidad de la cul. tura. Consideraba, por ejemplo, una tarea legitimamente clentifica la de determinar de qué modo el alfabeto se ‘modificaba al trasladarse de una cultura a otra. El curso de los acontecimientos que este tipo de andlisis descu- bri, iluminaba el proceso de cambio y la dinémica cultu- rales (ibidem: 98). Como ya ocurria con White, pues, no eran las actividades del grupo de individuos que acepta- ban el alfabeto y lo modificaban de acuerdo con sus ne- cesidades lo que resultaba de interés, sino lo que ocurria a esa abstraccién llamada alfabeto. Kroeber sometia to. dos los rasgos de Ta cultura a un eratamiento similar. In- cluso los valores eran tratados por él «de manera muy similar a como las formas caracteristicas, las cualidades y las capacidades de los animales son tratados en Ia 200- Togia comparativa» (Kroeber 1949: 137). A pesar de su a8 afirmacidn de que la cultura pertenecia a un dmbito tinto al de la naturaleza, Krocber Ia estudiaba del mismo modo distanciado con que otros cientificos estudian el reino de Ia naturaleza, JULIAN STEWARD. La obra de Julian H. Steward (1902 1972) supone un importante corte teérico con Ia corrien- te principal de Ia antropologta boasiana. Steward habia sido discipulo de A. L. Kroeber y Carl Sauer, un geégra fo interesado por las relaciones entre cultura y entomo. Steward introdujo un enfogue tedrico centrado en torno al concepto de ecologia cultural. La ecofogia cultural es el estudio de Ia forma cémo los individuos y Tos grupos hhumanos se adaptan a sus condiciones naturales por me- dio de su cultura. A diferencia de Boas, Steward const Aeraba al entorno natural como un factor de creatividad, ¥ no solamente de Timitacién, con relacién a la cultura. El entorno natural, segin él, ejerce una presién selectiva sobre la cultura, al eliminar aquellos elementos cultura les que resultan’menos adaptativos, al proporcionar me- ores posibilidades de ejercer un control sobre cl entor no (Steward 1955: 34), Steward comsnzé a estudiar este proceso distinguien- do entre lo que él Newaba nticleo cultural y To que Ilse maba rasgos secundarios. B micleo cultural estaba cons- tituido, segin él, por toda aquella constelacién de ras fos estrechamente relacionados con las actividades econé- micas y de subsistencia. Incluia «las pautas sociales, po- Iiticas y religiosas empfricamente destinadas a mantener tuna esirecha conexiéa con dichos dispositivos» ({bidens 37), Los rasgos secundarios, en cambio, pueden manifes tar una gran variedad debido a que no se hallan tan es trechamente ligados al niicleo, estando, en gran medida, us determinados por factores puramente histérico-cultura- les. Los cambios culturales, por tanto, son bisicamente el resultado de cambios introducidos én la tecnologia 0 cen alguno de los restantes dispositivos productivos (ibi dom: 37), Steward, por ejemplo, intentaba vineular los Fasgos basicos de la «banda pattilineals, compuesta ge- neralmente por unos cincuenta individuos que subsisten sracias a la caza y la recogida de frutos silvestres, a estos cuatro factores: 1) Una densidad de poblacién de una persona o menos por milla cusdrada; 2) un entorno en el que el principal alimento lo consti tuye Ta caza no migratoria; 3) medias de transporte reducidos al acarrea humano; 4) In existencia de una exogamia de grupo, hecho psico- lgico-cultural que no puede explicarse por Ia adap. tacidn a las condiciones locales (ibidem: 135). Steward también se mostraba interesado por la revo: lucién cultural. Pero, a diferencia de los evolucionistas unilineares del siglo xix y de Leslie White, su interés se orientaba a «buscar paralelos de ocurrencia Himitada, no de tipo universal» (ibidem: 15). Un ejemplo de este tipo 4c paralelos, segtin White, es el que proporcionan las tran- mes de la sociedad primitiva a Ja civilizacién en Ia era nuctesr de la civilizacién. Su objetivo era poder de- terminar las leyes que gobiernan las regularidades del des arrollo cultural. Hacia referencia a tna evolucién ul tilinear, para distinguir su postusa del evolucionismo unk Iinear de tedricos como Leslie White y V. Gordon Chil- de? que, desde su punto de vista, no consegufan explicar ad PH 09 6 amo anise de ets concept, ef. om VT 6 adecuadamente las diferencias culturales y Ja adaptacién specifica (ibidem: 12). Las teorias de Steward lamaban Ia atencién sobre los procesas materiales que implicaban a seres humanos enfrentados a su entorno y sobre el saodo fen que este enfrentamiento influia en otros aspectos de sus culturas respectivas, area, ésta, a la que los boasianos hhabian prestado escasa atencién en sus trabajos de campo. ULTIMAS TENDENCIAS DE LA ECOLOGIA CULTURAL, A partir de los trabajos de Steward son varios los antro- ppélogos que han trabajado en su mismo sentido, afinan- do considerablemente el tipo de aproximacién propio de la antropologia ecoldgica, en parte mediante cl desarro- Ilo de conceptos ¢ instramentos de andlisis cada vez mas sofisticados (tales como el concepto de contenido energé- tico de las actividades productivas y sus resultados), y. en parte mediante Ia aplicacion de coneeptos tomados en préstamo de la ecologla bioldgica (estudin de las in- terrelaciones entre los organismos vivientes y sus entor- nos fisico y bidtico). Una de las tendencias surgidas en este sentido, a Ia que suele darse el nombre de ecologla humana, considera los estudios ecolégicos como meros enfoques fructiferos del estudio de la cultura, stiles en cuanto sirven para iluminar cuestiones tales como la cuestién de shasta qué punto las poblaciones tienen ac- ceeso a la energia que puede ser canalizada hacla activi dades no productoras de alimentos» (Vayda y Rappaport 1968: 495). En estos casos la cultura es considerada como un sistema de adaptacién que capacita a los humanos ppara adecuarse a su entomo, prestindose especial aten- ién a aspectos tan aparentemente no materiales de la 47 cultura como los cielos rituaes, a los que se concede un importante papel co la adaptacién cultural En su trabajo sobre los tsembaga de Nueva Guinea, por ejemplo, Rappaport concluye que sus ritos wayudan mantener {a productividad de un entorno no muy rico, limitan las luchas a freevencias que no ponen en pol- gro el nivel de poblacion, regulan la proporcion hombre tierra, distibuyen los excedentes de ganado porcino en forma de carne de cerdo que comparte toda la poblacién del area, y garantizan a les gobladores un alto nivel de dicta proteinica cuando éstos ms lo necesitan> appa port 1967: 224). El ritual, asi considerado, opera como tn termostato, controlando la frecuencia de las guerra, el tama de la cabafa porcina, y su uso cuando la ne cesidad de proteinas esta en su punto més alto (ibidem: 234), (Para una critica de la perspectiva cealégica por pane de un marsistaestructuralista, ver tomo TV, cap. 1.) EL MATERIALISMO CULTURAL. Otro reciente desarvo- Io tebrico es el representado por el materialismo cult ral de Marvin Harris. Harris preconiza una més comple. ‘a aplicacién de los principlos deterministas implicitos en algunos de los trabajos de Steward, y aboga por una reafirmacién de «la prioridad metodolégica de la investi. gacidn de tas leyes historicas dentro de las ciencias his ‘manas» (Harris 1968: 3). Cree Harris que habria que des- arrollar una teoria de Ia sevoluclén sociocultural me: diante principios andlogos a la doctrina de Ia seleceiéa natural de las especies. Este principio metodolégico, al que se da el nombre de determinismo tecnoambiental (no tecnoecondmtico), esostiene que Ia aplicaciin de t0c- nologias similares a entornos similares tiende a producit disposiciones simitares de la produccidn y la distribucion, 118 su ene ne sup a neon tarts onc tdaoe fa fs tat ne i in ace een cl Sitaram Sra Tk Sane orien iTS uate tc 19 cesto ast, sin duda, habria que considerar a la historia de Ja teoria antropolégica como una muestra mas del cre: cimiento actual de una patologia de la civlizacién (véase tomo VII, cap. 2, y para una critica de la posicién de Harris, tomo IV, cap. 1). Describiremos ahora brevemente algunos de los enfo- ques tedricos que consideran a las culturas més como sistemas de ideas o sistemas ideacionales que como sis- temas adaptativos Eatructuraliamo, etnociencia, antroplogis simbélica El estudio de la cultura como sistema €eacional co- ‘menz6 a partir de la Segunda Guerra Mundial, y encuen tra sus principales practicantes en el estructuralismo, Ia einociencia y Ia antropologla simbolica, Los dos prime ros enfoques han sido ampliamente influenciados pot los desarrollos tedricos en el campo de la linguistica, EL ESTRUCTURALISMO FRANCES. Fl estructuralismo fs, en gran medida, un retofio de la obra del antropé logo francés Claude Lévi-Strauss (1908—), Lévi-Strauss contempla a las culturas como sistemas de signos compar- tidos, esiructurados de acuerdo con principias que gobier- nan él funcionamiento del intelecto humano que los ge: nera. Toda una serie de influencias tedricas parecen evi. denciarse en su obra; algunas de ellas proceden de la so- ciologla de Durkheim, otras de la teoria lingiistica de Jakobson y Troubetzkoy, otras, finalmente, de la cibcrné- tica (LéviStrauss, 1962: cap. 6). La influencia mas noto- ria es Ia de la tradici6n sociolégica de Durkheim y, a tra- vés de ella, la de la Filosofia idealista de Kant, En su 120 Ensayo sobre el don (1924), Marcel Mauss (1872-1950), uno de Jos mis distinguidos discipules de Durleheim, des. ceriba la donacién de regalos como un hecho que penetra- ba cada uno de Jos aspectos de Ia vida primitiva. Los primitives intercambian todo Jo que tienen y producen: productos cconémicas, tecnologia, mitos, rituales, ora: mentos, ete, Por eso Mauss consideraba el intercambio social como un hecho social sotal, esto es, un principio aplicado a todo tipo de relaciones sociales. Este inter- ‘cambio social fundamental y omnipresente se hallaba g0- bernado por tres tipns de obligaciones: entregar presen- tes, recibirlos y devolverlos. Mauss, no obstante, no lo- igr6 encontrar una explicacién satisfactoria a esta ley fur- damental de la vida social. De hecho, para explicarla, se vio levado a postular una fuerza mistica, iaterna a los objetos intercambiados, que buscaba por si misma la com- pensacién y el equilibrio (ver tomo TV, cap. 2). LéviStrauss clarfica Ia aportacién de Mauss y da una més convincente explicacién de ella. La triple obliga. cién de dar, recibir y devalver, no puede ser explicada adjudicando a los objetos intercambiados una fuerza in- trinseca propia, De hecho, el don recibido y el don de- ‘vuelto no som, en la mayoria de los casos, comparables, rj por su contenido, ni por su uso, ni por su importa cia préctica, El intereambio de dones es més importante gue los dones mismos. Mediante el intercambio comti- rmuado, se crean entre los individuos y los grupos Iaz0s, espirituales, que establecen y organizan entre ellos un sistema de relaciones de complementaridad. Seguin Lévi- Strauss, este sistema de mutuos derechos y deberes r= sulla posible gracias a la estructura misma del fatelecto humano, que funciona percibiendo similitudes y diferen- clas, organizando el universo y reselviendo Ias contra: 121 dicciones que encuentra en él, La novedad del enfoque estructural de Lévi-Strauss consiste fundamentalmente en el acento que pone en las relaciones mismas, antes que en la naturaleza do los xérminos (Jos objetos intercam- bjados) mediante los cuales se establecen dichas relacic- res (los objetos constituyen el principal foco de interés de lo que LéviStrauss llama la antropologia empirica). Dichas relaciones deben de ser estables para cvitar el hun: dimiento del sistema, que se funda en un conjunto de constantes relacionales establecidas entre los individuos ¥y erupos que forman el sistema, A este conjunto de cons- tantes xelactonales, Lévi-Strauss le da el nombre de es tructura social (para una ejemplificacién concreta, véase tome V, cap. 2). En su primera gran obra, Las estructuras elementa- tes del parentesco (1949), Lévi-Strauss aplicé los princi ppios de la reciprocidad y'de a estructura social al estu- dio de los sistemas de matrimonio y parentesco. Anali- zaba alli la mds fundamenta? y xniversal de las reglas de a cultura, el tabi del incesto, que el consideraba como cl origen de Ja exogamia (la obligacién de encontras pa- reja fuera del propio grupo social) y de los intercambios ‘matrimoniales. Afirmaba que las reglas de la reciproci= dad y la etogamia estaban fundadas en la necesidad de resolver el problema de las mujeres al mismo tiempo de- seadas por cada uno y por todos. Y, puesto que las mu- Jeres no podian ser poseidas por varios individuos a un tiempo, las intereambiaban por las mujeres (hij ‘manas) de otros, De abf que la reciprocidad (cualquiera que pueda ser su forma y st contenido) e «la regla su- prema del don» (LévisStrauss 1969; 481). Lévi-Strauss propugnaba en dicho libro que, para es tudiar la cultura, la antroplogia debfa emplear los mé- 12 todos formulades por el lioglista Troubetzkoy. Este mé- todo propone que: ’ 1) Se desplace fa atencién del estudio de los fenéme- nos lingiiisticos conscientes al estudio de su infraes- tructura inconsciente (la necesidad mental incons- lente de resolver las contradicoiones mediante Ja re- ciprocidad es un ejemplo de infraestructura mental) 2) analizar las relaciones existentes entre los términos, ‘antes que tratar a estos como fenémenos indepen dientes; 3) emplear el concepto de sistema y descubrir su estruc- ura; 4). intentar descubrir las leyes generales, ya sea por duccién o por deduccién légica (LéviStrauss 1963: 31). Esta concepcidn implica que el lenguaje subyacente es tuna infraestructura inconsciente, compuesta de unidades basicas que se relacionan mediante reglas fonoldgicas ¥ gramaticales, de manera sistematica. Unos pocos fone- ‘mas, por ejemplo, dan cuenta de la estructura conipleta de tina lengua, mediante la aplicacion de reglas precisas (ver tomo Il, cap. 2). De manera andloga, todos los sis- temas de parentesco se construyen sobre la base. de cua- tro términos de parentesca: hermano, hermana, padre € hijo. Las relaciones de consanguisidad (entre miembros de un mismo tronco biolégico), de afinidad (entre esp 308), y de descendencia (entre padres e hijos) instituyen Ja estructura basica del parentesco. LéviStrauss ha mos trado que los diversos tipos de parcntesco podian apli- carse segin el tipo de autoridad se hallara establecido entre padre © hijo, o entre tio matcme y sobrino, ete. 3 (ibidem: '40'51), Igualmente ha podido explicar toda una serie de sistemas de matrimonio describienda el tipo de relaciones establecidas entre grupos. En vex de pro- poner un tipo concreto de explicacién para cada tipo de ‘matrimonio, Lévi-Strauss los ha integrado todos, mostran- do que no son sino aplicaciones particulares del prinel pio de intereambio. Ha mostrado que entre los diversos modelos o posibilidades légicas, el matrimonio entre pri- ‘mos cruzados matrilineales (matrimonio de un varén con Ja hija del hermano de su madre) es mas rico que el ma- trimonio entre primos eruzados patrilinesles (matrimo- nfo de un varén con la hija de Ja hermana de su padre). El matrimonio entre primos cruzados matrilineales, de hecho, da lugar a un tipo de intercambio simulténeo, in- directo y generalizado, dado que las parejas del inter. cambio se hallan corientadas de una ver por todas en el interior de una estructura global abierta», El linaje A entrega sus hijas al linaje B, y éste a su ver al linaje C, hasia cerrar el ciclo. Es decir, cada grupo entrega una -iujer y recibe a cambio otra, aunque ningtin grupo en frega su pareja al mismo grupo del que Ja ha recibido. Por el contrario, el matrimonio con primas erizadas pa trilineales no liga entre si a todos los grupos de la so- ciedad, sino slo a parejas de grupos entre sf, puesto que en esta forma de matrimonio cada grupo debe devolver, en la generaciOn siguiente, una esposa al mismo grupo el que previamente habia recibido una; en consecuencia, este tltimo tipo de matrimonio da lugar a un ciclo de intercambios directos, restringidos y consccutivos, que no integran al conjunto de la sociedad (1963: 122; més extensamente explicado en 1969). Segtin la interpretacién de LéviStrauss, la aposicién entre ciclos cortos y largos e intercambio muestra que la realidad de los fendmenos 14 no puede buscarse en lo que a primera vista aparece ante €] observador, sino en un nivel mis profundo de sentido, es decir, no en los hechos mismos, que pueden parccer ‘oscures ¥ dificiles de entender, sino en las relaciones en- tre esos hechos, que son mas simples de explicar. (Para tuna mas amplia discusin de estos conceptos, ver tomo V, cap. 2) De acuerdo, pues, con esta interpretacion, las reglas de matrimonio no son sino sistemas de relaciones. ¥ el estructuralismo trata este sistema de relaciones como si no fuera sino un caso més de otta serie de sistemas, bus. cando [a explicacién global de todos ellos a nivel de sus reglas de transformacién. Reglas que permiten pasar de lun sistema a otro, LéviStrauss ha aplicado este tipo de antlisis no so- lamente al estudio de los sistemas de parentesco, sino también al estudio de los mitos, que resultan explicados por él de acuerdo con unas pocas infraestructuras in- conscientes, esto es, en términos de unos pocos elemen- tos bisicos que se combinan y recombinan entre si para dar lugar a Tos fenémenos culturales tal como nosotros los conocemos. Dichas infraestructuras subyacentes a los fenémenos culturales pueden ser consideradas tan uni versales como las estructuras del intelecto.JUna de las cestructuras mentales fundamentales es la tendencia a operar segtin oposiciones binarias, la tendencia a dicoto- mizar la realidad segtin dos categorias polares comple. mentarias. Lévi Strauss atribuye el fendmeno del toteris- ‘mo al hecho de que los primitivas distinguen a los gru- pos sociales (sogmentos) asoclando cada uno de ellos con tuna especie animal, planta o similar. Para pensar de ma- era concreta acerca de los diversas grupos saciales, los pueblos primitives emplean no sélo xombres de anima, 1s les, sino también pares de nombres animales pertenecien- tes a la misma especie, tales como dguila-haleén, buho- lechuza, ete. Cada par se compone de animales diferen- tes, pero Jos animales de cada par pertenecen a la mis. ‘ma especie, De la misma manera que dos clanes distin: tos enire s{ pueden pertenecer a la misma tribu. De esta ‘manera, resulla que el totemismo no es sino un lenguaje concreto que sitve para expresar la integracion de Tos distintos segmentos sociales. Fsto, una ver mis, es con de superar y reconciliar las diferencias existentes. «Las especies naturales se eligen no porque sean buenas para comer, sino porque son buenas para pensar» (ibidem 1967; 89)? El estructuralismo ha adoptada ta diferencia lingtifs: tica entre langue (slengua») y parole (ehabla») estableci da por Saussure, elinglista estructuralista suizo, Segtin esta distineién, el estudio del Jenguaje en tanto que sis. tema fijo de reglas gramaticales y sintdcticas recurrentes Gengua) difiere del estudio del lenguaje tal como es usa. do por los hablantes (habla). EI problema esté en poder determinar la estructura recurrente de Ia lengua a par- tir de los datos empfricos que proporciona el habla. En el caso de la cultura, el problema esté en descubrir el cconjunto constante de relaciones existentes entre los ole. mentos bisicos que se manifiestan como fenémenos cul turales Desde ] punto de vista de LéviStrauss, la ventaja 4 Dimos vu up clazolo de splicaion del aise ectroctral soe ripe ci etter te aa tein css 126 «que tiene ef estudio de las formas primitivas 66 ongati- tacién es la mayor fzciliad que en ellas so encuentra de acceder a las estructura logias elaboradas por el pen- ‘amienia inconsciente, La estructura prima Y «propor siona fos medios de integrar aquellos fectoresirraciona: les songidos del azar y de In historia» (969: 268) Ua busqueda de las estructutas logicas subyncontes “la variedad de la vids cultural reclama vn estudio sin. 4Ferénico de tas costumbres, es deci, un estudio de su jf naturaleza intvinseca, antes de pasar al estudio de las yf inflcneas de elementos externos 9 ellos que deron ie zara las transformcioneshistoreas (estudio diacronico). SAL mostrar a as instituciones en sv proceso de trans. formacién, la historia hace posible abstraer Ia estractira aque subyace a les manifestaciones y permanece idénticn 4 través de la sucesign de fos acontectinientos® (1963: 21) {Adiferencia del estudio hstérco, sin embargo, que «or {ganiza sux datos en rlacion con las expresiones conscien- tes dela vida socials, In antropologia sve dedica a exami- har sus fundamentos inconscientes» (idem: 18). ON para LéviStrauss, fa antropologia resulta ser; pues, 41 estudio cientiico de los subproductos generados por * Jas operaciones inconscientes el intelecto. Las opera | clones mentales,o estrcturas, represenian pata él el sig hiffcado real de la cultura, Seiejante enfoque evita los Ipeligros del relativism, puesto que lar eatintas cal Tas son consideradas como simples subproductos disin- tos del intlecto, ni mejores ni peores unos que otros. Las gentes estudindas son considecadas, de este modo, como Simples gencradores de cultura; sus acciones estén vie Clas de todo otro sentido que no sea cl sscatidos subya conte que les proporcionan las estrscturar universsles Snconscientes 127 Son objeciones serias a la posicidn de Lévi-Strauss, pero que no echan por tierra la utilidad metodolégica de ls instrumentos estructuralistas. Estos han servido para cexplicar una serie de datos relativos a los mitos y a los sistemas de parentesco que anteriormente solo habian recibido pobres interpretaciones (véase tomo V, caps. 1 y 2: y tomo VIL, eap. 1). Por cuestionables que puedan ser los presupuestos estructuralistas sobre la naturaleza del intelecto humano y el significado whimo de la culra- 1, ¢] estructuralismo sigue siendo un interesante enfo. ue que puede aporiar nucvas luces al estudio de los pro- cesos simbélicos de la cultura. ETNOCIENCIA. En los Estados Unidos, una corriente contemporanea relacionada con el estructuralismo, ¥ que recibe el nombre de emnociencia, etnosemantica 0 «Nuc va etnografias, aparece representada por los trabajos de Berlin, Kay, Conklin, Frake, Goodenough, Metzger, Rom: ney, D'Andrade, y Tyler. Los etnocientificos consideran la cultura como un sistema de cogniciones compartidas, un sistema de conocimientos y creencias. En Ia creacién de cultura, atribuyen la primacia al intelecto antes que a los factores biologicos 0 ambientales. Consideran a las temociones, las acciones, el entorno y demas como elemen- ‘tos materiales organizados por el intelecto humano. Cada cultura concreta es concebida como «in sistema concre to de percibir y organizar fos fendmenos naturales, las cosas, los acontecimientos, la conducta y las emociones» (Goodenough 1957). «E1 objeto de estudio no son los fe- némenos materiales como tales, sino el modo cémo 6s 4, ara toda wea sri de abjcioes a ste respect ef, tno Rost (ed, The Uneontetous tn Casts icees Yorks Dates i), et ‘Stamina obra tomo 1, cap 2 8 tos se organizan en la cabeza de las personas. Las cul turas no son fenémenos materiales, sino organizaciones de fendmenos materiales» (Tyler 1969: 3). Para los etno- cientifcos, ef intelecto humano genera culzara por medio de un determinado mimero de reglas finitas © por medio de la Hogica inconsciente; el objetivo de fos antropélogos fs determinar cuales son estas reglas. La idea de que, por debajo de la diversidad de la cul- tura, existe un «conjunto de reglas para le construccida e interpretacién socialmente adecuadas de los distintos mensajes» (Frake 1964: 133) se asemeja no poco al th bajo de los gramiticos transformacionistas, como Chom ky, y su buisqueda de estructuras mentales a priori y une versales subyacentes al lenguaje (ver tomo TI, cap, 2) ¥ alos estudios sobre cognicién transcultural llevado a cabo en psicologia. Hay que sefialar, igualmente, stu estrecho. parecido con la antropologia cultural de LévisStrauss, pro- fundamente influenciado, a su vez, como ya hemos visto, por los mas recientes desarrollos de la lingiistica Los antropélogos estructurales estén interesados por la formulacién de las reglas gramaticales que gobiernan la totalidad de los intercambios sociales y son walidas para todas las culturas, mientras que los etnocientificos se hallan directamente interesados por la formulacién de las reglas gramaticales que rigen cada cultura en com creto. Entendemos la gramética de una lengua cuando podemos enunciar una proposicién gramaticalmente co- recta, es decir, una que pueda ser considerada como correcta por cualquier hablante nativo, De manera simi. Tar, podemos decir que entendemos una cultura desde la + perspectiva etnocientiica cuando conocemos las reglas que nos permiten enunciar las formas de conducta que los natives consideran adecuadas a cada circunstancia, 129 No podemos, sin embargo, predecir fo que cada uno dir 6 hard con el solo conocimlento de Ja gramatica, aunque algunos etnocientifices afirman que esto podria resultar posible si, ademas de las reglas gramaticales, llegaramos 2 conncer el contenido informacional preciso para poder hablar o tomar docisiones. ‘Debido al énfasis que los etnocientificos ponen en los problemas cognitivos, el estudio de la gramética de cada cultura suele consistir en estudiar «la forma de las co- sas que los individuos tienen en sus cabezas y sus mo: delos de percepeisn, para relacionarlos entre si y, si es posible, Hegar a integrarlos» (Goodenough 1957: 36). De ahi que la tarea fundamental de los etnocienttficos sea la de descubrir las formas de percepcién de los miembros de cada cultura conereta y 1 modo como éstos descri- ben su mundo, Esto es [o que los antropétogos aman descripcién emic o interna» de una cultura El punto de vista «externo» consiste en la descripcin de cada cultura concreta, utilizando las categorias de que el antropélogo dispone, a Jo que generalmente suele dar- se el nombre de descripeién erie. (Para una descripcién mis detallada de este punto, véase tomo II, cap. 1.) Los etnocientificos tienden a centrar st atencién en aquellos aspectos de cada cultura que reflejan de forma mis cefida la concepcién que los nativos tienen de su entorno, de la naturaleza humana y de la sociedad. Dan por supuesto que las expresiones lingilisticas y el discur- so en general expresan de manera directa Ios principios aque organizan el intelecto humano. De abf su dedicacién al estudio de Jos sistemas terminolégicos, o los sistemas de nombres que Ios mierabros de cada cultura emplean para deseribir las plantas, colores y animales de su en- tomo, asi como los términos de su sistema de parentes 180 0, etc, Al emplear el término sistemas, quieren dar a en- tender que dichos nombres estén organizados de manera mediante un conjunto fijo de pri ganizatives. En tltimo término, los etnocientificos espe- ran poder determinar los principios empleados para ge nerar cada uno de estos sistemas terminoligicos, 0 domi: rigs, Suponen que existe un niimero fijo y limitado de principios, que son los que todas Jas culturas emplean para construir sus sistemas proplos, si bien los etnocien Uificos, a diferencia de los antropdlogos estructuralistas, zo afirman que dichos principios estén fundados en es ‘ructuras mentales subyacentes, En el siguiente capitulo veremos que los emocientifi cos han establecido toda una serie de téenicas con las que adquiric, analizar y reconstruir Jos datos etnograf £05, ¥ daremos también algunos ejemplos de dichas téc La etnociencia no ha dejado de tener sus eriticos, Uno de ellos se referia a los resultados logeados por esta co: rriente, calificiadolos de «asombrosamente pilidos, esté riles y fragmentarios» (Berreman 1966: 380), Otras orf ticas se han dirigido contra la idea de que los {fems cul turales (nombres) de los diversos doxninios (sistemas ter: minolégicos) que comprende el sistema cognitivo de cada cultura estén organizados de acuerdo con un reducido rmimero de principias légicos identificables. Este tipo de eviticas apuntan al hecho de que eviste un gran numero de modos alternativos de agrupar hasta los més reducidos conjuntos de items (Burling 1969: 427), Los partidarios de Ja etnociencia se han defendido de estas criticas di ciendo que la mayor parte de las soluciones super‘tias (agrupamientos I6gicos alternativos) han quedado ya cl minados por el investigador de campo que recoge los da. 131 tos y que especifica claramente el contexto en que han sido recogides (Hymes 1964: 116). ‘Aunque la deseripcién etnocientifica de la cultura pue- de llegar a parecer una construccién intelectual falta de vida, la emaciencia descansa indudablemente sobre firmes bases ligicas y epistemolégicas. Es cierto que no da cuen- ta del cambio cultural o de Ia creatividad humana, pero ello es debido a que corsidera tales cuestiones fuera de su campo de intereses. «El andlisis formal de la cultura, como cualquier gramética, tiene que ver sélo con Io pre- visible y lo concrete... el antropélogo cultural sélo puede interesarse por aquellos acontecimientos que expresan pensamientos subyacentes. Su finalidad es avanzar des- de la representacion material que aparece en primer Iu- gar hasta las representaciones Jogicas que subyacen a los acontecimientoss (Tyler 1959; 14), Los etnacientffcos pueden atribuir el cambio y el desarrollo culturales a factores extraculturales, tales coma la biologfa y Ia ecolo- sia humanas. Podria argiise frente a esto que s6lo cuan- do llegamos a conocer de qué modo la biologia y la o «mobiliarios. En el léxico de la cetnociencia dicha rea de interés suele recibir el nombre de «dominio semintico. Los dominios seménticos se componen de elementos (palabras 0 morfemas) de simi lar significado: términos de parentesco, de color, de ani- males domésticos, etc. En el casa del «mobiliario» pode ‘mos dividir el campo en sus elementos integrantes: si- Ilas, sofas, eseritorios, mesas, etc. Algunos de estos cle: mentos pueden ain dividirse en otros subelementos: po. ejemplo, las mesas pueden desglosarse en varios sub- tipos: mesas de despacho, mesas de comedor, mesitas de 7 centro, etc. El resultado de este proceso de andlisie pute tabularse de Jo siguiente forms: TABLA 2.1. TAXONOMIA DE «MOBILIARIOs vou fag ae ie x bare Scmneor Cuando los elementos de un determinade campo que dan dispuestos como ocurre con Ja mesa, se dice que forman yna saxonomia, Las partes integrantes de una taxonomia se organizan sestin dos principios: 1) stems situados al mismo nivel mantiencr eniee st relaciones de coneeaste (una silla ng es lo mismo que un sofa, un es eritorio no es lo mismo que una mosa, etc.) 2) los items situados a distintos eiveles mantienen entre si Felaciones de inclusign (una mesa de pared es un tipo de mesa, mien tras que ana mesa es un tipo de mobifiaria}. Puede atin aplicarse un analisis ulterior para distinguir estos ‘tems centre si, distinguiendo, par ejemplo, cusles son los com ponentes y raspos significativos que subyacen a la taxo- nomia de la clase «mobiliarios, y cme se organigan Los etnoclentifices emplean toda una scrie de concep tos descriptivos que deseriben adecuadamente de qué modo los tems de cada dominio semintico se ordenan entre si y pueden ser representados. Los trminos mss frecuentemente usados en la literatura etnocientilica sop eparadigmas, «claves, -drbole, adimension de significa 178 do» y «conjunto de contrastes» (Kay 1969), ademés de los diversos tipos de téenicas de campo que se agrunan bajo los nombres de «contestacién controladas y «ansli sis formals, todos los cuales configuran e} instrumencat metodolégico de la nueva etnografia. Como podria espe- rarse de la aplicacién de tap altamente logificado instru. mental de andlisis, los resultados de los trabajos de cam, po etnocientificos generalmente presentan la forma de un grafico producido por un computador digital. Para los fetnocientifices, sin embsega, ei estrechamiento que en Sus trabajos sufre la descripeién de cada cultura tiene !a ven- taje de conseguir un aumento en el rigor. Explicaciones «emien y «etiey Ademés de los nuevos y rigurosos procedimientos de investigacién, la nueva etnografia diflere de la antigua en To que actualmente suclen Hamarse enfoques «emic> y setics de la conducta cultural, El lingvista Kenneth Pike Aeried fos conceptos de xemic» y «etic» de [os dos nive les de analisis ~fonoldgico (phonemic) y fonetico (phon: etic) aplicados en el rca fonétics de la \inguisties. La Fonologia erata de los sonidos que distinguen sentidos para el hablante, mientras que la fonética esiudia los so hidos yoceles que ef hablante emplea. En inglés, por ejem plo, Ia ¢ de top» (cima) y 2 de «stop» (alto) son fonéti camente diferentes (son diferentes sonidos, producidos de forma diferente; el primera es aspirado y el segundo yno), Para un hablante inglés, sin embargo, la diferencio centre ambos 10 es sigaificativa (su sustitusion no cam- biaria el sentido), por lo que se dice que representan el mismo fonema t- En algunas lenguas, en chino por ejen 19 plo, dicha diferencia resulta, sin embargo, significativa, por lo que el hablante debe aprender a distinguir entre las formas aspiradas y las no aspiradas pata poder dis- emir Jos significados. La Importancia que esto tiene ra dca en la clara diferencia que existe entre el tipo de des. ‘tipcién fonética y el tipo de deseripcién fonclogica. La escripcién fonética puede considerarse como un tipo de descripcién hecha por un observador exterior con pro: pésites comparatives, pero del todo carente de significa: do para los hablantes nativos. La deseripcién fonoisgica, en cambio, especifica aquellas unidades de sonido que son significativas (que producen diferencias de sentido) para el hablante nativo, Pike (1957) aplica esta distin. ci6n al estudio de Ta cultura en general, empleando para distinguie estos dos diferentes tipos de enfoque los sufi jos -emic y -etic. Define, asi, el punto de vista setics como e} que resulta edel estudio de Ia conducta desde ef exterior de wn sistema conereto, y como aproximacién csencialmente inicial a un sistema extrafo. El punto de vista ‘emic’, en cambio, es el resultado de estudiar la conducta como desde el interior del sistema considera: dos (ibidem: 37), ‘La organizacién ‘etic’ de un esquerna rmundial inter cultural puede ser construida po, el analista. La estrue tura ‘emic’ de cada sistema particular, en cambio, debe ser descubierta» (ibidem: 38), «Dos unidades son dife- rentes desde un printo de vista ‘etic’ cuando fos instru- mentos de medicidn demuestran que Jo son, Las mismas unidades, sin embargo, sslo pueden resultar distintas des- de un punto de vista ‘emie’ cuando producen reacciones diferentes en gentes situadas en el interior del sistema considerado» (ibidem: 37) +E] anilisis final o representacion, no obstante, debe 180, hhacerse siempre en términos de unidades ‘e dem: 38). Este modo de acentuar la importancia det punto de vista eemios, 0 «desde dentro», no es en si mismo nuevo. Ya en 1922, por ejemplo, Malinowski afirmaba que «la ‘meta final que tun etnégrafa nunca debe perder de vista cs, en pocas palabras, la de capturar el punto de viste de Jos natives, su relacién con Ia vida, descubriendo cui es sw visién de su mundo». Fl tipo de descripciones etno srificas dejadas por Malinowski difiere, sin embargo, no- tablemente de las que producen los smuevos etnografos. Y otro tanto ccurre con el programa semic» inserito en Ja recomendacign de Boas de recoger literalmente los textos proporcicnados por los informantes nativos, para preservar la expresién nativa de la informacién, a la vez que su punto de vista, Ya que, para llegar a comprender de manera cabal los pensamientos de un pueblo, «todos los analisis de su experiencia deben estar basados en sus conceptos y no en los nuestros» (Boas 1943), en lo que Boas muestra una estrecha afinidad con fa nueva etno. erafia Lo que la nueva etnografia ha hecho es presentar en claro contraste la deseripcin etic» con relacién a la cemic», desarrallando al mismo tiempo procedimientos adecuados a esta nueva concepeiin de la cultura, LOS METODOS COMPARATIVOS E] anilisis comparativo se emplea a todos los niveles del trabajo antropolégico. Al nivel mas elemental, por ejemplo, los investigadores de campo de una determina- dda cultura comparan entre sf las actividades de sus miem- 18 bros para determinar lo que tienen o no tienen en comin, La meta y objetivos de la comparacién, sin eimbargo, pueden variar considerablemente, EI método comparative de tos primeros evolucionittas El emétodo compartivos yoré de gran favor entre los evolucionistas del siglo 10x. Fue en realidad un intento de demostrar sus tesis de que todas las culturas evolu ionaban siguiendo idénticos estadios culturales. Partia, sin embargo, del supuesto de que las sociedades primi tivas contemporéneas de los evelucionistas representaban estadies especificas del desarrollo cultural, que podian ser ordenados de acuerdo con un esqueima continuo que iba de lo «mas bajos a lo «mas altos. El esquema era al mismo tiempo temporal, de modo que se consideraba gue las formas mas elevadas habian aparecido cronol: gicamente mas tarde que las mas primitivas (cf. eap. 1 de este mismo tomo, y tomo VIII, cap. 1). Se suponia, as: mismo, que las sociedades primitivas eran los estadios primitivos del desarrollo cultural de Is chvilizacion de Occidente, y uno de los objetivos que se planteaba la comparacién entre estadios era el de reconstruir ¢) su puesto desarrollo de los diversos fendmenos eulturales de la civilizacién occidental. Detrés de esta idea se ocultaba clintento de descubrit y enunciar las leyes del desarrollo cultural, La reaeeiin boasiana Este método y sus presupuestos tedricos fueron so metidos @ una devastadora critica por parte de Boas, 192 quien indicé que el presupuesto basico de los evalucio- nistas, el de que los mismos efectos culturales se garres- ponden siempre con idénticas causas, era empiricamente insostenible: «Un mismo fendmeno puede desarrollarse de muy diversas formas» (Boas 1896: 903). Algunos cla nes totémicos, por efemplo, se han formado por la fu- sion de pequefias tribus, y otros por Ia fragmentactén de tribus en crecimiento, En lugar del encasillamiento a prio ri de los fenémenos, Boas abogaba por la investigacién Intensiva de los fendmenos culturales particulares, para establecer fa comparacién a partir de ellos. «Debemos exigir que las causas a partir de las euales se desarro: Haron sean investigadas y que Jas comparaciones se It rmiten a aquellos fendmenos que han demostrado ser realmente efecto de idénticas causas» (ibidem: 904). An- tes que animarlos a comenzar por las hipétesis, Boas recomendaba a los anteopélogos investigar simplemente la historia de Jos fenémenos culturales en cade cultura concreta, determinando «los procesos que en cada caso concreto condujeron al desarrollo de determinadas cos tumbress (ibidem: 907). Estas investigaciones implicaban ciertamente la comparacién, pero no se hallaban tefidas de presupuestos evolucionistas. Para los boasianos las tinicas comparaciones legitimas eran las que se estable lan una vez concretados los procesos histéricos. Los primeros métodos correlacionales tra forma temprana de comparatisino fue Ia intro- ducida por Tylar en su ponencia On a Method of Invest ‘gating the Development of Institutions Applied to the Laws of Marriage and Descent (Sobre el métoda de inves: 183 tigacién del desarrollo de las instituciones aplicado a Jas leyes del matrimonie y la descendencia), lefda en la con- veneién de 1889 del Royal Anthropological Institute. En este trabajo intentaba mostrar, comparando una serie de sociedades diferentes, que existe un alto numero de corre: laciones (0 «concomitancias», como ¢] las Ilamiaba) entre determinados rasgos observables en ellas y, en concreto, centre la evitacién de la suegra y determinadas costurm bres. Esta situacion le sugeria a Tylor la existencia de algin tipo de conerién contingente. Sir Francis Galton, presidente del Instituto, planted una objecién al método de Tylor, que desde entonces se ha conocido como el «Problema de Galton», problema que atin sigue plantean- do dificultades 2 quienes reslizan andlisis interculturales de este tipo, Galton sefialaba que, puesto que los rasos a menudo se extienden por difusidn, no hay forma de asegurar que los rasgos cortelativos corresponden a ejem- plos independientes, siendo; tal vez, resultado de présta ‘mos © migraciones, De abt el niimero de casos indepen dientes cuya frecuencia de correlacién es puesta en cues- tidn, Si, por ejemplo, el estudio de diez sociedades dis- tintas revelara que el rasgo «As y el rasgo «Bs aparecen unidos en todas los casos, ofrecerian prucbas de la exis tencla de un clerto tipo de correlacién funcional (0 «con- comitancian). Pero si resultara que dichos emparejamien tas son producto de la difusién en nueve de cada diez ca- sos, la demostracién de una posible conexién quedaria considerablemente debilitada. Oro tipo de investigacion intercultural, basado en la comsparaciOn estadistica, es el empleado princtpalmente por Kroeber, Fn ¢] se alslan los rasgos de las culturas situadas dentro de una misma regin geogrifica, com. paréndolos entre s{ con vistas a establecer entre ellos rela 184 ciones de difusion, as{ como Ia direccién de la difusién, Métodos comparativos latercaltarales recientes La reactivacién del interés por el método compara tivo intercultural, tal como fue empleado por Tylor, se ebe en gran parte a los trabajos de Murdock, creador de los «Ficheros de relaciones humanas de areas (en in gles: «Human Relation Area Files» 0 HRAF), inventario de datos culturales tomados de un amplio muestreo de Ssociedades y ordenados de mode que la consecucién de informacién adecuada para establecer comparaciones in- terculturales quedara ampliamente facilitada, Murdock es también autor del libro Social Structure (ela estructura social») (1949), que constituye una de tas mejores aplica- ciones de su método, En él propone toda una serie de ‘generalizaciones que relacionan entre s( las instituciones de parentesco y otros aspectos de la organizacién social ‘Su método es nomotético en intensién, y esté orientado a descubrir relaciones invariantes entre rasgos culturales © grupos de raspos. ‘Una conocida aplicacién de este método es la que ofte ce el trabajo de Whiting y Child Child Training and Per. sonality («Educactén infantil y personalidad) (1953). Los ‘autores emplean c) HRAF para realizar un estudio com parativo intercultural entre las practicas de la educacién infantil y la formaciga de Ta personalidad en la sociedad primitiva (la orientacién teérica general de este trabajo se analiza en el tomo TIT, cap. 1). Una de las hipotesis puestas a prueba era la de que existe una relacién entre Jas explicaciones que en cada cultura se dan de la enfer- ‘medad y las experiencias infantiles que resultan de las 185, pricticas de enculturacién. Semejante hipétesis se basa en el presupuesto psicoanalitico de que el nifio pasa por tuna serie de estadios de desarrollo caracterizados por €l centramiento sucesivo de su interés en Ios impul: sos orales, anales y sexuales, Los autores postulan ade- iis dos ¢stadios adicionales, enunciando que, cuando el nifio experimenta excesivas sanciones negativas (experien- cias punitias) 0 excesivas sanciones positivas (emal- crianzas, mimes, por ejemplo) durante alguno de estos estadios, queda ‘positiva o nogativamente, segin sea el caso, fijado a él, Es decir, el posterior adulto mostraré tun exagerado interés por las cuestiones relacionadas con ‘ese estadio de desarrollo, en comparaciin con aquellos otros adultos que no pasaron por tales experiencias. Ast, por ejemplo, si tales experiencas estuvieran concctadas con ¢] amamantamiento (estadio oral), el adalto quedaria fijado en el estadio correspondiente, mostrando, por ejem. plo, un gran interés por fumar y comer (ibidem). Cuan. do la fijacién es negativa, el resultado es la ansiedad con relacién a aquellas actividades conexas; resultando alts- mente valorizadas, en cambio, esas mismas actividades cuando la fijacin es positiva. Y, puesto que la enferme: dad produce ansiedad, todas las culturas (asi continian los autores desarrollando sus tesis) tienden a explicar la enfermedad sobre la base de Jas fijaciones negativas esta blecidas como consecuencia de las pricticas de crianza de los nifios, Las précticas terapéuticas, en cambio, esta ran relacionadas con las areas de fijacién positiva de cada cultura, Algunas de las hipétesis de Whitney y Child quedaron confirmadas cn su estudio, otras no. La confir- macién mis fuerte vino dada por las correlaciones esta- blecidas entre fijaciones orales negativas y atribucién de caracteres mérbidos a la cavidad bucal. 186 Una de las principales eriticas que pueden hacerse all método compartivo intercultural es que los elementos culturales abstraidos de su contexto no resultan compa- rables (debido a que ya no resulian idénticos); y otra es {que las culturas son unos todos funcionalmente integra dos, que sélo pueden ser estudiados como totalidaées. Esta ultima critica es la que podria hacerse desde Ia pos ‘ura funcionalista de Malinowski Una forma modifieada del método comparativo es el método llamado de ecomparacién controlada» (Eggan 1954), a veces llamado también de «variaciones concomi- tantess, Dicho método implica un analisis de las culturas coneretas en el que los items culturales principales son concebidos como simples variantes, mientras otros as: ppectos (los mis irrelevantes) son mds 0 menos coneebidas ‘como constantes. Dicho método resulta aplicable para el estudio de comunidades vecinas o esirechamente empa- rentadas, pudiendo aplicarse también, a la inversa, alli donde los ftems de interés permanecen constantes, mien tras los que varian son Tos aspectos irrelevantes. Fl cstructurulisme como método comparative Bl estructuralisme de Lévi Strauss ha introducide un rnuevo tipo de andlisis comparativo. Los estructuralistas cstin fundamentalmente interesados por descubrir las reglas gramaticales universales que subyacen a los siste- ‘mas de parentesco y a los mitos que pueden hallarse en fas diversas culturas. Consideran el método de Radcliffe: Brown inadecuado porque «afoca la estructura social como una totalidad empirica, es decir, teoriza solamente Tas pautas de interaccién observables. Y el mismo tipo 187 de critica dedican al enfoque de Murdock y al de Whi ting y Child, en tanto sus estudios estan hasados en fre- cuencias estadisticas de los acontecimientos observables. Los estructuralistas no niegan que haya que tomar en cuenta los acontecimientos observables y sus recurren: cias estadisticas, pero arguyen que estas uhtimas son tan dispares y de naturaleza tan heterogénea, qite no pueden ser explicadas mediante leyes universales. Por otro lado, las explicaciones (conscientes) de los fendmenos cultura. les que proporcionan los individuos y grupos estudiados resultan a menudo contradictorias entre si, lo que cons ‘ituye ua nuevo obstéculo para Ia formulacién de expli- caciones generales, Los estructuralistas argumentan que es preciso llegar a un nivel de organizaciin mas profur- do para poder descubrir los principios que dan cuenta de Iss aparentes heterogeneidades. Asi, por ejemplo, no ¢s posible ensamblar entre si las piezas cortadas por una sierra mecénica modificada por un peine de embragues hasta descubrir la formula matemética que da cuenta del funcionamiento del peine. ¥ Jo mismo, dicen, puede afir marse del Ienguaje. No podemor dar cuenta de las va- riedades discursivas hasta descubrir las reglas gramatica- les que inadvertidamente utilizan todos los hablantes. Los estructuralistas sostienen que solamente podemnos formu lar explicaciones verdaderamente generales cuando com: paramos entre s{ las reglas culturales subyacentes que originan los diversos modos conscientes de ordenar las, cexperiencias y los hechos. Y, puesto que cada fenémeno (© acontecimiento es el producto de la combinacién y re combinacién de un reducido grupo de elementos bisicos, Ia tarea propia de los estructuralistas es Ja de descubrir dichos elementos bisicos y sus leyes combinatorias; és- tas deben, entonces, ser consideradas comunes a todos los 188 dominios que estin relacionados entre si, como el pares tesco, los mitos o el ritual, tal como aparecen en las di- versas culturas. Por poner Un ejemplo, Lévi-Strauss mues tea de qué modo el rotemismo que encontramos en las distintas culturas puede ser explicado como fruto de la ‘conexién de un grupo social o individuo con un animal, sea éste una especie (caiegorfa) 0 un individuo, Cuando €l intelecto primitive combina una especie animal o ve- etal con un grupo social, tenemos un totemismo como el que encontramos en Australia. Cuando una especie ant- ‘mal se identifica con una persona, tenemos wn totemismo de tipo individual, como el que encontramos entre los indios norteamericanos (LéviStrauss 1967; 16:18). Sobre la base combinatoria de estas dos series dicotémieas, po- demos dar cuenta de los diversos tipos de totemismo que pueden hallarse en las distintas culturas, variedades que, de otro modo, aparecerian como arbitrarias y sin relacién alguna con las formas culturales Utilizando este procedimiento, LéviStrauss es capac de mostrar de qué modo toda tuna serie de sistemas de ‘matrimonio sin aparente relacién, no son, de hecho, sino ejemplos concretos de dos estructuras generativas dst cas, a las gue da el nombre de intercambio restringido» ‘ewintercambio generalizado». De manera similar, la exp. cacion que Lévi-Strauss da de los mitos no consiste en explicar cada uno por separado, sino en considerar un determinado conjunto de mitos como vaviacién de otros conjuatos, explicando Ias relaciones entre estos conjum tos como relaciones combinatorias de unos pocos temas Disicos. ‘Aunque, evidentemente, este método plantea ciertos problemas, por el modo como los fenémenos culturales son reducidos a sus elementos bisicos, no cabe duda de 189 que el enloque estructural ha realzado las posibilidades de aplicacign del método comparativo. Por otro lado, ha abjerto la posibilidad de formular un nuevo tipo de uni- versales de Ta cultura, Jos llamados «universales forma- less (cf. tomo VII, cap. 1, para el anilisis detallado y con ejemplos de la aplicacién del estructuralismo coma for ‘ma de anélisis comparativo intern y externo). Los universates de la cultura El interés por los universales de la cultura ha sido tan tradicional en antropologia como el uso del método, comparativo. En realidad, la formulacién de universales de la cultura no es sino la consecuencta Iégica del uso del método comparative. Ya hemos visto, por ejemplo, que los primeros evolucionistas creian en la existencia de es tadios evolutivos universales, que ellos explicaban supo- niendo la presencia de rasgos psiquicos compartides por toda Ia humanidad, nocién a la que hacfan referencia al hablar de la unidad psiquica de Ia humanidad. Hoy en fa, los antropélogas se interesan sobre todo por los Ma mados cuniversales substantivoss, es decir, por las simt- limdes organizativas del contenido de los rasgos cul turales, EI interés por los universales substantivos ha sido, de todos modos, tradicional también en antropologia, he. bigndose construido a lo largo de la historia de esta dis- ciplina diversas listas de rasgos culturales comunes a to- das las sociedades, entre los que pueden citarse el tabi del incesto, la creencia en la vida después de la muerte, Ja idea del alma humana, y Ia decoracign corporal. Boas afiadié atin otros rasgos, entre Tos que inchufa: «Los ras- 190 0s clementales de la estructura gramaticalf.], la dist idm entre hablante, interlocutor y objeto de! discurso; asf como los conceptos de espacio, tiempo y forma...» (Boas 1965 154). La lista podria extenderse hasta incluir en ella diversas formas de actividad artistica (canto, danza, et.) asi como la existencia de terminologias de parentesco e institucio res sociales. Wissler (1923) lleg6 a enumerar nueve «pau tas culturales universaless: lenguaje, rasgos materiales, arte, mitologia y conocimiento, religlin, sistema fazilisr, propiedad, gobierno y guerra, Murdack y su grupo de creadares del HRAF Hegaron a enumerar 88 categorias cultefales comparativas, Los universales substantives, sin embargo, no siempre aparecen bajo la misma forma en todas las culturas, sino mas bien como variantes de un ecomtin denominador». Fl tabi del incesto, por ejemplo, que hace referencia a Ia probibicién de relaciones heterosexuales entre deter: ‘minados parientes, no siempre se aplica en e! mismo gra do de parentesco, En algunas casos se halla limitado a los patientes en primer grado de la familia nuclear, en otro puede Negar a incluir hasta a los primos cruzados. Las trasgresiones del taba, por otra parte, se trataa con diferente grado de severidad, segin las sociedades, Por esta razon, Murdock afirma que no existen rasgos de con ducta universales, sino mas bien modos universales de ccatdgorizar 0 clasificar formas de conducta. Por ponet tun ejemplo, aunque los elementos (animales, plantas wu hombres) y episodios empleados para explicar el origen de las diversas tribus varian de una cultura a otra, sus componentes no dudan en llamar a estas historias mitos; y otFo tanto ocurre con las variedades de conducta rela- cionadas con el matrimonio, que se hallan unificadas bayo vt Ja categoria de este nombre, con conductas relacionadas con la medicina, el ritual, etc. (Murdock 1945). Son varios los intentos realizados para explicar los universales de la cultura. Malinowski, por ejemplo, in- tenté deducirlos de las necesidades biolégicas basicas reproduccién, seguridad, comodidad corporal, etc. (Mali- nowski 196: 91). También las similitudes ‘universales pueden ser explicadas mediante procesos de difusion. y mediante similitudes de adaptacién al entorno natural. Recientemente, la atencién de muchos antropélogas se hha desplazado hacia los universales formales de la cul. tura, especialmente bajo la influencia de los iltimos pro agresos de la lingiistica. Chomsky (1965) ha afirmado que I estructura profunda de todas las lenguas es la misma Con el término «estructura profunda», Chomsky preten- e designar las reglas que especifican Jos modos combi- rnatorios de los elementos lingifsticos tanto lineales como jerarquicos que producen frases con sentide (cap. 3). La existencia de una gramética universal ha sido atri buida por Chomsky a la programacion genética de un ‘modelo lingifstico abstracto en el cerebro det nifio. Lévi- Strauss (1971) también ha defendido la existencia de una ‘gramética cultural universal ligada a la estructura del ce ebro. Desde ese punto de vista, los diversos niveles de la realidad —biolSgico, psicolégico. linguistico y cultu- ral aparecen organizados de acuerdo con principios es tructurales similares. Al tratar, més arriba, del problema de los tipos de matrimonio y el totemismo, dimos ya ejemplos praicticos del funcfonamiento de las estructuras universales. En el caso de Ia etnociencia, el asunto se presenta mucho més problematico. Seguin lo anteriormente dicho, los etnocientificos intentan descubrir el aparato concep. 192 tual de cada cultura desde dentro, o, si se quiere, desde lun punto de vista «emics, El punto de vista semic» es tan especifico de cada cultura como pueda serlo el sis- tema fonologico de cada lengua. Algunos estudiosos, no obstante, arguyen que los etnocientificos se han limitado a formular sélo las estructuras superficiales de la cultura, siendo ast que, segiin afirma Ia reciente linglistica trans formacional, existen estructuras profundas a partir de Jas cuales se generan las estructuras de superticic. Es sta una investigacion de actualidad que convierte a la antropologia en una de las disciplinas pioneras en el des- cubrimiento de las regiones profundas del intelecto hu- ‘mano y de la experiencia cultural, Antes de terminar este capitulo, debiéramos recordar ‘que los antropélogos no pueden analizar la experiencia caltural de los grupos humanos con la misma actitud ‘ave un cinajano que intenta captar la estructura del cere- bbro de un paciente para operar en él. La visién del mun- do y Ia experiencia cotidiana de las gentes estudiadas por Jos antropélogos debe de ser preservada y, de ser posible, cenriquecida, gracias a su presencia entre ellas ETICA E INVESTIGACION ANTROPOLOGICA No es nuevo el interés por la posible falta de sensi bilidad y las repercusiones de la investigacién antropol6 gica, asi como el uso del saber antropoldgico con props: Sitos no éticos. Ya en 1919 Boas provocé un gran revuelo fn los citculos antropolégicos al condenar publicamente los intentos del gobierno norteamericano de emplear a los antropélogos como espias en los paises de Centroamérica (Stocking 196%: 273), A partir de finales de los sesenta, 193 no obstante, las implicaciones éticas de la profesion han venido siendo xometidas a investigacién y amplio analisis or parte de vatios antropGlogos. En 1967, Ia American ‘Anthropological Association (AAA) adopté una resolucioa: sobre Jos aspectos eticos de la investigacién antropolé- gica, En 1968, el consejo ejecutive de la AAA nombré tun comité de ética para preparar un cédigo ético de la Aso ciacién, que fue adoptado por aplastante mayoria en el congreso anual de 1971. Un creciente nimero de aptro- pélogos, por otra parte, ha venido a considerar en los tiltimos tiempos la antropologia como una disciplina re. volucionaria, dentro de Ta tradicién de Marx y Rousseau (véase cap. 1 de este mismo tomo). Muchos de estos an- tropologos se hallan relacionados con la revista trimes. tral Dialectical Anchropotogy, de reciente aparicién, situa da en Ja tradicién marxista eritica. Ademas de propor- cionar una comprensién critica de la civilizacién conten pores basada en la perspectiva antropolégica, los de-- fensores de esta tradicidn llevan a cabo una eritica de Ja antropologia académice. Un importante estimulo a este tipo de trabajo se lo proporcioné la misma actitud del gobierno norteamericano, especialmente durante Ia guerra de Vietnam, al iroplicar’a los antropdlogos en su poli tica. Como resultado de ello, se produjo una profunda reflexién y toma de conciencia de {as relaciones histdri cas entre cultura y sistema politico, tanto por parte de los antropélogos como por parte de las gentes que ellos estudiaban, Desde los comienzos mismos de Ia antropo- Togia académica, sus practicantes han venido surgiendo de forma abrumadoramente mayoritaria de las naciones ccuroamericanas que colonizaron amplias zonas del mun: do en su proceso expansionista. Con frecuencia la misma Iinvestigacién antropoligica se vio animada por motivos 194 fundamentalmente administratives, siendo, consecuente mente, los objetos tradicionales de la antropologia los pueblos colonizados. ‘Al Finalizar Ja Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos culminaron su dominio econémico y politico del mundo. Y fue en este contexto de dominacién en el que los antropdlogos Hevaron a cabo la mayor parte de su trabafo. Para los antropdlogos sensibifizados por Tos acon- tecimientos politicos de los sesenta, dicho contexto plan- teaba ciertamente varlas preguntas acerca de Jos usos que podian darse a los descubrimientos autropol6sicos, y por parte de quién, Una cuestién mis compleja que enton- ces se planteaba era Ja del modo como [a cultura de los pueblos estudiados y a cultura de los antropdlogos po dian Ilegar a iafluenciar la perspectiva antropologica Durante todo este periodo, no todos los antropélogos consideraron estas cuestiones con igual seriedad, ni todos adoptaron idénticas posiciones, algunos decidieron que rnada malo tenia el servir Jos intereses de su propio go- bierno; otros, en cambio, consideraron tales actividades como perniciosas, mientras que otros, ain, pensaban que tales problemas reflejaban una visién excesivamente sim plista de la actial situacién sociopatitica. Todos ellos, no obstante, se vieron obligades a confromtar sus posturas con el hecho inobviable de la escalada de Ia guerra de Vietnam y su coste de vidas humanas. Los mas preacu ppados fueron aqueilos que creian que Jos intereses de los ppuchlos estudiados no tenian por qué ser necesariamente fdenticos a los del gobierna norteamericano; y que in cluso en algunos casos podion legar a ser contrapuestos, Otra idea que frecuentemente se planted a algunos antro- ‘pologos fue Ja de que tal vez Jos intereses de los gobler- nos de quienes eran huéspedes no coincidian del todo 195 ‘con los de los grupos locales a los que se hallaban estu- diando. Para todos ellos no fue tarea fécil encontrar una solucién a sus conflictos. Aunque los resultados de la in- vvestigacién antropoldgics se Jos proporcionaran tarabién a las personas implicadas, resultaba imposible prever de qué modo podfa actuar esa misma informacién para al: terar el statu quo, una vez en manos de los gobiernos © los grupos de poder, Los debates sobre problemas éticos de la profesion se vieron continuamente alimentados a lo largo de todo este periodo, segiin aumentahan los intentos de los diversas Srganos gubernamenatles nortearmericanos par reciular antropélogos que orientaran sus investigaciones en un sentido que pudiera servir a la derrota de los movinien: tos insurgentes creados en varias partes del mundo, Uno de los proyectos de investigacién mejor conocidos a este respecto, fue el «Proyecto Camelot», financiado por el Bjército de los Estados Unidos y el Departamento de De- fensa, y concebido por personal del ejército en 1963 (Horowitz 1965: 4). Con un presupuesto de 4 6 mi ifones de délares, el proyecto intentaba enrolar a un se lecto grupo de iavestigadores sociales que estudiaran las causas de la revolucién y Ia Insurgencia social en las reas subdesarrolladas del mundo. El abjetivo de est in vestigacién era estudiar esas causas y descubrir los me. dios de prevenirlas, El objetivo y las metas de la inves tigaciéa habjan sido enunciados por organismos guberna- mentales cuyo presupuesto bisico era que la estabilided social, y no la reyolucién, eran el signo definitive de la salud de una sociedad La inoportuna muerte de un profesor norteamericano que se hallaba visitando Chile para reclutar cientificos sociales que pudieran integrarse en el proyecto, produjo 196 fen Chile un verdadero levantamiento popular. Las impli caciones internacionales del caso obligaron al Congres a suspender el proyecto, que fue cancelado en junio de 1965 por el Secretario de Defense Robert McNamara. El proyecto Camelot, sin embargo, no fue el dnico de su clase. En marzo de 1967, The New York Times infor. mé sobre una operacién llamada «Proyecto Agils, que ‘consistia en la contratacién de unos 150 antropélogos, in genieros y técnicos de informstica que llevaron a cabo ‘studios de contrainsurgencia en el Norte de Tailandia. Revelaciones de este tipo candujeron @ que muchos go- biernos restringieran en sus paises las actividades de los antropélogos. En 1968, el gobierno de la India retiré el permiso de estancia al Himalayan Border Countries Pro- ‘yect («Proyecto de los paises fronterizos del Himalayas, patrocinado por la Universidad de California, al enterar se de que dicho proyecto estaba financiado por el Depar- tamento de Estado norteamericano. Para complicar atin mis las cosas, se supo que la CIA estaba canalizondo For: dos a través de las universidades norteamericanas y que sus agentes aparecian con frecuencia en el extranjero bajo el disfraz de investigadores antropol6gicos. Los esti diantes radicales de la Universidad de Berkeley echaron ‘atin mas lefia al fuego, al obtener prucbas de que exis: tan complicidades de ciertos antropélogos en las activi dades de contraespionaje de la frontera norte tailandesa (Wolf y Jorgensep 1970). En respuesta a esta tiltima con: frovesia, ef consejo ejecutivo de la AAA nombré un comi- 1é presidido por Margaret Mead y una docena de repre- sentantes del establishment antropoldgice para investigar tales cargos. En su informe al congreso anual de Ia AAA de 1971, dicho comité se pronuncig diciendo que las cri tHeas que se habian emitide contra fa antropologia eran 197 rmeras exageraciones. El informe, sin embargo, fue recha zado por los asistentes al congreso. Para mayo de aquel misino af, el consejo de la AAA habia adoptado ya el e6digo de ética preparado por el comité especial nombra: do al-efecto, al que se habia dado el nombre de «Princi- plas de Responsabilidad Profesional». En su predmbulo, se recomendaba a los antropélogos que se abstuvieran de investigar alli donde no podian evitar dafiar ya fuera 2 la comunidad académica 0 a aquellos a los que esttr diaban, Se distingufan seis areas de responsabilidad pro- fesional y se ofrecian Kineas maestras para cads uns de estas areas. Las Iineas generales de los principios alli contenidos pueden resumirse ast: Relaciones con los grupos estudiados: La principal res ponsabilidad de los antropélogos es para con aquéllos a los que estudian. Deben, por tanto, salvaguardarse sus derechos, sus intereses y su sensibilidad. Desde el princt pio, los objetivos de la investigacién deben ser declarados de la manera mis clara a los informantes. Su anonimato debe ser jqualmente garantizado, asf como una justa re- compensa por sus servicios. Las posibles consecuencias de Ja investigacton deben ser tambien comunicadas de Ia ma- nera mas clara y completa posible a las gentes estudia- das, puesto que es muy posible que resulten afectados, tanto politica como econdmicamente, a causa de ella, Responsabilidad para con el publico: Les antropélo- 05 son responsables ante los econsumidoress de sus es Fuerzos profesionales. Tienen con ellos establecida una euda de inocencia y verdad. No sélo deben ser comu nicados sus descubrimientos a cuslguiera que pueda in teresarse por ellos, sino que, ademds, los antropélogos 198 deben manifestarlos publicamente, contribuyendo con su Informacién a la opinién publica y a la politica publica ‘que encuentra en cllas su fundamento, En sus manifes- taciones piblicas, Jos antropélogos no deben hinchar sus iéritos ni sobrevalorar su competencia © capacitacion profesional. Responsabilidad para con la disciplina: Los antropé- logos son responsables del buen nombre de la disciplina y sus practicantes, No deben, por tanto, llevar a cabo investigaciones secretas o cualquier tipo de investigacidn ‘que no pueda ser libre y piiblicamente revelado, Deben fevitar ineluso Ja impresién de estar Ilevando a cabo in vestigaciones clandestinas. Su responsabilidad v0 con- siste sélo en evitar los informes ofensivos, sino en un compromise constante de apertura, honestidad y protec ‘ion del secreto de sus informantes, Responsabilidad para con los estudiantes: Con los estudiantes, los antropélogos deben ser limpios, rectos y xno explotadores, comprometiéndose en el bienestar y el progreso de los estudios académicos. Deben evitar cual quler tipo de discriminacién sobre Ia base del sexo, Ia Ja pertenencia étnica, la clase social, y otros crite- ios de este tipo. Entre otras cosas, deben dirigir la aten cidn de los estudiantes hacia los problemas éticos de la Investigacién, desanimandolo: de cualquier proyecto que pueda implicar patrones éticos dudosos, En sus trabajos impresos deben reconocer las ayudas prestadas por sus alurmos. Responsabitidad para con los patrocinadores: Los an- tropélogos deben ser honestos en lo referente a sus cuali 199 ficaciones, capacitacion y objetivos. No deben aceptar condiciones contrarias a la ética de su profesién. Deben, por tanto, requerir de sus patrocinadores que les revelen Ja fuente de sus fondos, y Ios objetivos que persigue le Institucién y el proyecto de investigacién. No deben en- trar en acuerdos secretos con el patrocinador en nada que pueda hacer referencia a fa investigacién, sus resul- tados 0 sus informes Responsabilidades para con el propio gobierno y el gobierno anfitrién: Para con ambos gobiernos, los antro- pélogos deben mostrarse honestos y claros. Deben evitar establecer acuerdos secretos con organismos politicos © cualquier tipo de acuerdo que pueda comprometer sus responsabilidades y ética profesional. Ademés de alertar a los ancropdlogos sobre los modas cémo padrian hacer daito a otros, advertida 0 inadver- tidamente, el eédigo expresa claramente el punto de vista dde que no existen separaciones claramente definidas en tre las responsabilidades éticas y cientificas de los an ‘tropélogos, puesto que la antropologia es una actividad ala vez cientifica y humana. En una palabra, los antro- pélogos deben ser plenamente conscientes de las impli caciones éticas inevitablemente conectadas con st. tra- bajo, y actuar en consecuencia Del modo como este codigo fue adoptado, podemos concluir que conis con el apoyo de la gran mayoris de los miembros de la AAA, El cédigo ético ests dirigido a proteger los derechos de todas las partes implicadas, con primaria considerscién del grupo social estudiado. Fl grado de instrumentacién de dicho cédigo dependera, de todos modos, del mado en que Tleguen @ converger 0 a 200 verger Jos intereses del patrocinador, el gobierno anti tridn, la comunidad estudiada, y la comunidad cientifi ca, y de Ia importancia atribuida por las mismos antro- pélogos a cada una de estas responsabilidades. Algunos antropélogos defienden la objetividad cienti- fica por encima de cualquier otra consideracién; otros, ‘en cambio, consideran que su principal preocupacign debe ser el bienestar y Ia emancipacién politica del grupo 50 ial estudiade, Ex altimo término, no obstante, las res ponsabilidades del antropélogo sobre el terreno se versin Aeterminadas por su concepcién de Ia naturaleza, fines yfuncién de la actividad etnolégies, CONCLUSIONES Hemos descrito los rudimentos de la investigacion antropolégica de campo y algunas de sus técnicas mas empleadas. Las técnicas y su instrumentacton dependen de los objetivos y la orientacién tedrica de los favesti- gadores. Hay que recordar, no obsiante, que n0 €s post ble que exista uza descripcién totalmente exhaustiva o final de ninguna cultura. Lo que los antropélogos descr: ben, necesariamente debe ser parcial y selectivo; si bien las descripciones de una misma sociedad realizadas por investigadares diversos pueden ser complementarias en te sf La eleccién conereta de las téenicas vendré determi nada por los objetivos que el investigador de campo se plantee, asi como por Ia situzcién del campo de investiga cién mismo. Las téenicas, sin embargo, no pueden servir para ocultar Iss ambigiiedades e imprecisiones de Ja con ducta observada en aras de una clasificacisn clara e ine- 201 quivoca, lo que no havia sino dar una visién distorsio nada de la situactén. ‘Algunos antropdlogos sostienen que el lenguaje es la parte de la cultura que detenta la clave de su compren sién y sentido. Por otro lado, como ya hemos visto, son no pocos los antropélogos contemporineas que han utili- zad los avances de Ia lingiiistica reciente para construir nuevas estrategias de investigacién, tales como los enfo- ques «etice y semics de Ia cultura, y ouevas técnicas de campo, como, por ejemplo, las ideadas por la etnocien- cia. Resulta, pues, apropiado volver nuestra atencién al estudio del lenguaje y sus relaciones con la cultura BIBLIOGRAFIA Boas, Franz, 1896, «The limitations of the comparative me- ‘hod of anthropology.» Sclence, Dec. 18, 901.508. =. 1983, ‘Recent anthropology.» Science, 98: 311314 1967. The Mind of Primitive Man. New York: The Pree Press, Orig. 1911 ‘Chomsky, Noam. 1965. Aspects of the theory of Syntax. Cam. ‘bridge: MIT Press. 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