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BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA DIRIGIDA POR DAMASO ALONSO I, ESTUDIOS Y ENSAYOS, 61 KR hee NIE EUGENIO COSERIU TEORIA DEL LENGUAJE Y LINGUISTICA GENERAL CINCO ESTUDIOS TERCERA EDICION REVISADA Y CORREGIDA 1TEOA DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA 5 “i BIBLIOTECA ROMANICA HISPANICA EDITORIAL GREDOS ‘MapRID 290 Teoria det tenguaje y lingiiistica general in el le nguaije y lingitéstica generat més de carecer de sistematizacién, quedan en gran parte inope- vantes en el plano descriptivo, por considerarse como pertene- cientes a la lingiifstica tedrica. En cambio, en nuestra opinién, Ia lingiifstica del hablar en sentido estricto serfa una lingiifs- tica descriptiva, una verdadera gramdtica del hablar. Y, preci samente, una gramatica indispensable tanto para la interpre- tacin sincrénica y diacrénica de la «lenguan como para el anélisis de los textos. En efecto, desde el punto de vista sin- cr6nico, la lengua no ofrece séfo los instrumentos del decir Y sus esquemas, sino también instrumentes para la transfor- macion del saber en actividad; y, desde el punto de vista diacré- nico, todo lo que ocurre en Ja lengua sélo ocurre por el hablar. Por otra parte, el andlisis de los textos no puede hacerse con exactitud sin el conocimiento de la técnica de la actividad Jingiifstica, pues la superacién de Ja lengua que se da en todo discurso séio puede explicarse por las posibilidades universales del hablar, 1. 2. 4, El objeto propio de la «gramatica del hablar» seria, pues, la técnica general de la actividad lingiiistica, Su tarea de. beria ser Ja de reconocer y describir las funciones especificas del hablar xar’ évépyeray ¥ de indicar sus posibles instrumene tos, que tanto pueden ser verbales como extraverbales. En efec- to, como ya se ha dicho, el hablar es mas amplio que Ia lengua: utiliza sus propias circunstancias (mientras que Ja lengua ¢s acircunstancial) y también actividades complementarias no- verbales, como la mimica, los gestos, los ademanes, y aun el si- lencio, o sea, la suspensién intencional de Ja actividad verbal ! (Ob. city pus, 247263). Ademas, de muchos problemas. que pertenecerian Propiamente a la Jingliistica del hablar se ha percatado Ja misma gra- mitica de Jas Jenguas, 48 Cf. H.C. J. Duuxer, Extratinguate elementen in de spraak, Ams- terdam, 1946, donde se estudia sobre todo Ja interdependencia entre en: tonacién y mfmica. Naturalmente, la lingliistica no tiene por qué dedie carse al estudio deseriptivo de las actividades expresivas no-verbales, estudio que puede dejar a Ja Hamada eciencia de Je expresiény, Pero no Determinacién y entorno 291 Ademés, en Ia misma expresién verbal, too aquello que no es permanentemente funcional (distintivo) en Ja «lengua» puede volverse funcional ocasionalmente; y, dentro de los limites mis- mos de la funcionalidad permanente, caben amplias posi dades de seleccién para realizar funciones ocasionales, segin una técnica que va més alld de Ja elengua», de Io idiomatico ®, 1.2.5. A esa técnica general del hablar pertenecen, preci- samente, la determinacién, como conjunto de operaciones, y los entornos, como instrumentos circunstanciales de la acti- vidad lingiiistica. El problema de la determinacién se estudiar agu{ sélo en lo concerniente a Ja determinacion nominal. En cuanto a los «entornos»®, nos limitaremos a ampliar su regis- tro, deslindando una serie de entornos que normalmente no se Teconocen o se confunden con otros, y a sentar esquematica- mente Jas posibles directrices para el estudio sistematico de sus funciones. 2.1.4, Corresponden al ambito de Ja «determinacién» to- das aquellas operaciones que, en el enguaje como actividad, se cumplen para decir algo acerca de algo con los signos de ia Iengua, o sea, para cactualizars y dirigir hacia la realidad con- creta un signo evirtual» (perteneciente a la «lengua>), 0 para delimitar, precisar y orientar Ja referencia de un signo (virtual © actual). Pero, como se ha indieado, la determinacién que aqut nos interesa es exclusivamente Ja determinacién nominal, a Ja que, ademés, consideraremos sélo en el plano del llamado «len- guaje emunciativo», es decir, independientemente de todo pro- puede dejar de reconocer y sefialar su funcién de modificadores de lo hablado, Ast, las diferencias locuctonaies entre «lengue habladay y ), etc. Pero en todos estos casos, como casi siempre en la individuacién, intervienen tambign Jos entornos; asi, la capi. tal de Francia es un individuado gracias al significado de la palabra capital, mientras que en Ia ciudad de Francia el mismo complemento (de Francia) no individtia, a pesar de funcionar como «especificador distintivo». En general, en entornos esta: blecidos, Ia presencia del articulo indeterminado suele indicar un «particularizado», mientras que la presencia del articulo determinado suele indicar un «individuado»%, Sin embargo, en un ejemplo como: busco a un médico/busco al médico la opo- sicién que se establece no es de grado de determinacién, sino que se da entre un «individuado para el hablante sotamentes y 35 No se trata aqué de «relacién animada inanimada del sujeto con €l objeto», como en el ciemplo sefialado por K, Vossier, Algunos carac- teres de 1a cultura espaiiolas, Buenos Aires, 1946, pag. 64 (aquerer ut cria- dosfequerer a un criado»), donde a la simple oposicién indefinido/definido se ahade una oposicién mas compleja, debida al distinto significado que el verbo querer adquiere en las dos construcciones. % Mas ello no significa que la individuaciin se efectie mediante el articulo. A este propdsito, L. Buoowriein, Language, pigs. 203.201, habla, ecertadamente, de upusicion entre suamdentisied specimenss y eidentified Specimens», pero ineluye el articulo the entre Jos determinadores «defi- Ridoss. Tal inclusion es discutible, porque el articulo de por si no indivi dia. En Jos casos en que esto parece ocurrir (por ej, x¢Han lefdo et libro?s, «Estoy observando el mapas), la individuacién esta dada, en realie dad, por los entornos yerbales y extraverbales. y_entorno 301 un «individuado tanto para el hablante como para el oyentes. ‘Ademds, pueden distinguirse varios matices intermedios; asi, los seleccionadores como cierto, determinado no indican pro- piamente un «individuado», sino, mas bien, un cindividuable» (cf. cierto escritor, determinado dia). Como un tipo especial de individuacién puede considerarse 1a individualizacion (indivi i singuler). en . ‘name la situacidn es ta operacién mediante la que los objetos denotados se «sitdan», es decir, que se vinculan con las epersonas» implicadas en el discurso y se ordenan con respecto a las circunstancias espacio-temporales del discurso mismo. Sus instrumentos verbales especificos son los situado- res, que pueden ser posesivos (mi, tn, su, nuestro, vuestro, y sus plurales) 0 déicticos {localizadores: este, ese, aquel, y sus plurales). En efecto, la esituacién» puede sefialar una particular relacién de dependencia o interdependencia entr> Jos entes de- terminados y una cualquiera de las «personas» que automatica- mente surgen en el discurso (por ser éste un ‘hablar tno con otro acerca de algo’), y, en tal caso, es situacién posesiva; 0 pue- de sefialar la regién ocupada por los entes denotados, con res- pecto a las circunstancias del discurso, y, en tal caso, es situa iin tocalizadora 0 aéictica (localizacién, deixis). En espafiol, donde, como en latin, existen tres grados déicticos, Ja locali- zacién puede distinguir entre Ia propincuidad con la primera ¥ con Ia segunda persona (este/ese), ademas de poder indicar Ja no-propincuidad con respecto a esas mismas personas, sefia- Jando los objetos como ubicados en el lugar indeterminado perteneciente a Ia llamada ctercera persona» (aguel)”. En si vado que In llamada «3? persona no ce ens eke Beweeuism, Sincture des relations des per: sonnes dans le verbe, BSLP, XLIII, pags. 11-12; V. Skatatka, Art. cit., Pe gina 27; F, Lazaro Carnerer, Diccionario de términos fifolégicos, Madrid, bat, pap 264 (donde se acebta To sostenido por Benveniste), Lo que con ello se quiere decir es que la «32 personas sdlo se inc come otra con 302 Teoria del lenguaje y lingilistica general cuanto a Jos poscsivos, hay que observar que, en espaiiol, som actualizadores implicitos los antepuesios (mi, iu, etc), mas no lo son los pospuestos (mio, tuyo, etc,), que funcionan como simples adjetivos. ¥ aun los posesivos antepuestos, a pesar de ser «individuadores», no presentan necesariamente a sus deter- tninados como perienecienies a una «clase»: bajo este aspecto, Jos posesivos son sdlo «generizadores» oposicionales, y no cons. tantes (como los déicticos)», 2. 3. 6. Con la localizacién, el proceso de determinacion de un virtual Mega a su fase conclusiva, en la que el signo, ya Tespecto a Ins participantes en a relacién comunicativa. El yo y el tid tie- nen localizacion positivamente definida, mientras que la 3 persona (él) se sitia silo negativamente (con respecto a Ja relacién yo-ti). Por consiguien. te, también Ja deixis correspondiente al «lugar de la 3" persona» sefiala solo una Jocalizacién negativa. De aqui que, para esta deixis, pueda haccrse @ veces (y en Ciertos idiomas se hace siempre y necesatiamente) Ia diss tineién entre tocalizacién indeterminada y localizacién determinada o inmediatamente determinable («objeto que se halla a la vista de loc hablantes»); cf. ital. queilo/quelto li, quello 1a. Por el misino cavicter yelativamente indeterminado de Ia 3+ persona, Ja situacién posesiva que 22 corresponde puede necesitar ulteriores precisiones, normales o eventus, Jes: cf. lat. eius/suus, esp. suxo/suyo propio, propio. Por otra parte, Ia Jocalizacidn positiva de é 0 aquél puede darse por los entomnos, 0 por el Sesto (que indica la direccién en la que el objeto puede hallarse). A este Propisito, hay que observar que los localizadores no son direccionales; sélo seflalan sregién> y «distancia: 1a direcciéa debe daria ef gesto, La indicacién por el gesto y In dcixis verbal —Iejos de tener funcién idéntica, como a veces se ha sostenido (cf. por ej., K. BURLEX, Ob. cit, pag. 94). tienen funciones distintas y complementarias, * Lo mismo ocurre on francés, inglés, alemén, ete. En italiano, en cam- bio, salvo casos particulares (ntio padre, inio figlio, etc), los posesivos Ro implican la actualizacion y pertenecen mas bien al tipo de les «espe~ cifigadores distintivos» (cf. 243.). Comparese la diferencia que existe en espafiol entre mi amigo y antigo mio. Como tos posesivos en espaol se somportan en rumano los déicticos: ef. acest orm, pero omul cesta & Une expresion como «Asi es mi Espaiias no implica que el objeto ), © «limitaa» Ja denotacién, en sentido extensive o intensivo, Determinacién y entorno 308, orientando la referencia hacia una parte o hacia un aspecto del particular denotado®. : 2. 4.2. Los instrumentos verbales de la «delimitacién» pue- den lamarse delimitadores. Perienecen a este tipo de determi- nadores nominales la mayoria de los Hamados «complementos del sustantivo» constituidos por palabras dotadas de significa- do categorial y léxico (adjetives, «frases adjetivas», nombres en aposicion, etc.). Se trata de elementos que, normalmente, no desempeiian funciones morfeméticas (pero of. 2.1.2. y 23.4), y pueden aplicarse tanto a virtuales como a actuales. Si se aplican a nombres actuales (aunque no sactualizados» instrumentalmen- te), muclios de ellos suelen exigir el artfculo, en las lenguas en las que éste existe (cf. Catatuiia, pero la vieja Catatufia). 2. 4.3. La delimitacin puede distinguirse en: explicacion, especializacién y especificacién; y los instrumentos correspon- dientes, en: explicadores, especializadores y especificadores®. Los «explicadores» destacan y scentian una caracteristica inhe- rente de lo nombrado 0 denotado; por ej., «el vasto océano», «ovis patiens iniuriaes, «Granada [a bellas, fr. «le preux Charle- magne». Los «especializadores» precisan los limites extensivos 0 intensivos dentro de los cuales se considera lo determinado, desde un punto de vista «interno, es decir, sin aislarlo y sin oponerla a otros determinables susceptibles de caber bajo la ‘misma denominacién; por ej., «todo el hombre», «todo (lat. totus) Madrid», «la vida enterar, «la Espaiia visigdtica», «el sol matutino», «luna de medianoches, «el dia en el ocaso», «ci ciclo australs, eel hombre en cuanto sujeto pensante», «los espaiioles como guerreros», «Cervantes como poeta», ¥ los «especificado- 2 Aunque, naturalmente, uno de Ios modos de «limitary la denotacion es el de indicar de manera expresa su globalidad, su no:parcializacién (por @j., «todo el libro», «el hombre considerado en todos sus aspectos»). 3 Los ecaracterizadores+ de Ch, Bally son delimitadores que pueden pertenecer a uno cualquiera de esos tres tipos, con la unica condicién de ser evirtuales». 7 umvcuse—20 306 Teoria det lenguaje y lingitistica generat me ___CCeoria det lenguaje y tingitistica generat Tes» restringen las posibilidades referenciales de un signo, afia- digndoles notas no-inherentes a su significado; por ej., «castillo medieval», enifio rubios, «las aves acudticas», «el presidente de a Repitblica», «cl cura de nuestro pueblo», Aplicados a virtua- les, los especificadores delimitan dentro de las clases correspon- dientes otras clases, menos amplias (cf. hombre/hombre blan- co}; aplicados a actuales, presentan los objetos denotados co- mo pertenecientes a clases que, a su vez, quedan incluidas en clases mas extensas (un eniflo rubio» pertenece a la clase «nifio Tubio» que, a su vez, es miembro de Ia clase «nifio»). Llama- remos a este tipo de determinacién especificacién distintiva, 2.5.1. Formalmente andloga a la sespecificacién distin- tivay, pero radicalmente distinta desde el punto de vista fun- cional, es la especificacién injormativa o identificacién, que debe considerarse como un tipo auténomo de determinacién y cuyos instrumentos se Mamaran aquf identificadores. La idene tificacién es la operacién mediante la cual se especifica el sign ficado de una forma «multivocay, con Ja finalidad de asegurar su comprensi6n por parte del oyente actual 0 eventual. Cf.,, por ejemplo: «hoja de papel», «hoja de afeitars, «cuadro de fritbol>, slenguaidioma» [es decir: no la lengua anatémica], «el sol monedap (no el astro], fr. _pomme de terre» [no pomme, 'man- zana’] y, viceversa, « *, Las palabras como kitut y versté o geisha y samuray no son «técnicas» en ruso y en japonés, pero Io son desde el punto de vista de otros idio- mas, pertenecientes a otros surrealista, la rima, Ia asonancia, la aliteracién, el juego de palabras, son modos de revelar parcialmente las secciones mas inmediatas de ese fondo de saber sobre el cual se proyecta toda palabra concreta. 3 En este caso, puede hablersc de ditbitor idiomdticos: «ceguidillan, «alboradas, «toreros, «pracioso» pertenecen al émbito idiomético espafiol. Otros Ambitos son antbientales 0 dialectales, y otros atin son interidiomd. ticos. Estos pueden ser continuos, si abarcen varios idiomas en su inte- gtidad (como en el ejemplo se funda, en bue- na parte, en un apropiado empleo intencional de Ios contextos verbales negativos. 3.4, 4. El contexto extraverbal esti constituide por todas las circunstancias nolingtifsticas que se perciben directamente © son conocidas por los hablantes. Puede distinguirse en varios subtipos: fisico, empirico, natural, préctico, histérico y cul- tural, ; a) El contexto fisico abarca las cosas que estan a la vista de quienes hablan o a Jas que un signo adhiere (en el caso de un signo grabado, escrito o impreso; cf. el eentorno sinfisico» de K. Biihler). La deixis real e inmediata ocurre dentro de un contexte fisico, por ef cual, ademas, se individden implicitamen te todas las cosas que el contexto mismo contiene (cf. 23.2 yn. 36). b) El contexto empirico esta constituido por los «estados de cosas objetivos que se conocen por quienes hablan en un jugar y en un momento determinados, aunque no estén a la vista; por ej, el haber una calle fuera de la puerta; el tener esta casa cinco pisos; el haber un mar, un rio, una playa, un > EI enunciado: el sol es mds grande que ef Peloponeso es estricia- fs grande que el Peloponeso. mente verdadero, pues, en efecto, el sol es mis grande at Sin embargo, lo que el mismo enunciado sugiere es falso (ounque no fuera ésta la intensién de Anaxigoras), y ello, precisamente, por lo que ano dices, 0 sea, porque no indica el otro término de comparacién. Si de una obra que ha tenido diez resefias favorables v una muy desfavorable decimos slo gue eha sido asperamente criticadas, docimos Ia verdad, pero muy otra cosa es lo que damos a entender. EI evontexto verbal ne- gativos permite ese tipo peculiar de mentica que consiste en insinuar lo falso diciendo la verdad. 316 Teorta del lenguaje y lingiitstica general bosque cerca de esta ciudad, etc. Expresiones como: voy a la playa, estd bravo el mar, no saigas a la calle, el sefior del primer piso, adquieren en el hablar corriente sentido enteramente de- terminado, gracias, precisamente, al «contexto empirico», c) El contexto natural es ta totalidad de los contextos em- Piricos posibles, es decir, e] universo empirico conocido por los hablantes. Por el «contexto natural» se hallan singularizados e individuados para todos Jos hablantes, en el plano empirico, Jos nombres como: ef sol, fa luna, ef cielo, Ia tierra, el mundo, No se pregunta ¢cudl sol?, porque sélo se conoce uno”. 4) El contexto practico w ocasional es la «ocasién» del hablar: Ja particular coyuntura subjetiva u objetiva en Ia que ocurre el discurso; por ¢j., el hablar con un anciano o con un nifio, con un amigo o con un enemigo, para pedir un favor © para exigir un derecho; el acontecer el discurso en Ja calle © €n una reunién familiar, en una clase 0 en el mercado, de dia © de noche, en invierno o en verano, etc. Toda una serie de fun- ciones gramaticales, seménticas y estilisticas dependen de la «ocasi6n» del Wiscurso o son desempefiadas implicitamente por este contexto; cf. por ej., ;hermoso dial, hace {rio [hoy, y no en general}. Una frase como: dos de diez y uno de veinte no tiene de por si sentido, pero resulta perfectamente clara si se dice a un vendedor ambulante que vende ciertos objetos de diez y de veinte centésimos. e) El contexto histérico esta constituide por Jas circunstan- cias histéricas conocidas por los hablantes, y puede ser particu. lar —tan limitado como Ja historia de una persona, de una CH. Bay, Ob. cit. pg. BI. considera estos nombres como «nom. bres propios de ta lengua, porque no advierte la existencia y Ta funcién det contexto natural. Pero no puede haber duda que se trata de nombres comunes cuyos denotados se conocen en un solo ejemplar. En los nom- bres propios Ja individualizacién no depende de los contextos, sino que pertenece a Jos nombres mismos: el nombre propio, como ya lo reconocié ARIsTOTELES, De interpretatione I7a, es individual por su naturaleza (y no por alguna circunstencia empirica). Determinacién y entorno 3i7 Determinacién y entorno familia, de una aldea; 0 ms amplio, como 1a historia de una nacién (por ej., el ser este pais una repitblica y no un reino, el ser una comunidad cristiana y no musulmana)— 0 universal; actual o pretérito, Ciertos nombres como: el atcalde, el médico, el farmacéutico, el cura, suelen ser denotaciones individuales en contextos histéricos particuleres; ef rey es denotacién indi- vidual en un reino; ef papa es una denotacién individualizada por el contexto universal actual»; Ja batalla de Salamina lo es por el contexto «universal pretérito» *. f) El contexto cultural abarca todo aquello que pertenece a la tradicién cultural de una comunidad, que puede ser muy limitada o tan amplia como la humanidad entera. En la medida en que integra la historia espiritual de una comunidad, el «con- texto cultural» es una forma peculiar de contexto histérico. En Jatin, deus significa ‘un dios, aigin dios’; en espaiiol, Dios es un nombre individualizado por la tradicién monotefsta cris tiana; y para la filosofia escoléstica era una denotacién indi- vidual también el fildsofo. Los Hamados «tOpicos» se reconocen y funcionan como tales dentro de una tradicién literaria; asi, para los hispanochablantes cultos, la expresion de cuyo nombre no quiero acordarme tiene un sabor particular porque recuerda el texto de Cervantes. Todos los contextos extraverbales pueden ser creados 0 mo- dificados mediante el contexto verbal; pero aun Ia «lengua escritas y Ia literaria cuentan con algunos de ellos, por ej., con el contexto natural y con determinados contextos histéricos y culturales: Homero hace constantemente alusién a mitos cono- cidos por los griegos y Géngora, cuando escribe ef mentido ro- bador de Europa, cuenta von un contexto cultural que supone conocido por sus lectores. ‘1 Contratiamente a lo que piensa K. BiimueR, Ob. cit. pAg, 25%, n0 se trata de un nombre propio. 318 Teoria del lenguaje y lingiitstica general 3.5.1. Por universo de discursn entendemos el sistema universal de significaciones al que pertenece un discurso (o un enunciado) y que determina su validez y su sentido. La litera- tura, la mitologia, las ciencias, la matematica, el universo em- Pirico, eni cuanto «temass’o «mundos de referencia» del hablar, constituyen euniversos de discurso», Una expresién como: [a reduccidn det objeto al sujeto tiene sentido en filosofia, pero no tiene ningun sentido en la ‘gramética; las frases como: el viaje de Ulises y ef viaje de Coldn, segtin decta Parménides y segtin decia Hamlet, pertenecen a distintos universos de dis- curso. El humorismo se basa a menudo en la confusién inten- cional de universos de discurso, en el mismo enunciado; cf, por ejemplo: en ef bosque dos jévenes matemdticos extraian las raices cuadradas de los drboles; por la ventana veo un home bre que estd descendiendo del mono, _ 3.5.2 El concepto de ‘universo de discurso' ha sido a menudo orf ticado por Jos Idzicos positivistas, con el argumento de que no hay «otro mundo» fuera, del mundo natural y empiricamente conocible®, Que no hay m&s que un mundo, es cierto; pero las eriticas aludidas, lejos de invalidar el concepto de ‘universo de discurso’, revelan una radical incom- Prensién del problema, No se trata de otros «universoss, de otros «mun- dos de cosas», sino de otros cuniversos de discurso», de otros sistemas de significaciones. La misma pretension de «traducirs, por ¢j., las frases de Ia mitologia, trasladndolas al nivel del hablar sobre el mundo em- Pirico ¢ histérico («los griegos creian que...r, etc.) revela, precisamente, que se trata de euniversos de discurso» diferentes. En realidad, los enun. ciados pertenecientes a universos de discurso ne-cimplticos no carecen de sentido y no necesitan «traduccién» ninguna. El valor de verdad de una afirmacién acerca de «Ulises» no se verifica en la historia gtiega, sino en Ja Odisea, y en Ja tradicion correspondiente, donde Ulises era ef marido de Penélope. es una proposicién verdadera, mientras que Ulises era ef marido de Helena es falsa; y las afirmaciones acerca de'los «centaurse & Ast, por ef, B. Rosen, Introduction to Mathematical Pit tind esp, Iroc ata filcofia matertien Benne Ree, 1S 28,9 LS. 38 Modern ntroducten te Lice wisss 27209, ING, Introduction to Logic’, Londres, Determinacién y entorno 39 ‘son verificables en 1a mitologia, donde la proposicién el centauro era un sacrificio de cien toros es falsa, mientras que ef centauro era un ser mitad hombre y mitad caballo es verdadera, 3.6.1. Lo dicho alcanza, creemos, para destacar Ja impor- tancia que el registro de los entornos y el reconocimiento de sus funciones tienen para la gramdtica, para la teoria literaria y para Ja (eoria del lenguaje. En particular, conviene subrayar la importancia de los entornos no-verbaies, que a menudo se ig- noran, 3.6.2, Por Jo que concierne a la gramdtica, los entornos noverbales intervienen necesariamente, aunque en medidas di- versas, en Ia consideracién de sus tres planos: el tedrico, et descripiivo y el analitico. En el plano teérico, ciertos modos significativos pueden definirse sdlo con referencia a los tipos de entorno en los que estin destinados a funcionar (tal es el caso de los pronombres personales y de los déicticos pronomi- nales, edjetivos y adverbiales); y en la definicion de otros la referencia a los entornos interviene por Jo menos en sentido negativo, como en el caso de los nombres propios, que, precisa- mente, son independientes de las circunstancias del hablar (por Jo que concierne a Ja actualizacién ¢ individualizacién) (cf. no- ta 60). Y, desde un punto de vista méas- general, la referencia a los entornos es indispensable para el deslinde entre texemas (palabras con significado categorial y Jéxico, com los nombres ¥ los adjetivos) y categoremas: palabras que tienen sélo signifi- cado categorial y que, por lo tanto, «denotan» sin «designars (cf, 3.2.1). La intervencién de los entornos es menor en el plano 48 Estos tres planos se distinguen en Ia gramatica de acuerdo con los aniveless en los que puede considerarse el Jenguaje (cf. 1.14). En el plano todricc, la gramdtica es teoria gramatical o gramitica general: su tarca es Ia de reconocer y definir las cotegorfas verbales y gramaticales, como modos seménticos del hablar. En el plano descriptive, es descrincién de Jos esquemas formales de expresién de que dispone una lengua. Y en el plano analitico, es andlisis gramatical (formal y seméntico) de las funcio- nes concretamente manifestadas en un texto, 320 Teoria det lenguaje y lingitistica general descriptivo, que es el plano propio de la «lengua»; sin embargo, es necesario, por Io menos, sefialar cuales funciones no dispo- nen de instrumentos verbales en una lengua (por realizarse ex- clusivamente por las circunstancias del hablar) y cuales instru- mentos verbales pueden sustituirse por los entornos. Pero, sobre todo, el reconocimiento de ios entornos es imprescindible para el andlisis gramatical de los textos, pues ios mismos esquemas formales pueden corresponder a funciones enteramente distin- tas, en entornos distintos. En general, una lingiifstica propiamente funcional no puede descuidar Ios entornos, ni siquiera los cextraverbales», pues las funciones reales no se dan en 1a lengua abstracta, sino en el hablar concreto. Ello es cierto aun por Jo que concierne a la lingitistica diacrénica, que no puede ignorar Jas cixcunstancias generales en las que una lengua se ha hablado , 3.6.3. En lo que ataiie a la teoria literaria ~o, mejor, de Ia técnica y de a interpretacién literarias—, el conocimiento de los entornos no-verbales tiene importancia.en dos sentidos, ambos fundamentales. En primer lugar, Ja «lengua escrita» no dispone en absoluto, © s6lé dispone parcialmente, de ciertos entornos (como, por ejemplo, el ambiente, la situacién inmediata, el contexto fisico, el empirico y el practico), y, por fo tanto, en Ia medida en que los necesita, debe crearlos mediante el contexto verbal. Ello plantea al escritor un serio problema técnico. EI problema es menor para la poesia lirica, que, es mas libre de entornos y, por lo tanto, mds abstracta y de por sf mds universal. Ciertamente, la poesia lirica puede ser motivada por una «ocasién», pero la «ocasién» es exterior a la poesia y ia visién poética la supera Contrariamente a lo que pretende el formalismo Jingilistico, ta Jen- gua no puede estudiarse «en sf y por sf», y menos atin su historia. ¢Quién podria entender, por ej., la historia del Iéxico romance sin conocer Ia ivilizacién occidental y et cristianismo? Determinacién y entorno 321 en seguida, universalizandola ©. En cambio, la poesia épica y, so- bre todo, la prosa narrativa necesitan micho mas de los entor- nos. Para concretar su visidn, el prosista debe hacer tangibles las cosas, presentes y visibles los personajes, sensibles las ocasio- nes. En ciertas novelas se habla de rios y de bosques, pero no se siente su humedad y su frescura, y ello es indicio de que se trata de obras fracasadas. La obra en prosa debe contener en gran parte sus entornos. Esto explica Ja mucho mayor dificul- tad técnica de Ja prosa de arte, con respecto a la poesia lirica. En segundo lugar, la literatura aprovecha siempre, en me- dida mayor © menor, ciertos entornos limitados, en particular los hist6ricos y culturales. De aqui la mayor «dificultad» de ciertas obras con respecto a otras, que se halla en relacién directa con su mayor adhesién a contextos ignorados por el lector. De aqui, también, la necesidad de los comentarios, si la interpretacién ocurre en contextos distintos de aquéllos con los que cuenta Ja obra: «explicar» una obra significa, ante todo, reconstruir sus entornos “. 3.6.4, Finalmente, en-lo que respecta a la teoria del len- guaje, un reconocimiento adecuado de las funciones de todos Jos entornos contribuiria a eliminar ciertos viejos y tan persis- tentes errores. Entre ellos, y en primer término, el de la len- gua «ldgicamente perfecta» y el de la pretendida «imperfec- cién» o cinsuficiencias del lenguaje. La lengua «logicamente perfecta» es un contrasentido tedrico (pues légica 0 ilégica solo pueden ser una expresién concreta, « La cocasiéns, naturalmente, tiene su funcién en el poema, como se fialamiento de lo superado por Ja visién poética, Un expediente bastante snperiicial e ingenun sel hermetismo poética —expediente viejo como cl mundo, pero siempre renovade por los artesanos cerebrales de la pocsia— consiste en ocultar Ia socasiéne, lo cual, sin embargo, no asegura que haya vision poética. ‘ Esto implica reconocer el cardcter propiamente lingliistico del co- mentario «filolégico», cuyo cometide consiste, en gran parte, en revelar Jos entornos en Jos que el texto estudiedo adquiere su pleno sentido. 1 LENGUAIE—21 322 Teoria det tenguaje y lingitistica general no la Iengua abstracta) y serfa perfectamente inuitil, pues sélo serviria para repensar lo pensado, y no para adelantar en el pensamiento (que es crear nuevos significados). Pero, aun cuan- do se considerara util, a tarea de construir semejante lengua serfa ociosa: al utilizarse esa lengua, intervendrian inevitable- mente los entornos (empezando por el mismo contexto verbal) y ella dejaria de ser un cédigo inequivoco e inmutable. Los constructores de lenguas no pueden aboli los entornos ni im- pedir que el hablar signifique en contextus infinitos, Igualmente infeliz y radical es el error de todas las afirma- ciones acerca de la «imperfeccién» o «insuficiencia> del lengua. Je, en el que han caido hasta pensadores tan agudos como H. Bergson y A. N, Whitehead. Este error estriba en Ja confusion entre el hablar concreto y Ja lengua abstracta, en creer que Io hablado es simplemente «lengua», en no advertir que la Jengua consignada en la gramatica y en el diccionario es solo el instru mento del hablar y su marco histérico de posibilidades, y que el hablar Ja supera constantemente y significa propiamente lo particular y concreto. Un discurso puede resultar inadecuado, Pero por insuficiencia particular de tal discurso, y no por una insuficiencia universal del lenguaje. Whitehead sefiala como insuficiencia del lenguaje el hecho de que la expresién lingiif tica no puede referirse al universo en todos sus detalles: «El lenguaje es totalmente indeterminado a causa del hecho de que todo acaecimiento presupone algiin tipo sistemético de ambien- te». Lo cierto es exactamente lo conirario: el lenguaje no dice las condiciones contextuales, porque no es necesatio que las diga, pero las utiliza y, por lo tanto, la expresién real Jas im- plica y las contiene“. Lo hablado significa en un proceso infi- ‘1 Process and Reality, trad. esp. Proceso y realidad, Buenos Aires, 1956, pgs. 28:29. 6 Por otra parte, el propio Whitehead advierte, en otro lugar, que én un enunciado shay siempre una referencia tdcita al ambiente de la oca. sién en que se habla», (Ob. cit,, pégs, 357-358). Determinacisn y entorno 323 nito que es el proceso mismo de Ja realidad significada. El error de Whitehead consiste en considerar que una frase dada como ejemplo es idéntica a la pronunciada realmente (error que él mismo critica en otros autores). En realidad, aislada de sus contextos, la frase es otra: es nombre de Ia frase real e implica un traslado del lenguaje primario al emetalenguaje» (al hablar sobre el lenguaje). Con ello no se quiere decir que no hay que dar ejemplos, Pero no hay que olvidar que Ia frase-ejemplo es, Precisamente, un «nombre> con el que nos referimos a aquella otra frase que significa en una multitud de contextos, asf como con Ia palabra drbol hablamos de los «érboles» reales y no pre tendemos que ella misma sea verde y tenga espeso follaje. Si me propongo investigar el significado del verso de Dante: Nel mezzo del cammin di nostra vita, et verso al que me reficro no €s éste que acabo de escribir, sino el que se halla en la Divina Commedia y que significa de manera cabal solo en relacién con todo el poema, («Romanistisches Jahrbuch», ‘VI, 198556, pags. 2954.)

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