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Record a mi flaca mientras terminaba de pitar el ltimo cigarro era el ltimo!

No
haba ms, era el acabose. El sndrome de abstinencia comenz: el no tener otro
cigarrillo, me daba ganas de tener algo en la boca y ella no estaba, ni sus tetas, ni
su concha de Cienfuegos. As se apellidaba ella Cienfuegos, 16 aos, de papa
rosada, como las Canchn fritas que haca mi madre para el desayuno. Abr mi
Whatapp intilmente, porque la tena bloqueada, era mejor as, de las imgenes
que tenas en comn observ una en donde tena una fina hoja de papa Pringles
en la boca de su Homero que le dibuj en sus finos labios a una semana de
conocernos. Haba sido la primera vez que escrutaba con mi lengua aquella zona
de su cuerpo. Sin cigarros, sin mujer, pero, qu digo?, mujer? Si era una nia!
Ni si quiera poda ir y comprar ms. No a esta hora de la noche. No saba la hora
exacta, pero ya estaba muy oscuro y no haba ruido en la calle. El reloj que usaba
lo tena como un adorno desde que un da, ebrio, enoj a un perro bravo que lo
destruy. Pero no me importaba. Era un regalo de ella, de la Cienfuegos. Que
seguramente estara en la cama con su novio nuevo disfrutando de su vagina. De
esa hermosa vagina suya. Golpe la pared ms cercana con furia. Se cayeron dos
botellas vacas y dos libros. Uno era de Bukowski. Quiz Hank me escrutaba
escribir de esto. De cmo aoraba esas mamadas al pie de mi mostrador.
Enardecido vi mi mano que palpitaba. Luego vi el reloj. Empez a andar de nuevo,
con furia. Luego se detuvo. Como si no pudiera ms. Y, en vano, hizo el ltimo
esfuerzo. CIENFUEGOS!

Cienfuegos!, g
rit, me senta tan manoseado como los cigarrillos que ella lama en afn de
apagar su llama inextinguible, la de mi sexo.

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