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Johnson, Matthew (2000) Teoria Arqueolégica. Una introduccién. Editorial Ariel, Barcelona. CartruLo 7 ARQUEOLOGIA POSTPROCESUAL Y ARQUEOLOGIA INTERPRETATIVA La carqueologia postprocesualy crecié al calor de un contexto muy conereto que hay que entender. Una parte de este contexto, comin para todas las ciencias humanas, ha sido presentado en el capitulo anterior: el marxismo y el estructuralismo. Ahora es el momento de atender a Jos avances habidos dentro de la disciplina arqueolégica durante los afios ochenta. ‘A finales de los afios setenta y principios de los afios ochenta un mimero ereciente de arquedlogos mostraba insatisfaccidu por Ja orientacién que tomaba la arqueologia. Esta gente sentfa que la Nueva Arqueologfa no daba para mucho més, intelectualmente ha- blando. Estos arquedlogos estaban especialmente preocupados por tres cosas: por la necesidad de plantear factores cognitivos, por las dificultades inherentes a la epistemologfa positivista y por los pro- blemas encontrados en el desarrollo de la teorfa de alcance medio (esuntos tratados en los capftulos 3, 4, 5 y 6). Uno de estos arquedlogos era lan Hodder. Sus ideas compen- dian de forma muy elocuente el cambio que se gestaba. Los pri- meros trabajos de Hodder se incluyen dentro del molde procesual. Hodder estaba muy influenciado por la «Nueva Geografias y por el trabajo de David Clarke sobre modelos espaciales en arqueologta. Hodder utilizé la estadfstica y la simulacion informética para de- sarrollar una serie de modelos espaciales relacionados con el co- mercio, los mercados y la urbanizacién de las Islas Briténicas du- rante la Edad del Hierro y la época del Imperio romano. Este tilti- mo perfodo se contemplaba como un periodo cuyo sistema evo- lucionaba rapidamente gracias al comercio y a la urbanizacion enmarcados en el proceso general de la romanizacién, 132 TEORIA AROUEOLOGICA, UNA INTRODUCCION ‘A medida que progresaba la investigacién, Hodder empez6 a dudar de si este tipo de modelos y simulaciones realmente servian para «probar» alguna cosa, Vio que podia obtenerse un mismo es- ‘quema o patron en el registro arqueol6gico, pongamos de dist bucién de vasos de cerémica o de red de centros urbanos, uti zando distintos procesos de simulacién. Por lo tanto, una determi- nada configuracién del registro arqueol6gico podia ser explicada interpretada satisfactoriamente de distintas formas, con referencia a un cierto nimero de posibles procesos diferentes. Hodder vi que no habia manera alguna de contrastar las distintas alternati- vvas que se le presentaban. Este problema ha sido denominado en Ia literatura subsiguiente, problema de equifinalidad. La lectura del libro de Hodder y Orton, Spatial Analysis ir Ar- chaeology, publicado en 1976, muestra la génesis del cambio. Al in- tentar simular los patrones espaciales del comercio y los sistemas de asentamiento mediante e] uso de la informética, Hodder y Or- ton mostraron con un caso tras otro lo dificil si no'imposible que resultaba «proba» o «contrastar» alguna cosa. Un buen ejemplo de ello lo constituye el estudio de los objetos utilizados para comerciar en la prehistoria, Por ejemplo, a menu- do se descubren lascas de obsidiana o hachas pulidas de granito verde en sitios muy alejados de los lugares en que se encuentra la materia prima necesaria para su elaboracién. Estos hallazgos re- presentan claramente formas de comercio 0 de contacto entre lu- ares alejados. Pero los ambiciosos nuevos arquedlogos quisieron ir més lejos. Renfrew y otros habfan sugerido que cada forma dis- tinta de comercio tenia que dejar su traza especifica en el registro arqueolégico. Si, por ejemplo, existia un tipo de intercambio esca- Jonado en el que la comunidad A obtenta el material directamente de la mina y entregaba a la comunidad B la mitad, y la comunidad B, por sti parte, guardaba la mitad y entregaba la mitad a... ete. en este caso, cantidades distintas dé material intercambiado apa- recerfan en los distintos yacimientos arqueolégicos, cosa que no ccurriria si todo el mundo fuera directamente a la mina para ha- cer su propia extraccién de material. Hodder descubrié que si aquel modelo de intercambio u otros modelos se modelaran me- diante simulaci6n por ordenador se obtenfan curvas similares. Las formas adoptadas por los procesos dejaban las mismas trazas ar- queologicas: en otras palabras, eran equifinales. También se obtu- vieron conclusiones del trabajo etnoarqueclégico realizado por Hodder, Hodder se dio cuenta de que por mas informacién ar- ARQUEOLOGIA POSTPROCESUAL Y ARQUEOLOGIA INTERPRETATIVA 133 queol6gica que introducfa en el ordenador, la tinica forma de sacar algo en claro acerca de las actividades del pasado era examinar las relaciones entre los patrones que mostraba el registro arqueolé- gico y los procesos que tienen lugar en el presente. Esta percep- i6n ya la habja tenido Binford al estudiar los problemas que sub- yacian en el debate sobre el perfodo musteriense, como ya vimos en el capitulo 4. Igual que Binford, Hodder decidié reiniciar los es- tudios de «arqueologia del presente» con la intencién de establecer cortelaciones entre comportamientos contemporéneos y patrones obtenidos en el registro arqueolégico. Hodder partié hacia Africa oriental para estudiar la manera de cartografiar arqueol6gicamen- te las culturas vivientes y ver qué factores afectaban a los procesos de abandono de desechos, entre otras cosas. Hodder descubrié que para poder entender realmente lo que mostraban los niveles arqueolégicos era necesario indagar en las actitudes de la gente y en sus creencias. Ya nos referimos en el ca- pitulo 4 al trabajo de Hodder con los nuba, En resumen, Hodder apuntalé tres claves: 1, Rechaz6 a confianza mostrada por Binford acerca de las potencialidades de la teorfa de alcance medio como érbitro neutral entre explicaciones alternativas. 2. Se reafirmé en la idea de la importancia que tenfan las creencias de la gente y su poder de simbolizacién. Asimismo, se reafirmé en la idea de que las culturas no se podian interpretar tinicamente en términos de adaptaci6n al medio, y que «su» visién acerca del mundo que les rodeaba era importante. 3. Comprendié que la cultura material era activamente mani- pulada por las personas; es decir, que la gente hacfa un uso muy diverso de los objetos en funcién de distintas estrategias sociales. Con ello negaba que la cultura material fuera simplemente un re- flejo pasivo de un conjunto de normas. Para un creciente nimero de arquedlogos de principios de los, afios ochenta, la frase clave era «la cultura material debe contem- plarse como algo que encierra significados». Es decir, los objetos eran algo més que invenciones para hacer frente a las condiciones del entorno. Si queriamos entender por qué esta cermica tenfa tal decoracién o por qué este habitéculo tenfa esta forma, tenfamos que indagar en los significados culturales que se escondian detras de su manufactura y uso, 134 ‘TBORIA ARQUEOLOGICA. UNA INTRODUCCION Pero {cémo? En el anterior capitulo vimos algunas teorfas so- bre la conciencia humana. A principios de los afios ochenta, una nueva generacién de estudiosos, algunos de los cuales alumnos de Hodder en Cambridge, y otros de Mark Leone, que trabajaban en cl proyecto «Archaeology in Annapolis», dirigieron su atencién ha- cia aquellas teorfas, Muchos acogieron el estructuralismo como vchiculo para entrar en la mente humana. Otros releyeron los tex- tos marxistas y neo-marxistas, en particular la steorfa eritican. Algunos otros se vieron influidos por el pensamiento feminista, ¥ adn otros se interesaron por la obra de figuras como Clifford Geertz sobre cantropologia interpretativas. Desde distintas proce: dencias se tendié a converger hacia el mismo sitio que, gracias a Jas afinidades intelectuales, cuajo en una tendencia minimamente identificable que fue denominada, tanto por sus criticos como por sus partidarios, «arqueologia postprocesual La arqueologia postprocesual No existe la eapecie del sarquedlogo postprocesualistar. Cuan- do en la literatura arqueolégica leo la expresion «los postproce- sualistas» me pongo en guardia a la espera de generalizaciones abusivas sobre unas determinadas posiciones teoréticas a seguir, y raramente no sucede asi, Del mismo modo que la Nueva Arqueo- Jogia reunié a un grupo de gente con ideas y preocupaciones muy diversas en toro a la arqueologia, que coincidfan en algunos cri- terios fundamentales, el término’ postprocesual encubre a una gran diversidad de puntos de vista y de tradiciones. Ciertamente, muchos de los arqueélogos relacionados con esta etiqueta prefie- ren el término «arqueologias interpretativas» que incluye un énfa- sis en la idea de diversidad. Por lo tanto, intentaré caracterizar al pensamiento postproce- sual utilizando ‘ocho afirmaciones clave. Supongo que igual que pasa con la Nueva Arqueologia, no todos los arquedlogos relacio- nados con la etiqueta «postprocesual» van a estar totalmente de acuerdo con las ocho afirmaciones. Lo importante es que estas, afirmaciones transmitan alguna cosa cercana a las cualidades dis- tintivas de las tradiciones postprocesuales, sobre todo de su mane- ra de reflexionar sobre la realidad. Ademas, deberan indicar la deuda contrafda con los movimientos intelectuales descritos en el anterior capitulo. ARQUEOLOGIA POSTPROCESUAL Y AROUEOLOGIA INTERPRETATIVA 135 1. Rechazamos el punto de vista positivista sobre la ciencia y la separacién entre teoria y datos. Los datos siempre llevan consigo una carga te6rica. Los postprocesualistas rechazan la reivindica- ci6n de que la Ciencia es la tinica forma de conocimiento, por las, razones aducidas en el capftulo 3. Generalmente los postprocesua- listas se alinean con otras concepciones no positivistas sobre lo que es ciencia, particularmente con el constructivismo social en sus variantes «dura» y «blanda». ‘Los postprocesualistas no dicen que no se deban comprobar las cosas, mas bien sugieren que en la practica, ni los arquedlogos ni los demés cientfficos legan nunca a realizar comprobaciones que satisfagan totalmente los criterios positivistas. Seflalarian que, por ejemplo, la «contrastacién» del modelo territorial de los megalitos due hace Renfrew no llega a serlo realmente (figura 2.6); os terri- torios delineados estan muy lejos de ser uniformes, existiendo mu- chos megalitos emplazados en el centro de territories muy poco convincentes. Los postprocesualistas sugieren que no hay manera de confrontar Ia teoria con los datos; 1o que sucede realmente es que vemos los datos a través de Ia nube de la teoria (Figura 7.1). Fic. 7.4, Las relacones dela tort y los datas on lx argusologia postprocesuat: los datos existen pero son pereibidos veladarmente através dela mube de la tarda (cor ‘waster con la igre 4.) 136 ‘TEORIA ARQUEOLOGICA, UNA INTRODUCCION 2. La interpretacin es siempre hermenéutica. Se trata de una variante de la afirmacién anterior. La hermenéutica es el estudio de los significados. Cuando los arquedlogos interpretan objetos lo hhacen asignando significado a estos objetos significados que supo- rnemos son los mismos que daban los pueblos antiguos que los ha- bian producido y usado. ‘Los postprocesualistas piensan que todos los arquedlogos pro- ceden de la misma forma, lo admitan 0 no. Los arquedlogos de- construyen informes de pruebas cientificas para mostrar que in- cluso Binford, ademas de otros, asume implicitamente significa- dos y valores de los pueblos antiguos. Hodder, por ejemplo, se fija en la manera en que se razona cuando se excava, sugiriendo que se procede siempre como en tn «cfrculo hermenéutico» al margen de que los arqueélogos implicados se consideren a sf mismos unos especialistas en teorfa 0 no. 3. Rechazamos la oposicién entre material ¢ ideal. Vimnos cémo los enfoques normative e histérico-cultural eran rechazados por la arqueologta procesual por idealistas, y cémo los procesualistas in- troducian un énfasis materialista. También nos hemos fijado en el enfoque idealista retomado por los estructuralistas, y cémo los marxistas se apartaban de un fundamento estrictamente materia- lista. ‘Muchos postprocesualistas reivindican un rechazo directo de la oposicién material-ideal. Un buen ejemplo lo constituye la idea de ppaisaje. Por un lado, una visién materialista de un paisaje tiende a centrarse en las posibilidades que ofrece con relacién a los recur- sos, sea para la caza y recoleccién, sea para el desarrollo agricola. Esta perspectiva conduce a plantear, por ejemplo, la teor‘a de los forrajeadores eficientes, asi como otres modelos de raiz econémi- ca, para formarse una idea sobre la forma «razonable» de explotar el paisaje. ‘Los postprocesualistas arguyen que los paisajes son siempre contemplados de forma diferente por gentes diferentes. Rechazan la visidn «racional» del «paisaje-como-fuente-de-recursos» como algo tipico de nuestra sociedad y como algo cargado de connot: ciones ideolégicas relacionadas con el consumo y la explotacién, ideas caracteristicas de nuestra sociedad contempordnea. Sugie- ren, en cambio, que los pueblos antiguas tendrfan puntos de vista diferentes sobre lo «reals en un paisaje. Por otro lado, una perspectiva exclusivamente idealista de un paisaje tampoco funciona. Los postprovesualistas piensan que las ARQUEOLOGIA POSTFROCESUAL Y ARQUEOLOGIA INTERPRETATIVA 137 visiones sobre el paisaje no se forman en abstracto: la forma de moverse por el mismo y de utilizarlo afectarfan la manera en que ¢ captado. Sugieren que las visiones sobre el paisaje de los pue- blos antiguos no consistfan en un conjunto de ideas fijas, sino que eran las vivencias cotidianas fruto de las actividades desarrolladas sobre el paisaje, el medio a través del cual las gentes llegaban a ad- quirir un conocimiento del paisaje que se perpetuaba y se iba transformando al mismo tiempo. 4. Hay que indagar en los pensamientos y valores del pasado. El ejemplo mas coherente de esta proposicion es la defensa de Hodder de la postura sostenida por R. G. Collingwood en tomno al idealismo histérico. Collingwood, de formacién filosofica, se dedi- 6 a la historia y a la arqueologia. Argumentaba que, en la précti- a, los historiadores siempre tratan de imaginar lo que nuestros antepasados podian haber pensado. Tomemos un interrogante his- t6rico clésico: — y al mismo tiempo indiscu- tiblemente conformada de acuerdo con unas determinadas ideas; sociedades distintas tienen ideas diferentes sobre lo individual, el género y la forma de funciénar del cuerpo humano. Ast que los postprocesualistas rechazan el valor de la contrastacion. ¢No ‘serd que merecen que se les tilde de relativistas? Bien, repito que no «niegan su valor»; reivindican por su parte que, en la préctica, ningtin arquedlogo, proceda de donde proceda, conirasta de forma rigurosa la teoria con los «datos brutos» Ciertamente que no pademos contraster los pensaaniontos de la gente Como podremas nunca saber lo que la gente pensaba? No es que estén to- ios muertos, es que su cultura y sus valores eran muy, pero que may dife- rents alos nuesros. Es sospechoso que los dos ejemplos escogidos (Nelson 1 las forificaciones romanas) provengan dela historia milter Es muy dificil, pero toda la arqueologia es dificil. Es verdad que, en mi opinion, la mayorfa de los més interesantes y fruc- tiferos casos estudiados por los postprocesualistas salgan de la arqueologia histérica, donde existe mucha documentacién y mu- cha informacién etnohistorica utilizable para plantearse cuestio- nes sobre las mentalidades (véase capitulo 10). Esto pone de re- lieve la importancia de disponer de abundante informacién con- textual. 150 ‘TEORIA AROUEOLOGICA. UNA INTRODUCCION Una forma mas compleja de abordar la respuesta a tu pregun- ta es decir que nunca podremos comprender plenamente el conte- ido de los sistemas de creencias de Ia antigiiedad: nunca sabre- mos si tal estatuilla era realmente el retrato de una diosa, ni cono- ‘ceremos las historias o los mitos que se contaban sobre la diosa, usando la estatuilla como médium, Pero sf podemos avanzar en una descripcisn antropolégica sobre Io que una estatuilla 0 un es- pacio arquitecténico pudo haber significado a un nivel profundo, por ejemplo, haciendo notar que las estatuillas femeninas sc en- cuentran en él lado izquierdo de los templos, mientras que las masculinas se encuentran en el lado derecho, Los antroplogos hacen cosas as{ habitualmente, por ejemplo, cuando miran por de- bajo de las historias abiertamente francas que explican las gentes fo que cuenta una tradici6n, para realizar inferencias sobre los sf nificados subyacentes que encierran, significados subyacentes que pueden ser manifiestamente rechazados por la comunidad en cuestion, Podemos coger el ejemplo de la historia de Little Red Riding Hood ¢ interpretarla en términos de las ideas sobre género y de los temores alrededor de la sexualidad adolescente, presentes ex la cultura occidental. Con las culturas prehistéricas o antiguas nunca conoceremos las historias, pero podemos utilizar el mate- rial arqueologico y sus asociaciones contextuales para obtener al- guna impresion sobre las ideas subyacentes alrededor de aquellos temas. He oldo hablar mucho de postmodernismo. ¢Fs lo mismo arqueologia ostprocesual y postmodersismo? Amigo mio, pensé que no ibas a preguntarme sobre esto. Es un tema tan espinoso que esperaré al capitulo 11 para poder contes- tarte.

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