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Esto fue lo que sucedi

nunca cre que sus ojos,


fueran dos luceros brillantes,
que surcaban el firmamento de su rostro.
Que sus besos,
el fueran el nctar ms exquisito sobre la faz de la tierra
a mi alcance, entre los ptalos de su boca.
Que su voz, bajo ningn pretexto,
debera envidiar el sonido de las ms hermosas canciones,
porque ella misma era una sinfona,
propia de un compositor inmortal.
Nunca pes, ni cre completamente,
que mirarla era comparable con observar fijamente un eclipse solar;
que perd la vista desde el primer da en que lo hice,
y que mis ojos slo servan para contemplarle el resto me la existencia.
Nunca cre que ella fuera mi patria,
por la que luchara hasta la muerte, si fuere preciso,
llevando por estandarte su sonrisa.
Que no haba mujer en el mundo comparable con ella,
porque no era una mujer:
era una diosa Venus, mi Venus.
Nunca cre nada de eso,
pero, se lo deca tantas veces:
por llamar su atencin por costumbre.
Tantas mentiras pronunciadas, que empec a crelas,
luego, se convirti en mi patria, mi eclipse de sol mi diosa.
Y ah, cuando ms la extraaba,
cuando ms la necesitaba,
cuando sin medida la amaba
dijo adis.

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