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Serreau, René Hegel y el Hegelianisn /René Ser: trad. ein Sigal, dee eficl-n en fences) ae 18 6a. edicién Bueno ui2 p. (Coed ISBN: '950-23-0539-6 13: BUDEBA, 1993, Oo HEGEL Y EL HEGELIANISMO René Serreau THEO Otay Editorial Universitaria de Buenos Aires qd EUDEBA S.E.M, Fundada por la Universidad de Buenos Aires 6a, edieiéa Buencs dives: BUDEBA, 1993 1993 EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES Sociedad de Economia Mixta Rivadavia 1571/73 Hecho el depésito que marca Ja ley 11 723 IMPRESOEN LA ARGENTINA INTRODUCCIGN . I, Observacién preliminar. Se ha dicho que Hegel es el Aris- tételes de los tiempos modernos. En efecto, su doctrina es’ el sistema’ més completo y, sin duda, el més profundo que un filésofo jamés haya concsbido. Abraza todos los dominios del saber y reconstruye, con su dialéctica, los més diversos. aspectos de Ia experiencia humana, sin dejar subsistir ningéin residuo mis- terioso, ninguna interforidad oculta, ninguna trascendencia i teligible. Por esta razén, el hegelianismo es una filosofia de dificil acceso. No por ello’ dej6 de ejercer una influencia considerable cen el siglo ax y, después de un largo eclipse, reaparecié en nues- tros dias’ en primer plano losé a oorrientes a veces com- pletamente opuestas del pensamiento contemporéneo. 'No podemos pretender dar a conocer-toda la doctrina de Hegel ni ‘tampoco’ resumir sumariamente sus obras. Lo que nos proponeirios “es explicar en Ta forma més clara posible los. temas esenciales que la caracterizan y que explican la influencia que ejercié y que ain ejerce. Al considerar el hegelianismo como una filosofia siempre viviente, dejaremos a un lado ol desenvolvimiento histérico del pensamiento de Hegel para limitamnos a:presentar sus ensefianzas en el mismo orden en que se ejercieron sus influen- cias, Tnvertimos asi la cronclogia de sus obras y comenzaremos por el estudio del sistema tal como esté expuesto en la Légica y en la Enciclopedia, porque 5 el nico aspecto de su obra que se conocié. fn el siglo pasado y que todavia hoy constituye, en nuestra opi nién, Ia base més firme del sistema, Solo en el tltimo capitulo hablaremos de la Fenomenologia, ya que este libro —la primera sgran obra de Hegel— se convirtis en la actualidad en la obra hegeliana por excelencia y es la que responde mejor a las co- rrientes mds frecuentadas del pensamfento contemporéneo. Entre ‘estos dos extremos, concederemos un lugar bastante amplio a la filosofia de la religién y a la doctrina politica de Hegel, puesto que a propésito de estos dos Grdenes de problemas s© ‘produjo Ia escisién de Ia Escuela hegeliana; de alli resultaron corrientes de pensamiento muy divergentes que ven en el hegelianismo ya Ja interpretacién més profunda del cristianismo, ya el fundamento mis sélido del humanismo ateo, ya la fuente del pangermanismo, ya la ralz del marxismo, Comenzaremos por un estudio de los ane tecedentes’ del hegelianisma, no solo para situar a Hegel en. la historia de las doctrinas, sino también, y sobre todo, para hacerlo mis comprensible relaciondndolo y oponiéndolo, a la vez, a filésofos mds conocidos, en razéa de su mis ‘facil comprension. ‘Asi, al mostrar lo que atrae y rechaza de la doctrina de los grandes, pensadores antiguos y modeznos, estaremos en mejores condiciones para conocer lor fundamentos de su sistema que se separan tan hetamente —como por reclaboraciones sucesivas— de las grandes filosofias que lo precedieron. ‘Nuestro trabajo se apoya ante todo en el estudio directo aa Jas obras de Hegel en su texto alemén, al cua remiten nuesras referencias. IH, Biografia. Georg Wilhelm Friedrich Hegel. nacié en ‘Stuttgart el 27 de agosto de 1770; su padre era. un funcionario de Finanzas, RealizS sus primeros estudios en el liceo desu ciudad natal; después entré, en 1778, en el, Seminario protestante de Tubiags, donde tuvo como condiseipulos y amigos. al poeta Hilderlin y a Schelling, de quien seria, en vin comienzo, discipulo. ‘Aunque fue admitido a los grados de magister en filosofia, y “can- didato” en teologia, renuncié a hacerse pastor y ocupé empleos de preceptor en Berna durante siete afios, de 1793 a 1796, después ten Francfort de 1797 a 1800, Dedicé su tiempo libre a completar mu cultura en todos los dominios y a escribir diversos opisculos, tentre ellos, una Vide de Jess, que solo fueron publicados después de su muerte. ‘ ‘Al miorir su padre, en 1799, la herencia que recibe le permite abandonar su funcién de preceptor, para consagrarse énteramente 42 sus trabajos personales. Se dirige a Jena, donde Schelling ense~ aba desde 1796, y publica su primera obra, Diferencia entre los Hitemas de Fichte'y Schelling, en julio de 1801; al mes siguiente fostiene su tesis de “habilitacién”, De orbitis plantarum, concebi- @a conforme con’ el espiritu de la-“fisica especulativa”, a la sazin de moda:'Pudo comenzar asf su pfimer curso.como Privat-Dozent fen octubre de'1801,-siendo nombrado —en 1805— profesor “ex- tragrinario", es és, no thua,on una semuneraci6n. muy médica. net : ‘En sus cursos, que inodifica todos los aos, Hegel afina cada vez mejor su doctrina personal,-y se aleja poco a poco de Sche- ing. La ruptura se hace definitiva cuando aparece su primera gran obra, La Fenomenologla del Espiritu, que termina zn octubre Ge 1806, durante Ia batalla de Jena. Las’perturbaciones causadas por Ja guerra le quitan toda esperanza de ser designado titular en su Universidad, en la que, por lo-demfs, le pagaban muy poco; por lo que, casi sin’ recursos, renuncia a su cétedra y'acepta el Eargo de jefe de redaccién de la Gaceta de Bamberg, que ocupé desde marzo ‘de 1807. a noviembre de ‘1808. En exe momento, su amigo Niethammer, entonces inspector general de ensefianza de Baviera,-loshace nombrar director y profesor de propedéutica fi- “Josdfica en el Liceo de Nuremberg. Ejercié estas funciones desde ‘Durante su estada en Nuremberg se casé —en ja de un “patricio” de la ciudad, con la que tuvo 1808 hasta 181 1811—con'la dos hijos, y alli también publicé ou obra més’ impdrtante, Le tiencia de la légica (1812-1816). La notoriedad que le valid este fibro Ie asegurd un nombramiento de profesor titular en la Uni yersidad. Lo abtuvo, primero, en 1816 en Heidelberg, donde com- pleté su sistema al resumirlo en La Enciclopedia de las ciencias Jilessficas (1817). Finalmente es nombrado en la Universidad de Jerlin para ocupar Ia cétedra que la muerte de.Fichte habia’ de- jado vacante durante cuatro afios. Comienza sus curtos en octu- bre de 1818 y cjerce hasta su muerte, desplegando una considera- ble actividad no s6lo como profesor —dicta diez horas de cursos semanales—, sino también como encargado. de miiltiples tareas, presidiendo mesas examinadoras, pronunciando discursos, edactan. Qo informes oficiales e, incluso, ecupando durante un afio el yectorado, Solo se da descanso en las vacaciones, durante las cuales emprende, a veces, Iargos viajes, el dltimo’ dé ellos, en 1827, a Paris. : Hegel se encuentra entorices en el apogeo' dé su carrera, Tie- ne mas de cien oyentes en sus cursos, y redne muchos discipulos, alguncs de los cuales ton hombres de edad madura ya célebres. Protegido por el ministro Altenstein y el director de ensefianza superior Schulze, puede regentear durante cierto tiempo las cf- tedras de filosofia de las facultades prusianas, Pero est lejos de haber desempefiado ef papel de “filésofo del Estado” que, tan a menudo, se le ha atribuido, Si bien era protegido por la bufdcracia prusiana, nacida de las reformas’ de Stein, era muy. sospechoso en Ta Corte, y 40s viejos conservadores no se habjan mostrado mis tatisfechos que Jos liberales, por su Filosofia del Derecho, la ‘ltima gran obra, que publicé en’ 1821. La Iglesia luterana, des- ppués de 1827, lo juzga peligroio, y Ia Academia de Berlin le cierra ‘sus Puertas, Sie Hegel fue ‘una de. las iiltimas,vietimias de Ja epidemnia de eSlera que hizo estrages dufante el. verano y. el. otofio, dé 1831. Murié en pocas’ horas, cuatro dias “después” dé “haber, teanudado sus cursos, el 14 de noviembre de 1831. Los ‘niicds diutorizados para pronunciar discursos ‘ante ‘su ‘tumba” fueron el ‘rector Mar- heincke —=pastor y profesor’ de teologia y su amigo” Forster. ‘Un pasaporte francés, extendido en 1800, “nos describe. el ico de Hegel en estes términos: “Edad: 30 afios; talla: 5 pies, dos pulgadas [1,67 m- aproximadamente], cabellos y cejas casta- fios, ojos grises, nariz mediana, boca’ mediana, mentén redondo, frente mediana, rostro oval.” Sus'mismos discfpulos’ reconocian que no tenfa nada de seductor ni de imponente con ‘su rostro alido —como dice Hotho—, de -rasgos desdibujados, cafdos y como abotagados”; con su actitud descuidada .en Ia cftedra, en aque se dejaba caer cansadamente, la eabeza inclinada hacia abajo, a palabra siempre vacilante, interrumpida sin cesar por el carras- ‘pe9, Ia vor forda y el fuerte acento suabo. “Le disgustaba que le Preguntaran, fuera de su curso, sobre puntos de su doctrina, y solo respondia con gestos vagos o remitia sus libros. Mas que las sabias conversaciones preferia, a menudo, la compatia de bur- gueses sin cultura con quienes le’ gustaba jugar al whist, En, des- 7 ase ion el. Sefialamos al francés Ia mayor parte de las otras obras de Hegel. §: al dbras en la Bibliografia, al final de este volumen. poe Ta lectura de los libros de Hegel, es muy dififl en razén de Ja pesadez desu estilo, de una sintaxis a menudo confusa y SE ta extremada tensi6n de su pensamiento, que adhicre siempre ceictamente a la lengua alemana, cuyos recurtos explota con Spundancia. Las obras més accesibles, para quien se inicie, son la Enctica, la Filosofte. de ta Historia y la Historia de le Filosofia, jGue resumen en sus primeras péginas los grandes lineamientor del sistema. quite, pasaba las, noches enteras preparando sus cursos: 0 esc do sus libros a la luz de una limpara de aceite, En vida, Hegel solo publicé las cuatro grandes obras que hemes citado y diversos opisculos y articulos de revistas, Después de su muerte, sus amigos y discipulos prepararon una edieién com- leta de sus obras, reuniendo no solo los textos que habfa publi- ado, sino todos los manuscritos, en especial las notas que utilizaba para sus cursos. Aparte dé la Fenomenologia, especie de introduc: ‘cin al sistema, Hegel no habia desarrollado a fondo en sus libros més que la’ Légica y la Filosofia del Derecho. El conjunto del sistema estaba resumido en la Enciclopedia, pero de manera. muy desigual, porque si bien en ella se encuentra un resumen sistan- cioso de la Légica’ y de la Filosofia de la Naturaleza, las otras amas del sistema estin condensadas en forma demasiado suma~ tia, Hegel habfa desatrollado en sus cursos, con amplitud, la filosofia de la historia, la estStica, Ia filosofia ‘de la religién y la historia de la filosofia; la Enciclopedia consagraba a estas disci. plinas solo algunas paginas; tampoco se encontraban en ella los comentarios detallados y-los ejemplos con los cuales Hegel aclara- ba ante sus alumnos las férmulas abstractas de la Enciclopedia. Los editores de las obras completas se propusieron, pues, Ia re- onstruccién més fiel posible de las leccfones de Hegel. Para ello utilizaron sus propios manuscritos, que solo estaban redactados en pparte, que contenfan muchas notas marginales, asl como sus apun= tes. de clase'y:los de los estudiantes més atentos que pudicron, ‘Todos estos’‘dodumentos que Se completaban’y Fectificabst ‘ities a ofr0s periuitieron, ‘confrontades con las notas’ de’ Hegel, reconstituir lo esencial de’ su ensefianza oral. © : De,este modo Gans edité la Filosoffa de la Historia’ —que' Karl Hegel reedit6 més tarde— y agreg6 los compleméntos a la Filosofia del Derecko. otho ‘publicé Ia Estética, Marheineke In Filosofia de ta Religidn, K. L. Michelet la Historia de la’ Filosof La Enciclopedia’ fue enriquecida ‘con apéndices (Zustitze), por lo genetal muy extensos, redactados para’ la Légica por von Henning, para la Filosofta’ de la Naturaléza pot K. L. Michelet, y para la Filosofia del Espiritu. poi. Bournann.- Rosenkranz. publicd la Pro: pedéuti el curso elemental desarrollado.en. Nuremberg. La edicién ‘completa de: as obras de Hegel comprendié asi un total de dieciocho voiémenes que aparecieron en Berlin de 1932 a 1845. La edicién llamada del Jubileo de Glockner (Stuttgart, | 1927 ss.) reproduce este texto. 3 ‘Quedaban, por-publicar 1as cartas —tarea’ dé la que’ se ‘en- cargé Karl Hegel on 1887—, diversos' escritos de. juventud que fueron publicados en 1893, por G. Mollat y por Nol, en 1907, y finalmente el Curso ‘de Jena agregado a la edieién critica de G. Lasson y J. Hoffmeister (Leipzig), ¢omenizada en 1905. En Francia, durante mucho tiempo solo se conocié a. Hegel por Ia traduccién de la Enciclopedia, con los apéndices, realizada por Verd entre 1859 y 1869. Solo después de 1938 se. tradujeron CAPITULO 1 LOS ANTECEDENTES DEL HEGELIANISMO Y¥ LOS PRINCIPIOS DIRECTORES DEL SISTEMA ‘Los historiadores de la filosofia han presentado a me- nudo las doctrinas que exponen, como una simple sucesiéa de opiniones divergentes que se complacen en oponer en forma radical unas a otras, lo que tiende a justificar una conclusién’escéptica. En sus Lecciones sobre la historia de la filosofia, Hegel combate vivamente esta actitud. Cuando recorre “la galerfa de los héroes del pensamiento”, lo guia fa idea directriz de que los sistemas que expone deben ser considerados como Jas etapas sucesivas de un solo y tinico desenvolvimiento: el ‘del pensamiento; humano que progres en forma’ dialéctica’en el curso'de las épocas. . La “iltima, filosoffa, Ia suya, propia, es el resultado:de este desenvolvi- miento: debe contener todas las etapas en un sistema final, definitive, que, de. algin modo, Jas absorba en_una sintesis superior... Esto. implica reconocer que. su propia doctrine ttaba condicionada hisidricamente y que, en verdad no se Ja puede, comiprender ‘bier’ ‘sin confrentarla con: sus’ ante- “cedentes. = “ a - vo, Hogel y Kant Hegel est siempre situado, y él mismo lo hacia, al lado de Fichte y Schelling, en el grupo de los poskantianos. Es decir, que su filosofia sé ‘desarroll6, cdino las’ de Fichte y Schelling,’a partir de las ensefianzas de Kant, por lo tanto, si se quieren conocer los antecedentes més inmediatos del hegelianismo, ‘es neéesario remontarse, “ante todo, al eriti- cismo kantiano.* Siri embargo, ‘cuando se ‘Comparan estas doctrinas, ‘néé Taina la atenciéa-una ‘oposicién fiindamen- a1 i tal. El criticismo kantiano desemboca, en efecto, en una solucién agnéstica 0, més bien, relativista del problema del conocimiento: ‘nada puede demostrarse’en el terreno del absoluto; solo pueden adoptarse creencias. En cambio, las doctrinas poskantianas —que edificaron los sistemas metafi- | sicos mds osados que el pensamiento humano haya conce- bido hasta’ entonces— representan un dogmatismo més radi- cal todavia que los que Kant habia rechazado. No obstante, estin lejos de sefialar un retroceso, pues estas doctrinas su- ponen al kantismo, al mismo tiempo que lo sobrepasan; conservan, integrandolas en su sistema, las adquisiciones que juzgan vilidas 'y evitan que se caiga nuevamente en los procedimientos ratinarios del “dogmatismo carcomido”, Para comprender esta evolucién o, si se prefiere, este ‘retorno es necesario recordar algunos puntos esenciales ‘de Ja doctrina de Kant. Como se sabe, éste distingue en el es- piritu: 2 1) La sensibilidad (Sinnlichkeit) que recibe a través de las formas del espacio y del. tiempo las sensaciones debi- f das a la accién que ejercen sobre nosotros realidades inde- pendientes de: nuestro. espiritu: .las cosas en sf —o atime- ‘que Kant declara incognoscibles, _-2) El entendimiento (Veritand) que sintetiza los ma- teriales de la intuiciéi sensible mediante el uso de’ las éategorias’ (por ejemplo la idea de causa) ligadas a los principios del entendimiento puro (por ejemplo,’ el princi pio de causalidad),” ° a 3) La razén (Vernunjt), facultad de sintesis suprema que, al apoyarse sobre los principios del entendimiento, construye ideas trascendentales, es decir, sobrepasa el cua- dro de la experiencia para alcanzar lo'absoluto (por ejem- plo: Dios; la ‘causa primera). 1 gitsth como. veremos, conserva esta distincién entre entendimiento y la razén, pero otorgéndole un sentido muy diferente, Para Kant, en efecto, si el entendimiento se encierra en el mundo de los fenémenos puede, mediante su actividad sintética, constituir una cfencia valida, y es in evitable que In razén fracase en su esfuerzo por construit 2 } mino del absoluto a la razén? 4No serfa necesario conoce: una metafisica. Para Hegel, por el contrario, el saber del entendimiento no es sino una forma inferior del conocimien- to: Ia del cientifico que no es filésofo, 0 auf la de los antiguos metafisicos, Por el contrario, la razén, tal como ja concibe, nos permite alcanzar el conocimiento més ele- yado, nos permite alcanzar verdaderamente el absoluto. Si la raz6n fracasa, segtin Kant, se debe a que quiere utilizar las categorias y los principios més allé de toda ex- periencia posible, si bien aqui la forma mental funciona fen cl vacio, mientras que en el mundo de los fenémenos sc aplica a una, materia sensible a la que toma intcligible, | ¥ lo que prueba que las categorfas y los principios solo valen para los fenémenos, es que la razén, cuando quic- re apoyarsé sobre ellos para elevarse a un conocimiento fl metafisico, se pierde en paralogismos —es decir, en sofis- mas inconscientes— 0 acaba en antinomias —es decir, en soluciones contradictorias que pueden invocar argumentos de igual fuerza. Estos, argumentos gprucban, verdaderamente, que el ; absoluto es incognoscible? Es suficiente un andlisis eri-.; tico de nuestras facultades de conocer para cerrar el ca~ Al efectivamente Ia esencia intima de las cosas, es decir, haber resuelto el problema metafisico, para poder establecer que, tal como esta construido, el espiritu humano no puede q hacerse ninguna concepcién valida? Como dice Hegel, “un examen del coiocimiento ‘solo, puedé hacersa conocien- do... Querer conocer antes de conocer es tan absurdo co- mo aquel sabio‘consejo de un escoléstico: Aprender a nadar antes’ de aventurarse, en el agua” (Enciclopedia, § 10). i i Para Hegel, los paralogismos de los que habla Kant no se deben a la impotencia de la: razén, solo prucban .que los metafisicos dogmiticos razonan sobre nociones mal deter- minadas, Por ejemplo, los paralogismos fundados sobre la idea del alma concebida como una sustancia simple, re- sultan del hecho: de que se opera sobre ideas inadecuadas, porque el alma no es una entidad simple, abstracta, sino una identidad activa, concreta que se diferencia a sf mis- ma (Enciclopedia, § 48, Ap.). En cuantd a las antinomias, debe sefi . encuentran solo en los cutro“objtor connalica?” de Jos que habla Kant; se las encuentra en todas las ideas y en todas las coias, constituyen el momento dialéctico del pensamiento légico y permiten el enlace entre la’ légica’ y la ontologia. Para Hegel,'en efecto, la contradiccién estd en el ser mismo: “todas las cosas son contradictorias en si mismas’, El pensamiento segiin el entendimiento aisla los diversos aspectos de Jas cosas, su f6rmula es: o esto o aque: Ilo. El pensamienio segtin la razén aprehende, por él con trario, las cosas en su fofalidad, es decir, desde un punto de vista superior que-domina las diferencias ante las cuales] se detiene el entendimiento. De este modo comprende ver-| daderamente Io real, al concebitlo como lo que puede ser a la vez esto y aquello, Por ejemplo, “una cosa s¢ mueve no porque esié ‘en'un momento aqui y en otro momento alls, sino solo porque esti en uni tinico y mismo momento} agul y no aguf, porque ella esti y no esti a Ia vez en el mone, lees de UUs, eds Laeoo, 1, Il. La dialéctica hegeliana’ “ASI, pub, Io" qué el dntendimiento separa’y opone, 1a razén lo une en iina'fotalidad concreta,”.Resuelvé los con- os én una sintesis superior, y reconduce las di a la identidad.” Peto ésta no es ‘ina identidaa Santee estaria vatla de contenido;'es una identidad ‘concreta que contiene, plantea y desenvuelve en!’ si misma sus Siferen claciones interfores. Bsta es la esencia de la dialéctica, tal como'la entendié Hegel, El objeto de pensainiento que se encara y es considerado primero bajo su aspecto inds inme" diato, y luego por'un brusco cambio (Umschlagen); apare- ce bajo otro aspect ie“*éontradice al primérd; ‘por fin; es aprehendido coms la identidad concretd de estos aspectos opuestos. Todo progresa asf, tanto en las cosis como en el | spiritu, por contradicciones que se resuelven cada vez en Sintesis, de las*que surgen nuevas. contradicciones, “Este | movimiento dialéctico es un deserivolvimiento’ (Entwic~ jelung) que’hace patar al ser de un estado selativamente re y abstracto a un estado més rico y més, concrete, Pete dea tiene en st misma su propia inegacién que le cine convertirse en otra idea, que también se niega a si Wma; se revela, entonces, que estas, dos ideas no son rds que los momentos de una tercera idea’ que contiene. a [dos primeras y las eleva a una unidad superior, Se Waliza aci el progreso dialéctico, cuyo'vehiculo es, lo. que Hegel denomina lo negativo. Lo negativo es Ia antiteis de donde nace la contradiccién, 1a cual se suprime por nega- cin de la negacién al ser absorbida ‘en una totalidad mas dita. Este es el movimiento dialéctico que se expresa co- sentemente con la famosa triada: tess,"antitesis, sintess. ‘Estos términos, utilizados por Kant y pot Fichte, son em- pleados muy pocas veces por Hegel, quien. use con més Frecuencia verbos como wmschlagen (volveise, cambiarse) y, sobre todo, aufheben, que quiere decir, ala vez, supri- ‘mir, conservar y elevar. i La doctrina’ hegeliana es, ‘pues, por, excelencia, una filosofia de lo concreto.. Esto, puede parecer paradéiico, ya {que sus libfos, de, dificil lectura, se ptesentan, eon palabrés ge Victor Cousin; cod “ria miasa compacta 'y tupida dé Sbstracciones”, Pero, pata Hegel, no se trata de lo coricreto ‘inmediato ‘del cono- en el sentido vulgar, es decir, del dato inmediato del cono cimiento sensible, El término concreto ‘debe "temarse en st sentido étimolégico: concrétum, de concr e2que designa lo que,se ,crécienta. por el desarrollo’ del ‘cn jurito ‘de’ sus partes, coino un vegétal en crecimiento.” 1B conetété, dicho Fe otro modo, para Hegel es la totalidad construida dialéc- Hlcamente.a partir de sus, momentos, momentos que deben ser, primero, abstraidos, 0 sea, separados, extraidos de los Gatos inrtiedjatos confusos,. Este es el ‘papel previo del ‘en- tendimiento que, aungiie subalterno, sigue siendo eéencial, y cuando él falta, todo permanece indeterminado, esto es, Tonfundide én la hebulosidad de la intuicién “0° del_senti- miento. a ae : El trabajé ‘del pensamiento légico ‘éomprende asi, se- gin Hegel, tres momentos: 1) el momento abstracto, el del entendimiento que aisla las determinaciones; 2) el momento propiamente dialéctico,.elde.la rozén negativa en la que 245 surge la contradiccién; 3) el momento especulativo, el de la | razén positiva por le que se eleva a la sintesis (Enciclopedia, | § 79). Este momento de la unidad se llama especulativo porque el concepto se reconoce en los objetos como en un espejo (en Jatin speculum) ILL Hegel y los poskantianos (Fichte y Schelling) _, Ahora bien, el término unidad y sus correlativos: iden | tidad -y totalidad, tienen un sentido més fundamental. Ca- ractctizan, en efecto, las concepciones del absoluto por las cuales Jos “poskantianos se oponen en la forma més radical a Kant. Permiten igualmente, una vez precisados, situar a Hegel en relacién con otros poskantianos y con_doctrinas metafisicas anteriores, Kant reconocié que no comprendemos verdaderamente las cosas més que unificdndolas mediante Ja actividad sin- tética_dé. nuestro entendimiento. Su_ propia doctrina, sin embaigo, est4: lejos de satisfacer plenamente esta exigencia de unificacién, y por cierto a¢aba poniendo en muchos de sus solucién ‘unitaria al problema, del co- nocimiento, al dat razén'a la vez al empirismo, puesto que § reconoce que.la’ materia del saber proviene de los sentidos, y, al. racionalismo, ‘puesto que ‘el espiritu “debe imponer’ su forma, para hacer inteligible esta materia. Pero ‘obtiene mejante ‘conciliacién afirmando la dualidad’ de’ la miateria y dela fornia,. A este, dualismo’se superpone ‘el ‘del ferid- meno,“ objeto de una ciencia, cierta, y dala ¢osd‘én sf i cognoscible. ° Sin duda, Kant piensa’ que podemos alcaiizat este absolute suprasensible en la accién mioral; pero entonces en otro ‘dualismo: el dela razén tedrica, incapaz de’ alcanzar’ sus ‘fines, y el de Ia razén prdctica’ que ‘se satisface plenamente en el cumplimiento del deber. ‘Los { _postulados de esta razbn —existencia de Dios e inmortali- dad jdel alma, —agravan atin més el dualismo, ya que al 1 Heart califica a su iloilia como expeculatioa.’ BI término metafsica Te rerulia scspechoso, pues sugiet la "metalien del entendimiénto” de Ia escuela ‘cartesiana, sistematizada por Wour. 16 ino itteductible, No cabe duda de que élla 7 justificar una metafisica de Ja trascendencia, oponen al mundo dado un mis alld sobrenatural. Contra este dualismo reaccionaron, ante todo, los dos primeros grandes poskantianos —Fichte y Schelling—; és- tos querian establecer- una concepcién verdaderamente unificada del mundo, Fichte hace de la cosa en si un ab- soluto subjetive, el yo, puro, que se plantea a si mismo al foponerse tn no-yo, es decir, al darse un limite que hace posible las conciencias individuales y abre un campo de accién a la actividad moral, Schelling opone a este idea. lismo subjetivo un idealismo objetivo y conduce todo a un absoluto neutro que domina la oposicién entre el yo y el no-yo, la identidad indiferenciada de lo subjetivo y de lo objetivo que él cree captar,inmediatamente por la intui- cién intelectual. ~ A esta filosofia de la identidad se adhirié inicialmente Hegel en su primera obra: Diferencia entre los sistemas de Fichte y de Schelling (julio de 1801). Pero poco a poco se alejé de ella en sus cursos de Jena y rompié en forma definitiva con’el penidmiento'de Schelling, en 1806, al com- pletar la -Fenomenologia del Espiritu..:En el prefacio de ; esta obfa rechaza el absoluto:de Schelling, que surge brus- camente como ‘salido de un pistoletazo”, y en el que ve “la noche, donde todas las vacas son negras”. Y Hegel precisa gus propias doctiinas: el sabsoluto debe ser considerado menos como sustancia que ‘como sujeto, no como una enti- dad misteriosa de la quemo podria, deducirse el mundo real, sino como una totalidad. viviente qué, comprende todas sus determinaciones ‘como momentos’ de su” desenvolvimiento, (Fenomenologia, Prefacio, ‘1-3 y 11-1). IV. Hegel y Spinoza ‘Hegel llamaba’a la filosofia de la identidad de Schelling un “spinorismo kantiano”. Al adoptarla se habia adherido, de hecho, a la doctrina de la inmanencia de Spinoza, a ese 8v zal xiv (uno y todo) que su amigo Holderlin, en el Se- minario de Tubinga, le presentaba ya como la verdad s prema..Un fondo de spinozismo se mantuvo, por cierto, en 7 “mina el universo hegeliano. Spinoza afirma que toda deter- Ia filosoffa de Hegel; sin embargo, se aparece una oposicién desde el momento en que se separa de Schelling, Rechaza entonces implicitamente el spinozismo, en tanto que filoso- fia de la sustancia, en tanto que metafisica del entendimien- to y en tanto doctrina fundada sobre el método matematico que solo es adecuado en el dominio de la cantidad pura. Si permanece fiel al principio de la inmanencia, no puede ad- mitir —en cambio— que los atributos y los modes estén simplemente en la sustancia; éstos deben ser deducidos 'de ella como sus diferenciaciones necesarias. Lo que falta en el mundo de Spirioza es el decenvolviniiento dialéctico que do- minacién es una negacién, peto ignota la negacién de la ne- gacién, que es la fuente de progreso tanto en el ser como en el pensamiento, El absoluto de Spinoza es un recepticu- lo infinito que contiene’ simplemente \sus determinaciones finitas y tiene, de hecho, los caracteres de una cosa; el abso- luto de Hegel, sujeto més bien que sustancia, es un proceso, un progréso, un deveriir y se manifiesta éomo un desenvol- vimiento, una evolucién (ambos sentidos se expresanen la palabia Yaleinana “Entwickelung) >: Para Spinoza ‘el ‘absoluto ¢s simiultdncamente éxtensi6ri y pensamiento; para Hegel es sucesivamente materia y‘espiriti:: Aquello “que Spinoza ex- plica por un paralelismo que hace del alma la:idea de-un cuerpo, para Hegel résulta de una evolucién: Ja Naturaleza, exteriorizacién de Ia: Idea absoluta,se eleva en forma gra- dual del: riecanismio ala -vida,*y-el-progreso dela vida-al- canzA ‘sutiltimo témino:en el penéamiento ‘del ‘hombre :en el que el Espiritu ‘absolyto acaba por adquirir conciencia de sf mismo: Para Spinoza; todo se encadena. necesariamente en el universo segiin un determinismo puramente mecanicis- ta y Ia finalidad no es ms que una-ilusién. Hegel, por el contrario, asocia la finalidad al determinismo; para él, Ja determinacién es, al mismo tiempo, destinacién: ? la natu- raleza evoluciona en forma dialéctica para hacer aparecer clespiritu. 0" “ : 2 ‘Bate eg el doble sentido’ de-Ia'palabra Bestimmung. Los antecedentes de Ja dialéctica hegeliana Si la concepeién de Ia inmanencia en Hegel es muy diferente de la de Spinoza y quizi més atin de Ta que se tneuentra en Plotino y en la Escucla de Alejandria, la aléctica, en cambio, reviste en él todos las aspectos con los cuales se habla presentado hasta entonces. “1, Platén. a) Se trata, ante todo, de la dialéctica co- mo procedimiento de pensar. En este sentido, comin a Platén y a Kant, es el arte de descubrir las contradicciones en tin ‘objeto de pensamiento y de intentar resolverlas 0 mostrar que son insolubles. Este método ya habia sido hiilizado por Zenén de Blea y, sobre todo, por. los sofistas sriegos, a quienes Hegel considera como filésofos muy gran- es, porque con ellos comienza la edad de la reflexién sub- jetiva, en Ia cual el absoluto se pone como sujeto. 2. Herddlito, b) Pero para Heeel.la dialéctica no solo es la ley del pensamiento, sino también, y-ien eépecial, Ta Jey del Ser: Su mds -léjanor precursor es," en este punto, Heréclito, quien fue’ el primero en ensefiar que el ser y le nada se identifican en’el devenir, que’ todo est en movi- miento, todo” cambia,. todo flaye: (névra pei). El mundo y la sociédad humana solo progresan por onosiciones,” por Conflictos: “la''guerra “es “incesante, ‘estS. en.‘todas partes v encendra “todo, " La: filosofia -heeeliana -fambién,.es una flosofia’ del devénir que hice de Ta. contradiccién 1a fuente de todo'movimiento y de toda vida, Pero el devenir, para Hegel, no és solo ‘una: evolucién en el tiempo. sino también y principalriente un desenvolvimiento intemporal. 3. Proclo y J. Bochne. c) La dialéctica puede, por fin, tener un sentido mistico.” Un ejemplo de ella se en- cuentra’ ya en’la ‘antigtiedad en Proclo,’el iltimo gran Te- presentante de Ia ‘escuela neoplaténica; éste parte " Si la’ Idea ‘parece ‘contradictoria al enten- dimiento;'se debe'a que és esencialmente: proceso y solo existe por esta dialéctica inifianente que ‘vincula ‘todos Jos momentos’ del desenvolvimiento del ser “con el sujeto ab- soluto que: 16s' “niperabraza” “(iibergreift) ° (Enciclopedia, $215). " me su Propedéutica” (III, $67)‘ Hegel -dice: “Hay tres ideas!’ 1) La idea de la vida, 2) La idea del cono- cimiento ¥ del bien. 3) La idea de la ciencla y de la ver dad” La idea en su forma inmediata es la vida donde el alma realiza el concepto en el organismo. En la idea del conocimiento se busca el concepto que debe ser ade- cuado a su objeto; en la idea del bien, al contrario, el concepto’ aparece primero y debe ser realizado como obje- tivo de la accién, El concepto supremo es la Idea absoluta, [ [ > ZEN ect 35, 5 Para Heort, “Jo finito es en si.mismo entradictorio ys qamiento. Creé de este modo una filosofia de’ la cultura humana y dio las’ bases filos6ficas de las ciencias morales. No se contenté, en efecto, con un estudio purantente psico- Jégico de la vida interior (el espiritu subjetivo); quiso es- tudiar también el espiritu en sus producciones exteriores, bras de las sociedades humanas: Ja historia, el derecho, fas costumbres (el espiritu objetivo) y en sus manifestacio- nes més elevadas en las que el espfritu se encuentra ver~ daderamente a si mismo: el arte, la religién y la filosofia (el espiritu absoluto). Se realiza asf, en su verdadero sen- tido, el “condcete’a ti mismo” de los antiguos griegos al destacar la eseicia ‘tniversal inmanente a nuestro ser, Jo que 3 substancial en nosétros (Enciclopedia, § 37). Por lo géneral,’se ‘reconoce que la filosofia de Ja Na turaleza es Ja parte més débil del sisteina hegeliano. Heg posefa amplios, conocimientos cientificos y distaba smucho Ne desdefiar la experiencia, pero solo retenfa sus aspectos ‘qualitativos y descuidaba el aspecto cuantitativo, esa armas én matemética que desde Galileo y Descartes dominé cadayy ez mis la ciencia, En su tesis de “habilitacién” De orbiisy iplanctarum, que defendié en'1801, habla “demostrado” ques ‘entre Jiipiter y Marte no podia haber otros cuerpos, ony ‘al mismo afio en que el descubrimiento dé Ceres refutabag gu desventurada ‘deduceién, Esta desventura lo hizo en lo} gucesivo.més prudente; poco a poco atenué los ataques contra Newton en Jas diferentes ediciones de la Enciclope- din, y sconsejaba a sus estudiantes que no hicieran tesisl sobre temas: propiamente cientificos. § La Naturaleza solo tiene valor, para Hegel, en Ja me} dida en qe, al condicionar la vida, hace posible el adve: ‘himiento de Ia ‘concienciay del pensamiento.'. Contraria} mmente'a Kant, no admiraba la “mala infinitud” del. cel estrellado, y fe: gustaba decir que las estrellas son una erupcién’ de® granos:luminosos en el cielo”. -¥ aunque Jag ea ‘tin’ mintsculo” platieta: subordinado “al sol no deja'de ser el “ceritro: metafisico” del miundo, ‘ya qu a) El esptritu subjetivo. El espiritu subjetivo se pre- genta en diferentes niveles que son otros tantos momentos necesarios del desenvolvimiento dialéctico del concepto del espititu. Hegel distingue ast el alma (objeto de la aniro-., pologia); 1a conciencia, (objeto de la fenomenotogia) y el. sspiritu (objeto de la. psicologia. propiamente dicha). El. alma es el espiritu en tanto que depende de las condiciones naturales fisiolégicas (raza, temperamento, etc.) ‘y aun pus ramente fisicas .(come, por ejemplo, el clima). Combate ; n Ja concepeién empirista que hace de la vida conscien' es Ja morada del ‘hombie, portador del Espiritu. -Y aunt conjunte de repraventacicnes que tienen aire ‘ils un lazo fos’mds_insighlficaites” yaberrantes productos del :pensaff exterior segtin “as sedicentes eyes, de. la. sedicente, as0- miento gon, para, Hegel, .“de‘ un ‘valor infinitamente mAs ciacién de ideas”. La conciencia psicolégica.es una “tota- Clevado eel cna regular de’ for atros o ta Inocenciel| ded concreta” de determinacione, © Gque cada parte inconscienté de la planta” (Enciclopedia, § 248); tiene su Jugar, en, funcién. de las restantes (Enciclopedia, nent § 398). Recondce que todo lo que ocurre en el espiitu tiene su origen én’ la sensacién y en él. estado afectivo ele- mental (Empfindung), pero rechaza la apelacién al cora~ | zn y al sentimiento como criterios del bien moral y de la verdad icligiosa.. “Hs el pensamiento, en efecto, quien distingue al hombre del animal,.con el cual tiene en comin la sensacién’.y la afectividad elemental? (Enciclopedia, $400). La vida psicolégica se’ separa, poco a poco, de su sometimiento a la naturaleza al elevarse del sentir (Fiihlen) a la conciencia de si, Un factor importante del progreso mental es el /idbito que. abraza todos los, grados de la acti- vidad ‘el espiritu, - 3, Filosofia del’ Espiritu La’ filosofia ‘del ‘espfritu ref piesenta el corénamiento del sistema hegeliano, ya que et lL espiritu Ia Tdea’ completa‘ deseiwolvimiento, se co creta’ al méxinio y logra verdaderamenté su réalidad ‘efe tiva, La idea’ légica y. la. Naturaleza_son las condiciones} de Ia realizacion del eSpirita que, es, entonces, su verdad Hegel se"dédies ‘a destacar el sentido ‘mas profundo y el alcance mds general de todas las manifestaciones’ del, pem ‘basta a si mismo"y que solo es un momento del ‘desenvolvimiénté)} del ser. iter Be : 2 " - 37 up] habfto eg el elemento mis esencial para asegurar la. exi tencia de toda expiritualidad en cl sujeto individual ... a fin de tencis Contenido religioso, moral, ete, le fertencice en tanto W454 ee Sic jor esta alma, que no sea en €l solamente en sf (en tite) ee “Gispostelon natural) ni como sensacién o representacion past jera, ni como in Jer, BL omen efectiva, sino que este contenido sea, en su ser" (Enciclopedia, § 410). La psicologia debe estudiar el desenvolvimiento diay éctice inmanente de la actividad mental. Es preciso qué fl espiritu revele su libertad legando a reconstruir racioy Salmente, por su actividad propia, aquello que primero Ie fue impuesto como dato inmediato, El espirtu teérico se see ifieta, en efecto, ante todo como conocimiento intui ‘vo confuso ligado al sentimiento. El intermediario entr Ia intuicién y el pesamiento conceptual es la representa ‘ibn (Vorstéllung) que se presenta con la forma de la me ce miderecaerd (Brinnerung), de la imaginacién y de lal seneria verbal (Gedachtnis). Esta forma de la memoria és la m&s importante, pues és°el instrirticnto del’ pensa* miento y posibilita todas Jas operaciones i 165, "Hegel insist mucho sobre'el papel Capit ‘ Pesinite al pensamiiento individual acercarse inmediatamen te a Jo universal. “Las formas del pensamiento son primero] extefiotizadas y depositada’ en el Jo que tra: mis’ 0’ imenos velada 'y' conft Categoria” (Légica, ed."Lasson, T, pp. 9-105 ef-s Enciclope dia, § 459°y Fentomenologta, ed. Lasson, p. 390). Por ests razon'Hegel recurre,.con freciencia,,2 las etimologias para) justificar su dialéetica." Y afirma su desprecio por lo qucf ts inefable: el sentimiento, Ia impresign del momento (Ex; ciclopedia, § 20). ‘ ‘Al pasar al estudio del espiritu prdctico, Hegel muesy tra cOmo el pensamiento se determina en. voluntad y ebmo, © En otras palabras, por el hébito se pasa dela aptitud paray ‘una ciencla a su posesion efectiva, de la lectura’ de ‘un libro alf une ete contiene, de Ins buenas intenciones a Jas verdaderas} virtudes. i “7A veces invoca falsas etimologias, éionar ‘meinen (tener una opinién) con mei jnen (pereibir) con wakr (verdad). . Ja voluntad debe elevarse por encima del sentimiento para tasarse sobre el pensamiento. Asi se eleva una vez més Gontra la moda de apelar al corazn, que reinaba en la Gpoca romantica. “La verdad y la racionalidad del co- tein y de la volintad pueden encontratse solo en la Universalidad de la inteligencia, y no en la singularidad del Sentimiento en tanto-tal” (Enciclopedia, § 471). No obs- tante clogia la pasién. ‘Lo que hace'su fuerza y su valor radica en ‘el hecho de estar imitads por una determinaci6n particular de Ja voluntad en la Eaii'se sumerge toda la subjetividad del individuo... Pero ls Gasién no podria ser ni buena ni mala en razon de este aspecto Resmal; esta forma expresa simplemente el hecho de que un sujeto teioeb en un contenido todo el interés viviente de su espiritu, de Sr talento, desu cardcter, de sus gustos. Nada prende ho so "ealizedo ni puede ser realizado sin pasién.. Solo una moralidad nuerta y aun, con mucha frecuencia, hipSerita, combate contra la forma de la pasién como tal", (Enciclopedia, § 474; Filosofia de lg Historia, ed. Lasson, I, p. 63). Hegel vincula la dialéctica de las tendencias y de las necesidades-con la, Filosofia de la Naturaleza (Enciclope- dia, §§ 359-360) y con la Légica (Ciencia de la Légica, Il, p. 59 y Enciclopedia, § 204). -Latendencia (Trieb) no es sino el hecho de que, ‘desde un solo y mismo punto de vista, ‘una ‘cosa sea en si misma y sea la carencia, lo negative de st misma.-Es decir que por Ja tendencia el ser viviente se afirma al negar su estado preéente en el cual carece de algo; de aqui su ‘esfuerzo por'salir de esta pe- rosa contradiccién, sentida como’ ecesidad, al intentar pro- wiiratse lo que le falta (por ejeniplo, alimentos). La nece- sidad es asf la presencia de una ausencia. La dialéctica del amor est4 esbozada en la Filosofia del Derecho. (adicién al § 158): ____ Amor, esto quiere decir, de una manera, general, la con: ‘Gencia de mi unidad con otro, si bien yo no estoy aislado para inf, solo adquiero mi conciencia de si renuncigndo a mi ser para 1 conociéndome como unidad con el otro y del otro conmigo. Er primer momento en el amor es que yo np gusra Pars imi tuna persona que se basta a si misma y que si lo fuera me sentiria defectuosa e incompleta. EI segundo momento consiste en que Yo conquisto ‘mi ser en otra persona, en'la qué gano el valor que ella, por su parte, gana en mil. Dé esta forma, el amor es la més enorme de aquelias contradicciones que -el entendimiento es im- poiente para resolver... Es, ala vez, la produce y la soluckin potent’ PontradicciOn, y en tanto que solucién es la uniém moral de los seres.” 4 ‘b) El espiritu objetivo 9 el espiritu absoluto, Ademds de Jes restmenes de la Enciclopedia, Hegel consagié al estudio. del Esp\- reslmpjetivo sus Lecciones sobre 1a filosofia de 1a historia y sus PMacpios de la Filosofia del Derecho. En cuanto al Espiritu site, le-consagré, aparte de las dltimas pfiginss de la Enciclo. Jedia y tos dos ‘ltimos capitulos de la Fenomenologia del Espiritu pedis Yaones sobre Estetica y sobre 1a Filosofia de la Religién.s ‘Agul nos referiremos solo a sus concepeiones acerca de Ia moral y 2 ia flocofia de 1a historia, reservando para los dos capitulos SGoleates la consideracién de In filosofia. de ta, religion y lag Filosofia del derecho. Estas dos piezas esenciales, del, sistema het fellano merecen, en efecto, un lugar aparte, pues estén Tigadas sescision entre la derecha y Ia izquierda hegelianas que 2¢} ranifesté, en esencia, en los planos religioso y politica, 4 ¢) La moral de Hegel. La moral propiamente dichaj ocupa un higar muy reducido y, de hecho, fragmentario en la filosofia hegeliana. Esta relacionada en forma esd trecha ‘con. sus concepciones juridicas, y politicas asi como con su psicologia del espfritu. practico y.su filosofia. de Ia religién. SS" woniginde ‘Como ya vimos, la posicién fundamental -del idea imo hegeliano se. opone a la idea de un deber ser (Sollen) La filosofia, tal como Hegella concibe, no tiene - como] objetivo definir un. ideal de, perfeccin inaccesible, sino comprender loreal reconstiuyéndolo dialécticamente. y s¢4] Conociéndole ast Ia racionalidad. .Enfocada desde esta perty peetiva, la moral més bien comprueba que juzga. La moi Tal, como dice, Eric, Weil, ,“es.vivida, puede:y debe sety descrita, pero vio, debe. ser criticada, ni construida, ni re: hecha”. ies : ae 4 Una oposicién fundamental domina la moral hegeliana:4 la de la moralidad subjetiva (Moralitét) y la moralidad objetiva (Sittlichkeit). La primera es la moralidad en ell sentido’ Kantian, definida por, un criterio formal:_ la ya: lidez universal de la mAxima. de la accién 0, dicho d otra manera, Ia. intenciénconforme a Ia ley moral. Pero ‘en esta forma de Ja moralidad solo se encuentra un fun amento abstract. del deber que lleva a un formalismo Yacto, -y no :aprehende -ast “cudles son efectivamente los deberes y los derechos (Filosofia‘del Derecho, § 135). La verdadera moralidad, para Hegel, es la moralidad objetiva, 1a que el hombre adquiere en las sociedades que Jo educan: la familia, la sociedad civil y, sobte todo, eb Bstado (Enciclopedia, §§ 513-517). Integrdndose conscien- temente a ese todo concreto que es el organismo colectivo el Estado, es como el hombre alcanza la verdadera Ji- pertad; cuando, en efecto, vive la ley, en lugar de sufritla, ta deja de ser para él una constriccién para tornarse una forma de liberacién que lo leva a dominar su individua- Jidad empitica, sus pasiones ciegas, sus intereses egoistas. Hegel reencuentra asi, a su manera, la nocién kantiana de ja autonomia y da forma concreta al criterio de Ja, uni- yersalidad: la participacién en el espiritu colectivo. Es indudable que esta doctrina supone un Estado bueno y buenas costumbres. Los hombres de élite hacen, posible Jin progreso, pero solo tienen éxito si sus ideas, sus sen- timientos y sus ititereses concuerdan mejor con Ja razén que las instituciones existentes y representan, por lo, tanto, tina forma mas. verdadera de lo universal. El creador de nuevos valores. ya’ n6.actiia solo én-un plano propiamente moral, sino, en;el:plano.histdrico. Lo que-nos Heva a ha~ blar de la ‘filosofia de la: historia, a) La filotofia”de Ia historia, Esta es Ia parte, por cierto, més, conocida y, si puede decirse, 1a, més. popular de la obra de Hegel., La historia universal, tal como 1a concibe, no ¢3 la’ historia original de los primeros, narrado- res de acontecimientos, ni la historia reflexivd que quiere explicar os hechos ¥y.extraer lecciones ‘précticas del pasa~ do, sino la historia filoséfica que domina los acontecimien- tos desde un. punto. de vista universal e.intemporal, . En efecto, Ia, Razén, para Hegel, es la substancia misma de Ta historia. Con Anaxagoras, - piensa que la razén gobierna. al mundo y que en Ia historia, como fuera de ella, todo ha transcurrido racionalmente. La historia es el desenvol- jento le usia Iégica inmanente de Ia cual los grandes personajes hist6ricos son los instrumentos inconscientes y st aquéllos estén-animados por sus pasiones y realizan sus in- tereses, “fal mismo tiempo queda realizado un fin mas Tejano, pero del que no tenfan couciencia y que ho estaba Al ernest eee radica en qUq] pombre : , 7 Sus propios fines particulares 28 eran et contenido Subs Leet sue ta libertad del splot sae re es 1a voluntad del Espira 1 erveal”® Estdl Soy temporales fs propia ma Pero las institucio- taneingdo “ests en, ch instinto universal ates de 104] fe innagen de este principio modeado, pose a poco, sen conte que son empujados por una eT Gata Ei iso. En exe seo pl que primero oramente ‘algunas épocas, 1a estructura 5 ane = * a fue ct i a uebia porque est usada, vaciada je su substancia von ae sana) Ja Revoluci francesa, fueron los Pern la historia universal prosigue ‘narcha, hacia ade fy cabeza por base, nant pense ee Pero Ta ironces se progucen 185 Sand Ca iy ent calidad vegtin la imagen d al penamiento, y conta lant jtulones etableidas hasta el momen Y es oe see eee momento ee eee sage tas ins gpuestas al sistema, que 10 quebyatit Cee ere oo del erie estemecé el sublime nme, wn cornces se legase a a reconciliacién efectiva de lo di- piliiaesan contenido ve parece, buena y, aun neces tienetjo esto ocure, las posibilida 2 ae psa econ el mando” (lorie de le Hisori Tmplican un fondo ‘universal diferente del que s Sastne’ 350552), (Filosofia de la Historia, ed. Bruns- e) La‘ estética. Para completar esta exposicién’ seria Se de un pucbl mprescindible hablar de la estética de Hegel. Es imposible bast von Batado. De este universsl 5 apoderan los grat og eee eis propio fin, dgimpres ‘ es jue, al realizar sus ambiciones, Pan al inisfgresumir en algunss Tineas esta obra maestra, de lectura Tiempo el fin que correspond =! onet go mas elevado dgrelativamen’® fei, que vale més quizd por. Ia riquers de Espiritu, Ast es'com0 5° smeifieata 1a dialéctica de 1a May documentacién que por su elaboracién sistemética. Solo iat los progresos de la human icaremos las ideas directrices. Lo bello es, to -absoluto tradicciones, colisiones (guerras, golpes n. su existencia sensible, Ta Idea que se torna transparenite juciones) que aleanzan un estado de cosas mas verdadey Jos limites de Ja apariencia sensible. La funcién del Tog periods de felicidad; es,decis «come onfa, de_ausegerte, consiste em Ser “ql mediador, el. conciliador ‘entre 1a ‘Ga'de contradicciones, no S9% ‘periodos dad exterior sensible y perecedera y el ‘pensamiento de la Historia, ‘ed. Lasson, “Jntraduccién”, PP: 49s 121ppuro entre la Naturaleza y la fealidad finita, ‘por tina par, $59.60, '63-68, 74-76)-° 3 nf, y Ta libertad infnita del pensimiento conceptial, por No podemos ‘analizar todo el contenido, extrema otra”. En el arte, Jo sensible aparece, spiritualizado. y mite rico, de la Filosofia de ta Historia, La idea directs espititual reviste una apariencia sensible; por lo “que el que’ Ta dotnina,“es que le historia universal Hemento propio del arte es Ia apariencia (Schein), pero sa conciencia de ta libertad. Este Trocess se revels ange aParienes ‘es una ilusién, no es algo inferior al todo,:en el paso del antiguo espotismo oriental, en el dy funda de los fendmenos (Ersckeinungen). EL arte hace tin colo hombre es libre, a Tas Pepublicas aristocrstions PTT To substancial, lo universal; destaca el verdadero Grecia y Roma, donde algunos jndividues som ‘libres. Tas naciones germénicas, cM fl cristianismo, fueron jencia de la verdad de qu lor de las apariencias senibes, les ‘confiere una realidad bas alta, engendrada por el espiritu”. La obra pedagégica. Un aspecto mucho menos cone- ido del pensamiento hegeiano es su obra pedagégica, Cov tente en discursos y en informes que pronuncié o redac piemtras dig el Liteo de Niremberg: En ellos se opone Tos ‘nuevos? métodos pedagégicos que estén en boga en ¢ tiene Un fondo univers: 7 poca y que hoy vuelven a ser “nuevos”. Su principio 43 fundamental es que el pensamiento, como la voluntad, debe} comenzar por la obediencia. Combate “el desastroso pru-j rito de querer levar al alumno a un pensamiento personal”. Si se deja al nifio razonar a su modo “jamés entraré 12] disciplina y el orden en su pensamiento, jams el encade;} namiento Iégico en el conocimiento”. Deben “extirparse esos puntos de vista fantasiosos, esas ideas, esas reflexiones que Ta juventud puede tener o fabricarse”. Al pensar en hay propedéutica filos6fica, estima que, ante todo, debe ense-# arse lo que ha sido elaborado por los més grandes espi- 4 ritus y ‘ejercitar alos j6venes: para” repensarlo. De esté modo “se lena de pensamiento, de sustancia una caters] todavia vacia y se elimina esta’ originalidad natural del pensamiento, es decir, Ia contingencia, lo’ arbitrario, la ex: travagancia dela opinién personal”. Asimismo combate Jos métodos que comienzan por lo concreto sensible para dirigitse hacia el, pensamiento; debe “comenzarse, de inme=1} diato, ‘por, lo abstracto y tomarlo en si’y para’ si”. Pordl otra parte Hegel, fervienté”partidatio de la cultura grees: latina, “alaba el estudio de la gramatica, en la que ve lag escuela del razonamiento: ““Siv materia, en efecto, son’ lagi tategérias, ‘0 sea; los propids' productos, las propias’ deter’ ‘minaciones del entendimiento é en la’ gramatica, entoncés; donde“el entendimiento comienza su aprendizaje ‘estudinsy dose’ a'si mismo”. - “El estudio atistero de Ja gramatica s revela asi como uno’ de*Jos instrumentos mds universales4 y més noblés para la formaciéa’del espiritu”' (Gymnasial: reden del 20 de setiembre, de'1809 y del 14 de setiembre deq * Niethar “del 23°de octubre de’ 1812) CAPITULO It > EL PROBLEMA RELIGIOSO ¥ LA ESCISIGN DE LA ESCUELA HEGELIANA EI problema religioso ocupa un lugar de primer plano en el pensamiento hegeliano. Incluso parece haber, domi- nado sus primeras meditaciories personales. Hegel, en efec- to, estaba destinado, al principio, a la carrera eclesidstica ys durante ‘cinco afios, fue alumno del Seminario protes- tante de Tubinga. Sus primeros titulos universitarios fire- son diplomas'de teologia. Si bien renuncié a ser pastor, _ sus primeros trabajos escritos* estaban consagrados. al pro- blema religioso.::.-" : : A fines del. siglo xvu,-la ortodoxia luterana fue ata- 5 cada, én: los ‘medios -protestantes ‘de Aleinania, desde. dos frentes opuestos?. por ,uni-lado, Jos. pietistas que velan en > Ia religién un impulso mifstico del corazén'y oponfan la . lama vivificante del sentimiento a Ia letra seca de la teo- logias por.el otro, los racionalistas de Ia época de Ias luces (Aufklaring, Tlustracién).-que se esforzaban ‘por-eliminar del cristianismo - todo “lo sobrenatural - y ‘consideraban a Cristo.no como un Dios encarnado, sind como un hombre superior que predicaba una moral muy elevada, . Corrien- tes més osadas todavia aparecian en el espiritu de Jos alum- nos de: Tubinga: Se pasaba naturalmente del defsmo al panteismo; se admiraba a Spinoza, Hegel concordaba ple- namente con su condisefpulo Hélderlin, quien exaltaba el naturalismo de Ja Grecia’ pagana ¢ invocaba sin cesar el 2y xal adv de las filosbfias de Ja inmanencia. 1 Los dos més importantes son La Vida de Jesis y El Es. piriti del Cristianismo y iu Destino: Nox los publicb en 1907 bajo el titulo de Eseritos teolégicos de juventud. 45 I. Los escritos teolégicos de juventud Después de la salida del Seminario, se acentué su eman- cipacién religiosa’ atin més. Sus primeros escritos esténlh concebidos en el espiritu del racionalismo kantiano. Piensalf que el objetivo y la esencia de toda religién es desarrollai} a moralidad del hombre y que en ese sentido se orientabalf la predicacién de. Jestis. Sin embargo, reconoce que lai religién popular debe dejar un lugar al corazén, a Ia ima: ginacién y aun a los sentidos. En ciertas pAginas apar tendencias panteistas en las que, bajo la influencia de Hi derlin, se entusiasma por el helenismo. Pero siempre sejf asocia, m4s 0 menos, un elemento mistico. En el senti- miento religioso ve una fornia superior del amor que yal} interpreta dialécticamente; en efecto, en el amor la tesis y) Ia antitesis son, a la vez, suprimidas y conservadas en una| forma més alta, La unién de Dios con el mundo debej comprenderse como -un -lazo viviente: “Todo vive en lay divinidad; todos los.;vivientes son sus hijos”: 4 El pantelsmo de estos primeros ensayos se afirma dé nuevo en su, Sistema dela .Mordlidad (System der Sittlich keit),“contemporéneo del Curso de Jena. Alli puede leer: se por ejemplo, que la “concepcién filos6fica del mundé| y de la necesidad, segtin Ja cual todas las cosas estén eri Dios y no existe ninguna individualidad en forma aislada, # se realiza perfectamente para la .conciencia empirica, en tanto que toda manifestacién particular de la actividad del pensamiento o del ser solo tomai su esencia y su signifi- cacién eri el Todo”, ae Il, El curso sobre Ia filosofia de Ia religién Es.en los cursos de Berlin ‘sobre Ia filosofia de la religién, donde debemos buscar 14 exposicién definitiva de | Tas concepciones religicsas de Hegel. La idea dominante de estas lecciones es la de’ que el ‘gbjeto de Ja religién es, en el fondo, el mismo que el de fh filosofia: el Absoluto o Dios.” El contenido especulativo es el mismo; pero la religién capta bajo una forma seniible "| zon imdgenes, es decir, Ja de la representacién, lo que ia Flocofia, comprende mediante Ta forma. adecuada del foncepto. La unidad de lo finite y lo infinito que la f fosofla piensa conceptualmente, es sentida, imaginada po ta religion, Sin embargo, Hegel combate aqui tanto unto de vista de una filosofia del sentirhiento, como te Ee Jacobi y Schleiermacher, como el de una metafisica del entendimiento, la de'los wolfianos y del mismo Kant. Ee fos dos puntos de vista hacen del infinito algo abstracto, rnientras que la filosofia religiosa de Hegel quiere, hacer ver tanto lo infinite en lo finite como, lo finito en lo infi rite, y Teconciliar asi el sentimiento.religioso y el enter dimiento desde el punto de vista de la razén:' Un contenido vilido, sin duda, puede residir'en el gentimiento, pero de tin modo confuso; nada garantiza su verdad. La forma de! Jentimiento’es' solo el lado subjetivo; del lado. objetivo, ¢l contenido religioso tiene ante todo la forma ‘de la repre tentacién, Pero ésta no se liberé atin de las imAgenes sensibles; solo el pensamiento especulativo separa dicho ‘ido en-toda su pureza. we cam yerdaera-relacion de lo finito'y de lo Infinto es unidad indisoluble en la que Jo finito aparece ‘como onieate eéericial de lo infinito. Dios es “‘el “movimiento hacia lo finito’y, por ello, en cuanto sipresién’ de lo finito el movimiento ‘en si misino”. Dios, para. de prescindir de Jo finito} sin el mundo, ni Universal absoluto, el pensamiento suprem« la poniendo ui’ déterminaciones a las Hegel, no obstante, se niega a ser Un pantefamo, en.el sentido Titra on en sostener ‘qite, todo ‘es Dios, incluso las reali fiecs en au exterioridads conéepeién absurd: que, no, es representada por ninguna religién ni por ninguna. filosofie Tas, pruebas de la existencia de,Dios son para Head, més que demostraciones verdaderas, una descripcién.de Ia, clevacién.del yo, hacia Dios.. Revaloriza_el, argumento on tolégico al oponerle aqut la representacin, que no implica la realidad de su objeto y el concepto,'en especial el. con- cepto absoluto, que encierra al ser como una, de sus:deter- minaciones. -Lo finito es Jo que no corresponde.a su, con- ‘472. cepto, alli donde el concepto y el ser son diferentes. Pero, cuando se trata del concepto en si y para si, del concepto de Dios, el concepto y el ser son absolutamente inseparables, Hegel opone a la “religién absoluta”, que para él'es © particulares, que no'son mds que los momentos particu- ares del desarrollo de la coriciencia religiosa. Distingue:, 1) las religiones de la Naturaleza, comprendiendo baj nombre las religiones del Oriente, en las que la. divinidad; se concibe como la infinita fuerza de la Naturaleza frente, a la cual el ser finito, él individuo, se pierde.en su, nada;4 2) las religiones de la individualidad espiritual, en las ques la realidad natural solo es wna manifestacién del Espiritu; y son: a) el monotefsmo judfo o el del Islam que aniquila} la Naturaleza ante lo “sublime” divino; b) el politeismo; griego, religién de la belleza; c) la religién, romana, cultoj del interés nacional. ’ IL. El eristianismo en. Es al Gtistianismo, por cierto, al que ‘Hegel consagral os més ariplios desarrollos. Su elevado valor proviene dé Ia idea de la ‘encarnacién: la unién de lo divino y de 1a naturaleza ‘humana 'realizada en ‘la persona, ‘de ” Cristo; Mientras ‘que Kant ‘séparaba ‘la ‘fe de ‘la~tiencia,” Hegelf preténde Conciliarlas, elevando la ‘fe“al ‘nivel de’ la cienci: y Jo hace’ dando ina interpretacién'especulativa de los dog mias “¢ristianos. “Asi en la Trinidad encuentra los’ tres mo=4 mentos qué la’ Logica “distingue’ en’ el’ concepto: universal, particular, singular, Dios Padre es, el universal, el pensét miento "puro’cirya actividad es el sabet.” Coino todo sab suipone ‘un objeto por condcer;”el universal divino se par’ ticulariza, se diferencia, deviene, de Idea una,’ pluralidad de ideas:’ es Dios Hijo, engendrado perpetuamente por el Padre. Por fin, Dios retorna a si mismo, retonoce su ob jeto como idéntico a st y suprime’ la diferenciacién’ en el! amor, es entonces Espiritu o personalidad absoluta. O, me-if jor aiin, segin Ia divisién ternaria del_ sistema’ hegeliano,' Dios es concebido ante todo en su ‘Idea”eterna tal. comold es, de algtin modo, antes de Ia, creacién del mundo” (lo que corresponde a la Légica) ; luego en su Ser-Otro como creador del mundo (lo que corresponde a la WFilosofia de Ta Naturaleza), y finalmente como supresién de esta anti- tesis y reconciliacién del Espiritu infinito con el espfritu finito (lo que. corresponde a la Filosofia del Espiritu Podviamos citar otros. ejemplos. El pecado original, que es el estado natural, el estadio de Ia animalidad que el hombre debe sobrepasar para hacer posible la redencién, Ia realizacién de su unidad con Dios. La comunién es el simbolo de la unién mfstica.del espiritu individual con el Espiritu absolute. Hegel traspone en lenguaje especulativo lo que la re- Tigi6n coreiente enuncla éon imAgenes. De tal manera, la creacién “no es un actus-que habria sido cumplido una vez en el pasado; lo que es en la Idea es momento eterno, determinacién eterna de ella”. Cuando se dice que “Dios es amor” debe’saberse que el amor es “la diferenciacién y Ja supresion (Aufkeben) de la’ diferencia”. Para el pen- ‘ samiento.especulativo no hay misterios; solo existen para la representacién sensible que ve las cosas exteriores unes con = respecto‘a las otras, y_para él entendimiento ‘que se limita“) a determinaciones. fijadas una vez por todas, Jo que les °, impide’elevarse al punto. de vista de. la inmanencia, Esta forma de Ja representactén, propia de Ia concien- cia, religiosa, explica.el carfcter inadecuado de los concep~ tos que forma y el. antropomorfismo que los, desnaturaliza, Lo finito y.1o, infinito.se,oponen radicalmente; a Dios se Jo proyécta “en las, alturas”, fuera del mundo, en,uun més alla trascendente, La unién de lo finito y de lo infinito, que ext Ia Idea constituye una necesidad intrinseca, toma figura de acontecimiento histérico: la encarnaéién no se ha realizado més que una vez. en Palestina, en Ia persona de Jesis. Por ‘iltimo, la religién se impone, como una autoridad exterior, lo que’ es contrario a la’naturaleza, Ti- bre por’ esencia,- del ‘espiritu,; Solamente la filosofia eleva el contenido absohitd a’ la forma del pensamiento puro. El concepto por si mismo determina su contenido y per- manece plenamente adecuado a él, que condiciona su li- bertad y su verdad... Podemos preguntamos si la filosofia hegeliana man- . 4a a tiene, en verdad, el contenido esencial de la conciericia religiosa del cristiano, Dejemos a un lado los dogmas y las pricticas del culto, todo aquello que opone por ejemplo 1 luterismo al catolicismo romano. Una cosa es aqui se- gura: Hegel era violentamente anticatélico. Victor Cousin Gijo que él, como Hegel, queria un “concordato sincera” centre la religin y Ia filosofia, pero juzgaba que este acuer~ do solo era posible en el marco del protestantismo. “ei Mo- firé antes de haber visto derrumbarse todo esto!?”, le dijo un dia frente a la catedral de Colonia, al ver cémo se Yendian medallas benditas. Ataca vivamente todo el cere~ jnonial de Ia Iglesia y, en especial, la direccién espiritual que considera una mecanizacién de la inteligencia y de la Soluntad (Enciclopedia, § 195). En sus cursos, ridiculizaba fl dogma de Ia transubstanciacién en ‘términos tales que provocaron una queja colectiva del clero eatélico.* Pero, gqué queda en la doctrina de"Hegel de Jos dog- ‘mas comunes a todas las iglesias cristianas?, Tomemos, por §} ejemplo, la encarnacién. Su interpretacién “gacaso no Mega a decir que el cristianismo ensefia con imAgenes lo que Ia filosofia espedtilativa’ éxplica’ en ‘térininios de pensainien“ to, o sea que el devenir’ universal ‘es’ la“éiicamacién con tijua de Dios que todo pensadlor ‘eélarécido' deja de consi derar como un ser exterior al inuindo? Y hay més afin, Podemos ‘préguntarnos qué queda. verdaderamente en Ja doctrina hegeliaia,de, las dos ‘afir? maciones fundamentales del espiritialismo: la existencia de tun Dios trascendente y'personal y la ‘intnortalidad personal § del alma. aia IV. El problema de Dios @ En cuanto al problema de Dios hay un punto, al pa- recer, bien establecido, “La filosofia hegeliana, como dice J. Hyppolite, ¢s el rechazo de toda trascendencia, el ensayo gj 4 2 Declaraba en su curso, segin Micuexer, que este dogma hacia de Dict una cosa, de modo tal que la divinidad estaria’ contenida en los exerementos de una laucha’ que hubiera comido ‘una hostia de unia filosofia rigurosa que pretende permanecer en la famanencia y no salir de ella, No hay otro mundo, no hay foca en si, no hay trascendencia ...” (Revue internationale de philosophie, t, VI, 1952).* Por su correspondencia con Schelling se sabe que Hegel habfa abandonado, desde sauy oven, Ia idea de un Dios personal. Sin embargo, no hay sevacuerdo undnime, ya que sus textos son muy equivocos. Un comentador tomista, Franz Grégoire, examina en una obra reciente ** las diversas concepciones de la divinidad que pueden atribuirse a Hegel; las reduce a cinco tipos. Des- Parta primero las que suponen la trascendencia y Ta per- Sonalidad divinas.’ El Dios de Hegel no puede ser el Dios Gel telsmo cristiano, ‘es decir, un espiritu consciente que pone el mundo Hibremente, como parecen. pensarlo G. Las fon y EL Nicl. Hegel declara, en efecto, que Jo finito es tn momento esencial en Ia vida de lo infinito, que “Dios ho seria Dios sin el mundo” (Filosofia de la Religién, ed. Lasson, I, pp. 146-148). Dios tampoco puede’ser un espi- rity consciente -que: pone el mundo necesariamente (como pensaban Gischel, y-G. Notl). Para Hegel, la ‘nica con- Mencia de'la qué puede hablarse en relacién ‘ton 1a “Idea Shsoluta es Ia’ conciéncia que riosotros tenemos de ella” (En: ciclopedia, § 381," Adic.). Una tercera interpretacién es Ta que admite Haering: el Espiritu absolute estaria dotado de una conciencia reflexiva, enteramente condicionada por Ja conciencia que Jos espiritus finitos adquieren de él. A esta concepeién’ se’ Ie’ puieden objetar diversos pasijes de las obras de Hegel. : Puede leerse, ‘por. ejemplo, en la His. toria de la Filosofia (I, p. 176) ,que “la esencia ‘universal del espiritu se” particulariza en espiritus individuales que toman conciencia de ella y de su identidad con ella, y, ésta es la manera én que esta esencia se conoce asi misma y deviene verdaderamente espiritu”. Cuando habla, del espf> ‘ilu del, mundo’ (Weltgeist) Hlegel entiende por. este t6r- mino ma Jey racional inmanente que, inconsciente primero, % Recogido en libro. , Ver Bibliografia: Hyrrourre, 1955. (N, del T.) F ** Ver Bibliografia, (N. del T.) 3 Hnobi ‘eta ‘a Metsten, Boxant, quien de existesé, Dios tampoco exist", acaba por tomar conciencia de si misma en el espfritu del i filésofo. Quedan las interpretaciones estrictamente panteis-{] tas, La Idea absoluta puede concebirse como un espiritu; inconsciente, “centro real y tendencial del mundo”, ésta) es Ia interpretacién de N. Hartmann, Hyppolite y, sin du: da, también de Jean Wabl..Diversos textos, empero, nos} sugieren que la Idea absoluta desprovista no solo de con ciencla propia, sino de éxistencia propia, no es més qué] €l prototipo ideal de los espiritus y que se realiza solo eng y por ellos. En otras palabras, el Espiritu. absoluto sol serfa una tendencia, una ley propia de cada espfritu indi vidual, aunque semejante en todos; seria andlogo a esé, Volksgeist (espiritu de un pueblo) del .que se trata en I filosofia de'la historia, Se lega asi a la-tiltima interpre: tacién que hace ‘de Ja Idea absoluta “la esencia” posibl y necesatia. del espfritu, que’se efecttia bajo las especies de los espfritus finitos”, o sea que los espiritus particulares; realizan esta esencia al tomar conciencia ‘de ella como s ideal y-al actuar conforme.a ella,-sea bajo Ja forma inci} adecuada’de'la vida religiosa; sea bajo la forma adecuad: del ‘pensamiento sfilos6fico. capa “Esta Gltima interpretacién parece ser.la .que defiend ‘A. Koidve, que've enel mundo un acuerdo de. espfrit miltiples unidos, si son sabios,'en un andlogo saber de ump mismo todo.: Se comprende que, desde este punto de, vis ta, Ia doetrina de Hegel haya podido ser. presentada. comiog una, “filosofia radicalmente atea”.:Laintetpretacion ms) clisica' del hegelianismo lo considera iin pantefsmo que per: sonaliza‘el absoluto en el espfritu del hornbre. Es, por ejem: plo, lo que ta°Historla de'la Filosofia’de Janet’ v' Séaill resumfa en estos: términos: “Parece que, para Hegel, Jag conciencia que Dios’ tiene dest misrio noes sinio la cori ciencia ave el hombre tiene de Dios. Es’en‘el hombre] donde Dios toma-concicncia de sf Ia ‘mds elevada del pensamiento” filos6fico ‘es el’ sistéma dé; Hegel, se sigue “que la més alta conciencia de Dios es 1a) conciericia de Hegel. Dios es’ Hegel”. Algunos ‘panfletas) rios ya le habfan reprochado, en vida, a Hegel de divini-? zarse a sf mismo, Esto. es lo que el poeta Heine, alumno} de Hégel de 1821 2 1823, expresa en’ sus .Gonfesiones.! “6 era joven y altivo, escribe, y halagaba mi orgullo aprender de Hegel que el buen Dios no residja en el cielo, como Jo crefa mi abuela, sino que yo mismo, aqui en la tierra era Dios.” Y, con frecuencia, se citan en este sen- tido las graves palabras que Hegel pronuncié ante sus alumnos de Jena, al finalizar el semestre del invierno 1805- 1806, cuando concibi6 los fundamenttos de su sistema, “Una nueva era, decia entonces, surgié en el mundo. Parece que cl Espiritu del mundo logré... captarse, por fin, como Espiritu absoluto... La conciencia de si finita dej6 de ser solo finita y de este modo, por su parte, la conciencia de sf absoluta adquirié Ia realidad que le faltaba hasta ahora”. Lo que queria decir que el Espiritu absoluto aca- baba de adquirir conciencia de si mismo y realizarse asi en Ja cabeza de Hegel. V. El problema de la inmortelidad La cuestién es mucho més simple en lo que concierne « al problema ‘de'la inmortalidad ‘del ‘alma. Hegel solo afir- = ma la etemnidad de la Idea absoluta.’ Por ejemplo, en la : Filosofia de la religién ‘escribe que “para la inmortalidad del alma, no hay que represeiitarse que clla se torne reali- dad solo més tarde: (es"decir, después ‘de la muerte): ¢s una cualidad presente. El espfritu e3 eterno; ella esta en- tonces presente. El espiritu en su libertad no esté en la esfera de la limitacién; eni‘tanto’espiritu pensante, al cle~ varse al saber puro, tiene lo’ universal como objeto, es decir, la eternidad”, Mas adelante, agrega: “el hombre es eterno por el conocimiento, ya que en tanto ser pensante no es un alma animal mortal sino el alma en estado puro. El conocimiento, el pensamiento, es la rafz de su vida, de su inmortalidad en tanto que totalidad en si misma”. Para 4, por otra parte, el alma no tiene una realidad distinta de su relacién con el cuerpo. “El ser inmaterial no se comporta con respecto al ser material como Jo particular con respecto a lo particular, sino a la manera del Univer- sal verdadero, el. cual “superabraza”. (iibergreift) lo par- ticular” (Enciclopedia, §. 389 y Adic.). Ademés ensefia - a2 ies que todo lo que es inadecuado, al universal (en otras ped horas, lo individual) esti condenado a desaparecer (En: Gilopedia, 85 8174 y 875). Parece, entonces, que —seein 4 Hegel— a muerte es el fin de toda personalidad cons- lente para el hombre. En cuanto a las sanciones de ultra: tumba, Heine nos informa que un dia, refiriéndose, ante Hegel, a la morada de los ‘bienaventurados, éste lo miré 4} fijamente y, con tono incisivo, le dijo: “Usted quiere ain recibir una propina porque cuidé a su madre enferma y” we envenend a su sefior hermano”. Agreguemos que du Tante su vida fue éte el punto mis atacado de-su do trina, la: que fue estigmatizada como peligtosa ‘para Ja fe cristiana. + se “La filosofia hegeliana ‘parece ser, entonces, un nafura-) ismo en el sentido de que, para ella, no hay més all, tras-@ mundo,~-trascendencia -divina. ;Solo,,existe vel »mundo pre Sente, pero esti dominado interiormente por un pensamiens ‘ncbnsciente, un Universal inmanente; la Idea absoluta que se manifiesta en forma dialécticaen y por el devenit de los seres, en’ especial, del género -humano.. El, natura: Timo -hegeliano tio solo tiene. tind subestructura idealisa,) sino que. también:ésté fuertemiente tefido ‘de religiosidads Esto -se explica, sin duda, .por, la'-preocupacion .de Hegel, de no compfometerie, “Se habia “hecho,” en’ efecto, -xuyi sospechoso en el plano religioso,«y yhabia sido’ denunciado, a lh Corte como poco cristiano, siendo, vivamente atacado, fobre todo.a partir de 1827, por-el Diario de la Iglesias Evangélica, Pero también queria que en los, medios popts Jares que no podian alcanzar el pensamiento especulativo se miarituvieran las creencias tradicionales.. ("5° Ai pesar de estos eduivécos ¥ de: estas “controversias In unidad dela Escuela’ hegeliana’ puido més © menos mali- 77 tenerse durante la vida del maestro. Solo después de su muerte aparecié netamente la separacién y, en seguida, el fonflicto entre lo que se lama la derecha y Ja izquierda hegelianas, Sin embargo, las disensiones habian comenzado 2 manifestarse en el interior de la Escuela ya a partir de 1829, o sea, dos Aafios antes de la muerte de Hegel, y se referian, sobre todo, al problema religioso. Asi, un alto tmagistrado, Géschel (1781-1861), publicé en 1829 sus Afo- Fiwmos sobre la ignorancia y la ciencia absoluta en su rela- Tidn con Ia fe cristiana donde defendia las doctrinas de 1a personalidad divina y de la inmortalidad del alma. Por FrContrario, L. Feuerbach (1804-1872) publicé en 1830 Sus Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad, en los que profesaba.abiertamente el pantelsmo y negaba Ja in- mortalidad del alma. ‘Después de la aparicién de la Vide de Jesis,* de Strauss, en 1835, se declaré Ia escisién en forma abierta, y se, co- fmenzé a hablar de una izquierda y de una derecha hege- Tianas, entre las cuales se situaba el centro. Si se-adopta Ja casificacién de K.L, Michelet, se ‘obtiene el siguiente cuadro: f : 4 1) La derecha corisprende a todos aquellos que quieren’ asimilar la filosofia“hegeliana al espiritualismo, es decir, Jos tefstas qiie-afirman ‘un’ Dios personal y la‘ inmortalidad del alma, Son los’ “‘viejos" hegeliarios”, La’ extrema dere- cha est4 representada “por” Géschel,” la derecha ‘moderada’ por Gabler, yon Henning, ‘Erdmann y Schaller.” 2) El centro quiere adoptar un. justo medio. y. defen- der la verdadera doctrina de Hegel.” Segiin se incline hacia lado del tefsmo 0 el lado del pantefsmo, se lo distingue fen centro derecha,con Rosenkranz y Marheineke, y en cen- tro izquierda con:K. L: Michelet-y Vatke. 3) Los ““Jévines hegelianos” se agrupaban en la’ iz quierda, Ja que rechazaba enteramente todo 10 que es,“‘re- presentacién” en el dominio religioso, ‘profesaba, en forma abierta, el pantefsmo y Iegaba aun al atefsmo. La izquier- © Trad. esp: Nueva vida de Jesds, Buenos Aires, Bibligteca, Nueva, 1943. (N. del T.) estat inns a da propiamente dicha estd -representada por Strauss, lag extrema izquierda por Feuerbach y Max Stimer. Debe agregarse K. Marx y Engels (acerca de los cuales hablares mos en el préximo capitulo) y reservar un lugar aparté) para Bruno Bauer, quien evolucioné de Ja extrema derecha; fa Ia extrema izquierda, al pasar en forma progresiva del punto de vista de Géschel al de Feuerbach. Gabler. EF] mAs notorio de los hegelianos de derec fue Gabler (1786-1853), quien‘ reemplazs a Hegel en I ‘Universidad de Berlin en, 1834, cuatro afios después de 14) muerte de éste, Habfa sido su discfpulo. en Jena, en época de la Fenomenologia, de la, cual fue ‘el primero dar un comentario bastante claro. , Acentiia el element mistico en Ja filosofia hegeliana y denuncia el pantefsmo ‘como un error. . : Los hegelisnos de izquierda dan ms que hablar so: bre ellos. " 7 Strauss, Strauss. (1808-1894) era asistente de teologia gd} ‘en la Universidad ‘de’ Tubinga cuando publieé, en “183 su Vida de Jestis, que constituyé un escdndalo; rechaza: solo se realiza “en el-conjunto de la humanidad. 'La t dencia naturalista 'y antirreligiosa se acenttia todavia en su segunda, gran obra: La doctrina cristiana de la fe en su desenvolvimiento y enfrentada a la ciéncia, modernay (1840). Ensefia que Dios es el infinito que sé ‘personifice en los espiritus humanos al surgir a la conciencia, y est desde la eternidad; antes de la humanidad terrestre habii cen los otros astros espiritus.en los cuales se reflejaba lay divinidad. En cuanto a’su tiltima ‘obra, La Antigua. y 54 Nueva Fe* (1872), es puramente inaterialista y solo tiene relaciones lejanas con el pensamiento hegeliano. Feuerbach, Tashbién Ludwig Feuerbach (1804-1872) evolucioné del pantefsmo hegeliano al puro materialismo, y mis répidamente que Strauss, Désde 1839 declaré estar separado de la “mistica racional” de Hegel. Su obra prin- cipal, La Esencia del Gristianismo, apareci en 1841. Ataca tanto la filosoffa especulativa de la religién como la teolo~ gia cristiana. “Mi primer pensamiento —dice— fue Dios; mai segundo, la razén; mi tercero y ialtimo, el hombre.” La teologia fue eliminada por el racionalismo hegeliano, pero &te debe ceder su lugar a Ja filosofia del hombre: la an- tropologia. A los dogmas cristianos debe darseles su v dadero sentido: el sentido puramente humano. Asi Ja. tri- nidad se relaciona con’ el ideal de la familia compuesta por el padre, el hijo y la madre, ya que, en su opinién, se debia colocar a Maria en el lugar del Espiritu Santo. Las fOrmulas cristianas son contra-verdades en el sentido literal; de la palabra, es decir, “que es -suficiente invertirlas para extraér de ella Ia-verdad humiana."’ En“lugar“de_ deci “Dios ef el-amor”, “Dios es misericordioso”, ‘debe decirse: “B] amor ¢s divino”,°“La misericordia es divina”.” En sacramiéntos como el bauitismo y ld comunién, hay una ver~ dad, la de que es saludable bafiarse; comer ‘y beber, etc. Pese a si orientacién, La esencia del Cristianismo conserva un acento hegéliano aunque més no sea qué ‘por ‘su ter- minologia: No éciirre 16 mismo en sus :Principios de la filosofia del futuro (1843), donde Feuerbach declara que su transformacién de la teologia en antropologia esté de- masiado tefiida de espiritu religioso y de pensamiento espe culativo; puesto que'el hombre es coneebido como portador de la razdn y la realidad sensible y natural, como un modo de existencia que debe ser sobrepasado. La filosofia del futuro, gerd: puramente materialista. “Afirmard que mi yo es, en su totalidad, mi cuerpo, que solo el dato sensible es real, y que el hombre de care y huéso, no la raz6n, es la medida de todas las cosas. © ‘Trad. esp.: Madrid, F. Sempere y Cia. Ed.,0/f. (N. del T.) 87 ‘Max Stimner. Procedente del hegelianismo, Max Stir ner (1806-1856), cuyo nombre verdadero era Kaspar Sch: midt, quiere sobrepasar a Feuerbach en ese género de a gumentacién. En su libro Lo tinico 9 su propiedad, publ * Hegel no viendo en é més que una abstraccién. Est bach: Ja tinica realidad verdadera es el yo individual, que no es una esencia universal, sino algo tinico. La moralf altruista, el “tuismo” predicado por Feuerbach es una su: pervivencia del espiritu evangélico. 4 El individualismo anarquista de Stimer representa eli} punto de Hlegada extremo de una orientacién critica quel quiere alejarse al maximo del hegelianismo, aun cuandol permanezca marcado por su influencia. Pero aqui la tency dencia destructora no. deja subsistir casi nada del pensd, miento de Hegel y abandona por entero el método dialée-s tico, tal como habia ocurrido cada vez més en Feuerbach, En el fondo, si se quiere resumir en lineas generale lo, ésénial de Ia oposicién entie ta izquierda y Ja dere hegelianas, debe partirse de la nocién fundamental del sisf tema: la Idea absoluta. Para los hegelianos de derecha, 1d Idea requiere como soporte un espititu-real, trascendente! y consciente: el Dios del tefsmo; vuelven asi al espirituay lismo tradicional. Para los hegelianos de izquierda y, sobre} todo, de extrema izquierda, Ja Idea es, en el fondo, und abstraccién porque solo existe realmente al exterioriz en la Naturaleza, la que, por tanto, se basta a. st misma y no requiere una subestructura “ideal”, Por esta via le: gan al materialismo y al ateismo. a Para los hegelianos de centro, estas dos. tendencias} opuestas vuelven a caer igualmente en el punto de vista, que juzgan superado, de las metafisicas del entendimiento, Tntentan mantenér las posiciones propias del idealismo y; rechazan tanto el espiritualismo de la derecha como el ma-j terialismo de la extrema izquierda. Tal eé, por ejemplo,} Ja orientacién del pensamiento de K. L. Michelet. EI hegeliano tipico: K. I. Michelet. A Karl Ludwig Miche-§h let (1801-1893) puede considerdrselo como el hegeliano "pico, co- teremrente su doettina, quien la repens6 con, més simpatia y ms “pultacion en Ia vida del absoluto”. Fue también € quien defen did con més energia a Hegel, e hizo incansablemente su apologia cuando su doctrina era ‘atacada de todos lados. Y es él también me es ‘Aqui, sobre Ja tierra hallé el cielo; Dejadle bajo Ja tierra un reposo eterno, Su méito principal fue, sin duda, haber sabido mantener es eee aera vita proplamente idealist del perst ta ailiaay Contra lax deniaions apt esis ee mrialistas que se impusieron y se énfrentaron con violencia Tngus de lo muerte del maestro, asi como de haber sabide o=- seapus dela mvcifre Tos punter Hitoshi comprometlor To que Hegel solo habia dejado entender en, términos velados 0 tn Forma equvoca. Tite, dexcendia’ de emigrados protestantes frances del siglo xvm, siguié los, cursds de Hegel en la Universidad de Ber- fin, y fue eolega de su antiguo maestro, desde 1829, en su ‘calidad. ln, y Iu colege de arichs Hegel Te encarg6 que enseara Be proteor Goal, ¥ le confis a eaucacton latin de ‘Ra dos hijos en el Liceo francés de Berlin, Vivid hasta una edad sus dos Bios oars a le 95 aos, fers To, deena spay avanzade “ue de siglo. ‘Trabajador incansable, diiié Is Sociedad Filoséfica de Berlin y la revista El Pensamiento y escri- bid muchos libros y articules en francés y en alemén. Era sospe- Use en el fermen eli como en ef pon oo et chado tanto en cl Serene Fei con mucha frevuencia. com sata al Te Peg por to awe fw So ramet en artetan eltago. ante In yuslcn, NAngue varias esauisasolicnles 7 sotyevocar su designacién de profesor en la ‘Universidad de Berlin, pudo, sin embargo, conservarla, pero sin Universidad ge UcTmede que durante toda ou vida fue “profesor extraoedinaro” ny as caracteritica es el Curso sobre lo personalidad de Da oe BA Gelidad del alma o la persnclidad eterna del Si emer ia Universidad de Berlin en 1040, y publics al afio siguiente. + oe Te nsa —como Hegel— que en el crsianismo bay na ete lemenials la unidad dela naturale divin y, do Fae sara Ta que es "el lado de Dire si ehrariaci, del lado del hombre, su vida eterna en el seno de Dios”. La eter- de tate ae Mcmafeto, nada mids que Ta presencia absolta del 59 Universal que se expiesa en todos los aspectos cambiantes det mundo. Dios se encarna eternamente en los seres finitos; el hom- bre tolo se eleva a la eternidad en la medida en que logra expresar Ia esencia divina por su pentamiento y sus actos. A Dios no se le puede atribuir una conciencia propia: solo es en el hombre donde aleanza la personalidad. . ‘Se han resumido las tesis de Michelet diciendo que, para’ 41, “Dios es personal en el hombre y el alma inmortal en Dios”, Jo que equivale a decir, puede agregarse, que Dios no es personal y que el alma no et inmortal. En otras palabras y empleando el lenguaje del espiritualismo y los simbolos de la teologfa, los hege- Tianor de centro (al menos, los de “centro izquierda”, donde Mi- chelet se situaba a sf mismo) Iegaban a las mismas ‘conclusiones gue los hegelianos de izquierda; pero mantienen las fundamentales del idealismo hegeliano con su dialéctiea y su ter- minologia, y cabe preguntare sl lo que ensefian acerca de la religign es, en el fondo, expresada con mayor claridad, la propia doctrina esotérica de Hegel. CAPITULO IV EL PROBLEMA POLITICO: DE HEGEL A MARK ‘Hegel siempre se interesé mucho por los problemas politicos. Vivia en una época que fue eminentemente “his- térica”, y se mantuvo siempre al corriente de los aconte- cimientos diarios, declarando que “la lectura de los peri dicos es una especie de plegaria matinal realista”. Escribi ensayos politicos inspirados por cuestiones de actualidad, especialmente La constitucién de Alemania, escrito en 1802 y,publicado solamente en 1893 por G. Mollat. Asimismo dirigié durante un afio y medio, de mayo de 1807 a no- viembre de 1808, un periédico: Le Gaceta de Bamberg. Su correspondencia muestra que Je prescupaban mucho todos Jos problemas de actualidad; ensefiaba, ademés, que Ja teorla no puede separarse de Ia préctica. Para él, en efecto, La voluntad es un modo particular del pensamiento, yel pensamiento se expresa en la realidad: “Quienes con- sideran el pensamiento como una facultad particular, se- parada de la voluntad, concebida también ella como una facultad particular, y Megan hasta a considerar el pensa~ miento perjudicial a Ia voluntad sobre todo a Ia buena voluntad muestran, ante todo, que no saben absolutamente tl ales) elon a del De- recho, § 5). I. La constitucién de Alemania <-. En u obra sobre La coistitucién de Alemania, Hegel quiere mostrar.cémo,la Alemania fragmentada en una mul- titud de pequefios Estados soberanos podria rehacer su uni dad y convertirse verdaderamente en un Estado con ejér- cito y finanzas nacionales, Se encuentran ya en esta obra 6L algunos de los temas politicos que sistematizé en sus Prin- cipios de Ia filosofia del derecho. Declara que, ante todo, le importa efectuar comprobaciones en el plano de la filo- sofia de la historia, y no construir en nombre de un ideal, proyectos de reforma. Quiere llevar a sus lectores a com- render Io que es, a darse cuenta de que lo que ¢3 rio ¢s efecto del azar, Hegel define el Estado como una colectivi- dad humana que “se unié por la defensa comin del con- Junto de sus bienes”. El Estado no est al servicio del in- Uividuo, no es una simple asociacién, sino un todo orgénico. La politica tiene una esfera de accién propia y que no debe ser confundida con Ia de la moral. En los conflictos, entre Estados, cada uno cree tener el derecho de sut lado y “solo por la fuerza puede afirmarse el derecho”. “La cuestién’ no es la de saber’ cudl es el derecho bueno, sino cual debe ceder al otro.” Esios puntos de vista se emparentan con los de Maquiavelo, cuya “frfa reflexién” elogia Hegel.” Sin duda, la moral puede “recitar contra €l sus trivialidades: que’ el fin no justifica los medios, ete.”, Pero “aqui no se trata de clegir los medios; los miembros gangrenados no se curan con, agua de lavanda”. “El concepto y la inteligencia suscitan : tal desconfianza contra ellos ‘que deben justificarse por Ja fuerza; solo entonces el hombre se somete a ellos” (La cons- titucién de Alemania, ed. Heller. pp. 13-14 y's, 110 y ss,’ 125, 127, 160). IL, La Filosofia del’ Derecho La constitucién de Alemania es una obra de circunstan- cias, uno de esos escritos juveniles que levan todavia el, sello de la filosofia de Ia vida, cara'a Schelling y a los roménticos. Los puntos de vista que Hegel defiende alli son retomados con més nitidez y-sistematizados en sus Prin- cipios de la filosofta del Derecho (1821), la iltima de sus grandes obras. En la Enciclopedia (del § 483 al § 552) se resumen ‘sus puntos esenciales.. En estas dos exposiciones la politica est estrechamente asociada a la moral, a Ia psie cologia de Ia voluntad y a la filosofia de la: historia. En el prefacio de la Filosoffa del Derecho, Hegel nos 62 declara que él no quiere, en modo alguno, construir un Estado ideal. “Comprender Io que es —dice+-, he aqui la tarea de la filosoffa, ya que Jo que es es la razén.” La in- terpretacién racional que ofrecer es.“la reconcitiacién con la realidad”, La funcién de la filosofia no es enseiiar lo que debe ser, “para lo cual, por lo demés, ella llega sicm- pre demasiado tarde”, “En tanto que pensamiento del mun- do, solo*aparece después que la realidad acaba su proceso de formacién... Cuando la filosofia pinta gris sobre gris, ‘una forma de vida.envejecié y con esta pintura iris no se deja rejuvenceer, sino solo reconocer; el biho de Minerva solo levanta su vuelo a la caida del crepisculo.” El derecho pertenece al dominio del espfritu; su punto de-partida es la voluntad libre, libre mientras es una deter- minacién que se determina a sf misma, rhientras es el yo que se pone un limite, se da un contenido, al mismo tiempo, que ermanece en Ia identidad consigo mismo y la generalidad. Cuando no es mds que la voluntad natural solo obedece a Tos deseos, a las inclinaciones, y su dominio es lo arbitrario; entonces solo-es libre en sf. Es libre para si cuando se da por contenido no lo particular, sino lo general, es decir, cuando es pensamiento, «La voluntad libre alcanza su existencia inmediata en el derecho.’ El individuo en tanto que tiene y ejerce derechos es una persona, El imperativo del derecho se expresa, en- tonces, asi: “Sé una persona y respeta a las otras en tanto personas”. La persona, para actuar, debe darse una “esfera exterior de su libertad”: su propiedad. Como fuera de mi hay otras personas, mi derecho est limitado por el derecho de:los otros, de Jo que resulta un conflicto entre las volun- tades que se resuelven en el contrato, primer esbozo del Estado: en él se unen dos voluntades’en una voluntad co- ‘mtin queen tanto tal deviene un derecho. Pero es posible ; un-conflicto;entre la.voluntad particular y el derecho que encarna la voluntad general, cuyo resultado es la injusticia \: (Unrecht), esto es, la negacién del derecho. Este desacuer- do hace necesaria una reconci derecho contra su negacién momentéinea por usa vhuntad particular, La nogacion de hk isfosttlo as el coves (megan cién de la negacién del derecho). viegel rechaza las doc~ \cién, umn restablecimiento del 63 trinas que fundan el derecho penal sobre Ia necesidadl de dar un ejemplo, de intimidar, de enmendar, etc., porque, de este modo se rebaja el castigo al nivel de un simple medio, Debe verse en él un fin en si, la manifestacién por “| excelencia de Ia justicia. El castigo que se inflige al culpa- ble es su derecho, su racionalidad, Ia ley bajo la cual puede ser subsumido, Su acto debe volverse contra él. Por esta razén Hegel prohfbe, como Kant, la ley del talién y. In pena de muerte, El derecho es el primer grado del desenvolvimiento del espiritu objetivo, Los otros dos grados que completan la triada son la moralidad subjetiva (Moralitat) y la morali- dad objetiva (Sittlichkeit) de las que ya hemos hablado, ‘Mientras que el derecho estricto (derecho abstracto) no con- sidera mis que el aspecto exterior del acto, el punto de vista moral considera su méuil interior. Lo que aqui cuenta es el propésito (Vorsatz) que se da quien realiza el:acto, Ta intencién (Absicht) que lo anima. fista apunta primero al bien propio del individuo, pero al ampliarse puede tener en vista el bien de todos. Ast nace la idea del bien en si y para sf: aquf se reconcilia la voluntad particular subjeti con el concepto de Ia voluntad que tiene en:vista lo racio-_ nal, lo universal. El mal consiste en el hecho. de que, la voluntad subjetiva se rebela contra To universal, intenta po- ner como absolute su propia individualidad y niega ast lo racional. A En la esfera de Ja moralidad subietiva, el bien es afin Io | universal abstracto que debe ser determinado. La identi- dad concreta del bien y de la vohuntad subjetiva se aleanza_ fen €l nivel de Ia moralidad objetiva. EI bien deviene, en tonces, verdaderamente una realidad efectiva. gracias a la sociedad que forma las conciencias, a Tas instituciones qué: tmen las voluntades individuales en el servicio comin del interés colectivo, asegurando de tal modo el triunfo de:lo | racional, de lo universal. ‘La primera realizacién del espfritu social es la familia, ‘fo ‘cuya funcién ésencial es'la educacién de Jos nifios, primera: fuente de la moralidad. El segundo momento de la trlada es aqui Ia sociedad. civil (biirgerliche Gesellschaft), Las personas se asocian en: conformidad con sus intereses y las asociaciones asi creadas entran en relacién y, a menudo, en conflicto, Asi, se esta- blece en Ia vida social un orden totalmente exterior que re~ sulta-del acuerdo. entre las necesidades y de su reciproca Jimitacién, impuesta por, una reglamentacién colectiva. El tercer momento es el Estado que constituye Ia més alta realizacién social. Hegel lo distingue de la sociedad civil, con la cual es relacionado por Ia mayor parte de los tebricos modernos que piensan que su funcién es Ia de ase~ urar Ja libertad de las personas y la proteccién de sus bienes, -La sociedad cfvil es un mundo individualista y uti- litario, es el reino. del “atomismo social”. Segin Hegel, el fin del Estado no es el de asegurar a sus miembros el bienestar material y Ia libertad “abstracta” (0 sea, conce- bida desde un punto de vista individualista), sino el de con- ducirlos a cumplir su verdadera funcién de ser razonable que consiste en vivir en lo universal y elevarse ast a la Bbertad “‘concreta”. Solo en el Estado el hombre aleanza Ja moralidad més concreta y mds alta, El Estado, en efecto, educa al individuo, lo pliega a una discfplina colettiva que lo libera de las contingencias de su naturaleza animal y de Jas elucubraciones estériles; lejos de disminuirlo, le permite completar sit personalidad al integrarse a un organismo mo- ral superior que lo hace progresar en el sentido de Jo uni- versal. Para Hegel, Ia repiblica no es Ia mejor forma de go- bierno, pues coldca al individuo en el primer plano y reposa obre una confusién entre la sociedad civil y el Estado. El mejor régimen politico es, para él, la monarqu‘a constitu- ‘tucional hereditaria, “La personalidad del Estado solo es fectivaniente real en tanto es una persona”, escribe en el $279 ‘de. la Filosofta. del Derecho. En sii curso, agregaba “que “esto no quiere decir que el monarea pueda actuar se- gin le plazca; est& ligado, por el contrario, al contenido jeoncreto de las deliberaciones y, si la constitucién estd s6- \idamente establecida, con frecuencia no tiene més que fir- ‘mar”, :Por eso, tampoco es necesarfo que. posea una inteli- gencia superior. “Es un error que se extja al monarca cua- idades objetivas; el solo debe decir est» y poner el punto ‘sobre la i... En una monarquia bien ordenada, el lado 65 objetivo pertenece solo ala ley; el.monarca no tiene mas que agregarle el elemento subjetivo, el ‘La verdadera importancia y el caricter revolucionario de Ia filosofia hegeliana ...radica en que pone fin de una vez por todas al caracter definitive de todos los resultados del pensamiento Yd la, actividad humanes. Nada hay definitive, absoluto 0 sa- Yen todas las cosas y solo existe para ella el proceso ininterrut do del devenir, de la aparicién y de la destruccién, de Ia ascensién in del estadio inferior al estadio superior, de la cual no es més ‘Que el reflejo en el cerebro pensante, E§ preciso comprender bien la famosa f6rmula: “To- do Jo real es racicnal”. Esto quiere decir que toda realidad tna’ manifestacién temporaria de la raz6n, un estadio de su’ desenvolvimiento dialéctico. No se trata de una sim- ple justificacién del orden establecido. Aplicada al Estado prusiano de entonces, la tesis de Hegel quiere decir sola~ mente que este Estado es. racional, conforme a la raz6n, en la medida en que es necesario y que, sin embargo, si nos parece malo y, no obstante, continda existiendo, aun cuando © sea malo, ello se debe a que la mala calidad del gobierno encuentra su justificacién y su aplicacién en la correspon- diente mala calidad de los sujetos. Los prusianos de enton- ‘ces tenjan el gobieino que se merecian. Hegel agregaba, por otra parte, que “todo lo racional es real”, Jo que quiere Gecir que toda verdadera manifestacién de la razén tarde 0 temprano acaba por traducirse por si misma en Ja realidad. ©. El Sociatismo cientifico'de Marx ligado al materialismo dialéctico quiere resolver el problema fundamental que plan- teaba la obra de Hegel: Ja reconciliacién de lo real y lo acional.. Para ello’ debe invertirse 1a, dialéctica hegeliana que esta’ “sobre la cabeza”, y “volver a ponerla sobre los pics” a fin de “descubrir el mécleo racional bajo Ia envol- tira ‘mistica”’, Dicho de otro modo, es necesario partir no de Ia Idea, sino de la realidad material. La idea no debe ser tun simple objeto de contemplacién; debe estar fuertemente enraizada en la realidad y manifestarse en los hechos. “En la prdctica (Praxis) el hombre debe probar la verdad; es decir, la realidad y la fuerza de su pensamiento? “Los fi- lésofes se han limitado hasta entonces a interpretar el mun- do de diferentes maneras; ahora se trata de transformar- 71 Jo.” No podemos exponer aqui la doctrina de Marx y En- gels Limitémonos a sefialar que se opone netamente a la de Hegel en lo que respecta a la naturaleza y funcién del Esta- do, Hegel lo distingue de la sociedad civil; Marx, al con- trario, absorbe al Estado en la sociedad civil, en cuyo inte- rior descubre las contradicciones de las clases sociales que se sustituyen a las de las naciones, y que dominan la dia- Jéctica hegeliana de la historia. Para Marx, el Estado no. es Ia totalidad orgénica de que habla Hegel, sino el instru- mento de la dominacién de una clase sobre otra, de la bur guesia sobre el proletariado, instrumento del cual éste se deberd servir, a su vez, si quiere suprimir su “alienacién”. Los puntos comunes conciernen, en especial, al método que Marx opone al sistema. Utiliza corrientemente Ia termino- ogia hegeliana. He aqui un ejemplo, tomado del capitulo 24 del tomo I de El Capital *, de dialéctica aplicada a la vi- da econémica: “La forma de apropiacién capitalista derivada de Ia forma de produccién capitalista y, en consecuencia, a propiedad privada capitalista, es la primera negacién de la propiedad basada sobre el trabajo individual. Pero Ia produccién capitalista produce su propia negacién con la misma necesidad que un proceso de Ia naturaleza. Es Ja negacién de la negacién”. Citemos atin todo lo que con- me a la toma de conciencia, que desempefia un papel muy importante en la dialéctica de la Fenomenologia hege- liana. El proletariado no podré preparat su revolucién més que elevandose del estado de clase en sf al de clase para si, es decir, al tomar plenamente conciencia de su “alienacién” en la sociedad capitalista y de su papel histérico de “ente- rrador de la burguesfa”. : \ ‘Aqui puede verse en qué medida Marx se asimila al hegelianismo. “Es cierto que su doctrina se opone a la letra del sistema de Hegel, por mas que, como lo mostré Hyppo- lite, en su Gurso de Jena de_1805-1806, se encuentran “ex. traordinarios textos, ya marxistas, sobre la economia”, pars ticularmente un informe sobre la ley de concentracién de... 2 Véase lavexcelente exposicién de H. Lerevne: Bl Mar xismo, en la coleccién, “Que sai EUDERAY ectores”, 1961.) * Trad. esp,, por Wenceslao Roces, México, F.CE., 1946; 72 [Trad. en espafiol pot las riquezas.? Marx, como ya vimos, solo adhiere al método hhegeliano y al espiritu que resulta de él, Pero puede ha~ cerlo legitimamente? Se puede, en verdad, hablar de un materialismo dialéctico? El mismo Marx casi no abordé el problema; cuando habla de la “realidad material” piensa, sobre todo, en Ia realidad econémica y, limiténdose a lo més apremiante, orienta su polémica, en especial, sobre el terreno de las luchas sociales y politicas. Engels quiso apor- tar una sélida base filoséfica al materialismo dialéctico al intentar dar a las leyes de la dialéctica un valor experimen tal. Dificil tarea, que abandond después de consagrarle més de ocho afios. En los fragmentos que se publicaron, cita la ley de la negacién de la negacién como una de las leyes dia~ lketicas esenciales de la evolucién de Ja naturaleza. Pero cl desarrollo que sigue se detiene en la transformacién de Ja cantidad en calidad, tema inspirado por la Légica de Hegel (ed. Lasson, I. pp. 383-384). El mismo Lenin reco- notié la insuficiencia de estos trabajos y A. Kojtve, aunque marxista, deja entender que la dialéctica solo es valida en el terreno de la historia y en lo concerniente al pensamiento ya la actividad humanos, y que no se puede aplicar al do- minjo de la naturaleza. Pero, gno se renuncia ast implici- “tamente al principio del materialismo dialéctico que supone _ evidentemente que la dialéctica se manifiesta no solo en el terreno econémico y en las sociedades humanas, sino pri- ‘mero, y ante todo, en la realidad material, comenzando pot el mundo de la fisico-quimica para pasar al reino de la vida antes de abordar los problemas humanos? Parece que aqui, en el fondo, la dificultad principal radiea ‘én el empleo de Ia palabra materialismo, El'mundo material es coneebido, en efecto, como constituide por una multiplicidad de ‘lementos reales exteriores unos a otros y que solo tienen entre st {nteracciones mecdnicas. La dialéetica ¢no supone un principio universal inmanente que “superabraza” las fases miltiples det des- 8 Heoet muestra alli que Ia riqueza se acumula eada vez ‘mds entre un pequefio nimero, y agrega: “El desgarramiento de la voluntad moderna es esta ceparacién profunda entre la riquera 73 envolvimiento del ser, es, decir, quiérase o no, una filosofia de 1a interioridad que petmanezca’fiel al, Uno-todo, al Ey wai atv de Jendfanes?. Parecerfa més exacto hablar de un naturalizmo dia- léciieo, exeluyendo lo gue puede quedar de misticimmo en lo que Hegel’ denomina Hepisitu o Idea, pero manteniendo el principio de tn lazo interior, inconsciente sin duda, pero inmanente todos fos elementos del mundo que forman verdaderamente un Universo, en el sentido etimolégico de la palabra. .Acaso no ed esto, en al fondo, lo que ensefaba Hegel’ o, al menos, los hegelianor de centro izquierda”, si se deja a un Tado toda la atmésfera religiosa con Ta que envolvian su dialéctica para hacerla concordar, aunque Solo fuese en las palabras, con Ta icologia erstiana? 74 CAPITULO V EL HEGELIANISMO EN EUROPA EN EL SIGLO XIX" Retroceso del hegelianismo en Alemania Los dos tiltimos tercios del siglo xux en Alemania se ‘iracterizaron por un retroceso muy matcado 0, al menos, por un largo eclipse de la filosofia hegeliana. La primera causa de ello fiie, sin duda, Ia escisién de la Escuela, Debe agregarse verosimilmente una cierta lasitud de los espititus que aspiraban a una filosofia més facil, que los dispensase de la tensién mental que exige el pensamiento de Hegel. La propaganda dé los hegelianos de izquierda la habian tornado may comprometedora en el mundo universitario, de modo tal que las cftedras de las Facultades son ocupa- das cada vez més por los discipulos de Herbart 0 por filé- Fsofos tales como’ H, Lotze} que se convierten, contra Hegel, ‘en -defensores, de un realismo espiritualista inspirado en Leibniz. Se da la voz ‘de orden de.“retorno a Kant” en | nombre del cual’ O, Liebmann y A. Lange desarrollan un F neokantismo hostil a toda metafisica y limitan el saber hu mano ala ciencia pura, Con neopositivistas como E, Laas y.los empiriocriticistas Avenarius y Mach, se vuelve a un ‘empirismo m&s o menos “critico”. Después de 1850, el ma- terialismo se difunde ampliamente en el mundo de los cien- tificos: solo escapan a él quienes quieren mantenerse en la “fe del carbonero”. Con complacencia se condena al hege- Tanismo en nombre de Ia ciencia, lo que no impide el in- ‘menso éxito que logra un filésofo eminentemente “litersrio”: Schopenhauer, Se repiten a porfia sus juicios sobre Hegel, a “5-2 Sobre el-ejemplo de los historiadores contemporineos, pro- Jongamos el siglo x1 hasta Ja Primera Guerra Mundial. 75 quien presenta como un “charlatén”, que en una ininteli- gible jerga hace del mundo “un silogismo cristalizado” y que, preocupada por mantener su cétedra, habla sin cesar de un Dios que solo puede alojarse “en el esttipido eréneo del hombre”. Sin embargo, si hegelianos notorios como Zeller se alejan de la doctrina del maestro, la’ Escuela contintia sien- do representada hasta el fin del siglo por algunos fieles que. se agrupan en torno de Michelet en la Sociedad Filoséfica de Berlin, El centenario del nacimiento de Hegel, el 27 de agosto de 1870, a pesar de la guerra, no pasa inadvertido: Y aunque pesimista, el filésofo mAs célebre de fin de siglo, E. von Hartmann, adhiere més a Hegel que a Schopenhauer, | al ver en el hegelianismo “una forma inconsciente de la fi- losofia de lo Inconsciente”. ‘Mientras que el hegelianismo perdia' terreno en’ Ale: mania, comenzé a ser conocido y a ganar adeptos en lo} otros paises europeos, Francia y Rusia, las dos naciones mis préximas, fueron las primeras en experimentar su influencia iones, de opiniones austeras y las espero de usted... Des- cienda un poco de sus alturas y déme la mano... Sea us- ted tanto més despiadado en cuanto que, determinado a ser ‘itil a mi pafs, me permitiré siempre cambiar en funcién de Jas necesidades y del estado de este pobre pais, las decisiones de mis maestros en Alemania... Hegel, digame la verdad, Juego transmitiré en mi pais aquello que él pueda compren- [ der”, Sin embaigo, Cousin confiesa que, en 1817, no com- prendié gran cosa de la “terrible Enciclopedia” que Carové le explicé 1o mejor que pudo: “resistié a todos mis esfuer- 70s”, dice. Y qued6 profundamente afligido al aprender e boca de Michelet lo que era el Dios hegeliano. No obs- }tante, habfa quedado muy impresionado por las palabras de Hegel, que le dejaron ver “el fantasma de grandes y vas- tas ideas” y que le producian “el efecto de las tinieblas visi- . bles de Dante”.” “No todo me era enteramente ininteligible / -agrega— y Io que comprendia me daba un ardiente de- #e0 de conocer atin més.” © Retuvo algurias de estas ideas en los tiempos heroicos de sus primeras lecciones, por cuyas tendencias panteistas fueron suspendides sus cursos en la Sorbona. Convertido en un importante personaje bajo el reinado de Luis-Felipe, ze “calmé” cada vez més. Lo absoluto hegeliano se convir. © £36, para él, en un objeto de terror. “; Ah! Qué Dios, mis | amigos —escribe—, qué Dios sin conciencia, sin inteligen- sin libertad, sin amor!” Y cuando Michelet lo volvi6é aver en Paris, en 1849, fue calificado como “loco” por Cousin, quien Ie dijo: “Su filosofia perdié a Francia”, 5". De hecho, la doctrina hegeliana comenzé a ser un poco | ‘conocida ‘en Francia a partir de 1836, gracias al Essai sur la'philosophie de Hegel de Wilm, luego a los extudios de A. Ott (1844) y de Prévost (1845). Un conocimiento més pre- tiso se adquiri6 durante el Segundo Tmperio mediante el ‘Guido y'las tradueciones de Vera, a partir de 1855. Asi- ‘inisto, un piiblico amplio pudo tener una idea bastante éxacta de la’ filosofia de Hegel con la lectura del artfeulo fotablemente claro que Edmond Schérer publicé en la Re- Tine de Deux ‘Mondes, el 15 de febrero de 1862, También fen esta época el hegelianismo fue muy combatido por los “yepresentantes oficiales del espiritualismo: el padre Gratry, IL. El hegelianismo en Francia: Victor Cousin 1 Rosenkranz, el bidgrafo de Hegel, reconoce que ene todas las naciones vecinas, Francia fue la primera en tomat | contacto con Ia filosofia hegeliana. La iniciativa provino dé] ‘Victor Cousin, quien, en 1817, conocié a Hegel en Heidel berg. Luego lo volvié a ver durante més tiempo, desde octubre de 1824 a mayo de 1825, cuando sus relaciones coa el proscripto Santa Rosa le valieron ser arrestado y retenido seis meses en Berlin, con residencia vigilada. Durante e# tas estadas, Cousin tuvo ocasin de hablar largamente ‘¢on'| Hegel, quien le ‘hizo instruir-sobre su doctrina por Carové, en Heidelberg y, con més :amplitud, por Michelet- ei Berlin, Es cierto que durante su juventud Cousin sintié grat admiracién por Hegel; lo testimonia la correspondencia dui mantuvo con él. Asi, por ejemplo, puede leerse en su carti del 1° de agosto de 1826: “Quiero formarme; Hegel, tengo necesidad tanto para mi conducta como para mis publica: 76 7 Caro y Paul Janet. Tres nombres, presentados como los tres. “hegelianos”, se encuentran siempre asociados en sus cam- Pafias: los de Taine, Renan y Vacherot. En qué medida merecen realmente ese titulo? Taine, Taine indudablemente admiraba mucho la filo- sofia de Hegel; declaraba que la habia estudiado un afio en- tero en provincia, y que le habfa entusiasmado. “Entre to- dos los filésofos —dice— no hay ninguno que haya alcan- zado semejantes alturas o cuyo genio se acerque,a esta pro- digiosa inmensidad... Cuando se penetra, por vez primes. 1a la Légica y Ia Enciclopedia, se siente Id misma emocién que en la cumbre de una gran montafia... Ante, la vista se extienden perspectivas, infinitas; continentes enteros se revelan abrazados por una sola ojeada, y uno ereeria haber Megado a la cima de la ciencia,y al mirador, del mundo si all abajo, sobre una mesa, no se viera,un volumen de Voltaire apoyado en otro de Condillac” (Les philosophes clasiques en France au XIXe.. siécle, pp. 192-133), En efecto, Taine ambicioné conciliar a Hegel con Condillac. y Stuart Mill, el idealismo alemén.con, el empirismo, Pero: cuando examinamos su obra vemos que, de hecho, el eme pirismo ocupa todo el lugar. Para él, solo,son reales lai’'}) sensaciones 0, con més exactitud, los.fendmenos.,Sin duda, al analizar estos datos primeros aislamos los elementos,.y': partiendo de estos extractos de las cosas que’ son los abstracé” | tos, debemos poder recoristruir el mundo reemplazando 10 hechos por las ideas, cuyos signos son... En esta reconstruc” cién, Taine podfa encontrar su inspiracién en el hegelianis: |}. ‘mo, mas se contenté con generalidades muy vagas, En. si” tratado De Vintelligence* solo desarrollé. sistematicamente ese empirismo asociacionista cuyo cardcter facticio Hegel ha: bia denunciado, Mientras que éste hace del gran hombre’ una encamacién de la Tdea, Taine explica el genio por la accién de causas exteriores, en primer término y sobre todo,” fisicas. El paralelismo psicofisiolégico que profesa puede, a lo sumo, proclamarse emparentado con Spinoza, y no. fe" tiene nada de la dialéctica que Marx supo asociar a su mai: # ‘ ® Hay trad. esp, Madrid, Jorro, 190. (N. del T.) 78 terialismo. En resumen, como dice justamenté Koyré, “no se puede hablar con seriedad de un hegelianismo de Taine”. * Renan, La obra de Renan transparenta més acentos hegelianos. Acaso porque su pensamiento, menos neto, “on- dulante”, que oscila. entre el cientificismo y el dilentantismo, tiene més 0, menos un trasfondo fijo de pantefsmo y de his- toricismo, matizado por una’ vaga religiosidad, Una prime- ra formacién: teolégica acerca a estos dos espfritus; pero Hegel, protestante, pudo creerse siempre cristiano, mientras que Renan no podia doblar esta “barra de hierro” que es el "catolicismo., Sin:embargo, si piensa que el Dios de los teé- Jogos es solo una ilusién, ‘no est’ menos convencido de que Jo divino existe en el.mundo, Dios es la “categoria de lo ideal”, y es inmanente no solo al conjunto del universo, sino también a cada uno de los seres que lo componen. Solo que no se conoce de. igual modo en todos; en el hombre se co noce mejor que en el animal, en el hombre inteligente mis “que en el comin, en el hombre de genio mas que en el hom- bre simplemente inteligente. EI mundo no es un hecho bruto, como, lo quieren los materialistas; tiene un sentido, una | meta. final: el desarrollo del pensamiento, que es el valor ‘supremo. “Asi, Dios.no existe pero deviene, se hace; es el Digs progreso que la humanidad debe realizar trabajando Para el advenimiento del reino del espiritu, lis .En estas ideas puede encontrarse un hegelianismo, Pero |[iitodo permanece.vago en Renan. Le hace falta lo serio, la seguridad dogmatica, el esfuerzo tenso de la dialéctica: he- liana que quiere conciliar los contrarios en una sintesis mds profunda, mientras que Renan se contenta con mucha frecuencia con comprobar las oposiciones y declara imposi- ‘ble. una solucién tinica. Desemboca de tal modo en un 2 “nosticismo, en una confesién de impotencia de Ja razén hu- mana que se opone, en forma radical, a los principios mis- tos del panlogismo hegeliano. t».Vacherot, Menos conocido por el grah piiblico que {Renan y Taine, Vacherot ejercié su influencia, sobre todo, silos medios universitarios. Paul Janet ve en él “el verda- ero’ representante del idealismo hegeliano”, lo que no serla “elcaso de Taine y de Renan. Es cierto que Vacherot mues- 79 tra un conocimiento muy sorio dé Ia doctrina hegeliana. El esbozo que traza de ella en el tomo III de su gran obra La métaphysique et le science es, 2 Ia vez, claro y fiel en conjunto. Alli pone en boca de su metafisico estas palabras: “Hegel tuvo Ia gloria de haber abierto, en el siglo 20%, el camino de la verdadera metatisica” (IIT, p. 142) ; le re- procha solamente “violentar, a veces, la realidad para hhacerla entrar en sus fSrmulas” (II, p. 151). Mas Vache- rot nunca quiso reconocerse discipulo de Hegel; se declaraba hostil tanto al panteismo como al ateismo, para presentarse como defensor de un “nuevo espiritualismo". No por ello | fue menos atacado por Jos espiritualistas de su época,. por | razones muy faciles de comprender. -Su tesis fundamental es la oposicién de dos aspectos irreductibles en la esencia vina: lo infinito y lo perfecto;-1o infinito est& realizado en el universo que representa el Dios real; pero lo perfecto ei: incompatible con la existencia. “El pensamiento es el tintos cielo para cobijar el Ser perfecto”, pues “todo ser perfec | to... no es més que un ideal en el cual la perfeccién ex- “| cluye la realidad” (I, pp. XVII y LT). Lo que equivale a decir que. Dios es una verdad, pero no un ser real distinto del mundo. No se trata, en el fondo, de lo que Hegel y, antes que él, Fichte dejan suponer? La profesin de espiri tualista de Vacherot parece ser, por lo tanto, muy sincera; no a adopté simplemente por prudencia, puesto que fue’ destituido y aun encarcelado tres meses, bajo el Segundo Imperio, por sus ideas, y acabé por unirse a Ia extrema de- recha durante la TIT Replica, acusindola de querer dex truir el sentimiento religioso de Francia. ‘Las correntes ‘sntihegellanas,en Francia. Sea como fuer | si el hegelianismo inapiré en Francia en el siglo xx expritus emt hentes, ue mie a menudo combatido: en los medios universtanic! Yen los eres académicos, ‘Ms que en Alemania for denvnciad Tomo un atelomo apenas disfrazado, como una filesofia que “quid taba al mundo su autor, a la creacién su sabldurla, asia diving y su fin moral, al alma humana su inmortalidad (signet). ; En conjunto, las correntes de pensamiento que dominator, en Francia a fines del siglo sax y a comionzos del 2 fuera ‘laramente hostiles al hegelianismo, © To ignoraron pura y simples | mente. En primer término estd el espiritual'sma que, para sobre pasar a Cousin, se remonta a Maine de Biran ya Leibniz. Batt también el positivieme en cuyo altar se sacrificaron Taine 80 ta vida wd Renan. También, esth la tradicién cartesiana, madre de una ‘metafisica del eniendimiento ligada al pensamienito matemitico, a la que Hegel no concede més que un lugar muy subalterno; Geade este punto de vista se puede, como Brunschvicg, exaltar el spinorismo, pero rechazando la “verdad triangular”, de la dialéc~ tea hegelfana. Estin asimiemo lat nuevas influencias alemanas hostilés al hegelianismo, como Ia de Schopenhauer y In de Nietzs- che y, sobre todo, un retorno a Kant, quizé més notable en Francia que en Alemania, particularmente en el plano moral, que ilustra el neo-riticismo de Renouwvier. Hamelin, Sin embargo, ¢s de esta iltima doctrina, muy influyente en los medios universitarios, de-donde nacié el sistema de Hamelin que sefiala, en los comienzos del siglo 50%, tun Fetorno parcial al hegelianismo. En efecto, segtin el ritmo ternario de Ia dialéctica, Hamelin emprende la re- construccién del sistema de las categorias que Renouvier se limitaba a yuxtaponer, declaréndolas irreductibles. Pero es solamente por su.método que Hamelin se,emparienta con Hegel. , El contenido de su doctrina, en efecto, es muy dife- rente del sistema hegeliano y encuadra en un verdadero ¢s- piritualismo asociado con el personalismo. Para él, como para Renouvier, Ja categoria suprema es la personalidad, y su altima etapa dialéctica lo hace pasar de.la personalidad humana a la personalidad divina, a la afirmacién de un Dios, real, creador y Providencia. De este modo la dialéc- tica se separa del inmanentismo, que es inseparable en He- gel, para encontrar su fuente primera y su fin tiltimo en Ia trascendencia divina. é : : Ul. El hegelianismo en Rusia ob Bs en’ los “afios ‘cudrenta” cuando el hegelianismo co- thiénza'a difufidirse, en forma envolvente, entre los medios intelectiiales de Rusia. Sus'portavotes més'influyentes fue- yon Bakunin, Biclinski y Herzen, quienes, después de exal- tat aHegel, renegaron de él. = 02 +\(Bakunin: Bakunin’ fue ‘el primero en dar a conocer Ja Filosofia hegeliana en’ Moset.. Estaba literalmente transfigu- ado: “Mi yo personal ha muerto para siempre”, escribia ‘en’ 1837, ‘a los 23-afios... “en adelante, mi vida ser& Ja 81 f° ee aa & be whi Moloch que devora al individuo”.0 que “después de ex! tise en &, fo arroja como un viejo pantalén”. Desde enton- ces, Bielinski se inspira en el ideal socialista. Sin embargo, piensa que “Hegel . no se engaiié més que en Jas aplicacio- Fes, en los casos donde fue infiel a su propio métoda”. viaa del absoluto”. Habia aceptado anteriormente toda la doctrina, aun en el terreno politico, pensando que la gran tarea de su época era “la reconciliacién con la. realidad en todos sus aspectos”, Pero, a partir de 1842 cambia de tono; declara que la verdadera vida es la accién y no Ja, contem- placién y se, rebela contra el conformismo, Entoncés des: cubre la izquierda hegeliana y publica, vinculdndose con Ar- nold Ruge, en los Deutsche Jahrbiicher su’ célebre articulo sobre “La reaccién en Alemania”, donde extrae de los prin- del hegelianismo una doctrina’ de la accién revolucio- naria. El sentido de éita’consiste en Ia negacién de'lo que es, del presente en beneficio del futuro que todavia no’ es: ‘Toda conciliacién no es mas que una maniobra para esq. var la lucha y obstaculizar Ia dialéctica de la historia, “Es necesario confiarse al ‘espfritu eterno que solo’ destruye"y suprime porque es la fuente creadora de’ toda ‘vida. La pasién de Ia destruccién es, al mismo tiempo, Ia de la crea? cin.” La’ dialéctica hegeliaia rétiene el, momento dé 10 negativo. La misién del ‘revolucionario “es' la ‘de’ destrui y no Ia de constrair; otros hombres, mejores que nosotros, construirén....””' Y_ la filosofia’ hegeliana.‘apoya’ en ‘este’ punto la esperanza de Bakunin. Todo lo que es natural & Tégico y todo lo que es légico'o bien se enciientra ya rea zado o bien deberd ser realizado en el mundo natural, com: prendido el mundo social.” (El Imperio knuto-germédnicé, t. IT, p 230.) t ‘Herzen. Herzen hab{a podido estudiar Ja filosofia he- geliana en, sus afios de deportacién en Siberia (1834-1840) se adhirié en un principio a la extrema izquierda de la Escuela. Al regresar del exilio, ocupé un lugar de primer plano entre los hegelianos rusos, quienes, como él, exigian He la filosofia-menos uma explicacién del mundo que reglas de vida y.de accién. .Crey6 encontrar en el hegelianismo la justificacién de su creencia en el progreso politico y soci: “tLa filosofia de Hegel —dice— es el digebra de la revolu- eién; Iibera al hombre de una manera extraordinaria y no Geja. piedra sobre piedra en todo el mundo cristiano, en todas las rancias tradiciones”..Con Hegel, Herzen cree en I tos pueblos elegidos, encargados cada uno en su momento de.la funcién-de alcanzar el espfritu infinito, y piensa que Rusia estaba lamada a la sazén a reemplazar a los pueblos atines y.germnicos. Pero su herelianismo no sobrevivié a ta gran decepcién que le causé el fracaso de la Revolucién de 1848; Desde entonces el saint-simonismo se convierte en ta base de sus convicciones, y renuncia a dejarse sostener por “el espiritu del munda” de Hegel. “No es la Tdeas somos nosotros quienes actuamos en Ia historia ... Debemos enor ullecernos de no ser hilos y agujas en las manos del fattum ue teje la tela cbigarrada de la historia.” La historia ya no esté, para Herzen, determinada por adelantado, ella va ‘don- de se la conduce. Bielinski. EI mayor critico literario de Rusia, Biclinski, fue convertido al hegelianismo’ por Bakunin, Como desco- nocfa el alemin, no pudo leer los textos de Hegel; sin em- bargo, logré destacar y resumir con claridad lo esencial de a doctrina en estudios que tuvieron muchos lectores., Ha- bia ensefiado primeramente, como Hegel, que “la tarea, de Ja razénes comprender Ia realidad”, lo que le condujo, en un momento, a glorificar el régimen zarista. Pero pronto renuncié a una doctriria “que nos ensefia el conformismo, la. aceptacién de Ia vida, que justifica toda su fealdad, todo s horror, que nos prohibe protestar y quejarnos”. . Reconocié que “lo real verdadero es el individuo”, y. que.el.universal concreto de Hegel solo es una abstraccién inhumana; “ut veelth ge oma engl shee ee # Em espafiol puede consultarse: A. Herzen: Obras filosé- 82 83 IV. El hegelianismo en Inglaterra’ El interés por la filosofia era muy débil a comienzos del siglo pasado en Inglaterra, La tradicién ‘empirista ha~ bfa aleanzado su punto culminante en el siglo xvi en la obra de Hume, fsta desembocaba en un escepticismo del cual, no sin razén, se sospechaba que era un materialismo velado. La escuela escocesa de Reid habia emprendido la lucha comra la doctrina de Hume; pero su invocacién al sentido comtin destaca una filosofia un poco demasiado su? maria. El gran movimiento filoséfico de A'emania era caii. totalmente ignorado. Solo se conecian algunas migajas del: kantismo, a través de Mme. Staél y’ Victor Cousin, if Esta situacién se prolongé hasta mediados del siglo xix, Solo después de 1850 surgié un interés, primero, por Kant,’ de quien empevaron a traducirse sus obras. Y fue para ¢o. nocer mejor a Kant que se-estudiaron los. poskantianos ‘y; por fin, se abord6 a Hegel. El primer estudio que aparecié sobre éste fue The Secret of Hegel, del escocés Stitling, pus blicado en 1865. Este libro est en el origen de todo el mo: vimiento denominado neohegelianismo, que también hu! biera podido lamarse neokantismo inglés, ya que se carac+” teriza, en efecto, por el hecho de que no separa a-Hegel de Kant, y, en tanto se Io relaciona con el hegelianismo, se lo interpreta en el espiritu espiritualista y religioso de la dere? cha de la escuela. Hegel en Oxford. Este. movimiento comionza-a des. arrollarse en la Universidad de Oxford, Su principal pro- motor fue el helenista Jowett, quien admiraba a: Hegel’ sobre todo como intérprete del pensamiento antiguo. £1 | estimulé a los estudiantes de Oxford hacia el estudio de la filosofia alemana. De esta manera, pudo verse,’ por vei 4 primera en Inglaterra, una fuerte ¢citriente de pensamiento “1 alejarse de la tradicién empirista para adherir.a lao} tacién del idealismo alemén. ficas escogidas, trad. J. Vento, Moses, Bd. de Lenguat Extr jeras, 1956. (N. del 7.) 84 Green, 'T. H, Green (1836-1882), considerado como el jefe del movimiento,"es en el fondo més kantiano que hegeliano. En el idealismo ve una doctrina que vuelve a introdiicir el espfritu en el conocimiento y,a Dios en el uni- verso, ‘de modo tal qué’ refuta a la.vez_al empirismo y al ateismo, Lo que es propiamente hegeliano en su doctrina es la idea de un universal concreto que tiene por soporte al pensamiento divino, con el cual nuestro pensamiento esta Tigado; aunque, a pesar de los limites que le impone su individuacién en_un organismo, el hombre aparece como + el vehiculo de una conciencia eterna. Caird y W. Wallace contribuyeron’a la difusién del hegelianismo en su pais; el primero por sus comentarios, el segundo por.sus traducciones de la Légica y la Enciclo- pedia.” En’ Cambridge, Mac Taggart y Baillie, conocidos igualmente’ por ‘sis comentarios y traducciones, ensefiaron Ja filoiofia’ de" Hegel. La doctrina neohegeliana, pese a Ja indignacién de W. James, pas6 a América con Palmer y Josiah Royce.*: Sin embargo, Royce establecié una especie de relacién entre los hegelianos y los pragmatistas al con- eder un lugar importante a la accién practica y a la ini- ativa individual. Los dos neohegelianos inglese’ més célebres de fines del siglo xnx son Bradley y Bosanquet. Bradley. Bradley (1846-1924), aun cuando admiraba a Hegel, rechaza ser llamado hegeliano 0 aun idealista, Piensa, en efecto, que en su Légica Hegel defiende una concepcién del Absoluto que ciertamente responde a todas las exigencias de la: raz6n, pero que, lamentablemente, es imposible justificar en detalle, De esta manera se ve obli- gado a aceptar un “clivaje”, un “divorcio” entre la reali- dad y el pensamiento, a pesar de Ja superioridad que debe reconocerse al pensamiento, Todo juicio es la determina- cién de la realidad por. un concepto, pero esta determina- cién se muestra siempre inadecuada a la realidad. Por eso >< pudo decirse que hay dos Bradley. Por un lado, el Bradley hegeliano que considera todos los elementos de lo real como “5° #3. Rover: Filosofia de la ios Aires, Hachette, 1949, (N. del lidad, trad. castellana, Bue- 85 Jos momentos de una totalidad concreta que ellos mismos enriquecen a condicién' de que no sean considerados: en forma aislada. Pero hay también el Bradley que .adhiere a la experiencia y que ve en el sistema de los yo individua- Jes y de Jos. centros finitos” que ellos constituyen, “Jo'mis elevado que poseemos”. Bosanguet. Bosanquet (1848-1923) es, en ‘iin sentido, mds hegeliano que Bradley, pues admite que todo Io real es racional. Para él, como para Hegel, la verdad ‘es Ia tota- idad. El pensamiento humano parte del dato ‘ininediato, de lo concreto sensible, pasa por la reflexién. abstiacta del entendimiento y desemboca ena. totalidad concreta, “al “universal conereto” del que ‘nuestro espiritu adquiere una experiencia cada vez més rica, La:realidad se revela a los espfritus finitos en diferentes niveles, y para revelar todas sus riquezas el absoluto se dispersa en ,una, multitud de espititus individuales, Estos'no valen més que por su inte- gracigh en el Todo, y su fin no.esté en el tiempo, en unt progreso indefinido, sino en-lo intemporal, en la eternidad, Se encuentra as{ en Bosanquet una tendencia al pantefsmo, que parece distinguirlo de los otros neohegelianos ingleses, més puramente espiritualistas, ; Y. El hegelianismo en Italia La influencia del hegelianismo se manifiesta‘en Italia desde mediados del siglo xxx. Los: primeros en contribuir a su difusién fueron dos’ profesores de Napoles, Spaventa (1817-1883) y Vera (1813-1885), Este tltimo- adquirié notoriedad en Francia por sus traducciones, y por los estu dios que escribié en francés. A fines del siglo, xxx y-en la primera mitad del xc, ‘el hegelianismo estuvo representad6, por el sobrino de Spaventa, B. Croce y por’Gentile, = 9 B, Groce, El més importante es, sin lugar‘a uaa, B, Croce (1866-1952), quien adopta frente a Hegel una, actitud ecléctica que resume en su obra, publicada en 1907," 86 Lo vivo 9 lo muerto en 1a filosofia de Hegel.* Para al, el valor del hegelianismo radica, ante todo, en el método, o sea, en la dialéctica, El gran descubrimienté de Hegel es el de la unidad ‘de los contrarios, “Todas las dualidades, todas las excisiones, todos. los hiatos y, pot asf decir, todos” los, desgarramientos y heridas. que 1a realidad padece, pro- venientes del hecho del entendimiento abstracto, se colman, se cierran, se cicatrizan...” La dialéctica hace ast des- aparecer xina serie de dualidades que no son mis que fal- 50s contrarios: por ejemplo, Ia oposicién de la apatiencia ~y la esencia, de lo exterior y de lo interior, de los accidentes y de la substancia, de Ia manifestaci6n y.de la fuerza, de lo finito y, de lo. infinito, de lo sensible’y lo suprasensible, de Ia materia’y,del, espfritu, Hace esfumaise la cosa en sf que | Use lamatia. mejor Ja. vacuidad en sf", producto del pen- Samiento puro, “que toma por objeto la vacia identidad de si misma”. De, este modo, Hegel es el verdadero fundador del inmanentismo, ya que. al mostrar que Io negativo es el { fesorte del desenvelvimiento del ser, al identificar lo ra- » cional y Jo real dio un fundamento sélido a todo el histori- cismo moderno, %» Tales son, segtin Croce, los aspectos fecundos de la filosofia hegeliana; pero ésta presenta otros que juzga muy |; discutibles, Asi le reprocha a Hegel el haber abusado de Ja forma triddica de Ja dialéctica, al no distinguir los ver- daderos contrarios de los conceptos simplemente distintos y al concebir Ia conexién de los grados segiin la forma de la dialéctica de los contrarios. Por ejemplo, “zquién podré persuadirse jamés de que la religién sea el no-ser del arte “sy que el arte y Ia religién sean dos abstracciones que en- cuentran su verdad en la filosofia, sintesis de las dos?”, “Croce también demincia lo que tiene de equivoco la Idea hegeliana, ese Légos que “si se lo separa de,la naturaleza del-espiritu...-se revela ‘como no siendo otra cosa que el fondo 0s de la metafisica antigua”. Piensa también jie’ el dlialismo'ha sido, en verdad, supérddo por el idea smo de:Hegel, © Vert Bibliografta,, (N. det T.) 87 V1. El hegelianismo en los otros paises europeos La influencia del hegelianismo ‘se ejercié durante ‘el siglo pasado hasta en las naciones mas pequefias de‘Europa’ En Holanda, el hegelianismo ‘estuvo brillantemente re- presentado por Bolland (1854-1922); quien’ edité y'co! menté con originalidad las obras de’ Hegel ‘en sus 'cursoi y libros, publicados entre 1898-y 1911. ; ‘También en los palses nérdicos, la filosofia de Hegel se conocié desde temprano. Sus principales representantes fueron J. J. Borelius (1823-1908),, en Suecia, y M. ‘J. Monrad (1816-1860), en Noruega. En Dinamarca debe sefialarse’ primero a L. Heiberg (1791-1860), conocido tat bién como poeta, como critico que'se aplicé, sobre’ todo, # enriquecer la Estética de Hegel. Pero’el nombre més ilustre faquies el de Séren: Kierkegaard (1813-1865) quien, des: pués de haber sufrido la influencia ‘de la dialéctica’ hege: Jiana, se transformé en uno de sus més resueltos adversari Jerkeganrd. No es mestro propésito,estudiat ‘agul' la obra de Kierkegaard, que es en el fondo més bien un excritor que. un filérofo, ni recordar los episodios desu vida que,-maduraron su reflexidn.. Solo nos interera en tanto que se presenta como (l,.| ‘nti-Hegel, es decir, en tanto que definié sus propias posiciones oponiéndolas a las de Hegel, por lo que’ se hizo inseparable de al. ‘Kierkegaard habia sido'inieiado en el hegelianismo por Hei- berg} al principio, le habla seducido.‘la:forma sever” de su doctrina, su esfuerzo por aprehender el concepto en el fenémeno, tu sentido de la totalidad concreta que apunta a comprender, a Ia ez, la esencia del universo y la esencia del individu. Pero se separa en seguida de Hegel al eriticar primero su historic ‘con el fatalismo que parece implicar, solo conviene a una facién sin vigor y sin decisin”. Al ampliar su oposicién, reprocha a Hegel su pretensién de encerrar todo en ‘un sistema ue, 3i a ‘acaba, no deja més lugar a la libertad, y de_intelectualizar la: religign, La ereencia que no vive mas que por Ia inmediatez_ del entimiento resulta, en efecto, destruida cuando se pretende jus tifiearla por In mediacin del pensamiento especulativo. :Con el pretexto de establecer el cardcter absoluto del cristianismo, Hegél transforma en mitos tus fundamentos hist6ricos y, al divini Jo humano, de hecho, lo niega. Kierkegaard, cuando extiende.su critica, se ccupa del sistema en tanto tal, y le opone la realidad vvivida, la existencia individual, con todo lo que ella presenta de inreductible al concepto. Contra el sistema, reivindica la indepen dencia del individue y Jot derechos de la’ subjetividad. Rechaza fen nombre de la fe el racionalismo hegeliano y se dedica a levar 88 fo més lejos posible 1a irraciunalizacién del cristianismo, Combate sobre todo la idea especificamente hegeliana de que el intetior y tl exterior tienen el mismo contenido; sostiene, por el contrario, que el interior jamés puede ser expretado completamente, y que suprimir toda: diferenéia entre el interior y el exterior es climinar Jo inefable, Io inconmensurable, extinguir tanto la Mama de la ereencia como la de la pasién. ‘Sin duda, puede decirse que Kierkegaard conserva del hege- lianismo Ja idea de wn devenir dialéctico ligado ala idea de la negatividad, Ia que es sentida, en su mas alto punto, en el. peca- Go, Pero la dialéctien de Kierkegaard no admite la mediacién, excluye la sintesis conciliadora; es discontinua y est constituida por saltos y rupturas, Recibe su impulso de un principio que le G4 extrafio, de un Dios trascendente y jamés aleanza al ser si no es parcialmente. ‘Como lo deinoatré Jean Wahl, el estado de alma de Kierke- shard es, efi el fondo, el que Hegel describi6 en su Fenomenologia fon el nombre de conciencia infeliz, el “subjetivismo piadoso” del fano, en el. que el fervor tiende en vano hacia un Dios situado ‘un més alld inaceesible, » Su espiritu es -frecuentado por I fnitud”, y su pensamiento, que, se mueve en oposiciones srminos abstractos y se mantiene en la altenativa de “esto ‘© aquello”, no: hace sino ‘volver‘al punto de vista sobrepasado de las metafisicas.,del entendimiento, cuando ella. no. abdica sin discutir, ante la voz del corazén. “Es verdad que en, los, escritos juveniles de Hegel se encuentran posiciones que recuerdan las de Kierkegaard. Pero aquél, al elaborar su sistema, se sobrepas6 a si |, mismo. ¢Es aldmisible, dando’ razén a Kierkegaatd, una regresin “en. tu. pensamiento?. 89 CAPITULO VI HEGEL Y EL PENSAMIENTO CONTEMPORANEO No sin raz6n, Jos historiadores contempordneos fij G1 comienzo del siglo xx en la primera ‘nena eae sta produjo, en efecto, una riptura muy neta taiito en Jas corrientes del perisamiento como en los modos de, vida’ an: teriores, y determiné una nuevaorentacién.en las ideas y en las costumbres, Tampoco Ia filosofia escapé-a‘esta con- mocién, Doctrinas hasta éntonces dominantes retrocedieron después de 1920, y pudo notarse que al nacimiento de co- rrientes nuevas se asociaba una renovacién'del interés por doctrinas que parecfan olvidadas o aun muertas, Un ejemé plo tipico fue el neotomismo, que habfa podido, ya antes Ja guerra, enfrentar al bergsonismo, que a la sazén go- zaba de su mis alto prestigio, Lo mismo ocurrié después de 1920-con el hegelianismo, cuya renovacién fue mis deslumbrante, a tal punto que Lavelle pudo decir que Hegel ‘esempetia en Ia filosofia del siglo xx un papel compa- ey a gue habfa desempefiado Kant en Ia diltima parte del _, Dos érdenes de factores contribuyeron a esta reriova: cién: por una parte, desde comienzos del siglo, la public cacién de estudios que daban.a conocer al joven Hegel; por la otra, y sobre todo, la orientacién “existencial” de - |: filosofias que tuvieron el més grande éxito en Alemania’. primero y Iuego en Francia, después de 1930, ad I, Los eseritos juveniles de Hegel’ La publicacién de los Escritos teoldgic jt seritos teoldgicos de juventud, completada con la de los Cursos de Jena, suseth ruc comentarios, como los de Dilthey y Haering en Alemania, 90 y de Jean Wahl en Francia, que “renovaron —como dice Hyppolite— la interpretacién del hegelianismo hasta el unto de hacer olvidar un poco demasiado el*sistema com- pleto”. “Estos trabajos: juveniles son, en efecto, de gran interés para seguir la evolucién del pensamiento de Hegel. Se lo ve atin comprometido, siguiendo a Schelling, con el movi- miento romAntico nacido del Sturm und Drang. Profesa ‘entonces una filosofia de la. vida asociada con. un irracio- ‘nalismo mistico, Jo que permite a Wahl referirse a un Hegel “prekierkegaardiano”. En sus primeros escritos domina un sentimiento :religioso del amor, coneebido' como una forma suprema’del:ser-y dela vida, que, en tanto unidad de los -distintos) desempefia: el “papel conciliador que le corres- ponderd luego al concepto. "Pero Hegel reelabora de un afio' a otro sus primeros ensayos, y se ocupa de racionalizar cada vez més este fondo romintico ymistico, Se separa asi progresivamente de Schelling hasta romper en forma definitiva con él cuando publica, en 1807, la Fenomenologia del esptritu. Il. La Fenomenologia Lo que caracteriza a la Fenomenologia es que ella inaugura el sistema propio de Hegel y conserva todavia la huella del romanticismo de sus primeros trabajos. Presen- tado primero como una. introduccién, se convirtié dentro de la Enciclopedia en parte integrante del sistema al cons- tituir el, segundo momento del desenvolvimiento del espf- ritu subjetivo, entre la Antropologia y la Psicologia. Hegel no pudo, reelaborar esta obra antes de su muerte, como era su intencién,..Se ha mantenido asi en su primera redac- cién, bastante oscura, un poco confusa a veces, pero menos escoléstica, més viviente, més plena de. espiritu, en una palabra, més.“literaria” que Jas restantes obras del filésofo. Estas caracteristicas estén lejos de desagradar en nues- tra época, en que la filosofia est més estrechamente aso- ciada que nunca con la literatura y en Ja que no se ama ‘demasiado Ia claridad, de la que se sospecha a menudo de 91 i I {Siperficialidad. Pero hasta entonées la Fenomenologia ha bia tenido muy pocos lectores, incluso en Alemania, Co- mentadores eminentes, como Bolland, la habfan soslayado por entero. En Francia solo se la mencionaba para sub- rayar Ja extrema dificultad de su interpretacién, y hasta se Ja juzgaba intraducible.. Por el contrario, ahora es la obra de Hegel més estudiada en Francia, y la que se invoca con mis frecuencia, hasta el punto de que se olvida, a veces, la Légica y la Enciclopedia.” La razén de ello se encuentra, sin duda, en que Hyppolite hizo una traduccién completa y un comentario integral y que Jean Wahl y A. Kojive le consagraron estudios muy profundos. Pero, sobre todo, esta obra responde a la orientacién existencialista de nuestra época, En la Légica y la Enciclopedia el sistema hegeliano tiene un cardcter netamente’ “esencialista”, pues todo lo real se explica en ella por el desenvolvimento de la Idea, La Fenomenologia se vincula, al contrario, con las filosofias existenciales por el lugar que otorga a los aspectos:concre- tos de Ja vida humana, a la evolucién histérica del: pen- samiento tal como se manifiesta en las formas de vivir. y en las doctrinas. La Fenomenologia quiere ser, en efecto, una historia del espititu humano que nos muestra cémo Ia conciencia se eleva de las formas més rudimentarias del conocimiento sensible hasta el saber absoluto. Este progreso de la con- ciencia es el producto de toda una evolucién historica que Hegel nos hace recorrer como una serie de destinos huma- nos, de “figuras de la conciencia” que desempefian en la escena del mundo un ‘papel cuyo verdadero sentido rio serd comprendido, sino al fin, por el filsofo que interiorice en su pensamiento todo este devenir. Se establece de este modo un paralelismo entre las etapas de la conciencia individual y-las del desenvolvimiento del “espiritu del mundo”, No podemos resumir aqui esta obra extremadamente frondosa y quizé, de una riqueza de pensamiento sin igual Nos limitaremos a los temas esenciales retenidos por e! pens samiento contemporineo, y los que mis se gusta citar, comentar ¢ introducir en las discusiones, IIL. Las etapas de la conciencia La descripcién que hizo Hegel de las etapas que sefia- lan el progreso de Ia conciencia se torné clésica, Muestra cémo Ja conciencia sensible, al creer captar lo concreto en Ja sensacién solo alcanza un universal abstracto, indeter- minado, un “aqui” o un “ahora”, cualidades que nunca son las misma. Para aprehender objetos en Ia percepcién debe introducir en ella conceptos convirtiendo en cualida- des sensibles, propfedades de tal o cual cosa, Al elevarse de alli al estudio del entendimiento, quiere ‘poner la esencia de los fenémenos en un sistema de fuerzas que constituye la interioridad, Pero el mundo al revés suprasensible que asi se construye aparece como el “reino de las lyes” que sigen estas fuerzas. es decir, un producto del entendimiento. Al descorrer el velo que iecubre Jo real, al creer que se pe~ netra en cl interior de las cosas, no encontramos alli otra cosa que a nosotros mismos. IV. La dialéctica del amo y del esclavo Asi, al descubrir en ella el ser que habia buscado fuera de ella, 1a conciencia deviene conciencia’ de. si. sta se manifiesta primero por el dereo que le permite adquirir “certidumbre de si”, al oponerse a su objeto, al “otro”, destruyéndolo si es necésario para saciarse: Un estadio mas elevado se aleanza en la’ lucha por el reconocimiento, en Ta que se ubica Ia famosa dialéctica del amo y del esclavo, Para afirmarse, las conciencias de si se.oponen en una lucha a muefte, que solo se interrumpe cuando uno de los adversarios consiente en reconocer al otro sin ser reconocido por él. Se somete, se convierte en esclavo porque prefiere Ja vida a Ia Iibertad, mientras que el que deviene su amo no teme a'la muerte. ‘Pero en tanto que el amo olvida su papel de hombre y se envilece en el goce, el esclavo se libera por el trabajo, y al formar las cosas se forma a si mismo, se eleva por la disciplina a Ja autonomfa, Esta dialéctica constituye uno de los puintos que mejor ha retenido el’ pensamiento contempordneo,. Marx ya lo 93 habia utilizado para intexpretar, desde el punto de vista de su doctrina, las relaciones entre la burguesia y el proleta- riado. Nietzsche también la habia invocado con un espi- itu bastante diferente. Los existencialistas de la actitalidad gustan citar la férmula de Hegel: “La conciencia de si es en sf y para si, cuando y porque es en sf y para si para otra conciencia, es decir que es solo en tanto ser reconocido (Fenomenologia, IV, A). Sartre sostiene del mismo modo que “cs la existencia del otro la que me hace tomar con- ciencia_ de mi. Cuando miro al ‘otro, éste deviene mi cosa; cuando él me mira, yo pierdo mi libertad, me. convierto en el exclavo del otro, quien entonces es duefio de la situa- cién”. Todas Jas oposiciones existenciales del Yo y del Otro se relacionan asi més o menos directamente, con la dialée- tica del amo y del exclave, V. La conciencia infeliz Pasemos por encima de las etapas que-configuran, el Estoico ye Bscéptice, en las cuales la ‘oposcion de dos conciencias es sustituida por la divisién en el interior de si mismo, para llegar al “subjetivismo piadoso”. que encarna el momento de I concenciaifliz. Bs el estado de dino cristiano en la Media quien sufre por estar sepa- ado de la rascendencia dvina y opone, ain car, mu propia mada a In exencin efema @ init Coe foy se invoca de buena gana.este tema, al cual Jean Wahl consagré un estudio muy interesante, en el qe al ampliar esta idea muestra que:la coneiencia infeliz no es solo la conciencia eristiana, sino que Ia infelicdad en cee tién es lo propio de toda.conciencia humana e, incluso, como el alma humana es el universo que toma conciencia .de sf la infelicidad de la conciencia humana es Ja expresién de un desgarramiento, de una desgracia en el seno mismo del Ser. Asi, Ia nocién de la conciencia infeliz ocuparia el lugar mas profundo y central en el pensamiento de He: gel, y aparece alli donde hay un desgarramiento interior, tanto en el escéptico de la. Antigiiedad y el inerédulo del siglo xvm, como en el eristiano de la Edad “Media.” La’ 94 conciencia moral, como la concibe Kant, es una conciencia fnfeliz en tanto que esté en’ lucha contra Ia naturaleza. Sucede Jo mismo en toda concepcién del muntlo que opon- ga a lo real un ideal inalcanzable, como en el caso de Fichte: ‘Tal es también el alma melancélica y desgarrada del romintico. ~ Para Hegel, el comienzo de Ia filosoffa'seria menos el asombro’ que la no-satisfaccién y la conciencia desgarrada. La concienciainfeliz es este estadio de divisin interior, sobre el qué:el: espiritu “debe triunfar* para _encaminarse hhacia ‘una conciencia més feliz, Para llegar a la felicidad debe atravesatse la infelicidad. ‘También aqui la negati- vidad ef el motor del desenvolvimiento, el vehiculo del progreso, Puede decirse en este sentido que Ia meta del hegelianismo seré vencer todas las falsas oposiciones que crean Ia infelicidad de Ja conciencia, VI. La razén observante y activa Cotno Ia dialéctica sigue en todas partes a la historia, Hegel pasa de la Edad Media al Renacimiento. El hom- bre se libera entonces de la infelicidad de la conciencia, al dejar de apartarse del. mundo para consagrarse a Ja obser- vacién de los hechos y pasar a la accién. La razén obser- vante trata de separar.el concepto-en.la naturaleza, ‘pero fa veeés se pierde en falsas ciencias: la fisiognomia y la fre- nologia,,a las que Hegel ataca con violencia. La razin ‘activa relacioria Ja individualidad con’ la realidad social; sus actitudes se encarnan en’ héroes de drama y de novela, tales como: el Fausto de Goethe, que representa el indivi- dualismo del goce, 0 como el Karl Moor de Los bandidos ‘de Schiller, quien empujado por el delirio de la presuncién quiere embellecer el mundo por el crimen, 0 como Don Quijote, el caballero. de.la.virtud, siempre leal, que trata en vano de luchar contra el “curso del mundo”, guiado (por Jo dems, vitilmente) por el interés, Hegel apunta luego a.la ideologia del.intelectual razonador puro que recm- plaza a:la,accién por el. pensamiento y s¢ conforma con 95 apelar a la razén legisladora de Kant, es decir, a una moral formal, vacia de contenido concreto. VIL. El Espirit La continuacién de la obra est consagrada al Espi- itu, es decir, a Jo que Hegel en la Enciclopedia llama Espiritu objetivo: Ia moral, el derecho, el Estado y Ia filo- sofia de la historia, que aparece. aqui en primer -plano. Se refiere con amplitud al mundo antiguo y.a sus marcos sociales y politicos. La “substancia moral” se expresa, a la vez, a través de la Jey humana que rige a la ciudad’y de Ja ley divina a la que se relaciona Ja familia, de donde surgen los conflictos que ilustra el ejemplo de Antigona. ‘Hegel muestra cémo el mundo cristiano, reconoce, en prin. cipio, el valor de la individualidad, pues Dios tiene una relacién directa inmediata con cada hombre. Esta idea ctistiana sera laicizada por los intelectuales y solo triunfard gracias a una lucha, primero verbal (propaganda de las “luces”), que desemboca en la Revolucién francesa, sig- nada por el Terror, y en el Imperio napoleénico, Entre Jas figueas que aqui desfilan hay’ varias que interesan a Francia. Las caractetizan {6rmulas pintorescas, . As, la monargufa absoluta y la centralizacién del Estado bajo Luis XIV estén condicionadas por la “aliendcién, del yo” de los nobles que se transforman ei cortesarios y ‘que ‘pasan del “herofsmo del servicio mido” al “herofsmo de la ‘adi: lacién”. La depravacién de In sociedad del sigio xvii ex: plica la “conciencia desgarrada” del Neveu de Rameau, nueva forma de la “conciencia infeliz”, VIII. La slienacién Un tema interesante, invocado con frecuencia en nues- tros dias, recorre estos capitulos: el de la alienacién, El “yo” debe alienarse por la cultura, es decir, devenir extrafio su existencia natural para conformarse con ‘Jas institu. clones'y con la “substancia moral” de la sociedad; asf se 96 eleva al universal y se forma en él la personalidad, EL enguaje es una alienacién espiritual gracias a la cual el pensamiento individual encuentra inmediatamente el uni- versal. IX. El saber absoluto Los tiltimos capitulos tratan de lo que Hegel, en Ia Enciclopedia, denomina Bspirtu absoluto, o sea, Ia reign, el arte Ia filosfia. Ya hemos expuesto lo eseneial de lo que Hegel desarrolla en esta obra en forma sumaria, final de ella, inuestra cmo al elevarse al saber absoluto, Ia filosofia interioriza en el espirit aquello que estaba exte- rloriado hasta entonces en las “figuras de la concienca” y el devenic histrico. “Bl espirta es tiempo”, decia en Curso de Jena, pero el saber absoluto lo eleva més allé de Ja temporalidad, reténeliando. sus aspectos hitéricos con una yerdad en's intemporal. Esta unién, sin embargo, solo cs posible cuando la historia del espiritu del mundo Tega a au término; estado que, egin Kojéve, se earacteriar a la.ver, por el advenimiento. del “Estado universal y o- rogéneo", que sera el Tmperio napolesnico, y por la eul- minacién de Ja filosofia alemana en el sistema de Hegel. Dicho resultado se resume ‘en las diltimas Iineas de la Fe- nomenolog! “La meta, el aber absoluto o el Ealtits ‘que 20 conoee Si Eine) apes Witte iG es ne ae ere laa ie a 36 chal Ce Toren EE enlat ii RSE Wh te et de ene Cet Saher ae ES Grptencrmeh a da ethlan ph fi fade cent, fan ed emia Sect Pee SRS Ste Ba Seca FG Del eiliz de ese reino de los Espfritus te eleva hacia él Ja expuma de su infinidad. 1 Versos de Schiller, médificados por Hegel auil‘dein Kelche dieses Geisterreiches schiumt ihm seine Unendlichkell 97 __ La Fendmenologia ha sido apreciada en formas muy diversas. Rosenkranz veia en ella la obra més genial de Hegel; Michelet reprochaba a este “viaje de descubrimien- tos” el.carecer del rigor sistematico de las otras grandes obras; Haym pensaba que es una “mascarada romantica” en la que Hegel hace desfilar “ante el trono de lo Absoluto las figuras histéricas disfrazadas de fantasmas psicol6gicos y las facultades psicolégicas levando la méscara. de los personajes histéricos”. De cualquier modo, se trata sin duda, a pesar de Jas abstracciones que a erizan, ‘de la ‘obra filoséfica mAs verdaderamente concreta que jamés ‘s¢ haya escrito, aquella que mAs se sumerge en la existencia huma- na, a la que considera en sus més variados aspectos. Esto le valié, como ya dijimos, el lugar preponderante, y quiz ‘a veces demasiado exclusive, que ocupa hoy en la obra de Hegel. Si consideramos el conjunto de la obra de Hegel to- mando en cuenta el primado otorgado en nuestros dias ala Fenomenologia ya los escritos juveniles, gqué influencia debe reconocérsele en las doctrinas mds vivientes de Ja ac- tualidad? Para simplificar este estudio pueden distinguirse las corrientes anteriores al existencialismo qué o¢upaban todavia el primer lugar antes de la iiltima ‘guerra, y Jas corrientes de pensamiento agrupadas bajo el nombre dé existencialismo, vale decir, aquellas que son las més activas, Jas més “a la moda” desde 1945, sin que por ello. hayan logrado eliminar las cortientes anteriores. : X. Hegel y las corrientes preéxisteneialiste’ del pensamiento El marxismo.- Entre las. primeras corrientes,_ algunas tienen’ una relacién segura con’ el hegelianismo., Es-el caso del marxismo, en el cual la influencia hegeliana: sé torné més consciente y, en-alguna forma, se rejuvenecié: Jean Lacroix pudo decir que esta’corriente puede’ amarse hoy, un hegelmarxismo. Ello es exacto, sin duda, si se tiene en cuenta el lugar cada ver ms importante que se, le, otorga, " hoy a los temas del amo y del esclavo y de la alienacién 98 y, més generalmente, a la dialéctica. Pero se discute con Sartre que la dialéctica sea materialista, es decir, que sea posible “dar a la, materia el modo de desénvolvimiento Fintético que solo-pertenece a la idea” (ef. “Matérialisme et Révolution”, Temps Modernes, junio 1946, pags. 1554 y s*). Por otra: parte, Hyppolite piensa que Marx no deja mucho lugar a lo negativo, -y profesa un optimismo dificilmente conciliable con la dialéctica de la historia he~ geliina.’ Marx eree,'en efecto, que el. advenimiento del comunismo, al poner fin a la lucha de'clases, hard desapa~ ecer Ta contradiecién entre la esencia. social del hombre Ya de hecho, de modo tal que prevé un jin de "AY contrario, “la dialéctica hegeliana mantiene siempre en el seno.de la mediacién Ta tensién de la oposi- cién”, “En lo trdgico existencial de la historia Hegel per- cibe Ia Tdea; por el contrario, en la supresi6n de lo trégico histérico, en la reconciliaci6n efectiva o Ja sintesis efectiva, ‘Marx descubre el equivalente real de la Idea hegeliana.” La fuente de esta divergencia se encontrarfa “en esta lucha ‘por la vida y la muerte, que ¢ la raiz misma de la historia para, Hegel, mientras que Ja explotacién del hombre por EL hombre no-es més que wna consecuencia, consecuencia que, al contrario, es el punto de partida de Marx” (Cahier internationauiede sociologie, 1947, pags. 142-161) ** Entre las corrientes de pensamiento que no tienen nin- guna filiacién con. el hegelizinismo, algunas se le oponen radicalmente,. Tales son,, por ejemplo, la forma del idea- Yismo defendida por Brunschvieg y todas las formas del ‘espiritualismo surgidas de Maine de Biran o de Lachelier. Tal es también el neotomismo, sobre todo si se tiene en citenta’el cardcter ‘netamente anticat6lico del pensamiento hegeliano. Como im signo de los tiempos, puede sefialarse, sin embargo, el hecho de que un predicador como el P. Ri- qiret no haya dudado en invocar a Hegel en sus confe~ rencias de Notre-Dame. cas Tneluido en Situations TIL, tai, espe La Repiblion det Sitencio, Buenos Alres, Losada,, 1962. (N. del.) 90 Ver Bibliografia Hyrouirre, 1955. (NN. del T.) 99 Bergson. El bergsonismo se opone cicttamente a la filosofia hegeliana por su desconfianza con respecto a los conceptos y construcciones dialécticas, asi como por su apelacién a Ia intuicién, que lo emparentaria més bien con Schelling © con Schopenhauer. Solo se aproxima al hege- Tianismo an tanto es una filosofia del devenir para Ja cual “la realidad es la movilidad misma”. Husserl, La doctrina de Husserl, cuya influencia es hoy considerable, debe reclamar nuestra atencién, La pa- labra fenomenologia no tiene el mismo sentido en él que en Hegel, ya que designa una deséripcién de los actos del ensamiento por los cuales se puede alcanzar los objetos légicos. Lo comin a las dos “fenomenologias” se reduce a que ellas buscan en los fenémenos no lo contingente, sino las verdades esenciales, y quieren determinar no lo.empt- rico, sino lo @ priori, que hacen abstraccién del hic-y del nune, tal como lo captan la psicologia y la historia, para alcanzar Ja eéencialidad, el eidos. Sin embargo, como lo demostré Gurvitch en su libro Las tendencias actuales en Ja filosofia alemana, Ia filosofia de Husserl rechaza toda dialéctica, toda deduccién de conceptos. Para él se trata de alcanzar un mundo apriérico ide esencias extratemporales, irreductibles unas a otras, absolutamente heterogéneas, sin ninguna subordinacién. Y Gurvitch subraya que la feno- menologia de Husserl aparecié como “una valla frente a la renovacién hegeliana”. Las presuposiciones implicitas sobre Jas cuales Husserl construye su teorfa del “ego trasceiideri- tal” son, en el fondo, las dela’ antigua metafisica. La ins tuieién pura a la que apela vuelve a hipostisiar Jo ine: to excluyendo todas las ritediaciones por las cuales Hegel explicita dialécticamente lo qué esti implicado én forma global en la intuicién. Aun oponiéndose al hegelianismo, la doctrina de Hus- ser] sefiala, con los mismos derechos que la renovacién del Pensamiento hegeliano, el remozamiento de la influencia alemana en Francia, inspirador de muchos pensadores, Des pués de Husserl pueden citarse los nombres de Max Scheler, dg Jaspers y de Heidegger, 100 Max Scheler. Max Scheler est bastante alejado, de Hegel en el punto de partida de su pensar, que toma de Hiusserl, asi como por la valorizacién de la afectividad que domina en sus primeras obras. Sin embargo, confluye en un aspecto importante del hegelianismo en su iiltima filo- sofia de inspiracién panteista, que resume en su libro acerca de El puesto del hombre en él cosmos* Ensefia aqui que Ja Deitas se realiza en el desarrollo temporal del proceso uni- versal.y que el hombre.es el vehfculo de esta realizacién. El ser absoluto toma conciencia de si mismo, en el hombre, en el acto por el cual el hombre se ve fundado en él. JNo nos encontramos aqui con una renovacién original de Ia “teogonia” 0, si se quiere, del “antropotefsmo” de Hegel? Gon mayor detalle debemos deteneros en Jaspers y ‘Heidegger, que encabezan las dos tendencias opuestas de lo que se denomina hoy existencialisme, Pero veamos antes qué entra, de la inisma obra’ de Hegel en Ia tendencia asi designada. Hegel y el existencialismo ‘Uno de los representantes més calificados del existen- cialismo, Merleau-Ponty, consagré a esta cuestién un im- portante capitulo de su-libro Sens et non-sens (paginas 125-139). Muestra que el Hegel al que se opone Kier- ‘kegaard es el del final, el que “ha comprendido todo, salvo su propia ‘existencia”. Pero no ocurre lo mismo con el Hegel, de’ Ja Fenomenologia, que representa “la filosofia nilitante, aunque todavia no triunfante”.: Aquélla no in- tenta, en efecto, “hacer entrar la historia total en los marcos de una légica ‘preestablecida, sino revivir cada doctrina, cada época”. En ella domina, pues, el tema existencial de la historicidad, de la temporalidad. Se trata de saber cémo es posible la experiencia moral, la experiencia religiosa; de escribir la’ situacién fundamental del hombre frente al miindo, frente al préjimo, y de comprender Jas religiones, * Trad. esp, J. Faos, Buenos Aires, Losada; varias re- impresiones. ‘*# Articulo trad, ¢ incluido en M. Muntsav-roxry: Exis- tencialismo marxisme, Buenos Aires, Deucalion, 1954, pp. 7-20, (Node T) 101 las morales, las obras de arte, 163 sistemas econémics como otras tantas maneras de hacer frente a las dificultades de su condicién, “Hay, entonces, un existencialismo.de Hegel en el sentido de que, para él, el hombre no es de pronto ‘una conciencia que posee con claridad sus: propios’ pen- samientos, sino una vida que busca comprenderse a si misma.” En cada época hist6rica parte de una certidum- bre subjetiva; reconoce su error en la prueba de la vida y modifica sin cesar su proyecto hasta que alcanza la verdad objetiva.y deviene conscientemente aquello que al principio era confusamente. Asi “el hombre se‘define... como el lugar de una inguietud..., por el rechaz6 de limitarse a una de sus determinaciones”, Su conciencia es “el acto de sobrepasarse a si missio”, y puede egar a lo. universal al precio de una lucha constante que aparéce, sobre todo, ‘en Ia dialéctica del'amo y del esclavo. A través de lo trdgico existencial de estas oposiciones, la historia revela‘el. Uni- versal concreto, la’ Idea que los sobrepasa. Y asi como lo miostr6 Hyppolite, es-como Hegel deja de ser existencialista al construir su sistema, Jaspers. Este es el sistema que. Jaspers tiene ante sus ojos, cuando retoma contra el hegelianismo:la polémica em- prendida por Kierkegaard. Reprocha a. Hegel el querer encerrar la realidad en un’ sistema, cosi que juga impo: sible, pues en:su opinién el ser se desgarra en dos mundos opuestos: el mundo del’ser como°iiniversalidad y el mundo del ser como existencia, Piensa que las ciencias del espirita escapan a la universalidad, puesto qué estén profunda- mente asidas a la existencia; la historia} en particilar, no puede alcanzar la objetividad. Y al saber, Jaspers le opone el'riesgo de lacreencia;‘a la objetividad, la “tensién exis- tencial”.’ Contrariamente a Hegel, piensa que jams’ alcan- zaremos lo absoluto, que solo se revela a nosotios en frag- mentos fugitives, por una especie de fulguraci6n iniermi- tente. Nuestro pensamiento fracasa en forma inevitable y en este fracaso se realiza. Nosotros sentimos, en efecto, ‘que algo nos sobrepasa y en nuestra relacién con; esta, tras-., cendencia nos afirmamos como existencia, 102 Heidegger. Como lo ha demostrado Jean Wahl, Hei- degger se encuentra en muchos puntos bastante préximo de Hegel. Sin. duda, piensa que no puede haber una ade- cuacién' eoripleta del pensamiento y del ser y que Ja uni- ficacién no debe~buscarse finalmente'en-el, pensamiento ‘racional, Concede un valor mucho més amplio que Hegel ‘a lo inmediato, y considera al ser como’ revélacién y no desde el punto de vista de la objetividad, Pero se aproxima ‘a Hegel vor el lugar que otorga al devenir, a la tempora- lidad, a ia historia, Reconoce, como Hegel, que el devenir est constituido por contradieciones, y que solo podemos comprender:las cosas por mediaciones.. Como él, condena toda oposicin entre ser y deber. El objetivo de Heidegger, como el de Hegel, es el de hacernos captar Ja _unidad de todas las’ cosas'en el espiritu, su interiotidad. Como para Hegel y: Spinoza, Ia libertad es para él la necesidad més alta, En fin, Heidegger otorga, como. también Io hace Hegel, una’ importancia: muy grande al lenguaje: piensa que el andliss-de’las palabras permite alcanzar lo verda- dero y apoya;'con frecuencia, su argumeatacién sobre etimo- logias, utilizando'los méiltiples recursos que en este aspecto offece la leigua alemana. Y, por cierto, si la interpretacién de-la izquierda’es la correcta, la tendencia atea represen- tada por Heidegger es, en el marco del‘ existencialismo, Jo que mejor se relaciona con-Hegel. Sartre:. En Sartre, que’ profesa el’ existencialismo ateo, también-se recondce, Ia influencia: de Hegel al lado de las de’ Husserl y de Heidegger. Aparece primero en formulas que estin casiliteralmente calcadas sobre las de Hegel. Asi, cuando ensefia.que el hombre existe en:la medida en que se realiza por sus actos, no hace mas que retomar la férmu- Jade Hegel: “El hombre no es nada més que la serie de ‘sus actos.” Cuando dice del “para s{” —es decir, de la conciencia que tiene como caracteristica: Ia, temporalidad— “que es lo que no es y no es lo que es”, retoma la definicién hegeliana:del tiempo: “El ser que, en tanto que es no ¢s, y en-tanto que no es, es.” Sartre utiliza, a veces, la termi- nologia de: Hegel-o las aproximaciones' que éste establece entre ciertos ‘términos; por ejemplo, adopta el siguiente 103 juego se palabras: Wesen ist was gewesen ist, la exencia _{i¥esen) es el ser pasado (ge-wesen), pero no se trata para 1, como para Hegel, de un pasado intemporal (ef.1 Lévice, ed. Lasson, Ul, pig. 3). De Hegel toma la oposicién def en sf y del para sf; pero estas palabras adquieren en él una significacién muy diferente. El en si de Sartre es el modo de ser del objeto o de aquello que devino tal, el pasado “sobrepasado?’ el para si es el modo de ser para Ja conciencia, mévil y cambiante sin cesar. Para Hegel, el ser en si es la virtualidad que todavia no pas6 a la existencias el ser para si es aquello que esté realizado como una exis. tencin particular distin, que puede no ser consiente, Al acer del ara si una “nada”, un “agujero de sor e acerea a las f6rmulas del joven Hegel; pero la oposicién que esta. Dlece entre el Ser y la Nada es muy diferente de la que sirve de punto de partida a la légica hegeliana. Agregue. ‘mos que Sartee retoma de una manera original cleres tens de la Fenomenologia de. Hegel..Como ya vimos, la oposi. cién del yo y del otro se vineula con la del amo y del esclavo, Pero, sobre todo, Sartre retoma e ilustra en especial el tema hegeliano de la conciencia infeliz. “La realidad humana, escribe en L’Btre et le Néant, pag. 134, sufre en su ser, pues surge al ser como perpetuamente frecuentada por una totalidad que es sin poder serlo, puesto que justa~ mente no podria alcanzar el en si sin perderse como para af Es, entonces; por naturaleza, conciencia infeliz, sin supera- cién posible del estado de infelicidad”. Este tema et des arrollado con abundancia en la obra literaria de Sartre, de la que pudo decirse que es como un catélogo de las formas que cobra concretamente la infelicidad de la conciencia. Conelusién, De esta manera, después de permanecer olvi desconocida durante mis de dos tercon de sige, terse hegeliana conoce desde hace unos cuarenta.afios un remo- zamiento tal que hace de ella Ia doctrina més sobresa de Ia filosofia moderna, el equivalente de To que fue an guamente Ia doctrina de Aristételes, Pero este remoza. ‘ 104 miento se produjo en condiciones singulares, ya que fue suscitado por Ja revelacién de los escritos juveniles que He- gel, ya célebre, no juzg6 dignos de ser publicados, y por un conccimiento més profundizado de su primera gran obra, la Fenomenologia, de la cual no estaba plenamente satis- fecho y que pensaba rehacer antes de su muerte. Es curioso observar en nuestros dias que con frecuencia se estudia el sistema hegeliano para mejor interpretar la Fenomenologia y los primeros escritos. ;Acaso no seria més normal creer {que el pensamiento de Hegel progres6 verdaderamente, y que sus primeras obras solo tienen valor a titulo de ensayos y no son sino esbozos todavia fragmentarios de Jas grandes obras de la madurez? Lo que en nuestros dfas seduce, pre- so es decirlo, en las primeras obras atin impregnadas de romanticismo y de vitalismo schellingiano, es la parte de mistica que contienen, el lugar que conceden a lo irracional, al lado oscuro de Jas cosas. El existencialismo grio admite, ‘acaso, que la existencia se revela mejor a nosotros en estados emotivos, en la angustia, “el miedo y el temblor”? gNo puede pensarse que el gran mérito de Hegel fue el de saber integrar en una razén ampliada, lo que contenia de valido ese irracional que lo seducia sobre todo en su juventud? No es también y sobre todo el de haber sabido organizar en un sistema el inmenso saber que habia adquirido en todos los dominios, y haber abierto de este modo nuevos caminos a todas las ciencias del hombre? Como dice Mer- Jeau-Ponty, “Hegel est en el origen de todo lo grande que se hizo en filosoffa, desde hace un siglo”. Es cierto que su doctrina deja subsistir puntos todavia mal dilucidados. Pero esto prueba que su sistema no est cerrado, que no perte- nece solo a la historia, sino que es una filosofia siempre abierta que, al tiempo que los guia, deja un vasto campo de investigaciones a quienes Ix siguen. “Interpretar a Hegel, sigue diciendo Merleau-Ponty, es tomar posicién sobre todos Jos problemas filoséficos, politicos y religiosos de nuestro siglo.” Y puede decirse, con A. Kojéve, que “la historia no refutara jams al hegelianismo, sino que se contentard con elegir entre sus interpretaciones opuestas”. 105 BIBLIOGRAFIA SUMARIA > IL. oprAs DE MECEL TRADUCIDAS AL ESPANOL: Ciencia de ta Légico, trad. Aucusts y Rovoire Monnotro, 2 ‘fcinos, ‘Buenos Aires, Hachette, 1956. Enciclopedia de las clenciasfilossficas trad. B. OveyEno y Mavnyy arias reed, a partir de 1904 Lacciones sobre la Filosofia de ta Historia’ Universal, trad, Tost ores os gomos. Madsid, Revista de. Occidente, 3* ed cién, 1953. Leceiones sobre: ta Historia de ta filosofia, trad., Wancestso Ro- ‘ex8, 3 tomot, México, F.C.E., 1955. ‘wad: de la-version francesa de Cx. Bunwanp por TH Ginun De Los Rios, 2 tomes, El Atenco, 1954. (Par GIy trad. por MANUEL, GraneLt, y edit. por Coleccién ‘Axstral.) De La Fenomenologia-del Espiritu, “Prélogo”, “Introducci ‘ultima, parte, del “Saber abscluto”, trad. Xavien Zuatnty a.’ Revista de Occidente,, 19955 y, “La: conciencia falig™ trad. del Instituto de. 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