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Érase que se era una vez,

que cuenta esta historia que


antes de la PS3
de la Nintendo DS
de la tele y del ayer…

Una mañana de Reyes


justo al amanecer
se levantó de su cama
un niño llamado Pez:
Se quitó bien las legañas
que después de tanto sueño
parecían telarañas
de esas bien incrustadas.
Oohh...…bostezó,
se rascó luego el ombligo,
porque al niño le picaba,
y fue dando volteretas
para encontrar los regalos
que el día de los reyes magos
sus queridas majestades
hasta esa casa del lago,
el día 6 de madrugada
en un calcetín remendado
seguro le habían dejado.

Cuando estuvo por fin allí,


delante del calcetín…
Oh… que sorpresa.
Ay… que desastre.
Uff… que de... que
Que… de nada.
¿Nada de que?
Pues nada de nada

Pez estaba confuso,


no habían dejado nada.
“será mejor que me calme,
que respire bien profundo
y que investigue este asunto”.

Salió a la calle en pijama


Donde había un gran barullo
Y un repetido murmullo
que entre lloros y reclamas
Todo el mundo respiraba:

¡
No me han traido nada¡
Pero nada
¿Nada de que?
Pues nada de nada…

Los Reyes habian olvidado


el reparto de regalos,
en su casa, en su barrio,
su jardín, el vecindario,
a la nieta de Rosario
y al señor ferroviario.

Pez, enfadado por tal asunto


resolvió ir en busca de los tres olvidadizos
¡Valientes desmemoriados¡
Que la edad en algún punto
Nos vuelve mas despistados.

Así,
se calzó sus andaleguas,
Y preguntó a Sebastián
El mas sabio del lugar
Y también el mas anciano
Que hacia que parte del mundo
se debía encaminar.

“Mi querido niño Pez


el lugar exacto no sé
no tengo ninguna idea.
Solo se que cuando llegan
Caminan desde el oriente,
Pregunta mas adelante
Que seguro habrá
Quien haya de responderte.

Ni corto ni perezoso
Pez emprendió su viaje
Y eso que nunca antes
Había Salido del pueblo.

Cojió la senda
que lleva a oriente,
pasó las granjas
un pozo, un puente
hasta llegar a un castillo
que decían encantado
pero como amanecia…
los fantasmas
ya se habían acostado.

Así hasta llegar a un bosque,


de grandes y espesos árboles:
donde soplaba un fuerte viento.
(juego del bosque)

Por fin lo logro cruzar


aunque perdió su bufanda.
Miro a su alrededor
y encontró a una tortuga
de las que saben hablar,
la miró. Ella le miró a él
Y después de un largo rato
Por fin se atrevió
a preguntar:

“¿Es usted una tortuga


de las que saben hablar?”
“¿Y tú, eres un niño
que desea preguntar?”

“Voy en busca
De los tres Reyes Magos
¿sabe usted donde viven?”

“Mas alla del desierto de Selm


Y la montaña de Terbom.
En la casa cristal
Del palacio del fin del mundo”

“Gracias señora tortuga


Muchas gracias por su ayuda.”
Ahora ya no había dudas,
Pez caminaba sin pausa
Hacia una dirección segura…
¡El palacio del fin del mundo!

Pero antes… chan-chan.


Tenia que pasar
Por el inhóspito
y mortal
Desierto de Selm
Que nunca antes un niño
Se hubo atrevido a cruzar

Lleno de cactus hiena


Serpientes jabalí
Dromedarios ambulantes
Que te venden una alfombra
o un barril de carburante.

Esquivo tales peligros


Y llego a la falda de Terbom
El ultimo gran escollo.
La ultima gran montaña
Trepo sus acantilados
Con las uñas de los pies
Pues llevaba diez semanas
Sin habérselas cortado.
El cielo se volvió negro
Y los truenos y relámpagos
Por todas partes sonaron.
Pez, resistía
con los dientes agarrado.
Hasta llegar a la cima
donde estaba despejado.

En lo alto vio un palacio


Alli se acababa el mundo
Y en la casa de cristal
Tumbados en una hamaca
Melchor, Gaspar y Baltasar.

¡Valientes desmemoriados!
¿Acaso no sabéis que día es hoy?
“Por su puesto” contestaron,
“Y si no hemos trabajado,
no es por falta de memoria,
ni falta de humanidad.
Vosotros habéis olvidado
El verdadero sentido
Del regalo en navidad.

No todo ha de ser material


Los deseos y los sueños
De cada niño y adulto
Valen mas que eso cacharros
Fabricados en Japón
Y se os ha olvidado soñar…
Y también desear
Y hacer regalos sostenibles
Como poemas y palabras…

Así que este año


Hemos decidido Llamarlo:
El año del calcetín vacío.

Ay que disgusto se llevo Pez


Sus queridas majestades
Ante el berrinche del niño
Y ante tal muestra de fe
Decidieron entregarle
Un fabuloso regalo
Pero a él y solo a él

Le pidieron que escribiera


En un mágico papel
Su deseo más preciado
Para cumplirle después…

(Aquí se pide a los niños y mayores que escriban en un papel un deseo


para regalar, se meten en una caja y al final se reparten entre todo el
mundo)

Pez escribió un deseo


Y… Érase que se era una vez,
que cuenta esta historia que
antes de la PS3
de la Nintendo DS
de la tele y del ayer…

Una mañana de Reyes


justo al amanecer
se levantó de su cama
un niño llamado Pez:
Se quitó bien las legañas
que después de tanto sueño
parecían telarañas
de esas bien incrustadas.
Oohh...…bostezó,
se rascó luego el ombligo,
porque al niño le picaba,
y fue dando volteretas
para encontrar los regalos
que el día de los reyes magos
sus queridas majestades
hasta esa casa del lago,
el día 6 de madrugada
en un calcetín remendado
seguro le habían dejado.

Cuando estuvo por fin allí,


delante del calcetín…
Oh… que sorpresa.
En el calcetín había
Una bonita caja
Con su nombre
En letras chinas
Que había a prendido a leer
En el desierto de Selm
Y en su interior un deseo
“Que se hiciera realidad
Su mas hermoso sueño…

Y nada
¿Nada de que?
Pues nada de nada
Que este cuento aquí se acaba

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