Está en la página 1de 1

Las mujeres son como la msica: si no hay silencio, empalagan. Tanto saborearlas, amarga.

Tanto saberlas, molesta. Sus olores en otrora fascinantes: ahora nauseabundos. Sus deliciosos
aromas de otros das, como bagazos carcomidos: decolorados. El carmn y sus alas de nieve
pura, taciturnos blancos y negros de tierra negra. Cmo el aliento de Josfa ha cambiado, el
nctar de sus besos ya sin gracia, su tersa piel ya sin inters, su bello cuello feo y enjuto. Y qu
de Teresa, que de sus trmulas mejillas se me acaba la pasin, sin saber por qu, de su fecunda
belleza, ahora solo me abrasa la desidia. Ah! Qu negligencia esta! cual errante disfruto y me
marcho, cual nmada cultivo y transmigro. Recordar tantos besos sin tener los besos, pensar
en tantas manos sin tener las manos, escuchar tantas voces sin tener las bocas.
La vida es un sueo, gozos efmeros, figuras incompletas, imgenes imperfectas. Cmo mi
lengua tocaba una lengua, y ahora, cmo mi lengua reposa en la palabra sin poder ya tener
lengua. El tiempo es una trampa

También podría gustarte