El espectador emancipado
Este libro tiene su origen en la solicitud, que me fue plan-
teada afios atris, de introducir la reflexién de ua academia
de artistas consagrada al espectador a partir de las ideas desa-
rrolladas en mi libro El maestro ignorante." Al principio, la
propoticién me suscité cietta perplejidad. El maestro ignoran
te exponta la excéntrica teoria y el singular destino de Joseph
Jacotot, que habia causado escéndalo & comienzos del siglo
XIX al afiemar que un ignorante podia ensefiarle a otro igno-
rante aquello que él mismo no sabia, prociamando la igualdad
centre las inteligencias y oponiendo a la instrucciéa del pueblo
fa’emancipacién intelectual. Sus ideas habian caido en el olvi-
do yaa mediados de su propio siglo. A mi me habia parecido
oportuno hacerlas revivir en la década de 1980 para levantar
algin cevuelo en corno a fa igualdad intelectual en los debates
sobre la finalidad de la escuela piblica. Pero en el seno de la
reflexion artistica contemporanea, qué uso dar al pensamien-
tode un hombre cayo universo artistico puede emblematizarse
en las figuras de Demastenes, Racine y Poussin?
Sin embargo, al reflexionar, se me hizo manifiesto que la
ausencia de toda relacion evidente entre el pensamiento de
1. La invitacin a abrir la quinta Internationale Sommer Aka
demie de Frincfort, «1 20 de agonto de 2004, me fue cursada por el
performista y coredgrafo sueco Mitten Spangberg.10 Elespectador emaneipada
cipacién intelectual y 1a euestion del espectador era
hoy una oportunidad. Podia ser la ocasién de una
ion radical con respecto a ciertes presupuestos tebricos
y politicos que si bien bajo una forma posmoderna, sustentan
toclavia lo esencial del debate acerca del teatro, la actuacisn y
lespectador. Pero para hacer aparecer esta relacion y darle un
sentido, haba que reconstituir la red de los presupestos uc
sitian Ta cuestién del espectador en el centro de le discusion
sobre las relaciones entre arte y politica. Habia que disenar
«I modelo global de racionalidad sobre euyo fondo hablamos
estado acostumbrados a juzgar las implicancias politicas del
especticulo teatral. Empleo aqui esta expresién para incluir
todas las formas de espectéculo -accién dramétiea, danza,
performance, mimo 1 otras que ponen cuerpos en accidn
ante un publico reanido,
Las numerosas crticas s las que ha dado materia el teatro
a lo largo de toda su historia pueden ser remitidas, en efecto,
‘una formula esercial. La llamaré la paradoja del espectadon
una paradoja quizi mis fundamental que la eélebre paradow
del comediante, Esta paradoja es de formulacién may simple:
no hay teacto sin espectador (por mis que se trate de un espee-
tador nico y oculto, como en la representacién ficcional de
EEL bijo natural que da lugar a las Conversaciones de Dicerot).
Por lo demas, dicen los acusadores, ser espectador es un mel,
y ello por dos razones. En primer lugas, mirar es lo contra
tio de conocer. El espectador permanece ante una apariencia,
ignorendo el proceso de produccion de esa apariencia 0 la
realidad que ella recubre. En segundo lugares lo contrari de
actuar. La espectadora permanece inmévil en su sitio, pasiva,
Ser espectador es estar separado al mismo tiempo d: la capt.
cidad dle conocer y del poder de actuar.
Este diagnéstico abre el camino a dos conclusiones dife-
eates, La primera es que el teatro ¢8 una cosa absohitamente
mala, una eseena de ilusion y de pasividad que es precisa
suprimir ea beneficio de aquello que ella impide: el conoci-
niente y Is aceiSn, la aceiéa de conocer y la aecign eonducida
por el sabst, Es la conclusin formulada ya por Platén: el
teatro-es el lugar donde unos ignorantes son invitados a ver a
El especeador emancipado 11
unos hombres que suffen. Lo que la escena teatral les ofeece
sel espectaculo de un pathos, la manitestacion de una enfer
‘medad, la del deseo y del sufrimiento, es decis, de Ia division
dle 9 que resuka de la ignorancia. El efecto propio del teatro
sel de transmitir esa enfermedad por medio de otra: la enfer-
medad dela mirada subyugada por las sombras. Transmite la
‘enfermedad de la ignorancia que hace sufric a los personajes
‘mediante una maquina de ignorancia, la miquina éptica que
forma las miradas en la ilusin y en la pasividad. La comuni-
dad justa, pucs,c3 aquella que no rolera la mediacién tcatral
quella en que el patron de medida que gobierna a la comu-
nidad esta directamente incorporado en las actitudes vivientes
de sus miembros
Es Ia deduccién mis logica. Sin embargo, no es la que
ha prevalecido enire los criticos de la mimesis teatral. Con
frecuencia ellos han conservado las premisas cambiando la
conclusién, Quien dice teatro dice espectador, y en ello hay
ia al be ch. ac eo Al meee loo
‘conocemos, tal como nuestra sociedad’ Io ha modelado a su
propia imagen, Nos hace falta pues otro teatro, un teatro sin
espectadores: no un teatro ante asientos vacios, sino un teatro
en el que Ia relacin dprica pasiva implicada por la palabra
misma esté sometida a otra relacion, aquella implicada por
otra palabra, ja palabra que designa lo que se produce en el
escenario, el drama, Drama quiere decie accin. El teatro es el
lugar en el que una accin es llevada a su realizacién por unos
Cuerpos en movimiento frente a otros cuerpos vivientes que
dehen ser movilizados, Estor skimos pueden haber renuncia
do a au poder. Pero este poder es retomado, reactivado en la
performance de los primeros, en la inteligencia que construye
esa performance, en la energia que ella praduce. Es a partir
de ese poder activo que hay que construir un teatro nuevo, 0
ris bien an teatro devuelto a su vireud original, a su esencia
verdadera, de la que los espectaculos que se revisten de exe
nombce no oftecen sino una versin degenerada, Hace falta un
teatro sn espectadores, en el qve los concurtentes aprendan en
Iugar de ser seducidos por imagenes, en el cual se conviertan
en participantes activos en lugar de ser voyeurs pasivos,12 Hespectador emancipado
Esta inversin conoci6 dos grandes {rmulas, antagénicas
en su principio, aun cuando la préctica y la teoria del teatro
reformado a menudo las han mezclado, Seg la primera, es
preciso arrancar al espectador del embrutecimiento del espec-
tador fascinady por la aparieneia y ganado por la empatia
{que lo hace identificarse con los personajes de In escena. Se le
‘mostrard, pues, un espectécule extrafo, inusual, un enigma
4c! cual él ha de buscar el sentido. Se lo forzara de ese modo
a intercambiar la posicién del espectador pasivo por la del
investigadar 0 el experimentador cientifico que observa los
fendmenos e indagn las causas. O bien se le proponded un
dilema ejemplar, semejante a aquellos que se les plantean a
Jos hombres involucrados en las decisiones de la acciOn. Asi
se les hard agudizar su propio sentido de la evaluacion de las
razones, de su discusi6n y de la eleccién que lo zanja.
De acuerdo com la segunda formula, es esa misma distancia
razonalora la que debe ser abolida. EI espectador debe ser
sustraido de la posicin del observador que examina con toda
calma el especticulo que se le propone. Debe ser despojado
de este ilusorio dominio, arrascrado al eircalo magico de la
accién teatral en el que intescambiaré el privilegio del observa-
dor racional por el de estar en posesién de sus energias vitales
intograes
Estas soa las actitudes fundamemsales que resumea el catio
épico de Brecht y el teatro de la crueldad de Artaud. Para uno,
el espectador debe tomar distancia; para el otro, debe perder
toda distancia. Para uno debe afinar su mirada, para el otro,
debe abdicar incluso de la posicién del que mira. Los moder.
nos emprendimientos de reforma del teatro han oscilado cos
tantemente entre estos dos polos de la indagaci6n distante
de la participacion vital a riesgo de mezclat sus prieiiosy
sus efectos. Han pretendido transformac el teatto a partir del
iagnéstico que conducia a su supresiGn, Por lo tanto, no es
sorprendente que hayan retomado no solamente las considers
ciones de la erica platanica sino también Is fErmyla positiva
ue él oponia al mal teatral. Plat6n queria sustituir la comu-
tnidad demecritica e ignorante del teatro por otra comunidad,
resumida en otra performance de los cuerpos. Le oponia la
El espectador emancipado 13
comunidad coreografiea en la que nadie puede permanecer
como espectador inmévil, en la que todos deben moverse de
acuerdo con el ritmo conunitario fijado por la proporeicn
matematica, aunque para ello hubiese que embriagar a los
Viejos reacios a entrar en la danza colectiva,
Los reformadores del teatro han reformalado la oposicién
platénica entre corea y teatro como oposicién entre la ver
dad del teatro y el simulacro del espectaculo. Han hecho del
teatro el lugar donde el piblico pasivo de los espectadores
debia transformarse en su contrario: el cuerpo activo de un
pueblo poniendo en acto su principio vital. El texto de pre
seatacién de Ia Sommerakademie que me acogia lo expresal
en estos términos: “El teatro sigue siendo el inico lugar de
confrontacién del piblico consigo mismo en tanto que cole:
tivo”, En sentido restringido, l frate sélo pretende distingit
la auciencia colectiva del teatro de los viscantes individuales
de una exposicién 0 de Ia simple adicion de las entradas al
cine. Pero esté claro que significa algo mis. Sgnifica que ol
“teatro” es una forma comunitaria ejemplar. Conlleva una
idea de la comunidad como presencia en si, opuesta a la chs
tancia de la representacién. A partic del romanticism alemsn,
cl pensamiento de! teatro ha estado asociado a esta idea de la
comunidad viviente. El testro apareci6 como una forma de lt
constitucién estética ~