llev al dios a la creacin de un mundo conformado por puros precipicios? Pues cada hombre tiene el suyo propio y exclusivo. Cada ser camina a travs de la vida buscando su expulsin de este mundo, su salto, su cada, que no es cada, sino vuelo en la infinitud del fondo de su precipicio. Todos sufren el vrtigo del infinito, de ese vaco que esculpe el sentido de la vida. Tienen un deseo de elevacin y podredumbre. Pero pocos logran encontrar el precipicio. Los dems estn condenados a seguir pisando tierra. Los dems no vuelan, caen, caen, caen. No existen para el dios, pues sus cuerpos se resisten para el vuelo. Son viento, que se desgaja en los costados de los hroes, ni sombra son para aquellos que saltan sin paracadas porque saben que no hay fondo en el abismo, no hay impacto.