Yo me encontraba sentada en mi oficina, estaba recordando de nuevo aquel terrible día hace tres años cuando Sebastian desapareció y nunca lo volví a ver, cuando de la nada apareció un hombre alto, robusto, su cabello era corto de color negro, su piel blanca como la nieve y cuando mire su rostro lo primero que vi fueron sus ojos, los tenia de un hermoso azul celeste, eran tan hermosos, que al verlos me olvide de todo lo demás y me inundo un paz interior que nunca había sentido. Pensé que era una alucinación hasta que aquel hombre me dijo: -Mía al fin te encontré. Me quede pasmada por unos segundo, después deje de mirarlo a los ojos y le dije -¿Quién eres tú y porque sabes mi nombre?- -Mi nombre y porque se tu nombre no importa, lo que importa es que puede encontrarte antes que ellos. Ahora, tienes que venir conmigo. -No te conozco, ni si quiera se tu nombre y además y ¿quiénes son ellos? -Mira no hay tiempo para explicártelo todo, lo único que tienes que saber es que corres peligro y yo he venido a protegerte, así que vamos dame la mano tenemos que salir de aquí. Yo iba a decirle que estaba loco, que no iba a ir con él, pero cometí el error de mirarlo de nuevo a los ojos y perdí mi fuerza de voluntad y tome su mano. Después de eso perdí el conocimiento, lo último que puede ver era como mientras desaparecíamos de mi oficina, dos hombres de un aspecto bastante desagradable se materializaban en medio de mi oficina. Cuando desperté, me encontraba en una habitación bastante amplia, decorada de color blanco, y vi de nuevo aquel hombre de ojos hermosos sentado al lado de la cama donde me encontraba. Me sorprendió verlo con un par de golpes en la cara y la camisa desgarrada y ensangrentada. Al ver que yo había despertado me sonrío y después me dijo: -Debes de tener hambre, te traje esto para que comas.-Y me dio una charola con fruta y un emparedado, tome un poco de fruta y le dije: -Ya me vas a decir quién eres y porque me trajiste aquí, y ya que estas en eso me podrías decir donde estamos. – El se me quedo viendo y me dijo: Luna Hernández Andrea Estefanía. Actuaría
-Me llamo Santini y este lugar es mi casa. No queriendo pensar en lo extraño de la
situación comí un trozo de fruta y le dije.-Bueno y ¿Por qué estas herido y ahora que lo pienso quienes eran esos hombres que aparecieron en mi oficina? El me dijo muy sorprendido- ¿No recuerdas lo que paso en tu oficina? Esto me empezaba a molestar así que un poco enojada le dije- Mmmm obviamente no, así que dime que sucedió.- Pues veras estoy herido porque fuimos atacados por un par de demonios que intentaban atraparte, y creo que no volverán por un tiempo, pues tu terminaste con ellos.-Estas equivocado yo no hice nada, yo solo recuerdo que me desmaye y después desperté aquí. El se acerco a mí y me dijo: -Mira Mía, tú eres un la fuerza que equilibra al mundo, tú tienes el poder de terminar con el mundo o de sanarlo. Yo me reí de él, como era posible que ese hombre creyera que yo tenía el poder destruir el mundo. -No te rías- me dijo-estoy hablando enserio. Mira lo que paso es que hace tres años, fuimos atacados por un grupo de demonios, que querían separarnos, porque tu yo estábamos enamorados y eso a ellos no les convenía pues mientras más amor tengas en tu corazón, tu alma sera más pura y les sería más difícil poder corromperte, como nos tomaron por sorpresa , uno de ellos pudo borrar tu memoria y de esta forma pensaba hacer que te olvidaras de mi y así poder llevarte hacia el mal, pero antes de que pudiera hacerlo tu desapareciste; yo huí como pude y comencé a buscarte, busque en todos lados hasta que por fin pude encontrarte. Mía trata de recordar. Yo le dije con lágrimas en los ojos -Claro que no, hace tres años lo que paso es que Sebastian se fue, el hombre que ame y que aun amo me dejo. Él me abrazo y me dijo- Yo soy Sebastian, Sebastian Santini, el hombre que amas, y el hombre que te ama. Yo intente separarme de él, ese hombre estaba loco, pero él me acerco hasta sus labios y me beso. Ese beso fue muy tierno, el único hombre que había besado así antes era Sebastian. De la nada vinieron a mi mente imágenes de lo que realmente había sucedido hace tres años, imágenes de cómo esos demonios nos emboscaron, de cómo casi morimos, después del beso el me miro a los ojos y supe que estaba a salvo con el hombre al que amaba y al fin podrimos ser felices porque ya nonos volveríamos a separar de nuevo. Al fin mi corazón estaba completo por que tenía a Sebastian a mi lado.