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El Lucin, es un reptil saurio que carece de extremidades vive mayormente en frica y parte de Europa y

Asia; siempre han comentado que es una criatura difcil de atrapar; cuando se toma por la cola, deja la
cola en las manos del que quiere atraparlo y desaparece rpidamente; incluso se partir el cuerpo en
pedazos para impedir ser atrapado; es pues un parecido muy grande con este reptil vidrioso, pecaminoso
y escurridizo del YO en la persona, uno lo toma y lo hace morir, lo crucifica, lo contamos como muerto;
pero vive; y si se le permite volver a su forma y vitalidad original; como la cabeza de esta antigua
serpiente, es preciso tener el poder de Cristo todopoderoso para aplastarlo y vencerlo para siempre.
En Santiago 4.17 nos dice " y el que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado".
Aqu contiene una mxima (ms grande) general para todos los casos y para todos los tiempos, la
omisin (olvido, dejadez) de un bien es tan pecado como la comisin ( cometer, ejecutar) de un mal;
todos nosotros conocemos la fragilidad de la vida; la vanidad de las obras del mundo, pues nada
podemos llevar; desnudo venimos a este mundo maravilloso; pero pecaminoso y muy sutil para cometer
el pecado; nada pues podemos llevar, pues aun as queriendo ser sabios nos hicimos necios, y hacemos
caso omiso, a este conocimiento de esta verdad.
Pero nuestro YO egosta nunca deja de ser; as como el Locin se parte en varias secciones para no ser
atrapado, pero se regenera y crece y sigue viviendo, el YO de cada uno de nosotros puede ser maltratado,
tal vez en apariencia muerto; oh que sorpresa renace y sigue vivo, para luego actuar, hasta hacer morir a
su portador y separarlo de Dios; solo el poder de Cristo y su misericordia nos acercar nuevamente a
nuestro creador Dios eterno. Qu es nuestra vida? pregunta el apstol Santiago; luego l mismo
contesta, ciertamente neblina; sabemos esta verdad, pero, guiados por nuestro egosmo, hacemos caso
omiso, la sabidura es el temor a Dios, oh necios de este mundo seamos sabios para tener la vida eterna;
solo tenemos que aniquilar a nuestro YO que es causa de todos nuestros mayores problemas; y vivamos
bajo la voluntad de nuestro nico Dios verdadero.

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