Con la mochila a la espalda y las piernas todava algo entumecidas
tras siete largas horas de autobs, emprendemos la bsqueda del centro de la ciudad a visitar. Apenas hemos caminado cinco minutos desde la estacin, cuando un lujoso coche negro se detiene a nuestro lado y su conductor nos pregunta con el caracterstico acento del pas: Where? Tras un breve dilogo, en el que ambas partes hemos tratado de hacernos entender, pero sin poder an confirmar el xito de dicha empresa, somos invitados a tomar asiento en el coche, lo cual hacemos sin vacilar; tras casi seis meses aqu, este tipo de cosas ya no nos sorprenden. Rpidamente descubrimos que nuestro nuevo amigo responde al nombre de Murat, y l parece adivinar en nuestra expresin que tenemos hambre, mucha hambre, por lo que nos lleva hasta un exquisito restaurante en el que nos invita a comer, antes de proporcionarnos alojamiento para nuestra estancia Bienvenidos a Turqua!