Está en la página 1de 2

Hambre

Hurga entre el calado labranto de mi torso virgen,


Recorre tu senda alabeada sobre mi cuerpo,
Y siente mi calor y mis manos,
Auscultando toda la esencia de tu elemento.

Recorramos de la mano andando con pecado,
Raso camino, se torna glido cuando andamos,
Ms aun cuando calientes sentimos que tronchados,
Las rubias luces del sol que nos vaticinan un amanecer enamorado.

Se brusca y librate en tu misterio,
Se fiera amazona, no te cohbas y reacciona,
Dios si mis disculpas de nada valen,
Quedo de ti, peco con ella o peco con nadie.

Roza mis muslos con tus ondeados perniles,
Que atraviesen el estrecho trecho,
Que separa tu cncavo de mi convexo,
Y has que me exite y sienta vehemente eso.

No dejes de suspirar amada ma,
Que somos pecadores y amantes,
Los dos signos ms claros de la pura fragancia,
De la vida, la lujuria, la pureza y la ignorancia.

Besa mis labios, besa mi pecho, bsame todo,
Que yo no me cohibir y besare,
Los ms recnditos escondrijos de tu lecho,
Como brusca caricia, djame hacerlo.

Infrinjamos la ley de la vida y del destino,
Que creen que en la mitologa solo hay desatino,
Y roguemos que el poderoso nos perdone,
Acaso por amarnos, acaso por pecar, acaso por besarnos,
Y que sepa que de su mundo somos solo dos peones,
Hambrientos de felicidad.
Berlagus

También podría gustarte