Está en la página 1de 1

Jess espera una respuesta que defina lo que estamos dispuestos a dar por El.

Jess
comienza con una pregunta impersonal. Qu impresin tienen los otros de m? Cmo
me ven? A esto responden los discpulos: Unos dicen que Juan el Bautista, otros que
Elas, Jeremas o uno de los profetas. Lo evidente es que la gente percibe a Jess como
un hombre santo, en lnea con los profetas. En este momento crtico de la historia de la
salvacin juda, le ven como portavoz de Dios.
Y vosotros Quin decs que soy yo? Jess no deja a los apstoles slo en un nivel
superficial. Quiere una relacin ms personal: decidme quin pensis vosotros que
soy yo? T eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. As respondi Pedro a aquel examen,
hablando por s mismo y por los dems apstoles. Es una profesin de fe de ms alcance
que la expresada por la gente. Jess no es un mero profeta; es mucho ms. Es el Mesas
largamente esperado, el Ungido de Dios, realmente el Hijo mismo de Dios.
Conocindole y permaneciendo con l, Pedro y los apstoles poseen la autntica
presencia de Dios, aquella luz atractiva imposible de despreciar y de renunciar.
Esta misma pregunta nos la hace Jess a cada uno de nosotros: Y t, quin dices que
soy yo? En otras palabras te est preguntando para ti, quin soy yo? Debes pensar antes
de responder, no se trata de contestar con palabras bonitas, se trata de responder con la
vida. En casa, en la vida pblica, en el trabajo tienes presente lo que Jess espera de ti?

También podría gustarte