antigua que dijo: dos enormes piernas ptreas, sin su tronco se yerguen en el desierto. A su lado, en la arena, semihundido, yace un rostro hecho pedazos, cuyo ceo y mueca en la boca, y desdn de fro dominio, cuentan que su escultor comprendi bien esas pasiones las cuales an sobreviven, grabadas en estos inertes objetos, a las manos que las tallaron y al corazn que las aliment. Y en el pedestal se leen estas palabras: "Mi nombre es Ozymandias, rey de reyes: Contemplad mis obras, poderosos, y perded la esperanza!"
Nada queda a su lado. Alrededor de la decadencia de estas colosales ruinas, infinitas y desnudas se extienden, a lo lejos, las solitarias y llanas arenas
EN TORNO AL CASTICISMO
Uno quiere a su lengua porque es materia y til del oficio escogido, pero no, quede claro, por su ms que dudosa belleza. Nunca he sido amigo de postrarme ante sus diccionarios.
Cabreros y ladrones, no monjes cluniacences, forjaron sus palabras sin brillo ni euforia. Qu caba esperar de un hato miserable, quemado por los soles, comido por la tia?
Jams tuve por cierto aquello del Espritu, del Genio de los Pueblos. Si escribo en espaol, no es por Volkgeist alguno que en el albor de Espaa fluyera entre las barbas del Cid Campeador.
Aunque Rodrigo Daz de Vivar deba flablar un castellano ms recio que una aldaba. Oanlo los moros al pie de la alcazaba, y no les alcanzaba al cuerpo la chilaba.
Con todo, no era el pobre un pozo de elocuencia. Al paso de los siglos, afortunadamente, nos fuimos refinando, pero la poesa, de sobra est decirlo, no ha sido nuestro fuerte.
No obstante, hay excepciones. Catad: el Arcipreste, Manrique, Garcilaso. Quevedo no era manco. Incluso entre los vascos tuvimos una de ellas, pero eso antes de Franco.
Detesto sobre todo a la canalla rancia que hace de esta cuestin cuestin de patriotismo. Nuestro maestro en estro, Jaume el Conqueridor, es cataln, ingls y un poco filipino.
En cuanto a m, la tribu de que procedo, dicen, moraba ya en los flancos del alto Pirineo all cuando Can sembraba caamones, y yo, que me lo creo,
no voy a mendigaros un plato de lentejas ni un sitio junto al fuego. A ver quin se aventura, hermanos amadsimos, a negarme el derecho de primogenitura.
Y si de vez en cuando perpetro un vizcainismo, que a nadie se le ocurra venir a darme vaya, y menos a vosotros, pecheros del idioma, que soy hidalgo viejo, del Fuero de Vizcaya.