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Armas Cortes Omar Alexis 1J

El mito de la creacin del maguey


En principio Mayhuel era una hermosa joven que viva con su abuela, una Tzintzimitl
estrellas que intentan impedir que salga el sol. En una ocasin, Quetzalcatl la
convenci para que bajase a la tierra para amarse convertidos en las ramas de un rbol
bifurcado. Pero cuando su abuela se despert y no vio a Mayhuel, llam a otras
Tzitzimime para que bajasen a la tierra para ayudarle a buscar a su nieta.
Cuando se acercaban el rbol se separ en dos, entonces la abuela, descubriendo a su
nieta como una rama, la despedaza y deja los restos para que los devore otra Tzitzmitl.
Sin embargo la rama en que se haba convertido Quetzacatl permaneci intacta.
Cuando se alejaron Quetzacatl tomo los restos de la joven virgen y los enterr. De ello
brot la planta del maguey, de la que se extrae el pulque, usado en las ceremonias
como bebida ritual y ofrenda para los dioses. As, tras su muerte, Mayhuel se convirti
en diosa.

Armas Cortes Omar Alexis 1J
El conejo de la luna
Quetzalcatl, el dios grande y bueno, se fue a viajar una vez por el mundo en figura de
hombre. Como haba caminado todo un da, a la cada de la tarde se sinti fatigado y
con hambre. Pero todava sigui caminando, caminando, hasta que las estrellas
comenzaron a brillar y la luna se asom a la ventana de los cielos. Entonces se sent a
la orilla del camino, y estaba all descansando, cuando vio a un conejito que haba
salido a cenar.
-Qu ests comiendo?, - le pregunt.
-Estoy comiendo zacate. Quieres un poco?
-Gracias, pero yo no como zacate.
-Qu vas a hacer entonces?
-Morirme tal vez de hambre y de sed.
El conejito se acerc a Quetzalcatl y le dijo;
-Mira, yo no soy ms que un conejito, pero si tienes hambre, cmeme, estoy aqu.
Entonces el dios acarici al conejito y le dijo:
-T no sers ms que un conejito, pero todo el mundo, para siempre, se ha de acordar
de ti.
Y lo levant alto, muy alto, hasta la luna, donde qued estampada la figura del conejo.
Despus el dios lo baj a la tierra y le dijo:
-Ah tienes tu retrato en luz, para todos los hombres y para todos los tiempos.

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