36 EL DEPORTE PRE-HELENICO
J cedor olimpico en 776 a.C. Entre las ofrendas rituales descubiertas en
los grandes enterramientos de la época micénica en Olimpia se hallan
equipos (deportivos y de combate) de todos los deportes aristocrati
0s, incluido, en un caso, los caballos de un carro de combate. Los
gricgos clésicos sabfan que el territorio de Olimpia era sagrado, pero el
paso del tiempo y la evolucién de la religién y la sociedad griegas
habfan borrado o alterado el significado y los origenes de ese cardcter
sacro. Aun asi, y durante siglos, los mejores atletas continuarian parti-
cipando en los festivales de Olimpia y de otros lugares de Grecia, no
‘como meros campeones humanos, sino como los elementos de una red
sagrada en la que convergian los mitos contemporéneos y antiguos. En
los tiempos de Homero esos festivales, a pesar de su cardcter ptiblico ¢
independientemente de tas semejanzas que pudieran tener con los
eventos deportivos modernos, todavia carecian de algunos de los ele-
‘mentos caracteristicos de los festivales de atletismo de la Grecia clisi-
ca; a saber, la relaci6n entre el deporte y la educacién, el ideal atlético
en el arte y la aparicion de la “figura” o el profesional del deporte.
GRECIA
En uno de los cantos de la Iliada Aquiles organiza unos juegos atléti-
os para su amigo Patroclo con ocasién de su muerte. En el transcurso
de la fiesta, Ulises. un protegido de la diosa Atenea, lucha contra un
joven rival, y ambos, doblando el cuerpo, se agarran por los codos.
Parecen dos pilares de roble dispuestos por el maestro carpintero para soste-
ner un techo que desafia la fuerza de cualquier viento. Los huesos de la
‘espalda de los luchadores crujen bajo el esfuerzo de las nudosas musculaturas,
y el sudor corre ininterrumpido por la superficie de la piel. Sobre el t6rax y los
hombros las tenazas de los brazos y las garras de las manos dejan la marca de
su acci6n en ribetes escarlatas de sangre acumulada. Sin pausa, se esfuerzan
por conquistar el tripode. (Iliada, canto XXIII.)
El combate se prolonga. Los espectadores se aburren. Se producen
dos derribos sin consecuencias. A pesar de sus esfuerzos y de las in-
‘vocaciones a Zeus para que ponga fin al enfrentamiento, Aquiles se da
‘cuenta de la imposibilidad de que salga un claro vencedor y declara el
empate: los luchadores podran repartirse los premios, a saber, un gran
tripode de metal valorado en doce bueyes y una esclava estimada en
cuatro bueyes -lo cual permite una repartici6n exacta de ocho bueyes
“por barba”
La carrera pedestre tiene como premio un gran cuenco de plata,
Ulises se ha inscrito también en esta prueba, junto a dos jévenes no-
bles. Tan pronto Aquiles ha seitalado la meta de llegada y dado Ia
aak GRECIA
sefial de salida, Ajax se coloca ala cabeza. Ulises contraataca y se pega
4 Ajax, pero no logra pasarle. Entusiasmados, los espectadores ani-
man a ambos corredores. Desesperado, Ulises invoca a Atenea.
*;Ayédame, oh diosa; que mis pies sean los mas veloces!”
La invocacién surte efecto; Ulises siente sus pies volar; Ajax resbala
sobre los despojos de una res recientemente sacrificada; Ulises vence y
obtione el cuenco de plata. Su joven adversario, furioso con el resulta
{do y con los efectos malolientes de su cafda todavia maculando su
rostro, espeta a los jueces de la carrera: “jMaldita suerte; esa diosa
siempre de su lado, como una nifiera embelesada!”, sin otro efecto que
Iarisa de los espectadores. A pesar de que para el joven el resultado de
la carrera fuese cuestionable (como lo seria igualmente para el piblico
de hoy), la ayuda de la diosa a su protegido formaba parte de Ia nocién
gue tenian los griegos de la justicia, Volveremos sobre esta cuestién.
Esta curiosa conmemoracién fGnebre da pie a Homero para la des-
cripei6n de otras pruebas deportivas; la descripeién de la carrera de
carros parece sacada de un reportaje periodistico moderno. El relato
hhomérieo mas especificamente épico contiene numerosas secuencias
deportivas, y las batallas parecen enfrentamientos de equipos de-
portivos. :
‘Los poemas dé Homero fueron escritos hacia e1 700 a.C. y registran
una tradici6n orat-mucho més antigua. Si se analizan cuidadosamente,
pueden aprenderse muchas cosas sobre la llamada Edad Media griega
(1200-800 a.C.), ademas de algunas leyendas transmitidas a los poetas
de esa 6poca por los micénicos que les precedieron. En cualquier caso,
no hay ninguna duda de que varios siglos antes de la Edad de Oro
griega, el mas grande de los poetas griegos sabia que su piblico adora-
ba los relatos de tipo atltico Hlenos de suspense. Como quiera que la
Gpica de Homero fue un verdadero catecismo para el comportamiento
heroico de las generaciones posteriores, el tratamiento de las competi-
ciones atléticas reviste un significado particular. Los poemas contienen
diversas narraciones de carreras pedestres, de salto de longitud, varios
certémenes de lanzamiento de jabalina y algunas historias de lanza-
miento de disco en las que el propio disco de metal era el premio
acordado al ganador. Hay también varias descripciones de asaltos de
fucka y boxeo, y como no podrian faltar en un relato bélico, competi-
ciones de tro al arco. Esporddicamente aparecen algunas referencias
a lanzamiento de pelota, al remo y a las competiciones de danza.
Homero explica claramente que las competiciones atléticas servian
} de complemento a varios tipos de reuniones. Las descripciones de los
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GRECO
encuemtros fraducen indefectiblemente la obsesién de triunfar de los
participantes, y las estratagemas empleadas para conseguirlo ofenden
nuestro sentido de la correccién deportiva: por ejemplo, cuando la
diosa viene descaradamente en ayuda de su protegido, Ulises, para
darle injustamente la victoria sobre Ajax.
EE heroismo de es0s relatos épicos conmovia a todo el mundo grie-
g0, a pesar de la fragmentacién politica del pais, lo que atestigua una
cierta estandarizacién de los deportes cantados por Homero en todo el
‘mundo mediterrineo. Por otro lado, en esos deportes resulta evidente
l dominio exclusivo de los guerreros-aristcratas, protagonistas de la
pica homeriana. En cuanto a los deportes de la plebe micénica de la
Epoca preclésica, 0 incluso de las épocas precedentes 0 posteriores, 10
poco que se sabe se basa en meras especulaciones.
Mas tarde, los griegos institucionalizarian tan s6lo dos deportes que
Homero no habja mencionado: el pancration o pancracio, forma com-
plicada de lucha que discutiremos més adelante, y el pentathlon, com
binacién de tres pruebas de atletismo més lucha y carrera de fondo con
un sistema de puntuacién muy complicado, y se introducira, igual-
mente, la costumbre de premiar los segundos y terceros lugares en
juegos y competiciones. one
Para numerosas generaciones de moralistas, artistas, educadores € 1“
incluso de atletas, los relatos épicos, con sus pardbolas y méximas 2»
morales, fueron verdaderas guias de conducta. Las leyendas de la
Guerra de Troya y del regreso de Ulises a su hogar rebosan de ejem-
plos de egofsmo, parodias de honor, crueldades del destino, sufrimien-
for iajastoyybeusitiades us donotan es pete pesiaioaso
mismo que los futuros admiradores sentimentales de la Grecia clisica
pasarian por alto, pero que indiscutiblemente enturbi¢ la vida de los
sriegos. Aunque nadie ponga en duda la resonancia de sus hazafas, los
héroes homéricos, ademés de agresivos y fanfarrones, fueron proba-
blementeirritantes y peligrosos compaticros de juegos
En cualquier caso, tanto la literatura como los restos arqueol6icos
de la época clésica ponen de manifiesto el cambio experimentado por {lt
la cultura griega a partir de los tiempos micénicos, al unir estrecha- {! ’
mente los conceptos de heroicidad y de perfeccién atlética of
La poesia de Hlomero fue e1 modelo de la poesta épica posterior y, a
partir de la Miada y la Odisea, ningtin poeta griego dejaré de incluir el
relato de algin evento deportivo en su narracidn. El poeta romano
Virgitio (70-19 a.C.) no olvida en su Eneida el cumplimiento de esta
norma e introduce en su relato de una carrera pedestre Ia variante, con
Diccionario crítico de la educación física académica: rastreo y análisis de los debates y tensiones del campo académico de la educación física en Argentina