Está en la página 1de 1

Captulo 2:

Esas palabras me horrorizaron, a pesar de ser toda mi vida, impertrrito.


Solemnemente se fue de mi lar, serena y macabra a la vez. Aquel da no pude
coger el sueo y apenas dorm un par de horas.
Al da siguiente, me levant fatigado y por consiguiente, con ojeras y un sabor
en la boca agridulce. Conoca aquel detalle tan superficial que me coment mi
superior, pero en realidad, ignoraba lo que sucedera. Para evadirme de ese
comentario, decid que tena que desayunar. Prepar un caf y unas tostadas,
el mismo almuerzo de cada da. Mi lengua entr en contacto con el lquido e
inmediatamente interpret que estaba demasiado amargo, era una bebida
pauprrima. Como iba a un ritmo tan frentico, tampoco unt la mermelada en
las tostadas y me las com sosas. Pero eso no me incumba, porque supe que
tena que investigar el asesinato del empleado de mi jefe. As que cog mi
cazadora y mi sombrero, y me dirig hacia el piso de mi principal. All estuvimos
unas horas, investigando y comentando. Obviamente, el caso no se cerr, mas
me hizo saber que el asesino viva muy cerca de la escena del crimen.
An as, el caso no se cerr. Tena la idea de que esto no avanzara
demasiado si no actuaba yo. Mi amigo, que tambin era detective, qued
conmigo para investigar el lugar del homicidio, cada tarde. Entonces, acudimos
a aquel sitio, pero no encontramos rastros. Asimismo, preguntamos a todos los
habitantes cercanos, si haban visto en vivo, aquel asesinato, o si tenan alguna
pista para ayudarnos, pero no cambi nada.
Bastante cansados por deambular por las calles, decidimos volver a nuestras
casas, pero escuch algo tremebundo. Un grito, un alarido, un lamento
convertido en depresin. Corrimos a la mxima velocidad que el cuerpo poda y
encontramos a una seora de rodillas, sollozando como si te tratara de otro
crimen y entonces la atendimos

También podría gustarte