despus de las flores compradas. Deba hacerlo ya que sus ojos eran preguntas y mis miradas respuestas, sentando mis races, en los aposentos guios de tus ojos.
Deba mirarte en la cena de la, noche y sus velas consumidas, algunas veces guiado por sus gestos completos, y otros a escondidas.
No sabra decir si sabra llegar por mi o por ti. A tu mirada, equivalente a los latidos, y a la flor que inmune amanece, sobre el pedestal de tierras perfectas.
Deba mirarte como en el inicio lo haca, justamente como aquellos das queridos, en los cuales perteneca inmvil a la tierra, temblando cuando tu llegabas.