1. Haz una lectura lenta, muy lenta, con pausas frecuentes.
2. El alma vaca, abierta y serenamente expectante. 3. Lectura desinteresada: no busques algo como doctrina, verdades 4. Lee escuchando (al Seor) de alma a alma, de persona a persona, atentamente, pero con una atencin pasiva, sin ansiedad. 5. No te esfuerces por entender intelectualmente ni literalmente, no te preocupes de qu quiere decir esto sino pregntate qu me est diciendo Dios con esto, no te estanques en frases sueltas que, acaso, no se entienden sino djalas sin preocuparte de entender literalmente todo, 6. Las expresiones que te han conmovido mucho, subryalas con un lpiz y coloca al margen una palabra que sintetice aquella impresin fuerte. 7. Retira el nombre propio que aparece (por ejemplo Israel, Jacob, Samuel, Moiss, Timoteo) y sustityelo por tu propio nombre personal, y siente que Dios te llama por tu nombre. 8. Si la lectura no te dice nada, qudate tranquila (o) y en paz; podra ser que la misma lectura otro da te diga mucho, por detrs de nuestro trabajo est, o no est, la gracias; la hora de Dios no es nuestra hora: tener siempre mucha paciencia en las cosas de Dios. 9. No luches por atrapar y poseer exactamente el significado doctrinal de la Palabra sino ms bien meditarla como Mara, darle vueltas en la mente y en el corazn, dejndose llenar e impregnar de las vibraciones y resonancias del corazn de Dios, y conservar la Palabra, es decir, que esas resonancias sigan resonando a lo largo del da. 10. En los salmos imagina qu sentira Jess (o Mara) al pronunciar las mismas palabras: colcate mentalmente en el corazn de Jesucristo y desde ah dirige a Dios estas palabras en lugar de Jess, rzalas en su espritu, con su disposicin interior, con sus sentimientos. 11. Ocpate con frecuencia en aplicar a la vida la Palabra meditada: reflexiona en qu sentido y circunstancias los criterios encerrados en la Palabra (la mente de Dios) deben influir y alterar nuestro modo de pensar y actuar, porque la Palabra debe interpelar y cuestionar la vida del creyente; de esta manera los criterios de Dios llegarn a ser nuestros criterios hasta transformarnos en verdaderos discpulos del Seor. 12. En suma: Leer, saborear, rumiar, meditar y Aplicar.