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Afirma mis pies en Tus Senderos…

Bajo el Cielo
de
la
Ciudad

1
Mari Paz Santos
A todos mis jóvenes alumnos
de Madrid y a los primeros en el pueblo Aprendí pronto el sosiego
cacereño de Zarza de Montánchez,
por todo lo que me enseñan siempre ellos… de la palabra…
simplemente con el brillo de sus ojos. y por ello la capacidad cultivada
es también la
vocación de ser canto de sosiego
para los demás.

La capacidad o el don que no


se atrapa sino que
se deja fluir en la entrega:

Quien escribe no posee, sólo


expresa, sólo canta
Andar, andar, siempre adelante. con la palabra… lo que todos
vivimos, anhelamos, sentimos.
Quien pudiera ser elegante
cantando la vida al pasar La ciudad es cualquiera
cual si fuera una ola del mar: entonces. El tiempo este
la corriente que suba o baje y antes y después de este. Y el
pero danzando en su oleaje. anhelo, el sentimien- 2
to también de la autora, el de
Madrugada y perrillo que acompaña
por una acera sola. Que de nuevo
alegría, sosiego en esta hazaña:
al día, a la ciudad, el verso elevo.

La mañana de invierno está alunada.


Jalea este perrillo. Va la gente
entre la luz primera y entregada
se vierte la palabra nuevamente.

Dicha, frío, pereza y alegría.


Despierta la ciudad: que empieza el día
para gozo del alma. Entonces llego
y dejo entre la acera madrugada
el ser...
Mi osada letra va rimada
y canta:

Así, Ciudad, ya te la entrego.


3
En el jardín apartado
una anciana que descansa.
Cae la hoja del otoño:
el frío que al sol se amansa.
¿ Como no admirarlas…?
Teje el jardín los colores
Aprenden a convivir con añoranzas y de la mañana de azul:
dolores. Llevan la sabiduría en el semblante es noviembre y esa anciana
amable y las manos siempre agradecidas que sola y siempre con su tul.
delatan la fortaleza de un roble.
Piensa o no. Sólo reposa.
Cansancio, recuerdos, vidas,
Solas por elección o por no tener más
tantas, tantas, tantas cosas,
remedio. ¿ … y quedan o están perdidas?

El paseo por la Avenida. Las compras El otoño y cae la hoja


obligadas. Y las visitas al médico o a la bajo el cielo de Madrid
parroquia más cercana. ¿ Dolor o soledad?
Id
… Un día el cansancio. Y otro día la mirando si alguna anciana
como hoy cada mañana
sonrisa.
piensa o no, o sólo reposa:
A veces alguna de mis amigas ancianas
desaparece del paseo sin avisar… y entonces sé En la mañana que canta
que he de aprovechar cada encuentro de en el jardín apartado
aprendizaje a su lado. ella mira, se levanta 4
y de nuevo, de nuevo… anda.
Muchachos de un aula. Sol
Sirenas de carretera
junto a la luz de un farol
encendido y se acelera
la sangre, va griterío
de quinceañeros al río
de la ciudad mañanera.

El aula entre el calorcillo


del sol. La ciudad afuera
que corre, va, viene y era
charloteo de chiquillos
en la mañana y el frío.

( Ay la luz de ese farol


encendido aún: que el sol
¿Enseñamos… alumbra la carretera.)

Sangre encendida y peleas


de chicuelos. Pero llega
la sonrisa mañanera:
En silencio trabajando
en la mañana de sol
o nos enseñan…? -aún encendido el farol-
adolescentes esperan...
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Y afuera la carretera.
Naró que es Paz y es niña
Me pongo en pie con mi verso y me inclino y es mujer africana.
ante las niñas africanas entregadas por sus
propios padres para ser esposas de hombres Naró, risa y chiquilla,
indeseados y así mantener al resto de sus verso de la mañana:
hermanos. Que jaleen los bongos
todo el baile de tu alma,
No sé cuántos siglos venideros serán
necesarios para pedir suficientemente perdón baile de mujer-niña,
al Pueblo Africano por su explotación y de África y de Mañana.
esclavización constante de este llamado
“primer mundo”.

Cada vez que muere un hombre o una


mujer africanos en el mar está gritándonos
tanto, tanto, con su propia vida...

.- En la República de Benín, en la región de L’Attacorá


mis amigas Teatinas me dicen que a muchas niñas les dan
el nombre africano de Naró, que significa “ Paz”. 6
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Las dudas nos acontecen a todos.
El cansancio o la inestabilidad también.
Los fracasos, si suceden… Baile de Chaplin.
( A un despertar jubiloso
después de la noche oscura)

Torpe y todo. Toda torpe


( y el hielo que anhela y me desconsuela).
Fantasmas. La noche. Que llama el derroche:
del miedo y no puedo decir si me quedo.
Si quedo y persigo si no tengo abrigo.
- La Noche. Fantasmas.
Deshielo. No puedo-.
Hay momentos en la existencia
de “invierno”… Qué miedo.
Y el Aura que abriga el día de nuevo:

Alienta y reanima la meditación de que mata fantasmas.


un por qué y para qué… cuando se resuelve Qué quiero.
en un sí escogido y decidido por y para la Qué quiero.
Vida por encima de todo, desde cualquier
creencia o ideología, desde cualquier forma 8
de expresión de Ella.
Una hojita
Creo en Ti al viento revolando
en el Cielo
y en la Tierra. se contonea,
llega
Y en el latido salvaje y languidece,
del adolescente.
En la hoja que atrapa caracolea
tu fuego de vida como él. y se enaltece.
En la célula y el átomo sepultados
en la grava y el metal de la ciudadanía. Volvoreta al fin
aleteando.
Creo en Ti en el lodo, en la enfermedad,
en el amor terrible que se declaran
las pieles imposibles. Llega viene ya,
desaparece.
Creo en Ti en el Fluir Misterioso
de todo este paseo en que nos dejas.
Al suelo se va casi posando…
Y sobre todo, sobre todo, creo y sé
de Ti en el Hálito interior Alnuevamente
aire iniciand
en que Te escucho…
el vals al Vacío…
Y entonces sosiegas
mi ser-aquí y se mece.
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y siempre.
La entrega del amor.

Como aceitunas negras si se besan,


La voz renace en si se besan los labios en la tarde
el amor que se recibe,
y los amantes solos se embelesan
pero aún más en el
compartido. en el calor que hay en ellos.
La ciudad a veces Cómo arde
es un tiovivo con
los agobios y las
prisas. Las
relaciones de el Tejido de Dios en tanta entrega
amor y de también, en esa danza de otra y antes:
amistad no
la que el Amor convoca y se nos lega.
son siempre
fáciles. Danza en la Danza Hermosa, Luz Gigante.

Los encuentros
Suspiros de la tarde y unos besos.
entre dos,
cuando los dos El Fuego que se da y se toma. Se abre
se dan al otro, en la noche del alma así la Vida
se convierten en lo más sagrado de la vida… de nuevo. Nuevamente el Cielo de eso
… Y entonces no se desea algo distinto de lo más
sublime: callado sólo asiste a que se labre
la entrega del amor sincera. forma de Sí. 10
Hemos de re-conocer lo negativo,
también, en nosotros Mueren doscientos niños Anochece con frío.
como parte de quizá - ¿ o serán dos mil?- Esta ciudad callada:
debilidades , en África y en Asia pero golpean a monjes
cansancios y - con hambre, sin cariño -: porque rezan con brío
limitaciones ¿ Qué dices tú, Madrid? por su voz mutilada.
propias como
seres humanos.
¿Y tú…? ¿ Y tú, Madrid?
Aún así, jamás
habría de permitirse Mujeres maltratadas
la injusticia cuando - y calla, calla la urbe-,
éstas sucedan mendigos que no atienden
por dejadez ni entiende quien deprisa
y la falta de va bien y se defiende
Compromiso ni caben en las risas
frente a ellas… de ninguna pantalla:
¿ No lo sabías,
Y entonces, Madrid?
¿ cómo no
preguntar el poeta…?

Un gorgoteo de agua
y la luz de un candil, Un gorgoteo de agua
y esta ciudad extraña: con la luz de un candil,
atardece en Madrid. y cientos de emigrantes
explotados para ti:
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¿ Atardeces… Madrid?
Mañana.
Vuela el tren que lleva vida.
El paso por aquí que corresponde.
Viajamos todos mientras va encendida
la Luz que a veces sin querer se esconde.

Paseo que será dulce o amargo:


Amable y elegante travesía
o descuido. Quizá simple letargo.
( Y habrá quien perderá su Mediodía)

Mañana vuela. Tren de vida. Paso.


Luz que imploran también todos acaso,
mientras muchos preguntan cómo hallarTe
si Tú no irrumpes, Luz, en este viaje.

Viajeros somos del mismo pasaje:


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¿ dónde Tu Faro para así encontrarTe…?
A Gabriel Celaya.

Ayer se marchó en el aire


¿ y quién le dijo que fuera?
un nardo entre adoquines,
un vocablo entre las hierbas.
Ayer se marchó en silencio
del silencio de la acera
una palabra encendida
entre paredes de niebla.
Al laberinto infinito
a la luna de las eras
al mediodía
a la luz
( a la Eternidad quisiera)
ayer se marchó y no dijo
quién le mandó que fuera.
“Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día, ( 19-4-1991)

como el aire que exigimos trece veces por minuto,


para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes,
porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
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Estamos tocando fondo.”
( de Cantos Íberos, Gabriel Celaya)
Entre el ruido, también el paisaje.
El verso entonces siempre a ese paisaje.
El verso para cantar.
Como en cada ciudad, el colorido de la plata y los
dorados otoñales en los espejos de la acera lluviosa
Y el verso para decir…
cambiará a multitudes de verde en primavera… y el gentío
cambiará también entonces sus atuendos amarronados en Si mi voz es voz
multicolor para repetir el ciclo cada año, cada año… lo será por algo
Tanta belleza en la vida misma… que si no no valgo
ni vale la voz.

Y mi lápiz torpe
Ese murmullo de la carretera ¿ tal vez callará…?
que recuerda el sonido junto al mar.
Quizá alguna sirena sonajera Si mi voz por algo
y el ritmo inusitado de un cantar. no se calla y habla
es para quien no habla
Bajo el cielo en Madrid así acontece. o si no no valgo:
Ruido o son, una cierta algarabía, que a quien no la tiene
o aluvión tantas veces que parece: ya le doy mi voz.
pero sigue este cielo, sigue el día.
¿ Y este lápiz torpe
Sigue el arrullo de la carretera cómo va a callar…?
y la muchacha que recuerda el mar
sea ruido con son o algarabía.

Sigue, sí, esa sirena sonajera


y sigue la muchacha su cantar: En Madrid, una tarde de Febrero de este año 2008.
la ciudad, Fotografías y realización originales de la autora.
frío o sol Este trabajo no se comercializa: la autora prefiere su difusión libre y gratuita.
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y Melodía…
Registro de la Propiedad Intelectual nª M-001779/2008

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