1.- Ante la existencia evidente del mal en el mundo se pueden tomar
distintas posturas:
a) Mal como negación de Dios: O Dios quiere quitar el mundo, pero
no puede. O puede, pero no quiere quitarlo. O no puede ni quiere. O puede y quiere. Si quiere y no puede, es impotente. Si puede y no quiere, no nos ama. Si no quiere ni puede, no es el Dios bueno ni omnipotente. El mal representa así el alegato supremo contra Dios, es el descrédito de la idea de Dios.
b) La respuesta de Jesús ante el mal consiste en el amor. Un amor al
hombre y a la realidad que le lleva a aceptarlos como son. Hombre y realidad son amados por Jesús. Precisamente Él ama a las personas menos “amables” (pecadores públicos, leprosos, pobres...). Él asume las realidades de dolor y sufrimiento y las eleva al Padre en la cruz. Dios nos salva en Cristo por amor.
Comenta cada una de las posturas y pon un ejemplo de alguien que
se encuentre en alguna situación de dolor y que pueda reaccionar según alguna de las posturas anteriores.
2.- Ante situaciones como guerras, incendios, grandes catástrofes...
¿cuál es la respuesta cristiana? ¿Es posible que Dios no haga nada frente a estas circunstancias?
3.- Comenta este texto
“Creer desde la experiencia del mal es creer desde la esperanza en una victoria sobre el mal. Creer desde la cruz de Cristo es creer desde la esperanza de la resurrección. No es posible la fe sin la esperanza. Si el horizonte último de la realidad fuese sólo el mal, la idea de Dios resultaría imposible o rechazable.”
4.- ¿Sufre Dios? ¿Qué podemos hacer los cristianos para evitar el mal en el mundo?