Guerras, terremotos, Tsunamis, Pestes, falsos cristos.... algunas de las
señales que preceden a la segunda venida de Cristo.
Constantemente oímos noticias como éstas. Se oye a las personas
comentar sobre estos acontecimientos, pero muchos proceden, ignorando lo que proviene de esto, cada uno detrás de su propio afán.
Pero sucederá un día en que en un abrir y cerrar de ojos, miles de
personas habrán desaparecido de la faz de la tierra inexplicablemente.
Muchos quizás atribuyan este hecho a los ovnis, otros a la proximidad
del fin del mundo... pero los que conocen de Cristo y Su Palabra, los “creyentes” que se hayan quedado, sí sabrán. Y el temor, la desesperación, la culpa, invadirá sus mentes y corazones.
La Palabra de Dios nos advierte lo que sucederá y nos exhorta a vivir
en santidad, cargadas las lámparas con el aceite del Espíritu Santo.
En ese momento, no habrá excusas para explicar el porque se habrían
quedado, no importará cuanto se sirvió al Señor, ni que por ese motivo no se tuvo el suficiente tiempo para buscar de Su Presencia.