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Resea I.

El pachuco y otros extremos Octavio Paz No hay vida sin herida Entraable herida Escritura que nos conduce Al da en que uno ramos Y fuimos otro LUIS IGNACIO HELGUERA Apologa de la Herida

En este ensayo, Octavio Paz (1914-1998), nos plantea sus observaciones sobre el ser mexicano. Recorriendo caminos reflexivos quiz jams explorados por muchos, pasamos del pachuco al mexicano en general y su antagonismo con el norteamericano. Nos habla de aquellos que se ignoran durante la niez, para cuestionarse durante la adolescencia y reencontrarse con ese ignoto ente infantil durante la edad adulta; de esa actitud agresiva y rebelde que est presente en nosotros, mexicanos, seres enmascarados de alegra, de autosuficiencia, de muerte. <<Nuevas circunstancias tal vez produzcan reacciones nuevas>>, ecos que resuenan en las campanas cada 16 de septiembre, cada grito de Dolores que se confunde con gritos de dolor. Seres que viven de la dualidad, ambivalencia; oxmoron hecho ser vivo: criminales de manos limpias; inocentes con manos manchadas, de sudor, de tierra, de sangre ajena. Somos seres cuyos actos dependen de la aprobacin o desaprobacin social, del cumplimiento o transgresin a las tradiciones. Y por el otro lado, est el norteamericano; calificado como ingenuo por no ver el lado oscuro de la realidad, por ignorar que de esa falsa luz proceden ciertas sombras, cuya realidad se basa en lo prctico y no en lo terico, en lo tangible, moldeable, visible. Distante. Paz nos sumerge en una descripcin basada en la perspectiva cosmognica de la intrusin, de la insercin del hombre en el caos que desencadena el orden. A pesar de su magnfico texto, a m no ha logrado convencerme, me parece que el caos sigue viviendo con nosotros. No es un ser que espera latente en nuestro universo, que incuba aletargado; late dentro de nuestros corazones, ya ha eclosionado.

David Oliva Lpez 2013

6 C

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