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La creacin de Dios es una creacin por la Palabra. Gn 1 va acompasando la Palabra de Dios y la accin creadora, indisolublemente unidas.

Es tambin una accin de separacin y ordenacin, un orden que produce armona, pone ritmo y sentido al tiempo (entendido como tiempo del hombre para Dios) y habilita al hombre a la vida, siendo la creacin la morada del hombre. Un nuevo paso se da en Gn 6-9, el relato del diluvio, cuando Dios mantiene su promesa y fidelidad de no aniquilar completamente su creacin. La nocin de morada es recuperada y transformada en un sentido escatolgico en Ap 21, 3s, culminando la comunin definitiva entre Dios y el hombre y la superacin del dolor y la muerte. El relato yahvista de la creacin (Gn 2, 4b-3, 24) inserta (antes de la ruptura por el pecado) al hombre en un entramado global de referencias. 'Le pertenecen al hombre el espacio vital (el jardn), los vveres (los frutos del jardn), la ocupacin y el trabajo (cultivar y conservar), la comunidad (hombre y mujer) y, como medio de esta ltima, el lenguaje, al que se alude cuando pone nombres a los animales (cita 1) (Kehl, 2009, pg. 198). En el DeuteroIsaas (DtIs, Is 40-55) la teologa de la creacin irrumpe como respuesta de consuelo y esperanza, en medio del exilio babilnico, para el pueblo de Israel. La esperanza de Yahveh se funda y enfrenta a la nada (Is 40, 17; 41, 24.29; 44, 6-20) de los dioses extranjeros, que no pueden salvar ni crear.

M. Kehl, Contempl Dios toda su obra y estaba muy bien, Ed. Herder, Barcelona 2009, 109, citando a: E. Zenger, Stuttgarter Altes Testament, Stuttgart 2004, 20.

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