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*En la fiesta de Porongo*

Una vez que al Piraí


con otros me juí a bañar,
un camba cantó al pasar
la copla que dice así:

"Vámonos pa lla pa Porongo


que la vida es bien barata:
cuatro quesillos por medio
y una pelada de yapa".

No puej lo que oí, bastante jué


y sin que nadie me ataje,
y antes de que el sol se abaje
en Porongo me encontré.

Llegué como hecho el turista


cabalingo a la procesión
que jué muy güena ocasión
pa poder pasar revista.

¿Qué será que las devotas


sean de cualquier lugar,
por una que es regular
hay unas veinte chototas?

Una encontré medio, medio...


aunque bastante gordita,
la cara si, muy bonita,
lo demás ni pa' remedio.

Le jice pa' su ganbeta


y ella jué puro sonrojos,
¡Haiga visto usté esos ojos
que servían de receta!

Y pa' dejárselos descritos,


como ejpresión no dispongo,
eran sus ojos grandongos
como un par de güevos fritos.

Este piropo janucho


le despaché a la pelada:
"estee me dá el juego e' su mirada
para encenderme yo este pucho"
Por poco de allá me escurro
al ver que se encororó
y su boca e pororó
contestába: "No seaj burro!"

Pero ej como dice el refrán


que el burro consigue todo
por persistir a su modo,
yo continué con mi afán.
La tenía ya media controlada,
y ya esa noche ya jué poqui!
mas despues en el foqui-fofoqui
se le acabó la burreada.

Así empezaron, no miento,


a florecer los camotes
y a esperar que de mis trotes
saliera su rendimiento.

La mujer que entrega entero


al hombre su corazón,
es digna de compasión
porque el hombre es muy
matrero.

Y aunque el mal es la cosita


que hace perder la concencia,
sin mirar las consecuencias,
ahí nomás me dió una cita.

"El viojoso no va a estar"


me dijo, y que no aparejca
hasta dispués que anochejca
sin ser visto en el lugar.

Tras la noche tiñó


me juí caminando a gatas
a esperar entre unas matas
que habían e' macororó.

Aguardé pa' su hora antera


más larga que una cuaresma
y dejle yo ahi en la mesma
espiando pa la tranquera.

Aburrido y aguazapao...
al final salió la gorda
gritándome: "Sursum corda,
que ya taita se ha marchao"

Crucé sunchándome el cuero


en un cerco de cuguchi
mas contento que un tiluchi
cuando pasa el aguacero.

Pero el mal puej nunca dura


cuando se tiene una rana
que le haga sana-sana
encima e' la matadura.

Al decirle que la amaba,


ella contestó: "Ja jay!
vos sos de lo que no hay
y a mi me creés una taba"
Yo le dije: "Estoy perdido
por tu boquinga e' melao"
y me dice: "Malcriado,
me estás rompiendo el vestido"

"Y decime si no eras vos


la que queríaj este encuentro".
Y me dice: "Ejej vamos pa' adentro".
Yo le dije : ¡Cómo no!.

Así como se lo cuento,


le saqué hasta las zapatillas
y noj juimos en puntillas
hasta dar con su aposento.

Cuando en eso Bororón!


el viejo se había volvío,
yo salí como escupío
disparando pal canchón.

Atropellé en mi carrera
una saba de barreno,
matí la pata a un chipeno
y me enredé en una estera.

Y encima e' los encontrones


que a cada paso me daba
a una perringa llevaba
prendidinga de mis garrones.
Al verme tan acosao,
a un jorno me juí a meter...
y de ande puej yo iba a saber
¡que esa tarde habían jorneao!

Un infierno, viera usté,


lo que le cuento no es nada,
jedía a carne quemada
por poco me achicharré.

Y aquí se acabo el bailongo


porque nunca más volví
a cruzar el Piraí
pa' llegar hasta Porongo.

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