Está en la página 1de 1

El show que no fue El escenario era perfecto.

Tanto el clido interior del teatro como el espacio en el que el mago iba a dar su espectculo. Las paredes que contenan al pblico eran de ladrillo a la vista, rojizas, con una esencia rstica que obligaba a sacarse los abrigos para sentirse cmodo. Cuadros con posters de antiguos magos, desde Houdini hasta Copperfield, miraban con los ojos penetrantes de los artistas que los ocupaban a quien pasara cerca de ellos en todo el recinto. El suelo era un infinito tablero de ajedrez que apenas poda distinguirse (a pesar de los contrastes entre una baldosa y otra) por la tenue luz que generaba el teatro y por las pequeas velas que decoraban cada mesa en la que cada uno que fuera a ver el espectculo poda ubicarse. Las mesas eran redondas y de madera oscura, solo un tanto ms altas que las mesas ratonas, y en ellas se distinguan diferentes tragos y platos muy bien presentados que estaban siendo degustados en medio de un suave murmullo general que inundaba el aire. La gente charlaba pero empezaba a impacientarse ante la espera show. Un chico le deca a su mama: -Si no empieza la magia yo me voy a casa!-. Ella trataba de explicarle que el mago estaba preparando sus ltimos animales y objetos sobrenaturales en su maletn para que nada se le pasara a la hora del show. Otra nia que no estaba muy alejada mostr su excitacin de otra manera: -Cundo aparece el mago? Quiero pedirle casamiento!-. Este comentario provoc una risa mesurada de las 300 personas que asistieron que hizo eco en el techo abovedado. Al ser tan altos, y tener esas pequeas pero profundas cpulas, los sonidos se arremolinaban como si de espectros se tratasen. De repente las luces se apagaron, las risas y los comentarios se acallaron y dieron lugar a un fuerte aplauso. Tambin los chiflidos se hacan parte del espacio. Solo una fuerte luz blanca focalizada gener una superficie circular delante del centro del teln rojo de seda, que brillaba tanto que pareca un continuo flash fotogrfico. La gran tela bord se corri lentamente hacia ambos lados y una figura de la que poda percibirse su contorno fue descubrindose desde detrs. Levantaba las manos y mova su galera en seal de agradecimiento al emotivo recibimiento que obtuvo. En ese preciso instante se cort la luz.

Federico Gonzlez

También podría gustarte